Guía Práctica del viaje a Uzbekistán: Un país de seda

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Guía Práctica del viaje a Uzbekistán: Un país de seda

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Que Marco Polo te ampare y te proteja en este camino. Que las almas y el coraje de los mercaderes que surcaron la Ruta de la Seda uniendo Oriente y Occidente formen la tierra que asiente tus pasos. Anchos e inaccesibles desiertos te esperan antes de llegar a abrir las puertas de la sugerente Samarkanda y quedarte petrificado ante los brillos del Registán. Te verás entonces en el que fuera el centro del mundo durante siglos, en la pasarela de los saberes de Persia, China, India, Bizancio o Roma. Descansa porque el sendero no termina aquí. Antes las brillantes y turquesas cúpulas secundan el minarete Kalon de Bukhara, un faro para guiarte en el desierto. Si el inhóspito Quizyl Kum no lo impide te perderás en ese laberinto de las mil y una noches llamado Khiva capaz de invocar todos tus sueños. Asímismo verás morir los barcos varados del viejo Mar de Aral dentro de la inmensidad y la nada. Resguárdate en las fortalezas que sobreviven como atalayas de barro sobre el cambiante e imprevisible Río Amu Daria, antes Oxus, y asimila la hospitalidad de las gentes de esta tierra. Prueba un pedacito de Historia del mundo con sabor a especias… sé bienvenido a este país de Asia Central llamado Uzbekistán.

A lo largo de la presente guía práctica trataré de trasladaros a Uzbekistán, a que conozcáis los rincones que visitamos durante dos largas e intensas semanas y, por supuesto, a ofreceros nuestra experiencia en este país para poder dar luz a quien quiera emprender un viaje similar. Recorrido, transportes utilizados, alojamiento, seguridad y un sinfín de consejos prácticos para ponerse al día en un destino no demasiado conocido y capaz de satisfacer a los viajeros más inquietos. Samarkanda nos espera y no hay tiempo que perder.

UZBEKISTÁN, LA FONDA DE LA RUTA DE LA SEDA

Antes que nada situemos este país de reciente creación. El 1 de septiembre de 2011 Uzbekistán celebra su vigésimo aniversario como Nación independiente, una vez pudo soltarse definitivamente de la URSS en 1991, al igual que otras muchas Repúblicas Soviéticas. Esta porción de Asia Central se ubica en el centro de distintos países. Kazajistán al norte y al oeste, Turkmenistán y Afganistán al sur, Tajikistán y Kirguizistán al este. Exactamente a mitad del recorrido que hacían los comerciantes de la ruta de la Seda en esa comunión entre Roma-Constantinopla-Xian, con variantes de doble sentido venidas de Persia, India e incluso Egipto.

Antiguamente, en realidad hasta hace menos de cien años, no se hablaba de países sino de Reinos o Khanatos (El Khan era el gran Rey). Y en este territorio era vital el Khanato de Samarkanda, de Bukhara y de Khiva, con temibles ejércitos nacidos de los tiempos del gran Genghis Khan. Aunque el líder del glorioso pasado que uniera todo esto en un gran Imperio fue Tamerlán (1336-1405), quien llamó a las puertas de Delhi al igual que se hacía con la costa del Mar Caspio y fue una gran amenaza para China. Junto al anterior, hablamos de uno de los mayores batalladores y conquistadores de la Historia.

Tamerlán dio prosperidad a estas ciudades, embelleciéndolas con monumentos fascinantes, reflejo de un Arte con mayúsculas (el estilo timúrida) que se mantendría durante generaciones. Se sabía el centro del mundo, el nudo de comunicaciones más importante ente Asia y Europa, parada y fonda de mercancías varias. Había nacido ya la Ruta de la Seda, ese camino inmaterial que recorrían los comerciantes, artesanos, diplomáticos y personalidades, grandes viajeros sin saberlo, quienes mercadeaban con productos tales como gemas, alimentos, pólvora, seda, por supuesto, y algo más… el saber. Aunque este producto tan intangible no era intencionado sino que venía solo dentro de las alforjas de cada personaje.

De Bukhara, por ejemplo, era Avicena, cuyo canon de medicina se utilizó en Europa y en las Américas hasta bien entrado el Siglo XIX. Y así pasaron unas después de otras las influencias de cada uno de los pueblos en torno a miles disciplinas distintas, desde las formas de gobierno hasta los nuevos métodos de irrigación de los campos. Esa ruta era una transmisión constante de conocimientos de una y otra parte del mundo. Se puede hablar de un enriquecimiento cultural de dimensiones imposibles de cuantificar.

El Siglo XX rusificó la zona con una imposición fuerte de los dictados de Moscú. La enorme nave de la URSS dejó cosas y procederes muy latentes veinte años después de su inevitable disolución. Entonces, ¿qué nos ofrece Uzbekistán, un país que la mayoría no sabría ubicar ni siquiera en un mapa? A grandes rasgos las grandes construcciones de ciudades muy ricas en Historia, Arte y Cultura (cuatro de ellas son Patrimonio de la Humanidad), un conglomerado de pueblos y etnias asentadas después de miles de años como nómadas, desiertos que fueron un día intransitables, tradiciones que perviven en el tiempo y cierta occidentalización «a la rusa» venida de su anterior etapa.

Sin duda un país curioso que merece mucho la pena…

LA RUTA REALIZADA

Uzbekistán posee unos lugares marcados como imprescindibles se mire donde se mire, una santísima trinidad de ciudades históricas y Patrimonio de la Humanidad con un peso esencial en la mencionada Ruta de la Seda y las cuales poseen los mejores monumentos del país. Estas son Samarkanda, Bukhara (se pronuncia Bujará, la kh equivale a j) y Khiva (Jiva). En esos tres puntos se tiene que volcar todo viaje a tierras uzbekas y lo demás debe ir asociado a las mismas en función del tiempo con el que se cuente. No puede faltar ninguna…

Teníamos varias premisas que cumplir en este viaje. Llegábamos por avión a la capital Tashkent (Air Baltic con código compartido con Uzbekistan Airways y escala larga en Riga) el día 11 de julio, regresábamos desde la misma ciudad la madrugada del 24 y nos moveríamos únicamente por tierra. Esta es una promesa a Rebeca, que tiene un miedo poderoso a volar, para compensarle de los tropecientos vuelos que cogimos en el viaje a Indonesia del verano anterior. A partir de ahí añadimos a las «tres ciudades» la posibilidad de ir a la cuarta población uzbeka declarada también Patrimonio de la Humanidad y cuna del gran Tamerlán, Shakhrisabz. Y algo innegociable por lo que haríamos lo que fuera con tal de llegar… Moynaq, es decir, el que fuera puerto principal del Mar de Aral, y ver con nuestros propios ojos uno de los mayores desastres ecológicos de la Historia. En el camino también habrían cosas no pensadas con anterioridad, ya que tratamos de tirar de improvisación lo máximo posible.

