Camarero… una de arañas!!!!
Poneros en situación. Imaginad que vais al bar de toda la vida con vuestros amigos a tomar unas cervecitas y compartir unas tapas. Pero que en vez de encargar unas patatas bravas, unos pimientitos de Padrón o unos pinchos de tortilla se os ocurre pedir al camarero que os sirva una buena ración de arañas fritas con un puntito de ajo y sal. Eso podría significar dos cosas, o que estáis muy mal de la cabeza o que tenéis que cambiar de bar de inmediato. Aunque no habría que llegar a tal extremo si nos fuéramos muy lejos, a uno de esos lugares remotos del sudeste asiático en los que tan repugnante extravagancia pasa por ser algo rutinario. Porque en Kampong Cham, una provincia de Camboya, y más concretamente en el pueblo de Skuon, no hay aperitivo, comida o desayuno más demandado que el de una buena fuente de grandes arañas bien pasadas por la freidora.
Estas delicias arácnidas son indudablemente el plato más típico y que más ingresos genera a los camboyanos que residen en dicha localidad y alrededores. Se paga al peso más que por cualquier otro artrópodo que puedan recolectar, pero está justificado por ese «plus de peligrosidad» que tiene atrapar todo animal venenoso. Por fortuna, cuando se convierten en alimento, sus efectos tóxicos son inexistentes y, por tanto, no deberían causar problema alguno. Aunque somos muchos los que pensamos que tan suculento manjar debe, cuanto menos, tener una digestión complicada.
Siempre he sido un poco raro con el tema de las comidas, ya que hay muchas cosas que le gustan a casi todo el mundo y que yo aún soy incapaz de llevarme a la boca. Cierto es que cuando estoy de viaje trato de abrirme más y probar otros alimentos de la tierra. Pero la inconsciencia no me cegó cuando tuve delante las bandejas de arañas fritas por primera vez en el Mercado Central de Phnom Penh o días después en la propia Skuon. Me pusiera como me pusiera, no pude ni siquiera tocarlas, por mucho que las vendedoras insistieran en que invirtiera en el producto que tenían expuesto delante de mis narices.
Hay quien dice que la tradición de comer arañas en Camboya se debe a las horripilantes hambrunas en tiempos de Pol Pot (leer más sobre el Genocidio de los Jemeres Rojos), que llevaron a unos habitantes prácticamente desnutridos a alimentarse de lo que fuera con tal de continuar con vida. Aunque otros aseguran que esta es una costumbre mucho más arraigada puesto que en Camboya, así como otros países de su entorno, se practica con gran asiduidad la entomofagia (ingestión de insectos relativamente frecuente) en las que no sólo las arañas son las que acaban sobre el plato.
Skuon poco a poco va olvidando su nombre original, puesto que extraoficialmente es más conocida como Spiderville, la ciudad de las arañas, precisamente por este hecho. Gran parte de las rutas en bus que unen la capital camboyana con otros puntos del país, tienen una escala interesante precisamente aquí. Y es por ello que la fama de la gastronomía arácnida ha transpasado fronteras al formar parte de los minutos de descanso en los largos viajes de los muchos turistas que viajan a la milenaria Angkor, a Kratie o a Sen Monorom. Las caras de sorpresa y, sobre todo de asco, acompañan movimientos inevitables con las manos para taparse la boca. Algo usual para quienes bajan al servicio y a pedir algo para comer y se encuentran con un menú que incluye tan crujiente manjar.
Y me pregunto, ¿a qué saben las arañas fritas? Porque las patas se quedan tiesas y apenas parece que tengan carne, pero, ¿y el abdomen de la tarántula?. He leído en la red que no es demasiado agradecido porque suele conservar líquidos que mezclan órganos, huevas e incluso excrementos. Repugnante, ¿no creéis?
Pero son muchas más las dudas que me asaltan. ¿Se pelan las patas o se comen a pelo como si fueran patatas? ¿Qué se hace con la cabeza? Quien sabe si estas cuestiones las resuelva algún entomófago ocasional que eche un vistazo a este «crujiente» artículo y se convierta en nuestra luz en este asunto.
