Gaasbeek y Beersel, flamantes castillos del Brabante Flamenco
Se oye mucho hablar de las ciudades de cuento de Flandes, de esas grandes plazas públicas donde el gótico flamea en cada fachada, de los canales y los puentes que los cruzan, de sus campanarios civiles, las tiendas de chocolate con sus atractivos escaparates y los encantadores beaterios donde refugiarse incluso del tiempo. Se narran historias de la Adoración del Cordero Místico en Gante, la Madonna de Miguel Ángel en Brujas salvada in extremis del expolio nazi y de cómo Amberes fue el caballete al que mejor partido sacó Rubens. De los mercadillos de Navidad, la imprenta de Plantino, las huellas de Carlos V y los famosos Tercios. Pero, ¿y los castillos de Flandes? Porque los tiene, y no son pocos precisamente. Son muchas las personas amantes de lo medieval y de historia de las grandes familias europeas, de reyes y reinas que no necesariamente portaban corona. Y es entonces cuando se topan de repente con maravillas solitarias y casi escondidas como Gaasbeek o Beersel, flamantes castillos situados en el Brabante Flamenco, en esa campiña verde trasladada a los cuadros grandes genios de la pintura como, por ejemplo, Brueghel el Viejo, para hacerla inmortal.
Durante mi último viaje a Flandes, con Lovaina o Lier en la lista de prioridades, dediqué parte del recorrido a conocer dos hermosos castillos brabantinos muy diferentes entre sí. Gaasbeek y la elegancia de una residencia romántica en un entorno bucólico de bosques y estanques o Beersel, la estampa de una fortaleza que nunca modificó su función militar y cuyas ruinas permanecen ancladas en la Edad Media. Ambos distintos pero superlativos. Y a una distancia ridícula de Bruselas, en pleno corazón del inagotable Brabante Flamenco.
Dos espectaculares castillos brabantinos muy cerca de Bruselas: Gaasbeek y Beersel
El Ducado de Brabante nació como tal en el año 1183 cuando Enrique el Valiente recibió del emperador Federico I Barbarroja el título de Duque de Brabante. Durante la Edad Media este territorio llegó a contar con una enorme extensión e influencia, tocando buena parte de la actual Bélgica así como de Países Bajos. La figura de los Duques de Brabante ha estado asociada a reyes y emperadores y, por tanto, a una fuerza ingente en Europa asociada a las familias más poderosas. Siglos antes de que existieran los Países Bajos españoles, la Flandes de los Tercios o el Emperador Carlos V hubiese sido coronado en Bolonia las disputas entre señores de un vasto campo de batalla tenían a los grandes castillos como protagonistas de piedra.
En la monarquía belga desde el año 1840 los príncipes herederos ostentan el título de Duques de Brabante (actualmente lo ostenta la hija de Felipe de Bélgica, Isabel). Pero, por otro lado, así también ha sido y es tradición para la realeza española desde hace cinco siglos. Juan Carlos I posee, entre sus muchos títulos, la titularidad del Ducado de Brabante. Cuando el Rey emérito fallezca será su hijo el Rey Felipe VI quien heredará el título de Duque de Brabante que han llevado todos los monarcas españoles desde tiempos del Emperador Carlos. Así que cabe la pregunta indiscutible de: ¿Quiénes son los legítimos duques de Brabante? Si alguien tiene la respuesta correcta, que se manifieste dejando un comentario al final del post porque merecerá la pena conocer el dato más certero.
Flandes, tierra de castillos
De ese modo se explica que durante tiempos de incertidumbre hubiese tantos castillos y fortalezas, muchos de los cuales fueron devastados, mientras que otros a medida fueron pasando los siglos, tal cual sucedió en otras zonas de Europa como el Valle del Loira (Francia), se reconvirtieron en lujosas residencias palaciegas, modificando su anquilosada función bélica. Muy cerca de la ciudad de Bruselas existen dos ejemplos extraordinarios que son un nítido reflejo de la Historia de la región de Flandes. Por un lado Gaasbeek, cuyo agitado pasado medieval se diluyó en un renacimiento artístico y funcional. Mientras que, a poco más de una decena de kilómetros de distancia, queda Beersel, el fortín amurallado reflejo de una y mil batallas en la ahora conocida como provincia del Brabante Flamenco, el cual mantiene intacta su esencia militar y su sistema de adarves, matacanes y troneras. Ambos completamente diferentes, pero complementarios y dignos de una visita para quien se quiera salir de lo más típico. Porque hay mucho más en Flandes que lo que nos muestran sus ciudades más conocidas (Gante, Brujas, Malinas, Amberes y Lovaina). Que de eso no quepa ninguna duda.
