Guía alternativa de qué ver y hacer en Budapest

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Guía alternativa de qué ver y hacer en Budapest

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Cuando viajamos por segunda vez a un determinado destino nos sucede lo mismo que cuando visionamos de nuevo una misma película, que reparamos más en los detalles y nos damos cuenta de cosas que nos habían pasado inadvertidas. Regresando a Budapest en un viaje corto pude encontrarme con una ciudad diferente, que abrió nuevas aristas que cinco años antes no habían formado parte de los planes ni sabía casi que podían encontrarse allí. La capital de Hungría es algo más que la monumentalidad en ambos lados del Danubio. Es también una amalgama de ofertas culturales y de ocio que destaca sobre otras ciudades en el este de Europa. Salvo en algunos aspectos puedo asegurar que hice un viaje completamente distinto a lo largo de cuatro días, con la mayoría de lugares nuevos para mí y que en ocasiones no tienen tanta presencia en las guías o en los programas organizados de esa trilogía de catálogo llamada Viena-Praga-Budapest.

Budapest by night

Hoy me propongo contaros, a grandes rasgos, qué aprendí en este viaje a Budapest, incidiendo en muchos de los casos en opciones turísticas alternativas que son altamente recomendables. Una guía a esa otra Budapest puede serle útil a futuros viajeros a la ciudad que vayan por primera vez o que, como yo, repitan. 

Budapest bien vale un regreso

Recuerdo que la primera vez que estuve en Budapest fue haciendo un interrail por los países del Este con buenos amigos del barrio, llegando en tren de madrugada provenientes de Sighisoara, en Rumanía. Estuvimos un par de días en la ciudad y nuestra impresión fue inmejorable, toda una sorpresa cuando además estábamos cerca de visitar otros «bellezones» como Praga, Viena, Dresde o Cracovia. A veces creo que Budapest va de tapado y que otras se llevan la gloria, pero a los viajeros no se nos engaña fácilmente y son muchas las personas que he conocido que me han contado que la capital húngara tiene un nosequé que la hace especial, superlativa. Lo mejor de todo es que tienen toda la razón, esa doble vertiente entre Buda y Pest, separadas por el río Danubio y unidas por la grandiosidad de su historia, un enorme Patrimonio histórico, y una vida cultural tan agitada como la que más, hace que muchos nos derritamos con la capital húngara.

Tranvía en Budapest

¿Qué ver en Budapest? (Válido para una primera vez como para el que regresa)

En esta «segunda ocasión» logré saborear mucho mejor las posibilidades que la ciudad tiene para ofrecer, tocando distintos palos que sujetan los mejores epítetos del corazón de Hungría. He reunido un listado de muchas esas cosas nuevas que modelaron este viaje a la otra Budapest, algunas más conocidas que otras, pero igual de apasionantes. Aquí van:

Subir a la torre de la Basílica de San Esteban

San Esteban es el templo religioso más grande de Budapest, con una cúpula que roza los 96 metros (como los del Parlamento) y que se impone en todas las panorámicas de la ciudad. Dedicada a San Esteban, I Rey de Hungría entre los años 1000 y 1038, custodia «la santa diestra» del monarca, una mano incorrupta que es objeto de veneración por parte de muchos húngaros devotos. La Basílica es un edificio de estilo neoclásico capaz de albergar a cerca de 9000 fieles en su interior, lo que da muestra de la importancia que se le quiso conferir cuando se construyó a mediados del Siglo XIX.

Hace cinco años tuve la posibilidad de visitarla pero por unas razones u otras no pudimos subir a la torre sur, preparada para las visitas y para obtener una panorámica envidiable de la ciudad. Esta vez no se me escapó subir a lo más alto del monumento. Por un precio de 400 florines (aprox 1,25€) se puede llegar arriba utilizando el ascensor y así privarse de padecer los 364 escalones que componen una subida tortuosa, sobre todo en el tramo final de caracol. Las vistas 360 grados que se tienen de la ciudad merecen la pena, aún en días plomizos y de nubes como el que nos tocó a nosotros en el que fue nuestra primera jornada de visita a la ciudad.

