Casualidades de un mundo pequeño
Expresiones tales como «El mundo es un pañuelo» o «¡Qué pequeño es el mundo!» las decimos en no pocas ocasiones a lo largo de nuestra vida. Sobre todo cuando nos encontramos gente que conocemos en los sitios más insospechados o cuando padecemos extrañas casualidades, siempre relacionadas con los demás. Estoy convencido de que todos y cada uno de nosotros podríamos contar más de una historia, tanto a nivel local como a nivel global. Y puesto que esta web va de viajes me gustaría compartir alguna que otra anécdota que me ha sucedido en estos años fuera de España. Aunque realmente este post surge de la conversación con un muy buen amigo que viajó a la India recientemente y me trajo una «prueba fotográfica» de una enorme casualidad con la que se encontró sin comerlo ni beberlo y que me ha hecho divagar sobre lo pequeño que es nuestro mundo.
Dos amigos como Carlos, al que le llamamos desde pequeño «Kalipo», y Alicia, estuvieron en abril en la India haciendo un recorrido más o menos similar al que llevé yo a cabo un año antes. Aunque no viajamos juntos desde hace bastante tiempo, hemos compartido mil avatares por el mundo, y tenemos bastante relación. De hecho Carlos y yo somos vecinos. Así que un día estando en su casa para intercambiarnos guías de viaje y habiendo vuelto de su viaje a tierras indias me mostró unas fotos en su ordenador que me dejaron boquiabierto. Simplemente no me lo podía creer cómo entre tanta gente había podido encontrar eso que había fotografiado…
Las imágenes me retrotrajeron a un año antes, exactamente a los días que estuve en India, más concretamente a los días que pasé en Jaipur, capital del Rajastán, conocida como «La ciudad Rosa». En este país una de las formas más rápidas y económicas de moverse es en Rickshaw, también llamado Tuk Tuk, una especie de motocicleta de tres ruedas con asientos cubiertos detrás en los que caben como mínimo cuatro personas. Recuerdo que primero recorrí a pie los lugares principales de la ciudad tales como el Palacio de los Vientos, el Observatorio Astrológico o Palacio del Majarajá, pero cuando terminé de verlos todos ya requerí de un transporte que me llevara a otros sitios que estaban más lejos. De pronto, muy cerca del Observatorio Astrológico de Jai Singh, se detuvo junto a mí uno de estos tuk tuks de los miles que había en toda la ciudad. El nombre del conductor era Sonu, y se ofreció a llevarme donde quisiese, por lo que terminamos acordando un precio no sólo para ese día sino también para el siguiente.
Moverse en tuk tuk en la India es una experiencia difícil de explicarDurante los dos días la experiencia fue realmente buena. Este personaje tan simpático como hablador me condujo al Palacio de Jal Mahal, al extraordinario Fuerte de Amber, a los Cenotafios Reales o al sagrado Templo de los Monos, entre otros muchos sitios. Antes de despedirnos me estuvo enseñando los comentarios que algunos de sus clientes le habían escrito en un sucio cuaderno que guardaba debajo de su asiento. Estos escritos reflejaban la experiencia, en varios idiomas, de otras muchas personas que había llevado hasta ese momento. Sonu me pidió que le dejara una nota con mis impresiones en español. Y así lo hice, le escribí unas palabras en dicho cuaderno, además de darle una tarjeta con la dirección del Rincón de Sele por si quería ver las fotos que había tomado en esos días. Después nos despedimos y hasta siempre.
Sonu con su rickshaw en la foto que le tomé antes de despedirnosPues, Kalipo y Alicia en su viaje a la India también estuvieron en Jaipur un par de días, y requirieron de un tuk tuk con el que hacer una ruta por los principales lugares a visitar en la ciudad. No es nada difícil conseguirlo puesto que hay quien dice que hay más rickshaws que habitantes. Entiéndase la exageración. Pararon uno y le comentaron al conductor lo que querían hacer. Éste, para convencerles de que habían escogido a la persona idónea, les mostró un cuadernito de referencias. ¿Y qué encontraron en él? Mi comentario de un año antes con una tarjeta roída del Rincón de Sele. ¡Se habían encontrado con Sonu!
