Qué ver en Roma en tres días: Crónica de viaje

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Crónica de tres días en Roma 2007

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Roma 2007 por ti.

Detalle de la Capilla Sixtina (Museos Vaticanos)Cuando uno habla de la Ciudad Eterna lo hace refiriéndose a Roma. Nunca un apelativo se ha utilizado tan justamente como ese para referirse a un lugar determinado. La actual capital italiana sirvió de cuna para uno de los Imperios más poderosos y estables que se ha paseado por el aro de la Historia. Un Imperio que controló y latinizó la enorme área mediterránea y que alcanzó un desarrollo militar y político elevado a cotas difícilmente igualables. Y no se limitó a conquistar nuevos territorios sino que también les otorgó una personalidad que hoy en día perduran. Fue un ejemplo de prosperidad y de bienestar que se vio reflejado infinitos aspectos culturales. La escritura, la arquitectura y el arte tuvieron un antes y un después de Roma. Y sirvieron siglos después a su caída para dotar a Europa de un Renacimiento de valores artísticos que sirvieron de homenaje a esos clásicos que lo intentaron por primera vez. Es ahí cuando aparecieron virtuosos como Rafael, Miguel Ángel, Bernini, Borromini, Caravaggio, Giacomo della Porta y otros muchos que con maestría convirtieron definitivamente a Roma en Leyenda. Por tanto la «Eternidad» que la define está suficientemente justificada.

Como justificado era llevar a cabo este viaje en compañía de mi madre. Una primera vez para ambos. Una promesa que siempre quisimos cumplir y de la que llegó su hora. Qué mejor que la persona que más quiero en el mundo para compartir tres días intensos e inolvidables. Tres días para descubrir la que siempre será una de las ciudades más hermosas del mundo. Así que os apremio a que sigáis leyendo y sepáis qué vimos y qué sucedió en ese tiempo.

JUEVES 11 DE OCTUBRE

Este día tan sólo fue el de nuestra llegada a la capital de Italia. Con nocturnidad y alevosía aterrizamos en el Aeropuerto de Fiumicino procedentes de Madrid y de su ingobernable T-4. Habíamos reservado nuestro Hotel en las cercanías de Termini (La Estación Central de Ferrocarriles) por lo que nos trasladamos hasta allí mediante el «Leonardo Express», un tren directo que los comunica en tan sólo 30 minutos (Sale cada media hora y cuesta 11 euros. Se compran los tickets allí mismo y deben validarse en las máquinas amarillas que hay en los andenes).

Pasada la medianoche llegamos a la enorme Estación de Termini, cuyos aledaños a esas horas estaban un tanto desangelados. Tan sólo reparamos en la presencia de mendigos y vagabundos que merodean la zona por la noche. A escasos 3 minutos a pie, en Via Varese 5 se encontraba el Hotel Palma Residence, un Bed&Breakfast de pocas habitaciones. La doble nos salió a 40 euros por persona y día (Baño privado y desayuno incluido). Bastante limpio y bien comunicado como quería.
Nos dormimos enseguida no sólo porque estuviéramos agotados de tanto trajín sino porque madrugaríamos bastante para empezar a visitar una ciudad que tiente tanto que no da para ver todo ni en tres días ni en una semana…

VIERNES 12

Después de desayunar en la habitación lo primero que hicimos fue recoger el Omnia Vatican & Roma Pass, que incluye para 3 días el transporte por metro, bus o tranvía además de entradas gratuitas y descuentos en numerosos monumentos y museos de la provincia. La verdad que con todo lo que incluye es muy recomendable.

Tomamos el metro (en Roma hay 2 lineas: A y B). Nos bajamos en la estación de Cavour (1 parada) para cumplir P1050066nuestro objetivo. En la Iglesia de San Pietro in Vincoli se encuentra una de esas obras de Arte que tantas veces estudiamos en clase: El «Moisés» de Miguel Ángel. Allí empezamos a darnos cuenta de que las iglesias romanas son una auténtica maravilla. No hay que fiarse de las fachadas. Sus interiores asombran al aficionado al arte más profano.

Caminando llegamos al que posiblemente sea el símbolo tanto de Roma como de toda Italia: El Coliseo. Un estadio de hace dos mil años que albergaba a más de 50000 personas para asistir a diversos espectáculos de índole un tanto macabra: Ejecuciones públicas o combates de gladiadores (entre ellos o con animales).

