Guía de un viaje en coche por Valonia (Bélgica)
Soy consciente de que en la literatura viajera está muy manido ya ese concepto de «la gran desconocida». Por eso prometo no escribir ni una sola vez que la región valona lo es. Prefiero de largo resaltar que Valonia se trata de una bonita sorpresa, de un punto en el corazón de Europa con coraje medieval, frondosos bosques y un encantador acento francés con espuma de cerveza. Pero tan tímida que nunca ha pretendido ir de protagonista, que no copa portadas y que prefiere que quien llegue a ella lo haga no sabiendo del todo lo que se va a encontrar. De ese modo, en mi enésimo retorno a Bélgica tuve el firme propósito de llevar a cabo una ruta en coche por Valonia que me mostrara ciudades cargadas de historia, pueblos encantadores, castillos medievales, paisajes de relumbrón, así como lugares para pedalearlos en bicicleta y, en definitiva, dejarme sorprender.
Tras regresar de mi periplo belga me gustaría compartir con vosotros los detalles de este viaje en coche por Valonia a través de una breve guía práctica. En ella aparecen los lugares de recomendable visita, así como los pasos para seguir y repetir una ruta maravillosa en una región de Bélgica en la que hay muchas cosas que ver y que hacer. Un recorrido que es capaz de devolver al viajero la sensación de una Europa no demasiado trillada y de la que aún no se ha contado todo.
VALONIA, ALGO MÁS QUE UN IDILIO
Me confieso «repetidor en Valonia». Antes de esta nueva andadura había tenido la suerte de viajar dos veces por la zona. La primera hace ya unos cuantos años en que la utilicé como trampolín en una escapada a Luxemburgo desde el aeropuerto valón de Charleroi. Fue con mi madre como acompañante y nos guardamos algo de tiempo para visitar las ciudades de Namur (capital de la región) y Dinant, una de las estampas más hermosas de toda Bélgica.
Años más tarde regresaría a Valonia para acudir a la fiesta de inauguración de Mons como Capital Cultural Europea (2015), con una puesta de largo excepcional, retazos de Van Gogh (el cual vivió en la zona durante una temporada) y una espectacular Grand Place.
Pero tenía pendiente un recorrido más sosegado, detenerme en pueblos, adentrarme en el salvaje y frondoso sur de Las Ardenas y, por tanto, salir a conocer más sitios muchos de los cuales no había escuchado hablar anteriormente. Soy muy aficionado a las rutas en coche en Francia (ejemplo: Midi-Pyrénées, Valle del Loira, Provenza/Costa Azul, etc.) y esta vez el objetivo lo tenía puesto algo más al norte, en Bélgica, y concretamente en la Región francófona del europeo.
HOJA DE RUTA DEL VIAJE EN COCHE A VALONIA
Dado que contaba para esta ocasión con cuatro días completos (llegaba un lunes a Bruselas a eso de las 8:30 de la mañana y me marcharía un jueves por la noche) tenía que asumir cuanto antes que no podía hacer todo, que había que dejar muchas cosas en el camino y, a ser posible, regresar en años sucesivos para completar toda la colección de lugares que tiene para ver Valonia. Pero sí deseaba llevar a cabo una ruta medianamente lógica, alejarme al máximo de Bruselas el primer día para ir acercándome a la capital belga poco a poco, terminando, por ejemplo, en la capital valona, Namur.
El mapa con el recorrido realizado en Valonia
El punto de partida del viaje fue el propio aeropuerto bruselense de Zaventem. Ahí pondría a cero el kilometraje del vehículo de alquiler para iniciar un recorrido que me llevaría a Bouillon, lo más al sur posible de Bélgica, realizando alguna parada interesante por el camino (como el castillo de Celles-Vêves). Pasaría dos noches en la propia Bouillon para recorrer la versión más medieval de las Ardenas (y hacer un poco de mountain bike) antes de ir regresando a Dinant/Namur y alrededores.
