A pedales en Valonia por las tierras del gran Godofredo
Hace unos días regresaba una vez más a Bélgica para realizar un intenso viaje en coche por Valonia, esa entrañable mitad sur con acento francés y más castillos de los que uno si quiera puede asimilar. Y aprovechando que 2016 es el año del cicloturismo en la región me apunté a eso de visitar determinados lugares yendo a en bicicleta para no faltar a la cita. Pedaleé por los bosques de Bouillon, la tierra del gran Godofredo, protagonista en las primeras Cruzadas a Tierra Santa y nombrado protector del Santo Sepulcro, e hice lo propio igualmente en la ciudad de Namur, la vibrante y sorprendente capital valona.
Subido a una bici me dejé llevar por caminos empedrados, miradores de vértigo, una sucesión de meandros, castillos y paisajes de una de las regiones con mayor densidad de bosques que hay en Europa. En el campo o en ciudad, pero en la mirada la bella Valonia en bicicleta…
Bouillon en bicicleta: la tumba del gigante
Bouillon es el alma más medieval de las Ardenas en Bélgica . El gran Godofredo de Bouillon fue dueño de un poderoso castillo que se expande en lo alto de una loma, quien se vio además obligado a venderlo en última instancia para financiar su única obsesión, defender Tierra Santa en las que serían las Primeras Cruzadas. Además muy cerca siempre tuvo a otros como Herbeumont, Neufchâteau (del que apenas queda nada) o la gran fortaleza de Sedan, parte también de las Ardenas, aunque ubicado en territorio francés (a tan sólo 16 km de Bouillon). No cabe duda que esta es tierra de castillos medievales.
Este territorio accidentado situado al sur y casi fronterizo con Francia cuenta con numerosos senderos para recorrer con bicicleta, sobre todo de montaña. Hay circuitos bien señalizados y hacerse con una bici es tan fácil como pasarse por la oficina de turismo para preguntar (te ayudan a alquilar una bici y te proveen de rutas posibles) o sencillamente ir a uno de los hoteles con el distintivo Bienvenue vélo, perfectamente preparados (y proactivos) para quienes van a practicar cicloturismo.
En Bouillon me interesaba mucho llegar a disfrutar de la que se conoce como Le tombeau du Géant (La tumba del gigante), un meandro espectacular del río Semois cuyo paisaje de verdes bosques no ha cambiado en miles de años. Y desde esta pequeña ciudad había varias maneras para alcanzar este lugar de leyenda y, sobre todo, un espacio para contemplarlo desde lo alto en un lugar llamado Botassart. Así que no me perdí la experiencia.
Durante una mañana que empezó con lluvia y se fue despejando poco a poco descubrí senderos, pueblos pequeños, paisajes campestres y, por fin, los bosques cerrados que tan bien definen a las Ardenas belgas. Un pedacito de los celtas en el corazón de Europa. De hecho la historia de la tumba del gigante tiene mucho que ver con este pueblo que no pudo impedir la llegada inevitable de los romanos hace ya dos mil años.
En Botassart, a la que se llega con un ascenso final tan maldito como duro (el resto no es tan complejo), encontré las razones por las que cuando se tiene a la vista la tumba del gigante no se la puede dejar de mirar un segundo. Es algo extraordinario, un súmmum paisajístico en la tierra del gran Godofredo, en esa Valonia que todavía no copa portadas y sigue siendo una auténtica desconocida. El vuelco imposible del Semois abraza una isla arbolada donde se halla explicación de una leyenda que cuenta que cuando los romanos se aproximaban peligrosamente sobre el territorio en que vivía un gran gigante, éste, antes de ser apresado (para ser asesinado o ser vendido como esclavo) se arrojó al vacío para terminar con su vida. Y allí, precisamente, muchos dicen que se encuentra su tumba. De ahí que se le conozca con ese nombre al lugar.
Dicen que Victor Hugo quedó extasiado con esta maravilla paisajística valona. E incluso hay bancos para sentarse a contemplar a cualquier hora del día este capricho del río Semois que cuenta con una energía especial que sólo se explica cuando se llega hasta aquí. Tengo que reconocer que el premio es inmejorable.
Botassart, con una interesante capilla del siglo XVIII y un horno de pan comunal, suele ser el fin de etapa. La vuelta ya sería en sentido descendente aunque para los más inquietos existe la posibilidad de continuar para no regresar por el mismo sitio y hacer un circuito más antes de llegar al punto de partida, Bouillon.
NOTA: Hay en Bouillon diversos senderos para bicicleta con distinta dificultad. La de la tumba del gigante es de dificultad media, pero también se puede llevar la bici en coche y empezar por arriba saltándose el pronunciado desnivel de ascenso. Lo mejor es preguntar en la Oficina de Turismo en la propia Bouillon (Quai des Saulx, 12, en la orilla opuesta al castillo, bajando por el Hotel de la Poste) donde te prestarán ayuda, mapas y lo que necesites.