Con todo y con eso, sin reserva alguna ni nada cerrado para poder invertir el tiempo que viéramos necesario para cada uno de los destinos, realizamos la siguiente ruta por Uzbekistán:

Es una ruta nada apretada para dos semanas, muy asequible. Conocimos muchos viajeros que se habían hecho Samarkanda-Bukhara-Khiva en una semana. Nosotros le hicimos algunas añadiduras para poder disfrutar de un recorrido lo más completo posible.

Los lugares visitados en este viaje a Uzbekistán, y que desarrollaré en artículos/relatos posteriores, son los siguientes:

+ RIGA: Esta ciudad no es uzbeka sino la capital de Letonia, pero sirvió de escala en nuestro vuelo Air Baltic. Además este viaje continuó en las Repúblicas Bálticas después de las dos semanas en Asia Central. Por tanto lleva una guía práctica aparte que publicaré próximamente.

+ TASHKENT: No enamora ni mucho menos, no voy a engañar a nadie. La capital de Uzbekistán fue nuestro punto de entrada desde la cual partimos a Samarkanda en cuanto pudimos. Le dedicamos un día y medio al final del viaje que nos sirvió para conocer mejor esta peculiar y bizarra ciudad. Antiguamente tenía mucho que ver, pero tras sufrir varias guerras, ser asolada por el Ejército Rojo, sovietizada durante los 80 años de la URSS y romperse del todo en el terremoto de 1966, no hay más que una ciudad demasiado rusificada que trata de incorporarse como puede al Siglo XXI.

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El lugar que más nos gustó de la ciudad fue indiscutiblemente el Chorsu Bazaar, un inmenso mercado donde la vida se desarrolla de un modo más tradicional y que te hace que no pienses que estás en una ciudad siberiana, gris y horrenda perdida en el mapa. Esa parte sí vale la pena, así como la madrasa Kukeldash que, aunque reconstruída, puede ser un aperitivo de lo que se ve en otros puntos del país. También descubrimos un par de pequeños mausoleos que salen de la Avenida Navoi que no están nada mal.

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Hicimos una visita al Museo de Historia de Uzbekistán, que pienso es la mejor manera de empaparse de información sobre el devenir de este país desde la prehistoria, pasando por Tamerlán, el comunismo y la actualidad para comprender muchas cosas después. ¡Muy recomendable!

Un lugar de paso sin más, pero en el que se puede aprovechar para hacer cosas (gestionar transportes, ir de compras, comer en algún restaurante decente que costará encontrar después, etc..)

+ SAMARKANDA: Es el imán más fuerte para quienes ansiamos desde siempre llegar a Asia Central. Si la Ruta de la Seda es el camino, Samarkanda es el centro, el corazón de todo aquello. Sólo con escuchar su nombre se me ponen los pelos de punta. El alma del gran Tamerlán sigue vivo en magníficos e inigualables monumentos, así como el runrun de tantos y tantos viajeros llegados de todo el mundo a lo largo de los siglos. Llegamos en tren procedentes de Tashkent y enseguida nos marchamos al Registán, la Plaza, el conjunto de tres madrasas más espectacular que jamás ha existido y que merece tantas horas de viaje.

Pasamos allí dos días, suficientes para acudir en varias ocasiones al propio Registán, al Mausoleo de Tamerlán (Gur-e-Amir) y al pasillo de tumbas timúridas (Shah-i-Zinda), lugares que nos dejaron completamente con la boca abierta.

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Samarkanda como ciudad no es lo que uno se espera, ya que urbanísticamente en la típica soviética de edificios horrendos y avenidas interminables con mucho tráfico. Pero es, sin duda, la que posee los mejores tesoros timúridas (Timúrida es el estilo artístico que se crea en el período de Tamerlán, también conocido como Amir Timur) existentes. Digamos que dentro de una metrópoli nada atractiva aparecen de la nada lugares tan excepcionales que justifican ser Patrimonio de la Humanidad. De hecho su Historia es de todas y cada una de las personas que poblamos este Planeta.

+ SHAKHRISABZ: A un par de horas en coche/taxi desde Samarkanda, atravesando las montañas, se encuentra la ciudad en la que nació Tamerlán. Los restos de su palacio, los mausoleos de sus hijos y la tumba que nunca ocupó, la mezquita Kok Gumbaz, de cúpula tan azul como el cielo, son algunos de los motivos por los que no quisimos perdernos «la cuarta» ciudad uzbeka Patrimonio de la Humanidad.

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Su estilo y ambiente no está tan «rusificado» como otras ciudades. Hay un trasiego y un mercadeo que te trata más de tú y te introduce en todo el jaleo que esperas de un país como este. Es una visita realmente interesante siempre que se cuente con tiempo (con medio día es suficiente) y no suponga una apretura demasiado fuerte para alterar otros destinos.

Por cierto, se pronuncia «SAJRISAB»…

+ BUKHARA: Sin duda nuestra favorita por mil razones. Por ser una ciudad preciosa, por tener gente tan amable, por estar «viva» las 24 horas, por las brochetas de pollo de Liab-i-Hauz, por sus bazares cubiertos… y por esto también.

Es probablemente la ciudad más completa de Uzbekistán y a la que más jugo se le puede sacar. Lo que uno se espera de una ciudad amurallada de la Ruta de la Seda es precisamente la mítica Bukhara (o Bujará). El minarete Kalon, con una mezquita y una madrasa flanqueando esta especie de faro en el desierto, fue el punto principal para embarcarnos en un sueño del que nos costó despertar.

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Dos días le dedicamos a Bukhara, siempre a pie, con un sinfín de lugares visitados. Llegamos en taxi compartido desde Samarkanda, y fue el preludio de la lejana Khiva. Creo que allí fue donde sentimos más lo auténtico de Uzbekistán, simplemente lo que rondaba nuestra imaginación.

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+ KHIVA: La ciudad de las mil y una noches como oasis entre salvajes desiertos (Karakum al sur y Kizyl-Qum al norte, este y oeste). Es extraordinaria, probablemente la más bonita de las tres, y también la más pequeña. Parecía que en cualquier momento nos iba a salir Aladdin volando con su alfombra mágica. Khiva (pronunciado Jiva) es un decorado de película fantástica… pero real, muy real. El minarete inacabado de azulejos azules pudo haber sido la más hermosa torre de todos los tiempos y se quedó para dar sombra a un laberíntico conjunto amurallado repleto de detalles hermosos.

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Siendo nuestra base para salir al Mar de Aral y a las yurtas del desierto, probablemente recibió la mayor de las dedicaciones por nuestra parte. No quedó un rincón que no oteáramos. Ahora mismo añoro aquellos paseos cuando llegaba la tarde y se quedaba absolutamente sola… o cuando nos asomamos en el Mirador del Kunya Ark.

Khiva, también Patrimonio de la Humanidad, habiendo sido uno de los mayores núcleos de venta de esclavos de la Historia, pasa por ser la niña de los ojos de los viajeros que llegan sedientos hasta ella. Nosotros lo hicimos en un duro viaje en taxi compartido desde Bukhara (8 horas atravesando el Kizyl-Qum).

