Bacharach, un pueblo de cuento a orillas del Rin
Alemania atesora grandes rutas escénicas en las que los viajeros parecen sumergirse en un auténtico cuento de hadas. En Renania-Palatinado el Valle Superior del Medio Rin permite un viaje fascinante entre pueblos medievales, imponentes castillos vigilando desde la cima y un mar de viñedos que se reflejan sobre una de las cuencas fluviales más importantes del país. De todo este área Patrimonio de la Humanidad elegimos para perdernos en una escapada en coche por tierras germanas un solo lugar cuyo nombre es Bacharach y que por sí solo acumula numerosas razones que lo convierten en quizás el pueblo más bonito a orillas del Rin.
Bacharach es el espejismo de un cuento con casas de entramados de madera, torreones góticos, ruinas de capillas medievales y su propio castillo emergiendo de cultivos vinícolas que buscan la verticalidad de manera constante. Un tesoro que merece la pena visitar y ser catado como sus vinos, con el paladar, la vista y el olfato.
¿Por qué Bacharach?
Veníamos de pasar unos días en Heidelberg con muy buenos amigos. Hacía tiempo que nos nos regalábamos una escapada de este tipo y terminamos haciendo una ruta improvisada entre los límites de Baden-Württemberg (con la propia Heidelberg así como Schwetzingen) y de la región de Renania-Palatinado (Rheinland-Pfalz), esta última más conocida como la «Alemania romántica», dándole peso a poblaciones como Worms y Espira (Speyer), dos de las ciudades más antiguas del país. Pero para el último día decidimos darnos otro regalo, dormir y, por supuesto, despertar en uno de esos pueblos que parecen haber sido construidos únicamente a base de la imaginación de los Hermanos Grimm. Un lugar que degustar a fuego lento en plena primavera y donde perder la noción del tiempo. Y ahí fue Bacharach el que puso el escenario. Así que le echamos carretera y manta hacia este destino que apenas se encuentra una hora desde ciudades bien comunicadas como Frankfurt o Mainz. Allí llegaríamos con nuestro coche alquilado poco antes de la cena.
NOTA: En esta ocasión decidimos alquilar nuestro vehículo en el propio aeropuerto de Frankfurt a través de la compañía Sixt. De allí partimos con un Audi A3 super equipado que tenía wifi y GPS, y no llegaba a los 15.000 kilómetros.
Tan sólo un día antes del viaje habíamos reservado habitación en un pequeño hotel que estaba intramuros (Bacharacher Hof), justo nada más traspasar la torre (Marktturm) que queda frente al embarcadero. La gran joya del Valle Superior del Medio Rin (Rhein en alemán) no sólo es accesible en coche sino en barco (tanto de transporte corriente como de cruceros fluviales) que se detienen aquí de manera obligada en su camino entre Coblenza y Mainz. No obstante es para muchos uno de los mayores encantos de la región, ya que posee todos los ingredientes que convierten al valle en un lugar tan especial.
Según la UNESCO «este paisaje cultural de castillos, ciudades históricas y viñedos, que se extiende a lo largo de 65 kilómetros del curso del Rin, es una viva ilustración de la presencia y el protagonismo del ser humano en un paisaje natural espectacular de rica diversidad. La historia y la leyenda están íntimamente vinculadas a este valle, que desde muchos siglos atrás viene siendo una poderosa fuente de inspiración para escritores, artistas y compositores». Razón por la que el Valle Superior del Medio Rin fuera inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad en el año 2002.
Después de cenar en el propio hotel un par de schnitzels en salsa de champiñones y aprovechando que anochecía tarde a esas alturas de la primavera, decidimos dar un primer paseo por la histórica Bacharach que sirvió para darnos cuenta verdaderamente de dónde habíamos ido a parar. Aquello parecía una maqueta de un pueblo medieval alemán perfecto. Dispuesto a lo ancho y separado varios metros del río por una estrecha pradera así como las vías del ferrocarril, la fisonomía del pueblo era fácil de recordar. Dos calles paralelas al Rin como Langgstrasse (junto a la muralla y las vías del tren) y Oberstrasse (en la segunda está la oficina de turismo y algunas de las casas más atractivas), la Markplatz (o plaza del mercado) con la iglesia de San Pedro destacando y la calle que parte de allí mismo (Blücherstrasse) para perderse perpendicularmente por el valle de Steeger y sus viñedos en vertical. Toda Bacharach además está rodeada de murallas y torreones. Y en lo más alto de la colina central el castillo de Stahleck poniendo sus ojos sobre la localidad y alrededores en 360 grados.