Parte de la hoja que Sonu conservaba en su tuk tukSegún me han contado se quedaron patidifusos cuando vieron mi firma con www.elrincondesele.com escrita en el papel. Entre todos los tuk tuks de la ciudad habían ido a parar al mismo que yo había tomado un año antes. Le sacaron una foto tanto a la hoja como a la tarjeta para traérmela de prueba a Madrid y que viera con mis propios ojos esta increíble casualidad. Jaipur, tres millones de habitantes, varios miles de rickshaws…¿Es o no es casualidad?
Imagen superior, mi «tarjeta de visita» con la dirección de la web. Imagen inferior, Alicia y Sonu posan en el RickshawEn los últimos años he vivido alguna historia más bastante curiosa. Como cuando volando a Dinamarca por tercera vez, al salir del cuarto de baño un tipo que iba con varios amigos me preguntó si yo era «Sele, el del Rincón». Y para más inri sacó un taco de folios con uno de mis relatos que había escrito con anterioridad sobre el país de Andersen. Estaba todo subrayado y lo llevaban como una guía más con las que preparar el viaje que estaban a punto de iniciar. No os podéis imaginar mi cara. Me quedé realmente «cortado» sin saber qué decir.
Banner del relato de Dinamarca que el chico traía consigo en el avión
Y hace muy poco, en Camboya, dejando atrás el Templo de Angkor Wat (del que os hablaré este miércoles), después de hacer las últimas fotos en las que el monumento se reflejaba en un estanque, una chica me detuvo y me miró a los ojos afirmando , «Tú eres español, ¿no?», «¿Eres Sele?». No me lo podía creer…tan lejos que estaba. Pero no solo eso, me contó que había viajado tiempo atrás a Costa Rica con mis crónicas y que había conocido personalmente a mi buen amigo Inti, quien dejó Madrid en 2006 para vivir como un tico más. Doble casualidad a trece mil kilómetros de casa.
Estos son algunos ejemplos de cómo el mundo sí que es un pañuelo y de que estamos más «interconectados» entre nosotros de lo que podríamos pensar. Hay teorías que aseguran que una persona (llámese X) puede estar conectada a cualquier persona de este planeta (llámese Y) a través de cinco intermediarios o contactos. Por muy pequeña o casual que sea la conexión, existe. Digamos que esta sería la expresión científica que se deriva de un dicho popular muy conocido.
Pero, ¿y vosotr@s?. ¿Habéis vivido circunstancias curiosas en que habéis exclamado que el mundo es un pañuelo? ¿Os animáis a compartirlas?
Un saludo desde mi mundo pequeño,
Sele
PD: Este miércoles publico el Capítulo 5 de las Crónicas del Viaje a Camboya y Singapur. El primer día en los Templos de Angkor. Os aseguro que os va a gustar lo que «se está cocinando».
19 Respuestas a “Casualidades de un mundo pequeño”
Hola Sele,
pues yo cuando estoy en el aeropuerto de Barajas, siempre pienso que en cualquier momento me puedo encontrar contigo, quién sabe? tal vez algún día coincidamos pasando el control policial, o sentados en la puerta de embarque…
A mi también me ha pasado alguna que otra cosilla de estas: Un año estando en Port Aventura con mi marido durante el puente de mayo (imaginaros que cantidad de gente había), puesto que a los dos días nos embarcábamos en un crucero por el mediterráneo, oigo de repente a mis espaldas «Vanessa, Vanessa», claro está me dí la vuelta, y a que no sabéis quién era? pues un primo mío de Segovia, con su mujer y sus hijos, que hacía que no veía al menos 2 ó tres años, desde el día de nuestra boda…manda narices eh?
