Qué ver y hacer en el Lago Inle, espejo de agua en Myanmar

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Lago Inle, un espejo de agua en Myanmar

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Una larga canoa de madera en el Lago Inle es apenas un punto en un horizonte perfecto dominado por el agua, las montañas y la simetría. Sobre la misma un pescador de la etnia intha mantiene el equilibrio desde la trémula proa mientras prepara la red y rema utilizando su pierna. No parece que ejerza ninguna presión sombre la embarcación. Es como si él se encontrara flotando allí mismo, como si en realidad el lago ejerciera su poder para quebrantar todas las leyes de lo que podemos considerar normal. Pero una simple escena de pesca es apenas un precioso instante más en un universo acuático que muchos consideran el corazón de Myanmar y donde surgen del agua cantidad de aldeas flotantes, espigadas estupas budistas, campos de cultivo y, sobre todo, la sensación de encontrarse ante un collage humano capaz de mostrar lo mejor del país asiático.

Pescador intha en el Lago Inle (Myanmar)

Pocos lugares representan con tanta claridad el significado de Myanmar. Hay tanto que ver y hacer en el Lago Inle y, sobre todo, que sentir, que lo mejor es no seguir otro esquema que no sea el que él nos proponga. Al fin y al cabo todos los viajeros encontramos aquí un lugar para quedarnos, olvidarnos del reloj y de cualquier plan establecido para simplemente ser testigos y disfrutar de una colección de tradiciones que se miran a un espejo en el que todo es agua. 

Información¿Tienes pensado irte de viaje a Myanmar? Pues no te pierdas estos 50 consejos útiles para viajar a Myanmar por tu cuenta o llos lugares más asombrosos que ver en Myanmar durante un viaje (de dos y tres semanas de duración).

 

El Lago Inle, ese imprescindible que visitar en todo viaje a Myanmar

En el abecedario de cualquier viaje a Myanmar que se precie siempre aparece con letras destacadas el Lago Inle. Y lo hace con justicia. En el país de los Templos de Bagan, la pagoda Shwedagon de Yangón, el Monte Popa y el mítico camino a Mandalay casi todas las verdades se reúnen o bien alrededor del gran lago o flotando en él. Prácticamente en el centro de una nación poblada por más de 150 etnias diferentes, rodeados de montañas y a un altura sobre el nivel del mar que sobrepasa los 800 metros, el Lago Inle ejerce un influjo, o más bien un hechizo, que convierte en idilio inquebrantable toda experiencia allí vivida. Se trata de un rincón de la vieja Birmania que quien lo visita no se termina de marchar nunca del todo (¿Conoces el síndrome de Myanmar, el país que camina descalzo?) Quizás la explicación tenga que ver con que muy pocas veces uno encuentra un paraje que reúna tal cantidad de escenas costumbristas que muestren con semejante nitidez el tiempo que todavía pasa lento.

Pescador intha en el Lago Inle (Myanmar)

Aunque en realidad el Lago Inle tenga tan sólo 11 kilómetros de longitud, se esparce en tal cantidad de pantanos y canales que finalmente su acuática influencia se extiende durante algo más de 100 kilómetros. Allí fluyen sus aguas poco profundas, las que permiten mirarlo como un auténtico espejo, y brota una gran cantidad de aldeas que se salvan del agua por medio de palafitos y larguísimas canoas sin las cuales sería imposible trasladarse a ninguna parte.

Aldea flotante en el Lago Inle (Myanmar)

Nyaungshwe, la base desde la que salir a explorar el Lago Inle

Afortunadamente las orillas del lago siguen apenas vírgenes de construcciones que entorpezcan tan onírico panorama. Precisamente la ciudad más importante y con mayores infraestructuras turísticas, Nyaungshwe, se encuentra comunicada con lago gracias a un canal de aproximadamente 4 kilómetros, lo que aleja a la considerada como Reserva Natural de cualquier alboroto y estropicio urbano que se precie. En la ajetreada Nyaungshwe se suele alojar la mayor parte de los viajeros que desean visitar el Lago Inle, ya que en ella se encuentra una gran cantidad de hoteles para todos los presupuestos, agencias de viajes donde contratar las excursiones y una sorprendente diversidad de restaurantes de cocina asiática o internacional.

