Cosas muy curiosas que encontré en el desierto en Egipto - El rincón de Sele

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Algunas cosas muy curiosas que encontré en el desierto en Egipto

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Uno siempre viaja en busca de lugares y cosas que le hagan pensar y, sobre todo, aprender, aunque en ocasiones no las veamos venir y nos sigamos sorprendiendo como el primer día. Hace algún tiempo tuve la ocasión de ser uno de los partícipes en la Expedición Kamal al Desierto Líbico de Egipto, de la que ya narré el día a día a través de un diario. Pero en esta ocasión me gustaría compartir con vosotros una breve recopilación de cosas muy curiosas que encontré en aquel viaje, las cuales me llamaron poderosamente la atención porque no se caracterizan por ser precisamente usuales. Son, en su mayor parte, objetos, figuras talladas por la propia naturaleza, representaciones artísticas de la prehistoria y elementos excelentemente conservados de la II Guerra Mundial y de esos años en los que los primeros exploradores llegaron a esta zona tan remota e inhóspita dejando su impronta.

Bidón de gasolina en el desierto Líbico de Egipto

Como si de una lista de la compra se tratase me gustaría compartir estas extrañezas que por sí solas definen lo que es uno de los desiertos más desconocidos e intransitados del mundo. De esa manera podemos conocer mucho mejor este lugar situado en los confines de Egipto, Libia y Sudán.

El Desierto Líbico: Un mar de arena…y de objetos extraños

«33 vehículos, más de 5.000 litros de agua consumidos, cerca de 17.000 de gasolina en 2700 kilómetros de recorrido, cientos de kilos de arroz, pasta y comida, cargamento médico especial y custodiados por la policía militar (es zona controlada por ellos y son quienes tienen que dar los permisos y obligado acompañamiento) avanzamos día a día en un paisaje que cambiaba en rotundidad sin que nos diéramos cuenta. Aquel no es un desierto de planicie o de dunas sin más. Allí hay montañas, formaciones rocosas realmente caprichosas, valles secos llamados wadis y todo un parque temático tanto de la prehistoria como de la II Guerra Mundial.» El Sáhara más inédito en el Egipto de los desiertos. 

A continuación podréis ver algunas de esas cosas tan curiosas con las que uno puede toparse en el antiguo desierto de Libia (actual desierto Líbico), la joya del Sáhara más oriental.

Bidones de combustible de aviación

Apenas a uno o dos días de viaje desde El Kharga, internándonos en el desierto totalmente «off road», ya empezamos a encontrarnos bidones de gasolina no para vehículos terrestres sino de los aviones que aquí se detenían a repostar ya desde la época de los primeros exploradores. Aunque la mayor parte de los mismos pertenecen a los años de la II Guerra Mundial en el que éste fue uno de los grandes campos de batalla en el norte de África. El 99% de estos bidones eran de la marca Shell y pertenecían a la Long Range Desert Group (LRDG), una gigantesca patrulla militar británica destacada en el Sáhara oriental cuya misión era tratar de frenar las acometidas de Rommel, el temible zorro del desierto.

Bidones en el desierto Líbico de Egipto

Uno de los usos que se le daba a los bidones de gasolina gastados era la señalización de rutas (se incluían a veces mensajes en ellos) y dar a conocer por dónde se podía transitar. Pero otra era la de marcar la ubicación de posibles pistas de aterrizaje seguras y bases militares, normalmente en explanadas con espacio suficiente para las avionetas de guerra. Los improvisados aeródromos más espectaculares que visitamos fueron G-Hills y 8-Bells, antes de llegar a la meseta de Gilf el Kebir.

Aquí podían aterrizar las avionetas durante la II Guerra Mundial

Huevos de avestruz en mitad del camino

El Desierto Líbico fue fértil miles de años atrás y, por tanto, estaba habitado por numerosas especies animales que hoy día se pueden ver en otros países de África como Sudáfrica, Namibia, Bostwana, Kenia, Tanzania, etc… Entre ellos los avestruces, tal cual nos mostraron algunas cuevas prehistóricas en Gilf Kebir o Jebel Uweinat. Lo más sorprendente fue encontrarnos un grupo de huevos de avestruz fantásticamente conservados a pesar de tener más de diez mil años de antigüedad en mitad de una explanada paralela a la meseta de Gilf el Kebir. Habían sido colocados allí por el hombre que vivió en aquellas tierras mucho tiempo atrás, quienes los agujereaban dejando agua en su interior para utilizarlos como «cantimploras».

