5 ciudades de Europa que... ¡me vuelven loco!

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5 ciudades de Europa que… ¡me vuelven loco!

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Europa me vuelve loco por contar con muchas de las ciudades más increíbles del mundo. El viejo continente aúna Historia, arte, vanguardia y cosmopolitismo. La riqueza cultural y la mezcla de gentes venidas de aquí y de allí se sostiene gracias a los cimientos modelados hace más tiempo del que cualquiera podamos imaginar. Es un continente realmente diverso con metrópolis que nada tienen que ver las unas con las otras, pero que riegan de personalidad la bandera azulada de una Unión Europea, a la que cuesta mantenerse en pie cada vez más. Quizás se debe a que los europeos somos demasiado diferentes y a que los políticos ponen mucho más interés en los mercados que en las personas. Creo que no debe unirnos tan sólo el euro sino nuestro sentido de la libertad, nuestro entusiasmo por las fronteras abiertas, la innovación en todas las facetas de la vida y el orgullo común por ser la cuna de personajes imprescindibles en la Historia de nuestro Planeta. En Europa, una de las grandes bazas para los viajeros, se tiene la posibilidad de poder disfrutar de ciudades magníficas a unas distancias cada vez más reducidas gracias a la democratización de los medios de transporte, sobre todo aéreos. Muchos de mis viajes han tenido a Europa como protagonista y son, esas grandes urbes, las que han cosido los primeros hilos de mi primera y única mochila. Por eso hoy me gustaría contaros cuáles son esas cinco ciudades europeas que me vuelven loco y a las que no me importaría regresar una y otra vez.

Son cinco nada más, las cuales he agrupado por distintos motivos. Podría hacer un sinfín de listados o rankings de ciudades del continente europeo pero cuando he cerrado los ojos me han venido éstas a la mente. Quizás si volviera a cerrarlos ahora mismo aparecerían otras cinco completamente diferentes. Por ciudades de Europa que no sea…

Con este escrito continúo desgranando un TOP 5 de rincones que es tan variable como cuando pensamos en nuestras películas favoritas y decimos las primeras que nos vienen a la cabeza, aunque después aparecen muchas más que no sabríamos si son las mejores o no. Eso me lo ahorro en este tipo de rankings en los que simplemente suelto nombres y sensaciones sin orden ni concierto. Ya digo que podríamos hablar de infinidad de lugares y que nunca se haría justicia porque la de las ciudades es el plato fuerte en Europa y yo no me canso de descubrir nuevas y repetir incesantemente en otras. Por supuesto que aquí no he incluido las españolas porque creo que hubieran copado gran parte de esta lista y que merecen ir en un ranking aparte.

Lo que sí es seguro es que un viaje a cada una de ellas es sinónimo de disfrute y aprendizaje. Vamos allá!

LONDON CALLING… (INGLATERRA, REINO UNIDO)

No sólo es la capital de Reino Unido porque podría serlo de todo el mundo. Londres es algo así como la madriguera de un árbol enorme con raíces esparcidas en todo el Planeta. Donde muchos vuelven a nacer de nuevo y aprenden a ser libres, a pesar de estar a miles de kilómetros de sus nidos. Pero aún así es… tan inglesa, tan tradicional, con esa personalidad que te hace visitarla por completo incluso mucho antes de que llegues a poner tus pies en el suelo mojado de Tower Bridge o el Big Ben diga la hora que es.

Escenario de novelas, obras teatrales y películas inolvidables que la retratan con su mística y fría niebla, con las luces tímidas de pubs y clubs con mucho que esconder, con esos callejones solitarios en plena lluvia. Porque ese Londres, por fortuna, todavía existe aferrándose a los tópicos que podrían parecer absurdos pero que no lo son en absoluto.

Londres, inabarcable, mastodóntica, refugio de locos charlatanes y de ese sonido armonioso y melódico llamado música convertido en el susurro de mil y una tendencias. Se baila en los musicales de Covent Garden, en los bares más underground con conciertos en directo, en los garajes donde algún día dieron sus primeras notas Rolling Stones, Queen, Oasis, Blur o Coldplay e incluso en la calle Abbey Road retratada una y millones de veces gracias a unos jovencísimos Beatles que la cruzaron tan acompasados que cubrieron el mundo entero con sus canciones.