Descubriendo Bacharach, una localidad del medievo con mucho que ver y hacer
A primeros de mayo el clima estaba siendo muy benévolo con nosotros. Temperaturas de hasta 20º y un cielo absolutamente despejado nos estuvieron acompañando durante toda nuestra estancia en Alemania. Bacharach parecía vivir la mejor de sus primaveras. Amaneció con la bruma típica que el Rin regala a su valle a primera hora de la mañana. Cuando despertamos el castillo estaba envuelto en una neblina que le daba ese toque que tanto le gustaba a los románticos decimonónicos tan amantes de las ruinas, las fortalezas medievales y la niebla como de sus desgastados libros de poesía.
Marktplatz
Cuando empezamos nuestro recorrido por Bacharach no había demasiada gente en la calle. Y nos vino bien para tomar fotografías y disfrutar de la tranquilidad de uno de esos lugares donde no me importaría retirarme algún día (aunque la lista empieza a ser larga a estas alturas). La Marktplatz hace de corazón de esta ciudad cuyo nombre proviene del topónimo «la hacienda celta del Baccaracus», que hace referencia a su pasado mucho antes de que el emperador Carlos VI le otorgara el rango de ciudad en el año 1356. Precisamente la Plaza del Mercado, uno de los pocos puntos semiabiertos de Bacharach, acaudala a la vista de la Peterskirche una colección de preciosas casas de entramados de madera. La Alte Haus (que significa en alemán «casa antigua») es una de las postales preferidas por los visitantes, aunque nos bastaba con caminar apenas unos metros para toparnos con auténticas casas de muñecas que lograban trasladarnos a la Edad Media.
Oberstrasse
Nos dirigimos a la Oberstrasse, a la que todavía no se habían colado los rayos de sol, y seguimos impactados por las fachadas de paredes blancas y nervios de madera. La antigua Casa de Correos destaca por su ornamento en entramados y un patio digno de una vivienda señorial de la época. Más adelante el edificio municipal (Rathaus) se alarga hasta uno de los senderos que suben hasta la cima de la colina celta en la que en el siglo XIV se erigió la principal fortificación de la ciudad, el castillo de Stahleck.
Sendero hacia el castillo de Stahleck
Elegimos tomar el camino aprovechando que aún no hacía demasiado calor. Se trata de un tramo con algo de desnivel pero bastante fácil de hacer (salvo cuando llueve y se embarra todo), que va mostrando a las espaldas el curso del Rin o Rhein, la razón de ser de una de las regiones más prósperas en territorio germano desde hace siglos. Bacharach fue beneficiada no sólo por producir uno de los mejores vinos de la región, por su faceta comercial y su importante mercado vitivinícola, sino también por servir como residencia de uno de los siete príncipes electores del Palatinado, el cual tenía la consideración de «Vicario del Reich» (administrador de la potestad real).
Bordeando los adarves de la gran fortaleza de la familia Hohenstaufen, dueños de este señorío feudal, el Rin se fue deshaciendo por completo de las primeras brumas matinales. El tráfico de barcos de carga y de cruceros fluviales eran responsables de la vida ordinaria de un paisaje compuesto por bosques y, sobre todo, por viñedos caracterizados por una verticalidad que convierte su vendimia en una actividad de riesgo. También se dejaban ver a lo lejos otras poblaciones y atalayas. Todo esto forma parte de esos 65 kilómetros entre Coblenza y Bingen que engloban la parte protegida por la UNESCO y que supone una de las mejores rutas fluviales (o por carretera) del país germano.
Un mirador llevaba el nombre de Victor Hugo, quien visitó el pueblo en su viaje por el Rin («río vertebrador de historias y culturas, espina dorsal de todo un continente») y posteriormente escribió en 1842 un libro sobre su experiencia. Nuestros pasos fueron poniendo sus hitos en diversos torreones de nombres también inspiradores, algunos bien conservados mientras que otros se hallaban semiderruidos.
