Escenas desde un bote por el Ganges a su paso por Benarés

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Escenas desde un bote por el Río Ganges a su paso por Benarés

Ya sólo pronunciar el nombre de Benarés, en hindi Varanasi, me produce ciertos escalofríos. Recordar mi paso por la ciudad más santa y sagrada de la India me lleva a otra vida, a otro universo, cuya magia y espiritualidad sólo se comprende contemplando in situ lo que allí sucede. Desde que el Sol asoma su primer rayo hasta que entra la noche, lo que se vive en las escalinatas que se deslizan hacia el río, conocidas como ghats, es la representación de un ritual que va más allá de cualquier explicación que podamos darle. Allí se mezclan con regocijo la vida y la muerte, la pureza y la miseria de un pueblo que está convencido de que el Ganges y los Dioses que veneran podrán liberarles del redundante ciclo de reencarnaciones. Un lugar en el que la ceremonias son su razón de ser queda a la vista desde un pequeño y estrecho bote de madera desde el que en varias ocasiones al día me dedicaba a observar y a retratar aquellas escenas de color y sentimiento.

Imagen de Benarés desde un bote (Varanasi, India)

Benarés es una ciudad viva que logró emocionarme a cada minuto, que me envolvió en su mundo místico desde el primer instante. Y fue en una barquita donde encontré la inspiración para tratar de comprender todo aquello que me mostraba.

BENARÉS SANTA, SAGRADA Y ESPIRITUAL

La ciudad santa de la India no es, ni mucho menos, un lugar para perderse entre grandes monumentos. No digo que no los haya, pero esa no es la faceta por la que atrae la atención del mundo ni por la que a muchos nos toca especialmente la fibra. Me ganó su puesta en escena camaleónica, el sentimiento que desprende la Fe de esa gente que se entrega a ella, de quienes se desnudan emocionalmente para poner su cuerpo y su corazón al servicio de algo intangible pero que está dentro de todos y cada uno de ellos.

Mujer sumergiéndose en el Ganges a su paso por Benarés (Varanasi - India)

Con respecto a la India tengo la impresión de que se suele abusar mucho del término «Espiritualidad». Parece que en este país todo es espiritual, incluso su caos, su penuria constante y la sordidez del más cochambroso de los slums. Y eso no se encuentra en todas partes como muchos «gurús» se empeñan en demostrar mientras agitan su Martini en un hotel 5 estrellas. Ni mucho menos. La espiritualidad, si existe, es otra cosa. Y en Benarés se puede captar parte de su esencia, algo que se escapa a cualquier explicación pero que remueve por dentro, que te envuelve en esa atmósfera de creencias y ceremoniales que consiguen hacerte escupir lo más corriente y ruín de tus pensamientos.

Imagen de Benarés (Varanasi, India)

Estando en Benarés, cada mañana me levantaba antes de que el reloj diera las cinco de la mañana para ver esa explosión de rezos, júbilo y certidumbre desenfrenada en idearios a priori ilógicos. Estaba hospedado en un hotelito pequeño llamado Hotel Ganges View (En 2009 pagué 1000 rupias por una habitación individual) que se encontraba en el Asi Ghat, perfectamente situado para hacer un recorrido lineal por todos los ghats más importantes y céntricos de la ciudad vieja, y suficientemente apartado para dormir en silencio por las noches. Dado que amanecía justo a esa hora y que más tarde el calor era terrorífico, aprovechaba para tomar un bote con un chaval joven con el que recorría Benarés al ras de las aguas del Río Ganges. Le pedía que me llevara hasta casi el final, durante 2 ó 3 km, para ir regresando lentamente a pie. Hubo ocasiones en que lo hice hasta tres veces en un solo día, coincidiendo con la mañana, la tarde y la noche.

Foto en el bote por el Río Ganges a su paso por Benarés

Y es que desde aquel barco de madera con el que surcaba el Ganges me iba topando con toda aquella explosión visual y sensorial que se organiza a diario en Benarés, con la energía de aquellas miradas que buscaban la purificación. Y también con esa bienvenida a quienes hallaron la muerte junto al río y sus cenizas son esparcidas hacia la eternidad. Dicha dualidad es la que explica, personalmente, esa palabra tan manida de «espiritual». Si es que está en algún lado, probablemente se encuentre allí, en la mística y santa Varanasi.