Pedaleando por Namur: la capital de Valonia en bicicleta
A una hora escasa de Bruselas la ciudad de Namur se erige como la orgullosa capital de Valonia. En la confluencia de dos ríos como el Mosa y el Sambre, surge en lo más alto una ciudadela medieval del siglo XI en la que llegó a haber un castillo merovingio, a dominar los españoles en tiempos de los Tercios para después ser acondicionada una estructura defensiva por el mismísimo Vauban, mariscal francés de Luis XIV experto en el diseño de fortificaciones.
Namur es una ciudad cargada de historia, llena de acontecimientos culturales y con sangre joven recorriendo sus calles gracias a los miles de universitarios no sólo belgas sino de todo el mundo que estudian en su prestigiosa universidad. Ya había tenido la oportunidad de conocerla junto a Dinant (a escasa media hora) en una escapada que hice años atrás con mi madre a Luxemburgo y Valonia con el aeropuerto de Charleroi como punto de partida. Pero esta vez quise visitarla de una manera diferente, utilizando la bicicleta.
Namur se trata de un lugar «bike friendly» como otras ciudades valonas tipo Mons o Lieja. Al contrario de Bouillon, aquí las pedaladas, con la excepción de la subida a la ciudadela, se dan sobre plano. Y no es necesaria bicicleta de montaña para hacerlo, por lo que mucha gente va y viene en bicicletas de paseo. Existen en Namur multitud de alojamientos con el distintivo Bienvenue vélo, un buen número de tiendas que alquilan y arreglan bicicletas, e itinerarios señalizados en el tejido urbano de la ciudad valona. En mi caso la bicicleta la recogí de una tienda que se sitúa en la misma Estación Central de trenes llamada Pro Velo (provelo.org) que abre todos los días de la semana y con precios asequibles que van desde los 6€ por dos horas, 10€ por cuatro horas, un día entero 14€ a dos días por 21€ (56€ si es una semana completa).
Las posibilidades de hacerse con una bicicleta a cualquier hora del día van más allá de los comercios o determinados alojamientos. Por toda la ciudad hay posibilidad de alquilar una bicicleta en plena calle a través del servicio Li Bia Vélo (www.libiavelo.be). A día de hoy hay nada menos que 24 puntos de recogida y devolución de bicicletas y los precios son bastante competitivos (algo menores que en tienda, a diferencia que se pueden recoger en una estación y dejar en otra).
Mi itinerario en bici me llevó por los principales puntos a visitar en la ciudad, dejando para el final (y a pie) la ciudadela así como la oportunidad de navegar por los ríos Mosa y Sambre en uno de los barcos que alquilan para la ocasión en La Capitainerie.
El casco histórico de Namur es bastante pequeño y manejable. Pude pasar de la estación a Place d’Armes en algo menos de diez minutos atravesando las emblemáticas Rue de Fer y Rue de l’Ange (con fachadas antiguas de ladrillo y ventanas en crucería, típicas de la zona). En la Plaza de Armas se encuentra el corazón de la ciudad, con el hermoso edificio del Palacio de Congresos y a sus espaldas el Beffroi, un campanario civil de la época medieval que forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad UNESCO junto a más de medio centenar de edificios de este tipo en Bélgica y norte de Francia. Lamentablemente a la torre no se puede acceder pero sí que sirve para hacerse una idea de que uno se encuentra en un espacio con mucha Historia.
Avanzando hasta el río, justo antes de tocar el puente del Sambre, me fijé que a mano izquierda había un emplazamiento muy característico con el escudo de España destacando en la fachada principal. Se trataba de La Halle al’Chair, un antiquísimo mercado cubierto mandado erigir por un gobernador español en Bruselas que estaba bajo las órdenes del Rey Felipe II (en ese momento Namur formaba parte de la Corona española). Estaba destinado al gremio de los carniceros, para aumentar las condiciones de higiene y salubridad de los alimentos que trataban y posteriormente ponían a la venta. Actualmente funciona como Museo Arqueológico de Namur, aunque se está terminando de construir otra sede más grande.
En el propio puente pude admirar la ciudadela que vigila toda Namur desde hace prácticamente un milenio. La subida, prevista para más adelante, la haría a pie después de devolver la bicicleta, aunque hay quien también se anima a hacerlo pedaleando. En esta posición uno entiende la importancia estratégica de la fortaleza, ya que se sitúa junto en la unión de los ríos Sambre y Mosa.
Desde allí, sin cruzar al otro lado, seguí a mano derecha por la orilla del río. Es la mejor zona para pasear en bicicleta de toda la ciudad. Si uno quiere puede pedalear por las orillas del Sambre hasta olvidarse completamente de que hay ciudad. Si se hace por el Mosa es posible llegar hasta la pintoresca ciudad de Dinant, otra de esas urbes imprescindibles para conocer en Valonia.