+ NUKUS: La capital de la República Autónoma de Karakalpastán fue la lanzadera junto Khiva para recibir el empujón definitivo a nuestro objetivo de llegar al Mar de Aral (varias horas al norte). Simplemente fue un lugar de paso, un intermedio dentro del desierto, para ver la sovietización de la región karalpak. Excepto un museo no tiene nada que ver ademán de los típicos bloques grises de hormigón y las típicas avenidas de una ciudad poco pensada para sus ciudadanos.

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El desastre del Mar de Aral le ha afectado enormemente, deteniendo cualquier avance económico posible. Es una ciudad sin futuro que no puede soltarse de la mano de Uzbekistán ni aunque quisiera. Los karalpaks no pueden ni tienen con lo que despegar…

+ MOYNAQ (MAR DE ARAL): También se puede leer como Moynak, Muynak o Mo’ynoq (en ruso Муйнак). Sea como fuere, es la representación aún viva de la tragedia ecológica del Mar de Aral, puesto que esta era hace pocas décadas una ciudad portuaria importante y próspera. Pero cuando se secó el que fuera el cuarto lago con más volumen de agua dulce del mundo y la orilla fue quedando a 1, 10, 50, y 200 kilómetros al norte, todo se apagó.

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Moynaq es una ciudad fantasma, un puerto sin mar, desde el que pudimos observar algo que parece increíble. Que un lago de más de 400 kilómetros de largo se esfumara dejando tierra seca y contaminada (por los pesticidas arrojados que se mezclan con la arena), un acantilado de 30 metros y debajo un cementerio de barcos oxidados que un día surcaron lo que todos llamaban «mar».

El afán de los mandatarios de la URSS por convertir un desierto en una plantación gigantesca de algodón, rompió unaP1220339 y otra vez el curso del Río Amu Daria, disminuyendo considerablemente el caudal que alimentaba al Mar de Aral. A sabiendas de que el desastre era posible, siguieron adelante con sus planes y los efectos no tardaron en llegar. En pocos años sólo quedaba el 10% de su extensión, convirtiendo el resto en un auténtico desierto, haciendo desaparecer fauna y flora, y perjudicando a la población que vivía de este mar. Fue el principio del fin para muchos. Ahora Karakalpakstán no tiene un futuro halagüeño por delante, por lo que sus ciudadanos han comenzado a emigrar a otros puntos del país, a Rusia o a Kazajistán.

Un lugar estremecedor, el resultado de una acción humana que ha matado un lugar lleno de vida. Llegamos en coche desde Khiva (6 horas aprox) y bajamos «al fondo» para entrar a los barcos abandonados. Una sensación de miseria, desagrado y soledad se quedó con nosotros. Impactante, remoto, triste…

Salvo quedarse pasmado en el cementerio de barcos poco o nada se puede hacer en Moynaq (Hay un hotel, el Oybek, y ningún sitio para comer). Nosotros no vimos ni abierto el museo de la ciudad, por lo que marchamos hacia Ayaz Qala el mismo día.

+ FORTALEZAS DEL DESIERTO: A dos horas y media de Khiva (y dos de Urgench) sobreviven muchas de las atalayas levantadas durante el Reino Khorezm, tan antiguas que parecen ya formar parte de los montículos que las sustentan. Se conservan decenas de fuertes y ciudadelas vigilantes en el desierto, antes surcado por el Amu Daria antes de modificar su curso (los uzbekos lo llaman el río loco porque es muy cambiante), considerados como restos arqueológicos de enorme riqueza.

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P1220413Nosotros visitamos tres, Azaz Qala, Topraq Qala y Kizyl Qala, siendo el primero el que más tiempo dedicamos, ya que a los pies de la colina sobre el que se yerguen sus runas, pudimos dormir en una yurta (Ayaz Qala Yurt Camp). Lo de las estancias en yurtas no es tan normal en Uzbekistán como en otros países del entorno (yo ya lo había hecho en Mongolia seis años antes durante el viaje Transmongoliano), por lo que ésta fue una oportunidad ideal de «desconectar» completamente del mundo. Una experiencia altamente recomendable que aprovechamos a la vuelta del Mar de Aral.

 

+ URGENCH: Todo el que va o viene de Khiva tiene que pasar por Urgench para ir a cualquier lado, y ese fue nuestro caso. Los trenes, aviones, autobuses y taxis paran en Urgench antes de llegar/salir de Khiva, por lo que cruzamos esta ciudad «rusificada» y carente de encanto en no pocas ocasiones. Salimos en un largo tren a Tashkent (de 23 horas) desde su alborotada Estación Central.

MEDIOS DE TRANSPORTE UTILIZADOS DURANTE EL VIAJE

EL AVIÓN

Este medio lo utilizamos para llegar y abandonar el país. Volamos desde Madrid con Air Baltic haciendo escala en Riga y tomando otro vuelo de código compartido con la compañía de bandera Uzbekistan Airways. Estos vuelos los adquirimos unos cinco meses antes a través de internet por un coste total de 650€. Se pueden conseguir a menor precio, pero haciendo equilibrios para poder estar una semana en las Repúblicas Bálticas tuvimos que pagar un poco más con objeto de amoldar mejor días y horarios.

Con Air Baltic bien, salvo que nos cobraron 30€ por equipaje facturado cuando llegamos al aeropuerto (una vez a la ida y otra a la vuelta). No recibimos ningún aviso al respecto previamente y  lo mismo sucedió con otros pasajeros con los que lo comentamos. Se podría haber hecho por la red pagando 20€ por trayecto. Aún así me parece una barbaridad que después de adquirir unos billetes no precisamente low cost, quieran incluir después tan excesivo precio por facturar equipaje. Y después no dan ni un mísero vaso de agua a bordo.

Con Uzbekistan Airways tuvimos un vuelo agradable tanto a la ida como a la vuelta. Son aparatos normales y corrientes tipo Boeing, con tres filas distintas para los destinos más lejanos. Ya para distancias más cercanas siguen utilizando los temibles Yak y Yakoleb de herencia rusa. Dan comida y bebida gratis.

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Por fortuna Uzbekistán posee una aceptable red ferroviaria, aunque los trenes son algo lentos y sufren retrasos. No se puede reservar por internet, salvo utilizando agencias intermediarias (mucho más caro), aunque no es necesario. Nosotros tomamos dos:

De Tashkent a Samarkanda (un Marsaf que tardó 6 horas en vez de las 4 que dicen que necesita) en segunda clase pagando 23.000 Soms (a partir de ahora UZS), que no llega a equivaler a 10€. Los adquirimos el día anterior en la Estación de trenes de Tashkent (hay una taquilla para extranjeros). Importante: Para reservar es imprescindible llevar el pasaporte (no valen fotocopias).

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+ De Urgench a Tashkent: Este tren nocturno comunica ambas ciudades tres veces a la semana, cruzando el país prácticamente de punta a punta. Su duración oficial es de 20 horas, pero vivimos un retraso de casi cuatro horas para que saliera, más tres horas a añadir en camino por las obras que había en las vías. Por tanto, llegamos siete horas más tarde de lo previsto a la capital uzbeka.

