12 especies animales que ver y fotografiar en un viaje a Alaska
No hay mayor dicha en Alaska que ser testigo de la vida silvestre en un territorio tan gigantesco. La observación de fauna en este paraíso natural de Norteamérica se convierte en uno de los atractivos, sino obsesiones, de quienes visitamos un destino al que la palabra salvaje se le queda incluso pequeña. Porque viajar a Alaska no sólo consiste en disfrutar de paisajes superlativos por tierra, mar y aire sino de comprender que todos aquellos bosques, montañas, islas y bahías enfriadas por glaciares e icebergs son el hogar de un elevado número de animales que los habitan en completa libertad.
Os proponemos pasear durante un instante a tierras indómitas en el extremo noroeste de los Estados Unidos, que toméis la cámara, así como papel y lápiz y pasemos juntos lista a esas especies animales que tuvimos la suerte de ver y fotografiar haciendo un viaje por Alaska (así como a otras que se nos resistieron).
¿Tienes pensado hacerte un viaje a Alaska? ¿Y en autocaravana? No te pierdas entonces estos 60 consejos prácticos para viajar a Alaska en autocaravana. Con un montón de información útil para preparar un viaje de este tipo (carreteras, mejor época para ir, mantenimiento del vehículo para primerizos, paradas obligatorias, etc.). También puedes consultar la hoja de ruta de nuestro viaje a Alaska y leer detalladamente cuál fue el recorrido exacto que realizamos.
Breve guía de fauna de Alaska
A sabiendas que la superficie de Alaska cuadruplica la de otros estados de EEUU como California o países europeos como España, teniendo una población de poco más de 700.000 habitantes, es fácil entender que hablamos de un área inmensa y en su mayor parte despoblada. De hecho cuenta con parques nacionales como Wrangell-St Elias con una extensión similar a la de Suiza, Croacia o el doble de Bélgica. Un territorio bañado en el norte por el Océano Glacial Ártico y en el resto por el Pacífico, destacando entre medias el mítico Mar de Bering que separa tímidamente los continentes americano y asiático, y cuyo estrecho tiempo atrás fue un puente de vida que fue cruzado por un buen número de animales y seres humanos. En definitiva, que lo que los visitantes llegan a tocar de Alaska son apenas cuatro puntos minúsculos. El resto sería lo que en inglés se denomina wilderness…
Se ha documentado que en Alaska hay 112 especies de mamíferos o 514 de aves, mientras que la presencia de fauna marina en sus aguas es una de las más ricas de toda América. Repartidos en bosques impenetrables, montañas muy altas (El Monte Denali supera los 6.000 metros de altura) o extensos espacios en los que domina la tundra y se respiran los fríos vientos árticos de las largas noches polares (Alaska es, además, un destino fascinante para ver auroras boreales) los animales que habitan este territorio tienen espacio suficiente para vivir.
Pero las posibilidades de avistar fauna son tan altas que es raro volver de un viaje de este tipo sin ver, al menos, unas cuantas especies en su estado salvaje. Alaska está considerado uno de los mejores destinos del mundo para observar y fotografiar animales. Aunque, como siempre, dependamos de la suerte y de lo que nuestra madre naturaleza desee mostrarnos. Por supuesto que nadie espere que exista parangón con Botswana o Kenia, así que conviene olvidar esos safaris por África que dejan cientos de estampas de fauna cerca de nuestro vehículo. Aquí la suerte hay que buscarla y no siempre es fácil dar, por ejemplo, con un oso, por mucho que todo el mundo asocie a Alaska con éstos.
Los animales que pudimos ver y fotografiar en Alaska
Nosotros durante nuestro viaje a Alaska en autocaravana tuvimos bastante fortuna con los avistamientos de fauna. Aunque, por supuesto, siempre se nos quedaron cosas en el tintero que invitan aún más si cabe a regresar a un destino que fascina enormemente a los amantes de la naturaleza más pura. Estos fueron los animales que pudimos observar y, en ocasiones, tomar fotos:
Osos
El objetivo número uno de muchos viajeros y viajeras a Alaska es poder ver un oso en libertad. Y no es de extrañar porque en pocos lugares del mundo existen más posibilidades para hacerlo (En Norteamérica serían Alaska, Canadá y parques míticos como Yellowstone). ¡Sólo en el Parque de Katmai se calcula que viven más de 2000 osos grizzly! Pero su población se extiende a todo el estado, incluyendo algunas islas aleutianas como Kodiak, donde vive el oso pardo más grande que existe, similar en tamaño al oso polar.
