El embrujo de la pirámide de Meidum (y la mastaba 17) en Egipto - El rincón de Sele

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El embrujo de la pirámide de Meidum (y la mastaba 17) en Egipto

A un centenar de kilómetros al sur del corazón de El Cairo, o alrededor de ochenta si calculamos distancias desde la meseta de Giza, se retuerce en su propia soledad una pirámide más antigua que la de Keops y de la cual surgen muchas más preguntas que respuestas. Nadie o casi nadie entre la multitud de turistas que visita Egipto cada año se aproxima ni siquiera hasta Meidum, desde donde se erige irreprochable y poderosa una gran estructura que destaca entre la arena y un océano de palmeras. En aquel oasis de silencio y viento se halla uno de esos lugares donde, quienes alguna vez hemos soñado un día con ser arqueólogos o sumar aventuras y rincones insólitos a nuestras vidas, encontramos justificación a una pasión desmedida. Y nos vemos precisamente donde deseábamos estar, navegando entre el polvo de túneles y galerías como tiempo atrás lo harían los saqueadores de tesoros.

Pirámide de Meidum (Egipto)

En las tripas de la pirámide de Meidum, así como en la enigmática mastaba número 17, se siente el elixir de los milenios, esquivando el ruido de las masas y de los vendedores de pócimas. La imperfección de lo colosal hace aún más inmensa la percepción de la belleza de aquellos escenarios antediluvianos donde nuestro tiempo no parece más que una centésima de segundo dentro de su longeva existencia.

La pirámide de Meidum y la figura del faraón Snefru

Meidum, un destino fuera de los circuitos clásicos a Egipto

No resulta de lo más usual entre quienes viajan Egipto que no realicen el largo tramo que separa El Cairo de Luxor sin utilizar el avión (o el tren). En ocasiones se tiene la sensación de que el río Nilo desaparece como si nada entre la capital egipcia y la antigua Tebas. Pero en absoluto es así. Y un buen ejemplo de lo que comento es precisamente Meidum, sitio histórico al que se llega por tierra y el cual, debido a su proximidad con el oasis de El Fayum, representa un motivo demasiado apetecible como para desear escapar de los clásicos circuitos turísticos de 8 días y 7 noches donde se juntan miles de personas haciendo lo mismo a la vez. La pirámide de Meidum no parece destinada para viajeros primerizos al país de los faraones, pero si una excusa para dar una vuelta de tuerca al itinerario previsto y rondar el Egipto soñado sin más compañía que la inmensidad así como el peso irreductible de la Historia.

Pirámide de Meidum (Egipto)

¿Pero por qué Meidum? ¿Qué tiene esta pirámide o, más bien, esta solitaria necrópolis del Imperio Antiguo para reclamar nuestra atención? A primera vista no se trata del modelo de pirámide que nos hemos hartado de mirar en los libros, en la televisión o a través de internet. Aunque miles de años atrás, aproximadamente 4.500 si nos atenemos a los comienzos de la tercera dinastía cuando se ha datado su construcción, la pirámide de Meidum era ciertamente similar a otros ejemplos de perfección vistos, por lo pronto, en Giza o en la pirámide roja de Dahsur. Fue con el paso de los siglos cuando el revestimiento y otras partes del monumento se fueron viniendo abajo, convirtiendo al monumento en una especie de pirámide escalonada inacabada. De hecho, el monte sobre el que parece que dicha pirámide se apoya es parte de lo los materiales que en otros tiempos la cubrieran por completo. Pues antes fue completamente lisa, reluciente, con un ángulo idéntico a la Gran Pirámide de Keops aunque con un tamaño inferior. 93,50 metros de altura y 147 metros de lado explican las dimensiones de la construcción, si bien hoy día lo que podemos encontrar cuenta con una elevación de 65 metros, una tercera parte menos del original. Y sus líneas perfectas se perdieran en un complejo de diversos niveles para permitirnos observar las entrañas de una estructura que otrora fuera tan perfecta como otras pirámides conocidas.

Plano de la pirámide de Meidum (Egipto)

La primera vez en la que accedí a la necrópolis de Meidum fue en el marco de una larga ruta terrestre y en dahabeya por el Egipto faraónico donde, además de los escenarios indiscutibles de todo viaje por el país, dimos cobijo a otros sitios menos conocidos por el gran público. Pocas horas después de abandonar El Cairo, quienes allí acudíamos, nos veíamos sorprendidos con el convoy policial que nos escoltó desde la salida de la carretera principal hasta casi a los pies del monumento. No había más turistas que nosotros y tanto en este como en otros yacimientos dentro de nuestra ruta terrestre, contamos con la protección, pues en Egipto el tema de la seguridad se lo toman realmente en serio. Precisamente son este aspecto y la calma proyectada los pilares fundamentales que han hecho que este destino vuelva a resurgir turísticamente hablando tras un periodo que no ha debido ser fácil.