Huevos de avestruz en el desierto Líbico de Egipto

Jirafas en las rocas

Si el Sáhara era un vergel hace miles de años es lógico pensar que había una buena cantidad de fauna africana. Y el hombre que vivía en cuevas y cazaba se ocupaba de reflejar en las paredes todo lo que veía, por lo que no resulta nada ilógico que en las rocas haya jirafas de todos los tamaños. Algunas son más esquemáticas pero hay muchas elaboradas con un gran detalle, incluyendo las manchas que tienen en la piel.

Sele en una roca con jirafas en Jebel Uweinat (Sáhara, Egipto)

Nadadores en el desierto

Cuando el Conde Almásy halla en Wadi Sura (Gilf Kebir) una cueva que tenía pintados nadadores en las paredes no pudo creerse lo que estaba viendo. A partir de ese momento se relanzaron las hipótesis de que el Sáhara tenía agua y condiciones para la vida hacía menos tiempo de lo que se creía. Por el momento se han encontrado estos nadadores en Wadi Sura 1 y Wadi Sura 2, más conocida como la cueva de las bestias. Sin duda uno de los grandes hallazgos de la prehistoria que los arqueólogos siguen estudiando y preguntándose sobre estos peculiares nadadores que rodean a bestias sin cabeza.

Nadadores en el desierto (cuevas de Wadi Sura)

Coches y camiones de la II Guerra Mundial atrapados en la arena

El desierto fue una trampa para numerosos vehículos que terminaron sucumbiendo a los rigores del calor, la arena y la guerra. Durante este viaje encontramos nada menos que cinco camiones abandonados a su suerte en mitad de la arena. Algunos de ellos tenían aún un estado excepcional en motores e incluso ruedas, siendo menor el desgaste y la oxidación en climas tan áridos y en lugares por los que no pasa normalmente la gente. Encontrarlos es uno de los grandes retos de los exploradores del desierto Líbico.

Coche abandonado de la II Guerra Mundial en el desierto Líbico de Egipto

Vehículo de la II Guerra Mundial en el Desierto Líbico de Egipto

Artefactos prehistóricos para moler el grano

Otra muestra de la presencia de grupos humanos en el Sáhara oriental miles de años atrás la podemos encontraren objetos cotidianos como molinos o grandes piedras con las que moler grano o semillas que estos utilizaban normalmente. Lo más curioso es encontrártelos como si nada junto a cauces de ríos secos como éste de Wadi Hamra, el valle rojo que se ubica al norte de la meseta de Gilf el Kebir. Allí en apenas unos metros había cuatro de éstos que parecía los hubiesen usado ayer mismo para preparar su comida.

Artefactos para moler el grano encontrado en el desierto Líbico de Egipto

Latas de comida de los años treinta

Allá donde hubo exploradores o soldados quedan restos de la que podríamos considerar «basura histórica». Se conocen los improvisados campamentos militares durante la II Guerra Mundial a través de los restos de comida que sobreviven en los mismos, la mayoría en latas de conservas. Casi todos están ennegrecidos por el sol, que no oxidados, aunque algunos incluso han conservado el envoltorio original mostrándonos más sobre los mismos.

Lata de conservas encontrada en el desierto Líbico de Egipto

Estas latas de comida de los años treinta y cuarenta son parte de la historia del Desierto Líbico y las autoridades egipcias, y el sentido común, piden a los visitantes que no se los lleve nadie de recuerdo. Lo mejor es observarlos y dejarlos tal y como están para que generaciones futuras puedan saber, por ejemplo, dónde se encontraba el famoso Chianti Camp de Wadi Sura que Almásy y compañía utilizaron como base para descubrir algunas de las mejores cuevas de la prehistoria en el Sáhara.

Latas abandonadas en el Chianti Camp de Wadi Sura (Egipto)

¿Un extraterrestre en la cueva de las bestias?