Cuando se llega a Alaska uno se da cuenta de que la presencia (y los encontronazos con humanos) de los osos salvajes es abundante. Hay señales por todas partes que advierten de que es zona frecuente de osos y, en muchas ocasiones, se ofrecen instrucciones a seguir si nos encontramos con uno de ellos. Pero tampoco hay que obsesionarse con este tema porque no es tan fácil y los casos de ataques de osos a humanos son mínimos (no digo que no sucedan pero que no son tan corrientes como pueda parecer).
¿QUÉ TIPOS DE OSOS HAY EN ALASKA?
Antes de nada convendría tener muy claro los tipos de osos que se pueden ver en Alaska. Al norte, en zonas árticas y completamente despobladas, tendríamos a los hermosos osos polares, pero avistarlos en un viaje corriente por este territorio es imposible salvo que se tome un vuelo a finales de agosto o septiembre y nos podamos permitir una excursión muy exclusiva de uno o dos días que no baja del rango de los 3000 y 6000 euros por persona. Después pasamos a los osos pardos (en inglés Brown bears) entre los que cabe diferenciar a los de interior y más voraces, los osos grizzly, con la subespecie que ronda zonas más costeras y en verano se alimentan de salmones (Coastal Brown Bear), siendo algo más grandes que los anteriores. Otra subespecie de pardo muy particular es el oso Kodiak, de gran tamaño y que sólo habita esta isla alaskeña. Por último el oso más pequeño es el negro y también propio de las zonas de interior. Su huella es apenas la mitad de la de un grizzly y no deja entrever demasiado sus zarpas cuando deja sus huellas en la tierra.
Nosotros, aunque pudimos ver una grizzly con sus crías en la lejanía del Parque Denali (para haceros una idea, se apreciaban con el zoom de la cámara) nuestra gran experiencia con los osos la vivimos tomando una avioneta desde Homer, en la península de Kenai (a 4 horas de Anchorage) hasta Lake Clark National Park, al norte de Katmai. Dado que era últimos de junio los salmones no habían llegado a los ríos (los comienzan a remontar en julio) pero sí se agolpaban cerca de la orilla. Para aliviar la espera (y matar el gusanillo) los hambrientos osos suelen bajar a la playa cuando hay marea baja para desenterrar almejas comérselas. Su silueta en la playa, tan próximos al mar, es de una belleza máxima.
Nosotros fuimos con Scenic Bear Viewing en una avioneta de cinco plazas pilotada por Martin, con 30 años de experiencia en este tema, y quien nos obsequió con un vuelo escénico maravilloso entre volcanes como Mount Iliamna, glaciares y profundos bosques antes de aterrizar en una playa desierta. A partir de ahí, y ataviados con botas de goma como las de los pescadores, estuvimos cerca de nada menos que diez osos. El más próximo lo tuvimos a unos cinco metros de distancia y lo más increíble es que para ellos éramos indiferentes dado que allí no les falta el alimento y no ven a los humanos como a sus enemigo. Eso sí, siempre hay que extremar las precauciones y hacer caso a quienes vayan con nosotros. Por eso son visitas que siempre se deben hacer con profesionales expertos.
No os perdáis el reportaje titulado «Al encuentro de los osos en Alaska» en la que narro nuestra experiencia en Lake Clark con la avioneta de Martin.
Y si preferís ir al grano y veer el vídeo de este momento único no os perdáis entonces una maravillosa recopilación de escenas y escenarios en vivo del que fue nuestro gran momento en la última frontera. Porque ver osos en Alaska puede ser uno de los mayores regalos que nos puede hacer la naturaleza.