Vistas de Budapest desde la Basílica de San Esteban

Si vas a pasar de uno a tres días en Budapest puede venir bien contar con la Budapest Card que incluye poder utilizar de manera ilimitada el transporte público por la ciudad, acceso gratuito a buena parte de los monumentos y museos de la ciudad (y descuento en otros) así como la posibilidad de disfrutar un par de horas en el balneario Lukács, que es el más antiguo de la ciudad. El precio es de 17€ con un día de validez, 27€ la de dos días y 33€ la de tres días (menores de 6 años no pagan). Se puede reservar con antelación con internet y pedir que te la entreguen en el hotel en el que estés (también se puede buscar a sus oficinas en el centro de la ciudad).

Entrar un hospital-búnker nuclear de la II Guerra Mundial y la Guerra Fría

Sin duda esta fue una de las mejores visitas que se pueden hacer en la ciudad. Particularmente fue una gran sorpresa puesto que de este lugar, abierto al turismo hace cinco años, no había oído hablar en mi vida. Su nombre popular es Hospital in the Rock y se trata de unas grutas (unidas a las que salen del castillo de Buda) que se aprovecharon en la II Guerra Mundial como hospital para los heridos así como para ser un búnker con la extraordinaria capacidad de soportar las embestidas de un ataque químico (posibilidad que se temió sobre todo en plena Guerra Fría).

Una kilométrica galería nos fue mostrando los quirófanos, las salas con las camillas así como las oficinas en un perfectísimo estado de conservación. Hasta la última gasa y la última tirita perteneció a los años en los que fue utilizado el hospital. Para hacernos una idea de su funcionamiento hay muñecos de cera (vestidos con trajes originales) representando los médicos, enfermeros, militares y heridos que ocuparon este hospital secreto perfectamente preparado para una contienda de la magnitud de la II Guerra Mundial y de lo que se creyó podría ocurrir entre los bloques americano y soviético en las difíciles y frías décadas que antecedieron la Caída del Muro de Berlín y del comunismo en el Este de Europa.

Es impactante ver la maquinaria utilizada, los posters propagandísticos, las camillas con sus sábanas intactas… en un recorrido que para quien le guste hacer este tipo de visitas con motivos bélicos de lugares que fueron secretos hasta hace muy poco tiempo, lo puede disfrutar al máximo. El precio de la entrada es de 3600 florines (1800 Florines para menores de 26 años), y se hace por medio de una visita guiada de 60 minutos que conviene reservarse. El único pero, quizás, es que no dejan hacer fotografías (las que ilustran este apartado corresponden a www.hospitalintherock.com). Se encuentra en la Calle I. Lovas út 4/c a los pies de la muralla del castillo y a un paso de los puntos principales que se visitan en la Colina de Buda.

Por último decir que tienen una tienda de souvenirs super interesante con material excedente de la época a bajos precios. En mi caso debo reconocer que me llevé algunas cosas a casa…

Os propongo para leer: Un viaje a la II Guerra Mundial. Con algunos de los lugares más importantes de la contienda como Hiroshima, Auschwitz, etc.

Asomarse de noche al Bastión de los Pescadores

Probablemente las mejores vistas del Danubio, del Parlamento, San Esteban y todo Pest se encuentran en estas fabulosas terrazas neorrománicas de color blanco con torres que representan las siete tribus magiares. A espaldas de San Matías y al filo de la colina de Buda este lugar de otro tiempo cargado de fantasía muestra una panorámica inolvidable a cualquier hora del día. Pero es por la noche cuando la escena mejora en proporción a la oscuridad del cielo contrarrestada con la iluminación exquisita de los principales edificios y puentes de la ciudad. Hace cinco años no disfruté de estas vistas pero esta vez si que pude cumplir otro de los highlights de Budapest y hacer numerosas fotografías nocturnas con las que demostrar algunas de las muchas virtudes de la capital de Hungría.

Paralemento de Hungría (Budapest) iluminado por la noche

Es divertido, apasionante y gratis… por lo que no sólo hay que ir por la mañana al Bastión de los Pescadores. Es por la noche cuando las vistas se vuelven aún más magistrales.

