El rincón de Sele: Año XIII
Si os soy sincero, nunca he sabido el día exacto de cuándo comencé a escribir este blog. Sí que sitúo la acción en febrero de 2006, en pleno invierno, días o semanas antes de encontrar un nuevo trabajo y, quien lo diría entonces, a la que muchos años después sería mi mujer y madre de mi hijo. Venía de un verano cargado de entusiasmo tras haber hecho la ruta del Transmongoliano con mis amigos del barrio y estaba a punto de marcharme a Ámsterdam a pasar unos días. Demasiadas ganas de contar cosas, de compartir momentos, aunque fueran los retratados con mi prehistórica cámara Olympus de 2 megapíxeles o incluso tirando de escaneo si era necesario bucear en el tiempo del carrete. Fue entonces cuando me decidí a crear un espacio de esos gratuitos aprovechando las posibilidades que daba antiguamente el Messenger por medio de un servicio conocido como Spaces.live. Y lo llamé El rincón de Sele. Nunca pensé que sería un blog ni nada parecido, tan sólo un cajón de sastre con fotografías, hojas de ruta y poco más. Un sitio donde desordenar lo desordenable y que podía utilizar cuando me fuera de viaje y, de ese modo que mi familia y amistades muy cercanas supieran dónde me había metido.
De aquello han pasado nada menos que trece años. Pero, sobre todo, una enorme cantidad de historias y experiencias que han enriquecido mi vida y, al fin y al cabo, me han llevado a cumplir muchos sueños y seguir teniendo la ilusión intacta por los que están por llegar. Hoy, sentado frente al ordenador, escucho el traqueteo del teclado a la vez que acumulo palabras de forma improvisada. Veremos hasta dónde nos llevan…
Enamorado
Tengo la suerte de poder decir que estoy enamorado de lo que hago. Plenamente. No siempre lo estuve. Durante muchos años vi pasar la vida corriendo delante de mí sin apenas enterarme. Mi deseo era que fuera ya viernes por la tarde. O que llegaran las próximas vacaciones. Todo se basaba en descontar jornadas laborables y soñar con nuevos viajes y escapadas. Está claro que no me gustaba lo que hacía, que la oficina donde trabajaba me parecía una jaula anodina y desmotivante donde exigían llevar traje y en la que jamás tendría la más mínima posibilidad de prosperar. Mi trabajo no tenía nada que ver con lo que había estudiado y si aguanté varios años con él fue por esa inercia que muchos nos autoimponemos para tener una buena excusa por la que no hacer nada nuevo. «Hay que dejar que el tiempo pase, que las cosas mejorarán». «Seguro que habrá un momento más idóneo para cumplir ese sueño». Pero, iluso de mí, ese momento jamás llegaba. Aunque, un día, tras unos meses nefastos, me di cuenta de que no iba a haber nadie que diera un paso por mí, que debía ser yo el que lo hiciera primero. Y dije adiós a esos años en una oficina con módulos separados por mamparas… También a los muchos amigos que tuve la ocasión de hacer entonces. De seguro, otra buena razón por la que había aguantado.

Entonces el blog, que ya sumaba unos cuantos años y estaba entre los más veteranos de la red en cuanto a viajes, había dejado de ser un cajón desastre (sic). Cientos de relatos y artículos de muchos países del mundo habían llevado a que no sólo me leyera mi madre, mi padre y mi (entonces) novia. Eran cada vez más las personas, que de todo el mundo, se asomaban a este cuaderno de bitácora, a El rincón de Sele, para hallar información de cara a preparar sus próximas aventuras. Algunas entraban buscando inspiración e ideas, otras modelar con información práctica lo que estaba por venir. Sin duda, las redes sociales aceleraron la manera de comunicarnos de manera bidireccional. Y entonces la familia creció y creció.