En junio Lake Clark es lugar perfecto para observar y fotografiar osos, mientras que a partir de julio y hasta el mes de septiembre, este tipo de tours que no bajan de los 700 dólares por persona (porque sólo se llega en avioneta a zona despoblada), se suele bajar al Parque Katmai para verlos pescar salmones en los ríos y cascadas. La temporada es corta y, dado que es la única manera de tener garantía de ver un oso en su estado salvaje, las plazas se agotan enseguida por lo que es necesario reservarlas con antelación en temporada alta (julio y agosto). Brooks Falls, en el propio Katmai, es un lugar en el que se llega a agolpar un número impresionante de osos que se colocan estratégicamente en los saltos de agua para que los salmones les vuelen directamente a la boca. De hecho hay una webcam conectada las 24 horas en la que podemos ser testigos del espectáculo sin movernos de casa ¡Aviso a navegantes, engancha!
¿QUÉ DEBES HACER SI TE CRUZAS CASUALMENTE CON UN OSO?
+ Asegúrate de que no le estés cortando el paso al animal y no se te ocurra acercarte. Mucho menos si ves oseznos (piensa que si te topas con un osezno, aunque te parezca una ricura, la madre está muy muy cerca suyo).
+ Detente por completo, júntate si sois varias personas y empezad a hablar alto pero transmitiendo sosiego. Si no pasa nada ve alejándote muy despacito del animal pero sin dejar de hablar ni dándole la espalda. Evita los movimientos bruscos en cualquier caso.
+ Aunque sea lo primero que se te pase por la cabeza JAMÁS HAY QUE SALIR CORRIENDO. Porque en ese momento te conviertes en su presa. Y los osos, por muy Usain Bolt que te creas, corren más que tú.
+ Si se sigue acercando, cosa extraña, hazle ver que eres grande. Grítale más y haz todo el ruido que puedas. ¡Tienes que tratar de asustarle todo lo que puedas! (ruido de piedras, cantimploras, lo que sea).
+ Lo de hacerse el muerto (tapándose cabeza y nuca) suele funcionar con los osos grizzly, pero al parecer no con los negros.
+ Reza… para que no se siga acercando.
NOTA: En Alaska se han registrado cinco muertes por ataques de osos en los últimos diez años, una cantidad mínima dados los miles de encuentros que se han tenido con éstos en plena naturaleza.
Alces
El alce americano (moose en inglés) es el más grande de la familia de los cérvidos y uno de los imprescindibles en todo viaje a Alaska. Podríamos asegurar sin equivocarnos que sería realmente extraño visitar Alaska y no cruzarse con uno o varios miembros de esta especie. Es bastante frecuente verlos ir cerca de la carretera o cruzar, de ahí que haya señales constantes advirtiendo a los conductores de que circulen con mucho ojo. Los alces macho son los más grandes, con un tamaño semejante al de un caballo, y quienes poseen tan peculiares astas aplanadas (que no cuernos). ¡Algunas llegan a medir casi dos metros de extremo a extremo! Éstas les crecen cada año a partir de la llegada del buen tiempo, las usan para pelearse con otros machos en época de celo y cuando llega el invierno se les caen solas. Así una temporada tras otra. A diferencia de otros cérvidos que ya dejan ver su robusto astado en primavera, los alces en Alaska apuran a verano. Aunque luego le crezca nada menos que 2,5 centímetros diarios (en menos de un mes ya tienen medio metro de cada lado).
Son relativamente frecuentes los encuentros con los alces en Alaska. O bien los machos solos o las hembras con sus crías. La manera de diferenciar a un macho de una hembra cuando aún no tiene astas no sólo es el mayor tamaño de éste sino también una especie de colgajo peludo en la papada que se aprecia con mucha facilidad.
Los avistamientos de alces suelen ser generalmente por sorpresa (al borde de carreteras o caminos), aunque los ríos también atraen su presencia. En Chena River, al oeste de Fairbanks, vimos varios dándose un baño en el río y metiendo el agua en la cabeza para alcanzar hierbajos que permanecen sumergidos y que tanto les gustan. También vimos bastantes en la península de Kenai camino a Homer y un par de ejemplares merodeando por la noche cerca de la autocaravana en Chitina, a las puertas de la famosa McCarthy road.
