El ansia de viajar
Recuerdo que en una ocasión, sentado sobre una duna en el desierto Líbico de Egipto, una persona que formaba parte de la expedición la cual estaba sentada a mi lado me preguntó el significado que tenía para mí viajar. Y tras unos segundos de silencio sólo fui capaz de contestarle que «viajo por estar en lugares como éste y vivir momentos así». No hacían falta muchas palabras. Porque en el escenario estaba la respuesta. Pero ahora, estando en casa en un día gris y aburrido, tecleando en mi ordenador sobre una mesa llena de cosas sin más orden que la casualidad, me ha dado por pensar de nuevo en esa cuestión. ¿Por qué me gusta viajar? ¿Por qué no soy capaz de atreverme a mirar a la vida sin tener un nuevo viaje en el horizonte? Y me he puesto a escupir una serie de reflexiones que me gustaría compartir con vosotros.
Algunas veces lo llamo la hipnosis del mapamundi. Aunque prefiero decir que todo se debe a una enfermedad no diagnosticada y sin cura. Se llama el ansia de viajar…
Doctor, tengo ansia de viajar…
La palabra ansia proviene del latín, como muchos de los vocablos de la lengua castellana. Lo más curioso es que su raíz es el verbo transitivo angĕre, que significa «apretar, ahogar o estrechar». Y bebe de la misma fuente que palabras como angosto, angustia e incluso angina. De hecho la RAE (Real Academia Española) ofrece cuatro definiciones de ansia en su diccionario. Y en el siguiente orden:
1. Congoja o fatiga que causa en el cuerpo inquietud o agitación violenta.
2. Angustia o aflicción del ánimo.
3. Náusea.
4. Anhelo.
Resulta cuanto menos llamativo que el anhelo aparezca en cuarta posición, incluso después de náusea. ¿No os parece que debería estar en primer lugar puesto que en el deseo está la razón de lo que nos sucede? Ya lo demás (angustia e inquietud) serían las consecuencias. ¿Y qué sería entonces padecer el ansia de viajar? Se me ocurre definirlo como «un fuerte anhelo de vivir nuevas experiencias en determinados lugares del planeta cuyo incumplimiento a medio y largo plazo provoca inquietud, angustia o aflicción del ánimo». Es decir, que viajar tiene que ver con vivir con un sueño constante en la mente, una misión por cumplir que sólo se desenreda de nuestros anhelos al llevarse a cabo.
Síntomas del ansia de viajar
Cuando viajar es sólo tu afición estás todavía a salvo. Pero en el momento en que viajar (o más bien no hacerlo) te provoca ansiedad, has caído definitivamente en un bucle del que por mucho que lo intentes no vas a salir. Porque te perseguirá mientras vivas. Y ten por seguro que podrán sucederte cosas como éstas:
- Que cada vez que te topes un mapamundi se te queden los ojos imantados hacia él mientras recuerdas lugares visitados y trazas con la yema de tus dedos nuevas rutas que te gustaría llevar a cabo algún día.
- Que devores libros de viajes, guías, blogs y hasta la etiqueta de los yogures para ver si provienen de algún rincón del mundo al que no has ido pero deberías. VIAJAR con mayúsculas siempre ha tenido que ver con LEER. En cambio no leer tiene como origen o consecuencia que a uno no le seduzca viajar.
- Que no midas los años con números de un calendario sino con un viaje determinado. No hablas del verano del 2010 sino de «cuando te fuiste de viaje a Indonesia«. Tampoco de la Navidad de 2012 sino «cuando estuviste de mercadillos navideños de Praga«.
- Que sepas mejor el número y la fecha de caducidad de tu pasaporte que la del cumpleaños del 99,9% de la gente que conoces.
- Que al recibir la confirmación de que el billete de avión que acabas de comprar está emitido definitivamente se te acelere el corazón. Y que te concedan ese visado que tiempo llevas esperando sea para ti como el mejor de los orgasmos.
- Que consideres que viajar es la mejor prueba de fuego para saber si tu pareja y tú estáis hechos el uno para el otro. Necesitas que haya una gran compatibilidad cuando viajáis juntos. Tanto en la India como en el día a día en tu casa. ¿Acaso existe diferencia alguna? ¡He visto bazares en Delhi más ordenados que muchos dormitorios!
- Que no concibas un día de fiesta o un puente sin hacerte, al menos, una escapada, aunque sea a veinte minutos de casa. Y dices eso de «Ya descansaremos cuando nos vayamos al otro barrio» . No lo dudes, has nacido para aprovechar cada minuto de tu vida.
- Que en tu trabajo quieras pedirte las vacaciones del próximo verano cuando todavía no has disfrutado de las de éste. Sabes que a la hora de viajar la antelación suele tener premio. Y no quieres irte en agosto ni reservar un minuto antes de hacer la maleta. Si pudieras comprar días de vacaciones lo harías, no lo dudes.