El castillo de Beersel: Reflejos del medievo a 15 km de Bruselas
Son sólo 15 kilómetros los que separan la capital belga de un solitario castillo de ladrillo que se encuentra paralizado por siglos de Historia como es Beersel. El visitante tiene la sensación inminente de retornar a la Edad Media, a esa tierra de disputas entre los duques de Brabante y los archienemigos que, a la postre, les derrotarían y absorberían, como fueron los condes de Flandes. Aunque el condado sureño de Henao (Hainaut) también le dio batalla. La función de Beersel, que en su origen había sido de madera y, obviamente, terminaría siendo pasto de las llamas, era proteger precisamente el Ducado de Brabante y, por tanto, el flanco sur de la ciudad de Bruselas, de las ambiciones de la pujante Flandes. Junto a las fortalezas de Zittert y Gaasbeek, servía para albergar una guarnición militar en una posición ciertamente avanzada y crítica del territorio. Destruido en 1357 por el conde de Flandes volvió a levantarse de nuevo. Aunque en el último tercio del siglo XV, debido el apoyo del señor de Beersel al Conde de Flandes Maximiliano de Austria, soldados bruselenses se vengaron de éste atacando el castillo con moderna y potente artillería, por lo que volvería a restaurarse (aunque en 1617 vivió otro lavado de cara importante). Lo que no llegó a servir fue de residencia de los Duques de Brabante ni de personalidad alguna, sino que mantuvo hasta el final su función defensiva, lo que explicó su posterior desuso, decadencia y abandono. Pasó a ser una de las ruinas más fotogénicas y especiales de la provincia del Brabante Flamenco y, por tanto, de la región de Flandes.
Apenas a unos metros de la estación de trenes de Beersel se erige una estructura elevada y de aspecto circular, si bien no lo es con exactitud, rodeada de un foso lleno de agua. De la fortaleza sobresalen tres largos torreones rematados en tejados de pizarra que vinieron a sustituir los antiguos techos planos y almenados. Antes de salvar el foso por el único puente por el que se puede acceder al castillo, la mejor recomendación es no adelantarse y permitirse un pequeño y reconfortante rodeo por las orillas (sentido derecha) hasta encontrar un punto intermedio donde las fotos salen estupendas. No cabe duda que uno de los mayores atractivos de visitar el castillo de Beersel es poder contemplar cómo se refleja en las aguas del foso, el cual más bien parece un estanque.
Después hay tiempo suficiente para acceder al castillo en sí por su puerta principal, cuya estructura levadiza se mantiene tal como se puede ver en la segunda planta de la torre de la entrada. Conviene visitar las tres torres y recorrer plenamente este edificio preparado para albergar soldados de un ejército entrenado para sostener Bruselas por el sur. Conserva numerosos elementos militares destinados (o utilizados) para la defensa del castillo. Los dormitorios o arsenales, las grandes chimeneas que calentaban las estancias en los duros inviernos brabantinos, aunque quizás la sala más interesante sea la llamada de los caballeros en la torre sur con una bóveda estilo gótico de doble dovela donde se muestras los escudos blasonados de van Witthem, caballero del toisón de oro que fuera castigado por los rebeldes bruselenses por apoyar al gran Maximiliano de Austria (de hecho quedan brechas del gran bombardeo sufrido). Zonas menos onerosas del edificio son las letrinas visibles con agujeros que se dirigían al foso para uso y «disfrute» de los guardias del castillo. Cabe destacar que el castillo de Beersel contaba con una cuarta estructura, bastante menor a las otras tres torres, en la que se cree que debía encontrarse la antigua capilla.
Beersel, a diferencia de su aliado Gaasbeek, mantiene todas y cada una de sus dependencias vacías, pero guarda un mayor interés arqueológico (se ha analizado en los conductos para tirar la basura lo que comían los soldados). Hay que pensar que fue utilizado de almacén, granja, factoría de algodón, hasta que en 1928 el Club de Amigos del Castillo de Beersel pudieron comprar el castillo y así poder restaurarlo y conservarlo (en su momento fue entregado a la municipalidad, por lo que es de titularidad pública). Por fortuna a quienes nos entusiasman los castillos, poder visitar un lugar como Beersel siempre es reconfortante. Y más cuando, al parecer, lo conoce muy poca gente a pesar de su cercanía con Bruselas (existe la posibilidad de ir en coche o en bus con la compañía De Lijn, quien tiene numerosas frecuencias diarias). Realmente merece la pena.