Caribúes
Lo que en Europa llamamos reno en América del Norte se le llama caribú. En realidad es lo mismo, aunque la subespecie (y evolución) es distina en función de la zona geográfica donde se presente. Suele andar en zonas árticas y es amigo de la tundra, por lo que es en este tipo de hábitat donde es más fácil encontrarlo. De ahí que el norte de Alaska sea el auténtico refugio de los caribúes, aunque el lugar en el que se avistan con mayor frecuencia es en el Parque Nacional Denali. Allí pudimos fotografiar a más de una decena.
Los astados de estos rangíferos son también bastante grandes, algo más estilizados y delgados que los de los alces. A diferencia de otros cérvidos, las hembras también poseen astas, aunque algo menores en tamaño a las de los machos (ellos las pierden al principio del invierno y ellas algo más tarde).
Lobos
Alaska es tierra de lobos. Aunque son bastante huidizos con los seres humanos y no resulta del todo sencillo verlos, sus huellas están presentes en muchos de los senderos por los que se caminan. Se calcula que hay cerca de 10.000 lobos en todo el Estado, aunque las recientes leyes a favor de la caza de depredadores promulgada por Donald Trump y aprobada de manera ajustada, puede suponer una marcha atrás en todos los esfuerzos conservacionistas que se han hecho con ésta y otras especies de mamíferos en los últimos años.
En Denali existen más probabilidades de ver lobos que en ninguna otra parte de Alaska. De hecho allí tuvimos suerte de ver entre unos arbustos a un macho de gran tamaño que se fue corriendo rápidamente. A pesar de la mala fama de los lobos (para la gente del campo es como hablarle del diablo) nos tienen muchísimo más miedo ellos a nosotros que nosotros a ellos.
Águilas de cabeza blanca
¿Qué animal aparece en el escudo de los Estados Unidos de América? En efecto, un águila calva, también llamada águila de cabeza blanca, denominación que resulta de su nívea testa en los ejemplares adultos. Si a finales del siglo XIX este ave de gran envergadura estaba en peligro de extinción, actualmente goza de buena salud en casi todo el país, sobre todo en Alaska, donde su tamaño es algo más grande que el de otras versiones en la costa este del país (2’5 metros de evergadura y hasta 7 kg de peso).
Es frecuente ver águilas calvas en las ramas cerca de grandes ríos, observando pacientemente a sus futuras presas, aunque prefieren arrebatárselas a otras águilas pescadoras e incluso gaviotas, quienes le hacen el trabajo sucio y luego no se atreven a rechistar a estas grandullonas. Pero donde su número es mayor es en áreas marítimas como Prince William Sound o los fiordos de Kenai. Allí llegan a dejarse ver hasta en los puertos pesqueros (Valdez o Homer son los mejores ejemplos) subidas a las farolas o esperando que los pescadores se pongan a despojar a los pescados. Tenerlas muy cerca para fotografiarlas bien es otro cantar. Más bien cuestión de suerte (aunque nosotros la tuvimos).
Ballenas jorobadas
Dejamos por un rato los bosques y la tundra para subirnos a un barco y ponernos a navegar. No hará falta ir demasiado mar adentro porque en Alaska a las ballenas les encantan las bahías, fiordos y ensenadas. Así que en ese caso las excursiones en barco por Prince William Sound desde Valdez o al Kenai Fjords National Park desde Seward son imprescindibles si queremos ver ballenas u otros cetáceos como orcas o delfines.
Aunque a veces se ven otros tipos de ballena, la predominante por aguas alaskeñas es la jorobada (en inglés humpback whale) que aparece por los mares de Alaska desde finales de la primavera hasta el otoño. Detectarlas es fácil. Basta con percatarse dónde hay muchas gaviotas volando cerca del agua, esperar a que se manifieste la clásica columna de vapor de su respiración (de más de 2 metros) o, con suerte, sorprenderse del momento en el que dejan asomar su grueso y curvado lomo o incluso den un buen salto. Fotografiarlas en acción, si no se está suficientemente cerca, es más complicado, aunque en una excursión en barco desde Valdez o Seward con el tiempo acompañando la cosa se vuelve bastante factible.
Llevarse en la tarjeta de memoria de la cámara de fotos una cola de ballena sumergiéndose en el agua no deja de ser, sin duda alguna, un precioso trofeo traído Alaska. Basta tener algo de fortuna, buen ojo, mucha paciencia y enfocar en el momento justo de su aparición (y si ponemos el modo ráfaga en la cámara mucho mejor para no jugarnos todo a una carta).