Pues luego durante el crucero, te asignan una mesa fija para cenar, con otra gente, además al azar, porque a nosotros por equivocación nos habían puesto con un grupo de gente mayor, y nos cambiaron en ese momento cuando se dieron cuenta de su equivocación a la mesa de al lado… Pues ese día era el cumpleaños de mi marido y casualmente el de otro chico de la mesa… pues eso no es todo, al día siguiente, era el cumpleaños de otro! Así que cogimos unos empachos a tarta…
El año pasado, pasando el control policial en Barajas, cuando nos íbamos a Ginebra, me dice mi marido «no te suena el chico de delante?». Me quedo mirándolo un rato y le digo «si, es de Zamora», y de que nos suena? Resulta que era uno de los camareros, del restaurante chino que solemos frecuentar…
Hablando de atentados…en 1997 estuve una semana en Egipto, sin que mi madre lo supiera, por aquél entonces era muy jovencita, y claro soy hija única…mi madre no me dejaba viajar. Pues visité el templo de Hatshepsut y al día siguiente regresamos a España, era sábado. Pues el lunes hubo un atentado terrorista allí, en el murieron 58 turistas…
En ese mismo viaje a Egipto hicimos migas con un chico, con el que compartimos alguna etapa del viaje…A los pocos días de regresar a España, lo vimos en el programa de sucesos «Gente» (no sé si siguen retrasmitiendo ese programa), hablando sobre un vecino suyo al que le había pasado algo.
Bueno, Sele, lo de que te reconozcan por esos mundos de Dios tampoco es tan dificil, con lo popular que eres. 🙂
Yo he vivido tambien alguna casualidad que otra relacionada con los viajes. Una de ellas es que me encontre con alguien que habia estudiado conmigo años atras (y no habia vuelto a ver desde entonces) en un pub de Moscu una noche. Pero, ademas, pocas horas despues de nuestro casual encuentro hubo un golpe de estado en Rusia. Yo sali del pais ese mismo dia, pero el se quedaba unos dias mas. No he vuelto a saber nada de esa persona.
Sele, yo no lo llamo casualidad, sino causalidad 🙂 y yo SÍ creo en ellas.
Está claro que kalipo y Alicia fueron guiados a Sonu 😉 tenían que dar con él!!
Seis grados de separación, justo ahora estoy escribiendo sobre eso y lo colgaré en mi blog.
Debe ser curioso eso de que te reconozcan por el mundo por tu web!!! a mí me gustaría seguro!!
Un abrazo guapo,
Carme
Algo pequeñito uo uo uo, algo chiquitito uo uo uo. Madre mía qué horror!! Es la canción más penosa que he escuchado desde que Andrés Pajares tortu-cantara la de «Soy un drácula ye-ye».
Pue eso, que el mundo es muy pequeño, y que entre nosotros (los seres humanos que poblamos la Tierra) hay más coincidencias que diferencias. Carme, Blai, Vanessa o Floren han dado buena cuenta de ellos. Creo que todos tenemos muchas anécdotas de esas que nos dejan alucinados.
Hablando hoy con Rebeca he recordado otras dos que la verdad me olvidé de incluir en el post y que son muy buenas. Mirad:
– En Siria, en las ruinas de Apamea, me encontré con mi padre quien estaba haciendo un viaje organizado y del que no sabía su itinerario (sí que se iba). Fuimos a coincidir en el «cardo máximo» de 2 km que hay en una población diminuta. Y mira que estuvimos en Turquía, Siria, Líbano, Jordania, Egipto.. y cuando escuché ruido de fondo dije a mis amigos «Creo que esa voz es la de mi padre». Allí estaba jejeje. Si queréis ver la foto que nos hicimos aquí la tenéis: http://images.travbuddy.com/6074_11661328651604.jpg
– En Ulan Bator, Mongolia, en una mesa de un bar me topé con un chaval español, que era de Aluche y que me conocía de vista de la Universidad Carlos III de cuando estudiaba allí.
¿Casualidad o causalidad como bien dice Carme? Lo de los seis grados de separación está para que hagamos un experimento un día y lo probemos aquí. Es un tema apasionante.
Bueno gente… seguimos hablando. A ver si otros más nos ofrecen anécdotas y opiniones varias al respecto.
Os dejo, que sigo liado con Angkor. Ahora estoy trabajando en el Bayon, el templo de las 200 caras. Espero llegar al miércoles… voy con la lengua fuera jejeje
Un abrazo fuerte!
Sele
Sele que artículo tan fantático! Da para reflexionar sobre esta teoría que planteas (me recuerda mucho a la trama de Lost (Perdidos) que por cierto, aun me conmociona el final jaja!).