Llegamos al castillo bajo un sol imponente. Stahleck, la fortaleza de los Hohenstaufen, ya no sirve de residencia señorial. Desde hace más de noventa años sus muros sirven para hospedar visitantes, siendo uno de los alojamientos más interesantes de la red de albergues juveniles alemanes Jugendherbergen in Deutschland (DJH). Sus instalaciones nos parecieron bastante más que un simple hostel. Sólo el mero hecho de dormir en un castillo de ese tipo y con semejantes vistas merece la pena.
Pero además Stahleck es visitable (salvo la zona de las habitaciones). Destaca su gran torre circular coronada por un techo cónico de nada menos que 16 metros. Pero lo que más llama la atención es el emplazamiento en el que se encuentra y las vistas que regala del curso del mítico Rin así como de los viñedos que también siguen la estela de otro pequeño valle como es el Steeger.
Regreso a Bacharach desde el castillo
Steeger Tor (la torre de Steger) volvió a ser lo primero de Bacharach que vimos nada más bajar desde el castillo (se puede hacer por un sendero estrecho o por la carretera para ver mejor los viñedos). De ese modo entramos de nuevo al pueblo por la calle que vertebra la localidad como es Blücherstrasse y que termina en la Plaza del Mercado.
Nos quedaba visitar Peterskirche (Iglesia evangélica de San Pedro) que terminó de construirse en el siglo XVI para reencontrarse con el gótico desde una base originalmente romántica. Lamentablemente la encontramos cerrada al público ese día. Su interior es rico en sepulcros fúnebres de caballeros medievales y familias nobles de la época.
Wernerkapelle, el emblema en ruinas de Bacharach
De la Peterskirche tomamos un sendero con el objeto de visitar otro de los iconos de la vieja ciudad medieval. Tras subir un centenar de escalones llegamos a la Wernerkapelle, una iglesia que se construyó entre finales del siglo XIII y principios del XV en honor a un santo que en realidad lo fue para el pueblo pero jamás fue canonizado por la iglesia católica. La aparición del cadáver del joven jornalero Werner abierto en canal y colgado para abajo dio pábulo a numerosas teorías conspiratorias en el pueblo. Se dijo que había sido masacrado por judíos, a quien además sin prueba alguna se les acusó de dicho asesinato así como de haber utilizado la sangre del chico para un enrevesado ritual secreto. Los locales santificarían a Werner y sus restos, enterrados en la entonces iglesia de San Cuniberto, fueron objeto de peregrinación. La capilla de Werner sería uno de los núcleos más importantes de Bacharach hasta que el Vaticano se opuso fervientemente a hacerle santo y, sobre todo, con la destrucción del templo en 1689 en un incendio que dejó los muros desnudos visibles hoy día.
El propio Victor Hugo visitaría la vieja iglesia abandonada de la que escribiría lo siguiente: «Sin puertas, sin tejado o ventanas, un impresionante esqueleto contrapone su silueta con el cielo. Por encima de él, las ruinas de un castillo cubierto de hiedra sirven de corona. Esto es Bacharach, tierra de cuentos de hadas, de leyendas y sagas.» Hoy día, las ruinas de la Wernerkapelle son monumento protegido y uno de los escenarios más fotogénicos de la ciudad. Además si se sigue el sendero también se puede llegar al castillo de Stahleck.
Postales de Bacharach
Con la Wernerkapelle habíamos visitado lo principal de Bacharach, pero aún nos quedaba algo mejor, disfrutarlo sin mirar el reloj, hacer fotos del conjunto de casas viejas que hay detrás de Rosenstrasse, sentarnos a orillas del Rin y aprendernos los horarios de los barcos que pasan normalmente por aquí en su viaje entre Coblenza y Mainz. Entonces decidimos que esto sólo había sido un aperitivo de un viaje posterior que ya hemos empezado a preparar en nuestro subsconsciente. Tarde o temprano, la ruta del Valle Medio del Rin, en coche, barco o en carreta si hiciera falta, formará parte de nuestro curriculum viajero. De pocas cosas estoy más seguro que de ese futuro viaje sin fecha…
Sólo viendo estas postales de Bacharach, uno entre muchos, da para pensárselo:
Y es que, ¿a quién no le apetece irse a dormir para despertar dentro de un cuento de hadas?