Focas
Si bien tienen más presencia en las zonas árticas del país, las focas aparecen casi en todas las zonas costeras de Alaska, incluso cerca de algunos puertos pesqueros. Pero para perseguir la clásica imagen de una o varias focas descansando en un hielo flotante lo mejor es acercarnos a una zona en la que los glaciares estén soltando icebergs al agua. Y eso es posible en alguno de los tours en barco que se hacen en Prince William Sound desde Valdez, por ejemplo, a los glaciares Columbia o Meares. O desde Seward a los glaciares en el parque nacional de los fiordos de Kenai (que abarquen Aialik o Holgate).
Leones marinos
Uno de los miembros de la fauna marina más presentes y perseverantes no sólo en Alaska sino a lo largo y ancho del continente americano es el león marino. Conviene no confundirlos con focas porque no tienen nada que ver. Para diferenciarlos, además de la forma bastante evidente, basta saber quién se maneja con más agilidad en el medio terrestre. Mientras las focas prácticamente reptan o se arrastran, los leones marinos se ayudan de sus extremidades en forma de aleta. Luego ambas especies son realmente ágiles dentro del agua. Y son presa de los mismos enemigos, las orcas.
Los leones marinos suelen dejarse ver en zonas rocosas o en playas salvajes. El Prince William Sound o en los fiordos de Kenai hay colonias muy numerosas. A veces se puede observar de una tacada un centenar de leones marinos a grito pelado en la playa. ¡Y es que son realmente escandalosos! Las focas para eso, en cambio, son más tranquilas y discretas.
Nutrias marinas
Una de las criaturas más adorables de la fauna con la que podemos encontrarnos en Alaska es la nutria marina. Este mamífero de grueso pelaje que parece un peluche se divisa normalmente tumbado sobre el agua, como si estuviese en una colchoneta de playa dejándose llevar por la corriente y el tiempo. A veces, para no dejarse arrastrar demasiado, se sujeta de las manitas con algún otro miembro de su especie. Curioso por naturaleza, este mustélido estuvo a punto de desaparecer de las aguas del Pacífico por el valor de su piel para la industria peletera pero, por fortuna, su población ha aumentado en los últimos años, al menos, en Norteamérica.
Es extremadamente fácil contemplarlos en barco en las aguas que circundan la península de Kenai (saliendo desde Seward o Homer) o del Prince William Sound en una de las excursiones que parten desde la ciudad costera de Valdez. A veces, incluso, se encuentran en el mismo puerto.
CURIOSIDADES ACERCA DE LAS NUTRIAS MARINAS
- Nacen durante cualquier época del año en el agua. Las hembras tienen embarazos de duración variada, pudiendo ser de cuatro hasta veinte. Normalmente nace una sola cría.
- Cada cría al nacer tiene tan sólo un 25% de sobrevivir al primer año.
- En el apareamiento los machos suelen morder los hocicos a las hembras, haciéndolos sangrar.
- Se puede ver a las nutrias marinas subidas a hielos a la deriva pero no a estructuras heladas fijas.
- Sus enemigos, además de los humanos que los cazan, son las orcas, los tiburones blancos e incluso los leones marinos.
- Su pelaje es el más denso entre los mamíferos.
Los carneros de Dall
Propios de las zonas subárticas de la Columbia Británica (Canadá) y de Alaska, estos bóvidos salvajes de pelaje blanco son otro de los principales objetivos de los visitantes. Los norteamericanos, de hecho, tienen verdadera pasión por lo que son «algo más que cabras», una versión muy septentrional y casi ártica de una especie que se maneja a sus anchas cuando la nieve abunda y que no puede escapar a las miradas curiosas cuando su blanco contrasta con una montaña de tierra rojiza. ¡Es imposible no verlas!
El gran carnero o muflón es el jefe del grupo, aunque durante el verano se dejan ver más las hembras con sus crías recién nacidas a quienes les enseñan enseguida a caminar en territorios rocosos y no muy accesibles a sus enemigos, los lobos y coyotes.