Puerta de acceso a la pirámide de Meidum (Egipto)

Dentro de la pirámide de Meidum

Existe un acceso al interior de la pirámide que se halla a aproximadamente 20 metros de altura. Aunque la estrecha galería por la que se debe transcurrir con la cabeza gacha y bañados de sudor es en pendiente descendente. Y prolongada. Sus paredes ásperas, de nula decoración como sucede en el resto de pirámides, muy al contrario de los mausoleos tallados en los imperios Medio y Nuevo, nos acompañan hasta un nivel inferior desde el que es necesario ascender en rústicas escaleras de mano con el objeto de poner, por fin, los pies en la diminuta y vacía cámara funeraria. Allí dentro se puede escuchar el bramido del silencio más absoluto y sentirse en las mismísimas entrañas de la tierra. Pero, ¿Cómo iba a ser una sala tan pequeña el sepulcro final de un importante soberano? Los arqueólogos afirman que allí probablemente jamás estuvo cadáver de ningún líder político y religioso. Si bien discurren múltiples teorías que afirman que la pirámide fue erigida para contener la tumba de Snefru (también escrito Seneferu), el primer faraón de la cuarta dinastía (gobernando entre los años 2613 a 2584 a.C), aunque otros investigadores no descartan que sería Huny (c. 2636 y 2613 a. C), el último de la tercera dinastía, quien la mandó construir de manera previa.

Interior de la pirámide de Meidum (Egipto)

Cabe recordar que sería Snefru a quien se le atribuye la orden de levantar las dos pirámides de Dahshur (a mitad de camino entre El Cairo y Meidum), tanto la acodada o romboidal como la roja que la observa a corta distancia. Pero que jamás se halló tumba de Snefru en ninguna de éstas. Así que lo único que parece evidente es que tanto en Dahsur como Meidum estuviese el campo de pruebas de las primeras pirámides perfectas de la Historia del Antiguo Egipto, aunque con tantos miles de años bajo sus muros parece casi imposible discernir sobre la realidad exacta de aquellos imponentes monumentos supuestamente realizados para albergar el cuerpo y tesoros de este importante faraón antecesor de Jufu, más conocido como Keops, cuya pirámide ya parece sobradamente conocida por todos, ¿no es así?.

Subiendo a la cámara funeraria de la pirámide de Meidum (Egipto)

La mastaba número 17

Adherido a la propia pirámide de Meidum se conserva un pequeño  templo funerario. Y a escasos metros más se puede admirar la necrópolis donde familiares y nobles coetáneos a Snefru fueron enterrados. Como, por ejemplo, la mastaba de Nefermaat, quien fuera uno de los vástagos del faraón y donde se hallaron múltiples objetos funerarios así como la célebre pintura en estuco de las ocas de Meidum (expuesta actualmente en el viejo Museo Egipcio de El Cairo y con una copia exacta en el Museo Británico de Londres). Al lado la conocida como mastaba número 17, con una oquedad que sirve de puerta y donde hay que «arrastrarse» literalmente para acceder a la cámara funeraria de un personaje desconocido. Para llegar a la gran tumba bien pulida y de gran grosor se utiliza el conocido como túnel de los ladrones, pues fue realizado por saqueadores siglos atrás para acceder a dicha cámara. Pero el túnel no resulta apto para todo el mundo, sobre todo claustrofóbicos o con dolencias en espalda o rodillas. Hay una parte donde la inclinación debe ser máxima, siendo necesario reptar. Para, más adelante, colocarse con precisión con el objeto de descender por una escalera de mano y después caminar con cuidado por otra galería baja con unas tablas de madera. ¡¡Todo al más puro Indiana Jones!!

Túnel de ladrones de la Mastaba 17 (Meidum, Egipto)

La recompensa, eso sí, me parece magistral. Con un túmulo de dimensiones megalíticas del cual se desconoce su destinatario final. Al parecer los huesos aquí hallados se trasladaron a Europa, pero con tan mala suerte que donde estaban almacenados para su estudio cayó una bomba en la II Guerra Mundial, haciéndolos desaparecer por completo. Por lo que probablemente nunca sepamos a quién correspondía esa mastaba de gran tamaño con semejante tumba. Y a la que hoy vigilan decenas de murciélagos que encuentran en la cámara funeraria la oscuridad necesaria para su hogar. Aunque, para quienes pudimos acceder al interior, no fue un impedimento sino un motivo más para creernos dentro de una de las muchas películas de ficción, que de un modo u otro, nos había llevado hasta allí, a las profundidades del Antiguo Egipto, a una galería de ladrones de tumbas de un personaje indeterminado cuyo nombre se perdió en los océanos más profundos de la Historia.

Sele en la mastaba 17 de Meidum (Egipto)

¿CÓMO LLEGAR A LA PIRÁMIDE DE MEIDUM?  Nosotros llegamos a este lugar al sur de El Cairo en medio de un viaje de autor donde bajábamos por tierra hasta Luxor, pero quien estando en la capital egipcia y vaya por libre, existe una opción de excursión organizada de un día a la pirámide así como al oasis de El Fayum.

Aún queda mucho Egipto desde el que soñar

Sele en la Pirámide de Meidum (Egipto)

Egipto no tiene límites. Supera las fronteras de lo real y de la propia imaginación. Y, aunque son muchas las maravillas las que han aflorado en los últimos siglos, siempre seguirán quedando lugares insólitos y motivos para regresar a ese pozo de sueños imposibles donde discurren el río Nilo y los grandes desiertos de arena. Como diría Howard Carter… «Cosas maravillosas». No se me ocurre mejor manera para expresar lo que siento cuando mi mente se dirige a Egipto.

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