Viaje a los 5 desiertos más hermosos que he visto jamás - El rincón de Sele

Blog

Viaje a los 5 desiertos más hermosos que he visto jamás

Print Friendly, PDF & Email

Qué tendrán los desiertos que resultan tan sugerentes, que desprenden un poder místico y embaucador. Provocan un chantaje directo a las emociones más profundas y algo que se parece mucho a la hipnosis. Desiertos, lugares que inspiran por su silencio, su inmensidad y la capacidad de hacerle sentir a uno como un minúsculo grano de arena, la metáfora de un mundo más solitario de lo que nos llegamos a pensar. Feligrés de pro ante esta clase de paisajes deshabitados busco acariciar su esencia en la contemplación y en la meditación, en escuchar su voz. Los hay muchos, muy diferentes y a cada cual más inspirador, pero hoy os voy a hablar de los 5 desiertos más hermosos que he visto en mi vida viajera.

Desierto del Sáhara

Un viaje a cinco desiertos (en realidad a seis) tan extraordinarios como sugerentes que me han regalado un mar de sensaciones, amaneceres imposibles y puestas de Sol de ensueño. Desiertos que se han quedado con parte de mí y que me han regalado momentos inolvidables. 

Quizás por la paz que desprenden, porque consiguen empequeñecernos hasta la mínima expresión, porque con su silueta de formas y su vacío impenitente sacuden nuestra percepción y provocan una rendición sin condiciones de todas y cada una de las emociones que marcan nuestra vida. Quizás por eso y por mucho más me gusta aferrarme a la inspiración que producen los desiertos. Donde llegar  se convierte en un reto y posarse una bendición. Por eso siempre que voy a un desierto busco un lugar con vistas para tirarme al suelo y me quedo un largo tiempo en silencio, sin nada que decir pero con mucho que pensar.

Sele en el Desierto Blanco de Egipto

Los desiertos desempolvan el espíritu y recargan las pilas. Son muchos los motivos que me han llevado a viajar a ellos. Y aunque es complejo decidir cuáles son los desiertos más bonitos del mundo sí puedo hablar de algunos que he visto y me han cautivado por sí solos. Estos son:

El desierto de Wadi Rum (Jordania)

Allá donde Lawrence de Arabia encontró refugio en la rebelión árabe nace el que para muchos es el desierto más bello del mundo. Wadi Rum, cuyo nombre significa Valle de la Luna, es un desierto atípico donde los haya, con grandes colinas llamadas jebels, dispersadas sobre una tierra rojiza que parece trasladarnos a otro planeta. Es una de las grandes joyas de un país como Jordania al que he tenido la suerte de viajar en dos ocasiones e incluso participar en la grabación de un documental sobre sus rincones más emblemáticos.

Foto del desierto de Wadi Rum (Jordania)

Wadi Rum, aunque llega a adentrarse a territorio saudita, es un desierto pequeño si lo comparamos con otros basados en su inmensidad. El secreto de este desierto está en la caprichosa disposición y forma de sus rocas, en esos tonos rojizos casi marcianos que son un lujo para la vista y ser el hogar de los beduinos desde hace miles de años.

Foto del desierto de Wadi Rum (Jordania)

Recorrer Wadi Rum en camello, o en un tambaleante todoterreno (cuanto más viejo mejor) son dos de las maneras en las que he podido disfrutar este hermoso desierto. Aunque también pasando la noche en un campamento de jaimas disfrutando de unas buenas viandas, fumando en pipa de agua (shisha o cachimba) o conversando alrededor del fuego con la gente local. Porque siempre que hay una noche en Wadi Rum, hay también un amanecer o un atardecer. Además de estrellas, muchas estrellas… Y esas son palabras mayores.

APUNTE: El desierto de Wadi Rum es uno de los 9 lugares imprescindibles que visitar en todo viaje a Jordania.

El desierto de Atacama (Chile)

Atacama, en Chile, es el desierto más seco del planeta. En el norte del país el Pacífico y los Andes forman una barrera inexpugnable no sólo geográficamente sino en lo que a climatología y lluvias se refiere. Es realmente extenso y sus rincones más interesantes están en las partes más altas, a muy poca distancia de Bolivia, donde prácticamente se entremezcla con el altiplano. Con San Pedro de Atacama como base, descubrí lugares asombrosos como el Valle de la luna, el salar o una zona de géiseres (El Tatio) a la que se le oye estremecer.