Viajamos en un camarote preparado para dos personas con aire acondicionado (los había de cuatro camas también y simples asientos) por el que pagamos 112000 UZS cada uno (un equivalente a 32€ con dinero conseguido en el mercado negro, de lo contrario hubiera tenido un coste superior). Era un camarote de categoría, pero compensaba invertir un poco más teniendo en cuenta que íbamos a estar más de veinte horas dentro del tren.

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Muchos viajeros hacen este viaje (o a la inversa) utilizando el avión, que tarda aproximadamente una hora y no sale mucho más caro. Pero en cierto modo también uno se costea el alojamiento durante una noche…

ACTUALIZADO A 2019: Hay trenes de alta velocidad entre Taskhent, Samarkanda y Bukhara. En los próximos meses está previsto que se inaugure el Bukhara-Khiva, no teniendo que detenerse en Urgench.

COCHE CON CONDUCTOR

El transporte estrella del viaje ha sido este. Es posible negociar distintos trayectos, por muy largos que sean, prácticamente en cualquier parte. En Bukhara, Samarkanda y Khiva se ofrecen los conductores en la calle para hacer distintos recorridos, por lo que es una forma fácil de viajar. Por supuesto que más cara que el autobús o los taxis compartidos, aunque hay viajes largos que lo merecen (sobre todo el terrorífico Bukhara-Khiva).

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Se negocia (regateo al máximo) con los conductores, aunque tienen muy claro lo que pueden aceptar o no, y te lo hacen saber enseguida. Es decir, no te persiguen cuando les niegas un precio que ellos consideran insuficiente.

He aquí algunos recorridos con sus costes asociados:

+ Samarkanda-Shakhrisabz-Samarkanda: 28 euros total (14€ por persona). Ida (2 horas), vuelta (2 horas) y estancia en la ciudad (4 horas).

+ Khiva-Moynaq-Fortalezas del desierto-Urgench-Khiva (2 días): 120 euros total (60€ por persona). Fue el mayor precio que pagamos por un coche con conductor, pero hablamos de un largo trayecto (haciendo noche también) para ir hasta el Mar de Aral desde Khiva y después pernoctar en una yurta, amén de visitar las fortalezas khorezm. Lo negociamos en la Puerta Oeste de Khiva con Izzat, un joven uzbeko que hablaba castellano y que también organizaba visitas guiadas a la ciudad.

Fue curioso que Izzat trajera a su padre al viaje (lo justificó contándonos que estaba desempleado y se le caía la casa encima). Nos dio confianza ir con alguien con el que poder comunicarnos en castellano amén de alternar una visita al Mar de Aral con la estancia en una yurta. Fue matar dos pájaros de un tiro y ahorrarnos mucho tiempo, así como el autobús de la mugre que une cada día Nukus con Moynaq.

Nos ayudaron además a comprar los billetes de tren a Tashkent en la Estación de Urgench.

+ Khiva-Urgench: 1000 UZS (aprox 3€ total) para ir desde la puerta oeste de la ciudad de Khiva hasta la Estación de trenes de Urgench. Hay también un trolebus que comunica ambos lugares, pero en vez de tardar media hora necesita el triple de tiempo.

TAXI

En este caso habría que diferenciar entre los taxis oficiales y los falsos taxis. Los taxis oficiales son, obviamente más caros. Se les distingue por la placa de «taxi», aunque a ninguno se le ve un taxímetro, por lo que igualmente conviene negociar. Si te subes a uno sin haber dado precio… te cobrarán más de lo que tenías pensado te pongas como te pongas. Nosotros utilizamos un par para ir a la Estación de trenes de Tashkent (a reservar billetes y la mañana de ir en tren a Samarkanda) y definitivamente nos pidieron más que los falsos taxis.

Con falsos taxis me refiero a… casi todo el parque automovilístico de Uzbekistán (sobre todo Tashkent), ya que cualquiera te llevará a tu destino si llegas a un acuerdo con él. Basta con levantar el dedo índice (como si fueses a pedir persmiso en clase para ir al baño) y menos de un minuto pasará para que un ciudadano que esté conduciendo se detenga para preguntarte dónde quieres ir. Si el trayecto le conviene (y los soms también) te llevará sin ningún problema. La cuestión es que no se conocen demasiado el callejero (hablo de Tashkent) y tienes que tener muy claro que saben dónde tienes que ir. English spoken…CASI IMPOSIBLE.

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En la capital hay que pagar entre 3000 y 6000 UZS (1 y 2€) como máximo para un trayecto urbano de no más de 15 minutos. Por tanto hablamos de un medio económico y sumamente eficaz.

Algunos precios orientativos:

+ Aeropuerto Tashkent al centro: Máximo 10 dólares

+ Estación de Samarkanda al Registán: 6000 UZS

+ Registán de Samarkanda a Shah-i-Zinda: 4000 UZS

+ Chorsu Bazaar a Plaza de la Independencia (Tashkent): 4000 UZS

Mención especial a los taxis compartidos, un formato económico y eficaz para viajar. Lo utilizan mucho los locales, suelen salir de zonas concretas y salen cuando se llenan. En el caso de no querer apreturas se pueden comprar las tres plazas de atrás e ir acompañado de otra persona delante. Nosotros pagamos 30€ por tres plazas de un taxi compartido entre Samarkanda y Bukhara, y 40€ por el recorrido Bukhara-Khiva.

METRO

Tashkent es la única ciudad de Asia Central que cuenta con metro. Y montamos para verlo, ya que tiene algunas estaciones con cierta similitud a las del mítico metro de Moscú, muy ornamentadas. El coste del billete (en realidad es una ficha de plástico) es de 600 UZS (aprox 25 cénts de euro). Es curiosa la presencia de «vigilantes de la escaleras mecánicas» con sus puestos de control y todo.

EL ALOJAMIENTO DURANTE EL VIAJE A UZBEKISTÁN

En este viaje la anticipación a la hora de contratar alojamiento ha sido prácticamente nula. Me gusta cada vez más ir dejando los viajes totalmente abiertos, tener la posibilidad de dar un cambio de timón y no estar sujeto a reservas previas. Siempre recomiendo llevar algo hecho cuando se va a estar completamente seguro de que ese día es inamovible y vas a estar en un destino determinado, pero sin saber si vas a necesitar dos o tres días en un sitio, o si estás dispuesto a posibles cambios, lo mejor es buscar alojamiento in situ. Esa ha sido pues una premisa en Uzbekistán.

Sólo teníamos contratada la primera noche en Tashkent. Nada más. El resto lo fuimos haciendo sobre la marcha. Teníamos anotados algunos sitios y preferimos ver las habitaciones e intentar conseguir un buen precio. Porque en Uzbekistán se puede negociar el precio de las habitaciones, incluso en algunos casos en los hoteles de más categoría.

Generalmente no tardamos mucho en encontrar alojamiento, salvo el último día en Tashkent, que tuvimos un par de intentos fallidos.