Si se os ha revuelto el estómago, os aseguro que no fue mi intención. Simplemente quería hacer mención especial a algo que me llamó poderosamente la atención y que creo que muestra lo diferentes que que somos. Pero no nos quedemos con que «madre mía lo que se come esta gente». Porque quien sabe si nuestra oreja de cerdo a la plancha o los mejillones que caen en la paella son consideradas por muchos países verdaderas extravagancias gastronómicas.
La próxima vez que viaje a Camboya no se me olvidará gritar eso de «Camarero…. una de arañas!!!!!!!»
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
+ Canal Facebook
17 Respuestas a “Camarero… una de arañas!!!!”
Joer que ascazo leer esto a estas horas de la mañana!!! Realmente se me han quitado las ganas de desayunar, muhcas gracias por contribuir a que mantenga la línea…Yo no estaría muy segura de eso de que las arañas firtas no llevan veneno, lo mismo te la comes y encima te da un jamacuco.
PD: Pues con respecto a tu referencia a la carta de los Reyes Magos, yo pienso que si que te van a traer más cosas a parte de viajes… (Eso es que has sido muy bueno este año jejeje)
Ni buenos días ni leches…
INSENSATO!!! GRACIAS POR DEJARNOS EL ESTÓMAGO HECHO UNA PENA!!! 😛
Nosotros siempre habíamos dicho eso de «cuando vayamos a un país asiático comeremos gusanitos, a ver a que saben»… Pero viendo las imágenes y los vídeos me parece que nos limitaremos a hacer fotitos jaja
¡Ah! Y que sepas que por este artículo los reyes te van a traer un par de cosas menos
Un abrazo 😀
Edu & Eri
Que buen artículo Sele! La verdad es que desde aquí suena muy curioso e incluso divertido, pero cuando uno se encuentra delante de decenas y más decenas de cestos con arañas fritas y por freír, el asco domina todo el cuerpo. Me ha gustado mucho el post, de verdad, súper interesante!
A mi me pasó que en Skuon mismo, del asco y estrés que me produjo ver tal cantidad de arañas y además ser el ojo de atención de unas cuantas niñas que correteaban con arañas vivas, tiré un cubo de arañas aún vivas que, por suerte no se escaparon más que dos o tres… Que vergüenza sentí.. Madre mía… hehe
En fin, un abrazo bien fuerte y que los reyes sean muy bondadosos, que creo, por lo que dice Rebeca (un saludo, Rebeca!) que lo van a ser…!
PD: Y gracias por la entrevista, me la leo inmediatamente!
Por si alguien ha conseguido leer hasta aquí sin visitar el servicio más cercano, y quiere saciar completamente la curiosidad, estas arañas enormes se comen enteras, y el sabor recuerda al pollo frito, aunque evidentemente no es tan carnoso.
De todos modos, su consumo deja de ser tan frecuente como hace años, y en muchas zonas encontrarás habitantes que nunca han probado ningún insecto, dejando al turista el asunto para «hacer la gracia». Aún así, en la vecina Laos, mientras esperaba unos noodles sentado en una acera, el dueño compartió conmigo una cucaracha a modo de tapa. De ésta no sabría decir un sabor parecido a algo más habitual, es simplemente crujiente y la textura no da asco.
Un abrazo a todos y que venga el año cargado!
jooooooooo que asco jajajajaja
Pues yo creo que las arañas deben tener gusto a gamba. De hecho si lo pensamos friamente que diferencia hay entre una gamba y una araña, o entre un escorpión y una langosta? Unos son «insectos» de tierra y los otros de mar.
Dicho esto, YO NO ME COMO NI LOS UNOS NI LOS OTROS!
Hola Sele!!!
En primer lugar, feliz año a tod@s los habitantes del rincón.
Buen artículo. A mí me ha entrado hambre, jaja! No, en serio, yo no sé lo que haría, pero si la gente lo come, es que no será tan malo. Además, dicen que los insectos son el alimento del futuro, porque habrá tanta demanda de alimento que tendremos que recurrir a ello. Así que, qué mejor que irse acostumbrando, como hicimos con las espinacas, jajaja!!! Es que yo no sé qué es más asqueroso, si una espinaca cocida o una lombriz.