Mi interés máximo estaba, sobre todo, en pueblos con encanto, cascos históricos bien preservados, castillos de los tiempos de las Cruzadas e internarme en los profundos bosques valones que poco o nada han cambiado en miles de años. Cada día llevaba a cabo como mínimo dos ó tres visitas, aprovechando que muchos de los lugares propuestos tenían unas dimensiones lo bastante asimilables. A continuación podéis consultar el mapa con la ruta completa en coche por Valonia:
(Inicio de ruta en el aeropuerto de Bruselas) Castillo de Vêves – Bouillon y alrededores (Tumba del Gigante, Botassart, Rochehaut, etc.) – Chassepierre – Abadía de Orval – Herbeumont – Sedan (Ardenas francesas) – Grutas de Han y Parque de naturaleza – Castillo de Lavaux Sainte Anne – Dinant- Namur – Crupet – Namur (Final de ruta en el aeropuerto de Bruselas)
Por supuesto, son muchas las cosas que se han quedado en el tintero (a la mente me viene un descarte obligado de última hora como fue Durbuy, que sí estaba en los planes, o las localidades históricas de Waterloo y Tournai). Pero eran cuatro días y abarcar más de lo meramente posible hubiera sido un error. Además, siempre hay que dejarse lugares para tener excusas de cara a regresar…
¿QUÉ VER EN VALONIA? NOTAS ACERCA DE LOS LUGARES VISITADOS
¿Me acompañáis a recorrer Valonia? A continuación os muestro uno por uno todos los lugares que pude ver en la región francófona de Bélgica a través de un apasionante viaje por carretera.
Castillo de Celles-Vêves
Para los apasionados de los castillos debo decir que Valonia es un auténtico vivero de fortines medievales de gran belleza. Así que no es de extrañar que mi primera parada en ruta nada más tomar el coche de alquiler fuese precisamente un castillo. A poco más de una decena de kilómetros de Dinant el Chateau de Celles-Vêves, o simplemente el «castillo de Vêves» está entre los monumentos más hermosos y delicados de Bélgica. Sus cinco torreones circulares, rematados con los característicos tejados cónicos en punta que dibujan los cuentos de toda la vida, narran la historia del señorío de Beaufort.
Se trata de uno mejores ejemplos de arquitectura militar del siglo XV, con una ubicación estratégica en la ruta que une Dinant con Rochefort y que lo convirtió en un elemento defensivo esencial en aquellas tierras. Pero con el tiempo, al igual que en el Valle del Loira (Francia) su función durante el Renacimiento pasó a ser el de ostentosa residencia aristocrática y, por tanto, sufrió una completa reforma para hacerlo más habitable según los conceptos de la época. El mobiliario actual corresponde al siglo XVIII, previo a los tiempos revolucionarios que se hicieron notar en los castillos y palacios de media Europa.
El castillo de Vêves no abre todo el año, permaneciendo cerrado durante el invierno. Horarios:
- Entre abril y finales de junio abre de 10:00 h a 17:00 h.
- Julio agosto, abre todos los días desde las 10:00 h hasta las 17:30 h.
- Septiembre y octubre de 10:00 h a 17:00 h
- Hay algunos sábados que lo alquilan para eventos y, a veces, cierran por la tarde.
El precio individual de entrada es de 8€ (reducción por grupos, estudiantes y si se combina la entrada con el castillo de Freyr).
NOTA: Desde el castillo de Vêves se divisa otro castillo medieval conocido como le chateau Miranda (o de Noisy), de estilo neogótico y que parece el escenario de una película de miedo. Se salva la fachada pero por dentro está abandonado, en estado de ruina, y no están permitidas las visitas.
Bouillon
En el corazón medieval de las Ardenas, emplazado entre los meandros del inquieto río Semois, nace Bouillon con una gran fortaleza siempre a la vista. El excepcional castillo de Bouillon impone no sólo por sus dimensiones y su excepcional estado de conservación sino también por su gran historia. El espíritu de su más famoso ocupante, Godofredo de Bouillon, está en cada muro y cada recoveco. Y es que la que fuera una de sus posesiones más preciadas fue vendida por él mismo para sufragar las primeras Cruzadas en Tierra Santa, en las que llegaría a Jerusalén para declinar ser nombrado Rey donde sólo podía serlo Cristo. Sí aceptó con agrado ser el primer protector del Santo Sepulcro (y para muchos su figura esconde el nacimiento del Priorato de Sión).
Ni que decir tiene que la protagonista en Bouillon es la visita a la que se considera una de las mejores fortalezas feudales del medievo en Europa. Y para la que hace falta suficiente tiempo (entre 1 y 2 horas), porque el tamaño del monumento así lo requiere. El precio de entrada es de 7€ y, aunque se puede hacer la visita guiada (no en castellano) o audioguiada, no resulta necesaria porque es realmente intuitiva para hacer por cuenta propia. Hay que seguir unos números para saber dónde ir y venir a lo largo de un recorrido por oscuras galerías, corredores, grandes salones, torres de vigilancia o adarves de la muralla.