La entrada al Coliseo se combina con la del Monte Palatino (una de las 7 colinas, llena de Palacios y Domus de célebres personajes romanos)y cuesta 11 euros (si se usa aquí por primera vez el Roma Pass sale gratis). Y aquí va un consejo para evitar colas: Entrad primero al Palatino (que está muy cerca) dejad el Coliseo para después, así no tendréis que soportar la fila ante las taquillas.

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La visita al Palatino muestra las ruinas de una época esplendorosa. Ideal para pasear y dejarse llevar por la Historia. De ahí pasamos al interior del Coliseo, atestado de gente. Su estado de conservación no es el ideal (para ver uno en perfecto estado hay que ir a Túnez, más concretamente a El Djem) aunque uno puede hacerse a la idea de lo que fue.

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Una de los núcleos más característicos de la Roma Imperial es la Via Sacra, que comunica el Coliseo con el Foro romano a través de tres Arcos del Triunfo: El de Constantino (próximo al Coliseo, el de Tito (entrada al foro) y el de Septimio Severo (final del Foro). El camino por el que fue el centro neurálgico del Imperio está rodeado de columnatas, antiguos templos e instituciones que regulaban la vida política y social (La Curia o el Tribunal de Justicia).

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P1050176A pocos pasos después de abandonar el Foro principal se encuentra el monumento conmemorativo a Vittorio Emmanuele II, convertido en uno de los símbolos patrios de la Italia actual. La bandera tricolor ondea con holgura en la mastodóntica construcción blanca.

Cuando íbamos a subir a un ascensor desde el que se ve toda la ciudad una repentina tormenta hizo acto de aparición y nos acompañó durante algo más de una hora, que aprovechamos para comer en una Trattoria próxima a la Columna Trajana.

La tarde tuvo como centro el Panteón, Templo romano dedicado a todos los Dioses cuya cúpula de dimensiones colosales supuso un ejercicio admirable arquitectónicamente hablando. Coronado con un «ojo» por el que entra la luz solar, el Panteón está decorado por artistas grandes del Renacimiento que siempre fueron admiradores de este lugar. El mismísimo Rafael está enterrado allí, junto a monarcas italianos. El Panteón es visita obligada siempre que se vaya a Roma.

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El resto de la tarde nos lo tomamos con más tranquilidad y la dedicamos a pasear entre callejuelas próximas a esta P1050226zona en que no cesa la aparición de iglesias con interiores fascinantes. Santa Maria Supra Minerva (hay un Cristo hecho por Miguel Ángel), Sant´Ivo alla Sapienzia, Sant´Andrea del Valle, San Luis de los franceses (con cuadros de Caravaggio) fueron algunas de ellas. Precedieron a nuestro acceso a la que para mí es la Plaza más bonita de Roma: Piazza Navona. Realizada en un antiguo estadio romano (del que se aprecia la forma) este lugar posee tres fuentes barrocas que parecen cobrar vida propia: De abajo a arriba la Fuente del Moro (Giacomo della Porta y Bernini), la Fontana dei Quattro Fiumi (Bernini) y la Fuente de Neptuno. Las Iglesias de Santa Inés y de Nuestra Señora del Sagrado Corazón suponen la reserva espiritual de una Plaza en que las cafeterías y heladerías sacian las necesidades de los muchos turistas que allí acuden.

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Para el final dejamos la Fontana de Trevi, en la que a pesar de la multitud, echamos la moneda por encima del hombro que según la Leyenda, será garantía para volver a Roma algún día. Esperemos que se cumpla…
Cenamos en un Ristorante cercano a la Fontana. Culmen perfecto para cerrar un día grande.

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SÁBADO 13

El sábado 13 de octubre tuvo como protagonista al Estado más pequeño del mundo. Me estoy refiriendo, por P1050293supuesto, a la Ciudad del Vaticano. La Santa Sede es el núcleo de la Iglesia desde el Siglo XVI cuando se ocupó una antiguo templo cristiano erigido por el Emperados Constantino. Fue entonces cuando se construyó la Basílica de San Pedro en la que participaron los principales artistas y arquitectos de la época. Todos pusieron su granito de arena, aunque quizá lo más reconocible sea la parte que le tocó a Miguel Ángel (la cúpula más grande en un templo cristiano, la Pietà, etc.) y a Bernini (la columnata, obra cumbre de la Arquitectura y el Baldaquino).