A mano derecha, tomando la Rue Joseph Saintrain subí durante unos 300 metros hasta la Plaza de Saint Aubain, donde se ubica la catedral del mismo nombre. Un parking poco oportuno bordeando el monumento no hace honor a una de las grandes joyas de Bélgica. La cúpula advierte que se está ante un sitio importante, y diferente. Y con razón. Pocos lugares como éste tiene Valonia dado que es un ejemplo de barroco italiano (con añadidos rococós e incluso neoclásicos) diseñado por Gaetano Matteo Pisoni a mediados del siglo XVIII sobre una colegiata anterior. Es Namur, no Roma. Pero como si lo fuera. Aparqué la bicicleta y entré al templo, por segunda vez en mi vida, y quedarme boquiabierto nuevamente ante uno de los interiores más espléndidos que se pueden visitar en el norte de Europa.
La catedral de Saint Aubain tiene obras de pintores famosos como Jordaens o Van Dick, pero una de las cosas que más sorprende del templo, además del órgano y la impresionante cúpula, es que en el altar mayor se encuentra supuestamente el corazón de Juan de Austria, hijo ilegítimo del Emperador Carlos V y Gobernador de los Países Bajos españoles durante el reinado de su hermano Felipe II. Su tumba se encuentra en El Escorial pero en Namur, la capital valona, quedó el corazón de uno de los héroes de la Batalla de Lepanto.
El otro templo más importante (y hermoso) de Namur queda muy cerca de allí en plena Rue de Collège. La iglesia jesuita de Saint-Loup, del siglo XVII, está inspirada en la del Gesú de Roma con numerosos elementos que también se advierten en la Iglesia de San Carlos Borromeo de en Amberes (anteriormente dedicada a San Ignacio de Loyola).
Después me perdí por diversas calles peatonales y comerciales donde por la mañana en un día de diario era un gusto pedalear y detenerse a tomar fotografías. Las fachadas de las casas (muchas de los siglos y XVII, XVIII), en buena parte de ladrillo, dejaban ver las flores de la primavera saliendo de las ventanas. Y así en lo que fue una ruta de un par de horas devolví a su sitio la bicicleta para continuar ya a pie la visita planteada en la ciudadela, una breve travesía en barco desde La Capitanerie así como una escapada muy recomendable a Crupet, uno de los pueblos más bonitos de Valonia, y a tan sólo veinte minutos en coche desde Namur.
Valonia en bicicleta: el año del cicloturismo
2016 es el año del cicloturismo en Valonia y son muchos los esfuerzos tanto en la región como en las respectivas localidades por ser firmes ante un modelo de turismo activo bien apreciado por los amantes de los pedales y las dos ruedas. Se ha ampliado la red de recorridos en bicicleta en Valonia, ha aumentado la oferta de alquileres de bicicletas (clásicas, de montaña y eléctricas) así como de servicios a ciclistas en las respectivas oficinas de turismo, agencias locales y, por supuesto la disposición con distintivo de hoteles involucrados en el proyecto Bienvenue vélo, los cuales deben ser capaces de estar adaptados para quienes realicen la práctica del cicloturismo.
La página oficial en castellano de la Oficina de Turismo de Bruselas-Valonia cuenta con una sección dedicada en exclusiva al cicloturismo donde uno puede informarse al detalle de recorridos, agenda de eventos relacionados con el ciclismo o los tours en bici, una guía práctica, folletos para descargar, vídeos o aplicaciones para el móvil.
Valonia bien vale una bici para descubrir una de esas regiones europeas en las que todavía tiene cabida la sorpresa.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
4 Respuestas a “A pedales en Valonia por las tierras del gran Godofredo”
Hola:
Como ya te comenté en una entrada anterior (Flandes) el próximo día 17 de junio viajamos a Bélgica donde pasaremos 10 días y dado que has visitado este país en varias ocasiones, me gustaría que me aconsejaras sobre el programa que hemos preparado, por si quitar algo, añadir o cualquier sugerencia:
1- Llegada al aeropuerto de Bruselas y continuar viaje a Brujas (2 noches) y ver esta ciudad por la tarde/noche.
2- Brujas.
3-De Brujas a Bruselas (apartamento para 7 noches). Ver Bruselas.
4- Gante.
5- Amberes
6- Tournai… y luego (Moms ?)
7- Namur
8- Lovaina
9- Dinant (sábado 25-jun).
10- Ver algo más de Bruselas hasta que salga el avión a las 19:00 h.
Gracias anticipadas por tu ayuda.
(Al leer este artículo sobre Valonia, nos estamos planteando lo de alquilar un par de bicicletas, al menos en algunas ciudades)
Hola Alberto, voy a publicar una guía de Valonia que te será de ayuda. Creo que la semana que viene está. Como tarde la siguiente.
Entiendo que una vez te alojes en Bruselas harás idas y venidas a los destinos que propones. O sea, que no duermes en ninguno de ellos, no??? Otra cosa importante, ¿vas en coche alquilado o en transporte público? Si es así puedes añadir alguna cosa.
Dime y te comento!
Saludos,
Sele
…Al ver la foto que abre el artículo, me ha recordado cuando estuvimos en Extremadura, en las cercanías de Riomalo de Abajo, cuando fuimos a ver el meandro del Melero. Al primer golpe de vista, casi lo hubiera jurado…
Seguro que blog me va servir de inspiración para preparar nuevos viajes.
Un saludo.
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