Paseo fotográfico por el sendero de San Vicente do Mar

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Paseo fotográfico por el sendero marítimo de San Vicente do Mar (Pedras Negras – Con Negro)

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En uno de los extremos exteriores de la Ría de Arousa, la mayor de las rías gallegas, surge la península de O Grove. Desde hace ya muchos años acudo cada año a admirar este portón rocoso que se atreve a mirar a los ojos a las islas de Ons y Sálvora, y al que los días nublados le sientan especialmente bien. Suelo dejar el coche en el puerto de Pedras Negras en San Vicente do Mar y me pongo a caminar, cámara de fotos en mano y a paso lento, por una de las rutas costeras a pie más extraordinarias y fotogénicas que existen en Rías Baixas. La pasarela de madera de poco más de dos kilómetros entre Pedras Negras y Con Negro regala una caminata escénica para todos los públicos que permite contemplar un paisaje de costa inverosímil mientras se atraviesan esas mismas rocas que el mar se ha ocupado de golpear con vehemencia durante millones de años.

Paisaje rocoso a la vista en el camino de San Vicente do Mar (pasarela a Con Negro)

El sendero marítimo que nace de San Vicente do Mar es una vía de escape onírica en la que sólo cabe el sonido de las olas y el aleteo incesante de gaviotas y cormoranes. Os propongo dar juntos un breve e intenso paseo fotográfico por este hermoso museo al aire libre dedicado al océano y a la ría de Arousa en sus primeros pasos.

NOTA: Las fotografías mostradas en este artículo no son de una misma jornada sino que corresponden a distintos viajes realizados a Rías Baixas. De ahí que en unas imágenes se vea el cielo nublado y en otras completamente azul.

Postales desde la pasarela de San Vicente do Mar

Pasarela de madera de San Vicente do Mar (Pedras Negras - Con Negro)

Punto de partida: Pedras Negras

Si bien uno puede iniciar su andadura desde la Playa de A Lanzada nuestro punto de arranque exacto es el puerto deportivo Pedras Negras sito en la localidad de San Vicente. Si venimos de Sanxenxo o Portonovo se llega tomando el desvío a la izquierda que surge más atravesar el estrecho itsmo de A Lanzada (si fuéramos a la derecha nos dirigiríamos el pueblo de O Grove o la Isla de la Toja). Vamos todo seguido hasta que surja una señal amarilla que indica el Puerto Pedras Negras. Al ser un lugar en el que puede resultar complicado aparcar, sobre todo en los meses de verano, no es mala idea dejar nuestro vehículo en las calles aledañas donde hay grandes chalets.

Mapa de la pasarela de San Vicente do Mar

Tras dejar a un lado el Club Naútico San Vicente y subir unas escaleras marcamos como comienzo del paseo una escultura dedicada a las mujeres gallegas y sus hijos en esa sufrida espera que siempre supuso tener a sus seres queridos navegando en alta mar.

Estatua a la mujer gallega en el Porto Pedras Negras de San Vicente do Mar

2,5 kilómetros de pasarela

Las vistas desde ese mismo instante ya justifican la excursión. Una playa de arena blanca (aunque se denomine Praia Pedras Negras) y agua turquesa contrasta con el gris de las rocas que dominan un paisaje ciertamente abrupto. Así será durante los más de 2 kilómetros en los que se extiende un sendero de madera que convierte en accesible un paseo que hasta hace no tanto era mucho más complicado.

Praia Pedras Negras (San Vicente do Mar, Rías Baixas)

Siempre he tenido la impresión de que la caminata de San Vicente do Mar (Pedras Negras – Con Negro) tiene su mejor sabor precisamente ante la ausencia de sol. Aunque el lugar es hermoso en cualquiera de las condiciones meteorológicas que se presenten, hay que reconocerle a los nubarrones su evidente e insustituible aportación al paisaje. Dicen que entre el blanco y el negro está el gris. Pero cuando se advierte este rinconcito de las costas gallegas uno se da cuenta de que existen más tipos de grises de los que uno sería capaz imaginar.

Paisajes de la península de O Grove en San Vicente do Mar (Galicia)

Otra escultura aparece en el camino. En esta ocasión se homenajea a los muchos ciudadanos gallegos y venidos de muchos rincones de España que se vinieron a recoger chapapote tras el desastre del Prestige que tuvo lugar en el año 2002.

Sabías qué Tras la rotura del casco de del petrolero Prestige se vertieron al mar en torno de 50.000 toneladas de fuel. Galicia fue la más castigada por esta catástrofe ecológica, aunque los daños de la marea negra se notaron desde Portugal hasta Las Landas en Francia pasando por Asturias, Cantabria y el País Vasco. En este caso los verdaderos protagonistas (como suele suceder siempre) fueron ciudadanos de a pie de que durante meses se volcaron con esta tierra para tratar de eliminar los graves efectos surgidos tras el hundimiento del barco. La labor de los voluntarios fue esencial para que las costas gallegas continúen hoy día luciendo en todo su esplendor. Por mucho tiempo que pase nunca se habrá agradecido lo suficiente todo lo que hicieron.