Pues a mi también me han pasado varias cosas por este mundo tan pequeñito…
Recuerdo que hace un par de años, viajé a Nueva York y en el ferry que va desde Manhattan hasta Staten Island (un ferry para nada turístico, es decir, un ferry que utilizan los neoyorquinos para desplazarse como si fuera el metro) me encontré con unos catalanes que tenían un blog donde narravan su vuelta al mundo. Ese blog lo seguía hacía ya tiempo y fue muy curioso ir a hablar con ellos. Imaginaos sus cara y la mía… jaja
Quita, quita menuda caca el pavo ese con el «algo chiquitito» buuuuuuu!!!! con la gente con talento que hay por ahí, HOMBRE!! qué pena…
Lo de tu padre es una pasada, jajajaja ¡¡¡qué bueno!! 🙂
Blai ssssshhhhhhh, no cuentes nada del final de Lost que aún no lo he visto…jolín, lo que te comentaba que no tengo tiempo de mirar pelis, menos la TV. Lo que no perdono es House los martes, salvo si me coge la inspiración y tengo que escribir en mi blog personal, jejeje
Un beso!
En un restaurante de Helsinki me encontré a una ex compañera de trabajo con la que hacía unos 10 años que no nos veíamos. Al principio dudé un poco porqué su pareja no era la que yo le había conocido pero me lancé y le tapé los ojos por detrás. Su pareja me miraba con cara de extrañado pero a los pocos segundos ya lo entendió todo. Tuvimos mucha alegría al reencontrarnos.
En Kajuraho (India).El guía que tuvimos durante la visita a los templos hablaba un perfecto español. Le pregunté donde lo había aprendido y me comentó que en una pequeña ciudad llamada Reus. Tirando del hilo, resulta que había viajado varias veces a Reus y se alojaba en casa de Luís, propietario de una agencia de viajes y que me había vendido los billetes de avión (internet todavía no existía). Era un gran conocedor de la India donde había viajado muchísimas veces. En una de las ocasiones encontró al chavalín pordioseando por las calles y le tocó la lotería. Lo vio tan espabilado que le enseñó español y le ofreció su casa para que viniera a practicar a España tantas veces como quisiera. Nos hicimos una foto juntos y al volver del viaje se la fui a enseñar a Luís que estuvo muy orgulloso de ver que su «pupilo» se ganaba la vida como guía.
Realmente el mundo es un pañuelo.
Besos
M.Teresa
M. Teresa increíble y genial a la vez!!
Hola familia, es la primera vez que escribo aqui, no en chavetas, que lo he hecho varias.
Yo también he tenido coincidencias curiosas, os cuento.
En Mayo de 2006 fui un fin de semana al norte de Marruecos, y en una excursión coincidí con una pareja que me llamó la atención, hablé alguna vez con ellas durante el día, en octubre de ese año en Barajas al tomar el avión para ir a Egipto, estaban delante mia, nos miramos y lo comentamos.
En 1992, en Estambul hice amistad con una pareja de Bilbao, el otro extremo de España ya que soy de Córdoba, hablando con ellos del trabajo eran compañeros del hermano de una compañera de trabajo mia.
En 1997 en Tunez coindidí con unas chicas que trabajaban en Madrid con una prima mia
Y se me quedan en el tintero algunas mas.
Bueno Sele y Rebeca, solo decirte que disfruto con los relatos de los viajes ya que os atreveis a sitios y de una forma (todo por libre) que yo ya casi ni me planteo ir (la edad, aunque no es mucha), veo el mundo con mis lecturas a traves de vuestros ojos, aunque yo porcuro casi todos los años darme alguna escapadita.
Un abrazo a los dos
Ana, ya que es tu primer mensaje, sé bienvenida a nuestro rincón viajero. Y vaya con tus coincidencias, lo mismo tenemos un amigo en común y todo jejeje. Espero verte más por aquí, será un placer ver tus comentarios y opiniones de lo que vayamos planteando aquí.
Dakar, lo del chaval de la India es alucinante. Esa sí que es una casualidad casualidad de las buenas. Diría incluso que una bonita historia.
Bueno… tell me more!
Sele
Un buen tema el que has sacado!