Disfrutar de las tiendas de Váci Utca

Uno de los puntos álgidos de Pest es, sin duda, la Váci Utca, la calle comercial más importante y transitada de toda la ciudad. Que sea peatonal ayuda mucho a este tránsito constante de gente. Hay tantas tiendas como edificios, algunas con cierta solera y personalidad como Philantia, una floristería centenaria que se conserva en el número 9 de esta calle. Cuando nosotros fuimos la tenían perfectamente dispuesta de toda clase de adornos navideños. Es de esa clase de tiendas con encanto a las que merece la pena entrar aunque no se tenga intención de comprar nada.

Escaparate de Philantia en Budapest

En Váci Utca además hay edificios señoriales de los Siglos XVIII y XIX que convierten un paseo rutinario en un viaje en sí mismo. Quizás sea una de las arterias principales de la ciudad, junto a la Avenida Andrássy y su pasarela de palacetes, boutiques y restaurantes.

Viajar a la Budapest más soviética en el Memento Park

Memento Park, más conocido como el Parque de las Estatuas, es un lugar que nos traslada a la Budapest del comunismo cuando Hungría era un satélite más de la URSS. En 1993, dos años después de la caída del comunismo, las esculturas que habían sido levantadas en este período y retiradas posteriormente fueron llevadas a un parque a las afueras de la ciudad (a 20 minutos en coche). Es un Museo de la Memoria Histórica al aire libre donde figuras de Lenin, Marx, Bela Kun y otros dirigentes comunistas se mezclan con esa clase de estatuas propagandísticas de soldados levantando el puño o banderas con la hoz y el martillo. De Stalin restan únicamente un par de botas gigantescas, ya que todas las esculturas del temido Dictador ruso fueron destruídas tras la Revolución de 1956. Son tan sólo unas botas… pero imponen.

Hay recuerdo a los soldados húngaros que lucharon con las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española, con mención a las batallas del Ebro, Brunete o Belchite. E innumerables símbolos de la etapa comunista de un país gobernado durante mucho tiempo desde Moscú, aunque es cierto que Hungría fue uno de los «Países del Este» más abiertos.

Memento Park (Budapest)

La del Memento Park es una de las visitas más recomendables que se pueden hacer en Budapest. Nosotros la dejamos para el domingo por la mañana, cuando teníamos que marcharnos de regreso a Madrid por la tarde, y recuerdo que pasamos un frío terrible. Tomamos un taxi que nos esperó casi una hora y nos trajo de vuelta a la ciudad. Tiempo suficiente para recorrer este Parque repleto de estatuas que nos permitió hacer un viaje varias décadas atrás.

Comprar en el Mercado Central

Siempre o casi siempre son los mercados los que nos hablan de las ciudades. Todos y cada uno de ellos tienen impregnada una parte de la personalidad del lugar y de sus gentes. A mí me gusta conocerlos y buscar los detalles entre las personas, los establecimientos más o menos típicos, y mezclarme en ese ambiente tan real, tan del día a día de los locales. Aunque cierto que el Mercado Central de Budapest es visitado por numerosos turistas, merece la pena no perdérselo puesto que en sí el edificio que lo cubre es una auténtica maravilla en art nouveau. Su exterior impresiona y el interior directamente fascina.

Mercado Central de Budapest

Hay tiendas de alimentación que parecen de museo, con el paprika seco dispuesto como si fuera para hacer un bodegón a la húngara, y todos los productos típicos que no pueden faltar en la deliciosa gastronomía de un país que gusta de la buena cocina. Realmente son muchos los comercios «de postal» que le otorgan aún más valor a una visita a este inmenso mercado cubierto que queda a dos pasos del Puente de la Libertad (el que lleva a los Baños Gellert).

Y para quienes gusten de llevarse souvenirs y artesanía típica de un país la planta de arriba está repleta de tiendas para turistas. Pero no son esa clase de «cutretiendas de flotadores y postales» sin ninguna gracia, sino que también tienen su encanto. Uno de los regalos clásicos en Budapest, además de tapetes y manteles, suelen ser unas cajitas que se abren con paciencia y dificultad porque son una caja fuerte en sí mismas.