Algo que hemos detectado en este país es que aún no cuenta con demasiados hoteles en los que sea posible hacer una reserva online. Supongo eso irá mejorando con el tiempo. Mientras tanto habrá que ir tirando de e-mails o incluso lo que hace mucha gente es recurrir a agencias cuando llega al país, quienes tienen convenios con un buen número de hoteles e incluso están autorizados a bajar los precios oficiales. No es mala opción.

Otro aspecto a tener en cuenta es que Tashkent es más caro que Samarkanda, ésta más cara que en Bukhara, y esta última más que Khiva. Es decir, se obtienen mejores precios cuanto más lejos de la capital se encuentre uno.

Suelen dar los precios en dólares, pero se puede pagar en euros y, por supuesto, en UZS. Aunque más adelante hablaré del dinero comprado en el mercado negro conviene aclarar que en los hoteles de más categoría (4 y 5 estrellas), y en casi todos los de Tashkent, se aplica la tasa oficial si se quiere pagar en soms. Mientras que en hoteles más bajos o guesthouses se aplica la tasa del mercado negro (black market rate).

En general hemos encontrado cierta calidad en lo que a alojamiento se refiere. Lo que hemos visto y contratado, salvo alguna excepción, estaba acorde a lo que íbamos buscando. Hay para todas las categorías en todas las ciudades, abundando todavía los hoteles rusos de cama dura y mobiliario de los años sesenta, pero sin que falte confortabilidad para quien la requiera.

He aquí todos nuestros alojamientos con los precios (de hab. doble/noche) y una opinión sobre los mismos:

+ Tashkent: Retro Palace (11 de julio), 52€ la doble por noche desayuno incl. (26€ pers/noche). Nuestro primer hotel situado en las cercanías de la Estación principal de Trenes de Tashkent fue el único que llevábamos reservado deRetro Palace Tashkent (fachada) antemano. Era de los pocos alojamientos en la capital que se podían contratar online de forma inmediata y nos aseguramos tener algo al llegar a la ciudad después de un largo viaje. Habitaciones limpias, con camas duras «muy a la rusa», wi-fi, piscina y una atención amable por parte de la encargada de la recepción. En su contra tiene que está ubicado en un barrio bastante «muerto», además de que el servicio de restaurante es tan caro como malo (cobran un 20% del servicio cuando lo máximo suele ser un 10%). Para pasar una noche sin más y marcharse a otro lado.

The Park Turon (22 de julio), 221000 UZS la doble por noche desayuno incl. (32€ pers/noche aprox). Un homenaje para nuestro último día en Uzbekistán después de haber probado suerte en el Gulnara y en el Uzbekistan Hotel, no teniendo éstos habitaciones para nosotros. Es un hotel de categoría realmente confortable con habitaciones bien equipadas y limpias, wi-fi, piscina, sauna, y restaurante. Sale ciertamente rentable si se paga con UZS adquiridos en el mercado negro, puesto que aplican la tasa oficial.

Habitación del Park Turon

+ Samarkanda: Hotel Asia Samarkand (12 y 13 de julio), 70 dólares americanos la doble por noche desayuno incl. (22€ pers/noche aprox). Reconozco que en este caso nos dejamos llevar por su extraordinaria cercanía a la Plaza del Registán (a 5 minutos a pie). Habitaciones grandes, cómodas y limpias, con wi-fi, piscina y restaurante. Pedían 90$, aunque a través de un contacto del Retro Palace de Tashkent conseguimos bajar el precio a 70$ (que pagaríamos en UZS). Desde nuestra ventana veíamos la gran cúpula de la Mezquita de Bibi Khanum. Sin duda un buen hotel para pasar una perfecta estancia en Samarkanda.

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+ Bukhara: Malikjon B&B House (14 y 15 de julio), 20 dólares americanos la doble por noche desayuno incl. (7€ pers/noche). Situado en Liab-i-Hauz, una zona céntrica muy ambientada y llena de hoteles, Bed&Breakfast y sitios para comer, lo encontramos tras sondear más posibilidades en la zona. Es la típica casona con patio, aire muy familiar y nos dieron una habitación sencilla con aire acondicionado. Un lugar modesto pero relativamente limpio y en el que sus dueños nos hicieron sentir como en nuestra propia casa. Suelen preparar el típico plov (arroz con carne y verduras) para cenar con un coste de 5$ por persona (aprox 3€). Nosotros es donde probamos el considerado plato nacional uzbeko.

+ Khiva: Hotel Arkanchi (16, 17, 19 y 20 de julio), 20 dólares americanos la doble por noche desayuno incl. (aprox lo equivalente a 7€/pers/noche  pagando en UZS). En el interior de Itchan Qala, el conjunto amurallado de la ciudad, se ubica el que está considerado el «primer hotel privado» que empezó a funcionar en Uzbekistán (en tiempos de la URSS sólo existían los hoteles estatales). El precio y la ubicación son sus puntos más fuertes. En contra tiene la mínima potencia de los aparatos de aire acondicionado y que en la planta baja vimos salir alguna que otra cucaracha procedente de las zonas ajardinadas. Puestos a elegir, mejor alojarse en la primera planta. Sencillo, sin más. Ni lo recomendamos ni lo dejamos de recomendar. Simplemente una opción asequible y segura cuando las plazas hoteleras escasean, puesto que tiene bastante capacidad.

Habitación del Arkanchi Hotel

+ Fortaleza del desierto de Ayaz Qala: Ayaz Qala Yurt Camp (18 de julio), 25 dólares americanos por persona y noche desayuno incl. (algo menos de 20€ pers/noche). Dormir en una yurta era otro de los objetivos de este viaje y es P1220435algo posible en pocos sitios de Uzbekistán, ya que esta tradición no está tan arraigada y apenas la mantienen los kazajos del norte. De hecho en el desierto de Kizyl Qum vimos unas cuantas yurtas esparcidas, por lo que aún queda una pequeña proporción de nómadas venidos de otras regiones de Asia Central. En Ayaz Qala hay un campo de yurtas preparado para los viajeros que deseen pasar una noche en el desierto, al amparo de la fortaleza, con las estrellas iluminando el cielo. Es algo caro y más aún lo es si se incluye la comida y la cena (pedían 40$), pero creo que al menos una noche puede valer la pena. Dispone de servicios y duchas con agua caliente. Y, por supuesto, a la que «maneja el cotarro» allí, Rano, una uzbeka encantadora que estuvo siempre pendiente de nosotros y que es digna de conocer…

La yurta nos sirvió de base para explorar a pie Ayaz Qala, así como salir hacia las otras fortalezas e incluso hacia el lago salado que tiene a unos veinte minutos andando. Pero, sobre todo, nos sirvió para desconectar, perder la total noción del tiempo y recordar los modos de vida nómadas que siempre se han dado en estas tierras tan de paso para sus gentes.