Allá donde haya montañas ahí están las peculiares dall sheep. Denali es buen sitio para avistarlas, pero el mejor quizás son los escarpados acantilados que dan a la carretera Nº1 dirección Seward nada más salir de Anchorage y que deja a la derecha ese brazo de mar llamado Turnagain Arm. Basta con dejar el vehículo (coche, autocaravana o lo que sea) en uno de los miradores (por ejemplo en el Beluga Point) y buscar puntos blancos en las rocas. En ocasiones llegan a verse bastante cerca. De hecho nosotros una noche dormimos con la autocaravana en un lugar en el que había una madre con su cría. Nos percatamos cuando de repente empezó a aparecer gente con la cámara de fotos. ¡Hay verdadera pasión en Alaska con estos carneros!
Marmotas
Son como ardillas terrestres, algo más estilizadas que la de la película «el día de la marmota» (puesto que las de Alaska pertenecen a otra subespecie) y con una afición desmedida a cruzar la carretera en los momentos más inoportunos. Es curioso verlas, por ejemplo, en la Denali Highway haciéndose llamados las unas a las otras como si fueran auténticas porteras. Sus gritos son muy agudos y llegan a parecer graznidos de pájaros pero no, se trata de pequeñas marmotas de pelaje amarillento.
Bueyes almizcleros (Musk Ox)
Uno de los pocos supervivientes de la fauna prehistórica del Ártico es el buey almizclero. Cuando uno observa a este herbívoro propio de altas latitudes y en una situación de conservación tan vulnerable piensa en aquellos hombres que pintaron animales en las cavernas. Puede llegar a pesar hasta media tonelada y dado que durante buena parte de los siglos XIX y XX fue cazado hasta su práctica extinción, volvió a ser reintroducido en Alaska y otras regiones árticas del mundo.
Nosotros no le pudimos ver en libertad sino en un centro de conservación y reproducción de Palmer, junto a la Glenn’s Highway (12850 E. Archie Rd) en lo que fue una granja de los años veinte. La visita es muy recomendable (precio 11$) y te enseña bastante sobre esta especie que vivió en plena Edad del Hielo con mamuts y dientes de sable.
Para verlos libremente tendríamos que vagar por la zona ártica y despoblada de Alaska, lo que es prácticamente imposible salvo que hagamos una excursión por esa parte del Estado y la suerte esté con nosotros. ¡Seguramente sería más sencillo toparnos con un oso polar!
Si os está gustando este artículo y sois aficionados a admirar a la fauna de nuestro planeta en su estado salvaje no os perdáis estas otras listas de animales que ver y fotografiar en Islas Galápagos o en un safari por Botswana, en el África austral.
Otros animales que nos llevamos con nosotros en nuestras cámaras de fotos
Alaska es un paraíso para las aves, lo que nos lleva a añadir a esta lista a los simpáticos frailecillos (aunque en Islandia está la mayor parte de la población aquí hay una subespecie propia de esta zona del mundo), a los araos comunes (que son blancos y negros y se quedan flotando en el agua en grupos inmensos) o a los cormoranes.
Algunas especies animales que NO pudimos ver ni fotografiar en Alaska
Obviamente en un destino de fauna tan variada es lógico que se nos queden especies en el camino que poder ver. Además de los osos polares, negros o Kodiak, hubo algunos animales a los que nos hubiera encantado encontrar. Como, por ejemplo:
- Orcas: Alaska es un destino excepcional para avistar orcas. Normalmente entre junio y septiembre en las excursiones en barco que se hacen desde Valdez o Seward se suele poder ver a este cetáceo. ¡Sus largas aletas negras los delatarán!
- Morsas: Los llamados «elefantes de Alaska» por su tamaño y sus enormes comillos buscan zonas extremadamente apartadas. Hay varias colonias de morsas en las islas aleutianas más apartadas y al oeste del Parque de Katmai (En Togiak, Round Island o Cape Seniavin). Más arriba en las costas bañadas por el mar de Chukotka, ya en pleno Ártico, también hay una gran población de morsa del Pacífico, aunque llegar aquí es aún más complicado.