En cuanto a la forma de comérselo, hay que hacer como con las gambas, te comes el cuerpo y chupas la cabeza, jaja!!!
Un abrazo.
P.D.: Me quedan 32 horas para estrenar el año viajero…
A mi también me gusta probarlo CASI todo cuando vamos de viaje pero no creo que me atreviera con una «tapa» de arañas. Lo dejo para Patrícia que ella sí que se mete en la boca todo lo que le echen.
Un abrazo y que en 2011 se cumplan todas vuestras ilusiones.
Ya estamos… Tu no quieres que vaya a esa zona del mundo no Sele?? Y vivas?? se ven muchas?? por que la verdad que muertas no creo que tenga muchos problemas… pero vivas…
He de decirte que este ha sido el «peor» post que he visto en tu blog!! y aunque parezca mentira he visto las fotos (que ya había visto) y los vídeos (que no veo cuales has puesto) los veré en casa y con el estómago vacío.
Un saludo compañero!
Pues a mi me pasa como a M. Teresa, que suelo probarlo siempre todo y que me encanta descubrir nuevos sabores, pero…
lo confieso… no me atrevería con eso!!!
Saludos
Ahí, con lo ricas que parecen esas arañitas fritas. Y, ¿qué me decís de los bichos que las acompañan? Bocato di Cardinale… jejej
Escribo a última hora del domingo para informaros que mañana sale a la luz el regreso de las Crónicas de Bulgaria y Macedonia. Podréis ver un capítulo que narra nuestro paso por la peculiar capital de Macedonia, Skopje, una ciudad que no tiene demasiada fama pero que si se indaga bien, cuenta con bastantes cosas interesantes.
Ah, y estrenamos banner en El rincón de Sele. Resulta que tenía uno preparado y lo mostré este sábado en facebook a ver qué le iba pareciendo a la gente, pero apareció un lector, Mariano, y me envió una propuesta de cabecera que la verdad me encanta. Estoy decidiendo y «probando» qué hacer finalmente. Mañana el desenlace…
Y UNA NUEVA RUTA EN SKOPJE!
Os espero entonces…
Sele
Eeeeggggsss!!! Qué asquito!!! Creo que no lo probaría nunca…
Yo creo que tampoco podría jeje
La pregunta del millón Sele. ¿Las probaste o no? jajaja.
Yo tuve una experiencia similar durante mi paso por Tailandia (bueno varias). Antes del viaje, estaba super convencido de que probaría los insectos, aunque fuera un pequeño grillo refrito. Sin embargo, una vez me encontraba frente a las canastas de insectos varios fui incapaz de probar ninguno. ¡Y eso que los caracoles que ponen en Graná me encantan! Con su caldito picante pa’ mojar pan!
Los mariscos al fin y al cabo siguen siendo bichos. Insectos pero del mar. ¿Por qué esos sí? ¿Acaso están más limpitos por estar dentro del agua?
Un día me asaltó la misma duda que a ti.
Una chica, de origen asiático, cogió uno de los escorpiones que había disponibles para degustar. La chica no parecía tailandesa, pero tampoco se veía que tuviera demasiados problemas para comérselos. ¡Ni preguntó cómo se comían!
Yo veo un escorpión y no sabría por donde empezar. ¿Le quito la cola?, ¿hay que pelarlo?. Nada. La tipa cogió la cabeza y se la arrancó de un bocado.
Me quede perplejo. ¿Quizás fue por esa escena por lo que al final no probé ninguno?
Nunca lo sabré jajaja.
Un fuerte abrazo Sele
¿Y si te digo Oliver que me comería antes una araña que un caracol? No puedo ni verlos. De hecho me cuesta estar en una mesa en la que alguien los está comiendo jeje
Para que veas que luego aquí cada uno somos raros raros.
Un abrazo!
Sele
dios mio hay que tener valor para comer algo asi
[…] o mucho más lejos, como en Camboya, aún hay lugares en lo que se comen grandes y peludas arañas fritas. Es cuestión de tradiciones, de gustos… y de dejarse llevar por las cosas […]