Consejos a tener en cuenta: No abre los domingos. De martes a viernes su horario es de 06:00 a 18:00 horas, los lunes de 06:00 a 17:00 y los sábados de 06:00 a 15:00.

Aprender a cocinar platos típicos húngaros

Sin salirnos del Mercado Central, tan sólo subiendo las escaleras desde la Puerta Principal, subimos a un restaurante típico de comida húngara llamado Fákanal donde un chef con cierto parecido a Bruce Willis nos mostró los secretos del Gulash (una sopa guiso riquísima) y las crépes con requesón. Fuimos cocineros por un rato, no sólo en nuestro vestir o en el manejo del cuchillo de cortar carne, sino en seguir la amalgama de consejos que el chef nos fue dando para hacer una gulash deliciosa que posteriormente nos comimos.

Haciendo gulash en el Mercado Central de Budapest

Mis dotes para la cocina no mejoraron notablemente pero pasamos un rato terriblemente divertido que fue la mejor antesala para probar algunos de los platos más ricos de la gastronomía húngara.

Percatarse de los detalles del modernismo y el Art nouveau en Budapest

Budapest siempre fue una ciudad de vanguardia, adelantada a su tiempo a pesar de las dificultades y de estar durante mucho tiempo en el ojo del huracán (Ha vivido numerosas guerras en los últimos siglos y medio siglo de comunismo y rusificación). Aunque las miradas siempre se dirigen al castillo de la colina de Buda, a la Catedral de San Matías o a las callejuelas coloreadas del casco histórico, son muchas las huellas que el arte modernista ha dejado en los edificios de la ciudad, sobre todo en el vasto Pest. Hicimos un repaso a algunas construcciones de este tipo en los aledaños del Parlamento y que son parte de la idiosincrasia de Budapest, buscando detalles y figuras ocultas en las fachadas, donde nada es azaroso.

Tejado modernista en Budapest

Uno de los edificios que más nos gustó a todos fue el de la antigua Caja Postal de Ahorros, algo «gaudiano» y con innumerables detalles desde el suelo hasta los tejados verdes. Tiene abejas representadas subiendo hacia unas colmenas que están en lo alto, como símbolo del trabajo.

Relajarse en los Baños Széchenyi, algo más que un Balneario

Budapest está situado encima de una placa tectónica, lo que hace que haya numerosos puntos en los que el agua sale caliente y posee infinidad de propiedades beneficiosas para la salud. El turismo de balnearios en Hungría es uno de sus puntos fuertes y la capital no falla en disponer de recintos termales que son una auténtica maravilla. Aunque el más famoso es el Hotel Gellert (típico anuncio de Danone en una piscina interior con columnas), el cual cinco años antes tuve la suerte de experimentar, creo asegurar que los mejores baños son los Széchenyi, mucho más grandes y con posibilidades que no ofrecen los demás (Hay 5 grandes balnearios en la ciudad).

Lo primero que llama su atención es la propia estética del edificio levantado en 1913 que parece en sí mismo un Palacio. Sus paredes amarillas están bien decoradas con elementos arquitectónicos de distintas épocas, reuniendo quizás lo mejor de todas ellas. Una vez dentro uno huele ese aroma aristocrático de antaño, pero ciertamente ahora los Baños reciben tal cantidad de visitantes que están acoplados a todo tipo de personas. Eso es lo mejor, que uno puede darse un lujo de reyes sin gastarse mucho dinero. Allí uno puede sumergirse en las 18 piscinas (3 exteriores y 15 interiores), las saunas o baños turcos. O darse un buen masaje.

Balneario de Budapest

Recapitulamos, quince piscinas interiores a distintas temperaturas… y las estrellas del recinto, tres grandísimas piscinas interiores en las que puedes bañarte con toda tranquilidad aunque fuera esté cayendo una friolera de impresión. Están muy calientes, de ahí que siempre sobresalgan los vapores, sobre todo por las noches. Una de ellas tiene un círculo divertidísimo en el que te lleva la corriente y das vueltas a toda velocidad. El premio de su interior es un jacuzzi en el que saborear un delicioso hidromasaje después de tanto vaivén.