En el Patio de armas se organizan además espectáculos de cetrería (sólo entre los meses de marzo a noviembre), lo que hace que sean muchas las familias con niños las que visitan el castillo. Muy interesantes son las mazmorras así como las espectaculares vistas de la Torre de Austria. Pero cabe destacar toda la fortificación en su conjunto e imaginarse cómo debía ser la vida en la misma durante la época de las Cruzadas.
Alrededores de Bouillon (con o sin bicicleta)
Además del castillo, el viejo barrio bretón o la vida a orillas del Semois me interesaba otra faceta de Bouillon, que es su entorno natural. Los paisajes que rodean la localidad tienen que ver con un mar verde de colinas con densísimos bosques, puentes medievales o caserones antiguos integrados en la naturaleza. Muchos de ellos asequibles a pie, en coche y, por supuesto en bicicleta. Aprovechando que en 2016 estaba marcado como el año del cicloturismo en Valonia pensé podía estar muy bien hacer una pequeña ruta en bicicleta por los alrededores de Bouillon. Es tremendamente fácil alquilarse una bici en Bélgica y cada vez hay más hoteles con el distintivo Bienvenue Vélo que están completamente preparados para todo tipo de cicloturistas (espacio para bicicletas, alquileres, asesoramiento en rutas, etc.).
La página oficial en castellano de la Oficina de Turismo de Bruselas-Valonia cuenta con una sección dedicada en exclusiva al cicloturismo donde uno puede obtener información al detalle de recorridos, agenda de eventos relacionados con el ciclismo o los tours en bici, una guía práctica, folletos para descargar, vídeos o aplicaciones para el smartphone.
El objetivo predilecto del área de Bouillon para hacer en bicicleta es la conocida como Tumba del Gigante (Le tombeau du Géant). Se trata de un meandro del Semois que abraza lo que parece una pequeña y arbolada isla que según cuenta la Leyenda dio sepultura a un gigante que se arrojó al vacío antes de que le apresaran los romanos. Las vistas son magníficas y se puede hacer ida y vuelta (parando mucho) en media mañana.
También cabe destacar:
+ Rochehaut: El pueblo tiene muchísimo encanto y las panorámicas de Frahan recuerdan a las de la Tumba del Gigante, aunque con casas abajo. Además la iglesia de Saint-Firmin de Rochehaut es muy recomendable por su originalidad, sobre todo su interior, con unos techos abovedados completamente pintados.
RECOMENDACIÓN: No te pierdas el artículo: A pedales en Valonia en la tierra del gran Godofredo sobre mi experiencia en bicicleta por la región.
Chassepierre
A 25 km al sudeste de Bouillon por la carretera N83 (y por la que hay que ir para llegar a la abadía de Orval, a 10 minutos en coche) se encuentra uno de los pueblos que se incluyen dentro de la lista de los pueblos más bellos de Valonia (Les plus beaux villages de Wallonie). Chassepierre, que quiere decir «Casa de piedra» es una pequeña aldea a la que sólo le limita la carretera (y la frontera francesa) en la que se conservan casonas de los siglos XVIII y XIX.
Mi consejo no sólo es entrar al pueblo sino contemplarlo y, por supuesto, tomarle fotos desde un mirador que tiene por encima suyo en la propia carretera N83 (y que viene señalizada). El entorno es magnífico.
Todos los veranos y desde hace ya cuatro décadas en Chassepierre se celebra Le Festival International des Arts de la Rue con muchísimas actuaciones en las calles (y praderas) del pueblo. En 2016 tendrá lugar en los días 21 y 22 de agosto.
Abadía de Orval
La abadía Notre-Dame d’Orval fue fundada en el año 1132 logrando ser uno de los principales monasterios cistercienses durante la Edad Media en Europa. Se cuenta que aquí le fue mostrado un viejo libro a Nostradamus que utilizó para elaborar algunas de sus teorías proféticas. Y es que en Orval, al parecer, los monjes copiaron valiosos y secretos manuscritos procedentes de las Cruzadas. Su importancia es tal que, a pesar de quedar en estado de semi-ruina tras ser saqueado durante la Revolución francesa, constituye uno de los mejores ejemplos que existen en toda Bélgica de monasterios trapenses (de estricto recogimiento).