Para llegar al Vaticano tomamos el metro en Termini (Línea A dirección Battistini, 5ª parada Ottaviano-San Pietro). Mucha gente hizo nuestro camino. A esas horas se veían las enormes P1050299colas que dan la vuelta a los muros de los Museos Vaticanos (que dejaríamos para mediodía). Cuando estábamos a punto de entrar a la Plaza le pedí a mi madre que me siguiera y que no mirara hasta que yo se lo dijera. Quería situarnos en el mismo centro de la Via de la Conciliación para obtener nuestra primera visión del lugar. Ambos nos dimos la vuelta, miramos al frente y poco faltaron para saltársenos las lágrimas tras divisar tanta hermosura. La inmensa columnata a izquierda y derecha (construida por Bernini) hace de brazos de la Basílica, cuya cúpula destaca por encimaP1050308 de todo. En el centro de la Plaza un obelisco egipcio flanqueado en varios metros por dos fuentes. Una imagen que había visto muchas veces en la televisión pero cuya impresión apenas tiene que ver con la realidad. Belleza, armonía, majestuosidad…son algunos de los calificativos que se me ocurren en este momento para describir lo que teníamos frente a nosotros. Y si es grandiosa la plaza, más aún es el interior de la Basílica, a la que entramos tras hacer cola y pasar un control de metales. Las entrañas de San Pedro son dignas de todo elogio. Tras los primeros pasos, a nuestra derecha, nos encontramos con la Pietà de Miguel Ángel. La Virgen María sujeta el cuerpo muerto de Jesucristo. La expresividad y la dulzura de sus líneas son realmente avasalladoras.

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San Pedro es el padre de la Iglesia cristiana. Es «la piedra» sobre la que Jesús quiso que se sustentara su palabra. Y sobre San Pedro se alza la Basílica, más concretamente el Baldaquino barroco realizado por Bernini que centra las miradas de todos los peregrinos y viajeros que acuden allí.

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Entramos a las Grutas Vaticanas donde permanecen enterrados algunos de los Pontífices que nos ha dado la Historia. P1050356La lápida más célebre es sin duda la de Juan Pablo II, el Papa de nuestro tiempo. Sorprendentemente enfoca más miradas que la urna que contiene los restos de San Pedro, el poseedor de las llaves del cielo según la tradición cristiana.

Una buena opción para tener inmejorables vistas es subirse a la Cúpula. A pesar de que haya mucha gente en la cola (como no) creo que vale la pena. 5 euros y más de 500 escalones o 7 euros por ascensor y 321 escalones es el precio que hay que pagar. El ascenso es agotador pero la panorámica es inigualable. Además de que se aprecia mejor las dimensiones de la Cúpula diseñada por Miguel Ángel.

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Cerca de una hora y media tuvimos que esperar para entrar a los Museos Vaticanos. Conviene estar muy atentos a los horarios de apertura y cierre porque son un tanto variables (precio 13 euros). Pero toda espera es válida si sirve para P1050378poder recorrer los kilométricos pasillos del mastodóntico edificio que posee innumerables colecciones de Arte. Esculturas de todos los tiempos (por ejemplo el Grupo del Laocoonte), exposiciones de Egipto, Etruria, Persia, Mesopotamia, estancias papales (de los Borgia o la diseñadas por Rafael), y la celebrérrima Capilla Sixtina, obra cumbre de Miguel Ángel. Ni estando una semana paseando por sus enormes pasillos y dependencias se lograría ver todo. Es por eso que hay que tener muy claro a qué se le va a dedicar más o menos tiempo. La Capilla Sixtina está casi al final de la visita y para llegar a ella hay que caminar mucho rodeados de la multitud. Quizás al ser la primera vez lo hicimos más deprisa de lo normal, pero es lo que tiene ir tan limitados de tiempo.

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P1050446Tras comer en un Ristorante próximo a los Museos tomamos la Via della Concilliazione hasta llegar a otro de mis puntos favoritos de Roma: El Castillo de Sant´Angelo, indisolublemente unido al Puente del mismo nombre. El que en su día fue Mausoleo del Emperador Adriano ha sido refugio y fortaleza papal en tiempos en los que ni el Sumo Pontífice tenía garantizada su seguridad. Incluso un pasadizo lo une con el Vaticano. Actualmente alberga salas profusamente decoradas, una importante colección de armas medievales y sobre todo, una terraza en la cual se alza el Arcángel San Miguel alzando una espada. Lugar ideal para tomar las mejores instantáneas de la ciudad de Roma. 110% Recomendable (7€, gratis con Roma Pass).