En los Baños Széchenyi estuvimos casi cuatro horas, y nos hubiésemos quedado más tiempo ya que el recinto cierra sus puertas a las 22:00 horas. Tiempo que lo dedicamos únicamente a nosotros mismos, a sentirnos mejor. El relax en un Palacio ya no es un lujo para unos pocos, por lo que deber ser una actividad indiscutible en todo viaje a Budapest. 

Balneario en Budapest

Los baños se encuentran en Pest, no muy lejos de la Plaza de los Héroes. Para llegar lo mejor subirse al Trolebús número 72 o tomar la línea 1 (amarilla) del Metro Millenium(M1) llegando hasta la estación “Széchenyi Fürdo”.

Se puede reservar con antelación el acceso (sin colas) a las piscinas en su versión estándar o VIP e incluir masaje a un precio bastante competitivo.

Hacer espeolología en las Cuevas Pálvölgyi

Budapest es un queso gruyère. Sobre todo la colina de Buda, que tiene kilómetros y más kilómetros de grutas, algunas de las cuales se ocuparon como búnkeres en la II Guerra Mundial, o se utilizaron como almacenes o corredores secretos bajo el castillo. Esta particular orografía permite que los amantes de las grutas o espeolólogos a quienes guste reptar y recorrer estos senderos cubiertos tengan en la capital húngara su paraíso particular. Las cuevas Pálvölgyi están consideradas las terceras en extensión de todo el país (con 18 km descubiertos hasta ahora) y se pueden recorrer cómodamente en un paseo o sudar de lo lindo en un circuito en el que te puedes arrastrar por cavidades por las que no pensabas que ni podías caber. Fue una aventura insperada pero realmente divertida en la que algunos miembros de este viaje nos embarcamos. Tres horas dentro de las cuevas ataviados con un mono y un casco con linterna como el de los mineros, y acompañados por un guía que estaba aún más loco que nosotros.

Sele haciendo espeleología en unas cuevas de Budapest

Allí descubrimos numerosos fósiles marinos y vimos cómo empezaban a formarse estalactitas y estalagmitas que dentro de miles de años serán inmensas columnas. Con más o con menos dificultad, y con ayuda de nuestro guía, íbamos solventando los obstáculos que se iban interponiendo en nuestro camino.

Haciendo espeleología en Budapest

Esta es una actividad no apta para claustrofóbicos o para viajeros asépticos que estén dispuestos a mancharse. Aquí uno acaba con barro hasta las mejillas, pero doy fe que se pasa muy muy buen rato. No es necesaria una forma física envidiable ni mucho menos, sino ganas de simular un viaje al centro de la Tierra en estas cavidades tan laberínticas y oscuras. Recomiendo llevar ropa cómoda, algo de agua y un calzado adecuado para subirse por las rocas.

Sele haciendo espelelogía en Budapest

La entrada a las cuevas se sitúa a los pies del Monte Matías, en la calle Szepvölgyi número 162. Se puede llegar a través del autobús 65 desde la plaza Kolosy y bajar en la parada de Pál-völgyi, pero recomiendo mejor llegar un acuerdo con un taxi, sobre todo si van varias personas, ya que no se pierde tanto tiempo. El horario de apertura es de 10:00 a 16:00 (cierra los lunes).

Visitar unos Estudios de Cine… en el Korda Filmpark

¿Sabíais que en Etyek, una bucólica población vinícola a 30 km de Budapest, se rodó Hellboy 2 o se grabó la gran serie americana de Los Borgia? Nadie lo diría pero el Korda Filmpark es uno de los más renombrados estudios de cine de todo el mundo. Y lo mejor de todo, que están abierto al público. Nosotros hicimos una visita a este lugar y conocimos de forma interactiva muchos de esos truquillos que tiene el cine como la manera de hacer tan alto a Gandalf y tan bajitos a los hobbits en el Señor de los anillos, cómo se escala un edificio a lo Spiderman o cómo se puede ver que estás recorriendo una ciudad en moto cuando no te has movido realmente ni un centímetro.