TOTAL GASTO ALOJAMIENTO POR PERSONA (2 semanas): 164 euros aproximadamente (* uno de los días dormimos en el tren, por lo que no se cuenta aquí)

LA CASA DE CAMBIO: MONEDA UTILIZADA EN UZBEKISTÁN

Este es un apartado que considero muy importante, por lo que voy a tratar de explicarlo lo mejor y más claro posible, ya que suele dar lugar a dudas entre quienes viajan a Uzbekistán. En primer lugar conviene saber que en cualquier sitio aceptan dólares y euros en todo momento, aunque sale ganando el que lleva dólares, ya tienden a hacer un cambio un tanto extraño que aminora el valor del euro (He llegado a escuchar «esto vale 100 dólares, o lo que es lo mismo 85 euros», cuando en realidad 100 dólares eran 70€).

A partir de aquí hablaré de la moneda local, el Som (UZS), que tiene una equivalencia respecto al euro tendente a moverse en la horquilla de 1€=2400 UZS aproximadamente (ver cotización oficial actual). En lo que respecta a dólares la cosa estaba en julio de 2011 algo así como 1$=1700 UZS aproximadamente (ver cotización oficial actual). Ese dinero sujeto a la tasa oficial se puede cambiar en aeropuertos, bancos, hoteles y, por supuesto, obtener de cajeros (en los casos que uno los encuentre y, sobre todo, funcionen).

Billetes uzbekos

Pero en Uzbekistán, dado que la cotización de su moneda lleva años yendo a la baja, la gente trata de utilizar la Black Market Rate o, lo que es lo mismo, la Tasa del Mercado negro. Es un subterfugio con el que uno puede conseguir bastante más UZS con sus dólares o euros, aunque siempre saliéndose de lo estrictamente legal. Así en los mercados, en las tiendas, en la calle… en todas partes ofrecen cambiar dinero a los extranjeros utilizando unos criterios de cotización bien diferentes pero que supone un beneficio para el que lleve moneda extranjera. Nos ofrecieron distintas tasas y, dado que íbamos cambiando de poco en poco, fuimos pidiendo cada vez más por nuestros euros hasta llegar al tope en ese momento. Si decía hace un instante que oficialmente 1€ equivalía a 2400 UZS, cambiando en lugares «extraoficiales» logramos conseguir que nos dieran 3400 UZS por cada euro. Quienes llevaban dólares podían recibir 2400 UZS por cada dólar (cuando la tasa oficial es de 1700 UZS por 1$). Con eso se consigue que con todo lo que se tenga que pagar en Soms o en los sitios en que tengan los precios en dólares/euros y apliquen el cambio oficial, se salga ganando.

No hay que pensar que esto se consigue con la mafia siciliana ni mucho menos. El taxista de turno, el señor de la frutería, el amigo de recepción e incluso la policía nos ha llegado a ofrecer cambiar dinero (en el Registán concretamente). Está a la orden del día. Simplemente conviene no llamar la atención demasiado cuando se haga dicho cambio y nada más, no supone peligro alguno. Aunque que nadie piense que se va a ir a forrar a Uzbekistán, ya que se declara en el aeropuerto/frontera terestre el dinero con el que se entra y con el que se sale. Este es un simple consejo para hacer en cantidades no demasiado grandes y salir ganando respecto a la tasa oficial.

Dado que el billete máximo de UZS es de 1000 (que no llega, por tanto a 30 cénts de euro), siempre te darán unos fajos considerables que, por una parte, te harán sentir millonario, y por la otra, te harán tener que guardar el dinero en bolsas. Por tanto lo primero que hay que hacer es… contarlo cuando te lo dén, a pesar de que es algo realmente cansino (nunca nos colaron billetes de menos de todas formas), y guardarlo bien en la mochila o donde sea como si fueses un capo de la droga con un montón de pasta.

Mi consejo es hacer los cambios en cantidades pequeñas, buscando siempre la tasa más a nuestro favor, y no cargarse de bolsas. Recomiendo que por persona y vez se hagan cambios de entre 50 y 100 euros. Nunca habrá problemas en conseguir dinero. Y de las malas siempre van a coger euros o dólares aunque sea para comprar una bolsa de pipas…

¡MUY IMPORTANTE!

 

Esta información corresponde al viaje que hicimos en 2011, pero la cosa ha cambiado y desde hace no demasiado tiempo se prohíbe cambiar en otro lugar que no sea la sede de un banco, por lo que ya este negocio aceptado por todos prácticamente ha dejado de existir.

Os lo explico todo lo que os contaba en el siguiente vídeo en el que cuento los fajos que nos acababan de dar:

Otra cuestión: Si en un hotel tienen puestos los precios en euros/dólares y quieres pagar en USZ sólo en los de categoría alta (y en gran parte de los de Tashkent) aplican siempre la tasa oficial. Ahí, por ejemplo, los viajeros salimos ganando si pagamos con Soms obtenidos con la Black Market Rate. En otros alojamientos tipo Guesthouse, Bed & Breakfast piden dólares o euros, pero si decides pagar con UZS te harán la cuenta con la cotización «del mercado negro». Ahí entonces nos quedamos igual (o peor si vamos con dinero cambiado oficialmente). Aquí van unos ejemplos:

+ El Park Turon pedía por una habitación doble 130 dólares americanos. No teníamos esa moneda, por lo que dedicimos pagar en UZS (ellos aplicaban la tasa oficial). Entonces multiplicaron 130 dólares x 1700 UZS (oficial), lo que da un resultado de 221000 UZS. Si cogemos esa cantidad y la pasamos a euros aplicando la tasa oficial supondría un desembolso aproximado de 92 euros. En cambio si la pasamos a euros aplicando la black market rate nos habremos gastado 65€. Siempre cuando se pague en UZS, por supuesto. Es decir, pagamos casi 30€ menos por llevar dinero cambiado «extraoficialmente».

+ El Malikjon B&B de Bukjara pedía por la doble 20 dólares americanos. Quisimos pagar en UZS, aunque ellos en este caso no aplicaban la tasa oficial sino la de 1$=2400 UZS, que es la del mercado negro. Por lo tanto aquí no obtuvimos ninguna ventaja, pero hubiésemos tenido que darles más dinero uzbeko en el caso de haber cambiado según la cotización oficial y legal.

Sobre la cuestión de pagar con tarjetas de crédito diré que en un 90% de los hoteles aceptan sólo dinero en efectivo, ya sean euros, dólares o Soms uzbekos. En los de cuatro (algunos) y cinco estrellas es posible esta opción, por lo que el uso de la tarjeta de crédito en el país es prácticamente nulo. En determinados comercios, los productos de un coste relativamente elevado (tienda de muebles antiguos o de alfombras), es posible que admitan el pago con tarjeta, pero aún así es complicado.

No se ven prácticamente cajeros en ningún sitio (donde más en la capital) y muchos de ellos «están casi de adorno» porque o no funcionan o no admiten tarjetas extranjeras. Es típica la escusa de «está estropeado». Son realmente escasos aquellos cajeros que funcionen correctamente con tarjetas de crédito o débito emitidas en el extranjero.

Resumiendo: Aceptan dólares y euros, convienen más los dólares que los euros, es más ventajoso cambiar dinero en el mercado negro y no se utilizan prácticamente nunca las tarjetas de crédito/débito.