HORARIOS Y PRECIO DE LA VISITA AL CASTILLO DE BEERSEL
Por un precio módico de 3 euros se puede acceder al fabuloso castillo de Beersel, aunque conviene tener en cuenta que durante los meses de diciembre, enero y febrero se encuentra cerrado al público. Cuenta con una disparidad de horarios que varían en función de la época del año:
- Marzo: Sólo sábados y domingos de 11:00 a 17:00 horas.
- Abril y mayo: De martes a viernes de 13:00 a 17:00 horas, así como sábados y domingos de 10:00 a 17:00 horas.
- Junio, julio y agosto: De martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas.
- Septiembre y octubre: De martes a viernes de 13:00 a 17:00 horas, así como sábados y domingos de 10:00 a 17:00 horas.
- Noviembre: Sólo sábados y domingos de 11:00 a 17:00 horas.
Más información actualizada en: http://en.visitbeersel.be/kasteel-van-beersel
El castillo de Gaasbeek: Renacimiento en los paisajes que inspiraron a los maestros flamencos
Gaasbeek se encuentra próximo a la localidad de Lennik, a una veintena de kilómetros al sur de Bruselas. Como castillo es completamente diferente a Beersel (aproximadamente a 10 km), tanto en evolución histórica, arquitectónica y funcional como en el entorno paisajístico que lo rodea. Un denso bosque con jardines y estanques permiten adentrarse para desde la loma donde se alza el edificio de esa campiña inmortalizada en los cuadros de los maestros de la pintura flamenca. Aunque sobre todo siempre se ha sabido que forma parte de las áreas por las que se movió Brueghel el Viejo, uno de los pintores más conocidos de Flandes, dado que los verdes campos que aquí siempre ha habido fueron llevados a sus cuadros. Razón por la que Gaasbeek durante buena parte de 2019, con el motivo del 450 aniversario de la muerte del artista, albergará una de las exposiciones más interesantes relacionadas con los maestros flamencos, clave cultural en Flandes durante varios años. Bajo el título Fiesta de los locos: Redescubrir a Brueghel, mediante la muestra de varias obras de artistas de fama internacional mediante una interpretación renovada del legado artístico del genio.Y a través de diversas disciplinas que van más allá de la pintura, ya que a través de la música el cine y literatura se pretende que los visitantes lleguen a conocer mejor a una de las personalidades más fascinantes de la Historia del Arte.
El origen de este castillo, así como sus primeros siglos de vida, coincide con Beersel y una funcionalidad más bélica como fortín protector de Brabante y Bruselas. Su estructura no tiene nada que ver con la original, ya que al ser destruido en varias ocasiones fue variando su forma hasta que del bastión militar del siglo XIII llegó al siglo XVI hecho todo un palacete renacentista. Uno de sus residentes más célebres fue el Conde de Egmont, quien tras estar siempre al servicio de Felipe II y ser uno de los héroes de la Batalla de San Quintín en 1557 se fue distanciando del monarca hasta ser fue acusado por las revueltas anticatólicas que tuvieron lugar en el territorio. Quien siempre había sido su amigo, el tercer Duque de Alba, se encargó de que fuera apresado y decapitado en la Grand Place de Bruselas. Siempre se ha considerado al Conde como una de las personalidades más importantes y queridas de la Historia de Flandes, mientras que al Duque de Alba siempre fue temido y odiado. De hecho tanto en Holanda como en Bélgica todavía se le dice a los niños «¡¡Que viene el Duque de Alba!!» cuando se les quiere meter miedo. Como si fuese el hombre del saco. ¡Y han pasado casi quinientos años de aquello!
La historia del castillo vive un vuelco en el siglo XVIII cuando la familia Arconati Visconti consigue ser la propietaria. Poco a poco, aunque sobre todo bajo la mano de Marie-Louise-Jeanne Peyrat, la Marquesa Arconati-Visconti a finales del XIX y principios del XX, la arquitectura de Gaasbeek, tanto por dentro como por fuera, lleva a cabo un viaje definitivo al romanticismo. Es decir, retorna al ideario medieval que se tenía en la época y lo convierte además en el custodio de una inmensa y valiosa colección de obras de arte (que incluye alguna que otra obra atribuida a Rubens, tapices, objetos antiguos, etc.). La personalidad de la marquesa sigue latente desde el mismo momento en que se entra por el portón principal, flanqueado por torreones circulares que sí cuentan con una destacada antigüedad.