Escultura de los voluntarios del chapapote en San Vicente do Mar (Galicia)

Bolos de granito, playas de ensueño y aves marinas

Grandes bolos graníticos varados en la costa sirven de refugio a multitud de aves marinas que revolotean por la zona. Éste es uno de esos rincones que tanto les gusta a los ornitólogos que siguen el comportamiento de diversas especies de pájaros típicas en este punto de Galicia (gaviotas, cormoranes, chorlitejos patinegros, alcatraces y ocasionalmente alcas, entre otros).

Paisaje de San Vicente do Mar desde la pasarela

La pasarela de madera serpentea con el mayor de los sigilos entre playas y rocas que dibujan curiosas formas. Da la sensación de estar flotando por un paisaje costero en el que te cruzas con otros paseantes, gente que va en bicicleta o simplemente a correr. En verano hay quien utiliza este camino para ir a diminutas playas y calas de arena fina que parecen de postal.

Sele y Rebeca en San Vicente do Mar (O Grove, Galicia)

Estas playitas son un auténtico lujo, aunque sufren de lo mismo que todos y cada uno de los lugares de costa del Atlántico, lo fría que está el agua. Muchos que llevamos veraneando años en Rías Baixas nos hemos acostumbrado a esa sensación de que se te corta la circulación, pero la costumbre nos lleva a algunos a bañarnos aunque no exista ni sol que nos seduzca a hacerlo. En realidad pienso es cuestión más de vocación (y cierto masoquismo) que de otra cosa.

Playas y calas que se ven en la pasarela de madera de San Vicente do Mar a Con Negro (Rías Baixas, Galicia)

Sabías quéDicen que cuando los romanos llegaron a O Grove, situada en plena entrada de la Ría de Arousa vieron que ésta era una isla más de cuantas habían en la zona. Algunos historiadores comentan que los cartógrafos de hasta bien entrado el siglo XVI, al crear sus mapas desde un barco, no se habían percatado de la existencia finísimo itsmo de arena de A Lanzada que conectaba de manera natural lo que más bien sería y es una península. Pero lo que sí es seguro que durante muchísimo tiempo los lugareños de O Grove vivieron como si ésta fuera una isla realmente (aunque existiera desde siempre ese enlace arenoso que probablemente fuera cubierto por el agua con marea alta).

Playa Abelleira o Playa Canelas (no confundir con la que hay cerca de Portonovo) son algunos de los nombres que surgen por el camino. El resto, calas escondidas y anónimas donde la claridad de los primeros metros nos lleva a pensar en Caribe. Entre medias surgen algunas posibilidades para tapear o refrescar la garganta, como el Restaurante El Pirata con una fantástica terracita con vistas. Ya comenté antes que esta caminata no es para sufrir o cansarse, sino para disfrutar utilizando los cinco sentidos (y no cabe duda que el del gusto tiene mucho que decir en cuanto a degustar placeres).

Paisaje de San Vicente do Mar desde la pasarela (O Grove, Rías Baixas)

Mientras el camino siluetea y pierde completamente cualquier contacto con el pueblo de San Vicente, son los pinares los que se acurrucan a la derecha. Muy pronto surge un campo militar propiedad del Ejército de Tierra que conserva búnkeres y disparadores oxidados por los efectos del desuso, el agua y el salitre. De repente, cuando uno ya empieza a divertirse desaparece la plataforma de madera y se da cuenta de que los más de dos kilómetros se han esfumado casi sin enterarse. Existen dos opciones, regresar o continuar por el estrecho sendero de tierra que se cuela entre las rocas y los matorrales.

Pasarela de madera de San Vicente do Mar (O Grove, Galicia)

Si no nos arredramos, el final puede ser la playa de Con Negro, con vistas a la Isla de Sálvora y la tranquilidad de un verdadero paraíso. La vuelta la podemos hacer por donde hemos venido o atravesando un camino de interior directo a San Vicente que otros utilizan como comienzo de la ruta y haciéndolo a la inversa (aunque si hemos dejado el coche en Pedras Negras toca ir pegados a la carretera).

Y he aquí uno de esos lugares a los que, desde que lo conozco, vengo a caminar todos los años. O a tomar fotos. O simplemente a respirar. Aunque el sol queme o la lluvia me moje la cara. En la pasarela de San Vicente do Mar la cuestión es arrancarse de cuajo la rutina del día a día para que Galicia te recargue por completo de buenas energías.

Sele en San Vicente do Mar (O Grove, Galicia)

Sele

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