El castillo de Trakai, orgullo medieval de Lituania
Entre lagos y verdes arboledas, sostenido por las aguas como si fuera un milagro, nace y se refleja el castillo de Trakai, del que nadie duda se trata de la fortaleza medieval más hermosa de Lituania. Sus muros y torreones de ladrillo son accesibles a pie tras surcar dos puentes de madera en un entorno tan idílico que parece de cuento. Los cisnes y patos confunden sus siluetas con los de los pequeños botes de pesca que rodean el símbolo patrio por antonomasia de todos los lituanos. Trakai es el recuerdo de una historia compartida con otros pueblos y de fondo la figura de Vytautas el Grande, que logró en la Edad Media que las fronteras de Lituania se extendieran nada menos que del Mar Báltico al Mar Negro, con las tropas mongoles del gran Tamerlán acechando un paso. El propio Vytautas, nacido en el castillo, es el héroe nacional que ondea en las banderas del subconsciente lituano, pueblo orgulloso e identificado con sus raíces hasta el extremo.
A poco más de media hora de distancia de Vilna se encuentra el castillo de Trakai, que se ha convertido en una de las visitas más interesantes e imprescindibles que se pueden hacer en Lituania. Llegar y asomarme al lago que lo sustenta fue uno de esos momentos que recordaré siempre de mi paso por tierras lituanas dentro de un fabuloso viaje a las Repúblicas Bálticas. La nostalgia vive en ese castillo que esconde aún demasiadas historias que merecen ser contadas.
Aquella aventura por los Países Bálticos estaba siendo más improvisada imposible. La última noche la había pasado en Klaipėda en la habitación de la buhardilla de una familia en el que el padre había sido un militar colaboracionista con la Unión Soviética durante la época comunista. No se me habían dado las cosas bien en Curlandia, que estaba lleno hasta la bandera, y había tenido que recurrir a dormir en casa ajena en vez de un hotel, ya que no quedaban camas ni en los albergues. Como Klaipėda no me había gustado demasiado pensé que era el momento de ir hacia Vilna, la capital lituana, y allí poner las bases del último tramo de un viaje a punto de terminarse. Por fortuna las carreteras lituanas eran mejores de los que podía pensar y había una autopista que comunicaba el puerto más importante del Báltico con Vilna en apenas tres horas.
Tenía en el mapa señalado el nombre de Trakai, la tierra de los lagos con su majestuoso Parque Natural Histórico (denominación insólita en el mundo), donde se encontraba el famoso castillo natal de Vytautas el Grande. Y además desde la carretera de Klaipėda me venía como anillo al dedo para pasar una mañana antes de llegar definitivamente a Vilna (Vilnius en lituano). Si se me daban bien las cosas estaría allí antes de mediodía y tendría tiempo suficiente para visitar el castillo y darme una vuelta por la zona.
Así fue, a eso de las once de la mañana estaba en Trakai. Con el coche me había fijado en que había tenido que ir rodeando lagos. Las vistas eran preciosas. Lo más inminente (y complejo) era aparcar por la zona, ya que era fin de semana y Trakai es uno de los lugares más visitados de Lituania (sino el que más), allá donde incluso los novios recién casados suelen pasarse a hacer las fotos de boda. Dejé mi vehículo en una zona hora y fui caminando hacia las orillas del lago, no sin antes pasar por alguna de las típicas casas de madera de diferentes colores que caracterizan al pueblo.
Postales del castillo de Trakai
Trakai está enclavado en área de numerosos lagos. En el que se encuentra el castillo es el Lago Galvė, compuesto por pequeñas islas, una de las cuales sirve de balsa natural para el emplazamiento clave en el Gran Ducado de Lituania. Fue el Duque Gediminas quien lo manda construir en pleno siglo XIV para ser el centro de una enorme potencia que crecería con su ocupante más ilustre, Vytautas el Grande. De estilo gótico y de ladrillo, que recuerda bastante al de Malbork (en el norte de Polonia), se caracteriza por ser el único castillo europeo levantado en una isla en mitad de un lago. Si observamos Trakai pueblo nos damos cuenta que hay más agua que calles, por lo que no es de extrañar que tras las murallas no exista mejor barrera que la que ofrece la propia naturaleza.