En la cueva de las bestias de Wadi Sura hay más de cinco mil imágenes dejadas en las paredes por los habitantes del valle hace más de siete mil años. Hay nadadores, bestias, jirafas, avestruces, personas con distintas posturas e incluso manos y pies pintadas en negativo con la técnica del soplado. Pero prácticamente en el techo de la cueva, a más de tres metros del suelo me percaté de una solitaria figura grabada en la piedra (no pintada) que resulta realmente extraña y nada similar a las de este y otros conjuntos de arte rupestre en la zona. Parece la caricatura de un extraterrestre de dibujos animados, con sus antenas y todo. Aunque lo mejor es que la veáis y juzguéis por vosotros mismos…

Figura que parece un extraterrestre (Cueva de las Bestias, desierto líbico de Egipto)

Un moái en las rocas

Es normal que a veces las nubes, así como las rocas, nos recuerden a cosas conocidas. De hecho hay auténticos expertos en buscarle parecidos cualquier tipo de forma u objeto. En esta ocasión en una colina rocosa parece apreciarse la silueta de un moái como los de Isla de Pascua. Un símil absolutamente casual creado tan sólo por el azar de la erosión y los caprichos de nuestra propia mente.

Roca que parece un moái en el desierto de Egipto

Una frontera sin militares ni aduanas

Un poste blanco y negro de unos tres metros en una explanada en la zona de Jebel Uweinat. Esa es la única señal que nos advierte cuál es la línea que separa Egipto de Sudán. Sin oficinas, aduanas o guardas que revisen tu equipaje y le pongan un sello al pasaporte. Allí no hay absolutamente nadie puesto que está a cientos de kilómetros de cualquier lugar habitado. Es simplemente una línea fronteriza fantasma, una demarcación en el mapa dentro de una línea recta perfecta. De hecho puedes ir a dar un paseo por una zona de acacias y sin que te des cuenta ya estás en Sudán.

Sele en la frontera entre Egipto y Sudán

Matizando un dicho popular que todos conocemos podríamos decir eso de «No se le pueden poner puertas al… desierto».

El hombre prehistórico que apunta con un rifle

Las pinturas rupestres dan para muchas interpretaciones y para que te traicione el subconsciente. Y si no, ¿qué hace este hombre que apunta con lo que parece un rifle a una vaca y su ternero? Obviamente sobra decir que es un rifle, pero el parecido de su postura es formidable. Y es que en el 10.000 antes de Cristo las armas de fuego no se habían ni siquiera imaginado.

Pintura rupestre en el desierto Líbico de Egipto

Tormentas cristalizadas en la arena

En el conocido como Gran Mar de Arena poblado durante cientos de kilómetros, sobre todo, por inmensas dunas que se mueven lentamente entre Libia y Egipto, es sencillo encontrar las huellas de rayos caídos durante las escasas tormentas eléctricas que han podido tener lugar. Se advierte por unas piedras muy frágiles conocidas como fulguritas y nacen cuando la potencia de un rayo se fusiona con la arena (principalmente los granos de sílice) por la potencia eléctrica y las altas temperaturas, cristalizándolo de tal manera que forma una especie de ramas de vidrio.

Fulguritas en el desierto Libico de Egipto

No pasaron desapercibidas numerosas fulguritas que nos encontramos mientras atravesábamos con los 4×4 el Gran Mar de Arena. Se rompían con suma facilidad y las había muy largas, puesto que dicen que un rayo puede bajar hasta seis metros por debajo de la duna.

Interesante, ¿verdad? En definitiva, el Desierto Líbico está repleto de sorpresas que vuelven locos a los viajeros. Además de atardeceres increíbles, paisajes de otro mundo, los cielos más estrellados por la noche y los silencios más hermosos, es posible toparse y traerse muchas cosas realmente curiosas.

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* Si quieres saber más sobre la Expedición Kamal en el desierto Líbico (Egipto) no te pierdas ninguno de sus reportajes y diarios de viaje

Relatos del viaje al Desierto Líbico (Egipto)

7 Respuestas a “Algunas cosas muy curiosas que encontré en el desierto en Egipto”

  • […] 33 vehículos, más de 5.000 litros de agua consumidos, cerca de 17.000 de gasolina en 2700 kilómetros de recorrido, cientos de kilos de arroz, pasta y comida, cargamento médico especial y custodiados por la policía militar (es zona controlada por ellos y son quienes tienen que dar los permisos y obligado acompañamiento) avanzamos día a día en un paisaje que cambiaba en rotundidad sin que nos diéramos cuenta. Aquel no es un desierto de planicie o de dunas sin más. Allí hay montañas, formaciones rocosas realmente caprichosas, valles secos llamados wadis y todo un parque temático tanto de la prehistoria como de la II Guerra Mundial (aunque si queréis ver algunas de las cosas más curiosas que encontré en ese viaje no dejéis de visitar este post). […]

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