Nyaungshwe (Lago Inle, Myanmar)

Se podría decir de Nyaungshwe que se trata de una de las capitales del mochilero en Myanmar (Kalaw sería otra). Es la clásica ciudad pequeña con alojamiento para elegir (aunque en temporada alta sigue quedándose pequeño), en la que te alquilan bicicletas a pocos kyats para moverte, con el mayor número de lavanderías por metro cuadrado en el país (siempre viene bien convertir una pila de ropa sucia en algo decente) y, por tanto, con gente de todo el mundo que la convierte en su base predilecta para explorar el Lago Inle. Existe, por supuesto, la posibilidad de alojarse en lodges de palafitos en pleno lago, pero para ello el presupuesto debe alzarse hasta lo que muchos consideramos inasumible para un viaje de este tipo (los lujos en Myanmar se pagan más que en cualquier otro país del Sudeste Asiático).

Monje budista en Nyaungshwe (Lago Inle, Myanmar)

Una vez en esta ciudad, con una habitación para varios días (recomiendo mínimo tres) encontrar opciones para visitar el lago es tan sencillo como salir a la calle un minuto o incluso preguntar en la recepción del hotel. Antes de darse uno cuenta aparece de la nada un barquero, una canoa y hasta con los billetes de autobús para el siguiente destino. Pero entonces surge la pregunta de…

¿Qué ver y hacer en el Lago Inle?

La cantidad de opciones para ver y hacer en el Lago Inle nos puede llevar a estar varios días sin parar. Pero no conviene convertir esta experiencia en una carrera de fondo sino en dejarse llevar por los momentos y emociones que pasan por delante. Lo esencial es tener transporte con el que movernos por el lago y eso es fácil de lograr. O bien desde una agencia o un hotel, o incluso trasladándonos a pie al propio embarcadero, es posible conseguir una canoa motorizada y su capitán por un precio que parte de los 15.000 – 20.000 kyats (aprox 10-15€) por una ruta de todo el día que puede subir en función de las distancias a realizar.

Sele en el embarcadero de Nyaungshwe (Lago Inle, Myanmar)

Y aunque el lujo de recorrer el Lago Inle en una canoa con motor fuerborda es el mero hecho de hacerlo, siempre conviene tener anotados algunos imprescindibles sin los que marcharnos a otra parte de Myanmar. Aquí tenéis unos cuantos que nosotros tuvimos ocasión de disfrutar:

Observar a los pescadores intha

En el Lago Inle la pesca es uno de los sectores primarios de la economía local. Y los métodos para hacerse con pescado para su autoconsumo o ser vendido en el mercado son los mismos que hace siglos. Los pescadores, mayoritariamente de la etnia intha (aunque en la zona también conviven los shan, los bamar o los Pa-O, entre otros), se sirven de técnicas ancestrales para lograr su objetivo. La utilización de redes cónicas tejidas con juncos o el manejo de la embarcación remando con una pierna es una de esas cosas que merece la pena observar en directo. Porque en cierto modo ellos, los pescadores, son la esencia de ese paisaje natural y humano al que denominamos Lago Inle.

Pescador intha en el Lago Inle durante el atardecer (Myanmar)

Si bien en la entrada al lago por el canal de Nyaungshwe hay algunos personajes (pocos) que han cambiado la pesca de verdad por la «pesca de turistas» de los que cobrar por hacer la foto de turno, basta con adentrarnos unos metros más para observar a multitud de «marineros de agua dulce» que hacen su trabajo sin fijarse si alguien les mira o les fotografía. Suelen ser en su mayoría pescadores solitarios que poseen el don de poder remar con los pies, utilizando la pierna como un enganche del propio remo. No sólo se sostienen en el agua sino que se desplazan despacio esperando capturar alguna presa que luego mantener con vida en el suelo empapado de la barca.