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Terminamos la tarde tomándonos un buen café en el Campo dei Fiori, ajetreada plaza en las que los comercios de venta de flores dan un bonito toque de color y frescura. El atardecer nos sorprendió con infinidad de pajarillos volando en un cielo tornado a fuego que daba su últimos coletazos lumínicos a las vetustas cúpulas. Volvimos al hotel paseando nuevamente por los foros, que a esas horas permanecían callados pero a su vez rebosantes de vida. Cenamos en los aledaños de Termini. Pizza a la amatricciana! Deliciosa…

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DOMINGO 14

P1050476La estación de Flaminio (la 4ª parada de la Linea A de metro desde Termini a Battistini) es la antesala de otra de esas plazas de ensueño que engalanan Roma hasta las más altas cotas. Me estoy refiriendo a la Piazza del Popolo. En su centro un obelisco dedicado al gran Ramsés II se erige junto a una fuente que mana agua de la boca de unos fieros leones.

La Iglesia del mismo nombre es otra de esas que dejan la boca abierta a cualquiera. En su caso la Capilla de los Chigi, con sepulcros piramidales, es suficiente motivo para entrar a echar un vistazo. No es el único templo cristiano de la Plaza, ya que las Iglesias gemelas dedicadas a Santa Maria forman dos siluetas apuntando hacia el cielo, ese domingo más azul que nunca.

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De Piazza del Popolo salen tres avenidas: Via del Corso, la más ancha, llena de comercios; Via del Babuino, en honor a una extraña escultura con dicho nombre. Termina en la emblemática Piazza di Spagna; Via di Ripetta, que pasa por el Mausoleo circular de Agusto y por un Altar romano custodiado en un Museo. El Ara Pacis construido entre el 13 y el 9 antes de Cristo conmemora las exitosas campañas en Hispania y las Galias. El monumento de 11 x 10 x 4,60 metros decorado profusamente se encontraba rodeado de una exposición de trajes del diseñador italiano Valentino. Huelga decir que a mí los trajecitos de noche me importaban un pimiento, pero mi madre al precer no opinaba lo mismo que yo.

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Rodeamos el Mausoleo de Augusto, en el que trabajaban celosamente los arqueólogos y arribamos a la Via Corso, de gran tamaño y rebosante de paseantes pegando sus caras a escaparates de lujo, aunque no tanto como en Via Condotti, en que firmas como Armani, Louis Vuitton, Prada o Versace toman la calle previa a Piazza di Spagna, otro de los símbolos de la ciudad. Su inconfundible escalinata parece imitar a un río que desciende poderosamente la colina. La misma en que la Iglesia Trinità dei Monti (más humilde que muchas otras) sirve de faro a turistas y viajeros que se congregan en los pétreos escalones desde los cuales un atardecer puede ser algo más.

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Fuimos caminando a Via Venetto, una de las pocas flanqueadas por árboles, porque esquinado a pocos metros de P1050517Barberini se encuentra una Iglesia insólita y sobre todo macabra (Santa Maria della Concezione). Dos ingredientes imprescindibles para atraer mi atención. La cripta es de lo más curioso. Decorada profundamente con calaveras y huesos, alberga los cuerpos putrefactos de los monjes capuchinos, que con el hábito puesto sustentan una oscura cruz de hierro. No permitían sacar fotografías pero tuve que saltarme las normas para poder ofrecer algún ejemplo a los lectores del Rincón de Sele. Me llevé una reprimenda verbal pero el esfuerzo valió la pena. Candelabros hechos con huesos, fémures utilizados para recrear distintos objetos, brazos esqueléticos entrelazados. No llega a la Capela dos Ossos de Évora o Campo Maior de Portugal ni tampoco al cementerio de Palermo, pero es otro de esos sitios curiosos y no tan conocidos a los que vale la pena llegar.