Así que cuando me marché de aquel trabajo decidí que tenía que dar otra vuelta de tuerca. Y me compré un billete de ida a Buenos Aires. Tenía la necesidad de saborear un viaje a fuego lento, ir muy despacio, improvisar, conocer y pensar mucho. También aprovechar todo aquello para plasmarlo (y contarlo) desde allí, como si fuera corresponsal de mi propio medio. En esos meses tuve la oportunidad de hacer un recorrido que me llevó a países como Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Ecuador, Colombia y, en el país cafetero, no hacerlo solo sino junto a Rebeca, el amor de mi vida. Por lo que fuimos juntos además a México, Belice, Guatemala o los Estados Unidos. Nunca estaré lo suficientemente agradecido a la actitud, comprensión, paciencia y empuje de Rebeca. Es más protagonista en cuanto a sueños de lo que ella podría imaginar. Sin su complicidad, sin esa mirada azul, nada hubiese sido lo mismo.

La vuelta, unos siete meses después de partir, me llevó a unas semanas de incertidumbre por no saber cómo se darían las cosas de nuevo en casa. Pero algo tenía muy claro. No pensaba volver a poner mi trasero en una silla en una oficina más que cuando estuviera de visita, al menos mientras no me quedase más remedio. Después, a medida el blog seguía creciendo cada vez más, me llegaría la propuesta de contar viajes en el nuevo modelo online de la Cadena SER y Los40 Principales. De la mano de otra de esas personas que siempre confiaron en mi manera de trabajar, Paco Nadal. Con él aprendí mucho sobre periodismo de viajes y cómo funciona una redacción. A poder tener la libertad y seguridad de aportar ideas sin riesgo a quedarse guardadas en un cajón por razones injustificadas. Y, quién me lo iba a decir, llegué incluso a tener una sección de entrevistas a artistas, sobre todo cantantes, relacionadas con viajes, como no podía ser menos. De la noche a la mañana me vi arrancándole anécdotas viajeras a Pablo Alborán, Leiva, a los hermanos Muñoz de ESTOPA, a Lamari de Chambao, Merche y muchos otros personajes que tienen que ver con la música.

El proyecto de la SER y Los40 terminó tras unos años, pero surgieron de repente un montón de propuestas nuevas. El blog por fin consiguió una audiencia considerable y consolidada, con una media de dos millones de lectores únicos cada año, y fui encontrando poco a poco la manera de convertirlo en parte de mi vida profesional. Tanto de manera individual como trabajando conjuntamente con otros compañeros del sector bajo la marca Travel Inspirers. Involucrando a destinos, empresas y comunicadores. Colaborando con otros medios tradicionales como prensa y radio, impartiendo conferencias y charlas relacionadas con el mundo del viaje (y en ocasiones también sobre blogs y redes sociales) e incluso organizando viajes de autor junto a lectores y lectoras de El rincón de Sele (actualmente a punto de salir a Santo Tomé y Príncipe y en unos meses a Kamchatka).

Entre tanto Rebeca y yo nos casamos y tuvimos un hijo, como muchos y muchas sabéis de sobra. Se llama Unai y os aseguro que su presencia me ha hecho comprender el verdadero sentido de mi vida. Nunca antes lo había tenido tan claro. El mundo para mí consistía en darle vueltas al globo terráqueo (algo que, por supuesto, sigue haciéndome muy feliz). Pero ahora mi mundo, mi misión, es ayudar a que el pequeño Unai sea una buena persona, estar ahí para verle alcanzar sus metas y, con ellas, la felicidad. Estar con él para cuando me necesite, intentar dejarle un mundo mejor (aunque nos lo ponen cada vez más difícil) y poder conseguir junto a su madre que tenga todos los resortes y senderos posibles para ejercer su libertad y encontrar así su propio camino. Eso no me lo puedo perder. Jamás me lo perdonaría.