En el 95 trabajaba en una empresa con muchos currantes. Uno de ellos me dice un dia en el bar que se va en noviembre a Argentina. Le digo que yo me voy el octubre y noviembre a Argentina, Uruguay, Perú y Ecuador.
Hombre, a ver si nos vemos en Argentina!, le digo que seguro, que como Argentina es un poco más grande que Almería, pues que seguro que nos veríamos.
Unos meses más tarde, en Ushuaia, Marta y yo estabamos pasando el tiempo en un banco de una plaza frente al puerto, esperando zarpar en un barco pequeño de Héctor Montalvo (uno que llevó allí el Calypso) para recorrer el canal de Beagle. De repente veo al compañero y a su mujer que se dirigían al transbordador que navega por el Canal. En fin, que nos saludamos y echamos unas risas por la casualidad de encontrarnos en el FIN DEL MUNDO. Un poco más tarde, por cierto, casi encontramos nuestro FIN, pues zarpamos con sol y se puso a granizar y nos cogió un pequeño huracán de 100km/h que casi nos hace naufragar (El canal de Beagle tiene récord de naufragios).
Otra casualidad. Venía con la family en autocaravan de Galicia y paramos en Palencia en la iglesia del camino de Santiago de San Martin de Fromista, a la cuál tengo especial cariño por mis estudios de Hª del arte. Una vez dentro, a punto de marchar, entra un peregrino que más parecía un vagabundo (pelos largos y barba larga, hecho polvo), el cuál mira todo el mundo que se encontró dentro de la iglesia miró de reojo. Al pasar a su lado vi los enormes iris azules de sus ojos, esos iris desproporcionados sólo los tiene mi amigo Búho, del barrio de Sants de Barna. Pronuncié su nombre a ver si se giraba y efectivamente, era él. Nos abrazamos en la iglesia y casi nos aplaude todo el mundo. Este colega del barrio no lo veía desde hacía muchos años. Me lo llevé en el autocaravan hasta Carrión de los Condes y le ahorré una veintena de kilómetros en ese periplo que llevaba a cuestas, pues había salido hacía más de un mes de Barcelona andando y ya en Palencia se dirigía a Santiago. Visitamos las iglesias de Carrión, le invité a unas cañas y le dí algo de dinero, pues vivía de lo que le daban en el camino. Seguro que él también pensó que el mundo era un pañuelo.
Gracias Héctor por compartir con nosotros dos grandes casualidades de un mundo pequeño.
Un fuerte abrazo!
Sele
Curioso es el mundo, Sele. Y también fue curiosa la forma en que descubrí tu blog. Al visualizar fotos y leer algún relato, pense,este chico lo tengo visto… y es que yo también me imprimí la hoja de viaje que hiciste por Mostar y nos la llevamos de viaje. Pensé…que chico mas guay, me gusta como cuenta las cosas…así que para cerciorarme busque tu relato de Mostar y efectivamente me di cuenta que eras el mismo, con unos años menos … Un abrazo.
Buenas,
qué bueno el hilo, lo del tuk-tuk de la índia es alucinante. Quieres que te calcule la probabilidad de que tus amigos, cogiendo un tuctuquero al azar, hayan dado con él???? es broma, no os quiero acojonar jaja!
Ahora sólo falta que Chickcrazy encuentre el año que viene en Papúa al Dani al que Metro regaló tu camiseta…
Yo no puedo compartir anécdotas tan sorprendentes como alguna que se ha contado aquí pero sí que tengo la fama entre mi grupo de colegas de «lorena siempre se encuentra con gente en cada viaje», aunque son un poco exagerados pero me ha pasado unas cuantas veces. Por ejemplo:
– tuvimos una avería de coche estando en Eslovenia, paramos a hacer noche obligada en un pueblarracho de cuyo nombre ni me acuerdo. Cuando salimos a cenar, yo iba hablando por el móvil distraída mientras paseábamos por una calle con 3 ó 4 terrazas. Mis amigos oyeron que una pareja hablaba catalán y decidieron acercarse a preguntarles qué tal el restaurante. Cuando acabo la llamada y me acerco… estaban hablando con una compañera de departamento que había tenido hacía un par de años en el instituto, nos quedamos las dos flasheadísimas!