El monasterio fue reconstruido y ampliado tras la I Guerra Mundial, dejando las ruinas románicas tal cual quedaron. Hoy se puede visitar tanto la estructura que se conserva en el siglo XII (y que me recordó a las abadías abandonadas de Yorkshire en Inglaterra) así como algunos de los nuevos edificios que forman la iglesia, el museo de la farmacia (junto a un jardín de plantas medicinales) e incluso de la cerveza. En Orval precisamente se elabora una de las mejores cervezas belgas, al igual que quesos, aunque esa parte se excluye de la visita meramente turística.
Los restos de la vieja abadía románica dan para tomar fotografías e imaginarse cómo debió ser durante la época medieval. Uno allí siente fácilmente cómo aquel es un lugar lleno de secretos y misterios que nunca encontrarán la luz.
El precio de la entrada a Orval es de 6€ y la visita se puede hacer tanto por libre como guiada (ésta última tiene una duración estimada de 2 horas, aunque se realiza en francés o neerlandés). Entre noviembre y febrero abre todos los días de 10:30 a 17:30. Los meses de marzo, mayo y octubre lo hace de 9:30 a 18:00, mientras que en verano (junio a septiembre, incluidos) lo hace de 9:30 a 18:00.
La visita a la abadía de Orval me parece uno de los grandes IMPRESCINDIBLES de todo viaje a Valonia. Merece la pena. Particularmente creo que allí pasé algunos de los mejores momentos en ruta.
Castillo de Herbeumont
Regresando por la N-83 en dirección Bouillon y poco después de pasar por Chassepierre aparece un desvío a mano derecho que lleva a Herbeumont. No se trata de uno de los lugares más conocidos de Bélgica, ni siquiera de las Ardenas, pero para los amantes de los castillos y las ruinas nos deja un bonito recuerdo. Sobre lo alto de una colina se halla el castillo de Herbeumont, fortaleza que tuviera como dueño a Évrard de La Marck (1365-1440), quien fuera uno de los señores feudales más ricos y poderosos en la Europa de finales del siglo XIV y la primera mitad del XV.
El castillo no es muy grande y se encuentra en ruinas. Es posible acceder gratuitamente a su interior o pasear alrededor de las murallas. Cuando se hace esto último se accede a unas panorámicas extraordinarias que muestran una extensión prácticamente interminable de bosques de las Ardenas.
Recientemente se está promocionando en la zona lo que se conoce como «La ruta de La Marck», que agrupa cuatro castillos señoriales que llegaron a pertenecer a la misma familia como son Bouillon, Herbeumont, Neufchâteau (del que queda muy poco), así como Fort Sedan, este último situado en Francia a escasos kilómetros de la frontera.
Castillo de Sedán (Ardenas francesas)
En este punto damos un salto momentáneo (y necesario) de Valonia a Francia cruzando una frontera de papel, inapreciable si no fuera por el aviso del GPS del coche. Sedán (Sedan en francés) está dentro ya de otro país pero sigue formando parte de las Ardenas y mantiene un hilo histórico y cultural muy estrecho con el sur de Valonia. A 15 minutos desde Bouillon se alza el considerado como mayor castillo fortificado de toda Europa, otro de los fortines de «la ruta de La Marck». Con nada menos que 35.000 metros cuadrados distribuidos en 7 niveles hace que caminar por él, tanto en el interior como alrededor, lleve bastante tiempo. Y a su vez sea un viaje en el que es necesario retroceder varios siglos para situarse del todo en esta joya medieval sólo comparable en la zona al castillo de Bouillon.
Su inmenso tamaño lo vuelve realmente imponente. El Chateau Fort de Sedan hospedó a cinco reyes de Francia, vio nacer al Mariscal Turenne y formó parte de numerosas guerras (franco-prusiana, I Guerra Mundial y II Guerra Mundial, ya que se ubica en plena línea Maginot).
No pude evitar cruzar la frontera y hacer una visita ya por la tarde, aunque me encontré con parte de sus instalaciones cerradas.
Las Grutas de Han + Parc animalier
Para ir hasta Han-sur-Lesse y visitar las cuevas más famosas de Bélgica conviene hacer un recorrido dirección norte desde Bouillon de unos 47 km (aprox 40 minutos). En el mismo centro del pueblo hay un espacio que recibe a los visitantes y donde se pueden adquirir las entradas para visitar las grutas así como una especie de safari park de 250 hectáreas en que se pueden observar diversas especies europeas como lobos, osos, linces, bisontes, ciervos, cabras montesas, etc. También se puede comprar una entrada conjunta.