Sele trepando por las paredes a lo Spiderman (Estudios Korda de Hungría)

Ésta fue una de las visitas más interesantes de todo el viaje, sobre todo cuando pasamos del cómo al dónde… Y es que llegamos a los platós de Hellboy donde había retratada una calle cualquiera de una Brooklyn ochentera y deshabitada.

Calle de Hellboy 2 en los Estudios Korda

O donde Los Borgia, en la que Jeremy Irons hace un papel encomiable, nos hablan de codicia, muerte, intriga y lujuria en la Italia de otros tiempos.

Los estudios son visitable de miércoles a domingo (incluidos) por aproximadamente 10 euros (dependiendo de si es fin de semana o no) y se puede reservar para hacer visitas de grupo (se puede preguntar para hacerlas en español ya que nosotros conocimos a una guía que hablaba un buenísimo castellano). La manera más sencilla de llegar es en coche de alquiler como si se fuese hacia el Lago Balaton. Para grupos es posible conseguir un autocar. Lo mejor es informarse en la página oficial del Korda Filmpark www.kordafilmpark.hu (en húngaro, inglés y alemán).

Sele con un croma en los Estudios Korda

Hacer una cata de Pálinka o de buenos vinos húgaros en Etyek

Visitar bodegas o destilerías es otra forma de comprender un pueblo a través de sus productos tradicionales. Lo que a España es el buen orujo a Hungría es el Pálinka, un aguardiente de frutas que se prepara desde los albores del Siglo XIV en Hungría y en toda la cordillera de los Cárpatos. Tiene una graduación de 38´5º, por lo que no hace falta decir que su sabor es fuerte, sobre todo para quienes no comulgamos demasiado con el alcohol. Aún así lo interesante de todo esto no está simplemente en la cata sino en ver el proceso de fermentación y cómo se destila finalmente el producto. Tuvimos la suerte de descubrir los secretos del Pálinka en la Destiladora Czimeres Pálinka situada en la misma Etyek.

Muy cerca, en la Posada Rókusfaly Fogadó probamos los distintos vinos de la región. Como ya he dicho antes, Eytek es una localidad cubierta por los viñedos por lo que aquí el vino es más bien una religión (de la que se reza en todo el país). Está realmente cerca de Budapest en coche, aunque a uno le da la impresión de haber llegado mucho más lejos. Los paisajes campestres de la zona merecen la pena de por sí…

Eytek (Hungría)

Disfrutar de un buen concierto de Jazz

Nunca hubiese imaginado que en Budapest iba a ver mi primer concierto de Jazz. ¡Y que me iba a gustar tanto! Sobre todo cuando no hacía ni una hora que acabábamos de regresar de relajarnos en los Baños Széchenyi y nuestra receptividad no era la más adecuada (estábamos más allí que aquí). Pero fue escuchar los primeros acordes y meternos en el ambiente que se crea en el Budapest Jazz Club para sumergirnos al fondo de la música. El club fue un antiguo cine en Hollán Ernő utca 7, en el lado de Pest a menos de cinco minutos del Puente Margarita, y se adecuó para conciertos de jazz y otras actividades culturales relacionadas con este género musical. Mucha más  info en www.bjc.hu

Tomarse algo en el Café Central (Centrál Kávéház)

En las grandes ciudades (y las pequeñas) siempre hay un Café emblemático, en los cuales se ha escrito la historia de un país al pasar la flor y nata de la cultura y la política. Lugares bohemios donde los haya, en los que tras una taza de café espumoso hay un libro o una proclama. Budapest también tiene su café café… y muy cerca de Váci Utca (exactamente en Károlyi Mihály Utca, 9). El Café Central (en húngaro «Centrál Kávéház» es esa clase de locales bohemios cómodos, con grandes salones y con un buen surtido de repostería local. También es ideal para almorzar «tradicionalidad húngara» o simplemente sentarse a leer o a charlar.

