Cal Orcko y las miles de huellas de dinosaurios en una pared vertical
No muy lejos de Sucre, la recoleta a la vez que elegante capital constitucional de Bolivia (aunque el presidente y la mayoría de órganos administrativos y políticos están en La Paz), se produjo un increíble hallazgo, casi al azar, que provocó un antes y un después en el mundo de la paleontología. Nunca, en realidad había salido a la luz algo de semejante calado. Sucedió hace unas pocas décadas en un contexto físico a priori tan poco interesante como una fábrica de cemento. Eran los años ochenta cuando hubo quien se extrañó de que en un farallón o cortado vertical situado junto al lugar donde trabajaba esta cementera se vieran desplegados a lo largo y ancho de esta gran pared gris una cantidad ingente de surcos que parecían ser huellas. Pero este descubrimiento casual pasó desapercibido durante mucho más tiempo hasta que fueron llamados paleontólogos de todo el mundo para investigar y certificar lo que parecía una obviedad a primera vista. Fue entonces cuando quienes se dedican a estudiar fósiles y restos para conocer las formas de vida más antiguas de la Tierra determinaron lo que había en aquel cortado eran miles de huellas de dinosaurios.
Cal Orcko se trata del yacimiento más importante con huellas de dinosaurios jamás encontrado. Pero, a pesar de su inmenso valor, continúa siendo un auténtico desconocido.
Cal Orcko, una rareza en la Bolivia del Cretácico
¿Qué es Cal Orcko realmente? ¿Por qué se trata de un hallazgo sin parangón en todo el mundo?
Cal Orcko es un topónimo quechua cuyo significado es «cerro de cal». Nombre que no desvela, en ningún modo, su gran secreto. Nadie antes hubiera podido imaginar que allí se escondía un magno sendero donde habían transitado los dinosaurios hace muchos millones de años. Hoy día, a años luz de otros hallazgos en Mongolia o Turkmenistán, hasta entonces irrebatibles, se puede afirmar sin equívoco que la de Cal Orcko se considera la mayor colección de huellas de dinosaurios en un solo lugar. Y no sólo en cantidad, alrededor de diez mil, sino también en la rica variedad de especímenes que depositaron allí su marca. ¡Más de cuatrocientos especímenes de alrededor de quince especies diferentes! Todas ellas pertenecientes al periodo Cretácico, entre 66 y 145 millones de años. Antes de ayer como quien dice.
Sucre, Bolivia, 2012.
A comienzos de mayo de 2012 me encontraba viajando por Bolivia en el marco de una gran aventura de larga duración donde me marché con solo un billete de ida para recorrer Latinomérica de manera pausada. Llevaba ya varios meses de viaje desde que comenzara mi andadura en Buenos Aires (Argentina). Y lo que tienen este tipo de grandes viajes durante años sabáticos (sean vueltas al mundo o centradas en un solo continente) es que el tiempo deja de ser excusa, permitiendo profundizar en mayor medida en los sitios que se visitan. De otro modo nunca hubiera pasado tantos días en la ciudad de Sucre donde, aunque disfruté de lo lindo de su fabuloso casco histórico colonial, los turistas tienden a visitarla de manera un tanto acelerada. Esta ciudad, durante siglos llamada La Plata por los españoles, dada su proximidad con las minas de Potosí, y donde se firmó la declaración de independencia de Bolivia, bien merece una agradable estancia en esta metrópoli que recuerda en fachadas, plazas, iglesias y conventos a muchos grandes pueblos y ciudades de Andalucía.
En esas estábamos cuando conversando con un lugareño me enteré de la existencia de un lugar que entusiasmaba a paleontólogos y aficionados del mundo de los grandes saurios. Por aquel entonces se hablaba de cinco mil huellas de dinosaurio (en 2020 son más de diez mil las contabilizadas, aunque es sabido que podrían haber muchas más). Me quedé perplejo y no pude esperar más para ver el yacimiento con mis propios ojos. No tardé en subirme a un taxi (o más bien el vehículo de un local con quien negocié la carrera hasta allí) para poder ir a Cal Orcko, a las afueras de Sucre. Sólo cinco kilómetros separan la gran Plaza de Armas de aquel lugar que había generado tantas expectativas en mi.
