El instante viajero (VI): Nadadores y bestias en el desierto - El rincón de Sele

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El instante viajero (VI): Nadadores y bestias en el desierto

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Detalle de la cueva de las bestias (Wadi Sura 2, Desierto Líbico)

Desvelado porque el horario del desierto aún está en mi cabeza he querido dejar una instante viajero reciente y muy curioso el cual he podido disfrutar en persona hace muy pocos días. Se trata de una escena, un pequeño fragmento, en la cueva de Wadi Sura 2, más conocida como «La cueva de las bestias», que fuera encontrada en 2012 y que se compone de los nadadores en el desierto que ya descubriera en los años 30 László Almásy en Wadi Sura 1 y que aparecen en la película El Paciente inglés. Podemos ver perfectamente numerosas figuras humanas pintadas en la prehistoria del Sáhara oriental, en el corazón del denominado Desierto Líbico, que están nadando y se acercan o interrelacionan con una bestia descabezada que se repite como icono en numerosos yacimientos de la época. ¿Qué hacen nadadores un desierto? ¿Qué significado tiene la bestia? Junto a prestigiosos arqueólogos tuve la ocasión de compartir hipótesis del que será uno de los grandes misterios de la prehistoria.

Cuando Almásy halló la cueva de los nadadores (Wadi Sura 1) en octubre de 1933 se produjo un vuelco a todo lo que se creía sobre el Sáhara. La nutrida presencia no sólo de personas que parecen estar nadando o buceando se alimentaba con la aparición pictórica o grabada en la roca de animales más propios de una zona fértil como jirafas, antílopes o avestruces. El propio explorador húngaro, cuyas huellas hemos seguido en este último viaje en Egipto (Expedición Kamal), afirmaba que el Sáhara antes que desierto fue algo muy parecido a lo que podemos ver hoy en día en Kenia o Tanzania, y hace menos tiempo del que cualquiera imaginaba. Recibió muchísimas críticas por tal aseveración pero el tiempo, la ciencia y la arqueología le han dado la razón. Hace menos de 10.000 años había seres humanos poblando la que ahora es una de las regiones más áridas y extremas del Planeta. El desierto Líbico era entonces un vergel de valles, montañas, ríos, cascadas y lagos por doquier. Y la caza de animales que ahora podemos encontrar fácilmente en África del Este era el sustento más improtante de aquellas personas que se refugiaban en cuevas o gargantas abruptas de la montaña.

Pero el Sáhara, el verde y rico Sáhara, se secó en apenas 200 años dentro de uno de los cambios climáticos constantes a los que se ve sometido nuestro planeta. Y quizás aquellas personas que pintaron numerosas cuevas como la de las bestias, una auténtica Altamira al aire libre, sabían que sus recursos estaban desapareciendo y pedían, quién sabe si a la bestia descabezada, que todo volviera a ser como antes. Pero eso nunca sucedió y todos se marcharon. Por eso el desierto occidental de Egipto (o Líbico, como es más conocido por mezclarse con el país vecino e incluso con Sudán), intransitado desde milenios y visitado apenas por pocos exploradores como el propio Almásy, Hassanein o el Príncipe Kamal el Din con sus míticos Citroen Kégresse de ruedas de oruga traseras, envuelve un misterio que nos lleva a pensar qué hacían aquellos nadadores del desierto…

Sele

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* Puedes ver aquí más fotografías correspondientes a la sección El Instante viajero.

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