He estado cuatro veces en Londres y probablemente viaje a esta ciudad muchas más veces porque siempre quedan más rincones, más monumentos, más museos, más tiendas y, por supuesto, regresar a todos esos sitios que me hechizaron en todos mis viajes a la ciudad del Támesis. Porque qué decir de un domingo en Camden Town Market, de asomarse al río como lo hace el London Eye, de dejarse llevar por Hyde Park, de perderse en la Historia del Museo Británico, de parpadear con las luces de Picadilly Circus y tocar los escenarios que resuenan más allá de Leicester Square.

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Londres es para ir solo, con amigos, con tu pareja, con tu familia. Apoyados por el bajo coste de los vuelos, que dan todas las facilidades para que no sea algo exclusivo o caro. es posible cumplir ese sueño y, lo mejor de todo, repetirlo cuantas veces quieras. Aunque la oferta de camas es inmensa, hay que saber buscar alojamiento en Londres ajustándose a las posibilidades de cada uno. A mí, personalmente, me encanta hospedarme cerca de la Estación Victoria, ya que allí me encuentro cerca de todo y muchos medios de transporte los tengo a tiro de piedra (incluido el Gatwick Express, al que ya me he subido unas cuantas veces).

Si llegáis una fría noche invernal a tan fascinante metrópoli inglesa, sentid cómo el mundo se pone a vuestros pies.

AMSTERDAM ME MATA!! (HOLANDA, PAÍSES BAJOS)

Muchas veces he dicho que si hay una ciudad europea a la que me iría a vivir con los ojos cerrados, esa es Amsterdam. Es para mí un ejemplo de ciudad totalmente viva hecha para las personas y no para los coches. La protagonista es la gente, que sube y baja de sus clásicos y hermosos edificios estrechos reflejados en los canales. El movimiento se hace en bicicleta, patines, barcos fluviales, tranvías o a pie, siendo éste un punto muy a favor para sus orgullosos habitantes.

Hay quien asegura que la capital holandesa es la Venecia del Norte, pero tiene tantísima personalidad que me atrevería a decir que Venecia es la Amsterdam del Sur. Aunque no voy a dar la vuelta a la tortilla sino a enfocar todos los esfuerzos en viajar mentalmente a la calma del Barrio del Jordaan, a buscar mi tren en la grandiosa Estación Amsterdam Centraal, a echarme en la hierba del Vondelpark o atrapar girasoles en los lienzos de un tal Vincent Van Gogh.

Amsterdam (Holanda)Esta ciudad ha traspasado fronteras por legalizar lo que otras sólo se atreven a mencionar en voz baja y por la puerta de atrás. Un ejemplo claro es el celebérrimo Barrio Rojo (Red Light District), cuyos escaparates no exponen moda sino mujeres ligeras de ropa, en ocasiones incluso frente a las iglesias. Las autoridades holandesas apostaron por hacer de la prostitución una actividad opcional y no mafiosa, ofreciéndoles protección, controles médicos exhaustivos y, por supuesto, su implicación para pagar impuestos como todo hijo de vecino. ¿Y acaso este barrio es un símbolo de marginalidad? En absoluto. Yo diría que, al contrario, es una zona cotizada en la que, por muy extraño que suene, es posible encontrar entre los paseantes a familias o ancianitas que van a misa. Ese es un contraste clásico en esta ciudad.

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Otro ejemplo de legalización es que se venden y consumen drogas blandas dentro de los Coffee Shops, aunque éstos tengan una regularización casi extrema. Eso hace que sí sean muchos los jóvenes que viajen a Amsterdam a perderse por unos días…

Pero ceñir Amsterdam a esta faceta es ser muy estrecho de miras. Cuando se observa la ciudad en toda su amplitud te encuentras con las flores de un mercado que siempre vive su primavera, con la ventana del cuarto desde donde Ana Frank observaba sus sueños, a Rembrandt pintando miradas en el Rijksmuseum o una tienda de quesos deliciosos.

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Adoro Amsterdam y en cada una de las tres veces que he estado lo he pasado en grande caminando por sus calles, capturando ese paisaje urbano tan característico de casas estrechas y canales. Si antes de conocerla sólo me habían llegado los clásicos estereotipos sex & drugs, ahora puedo decir que ella posee todo lo una ciudad debería tener.

Al igual que Londres llegar es muy fácil. Por vuelos no será, ya que el Aeropuerto de Schiphol es algo así como el imán de aviones de un buen número de compañías, muchas de ellas low cost. Y sobre el alojamiento… es realmente fácil encontrar Bed and Breakfast o albergues. Hay una disponibilidad de camas realmente grande porque de otra forma no podría absorber la cantidad de turistas que la visitan durante todo el año.