Pescador intha en el Lago Inle (Myanmar)

En un día sin mucho viento y el agua tan quieta como la de una piscina, el lago ejerce una función de espejo horizontal que divide la realidad en dos mitades idénticas. Es entonces cuando es fácil darse cuenta que hemos perdido completamente la noción del tiempo. Acabamos de caer rendidos bajo hipnosis. El Lago Inle nos gana siempre en las distancias cortas.

Pescador Intha en el Lago Inle (Myanmar)

Pero además de pescadores solitarios encontramos quienes sacan algas y plantas del fondo del lago para utilizar como fertilizante, agricultores que vienen de recolectar los frutos de los jardines flotantes y viajeros tanto extranjeros como locales que trasladan de una punta a la otra del lago. La vida sobre el agua hace manar de manera constante un número ingente de momentos especiales.

Escena en el Lago Inle (Myanmar)

Indein y el sendero de las estupas

Indein (también escrito In dein o Inthein) es uno de los pueblos más interesantes del entorno del Lago Inle. Llegar hasta él por un canal de aguas color chocolate me trajo a la mente algunas de las escenas bélicas más memorables de la película «Objetivo Birmania» sobre la II Guerra Mundial que protagonizara Errol Flynn hace ya unas cuantas décadas. Después de dejar la canoa en el embarcadero que hay junto a un gran puente sorprende la marea humana en día de mercado. Viene gente de distintas etnias y muchas aprovechan igualmente a visitar algunos de los lugares religiosos de la localidad, que son abundantes.

Monjes budistas en el puente de Indein (Lago Inle, Myanmar)

Apenas unos metros detrás del embarcadero nace una colección de antiquísimas estupas (Nyaung Ohak), muchas de ellas de ladrillo, que se encuentran en un estado de abandono y deterioro importante. Aún así la atmósfera de estas ruinas nos permite adentrarnos como si estuviésemos en el lugar más perdido del mundo. Uno puede entrar a algunas de ellas para ver de cerca los sonrientes Budas almacenados en aquel mar de piedras y descubrir que todavía resisten algunas pinturas en determinados habitáculos. Es el tipo de estupas shan, mucho más estrechas que las que se pueden observar en el resto del país (nada tienen que ver con las de Bagan, por ejemplo). El ambiente recuerda al de los cementerios abandonados y comidos por la hierba y las enredaderas.

Buda en una estupa semiderruida de Indein (Lago Inle, Myanmar)

Si seguimos avanzando tenemos dos opciones, o subir las escaleras de una pasarela techada con chapa o dar un rodeo por la carretera. De las dos maneras llegaremos a lo alto de una colina verde para encontrarnos con otra colección de estupas muy conocidas en la zona. Se trata del venerado complejo religioso Shwe Inn Thein Paya, donde ya se ha sobrepasado el millar de estupas (Siglos XVII-XVIII), aunque muchas de ellas se encuentren reconstruidas (en Myanmar impera más la religiosidad que la conservación del patrimonio, y se han cercenado por completo numerosas construcciones para levantar otras nuevas).

Estupas en Indein (Myanmar)

A Indein conviene ir en día de mercado o durante la celebración de algún acto religioso, que no se trata de algo inusual precisamente. El maremágnum de personas venidas de otras aldeas regala un paisaje humano que nos ofrece la posibilidad de entablar contacto con mucha gente. Por fortuna en Myanmar los locales se siguen alegrando de ver extranjeros, algo que hace muy pocos años era una auténtica rareza.

El mercado de los cinco días del Lago Inle

Disfrutar de una mañana de mercado en el Lago Inle es otra de esas cosas que no podemos dejar de hacer durante nuestra estancia. Existe un mercado rotatorio que va cambiando de localización de cinco en cinco días, por lo que siempre vamos a tener ocasión de ir, al menos, a uno de ellos (salvo cuando es luna llena, que no abren ninguno). Uno de los conocidos es el de Ywama, ya que se trata de un auténtico «mercado flotante» en el que las cosas se venden desde las canoas, pero en los últimos años se ha turistizado bastante y ha perdido parte de su carácter original. Aún así hay otros (interesante el de Phaung Daw Oo Paya o el de Indein) que, aunque terrestres, tienen muchísimo ambiente.