DIEZ IMÁGENES DE LOS GHATS DE BENARÉS DESDE LAS AGUAS DEL GANGES

Dado que fueron tantas mis idas y venidas en bote, de ese contrapunto solitario a la algarabía que se daba en la orilla, he seleccionado diez imágenes… diez escenas con las que poder explicar esa visión de una de las ciudades que tengo clavadas en lo más profundo de mi alma. Creo que hay pocos lugares como Benarés para quienes les apasione la fotografía y retratar momentos únicos que suceden cada segundo y que no cesan ni cuando pestañeamos. Tengo cientos de fotografías de Varanasi y me ha costado escoger tan sólo diez imágenes, pero no pienso más en ello y aquí van:

Explosión de júbilo y color en los Ghats de Benarés

Foto de Benarés (Varanasi, India)

Desde primera hora de la mañana las escalinatas de los principales ghats de Benarés reciben la visita de miles de personas que bajan a purificarse a las aguas del Ganges. Esto, según sus creencias, ayuda a limpiar sus pecados y, por tanto, su alma. Con los primeros rayos de Sol el río cobra vida, su energía se refleja en los rostros de peregrinos llegados desde todos los rincones de India, puesto que Benarés es algo así como La Meca para los árabes, que tienen que visitarla al menos una vez en la vida. No obstante es allí donde su religión sitúa numerosas historias mitológicas de las deidades a las que veneran.

Esta escena está captada no más tarde de las 5:30 de la mañana. A partir de las 8:00 en los meses de abril y mayo el calor es sencillamente terrorífico y conviene aprovechar las primeras y últimas horas del día.

Multitudinarios baños purificadores en el Ganges

Foto de los baños purificadores en el Ganges (Benarés, India)

No importa que el Ganges, en el tramo que pasa por Varanasi, sea uno de los ríos más contaminados del mundo, que se arroje basura, cenizas o pedazos de cadáveres que no se han terminado de chamuscar. Una multitud llena de color y, normalmente vestida si se trata de las mujeres, emprende con alegría y fervor los baños purificadores. Entre oraciones, sonrisas y gestos, la gente lleva a cabo un ritual realmente importante para ellos. Se dan tantas imágenes increíbles a la vez que uno no tiene la capacidad de asimilarlo todo.

Un Sadhu levanta su copa de fuego frente al Río

Sadhu levantando copa de fuego frente al Ganges (Benarés, India)

Hace tiempo hablé de los Sadhus, esos hombres santos y ascetas del hinduísmo quienes prescinden de su vida material y se vuelcan en la contemplación, los rezos y que sobreviven gracias a la mendicidad. En mi viaje iniciático a la India me encontré con muchos de ellos en distintas ciudades, pero nunca vi tantos como en Benarés. Desde el bote con el que partía de Asi Ghat me encontraba con varios de ellos mirando siempre hacia el río. En este caso el sadhu levanta una copa de fuego con la que probablemente haga un brindis al Sol, que recién estaba despertando aquella mañana.

Las hogueras perpetuas de Manikarnika

Ghat Manikarnika, famoso crematorio en Benarés (Varanasi, India)

De los Ghats de Varanasi uno de los más impactantes es, sin duda, el de Manikarnika, cuya función es la de crematorio de cadáveres. De los que hay en la ciudad éste es el más célebre y concurrido. Desde el barco, o a pie, uno puede ver siempre las hogueras encendidas en las que están ardiendo los cuerpos de personas fallecidas cuyas cenizas son arrojadas posteriormente al Ganges. En busca de su liberación espiritual las familias trasladan a sus seres queridos hasta este lugar para ser quemados en un ceremonial que termina con los restos del difunto en el río. Todo depende de la cantidad de leña que hayan sido capaces de reunir para este ritual sagrado.

Si bien es un lugar que me dejó boquiabierto, una de las cosas que más me impresionaron no ver una sola lágrima en ninguna de las cremaciones a las que pude asistir. Quizás es lo férreo de su Fe lo que les hace estar convencidos de que éste es sólo un paso más dentro de la vida de una persona abonada al ciclo de reencarnaciones. Ciclo que se rompe si uno fallece en Benarés o a 60 kilómetros a la redonda, lo que hace que muchos ancianos y mendigos acudan a este y a otros ghats a morir. Si son pobres piden limosnas para costearse la madera con la que ser incinerados y de esa manera estár más cerca de la liberación.

Manikarnika funciona día y noche, y no hay hora en el día en la que no haya un cuerpo ardiendo en la pira…

Conviene ser cauto a la hora de tomar fotografías, sobre todo si se hace cerca (desde la barca está permitido), ya que hay mafias que controlan este aspecto y piden cuantiosas cantidades a los turistas que quieren hacerse con alguna imagen.

Preparando una cremación en Harishchandra Ghat

Preparando una cremación en Harishchandra ghat, Benarés (Varanasi, India)

Aunque Manikarnika es el Ghat que se suele llevar todos los focos y donde pululan las mafias a diestro y siniestro, hay otro apenas un kilómetro más al sur, que queda algo más cerca del Asi Ghat. Se llama Harishchandra Ghat y es otro crematorio que combina las dos formas de incineración, la tradicional con madera y una más moderna eléctrica. Aunque un mayor porcentaje de la población prefiere el método de toda la vida en el que se usa leña, esto termina siendo bastante costoso para ellos, por lo que aquí se ofrece también la alternativa de los hornos eléctricos a precios más asequibles.