Después de tomar unos paninis en Via Veneto tuvimos qué decidir entre varias alternativas para el día que P1050520terminaría dejándonos en Madrid. Entre la Galleria Borghese (uno de los Museos de Arte más recomendados de la ciudad) y las Termas de Caracalla nos quedamos con éstas últimas. Y creo que no nos equivocamos. La parada de metro más próxima a éstas es Circo Massimo, próximo al que fue el mayor hipódromo jamás construido. A unos 200 metros se alzan los muros y los restos de lo que fueron más que Termas, un Centro Social y de Ocio de primer orden. Por 6 euros (3 con el Roma Pass) uno puede caminar en suelos de mosaicos de un recinto con unas dimensiones tales que podía albergar a más de 3000 bañistas y deportistas en general. La estructura de frigidarium (agua fría), tepidarium (agua tibia) y caldarium (agua caliente) es claramente reconocible, aunque conviene llevar algún mapa para ponerse en situación.
Lo que sí es seguro es que estas termas son un punto ineludible en todo viaje a Roma. El peso de la Historia es manifiesto.

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Salimos del inmenso recinto de gigantescos muros y retrocedimos nuestro paso para recorrer el Circo Massimo, que fue el Hipódromo más grande jamás construido. A unos metros más adelante se alza la Plaza de la Verdad (Piazza de P1050540la verità), compuesta por la iglesia Santa Maria in Cosmedin y su altísima torre del campanario. Al otro lado próximo a otra de esas fuentes mágicas, el Templo circular de Vesta (mal llamado de Vesta porque supuestamente está dedicado a Ulises).

El nombre de Plaza de la Verdad viene por un medallón de mármol que representa a una deidad desconocida que según la tradición muerde la mano de los mentirosos… Suele formarse una larga fila para hacer la prueba. Se encuentra en la misma Iglesia de Santa Maria. No nos pusimos a la cola para hacerlo por lo que entramos directamente al templo cristiano, que a diferencia de los otros muchos visos, refleja su antigüedad. Y es que se construyó sobre unos restos romanos en el Siglo VI. Curiosamente la calavera de San Valentín, patrón de los enamorados, descansa sobre un relicario.

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P1050551Antes de comer nos callejeamos por las estrechas calles del barrio más pintoresco y más puramente «italiano» de Roma: El Trastevere. El ocre anaranjado predomina en las paredes de las viviendas de quienes se consideran descendientes directos de los romanos que en su día residieron en la capital del Imperio. Aquí las trattorias y ristorantes hacen su agosto durante todo el año ya que su fama ha traspasado fronteras. Si se va con tiempo recomiendo perderse por callejuelas y observar cómo pasa la vida en un lugar que roza tradicionalidad y bohemia.
Tras comer «pasta y más pasta» aspiramos nuestros últimos vientos romanos de los que tanto nos íbamos a acordar más adelante. Ya apenas restaban unas horas para finalizar tres días únicos. Madre e hijo viajando cinco años después…
Al ser domingo la Via de los Foros está cortada al tráfico y tanto ciudadanos como turistas se reúnen en la misma para pasear tranquilamente entre el Coliseo y el Monumento a Vittorio Emmanuele II. Parecía una manifestación de toda la gente que había, pero es muy normal que se de esa concentración en domingo. Es delicioso recorrer la zona, y más con el tiempo veraniego que nos estaba regalando la Ciudad Eterna.

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P1050589Nuestro último objetivo de visita fue la Basilica di San Giovanni in Laterano (San Juan de Letrán) considerada como «Madre y Cabeza de todas las Iglesias», es la más visitada por los católicos después de San Pedro. Y es que fue sede papal antes del traslado definitivo al Vaticano. Posiblemente sea la Iglesia más hermosa de toda Roma.

Próximo y formando parte de la misma está el Sancta Sanctorum, que alberga un lugar de culto de suma importancia para los feligreses cristianos, la «Scala Santa». Según la tradición es la misma por la que subió Jesucristo para ver a Poncio Pilatos (Santa Elena la trajo de su Palacio en Jerusalén). Cuando fuimos allí, los fieles la estaban subiendo de rodillas y a un ritmo excesivamente lento y cansado. Al parecer existen indulgencias divinas al respecto…

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Roma es posiblemente la ciudad que más me halla emocionado. Un lugar al que tengo que volver no una sino muchas veces para continuar descubriendo y disfutando de sus muchos atractivos. Compartir esto con mi madre ha sido maravilloso y espero que no sea nuestro último viaje juntos. La maquinaria ya se ha puesto en marcha para que así sea…

Grazie mile!

Sele

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