Especias en un mercado del Lago Inle (Myanmar)

La vida del lago y sus aldeas se explica precisamente en el mercado de los cinco días. Esté donde esté (para saber dónde toca cada vez conviene preguntar en los hoteles o agencias) se trata de un universo colorido, animadísimo y donde todavía la gente no se ofende en absoluto por que les tomen fotos (siempre garantizando el máximo respeto y pidiendo permiso para los retratos).

Mujer en un mercado del Lago Inle (Myanmar)

Ywama, pueblo de canales

El poseedor del único mercado flotante 100% en todo el Lago Inle es Ywama. Pero este pueblo laberíntico donde las calles son canales se trata, además, de uno de los más pintorescos para navegar por él. Se conservan muchas casas de madera de teca sostenidas sobre pilotes y una pequeña reunión de estupas blancas tremendamente fotogénicas en Angun Mingalar Pagoda. También tiene muchas tiendas de souvenirs, puesto que fue de las primeras localidades a orillas del Lago Inle que se decantó por abrirse al turismo.

Ywama (Lago Inle, Myanmar)

Phaung Daw Oo Paya, el corazón religioso del Estado Shan

Si hay un santuario religioso que sume más devociones ese es, sin duda, el Phaung Daw Oo Paya, situado a pocos minutos al sur de Ywama y al que se accede desde un ancho canal. La vista que se obtiene desde la canoa cuando se va llegando es la que le hace a uno comprender que este complejo religioso sea tan importante.

Vista de Phaung Daw Oo Paya desde la canoa (Lago Inle, Myanmar)

A pesar de no ser uno de los templos más hermosos de Myanmar sí que se encuentra aquí un ambiente cargado de religiosidad. Las más buscadas son cinco figuras de Buda que los feligreses buscan para rezar frente a ellas y añadirles pan de oro (así llevan haciéndolo durante décadas en una tradición muy arraigada en el país). De tanto hacerlo en vez de estatuas de Buda parecen más bien monigotes irreconocibles. El pan de oro se ha comido por completo las figuras.

Las mujeres no tienen permitido acceder al altar principal ni añadir pan de oro a los cinco budas, una norma que podríamos definir de machista y con la que nos topamos en algunos (pocos) lugares sagrados de Myanmar.

Detrás de la pagoda suele haber un mercado de artesanía y si tenemos la oportunidad de ver el «mercado de los cinco días» instalado allí, es muy recomendable. Nosotros tuvimos esa suerte y pasear por las estrechas callejuelas de este mercado temporal nos trajo no pocas escenas interesantes para contemplar y fotografiar.

Mercado de los cinco días en el Lago Inle (Myanmar)

El Monasterio del gato saltarín

Una de las paradas que todos los viajeros hacemos en el Lago Inle es en Nga Phe Kyaung, más conocido como el Monasterio del gato saltarín. No se sabe desde cuándo, pero los monjes tienen amaestrados a los gatos para saltar por unos pequeños aros que sostienen con sus propias manos.  Allí concentra una gran cantidad de felinos que pasean a sus anchas por todo el monasterio así como en el propio interior del santuario donde preciosas figuras shan iluminan un espacio muy cuidado de madera. Afortunadamente las tejas de chapa rojas que hacen de techo no se dejan ver cuando uno está dentro. Lo de los gatos es una mera anécdota para visitar un hermoso rincón del lago.

Monasterio del gato saltarín (Lago Inle, Myanmar)

Los jardines flotantes

Las aguas del lago en sus costados, así como en muchos de los canales que nacen del mismo, son aprovechadas por los intha y los shan al máximo para cultivar tomates, calabacines y buena parte de las verduras y hortalizas que utilizan en su dieta. Mediante un sistema de «jardines flotantes» la agricultura está garantizada en el lago, aunque para recolectar los frutos haya que utilizar las canoas. Es un trabajo minucioso que se puede observar mañana y tarde en los alrededores de las principales aldeas del Lago Inle.