Desierto de Atacama (Chile)

Poco después de estar recorriendo el lugar, recién acusado el embrujo de San Pedro, escribí  un artículo titulado Atacama no es de este mundo, como reflejo de las sensaciones que inspiraron los que estuvieron entre mis mejores días en Sudamérica. Y es que el suelo atacameño no sólo tiene paisajes visualmente brutales sino que desprende una energía que sólo se entiende y se captura viviéndolo con calma.

Imagen del desierto de Atacama (Chile)

Un desierto visto desde un punto de vista de 3000 a 4200 metros de altura, con el influjo de las culturas atacameñas que se resisten a apagar su voz y un aroma a aventura  de una América Latina que late genuina en el imaginario del viajero es un motivo suficiente para que Atacama esté entre los desiertos más impresionantes del mundo con todo merecimiento.

El desierto del Sáhara (Marruecos, Túnez y Egipto)

Mucha gente piensa en el Sáhara como un infinito mar de dunas bañando gran parte del norte de África. Se da por hecho que es así, cuando no es cierto en absoluto sobre todo en una zona inmensa del mismo. La mayor parte del Sáhara es lo que se conoce como hammada, desierto de piedras. Pero en los grandes ergs desde el extremo sudeste de Marruecos hasta Egipto pasando por Argelia, Túnez y Libia, es donde se encuentra el desierto que siempre hemos imaginado.

Beduino en el desierto del Sáhara en Túnez

Los ergs son grandes masas de arena que forman dunas y llegar a ellos, en ocasiones, no es demasiado sencillo. Pero cuando se hace… se encuentra lo que uno venía buscando toda la vida. He tenido la suerte de estar en dos ergs, uno en Marruecos y otro en Túnez . Y absorber, por tanto, esos horizontes que no terminan nunca…

Dunas de Merzouga (Marruecos)

En Marruecos visité Erg Chebbi, autor de las prodigiosas Dunas de Merzouga, a las cuales arribé en solitario en una Renault Kangoo en la nochevieja del 2007. Ese era el medio y el fin de un reto  que tenía desde hacía mucho tiempo, por lo que nada más atisbar el lugar salí corriendo del coche y corrí hacia las dunas hasta sentirme en la mitad de la nada. La mejor manera de terminar y empezar un año.

En las Dunas de Merzouga (Marruecos)

Al sur de Túnez existe otro paisaje desértico que me dejó sin palabras en las dos ocasiones que tuve la fortuna de encontrármelo. En Ksar Gilane vi la arena invadir todo lo que había a mi alrededor. Este desierto de dunas nace en el Gran Erg Oriental de Argelia y tiene un tamaño considerable que provoca verse dentro de territorio tunecino. Allí la arena se va volviendo más roja a medida que el Sol va cambiando su posición, rozando cotas sublimes en el atardecer.

Foto de Ksar Gilane (Túnez)

Pero no tengo duda alguna de que el último viaje al desierto fue el más especial. Se trató de una aventura en el Sáhara Oriental, concretamente en el Desierto Líbico en Egipto. Me embarqué en la conocida como Expedición Kamal pasando 15 días en uno de los desiertos más recónditos del planeta.

Espero ir descubriendo nuevos rincones del Sáhara en próximos viajes y seguir captando toda su magia.

El desierto del Gobi (Mongolia)

Cuando en mitad del viaje Transmongoliano que hice con amigos, atravesando este desierto subidos en una van, nos daba por emular a los Status Quo con su mítico “In the army now”. Eso sí, haciendo unos pequeños cambios en la letra y cantando una y otra vez  “You are in Gobi now… ohh you´re in the Gobi… nooow”. Había que vernos, pero era reflejo de cómo nos sentíamos recorriendo uno de los desiertos más míticos del mundo. Exultantes, ilusionados… viajeros.

Foto con niños en el Desierto del Gobi (Mongolia)

El desierto del Gobi tampoco se caracteriza por ser un mar de dunas, pero igualmente cuenta con paisajes deslumbrantes. Aunque creo que una de las claves por las que disfruté plenamente de esta región del mundo fue por ser aún el hogar de los últimos nómadas del planeta. Los mongoles aún conservan su tradición itinerante y van de un lado a otro con su familia, sus animales y las características yurtas o gers en las que viven donde ellos quieran.