Así que si tengo que definir una palabra tras estos trece años desde el nacimiento de El rincón de Sele es la de ENAMORADO. Enamorado de mi familia, de mi trabajo, de no pasarme los días mirando el calendario y tachando los días que me faltan para nosequé. Enamorado de los lunes y los martes, de los paseos por el parque, de vivir cada viaje con la misma ilusión que cuando tenía veinte, de tener nuevos sueños esperando a la vuelta de la esquina. Y enamorado de esas personas que estáis al otro lado de la pantalla buscando leer sobre viajes y que habéis terminado acompañándome en esta divagación. Sé que quizás esto sea menos interesante que hablar de Islandia, Myanmar, Santo Tomé y Príncipe o las Galápagos. Pero os aseguro que tenía que hacerlo. Lo necesitaba.
GRACIAS a quienes estuvisteis, estáis y estaréis. Sois increíbles y el último fin de todo este maremágnum de palabras improvisadas.
Año trece. Continuará…
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
10 Respuestas a “El rincón de Sele: Año XIII”
Hace años que te sigo. Tus relatos son fantásticos. Alguna vez te he pedido consejo y no has fallado, contestas siempre. Agradezco mucho estas lineas tan sinceras en las que nos abres un poquito tu intimidad y tu corazón. Detrás de ellas está una persona que emana energía positiva. Tengo el privilegio de haber recorrido sitios maravillosos, en todos los continentes, invierno, verano. Viajar es nuestra pasión. Viajando se aprende a vivir otras gentes; te enseña lo pequeñitos que somos, lo bonito de la variedad, el respeto a otras culturas.
Felicidades por todos estos años y esperamos tenerte muchos más.
Adelante Sele!!!
Hola Olga,
Muchas gracias por tus palabras. Siempre trato de contestar a todo el mundo, aunque hay veces que se me acumulan tantos correos y comentarios que, como me pille de viaje, se me puede pasar alguno.
Coincido contigo conforme a tu percepción de lo que supone viajar. Ante todo una pasión, pero una pasión que enriquece a las personas.
Gracias por estar ahí. Este es tu rincón viajero 😉
Saludos!!
Sele
Enhorabuena!!!, consigues emocionar leyéndote y no solo sobre viajes. Eres un grande!
Muchísimas gracias!!! Es un honor que pienses así.
Un saludo,
Sele
Te sigo desde hace tiempo, siempre desde la sombra, pero leer esta entrada me ha emocionado mucho. Es mágico que sólo conociéndote a través de tus relatos viajeros pueda sentirme tan contenta por ti, al leer este post tan especial.
Enhorabuena y aquí seguiremos 🙂
Qué alegría me ha dado leer tu comentario, Elena. Te agradezco mucho tus palabras y ojalá sigas más tiempo leyendo las cosas que pongo en este rincón, aunque sea desde la sombra.
Un saludo!
Sele
Todavía recuerdo la primera vez que oí sobre tu blog en un programa de la tele, dónde saliste contando un viaje a África y una anécdota sobre una noche de acampada rodeados de animales salvajes (no recuerdo ahora cuáles eran ni tampoco el programa donde saliste jejeje). Desde entonces te sigo, y han pasado ya unos cuantos años. No comento mucho, tampoco lo leo todo (no por falta de ganas, sino de tiempo), pero quería aprovechar esta entrada para decirte que me encanta como describes los sitios que visitas, se nota el amor que sientes por los viajes porque lo dejas plasmado en cada palabra que escribes. Deseo que este rincón dure muuuuuuchos años más y que te vaya todo genial, tanto profesional como personalmente. Un beso a ti y a esa familia tan bonita que tienes.
Hola Cristina!
Ay qué bien lo pasamos en la tele aquel día. Rebeca no sabía ni dónde iba jejeje La llevé engañada.
Qué alegría recordarlo y poder leer tu bonito comentario.
GRACIAS!
Sele
Aquí tienes a un lector desde prácticamente los orígenes de vuestra web. La verdad es que me encanta la forma que tienes de narrar los viajes. ¡¡Ahora a por otros 13 años más!!
Muchas gracias!!! A por otros 13 😉
Sele