- Que cuando lleves un largo periodo sin viajes, por la razón que sea, sientas desasosiego y unos deseos irrefrenables de marcarte un objetivo. Porque eres consciente de con un viaje en el horizonte, por muy lejos que esté, las cosas serán mucho más fáciles.
- Que para ti el viaje comience mucho antes de subirte a un avión. Te apasiona documentarte, preparar tus itinerarios, consultar la información de otros viajeros y que un mapa, a priori en blanco, empiece a tener sentido para ti cuando lo completas día a día a base de nuevos datos. Con muy poco esfuerzo terminas interiorizando los horarios de los autobuses que salen de un punto A hasta un punto B, los cuatro imprescindibles de una ciudad determinada y la zona en la que conviene alojarse para tener todo a mano sin gastarse un euro más de lo previsto.
Si te ves reflejado en esta sintomatología no lo dudes. Tienes ansia de viajar. Y no eres el único o la única en padecer ese anhelo que puede pasar a generarte cierta angustia de vez en cuando. En un día como hoy, que como os decía al principio, me parece gris y aburrido, tengo picos muy elevados de morriña. Pienso con cierta nostalgia (y lejanía) en aquellas dunas del Sáhara oriental o de cualquier desierto extraordinario, en los orangutanes de Borneo, en ese solitario laberinto de barro en Persia llamado Bam, en las auroras boreales que bailaron frente a mí en Laponia Noruega, en el que para mí es el pueblo más bonito de Francia y en la primera vez en que un tigre de Bengala en libertad me devolvió la mirada. Incluso en el día que comenzó todo en la Estación de Chamartín junto a mis amigos del barrio de Aluche cuando imberbes, con esterillas, sacos de dormir, camping-gas y muy poca idea de lo que estábamos haciendo, emprendíamos ilusionados nuestro primer interrail por Europa. Aquel sería el año cero en el que daría inicio a una vida viajera. El año en que sabría por fin lo que significaba eso del ansia de viajar.
A veces me pregunto si tendré tiempo de cumplir todos esos sueños que anoté hace mucho en una libreta. Si visitaré todos esos países que tengo marcados en rojo. Si algún día completaré la ruta de la seda o caminaré por la isla de Papúa. Si subiré a ver a los gorilas de montaña a los Montes Virunga o si me emocionaré con los icebergs de la Antártida o los osos polares de Svalbard. Desconozco si algún día veré los ojos brillantes de un jaguar en el Amazonas o al escurridizo leopardo de las nieves. Si alcanzaré el nido del tigre en Bután, el desierto de Taklamakán o si recorreré los pueblos mágicos de México o la China más insólita.
Quizás no pueda hacerlo todo, pero tengo muy claro que, al menos, lo voy a intentar. Porque no concibo mi vida sin sueños, sin compartir esta pasión con la gente a la que quiero y sin escribir después todas estas experiencias. Tengo la gran suerte de haber vivido inmensos momentos de felicidad. Pero no puedo evitar pensar en todos los que están (o deberían estar) por llegar. Que son muchos.
Hoy permitidme que sueñe un poco más, que vacíe mi mesa desordenada con cierto despropósito y que padezca un poco más de ese ansia de viajar. De esa manera, cuando tenga en mis manos el próximo billete de avión, saltaré de alegría como si me hubiese tocado la lotería. Son los altibajos clásicos de una enfermedad, de estar enganchado a eso de sentirse vivo. Una dosis de nostalgia, desaliento, felicidad, alivio y buenos recuerdos que se repite en no pocas ocasiones.
AÑADIDO POSTERIOR: Me acabo de comprar un billete de avión a China. Y me marcho dentro de dos semanas.
¿Y tú? ¿Padeces ansia de viajar?
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
19 Respuestas a “El ansia de viajar”
Te entiendo perfectamente, ya hace más de diez años que se me inoculó el virus viajero. Hace tiempo alguien, no sé quien me dijo, si te gustara viajar siempre tendrías algún vuelo en la recámara. Desde entonces al menos tengo uno. Hoy tengo dos, Cuba en mes y medio y Grecia en seis meses. Estoy loquísimo.
Raúl, es que tener un vuelo en la recámara es esencial. He estado unas semanas sin tener nada cerrado y estaba que me subía por las paredes!!!
Yo añadiría como uno de los síntomas el calcular todo con el precio relativo de un viaje: ¿Unos zapatos nuevos (90€)?¡ Eso son dos billetes a alguna capital europea!
Como decimos nosotros, viajar es un virus pero no queremos que nos curen!!
Esa me encanta, Sara. Yo todo lo mido en precio de billetes de avión. Aunque últimamente hablo mucho de, «con ésto tendríamos la mitad de la tasa para ver a los gorilas de montaña en Uganda…»
Definitivamente estamos majaretas!!! 😉
Saludos,
Sele
Pues si, yo también mido el precio de las cosas en términos de «con eso puedo ir a…….» Este verano estuve con los gorilas del bosque impenetrable Bwindi, en Uganda. Uno de ellos pasó a no más de un metro de mi, nos miramos, yo tímidamente, y no nos asustamos. Fui feliz, feliz, feliz.