– encontrarme celebrando nochevieja en la plaza Taksim de Istanbul a un ex-vecino al que hacía igual 10-12 años que no veía. Nos tomamos la uvas juntos, como alguna vez cuando éramos pequeños y nos habíamos juntado en familia.
– encontrarme en un guesthouse de Kao Yai a una compañera de facultad a la que había perdido el rastro.
– en el Gran Canyon, haciendo una caminata coincidimos con unos chicos, uno de los cuales llevaba una camiseta que ponía «puleva». Nos acercamos con el típico «sois españoles, no?» y nos ponemos a hablar para, a los 10 minutos o así, dar con que es el compañero de trabajo de mi prima, que vive en Madrid. Nos partimos de risa y le llamamos por teléfono para reirnos juntos!
En fin, y alguna otra más entendible como encontrarte a gente en París, tomando una birra en el puente de las artes (es bastante típico en veranito así que no es tanta coincidencia). O gente que te vas cruzando en el mismo país, que van haciendo la misma ruta pero en orden diferente. Esta semana santa nos encontramos en Jerusalem a unos con los que habíamos coincidido en el guesthouse de Petra pero vamos, que todo el mundo iba haciendo la guiri-ruta.
Un saludo a Rebeca, pensaba que querías intentar sintetizar tus relatos…. :p es broma, a mi me encantan!
Lorena
Uy Lorena, lo de sintetizar los relatos yo no lo veo, con lo que le gusta enrollarse a Sele, jejejeje. Pues a mí si que no me ha pasado nada de eso de encontrarme a un conocido por ahí, pero tiene que ser la leche, anda que no verse dónde vive uno y encontrarte a alguien a miles de kilómetros de tu casa….INCREÍBLE
…Me estoy riendo mucho con el tema de las casualidades, pues aqui van las mías…
En la India, conocí a una pareja de Madrid, y un día hablando con ellos sobre viajes, me dí cuenta de que el amigo al que mencionaban había sido mi guía en Centroeuropa 7 años antes.¡No sé como me iluminé,y pensé que podía ser él!
Al cabo de 3 años, me encontré a esta misma pareja por las calles de Chichicastenango(Guatemala)…
…Y aprovecho para saludarles, porque no me extrañaría que estuvieran leyendo este blog!!
En Sri Lanka coincidí con una chica prima de una alumna mía…
pero lo gracioso, es que la amiga de esta chica, era la prima de la compañera de trabajo de mi amiga…¡y que conste que no eramos de la misma ciudad!(cada una eramos de un punto de España)…..¡que lío de casualidades!.
Y por España, me han pasado mil casualidades… en el rincón mas insospechado puedes encontrar a alguién… por eso hay que portarse bien, al loro!!… es un consejo…
Zaskkandil, lo que está claro es que esa pareja y tú estáis destinados a encontraros. India y Guatemala, no podían ser países más lejanos el uno del otro jejeje
Loromita, reconozco que por mucho que lo intente, la sintetización no es lo mío. Así voy, que acumulo relatos día tras día.
Por cierto, Rebe, me compré el lunes una cosa en Barcelona que te vas a reir cuando lo veas. Vete haciendo hueco en la mochila porque tiene pinta de ser el típico lastre que lleves tú jejejeje
Saludosss
Sele
Que tal Jose! Pues mirando de nuevo las fotos y tu web… creo que el hombre santo que tienes puesto en la portada de India, con el pelo blanco y un poco anaranjado por los bordes, también me lo encontré (uno de los pocos que había) y le fotografié… Te lo mostraría aquí pero no se como subir la foto… pero ya la veras cuando escriba el relato.
Un saludo!!
Hola Sele!
Me encanta tu web, esta muy bien como explicas los viajes y las anecdotas que cuentas. A mi me pasó tambien una anecdota divertida en Egipto, justo delante de la Esfinge nos encontramos a unos amigos de mi pareja, y es curioso, porque cada verano se veían en las fiestas del pueblo, però justo ese año en lugar de encontrarse en la berbena se vieron en Egipto! ¡cada vez que vemos la foto que nos hizimos juntos nos reímos del momentazo!