UN INCISO SOBRE LA SEGURIDAD

Uzbekistán es un país completamente seguro, apto para viajar de forma independiente u organizada tanto solo como, por supuesto, acompañado. No hemos tenindo ni un solo problema y lo mismo nos han transmitido otros viajeros que hemos conocido.

Los índices de delincuencia son realmente bajos, aunque conviene no bajar nunca la guardia, se esté donde se esté. En las aglomeraciones conviene tener cuidado con posibles hurtos y mantener cierta prudencia y sentido común como se haría en cualquier parte. Vamos, lo que harías donde tú vives ni más ni menos.

La presencia de policías corruptos (sobre todo en el metro de Tashkent y a horas nocturnas) ha disminuído notablemente de un tiempo a esta parte. Haberlos, haylos, por supuesto, pero en los últimos años se ha incidido en la idea de que para traer turismo hay que hacer sentir cómodos a los turistas y no importunarlos. Era una propaganda demasiado pesada que aún no se ha retirado del todo en otros países del entorno.

Siendo un país con mayoría musulmana y lindando al sur con un país conflictivo como Afganistán mucha gente se preguntará al respecto. Y diré de forma tajante que Uzbekistán es muy tranquilo, su religiosidad es absolutamente relajada (80 años de aconfesionalidad impuesta por la URSS pesa lo suyo). Nada que ver con Irán o con países de Oriente Próximo. Es todo lo contrario, siendo posible que las mujeres entren a una mezquita sin velo e incluso comer cerdo en muchos restaurantes (una prohibición absoluta en otros países islámicos). Y encontrar alcohol es tan fácil como dar dos pasos. El vodka es el rey. Quiero decir con esto que no hay que preocuparse en absoluto ni pensar que estamos ante un Estado Islámico radical ni mucho menos. La zona «más islamizada» es el Valle del Fergana, donde hubo ciertos problemas hace años, pero el empeño de evitar cualquier tipo de foco terrorista en la zona es tal que las cosas parecen a priori bastante tranquilas por esa parte también.

Le recomendaría Uzbekistán a mi madre si quisiera ir sola. Con eso lo digo todo. Aún así siempre recomiendo estar atento a las últimas noticias porque vivimos en un mundo muy cambiante.

DOCUMENTACIÓN NECESARIA PARA VIAJAR A UZBEKISTÁN (APLICABLE A CIUDADANOS DE LA UE)

 Passport control

Los ciudadanos de la Unión Europea necesitábamos para entrar a Uzbekistán hasta 2019 un visado obtenido en la Embajada o Consulado correspondiente. Nosotros, de hecho, lo obtuvimos acudiendo de forma presencial a la Embajada de Uzbekistán en España situada en Madrid Pero informaciones recientes apuntan a que A PARTIR DEL 1 DE FEBRERO DE 2019 LOS CIUDADANOS ESPAÑOLES Y DE OTROS MUCHOS PAÍSES NO NECESITAN YA VISADO. 

Visado Uzbekistan (elrincondesele.com)

Más información sobre los visados a Uzbekistán (actualizado en 2019).

Conviene aclarar que, a diferencia de otros países del entorno, no se necesita Carta de invitación ni hay un seguro obligatorio para acceder al país. En este sentido entrar y moverse en Uzbekistán es más sencillo que hacerlo en Rusia, Kazajistán, Tajikistán, Kirguizistán y, por supuesto Turkmenistán, que es el más complejo de todos con diferencia.

DECLARACIÓN DE BIENES A LA ENTRADA/SALIDA: Al entrar al país se deben rellenar dos formularios exactamente iguales que dan en el avión, en el aeropuerto o en la frontera terrestre por la que se acceda (los hay en ruso y en inglés). Son para declarar los bienes con los que se entra a Uzbekistán tanto económicos como otros del tipo ordenadores, cámaras de vídeo o de fotos, móviles, etc… Uno te lo quedas tú y otro se lo quedan ellos, pero sellan ambos. Ese papelito debe uno llevarlo siempre consigo y no perderlo bajo ningún concepto porque lo reclamarán en aduanas a la hora de salir y lo cotejarán con el que se rellene a la salida. Tratan de asegurar que la gente no salga con más dinero o bienes con los que vinieron.

Por ejemplo:

DINERO

Tipo de moneda: EURO. Cantidad en número: 500. Cantidad en letras: FIVE HUNDRED
Tipo de moneda: DOLAR: Cantidad en número: 150. Cantidad en letras: ONE HUNDRED FIFTY

BIENES

Videocamera Sony Handycam. Cantidad 1; Valor aproximado (en dólares): 600$
Neetbook Toshiba. Cantidad 1; Valor aproximado (en dólares): 500$

REGISTRO DE LOS HOTELES: Hasta no hace demasiado en Uzbekistán, al igual que en otros países de Asia Central donde se sigue aplicando, había que registrarse en una oficina de la policía OVIR (la hay en cada ciudad) indicando dónde te alojabas junto a un justificante del hotel. Ahora ya no es necesario hacer este aburrido trámite y son los hoteles los que lo hacen por tí. Pero aún así debes asegurarte de que te den un papelito sellado por ellos confirmando que has estado alojado en el hotel, B&B o guesthouse en cuestión, ya que te lo piden en el aeropuerto/frontera terrestre e incluso puede reclamártelo la policía en un control de documentación rutinario.

En este caso el problema es para las estancias en casas de uzbekos o si se quiere hacer acampada libre, que no existe papelito en cuestión. No pasa nada por no tener para todos y cada uno de los días, pero conviene llevar registros de prácticamente todos los días. Hay quien llega a un acuerdo con hoteles para que les rellenen los registros como si fueran a estar x tiempo y así poder tener una justificación de su estancia. Es, sin duda, un verdadero atraso, una oda a la burocracia excesiva y rimbombante que todavía estos países arrastran de los tiempos de la URSS. Esperemos las cosas se vayan agilizando poco a poco.

NOTA IMPORTANTE: Esta información está actualizada en agosto de 2011 (datos obtenidos en la web de la Embajada uzbeka en España www.uzbekembassy.es). Siempre la cuestión de visados, documentación y registros tanto de este como de cualquier país es cambiante, por lo que lo mejor sigue siendo informarse en las Embajadas/Consulados correspondientes o en los datos que se ofrecen en las Recomendaciones de viaje del Ministerio de Asuntos Exteriores. En el caso de que la información que aquí aparezca se encuentre desactualizada, hacedmelo saber y acoplaré los cambios pertinentes lo antes posible.

RECOMENDABLE UN BUEN SEGURO DE VIAJE PARA VIAJAR A UZBEKISTÁN

Cuando viajamos al extranjero nos conviene estar protegidos por todo lo que pueda pasar. No conviene hacer un viaje de este tipo sin una buena póliza que nos cubra en el destino ante posibles accidentes, enfermedades o contratiempos que puedan suponernos un sobrecoste (la hospitalización o atención médica en muchos países, incluyendo Uzbekistán, es extremadamente cara).  En mi caso para viajar utilizo el Seguro de viajes de IATI porque me parece que cuenta con una cobertura superior a la media, te adelantan el dinero si sucede algún problema y ofrecen un trato personalizado. Los lectores de este blog pueden contratar el Seguro de viajes de IATI que mejor se adecué a lo que están buscando con un 5% de descuento (que se aplica de forma directa entrando por este enlace o pinchando en la imagen).