Aún así, sin demasiada aglomeración, es posible igualmente ver fogatas noche y día. En la foto se observa perfectamente cómo se está preparando una hoguera junto al cuerpo envuelto. Quizás lo más chocante aquí no sea el muerto en sí, sino detalles externos como que haya cabras justo a su lado comiendo entre la basura, sin que esto haga variar el gesto a las personas que están iniciando la ceremonia funeraria. Eso es lo que consiguen lugares como Benarés, que lo extraordinario sea lo corriente y que lo corriente sea increíble para la visión que muchos tenemos de un tema como es la muerte.

Saris coloreando el Ganges

Mujeres bañándose en el Ganges en su paso por Benarés (Varanasi, India)

La India es la suma de los cinco sentidos en su máxima expresión. Todo es muy visual, el ruido es atroz, el olor te acompaña a todas partes, los sabores fuertes se dejan notar en el paladar a base de bien y el tacto puede dejarte palpar los tejidos más suaves del mundo. Si algo hace que aumente el sentido de la vista en el país es el colorido de los saris que llevan las mujeres hindúes. Benarés ve sumergirse en su río sagrado a miles y miles de estos saris cada día en estos baños purificadores que son el día a día en la ciudad.

ROPAJES SECÁNDOSE AL SOL EN LOS GHATS DE BENARÉS

Saris secándose al Sol en Benarés (Varanasi, India)

Los escalones de la orilla de Benarés no se utilizan únicamente para ceremonias y rituales. Cuando hay ghats que no están demasiado concurridos terminan siendo, además, perfectos para secar las ropas que se han lavado previamente en el río. De esa forma es posible ver extendidos saris, camisetas, sábanas e incluso alfombras traídas de casa para la ocasión. En días soleados la ropa no tarda un santiamén en secarse. Sin duda una tarea doméstica bien planificada en la ciudad más sagrada de la India…

Meditación y oración a los Dioses a los pies del Ganges

Hombre rezando en uno de los ghats de Benarés (Varanasi, India)

Volvemos de nuevo a la espiritualidad de Benarés con esta imagen de un hombre totalmente concentrado en sus rezos en pleno amanecer. Oculto en sus túnicas naranjas, cierra los ojos para volcarse en la oración frene a las aguas del Río más sagrado de la India. Da la impresión desde el bote en el que tomo la imagen, que ni un temblor de tierra le haría moverse de donde está. Las sorpresas son mayúsculas en todos y cada uno de los escalones de un ghat cualquiera de la ciudad santa de Varanasi.

El baño de los búfalos en el Ganges

Bañando a los búfalos en el Ganges a su paso por Benarés (Varanasi, India)

Pero, ¿qué ven mis ojos? Esta vez quienes se están dando un refrescante baño no son los fieles en busca de la purificación. Es una manada de búfalos la que está soliviantando el sopor de una canícula que no perdona en las horas centrales del día. El ganado es bañado… y limpiado por parte de un chaval que se ocupa de que todos sus animales entren al agua cuanto antes. Esta escena la encontré en mi viaje a India en no pocas ocasiones. Benarés no iba a ser menos, por supuesto.

Mujer esperando pacientemente en un escalón

Mujer en el escalón (Benarés - Varanasi, India)

Una buena señora espera que se seque la ropa y los saris que tiene puestos al Sol. Si algo me apasiona de la India es el color que hay hasta en la escena más corriente. Lo sencillo se convierte fotogénico por sí solo. Por eso este país, y esta ciudad en concreto, representan uno de los grandes Paraísos de fotógrafos profesionales y aficionados. Benarés está repleto de posibilidades para marcarse un objetivo y traérselo de vuelta a casa.

Definitivamente Benarés, Varanasi o como prefiráis llamarla, fue la ciudad en la que he vivido un mayor cúmulo de sensaciones. Unas veces desde un bote, como he tratado de mostrar en esta ocasión, otras a pie por la infinidad de kilométricas escaleras que trazan todos y cada uno de los días del año un espectáculo sin igual, que deja sin palabras. Es una ciudad de Dioses hecha por y para las personas, en la que lo más estrambótico que uno pueda imaginarse pasa desapercibido. Allí gocé durante tres días de una explosión visual y emocional poco comparable a otros lugares del mundo. Y todo lo que pueda decir al respecto se quedaría corto…

Benarés es única e inimitable. Es… esa India que venía buscando cuando partí.

Sele

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