Yo hice las dos visitas. En primer lugar pasé al interior de las cuevas, a las que se llega en un tranvía de época (están a 2km del pueblo) que te deja en la puerta de las mismas. Estas grutas son el resultado de la erosión del río Lesse durante millones de años en una colina. Allí durante un largo sendero de casi 3 kilómetros en una visita guiada que viene a durar casi hora y media, se puede apreciar una magnífica conjunción de estalactitas y estalagmitas. Cada sala tiene un nombre, así como algunas de las figuras de piedra como el «minarete». La visita es entretenida aunque en ocasiones es posible que termine haciéndose algo larga, aunque no existe otro remedio tratándose de un recorrido con semejante longitud de puerta a puerta.
En el lugar donde se ubican estas grutas se mantiene un parque de naturaleza que recuerda a Cabárceno, aunque con fauna procedente del continente europeo. La visita se puede hacer con guía en un vehículo de safari que parece un tranvía e incluso a pie por cuenta propia e invirtiendo el tiempo que sea necesario. Los paisajes, que no se han alterado, son fabulosos y uno tiene la oportunidad de mirar a los ojos a la que para mí son dos de las especies más bellas que tenemos en Europa (aunque cada vez menos), los lobos y los linces. Esta se trata, sin duda, de una opción perfecta para familias y, de hecho, es uno de los espacios que más turistas recibe Valonia.
La visita es posible hacerla por separado y de manera conjunta (cuevas + parque). Si se realizan ambas hay que echarle prácticamente todo el día. El precio de la entrada a la gruta o al parque es de 17€, aunque si se hacen ambos la tarifa es de 27,50€. Abre todo el año salvo en el invierno. Más información en la página web www.grotte-de-han.be.
Castillo de Lavaux-Sainte-Anne
Volviendo por la carretera que va hacia Dinant desde Han-sur-Lesse, a tan sólo 8 kilómetros, aparece un castillo rodeado de un foso y extensos jardines que bien podría formar parte de la colección de castillos del Loira. Pasado medieval con una capilla dedicada entonces a Santa Ana y maneras renacentistas dadas por el Barón Reynard de Rouveroy, quien compró la fortificación para convertirlo en su retiro preferido así como en su coto de caza particular.
El precio de la entrada es de 8€ y comprende tanto el castillo como los jardines (con una interesantísima diversidad botánica y en la que se pueden observar numerosas especies de aves). La vuelta al foso permite las mejores fotos, mientras que el interior muestra una pomposidad un tanto «hortera» de quienes se ocuparon de recargar paredes y mobiliario con un número ingente de trofeos de caza. Cuenta con tres museos diferenciados. Uno tiene que ver con la vida señorial durante el Renacimiento. Otro con la vida rural. Y el último, por supuesto, con la caza.
NOTA: El castillo abre todo el año de miércoles a domingo, y a diario durante las vacaciones escolares (verano, semana santa, etc.) entre las 10:00 y las 18:00 horas.
Dinant
Continué el viaje desde el castillo de Lavaux (28 km) para arribar a la niña mimada del río Mosa. Dinant, la misma que vio nacer al inventor del saxofón, Adolphe Sax, se trata de largo la ciudad más fotogénica, pintoresca y original de Valonia. Atrapada entre un acantilado rocoso y las aguas del río, es incapaz de crecer más allá de las orillas del Mosa. Por encima la ciudadela medieval (a la que se puede subir en teleférico si no se quieren hacer los más de 400 escalones que la separan de la calle) domina por completo el que fuera uno de los enclaves comerciales más importantes durante la Edad Media.
Por debajo la Colegiata de Nuestra Señora escapa de su encajonamiento a través de la verticalidad de su campanario rematado en un tejado en forma de bulbo. El interior, una amalgama de estilos, permite disfrutar de la luz de colores de espléndidas vidrieras, algunas de las cuales superan con creces el tamaño de las catedrales góticas más grandes de Europa.
Pero para mí lo mejor de Dinant está en poderla disfrutar desde el puente Charles de Gaulle (quien fue herido en esta ciudad durante la I Guerra Mundial), convertido actualmente en un homenaje al saxofón. Y es que hay varios diseños de distintos países que recuerdan que en esta ciudad valona nació el padre de este instrumento esencial en géneros musicales como el jazz. Con saxofones y banderas el mero hecho de atravesar el puente y cruzar a la orilla opuesta permite tener imágenes de auténtica postal de la que reconozco es mi predilecta de la región valona.