Recolectora de un jardín flotante en el Lago Inle (Myanmar)

Algunos consejos prácticos para aprovechar mejor una visita al Lago Inle

Si bien moverse por el Lago Inle y sus alrededores es extremadamente sencillo, no está de más tener en consideración unas cuantas cosas para optimizar la estancia y además no favorecer conductas inapropiadas que permitan mantener una atmósfera más pura en este magnífico entorno:

– Cuando contratemos un recorrido en canoa si no queremos pasarnos el día de tienda en tienda debemos dejar muy claro que no queremos ir de compras. Un NO SHOPPING a tiempo nos ahorrará ir a esos lugares «con demostraciones prácticas» de cómo hilan, tallan o modelan joyas de manera tradicional que en el fondo son un imán para turistas y comisiones varias que no suele aportar nada interesante.

Aldea flotante en el Lago Inle (Myanmar)

– No pagar ningún donativo a los pescadores por fotografiarlos. Si te piden dinero por la foto, es que han cambiado la red de pescar y los peces por un recipiente con dólares. Cuando la gente paga por ver hacer lo que supuestamente hacen desde hace siglos, se está ayudando de una forma u otra a que el Lago Inle se termine convirtiendo en un circo y pierda su autenticidad. A día de hoy, con sortear a los «no pescadores» que hay en la salida del canal de Nyaungshwe nos vale. Se nota enseguida además que no están pescando sino esperando a que los turistas extranjeros comiencen a llegar…

Pescador intha en el Lago Inle (Myanmar)

– Evitar acudir a aquellos lugares o shows cuyo filón sea mostrar a las mujeres jirafa. Se trata de un espectáculo del todo denigrante que se dedica a explotar la vida de muchas mujeres y niñas por el objetivo de recaudar dinero de los turistas. Lo que siempre fue una tradición durante siglos en ciertas zonas de Birmania se ha convertido en un circo de auténticas esclavas (en el noroeste de Tailandia esa situación es mucho peor aún).

– Aunque no se encuentra en el Lago Inle sino apenas a dos horas y media de Nyaungshwe es MUY RECOMENDABLE la visita de Kakku, una impresionante pagoda con más de 2800 estupas situada en tierras de la etnia minoritaria Pa-O. Para ir a ver este lugar tan especial hay que contratar un coche con conductor (nosotros pagamos 45.000 kyats, unos 32€) y detenerse en Taunggyi para abonar una tasa de 3$/personay otros 5$ (esto por coche) para ir acompañados por una guía local Pa-O que, además de Kakku, muestra a los visitantes una aldea tradicional y el interior de una casa habitada por una familia. Esta es una zona muy poco trillada del Estado Shan y merece la pena pasear en lo que parece un bosque de estupas de tiempos inmemoriales.

Kakku (Myanmar)

No te pierdas el reportaje titulado Kakku, el bosque de las estupas en la que entramos de manera pormenorizada en esta maravilla del arte budista en el Estado Shan.

– Existen diversas posibilidades de trekking en la zona para sólo un día, pero la ruta más transitada es la que comunica Kalaw con el Lago Inle y que se hace en tres jornadas. No se trata de un trekking exigente ni mucho menos. Se recomienda hacerlo con guía local y se debe saber que se suele dormir en el suelo de los monasterios. Esta marcha tan popular en Myanmar, más que bellos paisajes lo que ofrece es la posibilidad de conectar con gente del mundo rural caracterizado por recibir siempre al forastero con una sonrisa.

– Perderse con la canoa de vez en cuando, olvidarse de llevar un rumbo fijo y buscar momentos y escenas puede ser mucho mejor que hacer caso a cualquier mapa. Que no se nos olvide improvisar y sorprendernos es muy importante en cualquier viaje.

Mujer en el Lago Inle (Myanmar)

NOTA: Al llegar al área del Lago Inle todos los visitantes foráneos tienen la obligación de pagar una tasa de 10 dólares americanos o en su defecto 13.000 kyats.