FLORENCIA, LA PIÙ BELLA (TOSCANA, ITALIA)

Para mí no hay ciudad más bella que Florencia. Basta con subir la Piazzale Michelangelo para observar con pasión toda esa sucesión de palacios y torreones bajo el reinado de la grandiosa Cúpula que Filippo Brunelleschi diseñó para la Catedral de la ciudad de las Flores. Existen ciudades hermosas, pero a la perfección fiorentina es realmente difícil llegar y mucho menos superar.

Cuando visité Florencia tuve la sensación de que el Arte había vuelto a casa, que el Renacimiento de todas las obras artísticas que jalonan la ciudad se había hecho para engrandecer y encender la luz de un mundo ciertamente oscuro. La capital de la genialidad tiene su lugar en la Toscana, capaz de inspirar y hacer revolotoear las mariposas en el estómago que sólo sentimos con los amores platónicos. Pero, a diferencia de éstos, Florencia ni te rechaza ni osaría con negarte un beso. Sus gruesos labios de mármol de Carrara siempre buscará los tuyos porque ese es su único afán, enamorarte y no poder ver a las demás con los mismos ojos.

Hay quien encontró la inspiración en la Galería de los Uffizzi, una de las mejores pinacotecas del mundo, o viajó en el tiempo en la Piazza della Signoria. Todo es posible allá donde Perseo sostiene la cabeza cortada de Medusa o donde la figura apolínea del David de Miguel Ángel reta a cualquier escultura que se precie. Recuerdo caminar por el empedrado de la ciudad y estar muy cerca de saber lo que era el Síndrome de Stendhal, porque la belleza es arrebatadora, incuestionable… casi extrema.

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La esencia de Miguel Ángel, Rafael, Veronés, Da Vinci y tantos genios italianos se pasea por cada rincón haciéndote creer que te encuentras dentro de uno de sus cuadros. Arte, arte y arte machaca tu conciencia cual redoble de tambor. Saciarás tu hambre con sus iglesias y palazzos pero no bastará porque siempre quedará mucho más de lo que imagines. Florencia no quiere que la mires una vez sino que te enamores y desees volver a ella todos y cada uno de los días de tu vida. Probablemente así sea porque en todas las cosas hermosas dentro de tu fiel rutina, absolutamente todas, hay un pedacito de esta ciudad esperando seducirte.

TALLINN…EDAD MEDIA Y FUTURO (ESTONIA, PAÍSES BÁLTICOS)

La joya de las Repúblicas Bálticas es Tallinn. Requiebro de torreones y murallas defensivas abalanzándose contra el Mar Báltico con el fin de proteger una pequeña y coqueta ciudad de cuento de hadas. Como la Bella Durmiente, despertó tras al beso de un príncipe vestido de independencia y libertad. Hasta entonces había permanecido amarrada por las cadenas gélidas del gigantesco fantasma soviético. En los últimos 20 años ha sido la capital ex- URSS que más ha avanzado para posicionarse como un referente turístico de primer orden, sobre todo por un Puerto abierto a barcos de crucero que sirve de llave maestra para abrir Estonia (e incluso Letonia y Lituania) a un mayor número de personas.

P1220786No existe demasiada propaganda de Tallinn, ni tan si quiera se podría negar que un buen porcentaje de la gente no sabría ubicarla con exactitud dentro de un mapa. Pero para mí, que la conocí hace tan sólo unos meses, representa una de las mejores sorpresas que me he llevado en Europa en mucho tiempo. Tan genuina, tan medieval y, a la vez, tan moderna. Porque además de casitas de muñecas en tonos pastel y muros defensivos tiene internet abierto por todas partes, clubs nocturnos con música dance y una infraestructura turística trabajadísima que saca un altísimo rendimiento que agradecen las arcas municipales y, por ende, sus habitantes. Contraste de un lugar avanzado pero de firme pasado, orgullo expuesto como el mejor de los trofeos históricos en la región Báltica.