Visita a Cal Orcko
El taxi me dejó junto a una valla desde la que se podría apreciar perfectamente el principal farallón. Con una altura de ochenta metros durante algo más de un kilómetro de longitud esta cresta de piedra caliza fue el foco del hallazgo y las investigaciones posteriores. No pude por entonces acercarme a aquella pared vertical lo hubiera deseado, pero era la distancia precisa para que cualquiera pudiera percatarse de aquella evidencia del Cretácico Superior. Allí uno se da cuenta de que no se trata de un fenómeno geológico con hendiduras por todas partes sino de la fotografía perfecta de una estampida de grandes dinosaurios.
A primera vista se pueden apreciar múltiples trayectorias en esta inmensa porción de terreno elevado. Los expertos han analizado más de cuatrocientas. Aún sin acuerdo es en lo que respecta al número de especies distintas, con una variación extrema entre las hipótesis de unos paleontólogos y otros. Entre ellos hay depredadores avezados como tiranosaurios, carnotauros entre otros terópodos. También saurópodos (herbívoros de cuello largo como el diplodocus), ceratópsidos (familia en la que se encuentra el triceratops) e incluso se detectaron las primeras huellas de anquilosaurio en Sudamérica, cuyo cuerpo acorazado con un mazo en la cola le convertía en un auténtico bulldozer entre los herbívoros (hasta entonces se creía que jamás había habitado esta parte del mundo). Además hay señales de otros animales como tortugas y cocodrilos, pero con las dimensiones propias del periodo Cretácico, por lo que su tamaño es bastante superior a los que podemos ver hoy día.
¿Por qué las huellas están en una pared vertical?
La pregunta que me hice entonces, y la más recurrente entre quienes se acercan a conocer el yacimiento de Cal Orcko, tenía que ver con cómo era posible que las huellas se encuentren en una pared con semejante verticalidad. Era obvio que no se trataba de saurios trepadores, con tantas toneladas de peso en su haber. Por lo que la explicación es relativamente sencilla. Durante el Cretácico Superior aquella región era un inmenso lago de escasa profundidad o, más bien, una entrada oceánica. No sólo Bolivia sino buena parte del continente. ¿Qué sucedió entonces? El lago se secó y además vibró ante la constante actividad sísmica que durante el Terciario a lo largo de muchísimos millones de años levantó, por ejemplo, la Cordillera de Los Andes. Por lo que vendría al pelo metaforizar con una alfombra que se estira y arruga. Algo extrapolable a un terreno con pisadas de dinosaurio que se quedó en su posición vertical manteniendo semejante número de hendiduras.
Y, en cierto modo, la verticalidad probablemente salvó un yacimiento que para los paleontólogos se trata de una enorme pista de baile de dinosaurios. Un lugar en el que se detectan movimientos a distintas velocidades y que está permitiendo estudiar no sólo qué tipo de dinosaurios habitaban esta parte de Sudamérica sino además cómo se movían y comportaban.
Parque Cretácico
En el año 2006 para no ir a rebufo de semejante descubrimiento se construyó una especie de parque temático con un tamaño modesto pero con numerosas réplicas de los dinosaurios que un día caminaron por Cal Orcko. Nació entonces el Parque Cretácico de Sucre. Hoy día es uno de los museos al aire libre más visitados de Bolivia. Y la manera de poder acceder de manera guiada mediante una excursión contratada in situ para, en pequeños grupos y de manera guiada, acudir al farallón desde donde mirar a una distancia más corta todas aquellas huellas de aquellas criaturas extintas en la naturaleza pero más de moda que nunca. Con cascos en la cabeza, eso sí, ya que se trata de una zona donde puede haber desprendimientos.
Algo que durante mi visita fugaz a este área de alto valor paleontológico, lamentablemente, no pude llevar a cabo puesto que aún no existían estas rutas guiadas. Pero debo reconocer que me las ingenié para asomarme a distintas miradores y jugar con el teleobjetivo de mi cámara para apreciar las miles de pisadas de dinosaurios que dibujan un descubrimiento sin parangón.
Realmente uno de los lugares más curiosos de cuantos he visto en mi vida. Fue una bonita recompensa por viajar lento por Sudamérica y quedarme en Sucre más días de lo previsto.
Car Orcko forma parte de los lugares escenciales que ver en Bolivia durante uno o varios viajes.
«Los dinosaurios pueden estar extintos de la faz del planeta, pero están vivos en nuestra imaginación» Steve Miller.
¿CÓMO LLEGAR? Excursión en el día desde Sucre (incluyendo visita guiada a la ciudad + caminata por los senderos naturales de Car Orcko.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele