Crónicas de un viaje a Indonesia 5: La esencia de Bali I

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Crónicas de un viaje a Indonesia 5: La esencia de Bali I

11 de julio: BALI, UNA ISLA, UN UNIVERSO

Bali es capaz de abarcar gran parte de las necesidades y expectativas de cualquier clase de viajero. Posee una cultura ancestral única y abriga un paisaje de inmensos contrastes que parten de playas eternas para reverdecerse en los arrozales y elevarse hasta la cima de grandes volcanes. Ofrece un amplio abanico de ocio para todas las edades que gusta por igual a los más sibaritas o a los mochileros que miran por un presupuesto milimétrico. Regala un hálito de optimismo y alegría inusual mezclando altas dosis de música y danza, de fiestas y celebraciones, que ayudan a evadirse de los problemas. Vive por y para el Arte que se sitúa no solo en sus fabulosos templos sino también en cada una de las calles, puentes y paseos. Bali es una burbuja aparte entre miles y miles de islas que se agolpan en un mar cálido y rico. Es Indonesia, pero es otra Indonesia.

Su rasgo diferencial en lo que a lo religioso, cultural, artístico o idiomático se refiere, marcó esta nueva etapa dentro del gran viaje a tierras indonesias. La más célebre de las islas menores del Archipiélago de Nusa Tenggara la vivimos plenamente durante una semana. Este post versará de cómo empezamos a echarle el guante y a inmiscuirnos en su particular filosofía, así de la descripción detallada y ciertamente sentida de muchos lugares que parecen provenir de la pluma imaginativa de un novelista de aventuras que recrea mundos paralelos con extrañas criaturas.

DE CÓMO ARRIBAMOS A BALI LA MEDIANOCHE ANTERIOR

Con una combinación de aviones y escalas fuimos a parar al Aeropuerto balinés de Denpasar, bien entrada la noche, tras venir de Kalimantan y detenernos unas horas en Jakarta. Unas monstruosas estatuas de piedra con cara de león y cuerpo de dragón blandiendo armas afiladas, envueltas en una tela a cuadros blanca y negra, nos recibieron a los pasajeros procedentes de la aeronave de Batavia. No cabía duda, estábamos en Bali. Los velos de las mujeres y la ropa austera de los hombres ya no existían. Hasta eso es diferente en esa isla. Otra indumentaria, otra religión, otra forma de ver la vida… «Tenemos que empaparnos cuanto antes de todo esto» – pensé mientras recogíamos nuestras mochilas en la cinta transportadora.

En el mismo Aeropuerto Ngurah Rai de Denpasar nos esperaba el coche del hotel que habíamos reservado en la ciudad de Ubud (Sri Bungalows;22€ pers/noche). Como llegábamos tarde les habíamos escrito un e-mail solicitando su servicio de pick-up (150.000 Rupias). La distancia entre el Aeropuerto y Ubud es de aproximadamente 35 kilómetros que se hacen en 45 minutos si no hay tráfico como era nuestro caso (por las mañanas o a la vuelta de la playa de los turistas puede incluso tardarse una hora y media).

El conductor que nos llevó a Ubud era un entusiasmado del fútbol. Como en poco más de 24 horas se jugaba la Final del Mundial de España contra Holanda no hubo otra conversación que la de la gran fiesta del balompié. Nos contó que había bastante ambiente futbolístico, aunque en una isla con gran número de turistas holandeses, los españoles estábamos en minoría. «No hay problema, vamos a ganar igualmente» – le dije absolutamente convencido de que PODÍAMOS.

En el camino nos fijamos en que había numerosos comercios de venta de Artesanía al por mayor. Había verdaderas obras de arte en piedra de gran tamaño (cabezas de Buda, estatuas de Ganesh, etc…), que estaban destinadas a ser exportadas a muchos de los países del mundo para venderlas a más del triple del precio original. El turismo y la compraventa de Arte son las industrias más importantes de la isla, con mucha diferencia sobre las demás.

Llegamos a Ubud y, por tanto, a los Sri Bungalows, donde no se oía un alma. El conductor hizo también de amo de llaves y nos acompañó a la habitación que sería nuestro campamento-base durante toda nuestra estancia en Bali. Ubud, el centro cultural y artístico de la isla, tenía todo para haber desechado la idea de tener dicha base en Kuta, que es más de sol, playa y turistas de músculo, copazo y discoteca. Ubud era lo que buscábamos, lo que necesitábamos…

SRI BUNGALOWS, UN LUJO MUY ASEQUIBLE

Despertar con la luz del sol entrando por un enorme ventanal que se asoma a la piscina y a un tímido campo de arroz es más agradecido que hacerlo a golpe de despertador, noche fría y, sobre todo, con un motivo nada placentero como es ir a trabajar. A esas alturas del viaje las reminiscencias laborales eran no escasas, sino inexistentes. Y amaneciendo en Bali sobre una cama realmente confortable en la que podrían caber ocho personas uno se levanta con otro semblante.

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Nos costó encontrar disponibilidad y un equilibrio calidad/precio en Ubud. Queríamos disfrutar de un lugar limpio,P1150657 cómodo, tranquilo y bien situado, pero cuando no se reserva con una antelación relativamente prudencial (julio y agosto son temporada alta en Bali), la dificultad de acceder a algo bueno, bonito y barato es mayor. Sri Bungalows, en plena Jalan Monkey Forest (Calle del Bosque de los monos), una de las arterias principales de la ciudad (la otra es Jalan Raya Ubud, en la cual se ubica el Mercado Central y el Palacio Real), cumplía las tres «B» de sobra. Por 22€ por persona y noche (desayuno incluido) contamos con un lugar espacioso, muy limpio y con un personal la mar de amable.

La reserva de esta habitación la hicimos a través de agoda.es, página web especializada en el Sudeste Asiático y que tiene una oferta de alojamientos en Bali muy extensa. Sin duda aquel fue un lujo…muy asequible.

Lo mejor: La cama, las vistas y los jardines. Lo peor: El desayuno (bastante pobre).

¿DÓNDE VAMOS HOY? PLANIFICACIÓN EXPRESS

Los únicos planes que teníamos previstos para Bali eran simples suposiciones o, mejor dicho, anotaciones subrayadas en un folio de muchos de los lugares que no queríamos perdernos. Solamente sabíamos que podíamos contar de domingo, lunes, martes, miércoles y jueves completos, ya que el viernes de esa semana teníamos un vuelo comprado a la Isla de Flores. La idea que llevaba en la cabeza era recorrer buena parte de Bali alquilando un vehículo con conductor, siempre partiendo de Ubud. Y cada mañana o como pronto con un día de antelación, prepararíamos una ruta distinta.

Para ese domingo teníamos pensado movernos por Ubud y sus alrededores, comenzando por la Reserva Sagrada del Bosque de los Monos, que teníamos a escasos cinco minutos del hotel. Y a lo largo de la tarde buscar a alguien que estuviera dispuesto a ser nuestro conductor por unos días, tratando de lograr un precio lo más ventajoso posible. Pero nuestros planes cambiaron cuando nos dispusimos a bajar Jalan Monkey Forest y un chico joven nos ofertó su coche para ir cuanto antes a descubrir la isla. En ese momento dio inicio una negociación que nos llevó a concretar un precio por un recorrido escogido por nosotros para ese mismo día (que al terminar en el propio Bosque de los monos, dejaríamos el coche a las 16:00, casi dos horas antes de anochecer) y las jornadas sucesivas sucesivos (finalizando en torno a las 18:00 horas). El precio incluiría tanto la gasolina como el precio del parking junto a los monumentos o lugares de interés.

COCHES CON CONDUCTOR EN BALI (Y LA POSIBILIDAD DE RESERVAR POR ADELANTADO)

Bali es uno de esos destinos en Indonesia donde viene muy bien contar con un coche con conductor para aprovechar al máximo la estancia en la isla. Afortunadamente existe una joven empresa española llamada Routive que se encarga de poner en contacto a los viajeros con conductores profesionales tanto de habla hispana como inglesa. Y no sólo en Bali, sino también en Java o Lombok.

En este caso lo más positivo es poder contar con un conductor de total garantía (podéis elegir que hable castellano o inglés con cierta fluidez) y una empresa que está al otro lado y te da soporte durante todo tu viaje. La gente de Routive puede echaros un cable a la hora de preparar un itinerario lógico, proveeros de un conductor que ha pasado un proceso de selección y, si hubiera algún problema, pueden cambiar de chófer y vehículo de manera inmediata.

Sele en un coche en Bali

El precio por día (válido hasta siete personas) incluye la disposición disponer de conductor hasta diez horas con gasolina y aparcamientos incluidos. También ofrecen la posibilidad de hacer rutas de media jornada a un precio realmente competitivo (y así aprovechar la piscina del hotel o darse un buen masaje).

Sus rutas son 100% personalizadas así que tenéis total libertad para elegir dónde queréis que os recojan, a qué hora, lo que queréis ver, dónde comer, etc.. Es ideal también para el que no tenga muy claro el recorrido y prefiera que le den recomendaciones tanto previamente como sobre la marcha.

Más información en www.routive.com

NOTA: Son muy majetes, te contestan enseguida el correo y te ayudan muchísimo a planificar tu estancia en Bali, Java o Lombok. De verdad, os los recomiendo.

En un instante diseñamos una ruta para este primer día, la cual podéis ver en el siguiente mapa:

A grandes rasgos consistiría en acudir a Goa Gajah, más conocida como la Cueva del Elefante, que es un santuario del Siglo XI excavado en una gruta cuya entrada es de lo más pintoresco. Después ir dirección norte deteniéndonos en el asombroso Templo Gunung Kawi antes de acceder por una carretera llena de curvas hasta uno de los puntos panorámicos más excepcionales de la isla, en la población de Kintamani, que se asoma tanto al Volcán Batur como al lago del mismo nombre. A partir de Kintamani ir regresando a Ubud, no sin antes parar en Tegallalang, un arrozal dispuesto en terrazas la mar de fotogénico. La última visita del día sería la del Bosque de los monos en los que no hace falta decir quienes son los protagonistas. Ya para la tarde noche un poco de tranquilidad, descanso y una buena cena como remate. Que había que coger fuerzas para la madrugada cuando se iba a disputar la Gran Final del Mundial de Fútbol 2010 de Sudáfrica, España-Holanda.

Sería, sin duda, un apasionante comienzo en la Isla de Bali.

LA RELIGIÓN EN BALI: UN HINDUÍSMO… A SU MANERA

No hacía falta más que ver las estatuas de criaturas mitológicas, los santuarios anexos a cada casa, los muchos templos que veíamos en todas las calles, que hubiera una bandejita de bambú con flores e incienso en casi cada una de las habitaciones… para darnos cuenta de que en Bali se vivía una intensísima religiosidad radicalmente diferente a la de cualquier otra isla de Indonesia. Es tan sumamente importante este aspecto religioso que es del todo imprescindible conocerlo para poder comprender Bali. Por eso, antes de encender el motor del coche y hacer ruta alguna por la isla, veo conveniente hacer una mención a las creencias de sus habitantes, que dan forma a todos y cada uno de los rincones de este lugar de grandes peculiaridades.

La religión mayoritaria en Bali es el Hinduísmo, fruto de un largo período histórico de varios siglos que le hizo absorber, al igual que a su vecina Java, las creencias importadas desde la India. Hoy en día es la única isla indonesia que profesa la doctrina hindú, pero hay que resaltar que de una forma un tanto particular. Las variantes respecto al credo oficial de la India son realmente notables debido, entre otras cosas, a que los balineses fusionarion el Hinduísmo con sus creencias, sus deidades y sus espíritus cotidianos que tenían desde mucho tiempo atrás. Se puede hablar entonces de la existencia de un Hinduísmo balinés que se practica únicamente en esta isla.

P1150786La esencia hinduísta es la base de una religión sobre la que se centra por completo la vida de cada comunidad y cada individuo. Pero sobre dicha esencia aparece la veneración balinesa ancestral a los Dioses y Espíritus de la Naturaleza, que se encuentran en todas partes y existen para garantizar un principio que siempre debe estar presente, el equilibrio entre el Bien y el Mal. Ambos no son sólo contrapuntos sino complementos sin los cuales reinaría el caos. No se concibe la alegría sin el dolor. Se piensa que la mala suerte se puede erradicar con distintos ritos purificadores, al igual que si a una persona le va todo bien debería invocar a los espíritus malignos porque de esa forma se equilibraría la balanza.

La Trimurti hindú (Brahma, Visnú y Shiva) está presente, aunque no representada en los templos, mientras que los espíritus del bien y del mal además de un sinfín de criaturas procedentes de Leyendas y Mitos realmente antiguos los encontramos en todas partes. Si a esto le sumamos que hay ciertos aspectos del Budismo aceptados por la población y convenientemente mezclados en este cocktail, somos conscientes de que la doctrina en Bali es única y multirreligiosa.

Existe la Sociedad de Castas, aunque no de forma tan a rajatabla como en India. Tendríamos a los Brahmanes, que son los Sacerdotes y Hombres Santos, a los Wesias, que se refiere a los comerciantes, a los Satrias o guerreros y nobles y, por último, a los Sudras, que son los campesinos (90% de los balineses). Por fortuna para la última casta habría que decir que en Bali no existen los infortunados «Intocables» (sí en India) y que esta jerarquización es visible poco más que en aspectos relacionados con las ceremonias. Podrían casarse miembros de distintas castas, aunque haciendo una serie de parafernalias que no enciendan a los Dioses. Castas sí, pero flexibilidad también.

Los balineses viven por y para la religión, ocupándose en cada momento de contentar a los espíritus, tanto buenos como malos, mediante ofrendas y rituales celebrados cada día. En las casas siempre se deja espacio para un santuario dedicado a la deidad o el espíritu que la familia decida y es muy usual ver a las mujeres depositar todas las mañanas unas bandejitas de bambú con flores en el suelo, junto a las puertas, en las ventanas… en todas partes. La comunidad se ocupa, además, de «vestir» tanto a los templos como a sus figuras, y de que se realicen invocaciones y ritos por cualquier avatar, sea positivo (nacimientos, bodas, etc.) o negativo (enfermedad de un individuo, decesos, etc…).

En resumen, Bali es un compendio de hinduísmo y budismo con las creencias animistas anteriores a que estas tomaran forma en la isla. Toma cosas de unas y otras para fusionarlas y, sobre todo, hacerlas constantemente presentes a todo el que pisa la isla. Yo diría que los viajeros captan esta esencia balinesa en cuanto aterrizan en ella.

PRIMERA PARADA EN GOA GAJAH: LA CUEVA DEL ELEFANTE

En Bedulu, muy pero que muy cerca de Ubud (2 km. sureste en la carretera principal a Gianyar), existe una caverna a la que se le conoce como del elefante (aunque curiosamente nunca hubo aquí elefantes), cuya entrada pertenece más al ámbito de la fantasía que de la realidad. Goa Gajah es una gruta que forma parte de un Conjunto Sagrado destinado a mantener alejados a los espíritus malignos. En ella hay esculpido un rostro demoníaco que inspira verdadero temor a todo el que osa traspasarla.

Y esta queríamos que fuese nuestra primera visita en la Isla de Bali debido, en parte, a su proximidad con Ubud, muy idónea para iniciar la ruta del día. Pagamos 15000 rupias (menos de 1´5€) y, siguiendo las reglas estrictas de vestimenta que hay en los lugares sagrados balineses, nos pusimos ambos un sarong (una tela de color que se fija alrededor de la cintura para llevarse como una falda) antes de entrar definitivamente al complejo de Goa Gajah. No los compramos sino que tomamos prestados dos de las muchos que había en la taquilla y que estaban precisamente para eso, para ser usados por quienes no los tuviéramos. El Sarong es un complemento en el vestir esencial en Bali y salvo que se viaje a la isla en busca únicamente de Sol y Playa, uno deberá enfundárselo en prácticamente todos los lugares que tengan una mínima significación religiosa.

Tras superar un corredor de tiendas de artesanía y regalos descendimos una escalera desde la cual nos encontramos con una panorámica general del conjunto. Una Naturaleza exhuberante abriga dos piscinas cuadradas utilizadas para los baños purificadores cuya agua proviene de pétreas figuras femeninas. De fondo la cueva del elefante con su cara característica.

La faz de la gruta es el símbolo más fotografiado y admirado de Goa Gajah. El acceso a la misma se hace a través la boca oscura de una criatura demoníaca que se retuerce para estremecer y atemorizar en realidad a los malos espíritus.

Podría formar parte perfectamente del decorado de cualquiera de los filmes de Indiana Jones o de un videojuego de aventuras. Pero esto es Bali y fue su realidad la que inventó la ficción…

P1150677Los historiadores datan la creación de la gruta dentro del Siglo XI después de Cristo. Este espacio sagrado está dedicado tanto a Shiva como a su hijo Ganesh (cuya cabeza es de elefante) y, aunque hay historias más dentro de lo legendario que de lo real que hablan de largos pasadizos que se pierden bajo el suelo, su interior es mucho más pequeño y sencillo de lo que cabe esperar. La cueva tiene forma de T y su pasillo más largo, que es a su vez el más estrecho una atracción de calor y humedad. Apenas unas velas permiten tener cierta visibilidad de algunas de las figuras de piedra que se mantienen depie dentro de unos nichos excavados en la roca. Ganesh y varios símbolos fálicos (lingam) o sus contrapuestos femeninos ( yoni) con los que se invoca a la fertilidad y prosperidad del pueblo permanecen desde antiguo en el interior de este recinto sagrado.

Conviene no centrarse únicamente en la cueva, ya que sus alrededores son muy recomendables. Unas escalinatas nos bajaron hasta un riachuelo rodeado de selva que detenía la incisión de los rayos del sol, en las que nos encontramos numerosos santuarios dedicados a muchas de las deidades veneradas por los balineses. Había alguna que otra gruta, pero sobre todo nos sorprendieron los monstruos moldeados en la piedra que incitaban, una vez más, a pensar que estábamos en otra dimensión, en otro mundo.

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A la salida, con vistas a que nos iban a estar requiriendo llevar puesto el sarong en todo momento, decidimos comprarnos uno cada uno y ser el definitivo para nuestra estancia en Bali. Aproximadamente 50.000 rupias tuvieron la culpa de que yo me enfundara un sarong de color naranja y Rebeca uno verde. Y así nos transformamos un poco más en balineses de adopción.

GUNUNG KAWI

Pero nuestra puesta de largo con los novísimos sarongs no sería en Goa Gajah sino 18 kilómetros al norte de esta, en Tampaksiring, dentro de nuestra siguiente etapa de la ruta: Gunung Kawi, uno de los más importantes complejos hinduístas de la Isla de Bali. Fue a la entrada (precio: 15.000 Rupias) donde dimos un estreno digno a esta especie de pareos que sostuvimos (como obligan sus normas) con la ayuda de unos delgados pañuelos morados que tomamos prestados y acabamos quedándonos de recuerdo.

Cierto es que con esa combinación que llevaba de rojo, naranja y morado no me iban a fichar para la Pasarela Cibeles, pero cuando estoy de viaje mi sentido del ridículo mengua de tal manera que incluso me enorgullezco de ello.

Demasiado tenía con ese arrozal extraordinariamente bello por el que hay que pasar para bajar hasta lo más profundo del Valle para ocuparme de la estética. Y es que de lo mejor de Gunung Kawi es el camino que hay que seguir para llegar hasta él. En ese momento no lo trabajaban los campesinos sino una buena tropa de patos que se ocupaban de limpiar a conciencia el arrozal antes de ser cultivado de nuevo.

El descenso al interior del valle fue toda una alegría para la vista. La única incomodidad era la gran insistencia de los P1150716comerciantes para hacernos entrar a sus tiendas y adquirir alguno de sus souvenirs (En Gunung Kawi encontramos probablemente los mejores precios de objetos de artesanía de Bali). Nosotros les contestábamos que «a la vuelta nos pasaríamos», algo que cumpliríamos con unos cuantos donde sí nos rascamos el bolsillo para llevarnos, entre otras cosas, dos preciosas ninfas de madera que sacamos por muy pocas rupias. No hay que olvidar que la Isla de Bali es un paraíso para los mercaderes que se llevan toneladas de artesanía a numerosísimos países del mundo. Aún así poco podía hacernos perder la atención de lo que habíamos venido a ver. La empinada cuesta hacia abajo empezaba a ver su fin y, con este, aparecerían los tejadillos de paja de los santuarios y capillas pertenecientes al Complejo Religioso de Gunung Kawi.

P1150701Devotos balineses vestidos totalmente de blanco portaban ofrendas y rezaban frente a las estatuas de distintas deidades y criaturas mitológicas. De todas ellas destacaba Garuda, cuerpo de hombre y cabeza de águila, todo un símbolo en Indonesia con su doble importancia religiosa hinduísta/budista, y que incluso da nombre a la Aerolínea de Bandera del país.

No faltaban flores frescas y ornamentos variados hechos cuidadosamente a mano. En Bali todos estos detalles se cuidan mucho y no se dejan únicamente para las ocasiones especiales. La religión se vive con fuerza día a día.

Pero Gunung Kawi, a pesar de ser un lugar sagrado, no tiene sólo una significación religiosa, puesto que es, en realidad, un Complejo Funerario de algunos miembros de la Dinastía Udayana (S. X). Moldeados en la dura piedra de la montaña a uno y otro lado del Río hay en total 10 Cenotafios, que no tumbas (ya se sabe que en el hinduísmo no se entierra a los cuerpos sino que se los quema), del Rey Anak Wunsu, sus esposas y concubinas preferidas, y un importante ministro de la época. Estas antiquísimas estructuras insertadas en nichos bien excavados en la roca están distribuidas de la siguiente manera:

Al este del río Pakrisan cinco santuarios que pertenecerían a las figuras del Rey Anak Wunsu y algunas de sus mujeres.

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Al oeste del río cuatro santuarios que, supuestamente, corresponderían a las concubinas del Monarca.

Y algo más lejano, al sur del valle, se encontraría el cenotafio perteneciente al Ministro Real.

Los monumentos construidos dentro de los nichos de 7 metros de altura no poseen restos humanos, pero representan los espíritus de estos personajes históricos cuyas cenizas bien pudieron haberse esparcido en los mismos. Una Leyenda popular cuenta que un gigante, Kebo Iwa, hizo tales agujeros con sus uñas en tan solo una noche. Lo mismo se dice, curiosamente, de Goa Gajah. Este gigantón que crecía y comía cada vez más está muy presente en los mitos balineses con los que se explica la derrota del pueblo contra el ejército Majapahit procedente de Java. Se haría tan grande el niño que la piedra sería mantequilla para sus manos…

Gunung Kawi cumple el requisito de todo lugar sagrado de Bali, la perfecta interacción entre los monumentos y la naturaleza. Por ello el Río Pakrisan no podía dejar de jugar un importante papel dentro de un conjunto que involucra selva, agua, arrozales y, por supuesto, santuarios.

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Y es que si no, ¿dónde mejor que aquí para estrenar sarong?

PANORÁMICAS INCREÍBLES DEL VOLCÁN Y EL LAGO BATUR

Tras dedicarle el tiempo suficiente a Gunung Kawi regresamos al coche para continuar nuestra ruta sentido norte. Aproximadamente 20 kilómetros más buscando Kintamani y la célebre carretera de Penelokan que bordea un desfiladero que ejerce de balcón de uno de los volcanes más impresionantes de Bali, el Gunung Batur. Y es en un punto elevado de esta carretera nos subimos al tejadillo de una casa en obras para disfrutar de una panorámica excelente de esta cadera volcánica compuesta por el enorme cono de 1717 metros de altura y el Lago de mayor tamaño de la Isla de Bali, Danau Batur.

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El cráter del volcán Batur se nos cubría y se nos despejaba en un intervalo de segundos. Se le considera uno de los volcanes más activos de Bali. Y es que tuvo numerosas erupciones en el Siglo XX, de las cuales hay rastro en la ladera sur, ennegrecida por la lava y la ceniza. Al parecer ahora está más tranquilo, pero nunca se sabe si en cualquier momento puede dar guerra de nuevo.

Se organizan trekkings que desde horas muy tempranas suben a lo alto del cráter, que tiene una dificultad media. La gente aún hablaba de un pobre viajero sueco que tres meses antes se había caído a su interior, perdiendo inevitablemente la vida. Afortunadamente es un hecho aislado que no ha evitado que los amantes del trekking emprendan su viaje a la cumbre de esta caldera.

De fondo también teníamos otra parte muy importante de la Caldera volcánica. Y es que el Lago Batur (en balinés, Danau Batur) es el perfecto contrapunto al elevado cráter que le da sombra. Las nubes mecían las Montañas centrales de Bali, oscureciendo unas aguas que guardan grandes secretos.

UN RESTAURANTE CON VISTAS ASOMBROSAS DEL VOLCÁN (Y UN CONSEJO)

No habiéndonos contentado con contemplar unos minutos aquella fascinante caldera y, siendo ya la hora de comer, ¿por qué no mezclar ambas pasiones en una sola? Voy a recomendar un restaurante, que no niego sea una turistada, es decir, una máquina para atraer turistas a un precio mayor que en otros lugares, pero que permite comer con unas vistas de tal inmensidad que merece la pena.

En Bangli, en la carretera que une Penelokan con Kintamani (Jl.Raya Penelokan – Kintamani), se encuentra el Batur Sari Restaurant. Ofrece un amplio y delicioso buffet libre, como muchos de los restaurantes en zonas turísticas de Bali, pero lo hace en un lugar extraordinario, en el borde de un desfiladero que se asoma al Volcán Batur y a su lago. Sus mesas exteriores son una auténtica maravilla, proporcionando a los comensales la mejor vista posible del conjunto volcánico. Si se tiene la suerte de que no toque un día sin niebla, suficientemente claro como el nuestro, se puede disfrutar de un almuerzo realmente especial.

De entre todo lo que se podía escoger destacaba el satay (pinchos de carne) con salsa de cacahuete, un clásico en Bali y en muchas de las islas de Indonesia. Aunque realmente lo de menos en aquel restaurante fue la comida. Con lo que teníamos delante bastaba.

Me reconozco un verdadero apasionado de los lugares con vistas. En cada ciudad trato de subirme a la torre más alta y en los lugares de naturaleza me gusta buscar los lugares elevados donde disfrutar de grandes panorámicas. Por tanto, comer en un restaurante con semejante decorado, colmaba mis expectativas visuales de aquel día. Aunque por fortuna aún nos quedaba una sorpresa panorámica también asombrosa.

Un CONSEJO tanto para este como para muchos de los restaurantes-buffet de Bali. Dado que el precio del buffet no incluye bebidas ni un 21% de tasas relativas a impuestos y propinas, lo que hace que pueda subir la cuenta fácilmente a los 10 dólares por cabeza, no hay que sentarse en la mesa sin más y esperar que llegue finalmente la factura. Nosotros seguíamos una metodología que funcionó perfectamente para no pagar tanto. Entrábamos al restaurante en cuestión, pedíamos la carta y el precio final (impuestos incluidos). Nos alarmábamos por tan elevado coste del almuerzo y hacíamos como que nos marchábamos a buscar a otro sitio. En ese instante (no fallaba) comenzaba una negociación que siempre nos llevaba a quitar de la cuenta tanto el 21% de tasas y en no pocas ocasiones, el coste de la primera bebida. De esa forma los 10$ se convertían en algo menos de 6$. Lo dicho, en los buffets no falló ni una sola vez. Es cuestión de regatear como en un mercadillo. Y, por supuesto, cuanto más gente sea la que forme el grupo, más fácil y más dinero se conseguirá rebajar. No debe dar apuro hacerlo puesto que aún así, siguen ganando ellos. Y de esta forma también lo hace el viajero.

El que avisa… no es traidor.

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LOS ARROZALES DE TEGALLALANG

Con aún las imágenes del volcán en nuestra retina continuamos la marcha, esta vez dirección sur, para deslumbrarnos con otra faceta paisajística de Bali mucho más reconocible, la de sus arrozales. En Bali, al igual que en la práctica totalidad de Asia, el arroz es el principal constituyente alimenticio. Es normal que se aproveche su clima de calor, humedad y lluvias casi diarias para cultivar arroz y comerciarlo tanto en la propia isla como en muchos países del mundo. Razón por la cual se aprovecha todo el espacio posible para levantar campos de cultivo. En Tegallalang, a mitad de camino entre Kintamani y Ubud, pudimos encontrarnos con un buen ejemplo de que no importa lo escarpado que sea el terreno para albergar extensas plantaciones de arroz.

En Tegallalang, donde nos detuvimos para disfrutar de una hermosísima panorámica «muy balinesa», los campos de arroz están dispuestos en terrazas. El agua de las de arriba llega a las de más abajo, siendo este un sistema de riego muy eficaz en un elemento como es el arroz, el cual necesita estar constantemente humedecido.

El arrozal es el máximo exponente de la Agricultura Tradicional Intensiva en Asia. Sin duda, es una parte vital del sistema económico de numerosos países, que requiere grandísimas extensiones para abarcar una demanda que no deja de crecer. En el caso de Bali un gran porcentaje de la población que no tiene nada que ver con el turismo o la artesanía se dedica por completo al cultivo y a la recolección del arroz. Por ello no es nada extraño toparse con arrozales en prácticamente todas partes.

Tegallalang, que a la vista está su fotogenia, posee un mirador y se pueden seguir sus embarrados senderos en compañía de algún campesino que esperará unas rupias por ello. Es un punto estratégico para el turismo que viene de distintos puntos de la isla y se detiene a observar todo un sinfín de ondulaciones divididas en distintas etapas, como si fueran escalones dentro de una gran escalera.

Ser un sitio conocido hace que aparezcan muchos buscavidas que te insisten una y otra vez en venderte sarongs o artesanía.P1150745 Utilizaban un truco para atraer la atención de la gente realmente bueno. Te mostraban una bonita caja que guardaba palillos para comer, delicadamente tallados en madera, y te decían «One dollar«. Cuando les decías que sí, que querías llevártelo, te sacaban un palillo y decían que por otros diez dólares te quedabas con todo el conjunto.» ¿Un dólar por un palillo?, ¿Y para qué querría un solo palillo?» – pensaba. Mientras tanto aprovechaban para preguntar el clásico «¿Cuánto querer pagar?». Y sin apenas darte cuenta ya te habías liado a ver la caja de los palillos, la estatuilla de Buda y el sarong de turno.

El de los vendedores incasables es el precio a pagar en un lugar extraordinario como aquel. Ya que no hay coste de entrada, hay coste de oir una y otra vez «Hello Mister, one dollar«. Y al otro lado, unos «escalones» más abajo, los agricultores trabajan sumergidos en el barro para hacer que crezca el alimento más importante del Continente Asiático.

LA RESERVA SAGRADA DEL BOSQUE DE LOS MONOS

Aproximadamente a las cuatro de la tarde estábamos de regreso en Ubud. Queríamos que nuestra última visita del día fuera en lo que en lengua indonesia se denonima Mandala Wisata Wanara Wana. O lo que es lo mismo, la Reserva Sagrada del Bosque de los Monos, probablemente el lugar más visitado de Ubud. Así que le pagamos a nuestro conductor las 250.000 rupias acordadas y le emplazamos al día siguiente a las nueve de la mañana. En un plano, a grandes rasgos, le contamos el plan que teníamos pensado llevar a cabo, y después nos despedimos justo a la puerta de entrada de aquel bosque, donde se encontraban las taquillas. Cada ticket nos costó 20.000 rupias (menos de 2€), siendo el precio más alto pagado por entrar a ningún sitio en Bali. Nunca superaríamos esa cifra en el tiempo que pasaríamos en la isla.

La Reserva Sagrada del Bosque de los Monos (Sacred Monkey Forest Sanctuary) es una destacable porción de jungla situada P1150755al sur de la ciudad de Ubud, al final de la calle que lleva su nombre y en la que se encuentra una gran cantidad de hoteles y bungalows (entre ellos el nuestro). En dicho bosque, repleto de especies vegetales propias de un clima húmedo, campan a sus anchas los verdaderos reyes del mambo, los monos. Y es que entre uno y dos pares de centenares de macacos de cola larga habitan lo que es un bosque-parque con relativa importancia tanto para el turismo como para los propios balineses, quienes cuentan en su interior con algunos templos realmente interesantes. Aquí los monos son sagrados (en realidad así están considerados en el Hinduísmo, donde el Dios-mono Hanuman es uno de sus héroes), algo que ya había podido observar apenas un año antes en un templo dedicado a ellos en Jaipur.

P1150773Los macacos de cola larga están tan acostumbrados a que los turistas les den comida que a veces no necesitan ni siquiera pedir nada, puesto que no dudan en robarlo en cuanto menos te lo esperes. Gafas, gorras y alguna que otra cámara de fotos se ha perdido definitivamente en la maraña de aquella selva debido al afán roldanesco de los que son en toda regla una legión de pequeños delincuentes. Lamentablemente en Ubud es realmente exagerado cómo los monos vacilan a los turistas, increpándoles incluso con desagradables chillidos dedicados a quienes les hacen muchas cucamonas y después no les dan nada. Digamos que están realmente maleados.

Más del 90% de los macacos del bosque se encontraban dentro del circuito principal, convenientemente empedrado para favorecer una mayor absorción de turistas. Pero si uno se pierde bajo unas estrechas escaleras y emprende senderos menos concurridos, podrá encontrarse con un paisaje de jungla pura y sin artificios. Eso fue lo que hicimos nosotros, adentrándonos a través de unos tramos que no sabíamos dónde podían llevarnos y en los que el bosque era aún más cerrado a la vez que misterioso.

Y, como si dentro de una película de aventuras nos encontráramos, aparecían extrañas figuras en piedra, marcadas en verde por el musgo, las cuales representaban ese idilio de los balineses con espíritus y duendes del bosque, seres cargados de magia que invocan a la protección de sus gentes.

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Algunas de las estatuas de piedra presentes en el interior del bosque eran realmente monstruosas, cuyo significado desconocíamos, aunque no así los habitantes de la Isla de Bali, experimentados conocedores de Mitos y Leyendas que van más allá de la religión.

Regresamos a la civilización tras cruzar un puente en el que un dragón de piedra volvía a la vida gracias a la labor de los artesanos que ejercían de cuidadores, marcando con sus cinceles la curvatura de una mandíbula de afilados colmillos y ojos saliéndose de sus órbitas. Y es que el de Ubud es un Bosque Animado repleto de detalles que van mucho más allá de los macacos ladrones.

En uno de los templos que hay dentro de la Reserva Sagrada del Bosque de los Monos tuvimos la suerte de presenciar una ceremonia en la que todos los participantes portaban ofrendas dentro de cestones de bambú con las que tener bien contentos a los espíritus y así mantener el equilibrio de esa balanza entre el bien y el mal. A las puertas, puesto que en los ceremoniales los no balineses no pueden acceder, observamos en silencio uno de los muchos actos religiosos que tienen lugar en Bali a cada minuto.

Y aquel acto religioso supuso el fin de una ruta que habíamos iniciado en la cueva de Goa Gajah y que nos había llevado a través de templos, arrozales, volcanes, lagos y un pedacito de selva. Toda una simbología de una isla con la que tuvimos amor a primera vista.

TARDE-NOCHE DE RELAX EN UBUD

Durante la tarde-noche la V de Viajar se convirtió en V de Vacaciones, puesto que se nos arrugaron las manos del tiempo que pasamos en la piscina. También, bajo el frescor del ventilador del techo, tendidos en nuestra enorme cama sentimos caer una tormenta de una hora que repicaba con fuerza en el tejadillo de madera del bungalow. La clásica lluvia copiosa y tropical que da sentido a todo aquel verdor que posee la isla. Cierto es que nos encontrábamos en la temporada seca (al contrario que algo más al norte, donde el monzón más fuerte de los últimos años azotaba gran parte de Asia), pero eso no quitaba que no dejara de llover, al menos durante unos instantes.

Después paseamos por la Jalan Monkey Forest, echándole un vistazo a tiendas, preguntando por los precios de los spas y centros de masaje, y en fín, mezclándonos con la gente que bajaba y subía aquella calle. Muchas personas iban ataviadas con camisetas de Holanda (Entre Australia y Holanda se encuentra el mayor porcentaje de turistas) expectantes por la Final de Fútbol.

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Encontramos en un diminuto saliente de Jalan Monkey Forest el que sería «nuestro restaurante» de Ubud, al que acudiríamos en más ocasiones. Su nombre era Wardani´s Warung. En lo que a calidad/precio/atención nos pareció de lo mejorcito del viaje. Disponían de mesas bajas en las que comías sentado sobre cojines bajo la luz tenue de unas velas. Muy lounge, muy confortable y, por qué no decirlo, muy romántico. Por supuesto, la cantidad de platos disponibles y la calidad de los mismos hizo el resto. Por aproximadamente 5 dólares uno puede pedir varios platos y lo menos un par de zumos tropicales realmente deliciosos. Probé por primera vez el de Aguacate (Advocat) y desde entonces se convirtió en mi preferido (aunque al no ser temporada de esta fruta, bien nos costó encontrar lugares donde lo sirvieran), sobre todo cuando le echaban una pizca de chocolate con el que endulzarlo aún más si cabe. Una auténtica maravilla.

Tras la cena y otro ligero paseo no fuimos a descansar un poco puesto que a eso de las dos de la madrugada debíamos levantarnos para ir a algún bar a ver jugar a España. Necesitábamos dormir, aunque fuera un par de horas…

¡¡A LEVANTARSE…QUE ES LA FINAL!!

Nunca me alegré tanto de que sonara el despertador tan temprano. El descanso había terminado y era la hora de la verdad, de vivir la primera Final de un Mundial para España. Y, por supuesto, de ganarlo. Algo de lo que estaba sumamente convencido.

Justo al lado del hotel había un bar llamado Baby Face donde ponían el partido de fútbol. Allá fuimos sin pensárnoslo (y sin cámaras). Pusimos en primera fila nuestras sillas en una sala absolutamente repleta de aficionados holandeses. Rebeca y yo éramos los únicos españoles en aquel sitio. Jugábamos fuera de casa pero no importaba, la satisfacción de una posible victoria podía ser una inyección de adrenalina realmente excitante.

La Final estuvo disputada y los holandeses se emplearon con suma dureza, algo muy aplaudido por el público que teníamos detrás. Yo estaba realmente nervioso pero con buen feeling, con un presentimiento de que ocurriría algo grande. Tuvimos varias ocasiones, aunque ellos gozaron de la más clara de todas en un mano a mano Robben con Casillas. Pero ahí estaba el gran capitán para solucionar las embestidas de los tulipanes. Y llegamos a la prórroga…

Lo que sucedió después ya lo sabéis, ¿verdad?

Creo que no es necesario decir nada más. Bueno sí, ¡SOMOS CAMPEONES!

CONTINUARÁ…

Sele

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