Hay un pequeño muelle con bares, restaurantes y tiendas que se sitúa tras en el mirador más privilegiado que hay de todo el castillo. Desde ese lugar nacen las mejores fotos que ocupan guías, revistas y webs que hablen de viajes a Lituania. Es precisamente allí donde nacen esas postales maravillosas del castillo de Trakai que provocan que los viajeros no quieran perdérselo por nada del mundo. Aquel día el cielo se nubló, se despejó por completo y se volvió a cubrir, permitiendo observar de diferente modo el reflejo del castillo en el color plomizo de las aguas del Galvė.
Paseando en un día veraniego con bandas de música callejeras, parejas agarradas de la mano y cisnes estirando sus cuellos elegantes caminé por los bordes del lago para congelar el castillo en distintos ángulos. Dos pasarelas de madera sirvieron para agarrar con más fuerza la fortaleza e impedir que se siguiera moviendo al compás de las aguas del lago. Las distintas torres cilíndricas, y otras más rectilíneas, con sus inconfundibles tejadillos, fueron anaranjando el horizonte aún más si cabe. El contraste de las nubes cerradas y el color del castillo maridaban visualmente hasta la perfección.
Tras el puente levadizo
El castillo de Trakai es en sí mismo un libro de aventuras, con su puente levadizo, sus torreones en los que aún parecen verse centinelas del medievo y la figura siempre presente de Vytautas el Grande, uno de los pocos personajes de la vieja Europa que quiso vérselas con el mismísimo Tamerlán, el temido líder mongol que gobernaba desde la lejana Samarkanda. En el interior de la fortaleza uno puede recorrer el Gran Ducado de Lituania en salas y corredores, aunque siendo sincero la magia de Trakai está fuera, en la inagotable compañía que le proporciona el Lago Galvė. No digo con esto que los 8 euros que hay que pagar para entrar (precio actualizado a 2020 no merezcan la pena, ni mucho menos, sino que personalmente pienso que una panorámica vale por todas las emociones y todo ese viaje al corazón histórico del pueblo lituano.
Es cierto que el castillo de Trakai ha sufrido ataques, incendios y más bombardeos de los que cualquiera hubiera podido soportar. Pero que nadie dude que la gente de Lituania es orgullosa, ama su pasado como su propia vida, y la reconstrucción de «su castillo» ha sido y será siempre un objetivo para todos ellos. Al igual que al norte del país no dejaron nunca de salir de forma espontánea miles de cruces en una colina que también simboliza esa resistencia teniña de sentimiento patrio, en Trakai queda mucho de la sangre de Gediminas, Vytautas y el caballero que enarbola el escudo nacional.
El secreto de Trakai no es tan sólo el castillo, sino también su entorno. De hecho la clave de la visita es darse cuenta que la naturaleza e historia han sido capaces de ensamblarse de una forma magnífica. Uno de los mejores consejos que se puede dar en Trakai es tomar alguna de las embarcaciones tipo bote o incluso velero que surcan las aguas del lago para dar un buen rodeo al castillo y salir en busca de las mejores escenas que fotografiar. Y si se tiene la paciencia de esperar al atardecer el regalo es mayúsculo.
Huellas caraítas en Trakai
Pero Trakai no se termina en su castillo, ni mucho menos. En los tiempos de Vytautas el Grande fueron traídos a la corte más de cuatrocientas familias caraítas procedentes de la península de Crimea (actual Ucrania). El caraísmo es una antiquísima secta del judaísmo que renunció a la tradición oral y que se expandió desde Oriente Medio hasta las llanuras de Asia Central. El Gran Duque ayudó a estas familias, perseguidas por el Islam predominante en aquella zona, a establecerse en Trakai y convertir a los hombres en su guardia y escolta. Lo más sorprendente es que hoy en este pueblo lituano siguen viviendo descendientes de los caraítas y guardan algunas de sus costumbres casi seis siglos después de su llegada.