En Dinant también se puede visitar la casa-museo de Adolphe Sax, así como la curiosa casa de la pataphonie donde se muestran instrumentos musicales realizados con instrumentos de nuestra vida cotidiana. Y a tan sólo 1 kilómetro también a orillas del Mosa se puede conocer la Abadía Leffe (dondese hacía aquí la famosa cerveza durante siglos, aunque ahora se trasladó a Lovaina), pero sólo admite visitas los miércoles y domingos a las 15:00 horas (entrada gratuita). En sentido opuesto, a escasos 6 kilómetros, se encuentra el castillo renacentista de Freyr, que fuera durane un largo tiempo la residencia de verano de los duques de Beaufort-Spontin. La entrada, que cuesta 8€, incluye el acceso a unos extensos jardines en terrazas que cuentan con diversos laberintos realizados aprovechando la vegetación (Horarios: Julio y agosto abren diariamente salvo los lunes de 10:00 a 17:00 horas. El resto del año tan sólo lo abren los fines de semana y días festivos).
Namur
Entre Dinant y Namur hay una distancia que no alcanza los 30 kilómetros. Se acerca el fin de esta ruta en coche por Valonia, pero lo hacemos en un sorprendente escenario como es la capital de la región. Namur, con algo más de 100.000 habitantes, se sitúa en la confluencia de los ríos Sambre y Mosa, vigilada por una enorme ciudadela que antes fuera un castillo merovingio así como un poderoso fortín de las tropas españolas en los tiempos de los Tercios.
Tuve la suerte de realizar una ruta de un día por Namur a pie, en bicicleta, en coche (para ir a un pueblo cercano) e incluso en barco. Si en mi primera vez en la ciudad hicimos caminando buena parte del casco histórico, así como la ciudadela, esta vez me animé a hacer una ruta en bici. Recogí una bicicleta en una casa de alquiler junto a la estación de trenes y recorrí algunas de las principales localizaciones de la capital valona tales como la catedral «italianizada» de Saint Aubain (que guarda el corazón de Juan de Austria), el templo jesuita de Saint Loup (con una impresionante bóveda) o el ajetreo de la Place d’Armes donde destacan el edificio del congreso y un campanario civil (Beffroi) de la época medieval que es Patrimonio de la Humanidad UNESCO.
A continuación podéis ver un mapa que detalle el recorrido que llevé a cabo en bicicleta por Namur y que explico más detalladamente en el artículo Pedaleando en Valonia por las tierras del Gran Godofredo:
Para el final dejé la ciudadela, aunque esta visita, que no sólo deja buenas panorámicas y un mejor sabor de boca, requiere dedicarle tiempo por sus impresionantes dimensiones. Sin duda se trata de una estructura defensiva bien conservada a la que no le falta de nada. ¡Muy recomendable!
Pero Namur posee una sangre joven gracias a su faceta de «universitaria», que se percibe en cada rincón y que le hace ser una ciudad completamente viva repleta de iniciativas culturales y de ocio. Una de las propuestas más interesantes la encontré en el Boulevard de la Meuse (en el distrito conocido como Jambes). Se trata de Charlie’s Capitainerie (o La Capitaneirie a secas), un lugar que tiene el claro objetivo de dotarle de vida al río Mosa a través de numerosas actividades flotantes destinadas tanto a los locales como a los visitantes foráneos. Poseen un barco atracado en pleno bulevar, así como un bar flotante, donde uno puede tomar algo cuando hace buen tiempo (y con precios nada elevados), pero además organizan salidas en paddle surf (¡incluso hacen paddle yoga en propias tablas!) o, lo que es mejor, alquilan embarcaciones en las que no hace falta permiso para manejarlas (algo parecido a lo que hice en el Lago Alqueva de Portugal, pero sin posibilidad de quedarse a dormir).
Los dueños tuvieron conmigo un trato excelente y me dejaron «capitanear» uno de sus barcos por el río Mosa y el Sambre en una tarde absolutamente veraniega. ¡Y os aseguro que fue genial!
En La Capitaneirie se pueden alquilar barcos de 4 plazas por 35€ la primera hora y 20€ las siguientes. Si es de 6 plazas piden 80€ por una hora y media. 100€ hora y media en uno de 8 plazas y 110€ el de 12 plazas. Más info en www.lacapitainerie.be
Crupet
Al igual que Chassepierre, Crupet forma parte de la lista oficial de los pueblos más bellos de Valonia (Les plus beaux villages de Wallonie). Se encuentra a 20 kilómetros de Namur y se trata de una de las escapadas preferidas de los valones en Le Pays de Namur. El entorno es envidiable, rozando lo bucólico. A la entrada se puede ver un Donjon (o torre del homenaje) de un fotogénico castillo del siglo XIII (no visitable actualmente).