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
15 Respuestas a “Bacharach, un pueblo de cuento a orillas del Rin”
Noruega, Alemania y Valonia, son tres lugares que amo profundamente, por lo que ultimamente estoy disfrutando de tus tuits y posts.
Gracias por compartir estos bellos destinos!
Saludos desde Argentina
Gracias Betty, cómo me alegra leer eso. Entonces permanece atenta al blog que tengo mucho más que ir contando de estos destinos.
Saludos a mi Argentina querida!!!
Sele
Si te gustan las casas de entramado de madera, te recomiendo Quedlinburg.
Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Es muy poco conocida lamentablemente, y tiene el mayor numero de «Fachwerkhäuser» de toda Alemania. La restauración de las casas se ha hecho muy bien, son realmente originales.
No lejos de Quedlinburg, se encuentra Wernigerode, con un castillo imponente, para mi gusto Wernigerode esta demasiado recontruida.
Saludos desde Stuttgart.
Adriana, tomo nota de Quedlinurg. Tiene muy buena pinta y tengo pendiente hacer Sajonia.
Alemania, la verdad, que es una pasada para viajar 😉
Gracias por tu comentario!!!
Sele
Con todo respeto, no me malinterpretes, pero puede haber alguien con un minimo de sensibilidad que no quede embrujado por un conjunto de casas de entramado! Y las de Alemania son increibles!
saludos
24 veces he estado en Alemania como turista. Y me gustaron Wernigerode y Quedlinburg.
Alberto albercord@yahoo.es
El Valle del Rhin, en esta zona, desde Bingen hasta Boppard (precioso tambien y ese si lo camine), es particularmente alucinante! Yo solo lo visite paseando por el rio en el barquito y revente la camara! Me toco un dia de sol,imaginate!
Bacharach desde el agua es bellisimo!
El Mosela es incredible tambien, mas estrecho, mas intimo,con el fantastico pueblo de Cochem con su bello Castillo alla arriba! Otro must de Alemania!
Buena la recomendacion de Quedlinburg! Es muy poco conocida y es realmente preciosa, una de las joyas ocultas de Alemania! No entiendo como no es una ciudad famosa, la zona es incredible! Debe ser por lo del turismo de masas. Van como rebaño, ya sabes.Si estas por ahi no te pierdas Goslar (Hermosa ciudad imperial) y Wernigerode con su Castillo en lo alto. Otras dos joyas que tuve el gusto de conocer y que son de lo mejor de Alemania. Las tres valen la pena! aunque por un pelin, me quedo con Quedlinburg!
Se que Italia, Francia,por ejemplo, tienen mayor y mas variado patrimonio pero Alemania es mi pais favorito!
Goslar tambien es patrimonio de la Humanidad, junto con la mina!
saludos
Hola. Estamos armando nuestro viaje a Alemania y te agradezco toda la información sobre Bacharach.
Saludos desde Argentina.
Hola Sele, ayer volvíamos en tren de visitar Koblenz hacia Mainz y gracias a tu blog hicimos una parada de unas horas en Bacharach, por ahora lo mejor del viaje! Saludos
Fanstástico Elena, no sabes cuánto me alegro!! Bacharach es un lugar mágico, de no creérselo 😉
Un saludo y gracias por tu comentario,
Sele
Excelente la descripción que hacen de Heidelberg, estuve ahí y me gustó mucho,´gracias por sus comentarios me ayudaron mucho a recordar los nombres de los edificios antiguos que tengo en mis fotos. Cariños.
Hola. Tengo la posiblidad de estar 3 noches en frankfurt y x lo que estuve viendo me dieron ganas de ir a heidelberg y a bacharach, donde conviene dormir ? me pasarias algun dato ? y que otro pueblito cercano me recomendarias ? muchas gracias
Hola Dolores,
Yo me quedaría a dormir, al menos, una noche en Heidelberg, para ir más tranquilos a esa parte (los alojamientos eran caretes y dormirmos en un tipo motel de carretera a las afueras). En Bacharach si dormís me gustó el Bacharacher Hof, en la misma zona medieval. Otros pueblos recomendables cercanos son Boppard, Overwesel, Braubach. De camino a Bacharach verás también un montón de sitios apetecibles. Lo ideal es hacer la ruta completa por el Rhin desde Coblenza (o Colonia si me apuras).
Mucha suerte en tu viaje!
Sele
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