- Linces: Sin duda el felino más elegante de Norteamérica es el lince. Pero para ver este gran gato de orejas pinceladas hay que tener grandes dosis de fortuna, aunque esté presente en buena parte del territorio alaskeño. Hay viajeros que han reportado avistamientos en Denali National Park, a orillas del Russian River en Kenai o incluso en las cercanías del Lago Eklutna (muy cerca de Anchorage).
Hubiera estado bien poder ver también a estas especies durante nuestro viaje a Alaska en autocaravana pero siempre conviene dejarse buenos motivos para volver, ¿no creéis?. Y es que viajar a Alaska supone vivir algunas de las mejores experiencias para ver animales en su entorno natural en todo el mundo.
Algunos datos del viaje en autocaravana:
+ Duración: 17 días.
+ Recorrido: Anchorage – Península de Kenai (Homer, Seward, fiordos del Kenai National Park) – Lake Clark National Park – Valdez (y crucero por el Prince William Sound) – McCarthy y Kennecott (en Wrangell-St Elias) – Denali Higway y Parque Denali – Fairbanks – North Pole – Chena River – Talkeetna – Eklutna – Anchorage. Ver hoja de ruta del viaje a Alaska con los lugares descritos detalladamente.
+ Escala en… Islandia.
+ ¿Hace falta visado? Tan sólo se requiere rellenar el ESTA. Ahora, puedes solicitar tu ESTA a Estados Unidos para un viaje increíble como este.
+ Gestión de alquiler de autocaravana y vuelos: América Tours.
+ Seguro de viaje con Iati Seguros.
+ Fotografías y vídeos: Más de 100 GB.
Aún así nos damos por contentos (y afortunados) por haber sido testigos de tantas escenas con animales en la que muchos consideran la última frontera.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
11 Respuestas a “12 especies animales que ver y fotografiar en un viaje a Alaska”
Mi preferida son las nutrias!! Todavía no puedo creer que estuvieseis tan cerca de los osos… la experiencia seguro que no se olvida pero yo no me habría atrevido a acercarme tanto!
No me habría imaginado que en Alaska se podían ver tantos animales. Esto no hace más que sumar puntos al destino!! Un abrazo!
Henar
Hola Henar!
Pues sí, es un destino para muy animaleros. No es tan fácil verlos como en África, pero sería raro que te volvieras a casa tras un viaje a Alaska sin una colección de animales parecida a la de este post.
Gracias por tu comentario!
Sele
Me parece genial, no se puede estar tan cerca de un oso sin salir lastimado
Precioso reportaje de los animales de Alaska , Sele, una maravilla me ha encantado. Muchas GraciAS
Hola Sele,
Estoy preparando para el próximo verano ir a Alaska en Autocaravana, me podrías indicar el coste aproximado, seríamos una familia de 3 . Y si no es indiscreción cuanto te ha salido el viaje entero, contando los vuelos internacionales.
Muchas gracias por toda la información que recopilas y enhorabuena.
Hola Rafael,
Estoy preparando un par de contenidos muy prácticos sobre Alaska donde viene mucha información. A ver es un viaje caro pero depende mucho también de qué excursiones hagas (vuelos escénicos, etc..). Pero vamos, que yendo dos adultos, por ejemplo, creo que para un par de semanas billetes incluidos la cosa no baja de 4000 euros. Con excursiones a ver osos y esas cosas la cosa se iría a 5000. Es un viaje único en la vida, pero no es barato, está claro.
Muy pronto podrás ver información más detallada en el blog. Espero que te sirva!
Un saludo,
Sele
[…] os gustan los animales, no os perdáis este listado de especies que pudimos ver y fotografiar durante este viaje a Alaska y en su estado salvaje. Osos, alces, nutrias, focas, leones marinos, águilas de cabeza blanca, […]
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[…] donde los bosques, los lagos o los volcanes se ocuparan de dibujar una aventura donde podríamos ver más animales en libertad de lo que jamás hubiésemos imaginado. Y sin rumbo fijo con una casa de ruedas que cada noche se […]
[…] te gustan los animales, no os perdáis este listado de especies que pudimos ver y fotografiar durante este viaje a Alaska y en su estado salvaje. Osos, alces, nutrias, focas, leones marinos, águilas de cabeza blanca, […]