Así que observar algunas de las particularidades de esta minoría étnica es uno de los mejores secretos que Trakai le guarda a los viajeros. Muchas de sus casas de madera de vivos colores son suyas, pero para identificarlas basta con fijarse si en la fachada principal hay tres ventanas. La tradición dice que son miradas dedicadas a Dios, a la familia y al Gran Duque Vytautas que los trajo allí para custodiar el castillo sobre el lago. También es posible encontrar las sinagogas especiales de los caraítas. Aunque el nombre de sinagoga para definir su lugar de culto no es el más apropiado. Más bien se las conoce como kenesas a estos centros de oración de madera que aún sobreviven en Trakai.
Pero si uno quiere saber más sobre el caraísmo nada mejor que acercarse a su cocina. Es fácil encontrar restaurantes de estas familias y uno no debería marcharse del pueblo sin probar sus espectaculares y contundentes empanadas, las kibinas, que se venden también en plena calle. De esa forma uno estará degustando una tradición realmente antigua. Y hay muchos platos más, así como licores, que muestran lo mejor de la gastronomía de este grupo étnico judaico tan especial.
Sin duda escaparse a este lugar es una deuda que los viajeros tenemos con Lituania. El castillo de Trakai, el entorno natural que nutre tan peculiar emplazamiento y el caraísmo superviviente, hacen de ésta una escapada indiscutible desde Vilna. Si no se va con coche de alquiler como fue mi caso, conviene saber que salen de la estación principal de la capital lituana alrededor de una treintenta de buses diarios que te dejan en Trakai en poco más de media hora. Incluso está comunicado por ferrocarril, aunque no merece tanto la pena por precio, frecuencias y tiempo.
Otras opciones para hacerlo de manera organizada es en visitas guiadas con transporte desde Vilna (en castellano) o incluso navengando en kayak por el lago.
Para presenciar una escena medieval, esa postal del tiempo con caballeros y princesas, el castillo de Trakai es uno de los lugares más sorprendentes en los Países Bálticos. Por Vytautas el Grande… por Lituania.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
PD: Este es uno de los artículos pertenecientes a la serie del Viaje a las Repúblicas Bálticas. Recuerda que puedes consultar información esencial del mismo, así como posts relacionados en…
10 Respuestas a “El castillo de Trakai, orgullo medieval de Lituania”
Desde luego uno de los lugares que nosotros más disfrutamos en nuestra «Vía báltica» y a la que también dedicamos un modesto post. Quizá juntos a la Colina de las Cruces y Vilnius, lo más bonito de Lituania.
Ahí estuve yo en abril… y en en menos de 17 días me voy a Lituania de erasmus, que ganas de volver a ver Trakai… Buen trabajo Sele! ánimo y a seguir viajando!
Estuve alli en este mayo 19 . Maravilloso lugar. Visitamos durante el dia la preciosa y barroca Vilnius(o Vilna) y luego al final de la tarde fuimos a Trakai,30min de bus, solo con la idea de ver el Castillo por fuera y los lagos. Cual no seria nuestra sorpresa al ver que habia un festival medieval incredible y que estaria abierto hasta tarde. Nos fuimos pasadas las 9:30pm a regañadientes. Al llegar a la estacion habiamos perdido el ultimo bus. Gracias a unos jovenes lituanos que nos llamaron un taxi y a las 11pm ya estabamos en el hotel. Todo una Aventura! De eso se trata!
Me encanto. En general me gustaron las tres republcas. Sus paisajes son espectaculares. Quiz a la ciudad que encontre mas interesante fue. Riga. Hace una semana que he regresado.
A mi Riga tambien me parecio la mas interesante porque ademas de la zona historica tiene la zona art decco y muchas calles que le dan un aire un tanto a lo Budapest (sin llegar).El Parque en plena ciudad es precioso. Vilnius tambien es hermosa ,encantadora,muy barroca y Tallinn quizas la mas llamativa y linda . Las tres son joyas. Saludos
Art nouveau sorry jeje
SI ART NOUVEAU,
ACABO DE HACER UN VIAJE POR LOS PAISES BALTICOS. TODO MR HA IMPRSIONADO
Y COMO NO HE PODIDO VER TODO TENGO QUE VOLVER.
Lituania, precioso país, un maravilloso viaje. Me encantaria volver otra vez aunque tuve la suerte de ver mucho y probar su gastronomia, es un país de ensueño!!!!
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