Las vistas inconmensurables desde el mirador Patkuli, en el barrio alto (Toompea) hacen que día y noche se escuchen suspiros y voces de emoción de quien se deja ver por allí. Allí tuve, probablemente, mi primer gran visión de Tallinn, y fue donde comenzó un hechizo que ni las hordas de turistas pudieron romper por mucho que estuvieran cerca de conseguirlo. Pero mi aliado era el fantástico verano de Estonia, que no se resigna a apagar las luces ni tan siquiera a la medianoche, aunque lo haga con un azul oscuro casi negro…

La Farmacia más antigua de Europa, las cúpulas tipo Kremlin de la Catedral ortodoxa, la torre espigada del Ayuntamiento, sus polvorines, el Callejón de Santa Catalina, los bares y restaurantes a cada palmo… es difícil escoger una de las muchas facetas que esconde Tallinn en su cofre del tesoro. Probablemente sea mejor dejarse llevar por las pasiones y los lugares por los que te llevan los pies, aunque sea por «la Calle de la Pierna larga» o por la de «la pierna corta» si decides atajar. Escojas lo que escojas en la capital de la República de Estonia habrás acertado. Y te llevarás a casa tu Tallinn, una ciudad maravillosa que te hará perder la razón y preguntarte una y otra vez «¿por qué no habré venido antes?»

EDIMBURGO Y EL ESPÍRITU DE SIR ARTHUR CONAN DOYLE (ESCOCIA, REINO UNIDO)

Los bajos fondos del Old Town se abren con sus estrecheces y oscuridades en la Royal Mile que une el Castillo con Holyrood Palace. Parece mentira que que la luz y el espíritu de la gente y los pubs se torne en soledad cuando se bajan las escaleras de un callejón paralizado por los siglos. Ahí Edimburgo se encuentra consigo misma, con la Leyenda literaria de Sherlock Holmes y con un sinfín de historias de sacamantecas y apariciones fantasmales. Lo lúgubre, maquillado con la luz de un farol parpadeante, encuentra salvación únicamente en la Milla de Oro de la ciudad escocesa. El resto es una novela de Conan Doyle escrita con tinta china porque en este caso las letras sólo las escribe el paseante de turno que se deja embelesar por los encantos de la Dama de negro.

El viento hace estremecer las gaitas por todos los rincones de la que para muchos es la Atenas del Norte. Filosofía gaélica para el trono de un pueblo que se sostiene en Castle Rock para ser arrojado después y caer rodando por toda la Royal Mile envolviendo a tenderos, sacerdotes, turistas y escoceses de pro… Absolutamente todos los que alguna vez hemos puesto nuestras manos sobre los muros húmedos de Edimburgo sabemos que la atmósfera de esta ciudad te inmortaliza con ella.

En esta vieja ciudad Escocesa se percibe un cierto aroma a whisky capaz tanto de desatrancar tuberías como de acariciar a entrenadísimas laringes, cauce de tormentas y perdiciones. Es parte de una esencia que ondea al igual que la bandera azul y blanca, símbolo septentrional del último cuarto de Gran Bretaña. Porque no hay mayor orgullo para un escocés que serlo, sentirlo y, por supuesto, demostrarlo.

Pude comprobar en Edimburgo los albores de un verano incipiente y el crepúsculo de una noche incapaz de llegar. Recorrí algún que otro cementerio, charlé hasta altas horas con uno de esos amigos que nunca se pierden, descubrí la razón de por qué escribir hacia los demás gracias a una fantástica lectora, e incluso tuve tiempo de «fastidiarme» una rodilla por saltar más de la cuenta. Y, sobre todo, se me quedó corta una estancia que hubiera prolongando unas cuantas semanas más para perderme por los dominios del Monstruo del Lago Ness y por islas rocosas con banda sonora celta mezclada con la música de las olas del mar.

Edimburgo fue tan sólo la llamada a una puerta. Quién sabe si debo volver a abrirla y adentrarme en un largo pasillo lleno de retratos que ahora veo borrosos. ¡Por William Wallace que volveré a esos fríos y pelados paisajes teñidos de verde!

ME PARECE ESCUCHAR ALGO A LO LEJOS…

Sí, creo escuchar murmullos lejanos y repique de teclados. Pueden ser los pareceres de quienes están pensando en cuáles son esas cinco ciudades europeas que más locos les vuelven. Quizás alguien quiera compartir las suyas para ver si hay rasgos coincidentes o, definitivamente, empiezo a redactar otra lista con otras cinco ciudades diferentes. París, Venecia, Dubrovnik, Munich, Copenhague… Me planteo si es mejor darle al botón de borrar o rehacer por completo este texto que resulta tan imperfecto como cualquier opinión.

Pero le he dado a «publicar» y creo que no hay marcha atrás…

Sele

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66 Respuestas a “5 ciudades de Europa que… ¡me vuelven loco!”

  • […] holandesa y seguro repartir halagos bien merecidos. Hace poco precisamente situé a ésta dentro de mi TOP 5 de ciudades europeas y será un placer hacerlo una vez más en la compañía de la Radio del […]

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