Crupet agrupa una serie de casas antiguas de piedra en un estado de conservación excepcional. Todas ellas se alinean en una armonía de piedra y una eterna primavera que dota de colorido al gris de sus muros. El pueblo cuenta con un espacio religioso lo bastante kistch como para no resultar llamativo. A principios del siglo XX el cura de Crupet, con la ayuda de los lugareños, recrearon algunas escenas de la vida y milagros de San Antonio de Padua (incluidas las tentaciones del Diablo) en unas grutas artificiales. Y de hecho se convirtieron en toda una atracción religiosa y, por tanto, turística.
Crupet tiene la oficina de turismo junto a la iglesia. Allí proveen información acerca de lo que ver en el pueblo así como visitas recomendables que hacer en los alrededores. Y, lo mejor de todo, la responsable de la misma habla español perfectamente y, de hecho, hay folletos traducidos a la lengua de Cervantes (cosa que no siempre ocurre en territorio belga).
Y en Crupet se terminó mi ruta valona. Porque tras este pueblito me quedó regresar al aeropuerto de Bruselas/Zaventem, devolver el vehículo alquilado y, en definitiva, regresar a casa.
EL ALOJAMIENTO DURANTE EL VIAJE A VALONIA
Dado que se trataba de un viaje de cuatro días conté con dos bases diferentes en Valonia. Las primeras dos noches en Bouillon, la tercera en Namur y la cuarta ya estaba volando de nuevo a Madrid. La disponibilidad de hoteles con encanto es bastante amplia, con un amplio surtido de categorías, aunque Bélgica al igual que Francia cuenta con muchos hoteles económicos de carretera y a las afueras de las ciudades importantes en los que se pueden encontrar muy buenas tarifas.
Estos son los hoteles en los que me hospedé durante la ruta:
+ Bouillon–> La Ferronnière: Un tres estrellas ubicado en un caserón sobre Bouillon, aunque rodeado de bosque. Es un alojamiento para ir en coche porque la cuesta desde la ciudad tiene bastante pendiente y no siempre apetece hacerla a pie. Las habitaciones son sencillas, confortables y muy luminosas. En este hotel te ayudan con la bicicleta si estás haciendo cicloturismo y te asesoran de todo lo que hacer tanto en Bouillon como en los alrededores. A pocos metros de las habitaciones tienen la joya de la corona, un centro wellness con jacuzzi, sauna, hammam, sala de masajes y espacios de descanso que hace que merezca la pena pagar un poco más y darse un homenaje tras un agotador día en bicicleta. Su restaurante ofrece unos menús extremadamente deliciosos en los que se utilizan los productos de la tierra. Wifi y aparcamiento gratuitos. (Precios de la habitación: Desde 100€/noche, desayuno incl. Hay promociones con media pensión, spa, masajes, etc.).
+ Namur–> Les tanneurs: Un hotel creado a través de edificios del siglo XVII que correspondían a las curtiderías de la ciudad. Un hotel con mucho gusto (4 estrellas), habitaciones amplias (muchas con jacuzzi) y bastante silencioso, a la vez que céntrico (se puede llegar caminando en 2 minutos a la Place d’Armes). Tiene además uno de los mejores restaurantes de carnes a la brasa y asadas de toda la región como es Le Grill (en la primera planta). Su otro restaurante, L’Espièglerie, está centrado en cocina de autor, más moderna y con el mejor terroir del Pays de Namur. Wifi y aparcamiento gratuitos. (Precios de la habitación: Desde 100€/noche, desayuno incl.)
MEDIOS DE TRANSPORTE UTILIZADOS EN VALONIA
Viaje con coche alquilado en el aeropuerto de Bruselas
Como he explicado al principio, para este viaje utilicé para moverme un coche alquilado en el aeropuerto de Bruselas. La de ir con un vehículo es una opción que suelo recomendar para llevar a cabo viajes o escapadas en los que se visitan muchos pueblos o lugares con poca comunicación entre sí como ha sido el caso. Sería muy complicado, por ejemplo, ir entre castillos o pasar a la Abadía de Orval desde Chassepierre, por ejemplo, utilizando tan sólo el transporte público. Otra cosa es ir entre ciudades aprovechando las buenas conexiones ferroviarias o de autobús que hay en la Región valona (una ruta tipo Bruselas-Namur-Dinant es sencillo), pero obviamente para lugares más específicos la cosa se vuelve más difícil.