En sí el lugar es una obra de arte que respira cultura local y la vanguardia de la Hungría de finales del XIX (Fue fundado en 1887).

Recorrer el ghetto judío de Budapest

Hungría fue uno de los países de Europa que más sufrió la embestida de la II Guerra Mundial. Los nazis exterminaron a decenas de miles de judíos, aunque antes, como ocurrió en Polonia, los establecieron en ghettos o barrios amurallados para separarlos del resto de la ciudadanía. El ghetto de Budapest mantuvo a una población muy numerosa (se calcula que en la ciudad podía haber cerca de 200000 judíos) en condiciones infrahumanas, donde la insalubridad y las enfermedades se abrieron hueco entre una multitud a la que no le llegaba la comida.

Sinagoga de Budapest

El que fuera el viejo ghetto, a espaldas de la Gran Sinagoga de Budapest reconocible por sus dos torretas con cúpulas de cebolla, sigue siendo hoy la huella de un período nefasto, pero que no conviene olvidarse. Aún sobreviven los edificios y las corralas, que no se encuentran en el mejor de los estados, siendo parte de la Budapest más underground. De hecho allí se sitúan algunos de los bares ruina más reputados de la ciudad.

Además de las tiendas de alimentación kosher, las reposterías judías o las sinagogas supervivientes, uno puede viajar en persona a los horrores de la guerra con sólo fijarse en algunas de las fachadas de los edificios donde se aprecian perfectamente los restos de impactos de bala y rotos hechos por la metralla.

Salir de fiesta por los bares ruina de Budapest

El concepto de Bares Ruina o Ruin Pubs es algo sobre lo que alguna vez me gustaría profundizar en este blog. Sobre todo porque me parecen una idea genial. Son locales y naves abandonadas que la gente joven de Budapest rescatab pagando una pequeña mensualidad al ayuntamiento y montando unos bares la mar de curiosos que siempre están abarrotados. Hay que recordar que Budapest es una ciudad universitaria, por lo que da igual el día de la semana que siempre tienen llenazo este tipo de locales donde tomarse una copa sin dejarse los cuartos (no son caras ni mucho menos) y, además, en un garito decorado con suma originalidad.

Sele en un bar de ruina en Budapest

En este viaje conocimos unos cuantos como el «Lato Taquería», con motivos puramente mexicanos, o mi preferido «Szimpla Kert» (En Kazinczy u. 14), votado recientemente en Lonely Planet como el tercer mejor bar de todo el mundo. Allí uno puede tomarse unos Gin Tonics sentado en el maletero de un coche e incluso en una bañera. Está tan cargado de detalles retro que es un museo en sí mismo. Es evidente que la noche en Budapest da mucho de sí…

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Estas son algunas ideas de las muchas alternativas que tiene esta ciudad para poder hacer un viaje lo más completo posible. Es parte de la experiencia en esta segunda visita a la capital de Hungría y mejor que en mi cabeza es dejarlas aquí por escrito y que sean consultadas para quienes quieran hacer un viaje a Budapest. Si consigo que una sola persona descubra y viva alguna de estas cosas lo daré por bien empleado.

Una calle de Budapest

Budapest es un destino que se suele combinar con otros, pero que da para un viaje por sí solo. La profileración de los vuelos baratos y compañías de bajo coste hace que llegar hasta aquí no sea únicamente parcela de los viajes organizados que se te llevan a hacer el típico Praga-Budapest o cruceros por el Danubio.

SI QUIERES HACER UNA VISITA GUIADA aquí tienes algunas opciones:

+ Visita guiada general a Budapest (incluyendo entrada garantizada y sin colas al Parlamento).

+ Paseo en barco por el Danubio al anochecer (de 1 hora) o durante el día. Opción de crucero en el Danubio con cena y música en vivo.

+ Sobrevuelo en helicóptero de la ciudad de Budapest (incluye copa de champán)

Mi primera vez fueron apenas dos días dedicados a la parte más puramente monumental de la ciudad. La segunda fue más allá y me llevó a conocer esa otra Budapest que hace que bien valga la pena un regreso. Esta ciudad tiene algo especial, eso es un hecho…

Sele

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