En el interior del castillo hay referencias constantes a Flandes como parte de los Países Bajos españoles, al Emperador Carlos V, un personaje que obsesionaba a la marquesa, así como al Conde de Egmont. Hay antigüedades relacionadas con ambos. Aunque las dependencias más nuevas, que recuerdan al clásico hotel de lujo de los años veinte, no tienen nada que ver con los grandes salones, la cocina medieval y el pasadizo que se hizo construir en el despacho (la librería tiene una puerta secreta). Pura idolatría de la Edad Media tal como se creía que era hace más de cien años.
Pero, como decía anteriormente, Gaasbeek va más allá del edificio amurallado. Gaasbeek son las bucólicas vistas a las praderas recreadas por Brueghel, las enredaderas abrazando las paredes, el bosque que lo rodea cuyo otoño hace magia con él, la pequeña capilla junto al estanque, el jardín romántico a la entrada, las bandadas de ocas y cisnes. Es un conjunto que, de verdad, merece la pena dedicarle tiempo.
HORARIOS Y PRECIO DE LA VISITA AL CASTILLO DE GAASBEEK
El precio de la entrada varía si hay alguna exposición vigente o si se hace una visita corriente. Durante «La fiesta de los locos: Redescubrir a Brueghel» que tendrá lugar entre el 7 de abril y el 28 de julio de 2019 hay que pagar 15€ por acceder. Mientras que para visitar el castillo a partir de entonces hasta noviembre (cierra los inviernos) el precio se reduce a 10€.
En cuanto a los horarios: A partir del 7 de abril abre a diario salvo los lunes de 10:00 a 18:00 horas (última visita a las 17:00). El 3 de noviembre vuelve a cerrar hasta la primavera siguiente. Por fortuna a los jardines de alrededor se puede acceder todos los días.
Hay tantas variables con Gaasbeek en horarios y precios que lo mejor para estar bien informados con datos actualizados es visitar la web oficial: https://www.kasteelvangaasbeek.be/fr/visite/visite-individuelle.
Otros castillos del Brabante Flamenco (Flandes)
Probablemente Gaasbeek y Beersel sean de los más destacados pero, ni mucho menos, son los únicos castillos del Brabante Flamenco. Por ejemplo en su capital, Lovaina, se encuentra el impresionante castillo renacentista de Arenberg, que guarda una historia increíble sobre una de las familias más poderosas de la Europa de los siglos XVI, XVII y XVIII. Los Arenberg serían algo así como los Borgia en versión flamenca. Lamentablemente las dependencias de este castillo no son visitables, pues forma parte de la prestigiosa Universidad Católica de Lovaina, pero sí merece la pena acercarse hasta él a pie o en bicicleta (previo paso por el Gran Beaterio) y darse un paseo por sus alrededores, así como admirar las águilas bicéfalas y recordar a Carlos V en el lugar que mandó construir su mento Guillermo de Croy, Señor de Chièvres. Parte importante de la ruta del Emperador Carlos V en Flandes de la que no me cansaré de insistir.
Próximo a Aarschot (a poco más de 20 minutos de Lovaina) se encuentra el castillo de Horst, de estilo renacentista y rodeado de agua. No es demasiado conocido a pesar de ser uno de los emplazamientos brabantinos más fotogénicos. Además tiene fantasma, el de su antiguo dueño, el Conde de Rode, de quien cuenta la leyenda que regresa cada medianoche a su castillo en un carro tirado por seis caballos. Al parecer su alma está condenada por haber asesinado a un sacerdote a sangre fría.
Más allá de esta provincia en el resto de la región es imposible obviar el castillo de los Condes de Flandes en Gante y, a poco más de 10 kilómetros de éste, Laarne. O Wijnendale en Torhout, de auténtico cuento de hadas. Y, por supuesto, el castillo Steen (cuyo significado es «la roca») a orillas del río Escalda en Amberes.
Así que si alguna vez os preguntan si hay o no castillos en Flandes, ya sabéis qué responder.
José Miguel Redondo (Sele)
+ En Twitter @elrincondesele
PD: No os perdáis todos los relatos sobre la región de Flandes o dedicados por completo a Bélgica.
One Reply to “Gaasbeek y Beersel, flamantes castillos del Brabante Flamenco”
que preciosidad, me encantan los castillos!