Echar combustible en Bélgica
Una vez dejamos claro que es un viaje para realizar en coche es importante tener en cuenta el tema del combustible. En Bélgica los precios del carburante son unos céntimos más elevados que en España, sobre todo si el automóvil con el que vamos cuenta con un motor de gasolina (se nota la diferencia con el gasoil), pero tampoco demasiado. Al igual que en otros países de la zona es posible ahorrarse unos eurillos acudiendo a las estaciones de servicio en centros comerciales o a las gasolineras de autoservicio en las que tan sólo hace falta la tarjeta de crédito. Es esencial tener en cuenta que si evitamos las gasolineras de las compañías más conocidas en carreteras principales, notaremos bastante la diferencia de precio. A veces de hasta 20 céntimos por litro, que en un viaje en el que vamos a realizar cientos de kilómetros no es para pensar que es una tontería. Si además entramos a Bélgica desde Francia, la situación es muy parecida. Antes de repostar en autopista mejor hacerlo en las estaciones de servicio de los Carrefour, Auchan, E. Leclerc, Intermarché y cía.
¡Sin peajes en Valonia!
Algo que suele preocupar a los conductores que realizamos viajes por carretera en Europa es el gasto ocasionado por los peajes, para los que en muchos países como Francia, por ejemplo, conviene tener un presupuesto aparte. Pero para este viaje ese no es un problema porque en Valonia, y prácticamente en toda Bélgica (salvo alguna excepción al norte) NO HAY PEAJES. Las autopistas y autovías, que son muchas, no son de pago. Y eso, no cabe duda que lo agradecer el bolsillo.
Las carreteras generalmente están en buen estado. Y existen numerosas (y muy funcionales) áreas de servicio en las que, por ejemplo, se detienen quienes viajan con caravana.
La importancia de viajar siempre seguro… y con seguro
Cuando viajamos a un país extranjero nos conviene estar protegidos contra todo lo que nos pueda pasar. Aunque estemos viajando por Europa no está de más llevar una buena póliza que nos cubra en el destino, en este caso Bélgica, ante posibles accidentes, enfermedades o contratiempos (robos, cancelaciones, pérdida de equipaje,etc..) que puedan suponernos un sobrecoste a posteriori. En mi caso para viajar siempre utilizo el Seguro de viajes de IATI porque me parece que cuenta con una cobertura superior a la media, te adelantan el dinero si sucede algún problema y ofrecen un trato personalizado e inmediato en tu idioma. Los lectores de este blog pueden contratar el Seguro de viajes de IATI que mejor se adecué a lo que están buscando con un 5% de descuento (que se aplica de forma directa entrando por este enlace).
¡BIENVENIDOS A VALONIA!
Y aquí termina esta breve guía práctica que, por supuesto, está incompleta porque recoge un viaje de 4 días por Valonia, esa porción de Bélgica que merece la pena seguir descubriendo poco a poco. Tenéis todos los artículos de Valonia recopilados en este blog y espero haber puesto un granito de arena en un futuro viaje a esa región de la que me niego a decir que es «la gran desconocida». Porque lo he prometido al principio y ya sabéis que no soy de faltar a mi palabra…
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
4 Respuestas a “Guía de un viaje en coche por Valonia (Bélgica)”
Muchas gracias por publicar este post tan completo sobre tu reciente visita a Valonia, repleto de propuestas y con una fotos preciosas. Es un complemento perfecto para tu anterior sobre cómo disfrutar #Valoniaenbici
Muchas gracias!! Es un honor, viniendo de vosotros, que os haya gustado el reportaje.
Gracias!!!
Sele
Hola Sele,
Voy a ir de nuevo a Lieja, y miro de enviarte un mensaje con las diferentes propuestas que se pueden hacer allí. Han intentado mejorar en los aspectos relacionados con el turismo. Si no lo recuerdo mal, es la capital de Valonia, y una de las zonas de mayor desarrollo durante la revolución industrial, el inicio europeo de la revolución después de la zona de Manchester.
He estado varias veces y siempre me ha parecido muy interesante, sobretodo su museo. Visitando el museo llegué a comprender la importancia de la época de Carlomagno y la Marca Hispánica. En fin, te escribo cuando esté allí y te cuento.
Abrazos y gracias por responder el mensaje.
Xina
[…] TE LO RECOMIENDO: Si estás pensando en hacer un roadtrip por tierras belgas no te pierdas esta Guía práctica para hacer un viaje en coche a Valonia. […]