¿Y cómo llegar al Lago Inle?

– Al Lago Inle se puede llegar bien por avión (volando a Heho y luego 2 horas de coche) desde los principales destinos de Myanmar (Yangón, Bagan o Mandalay) pero se puede hacer también por tierra. Los buses nocturnos en Myanmar son nuevos, baratos y muy confortables (mejor con Elite Express y JJ – Express) y tienen distintas frecuencias entre destinos. El precio del viaje viene a rondar los 10.000 – 15.000 kyats en función de dónde se adquieran los billetes (hay quien los consigue pero se llevan comisión).

Un par de recomendaciones personales (Dónde dormir y dónde comer)

– El número de hoteles en Nyaungshwe es bastante elevado y va estando más en consonancia con otros destinos del Sudeste Asiático, pero aún cuesta encontrar alojamientos que mantengan un equilibrio calidad-precio aceptable. Normalmente se piden más dólares con respecto a la calidad que se recibe, pero poco a poco la situación va cambiando con la construcción de nuevas infraestructuras hoteleras. Nosotros tuvimos la ocasión de visitar varios hoteles ya que llegamos sin alojamiento reservado y tras encontrarnos con auténticos fiascos (y ponzoñosos cuartos de baño) nos quedamos en el Hotel Inle Inn situado en Yone Gyi Street, que se trata de la calle principal la cual atraviesa la ciudad muy cerca de varios restaurantes y agencias (y a un máximo de 10 minutos del embarcadero). Por 40 dólares la noche estuvimos en una habitación doble de buen tamaño y donde la limpieza no sólo se presume sino que se aprecia. Además nos hicieron sentir como en casa todo el tiempo y nos ayudaron con todas las gestiones (excursiones, transportes, etc.).

Habitación que ocupamos en el Inle Inn de Nyaungshwe

– Para comer en Nyaungshwe hay suficiente para elegir, tanto de cocina local, como asiática (con platos tailandeses, chinos, indios, etc.) e incluso internacional. Durante nuestra estancia en la ciudad nuestro restaurante favorito con diferencia fue Live Dim Sum House (en Yone Gyi Street, en la acera de enfrente al Inle Inn y al lado del Hotel November) donde preparan el mejor Dim Sum de Myanmar y diversidad de platos deliciosos de distintos países asiáticos. También dimos cuenta del famoso Golden Kite (en la misma calle) donde preparan pizza al horno y una pasta que no desentona demasiado.

Myanmar es el Lago Inle

Pescador intha en el Lago Inle (Myanmar)

Un viaje a Myanmar sin el Lago Inle en el itinerario es menos viaje a Myanmar. Porque sus aguas agrupan toda la diversidad y autenticidad que caracteriza a un país que empieza paso a paso a caminar descalzo hacia su propia libertad. No sé si sólo nos sucede a nosotros pero no somos capaces de quitarnos este lugar de la cabeza…

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36 Respuestas a “Lago Inle, un espejo de agua en Myanmar”

  • […] Ha pasado muy poco desde que regresáramos de un viaje muy especial a Myanmar, la vieja Birmania. Un país de países que se columpia entre la Bahía de Bengala y el Mar de Andamán en el costado noroccidental del Sudeste Asiático. Y que empieza a caminar descalzo en un incipiente proceso democrático hacia un nuevo futuro sin cadenas amarradas a los pies. Lo viajeros que visitamos Myanmar y que nos descalzamos para pisar todo espacio sacralizado en templos, pagodas o santuarios, nos marchamos del lugar con la sensación de haber inhalado las sonrisas más puras de Asia, el elixir de una autenticidad aún presente en las calles, los mercados y los campos arados todavía por bueyes. Quizás sea por eso que mi corazón aún no ha vuelto de allí y se ha quedado, como preveía, prendado de sus gentes, de los templos milenarios de Bagan resurgiendo de los árboles, del dorado de las grandes pagodas y del sonido de los remos en el Lago Inle. […]

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