Nada más llegar, aparte de revivir el viaje con las fotos y vídeos, pedí información para el próximo viaje, aunque falte un año para las próximas vacaciones.
Ansia de viajar, es para mi la mejor ansiedad.
Un saludo
¡Bendita enfermedad! Y sí, yo también la tengo!! Y yo también pienso como Sara, todas las cantidades de dinero las paso a «modo viaje».
Es que es muy práctico eso de pasar los gastos al modo viaje. No es una televisión de plasma, es un viaje a China! jeje
Saludos!
Sele
Enhorabuena Sele por el artículo, me ha encantado.
Leyéndolo por fin he encontrado con el diagnóstico de mi enfermedad, (jejeje), Padezco todos los síntomas y me he sentido muy identificado con todo lo que cuentas. Confieso, que ya ando con los preparativos para un viaje que haré en verano de 2017, con una ansiedad interior como si me fuera mañana mismo y también identifico los años como el año en que me fui a tal sitio u a otro. Otro síntoma que tengo es que cuando visito una biblioteca voy directo a la sección de guías de viajes. (Si ves en el metro a alguien leyendo guías de viajes, ese soy yo).
Gracias por tu extraordinario blog, Nunca te había escrito un comentario pero siempre te leo.
Saludos de otro viajero madrileño.
Hola Alejandro,
Lo de las guías de viaje en bibliotecas y librerías… también es un síntoma añadido.
Mil gracias por comentar. Esta es tu casa!
Sele
Cómo me ha gustado tu artículo, me ha encantado lo de las escapadas aunque sean a 20 min de tu casa porque es lo que pienso, yo por circunstancias tampoco he podido viajar muy lejos, aunque el año pasado pude realizar mi sueño de ir a Nueva Zelanda, y la sensación fue indescriptible, me queda mucho mundo por recorrer, pero mucho mucho, cuando leo tu blog si que lo hago con ansía, con envidia, con ilusión, con sueños . Este año por circunstancias no he podido realizar «viaje» pero si muchas escapaditas cercanas a lugares que no conocía, y eso para mi también es viajar, salir de tu entorno da igual que estes a 20 km que a 20.000 , viajar, salir a la naturaleza a otra ciudad , es lo mejor del mundo.
Yo encima me pongo los dientes largos pasando horas leyendo blogs de viajes, guías, organizando viajes que no sé si podré realizar, mirando vuelos o trayectos en coche, mi pareja es peor que yo, auqneu sabe que ahora no podemos cada dos por tres me dice he visto tal oferta, mira que viaje he encontrado, ¿has visto tal sitio ? jejejejje.
Es que a tenemos muchos viajes muy cerca de casa. Todo está en la actitud con la que los vivamos y las ganas que tengamos de descubrir nuevos lugares.
Lo importante es viajar!!
Saludos,
Sele
enhorabuena,me encantan tus artículos,pienso como tu,que viajar es uno de los mayores placeres de la vida,los recuerdos mas bonitos son los viajes con mi marido y mis tres hijos,desde que tenían meses,la forma de viajar cambia,pero las ilusiones no,acabamos de llegar de Malta, me sorprendio gratamente el patrimonio cultural que tiene este país.
Ahora pensando en el próximo viaje,FELIZ NAVIDAD A TODOS
Feliz Navidad a ti también María. Está claro que las cosas van cambiando pero las ilusiones permanecen. Y la ilusión es la que mueve todo.
Se me resiste Malta. Me lo he propuesto para este año. A ver si es verdad!!
Un saludo!!
Sele
Hola Sele,
He visto que acabas de ir a Nueva Zelanda, yo voy en Octubre y de ahí a Australia, tengo mes y medio con lo cual espero ver bastante, me encantaría poder leer tu relato e itinerario, te leo con frecuencia y me gusta mucho como lo explicas.
Gracias y un saludo.
Hola Fina,
Encantado de saludarte!
Comentas que acabo de ir a Nueva Zelanda pero no ha sido así. No he podido comentarlo. Quizás haya habido un error. Mira que me gustaría ir para allá, y además hacer Australia, pero no ha sido mi caso. Todavía… Espero poder ir a conocer todo aquello.
Siento no poder ayudarte con un itinerario para Australia y Nueva Zelanda.
Un saludo!
Sele
[…] No cabe duda de que la hipnosis del mapamundi es un síntoma más de una enfermedad llamada ansia de viajar. […]
[…] que ya ni recuerdas cuando comenzó. Y en China, en el corazón de Yunnan, reconozco que ese ansia de viajar se me ha acentuado aún más si cabe. He vuelto a sentir esas cosquillas a medida avanzaba el […]
[…] final pudo conmigo el ansia de viajar. Durante unas semanas con un horizonte incierto de viajes recordé las ganas que tenía de […]
[…] bajo la batuta del gran Erik El Rojo, he encontrado el mejor remedio para esa enfermedad llamada ansia de viajar. Divisando glaciares o persiguiendo icebergs, tanto a pie como en zodiak o kayak (e incluso en […]