Ger en el Desierto del Gobi (Mongolia)

Allí, donde las carreteras ni existían ni las esperábamos, conocimos varias familias nómadas y supimos lo que era guiarse por los senderos que dibujaban las estrellas en el cielo. Tras la estepa mongola se extiende esta llanura solitaria a priori pero en la que en la nada más absoluta pueden aparecer unos niños a caballo con ropajes que parece que no hubieran cambiado nada desde los tiempos del mismísimo Genghis Khan.

Foto del Desierto del Gobi (Mongolia)

Además de esto el Gobi guarda espacio para lugares idílicos como los Flamming Cliffs (Las colinas llameantes), con cierto parecido al Gran Cañón, en el que hay una de las mayores densidades de fósiles y huesos de dinosaurio del mundo. O un valle surgido de la nada en la que se mantienen durante todo el año varios bloques de hielo. Todo un misterio cuanto menos inesperado.

El Gobi es muy diferente a cualquier desierto. Y su sangre es nómada…

El desierto del Namib (Namibia)

La arena se vuelve naranja en Sossusvlei, en el centro exacto del Desierto del Namib, alzándose sobre los los restos de lagunas muertas de sal y acacias africanas que conservan milagrosamente su esqueleto. Desde la duna 45 se ve el mejor amanecer de Namibia y, probablemente del sur del continente, pero si uno tiene paciencia y decide perderse por esta zona se topará con avestruces y chacales impenitentes ante el sol que abrasa aquellas jorobas de arena y sal.

Foto del desierto del Namib (Namibia)

Allá donde el Río Tsauchab se secó se conserva uno de los escenarios desérticos más fotogénicos y extraterrestres que he visto en mi vida. En Deadvlei, que quiere decir “Laguna muerta”, se percibe una combinación de colores magistral. Por un lado el blanco nítido de un suelo que se secó hace cientos de años y por otro la oscuridad de ramas que estilizan árboles casi petrificados. Si a esto le sumamos los montículos de arena color naranja y un cielo siempre azul aparece ante nosotros un paraíso para los amantes de la fotografía.

La Laguna muerta en el Desierto del Namib (Namibia)

Paisaje único donde los haya, fue capaz de infringirme una batería de emociones que sólo se pueden comprender si se ha estado allí antes.

Desiertos… tan lejos, tan impenetrables y tan sabios. Viajar a estos lugares me catapulta a una borrachera de sentimientos que se mecen en mi cabeza y desembocan en un corazón que se niega a acomodarse en la rutina. Sus vacíos engullen mi orgullo, su silencio son los diálogos escritos con papel y lápiz.

En el Desierto del Namib (Namibia)

Y de comodín: Kaluts (sudeste iraní)

Es cierto que prometí cinco desiertos pero no podía dejar de mencionar uno de mis últimos hallazgos viajeros. En el sudeste de Irán, a un par de horas de la ciudad de Kerman, nace el conocido como Desierto de Lut. Un área que tiene más de 100 kilómetros de largo y 80 de ancho se le conoce como Kaluts, el cual tuvimos la oportunidad de recorrer en un todoterreno sin más compañía que numerosas construcciones de barro talladas por la propia naturaleza. Aquellos paisajes que durante aquel viaje bautizamos como El marte iraní, nos dejaron con la boca abierta porque sin saberlo habíamos encontrado un Monument Valley del que jamás habíamos oído hablar.

Kaluts

Allí pasamos una noche junto al fuego y durmiendo en tiendas de campaña sabiendo que a la mañana siguiente despertaríamos emocionados con uno de los desiertos más bellos que habíamos visto en nuestra vida.

Kaluts (Irán)

Alguna vez dijo Paulo Coelho que “Dios creó el desierto para que el hombre pudiera sonreír al ver las palmeras”.  No cabe duda que la sonrisa forma parte de la primera sensación que los viajeros tienen al hallarse insignificantes en estos rincones para nada inhóspitos.

Desiertos… ¡qué lugares!

Sele

+ En Twitter @elrincondesele

Canal Facebook

17 Respuestas a “Viaje a los 5 desiertos más hermosos que he visto jamás”

  • Deja un comentario