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CONSEJOS VENDO…

– Cambiar dinero de poco en poco para evitar ir cargados de fajos. Y si es a través del mercado negro, mejor, ya que sale más rentable.

– Es preferible llevar dólares que euros, ya que hacen la cotización de ambos «a su manera» y los que vamos con euros salimos perdiendo.

– No olvidarse de recopilar todos los papelitos de registro de los hoteles. Los tendrás que presentar al abandonar el país.Y no hay que perder, bajo ningún concepto, el papel que hemos rellenado en la aduana del punto de entrada (por aire o por tierra).

– No pagar nunca más de 2000 sums por una botella de agua (grande), 5000 por un refresco o una cerveza fría ni 6000 por un taxi en cualquier ciudad.

– El mejor lugar para las compras es Bukhara.

– En Khiva súbete por la tarde, a eso de las seis, al mirador del Kunya Ark. Son las mejores vistas de la ciudad. Mejores incluso que las del minarete Islam-Hoja (y menos agotadoras).

– Trata de entrar a un cementerio uzbeko. Graban en la piedra a la perfección los rostros de los «yacentes». Muy curioso y, sobre todo, muy macabro.

– Aquí se negocia por absolutamente todo, hoteles incluidos. Sé parte del juego y no te subas a un taxi sin haber acordado precio.

LO + Y LO – DEL VIAJE

Siempre dentro de un viaje aparecen cosas que nos fascinan y otras que nos desagradan o nos hacen menos gracia. Veamos algunas de nuestro paso por Uzbekistán.

LO + DEL VIAJE

– La gente en Uzbekistán fue realmente amable con nosotros. Siempre estaban en disposición de ayudarnos para lo que necesitáramos y suele bastar con mirarles a los ojos para que te brinden la más sincera de sus sonrisas.

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Dormir en una yurta en pleno desierto de Kizyl Qum con un cielo totalmente estrellado y un silencio totalmente perceptible.

– Los monumentos de Samarkanda son extraordinarios: El Registán, Gur-a-emir y Shah-i-Zinda son realmente incomparables.

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– El color azul de las cúpulas de mezquitas y madrasas tienen un efecto hipnótico que te impide dejar de mirarlas.

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– Las vistas desde la torre del Kunya Ark de Khiva. Las mejores de la ciudad con diferencia.

– El Kalon Minor (Minarete de Kalon) de Bukhara es el centro de uno de los conjuntos monumentales más impactantes de todo el país. Para nosotros, sin duda, fue nuestro preferido.

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– La luminosidad de Uzbekistán lo convierten en un paraíso para los amantes de la fotografía.

– Los zocos cubiertos de Bukhara cuentan con un encanto especial.

– Las brochetas de pollo de Liab-i-Hauz (Bukhara) son soberbias.

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– La tienda de marionetas de Khiva, cuyo nombre es «Ali Baba y los 40 ladrones» (bajo el Minarete inacabado).

– La gente que nos hemos ido encontrando por el camino, viajeros de tomo y lomo venidos de todas partes del mundo para poner sus pies en la emblemática «Ruta de la seda».

– Sacar a la República Autónoma de Karakalpakstán de nuestro más profundo desconocimiento.

– Subirnos a los barcos del Mar de Aral atracados en la arena y tener con nosotros la sensación de estar en «uno de esos lugares tan remotos».

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– La primera vez que nos quedamos pasmados mirando el Registán de Samarkanda. Creí ver una aparición del mismísimo Marco Polo.

– Subir a lo alto de la fortaleza de Ayaz Qala, atalaya fundida en barro con la colina en la que está posada desde hace siglos.

– Echar una partida a las tres en raya y tener a una docena de críos alrededor nuestro observándola con pura pasión.

– Levantar el dedo índice y que en menos de un minuto pudiéramos subirnos a un coche

LO – DEL VIAJE

– Las largas esperas para salir del Aeropuerto de Tashkent que nos llevaron más de dos horas.

– La carretera de Bukhara a Khiva. 8 horas de tragar polvo, baches a tutiplén, camiones a punto de depositar su carga encima tuyo, calor a mansalva en pleno desierto de Kizyl Qum. Afortunadamente están haciendo una nueva, pero mientras se finaliza el viajero vivirá aquí el que probablemente sea el trayecto más agotador.

– Los baños en estaciones y paradas de carretera se pueden definir como «las letrinas del infierno». Hay quien se cayó en sus agujeros y nunca regresó.

– La gastronomía uzbeka es poco variada. Lo que tiene es bueno, pero en los restaurantes te dan para elegir dos o tres platos que vienen a ser lo mismo.

– Los trenes uzbekos no cuentan precisamente con puntualidad suiza. Los retrasos son bastante habituales, y esto es algo a tener en cuenta a la hora de planificar tu viaje.

– Que el billete más alto de la moneda local corresponda a 30/40 cénts de euro hace que tengas que llevar encima unos fajos de dinero considerables. Ya no vale riñonera sino hacer bastante hueco a la mochila.

– La reciente prohibición del gobierno uzbeko a las llamadas a la oración desde las mezquitas le quita un poco de magia a las ciudades.

– Casi nadie habla inglés y hay que tenerlo en cuenta, aunque siempre poniendo uno de su parte se puede llegar a entender con todo el mundo.

– El mayor desastre ecológico realizado por el ser humano en Asia Central tiene nombres y apellidos: Mar de Aral.

– La pervivencia de los núcleos soviéticos horrendos en los que la arquitectura brutalista tuvo cabida.

ARTÍCULOS/RELATOS DE UZBEKISTÁN

Todos aquellos escritos publicados en www.elrincondesele.com que tengan que ver con Uzbekistán los iré incluyendo a continuación:

Los Reflejos azules de Samarkanda I

Los Reflejos azules de Samarkanda II

La magia de una humilde tienda de marionetas de Khiva

La experiencia de dormir en una yurta en Uzbekistán

Bukhara, la belleza del espíritu I

Bukhara, la belleza del espíritu II

Oxidados barcos varados en un desierto llamado Mar de Aral

– Viajando a Khiva, la ciudad de las mil y una noches

INTERVENCIONES RADIOFÓNICAS

Conversando sobre Uzbekistán en la radio (Que no te lo cuenten)

Espero que esta recopilación de información y notas tomadas durante el viaje os hayan dado algo más de luz en torno a un país no demasiado conocido y os entren ganas de seguir los pasos del gran Marco Polo. Uzbekistán es un lugar en el que los viajeros sentirán que las huellas de sus pasos se quedarán en el interior de la senda más legendaria y enigmática que uno se pueda imaginar. Tiene muchas razones para considerársele un destino capaz de entusiasmar y, sobre todo, de emocionar.

Un viaje a la Historia del mundo…

183 Respuestas a “Guía Práctica del viaje a Uzbekistán: Un país de seda”