Viaje Interrail 2001: Misión 71º 10´21´´

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Interrail 2001: Misión 71º 10´21´´

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El Interrail no es sólo un billete que permite moverse en tren por Europa durante un tiempo determinado. Para mí, al igual que para mucha gente, es una forma de viajar e incluso una forma de ser. Y posiblemente sea uno de los mejores cimientos sobre los que debe construir todo aquel que se precie viajero libre e independiente. Bajo presupuesto, improvisación y aventura son conceptos que van indisolublemente unidos a este término. Qué mejor forma entonces de constituir la base idónea de futuros trotamundos. Y es que en un Interrail se aprende viajar…

Barco a DinamarcaBergen

Gante-Casa QuemadaEn julio de 2001, con 21 años y acompañado de otros cinco amigos del barrio madrileño de Aluche (Kalipo, Saúl, Chema, Bernon y Mutiu) decidimos a poner en práctica estas premisas en un viaje que, aunque poco preparado, resultó ser sensacional. Tanto, que sirvió para darnos cuenta de que recorrer el mundo de forma independiente es posiblemente nuestro objetivo más ansiado. Con apenas una semana de antelación me apunté a un recorrido bastante ambicioso con una meta muy clara: Llegar a Cabo Norte (Noruega), el punto más septentrional del Continente Europeo. Alcanzar la latitud 71º10’21» y observar el Sol de Medianoche fue el objetivo que buscamos…y que encontramos. Aunque para subir hasta allí y volver de nuevo a casa, hubo bastantes ciudades y países que no se nos resistieron. Inexpertos y con un alto grado de bisoñez nos subimos al tren y realizamos un itinerario que años después me sigue sorprendiendo. Echad un ojo al mapa (pinchad sobre él para verlo más grande):

Mapa recorrido interrail 2001 por ti.
Las ciudades que visitamos en mayor o menor medida, y por orden en el itinerario, fueron las siguientes: París (Francia), Gante (Bélgica), Brujas (Bélgica), Amsterdam (Países Bajos), Enschede (Países Bajos), Hamburgo (Alemania), Copenhague (Dinamarca), Helsingor (Dinamarca), Hillerod (Dinamarca), Oslo (Noruega), Bergen (Noruega), Eidsvoll (Noruega), Trondheim (Noruega), Bodo (Noruega), Islas Lofoten (Noruega), Tromso (Noruega), Hammerfest (Noruega), Honningsvag (Nordkapp. Noruega), Alta (Noruega), Narvik (Noruega), Estocolmo (Suecia), Berlín (Alemania), Munich (Alemania), Salzburgo (Austria), Innsbruck (Austria), Nyon (Suiza), Cannes (Francia), Niza (Francia) y Montecarlo (Principado de Mónaco)

Nada más y nada menos que atravesamos once países en un mes utilizando en mayor medida el tren, el barco e incluso el autobús. Da vértigo volver atrás pero embarcarme en esta aventura fue una decisión de lo más acertada. En mi caso aumentó mi afán por viajar y me enseñó una nueva forma de hacerlo mucho más independiente y que supone extremar aún más el contacto con los lugares que se visitan.

Hurtigruten 2Hamburgo 1

En este interrail hay varios hitos dignos de remarcar y difíciles de repetir como por ejemplo que en todo un mes dormimos en cama (ya sea hostel u albergue) tan sólo 3 veces. El resto de los días lo hicimos en los propios trenes, en las Estaciones, en parques, en playas, en el barco de Noruega e incluso escondidos con nuestros sacos en el Observatorio de Cabo Norte. Amsterdam (2 noches en el Travel Hotel) y Bergen (1 noche en el Bergen YMCA Hostel) fueron las únicas ciudades en que nos permitimos pernoctar en una habitación.

OsloEstocolmo 2

Brujas 1Berlín 1

Si tenemos en cuenta que llevamos comida en las mochilas para practicamente dos semanas, es comprensible que el coste total del viaje fuera ínfimo para todos los sitios en que estuvimos y todas las maravillas que vimos. Y es que con nuestros mochilones de 15 kilos, los sacos de dormir con los que hacer Vivac en cualquier parte, las decenas de latas de fabada y embutidos, y alguna guía maltrecha que otra fue suficiente para movernos a nuestro antojo.


Tumbados los 6 en el Muro de Berlín

Quizá faltó una preparación y un estudio más concienzudo pero, habiendo comprado los billetes con tan sólo una semana, no hubo más tutía que improvisar y dejarnos llevar por la aventura, por la suerte, e incluso por los horarios que dictaban los trenes que tomábamos. Sabíamos que queríamos llegar a mediados de julio para ver el Sol de Media Noche en Cabo Norte (Nordkapp) y que a finales nos esperaba el Love Parade de Berlín, el mayor festival de música Techno del mundo. Y ciudades como París, Brujas, Amsterdam, Copenhague o Estocolmo las dábamos como seguras. A partir de ahí todo lo que surgiera estaba bien…

Esta es una cronología aproximada del mes de julio de 2001 en que hicimos el interrail:

  • 1º día: Tren Madrid-Hendaya y Hendaya-París.
  • 2º día: Día en París. A la noche tren a Bélgica.
  • 3º día: Día en Gante y Brujas. Noche en Amsterdam
  • 4º día: Amsterdam
  • 5º día: Amsterdam y de noche tren a Encschede (Holanda), en la frontera con Alemania, donde dormimos en un parque.
  • 6º día: Tren a Hamburgo donde pasamos unas horas antes de ir a Copenhague, en la cual dormimos en su Estación Central.
  • 7º día: Copenhague. Dormimos en la Estación de Helsingor.
  • 8º día: Visita a Helsingor (Castillo de Hamlet) y a Hillerod (Castillo de Frederiksborg). Bus nocturno a Oslo tomado en Malmo.
  • 9º día: Visita rápida a Oslo y tren a Bergen donde llegamos para dormir (en un albergue debido a que yo tenía fiebre)
  • 10º día: Día en Bergen. De noche llegamos a Eidsvoll para dormir cerca de un lago.
  • 11º día: Trondheim. Noche en tren dirección Bodo (Comienzo del Círculo Polar Ártico)
  • 12º día: Bodo. Comienzo del crucero subidos en el barco Hurtigruten.
  • 13º día: Islas Lofoten y seguir avanzando en el Hurtigruten.
  • 14º día: Crucero Hurtigrutten, cada vez más próximos a nuestro objetivo.
  • 15º día: Llegamos a Honningsvag, ciudad principal de la Isla de Mageroya donde se encuentra Cabo Norte. Presenciamos el Sol de Media noche y nos quedamos durmiendo en el propio Observatorio.
  • 16º día: A desandar lo andado. Bus dirección Alta. Dormimos en el parking de un supermercado.
  • 17º día: Bus de Alta a Narvik, donde por fin llega el tren.
  • 18º día: De Narvik a Suecia (Todo el día en el tren)
  • 19º día: Estocolmo
  • 20º día: Hamburgo. A la tarde llegamos a Berlín donde ha comenzado el Love Parade.
  • 21º día: Love Parade de Berlín
  • 22º día: Visita a la ciudad de Berlín. Tren nocturno a Munich donde conocemos a una española que se une al grupo por unos días.
  • 23 día: Visita a Munich. Tren nocturno a Salzburgo (Austria) donde dormimos en la Estación.
  • 24º día: Visita a las ciudades de Salzburgo e Innsbruck.
  • 25º día: Llegamos a Suiza. Unos se van a la montaña y otros a Nyon para pasar un día tranquilo en las aguas del Lago Leman. Dormimos en la Estación de Ginebra.
  • 26º día: Llegamos a Niza donde pasamos el día y dormimos en la playa.
  • 27º día: Niza y Cannes
  • 28º día: Mónaco (y comienza la vuelta a casa)
  • 29º día: Llegada por la tarde a Madrid.

Salzburgo 2París-Arco del Triunfo 1

Está claro que hubo mucho «corre que te corre» y poca profundidad en lo que a visitas se refiere, pero ésta no era la intención principal. Es más, en los años siguientes he tenido la ocasión de volver a muchos de esos lugares de los que tenía una visión sumamente global. París, Munich, Berlín, Oslo, Mónaco, Amsterdam y Copenhague son algunas de las ciudades en que he repetido para poder verlas mejor.

Pero como he dicho anteriormente, la misión número uno consistía en llegar a mediados de junio a Cabo Norte, en la Latitud 71º10´21´´ para observar el Sol de Medianoche, que es uno de los acontencimientos de la Naturaleza más impresionantes, y que merece una explicación aparte.

¿Qué es el Sol de Medianoche?

Es un fenómeno natural observable en latitudes próximas al Círculo Polar Ártico y al Círculo Polar Antártico consistente en que el Sol se hace visible las 24 horas del día. Dicha aparición de duración variable en función de la Cercanía al Polo se produce en fechas veraniegas. La explicación es un tanto compleja para los no versados en estas materias, pero tiene que ver con la inclinación del Eje de Rotación de la Tierra. Durante el Solsticio de Verano el Hemisferio Norte apunta siempre hacia el Sol y es por ello que no llega a hacerse de noche. Por tanto es posible, en una mayor o menor medida, según lo cerca que se esté del Polo, que haya luz las veinticuatro horas.

Sol de medianoche

Y qué mejor sitio que Cabo Norte para acudir a tan insuperable espectáculo. Éste es el considerado lugar más septentrional, y por tanto más al norte, de Europa. En el Observatorio situado en lo alto de un acantilado afilado de más de 300 metros se reciben a turistas y viajeros deseosos de ver cómo a medianoche el Sol no llega a ser tapado por el mar y vuelve a subir.

Nosotros llegamos desde la ciudad de Honningsvag tomando un autobús que zigzagueó por una estrecha carretera desde la que se pueden ver a los renos pastando y las tiendas en que habitan los Indios Saamis, los cuales llevan allí desde tiempos inmemoriales. Ya en el Cabo, sentimos que habíamos logrado nuestro propósito. Con las gafas de sol puestas en la mágica noche «polar» observamos entusiasmados tan impresionante fenómeno. Nunca vi tan clara la redondez de nuestro Planeta en un horizonte totalmente curvo. Después de varias horas nos agazapamos en los sacos de dormir en un sitio donde no azotaba tanto el viento y así poder descansar después de un largo e inolvidable día.

La Misión 71º10´21´´ fue un éxito. Y esta es la prueba de su consecución.

Pero hubo muchos momentos que los seis viajeros recordaremos para siempre. Como fogonazos en la memoria me llegan no pocas imágenes…

– La vez que nos encontramos cara a cara con la Torre Eiffel de París.

– Los bollos que «tomamos prestados» en la Estación de Trenes de Bruselas.

– El descubrimiento de una ciudad tan viva y diferente como Amsterdam.

– Nuestras caras de asombro al pasear por el célebre barrio rojo en el cual las prostitutas se exhiben en escaparates o las gestos de alguno ante sus primeros «amarillos» debidos a los cigarritos de la risa. Mención aparte cobra la Heineken Experience, que provocó un nivel de trompismo cuanto menos reseñable.

Nuestra primera noche a la intemperie en un parque solitario de la ciudad holandesa de Enschede, en la frontera con Alemania, donde no logré dormir un minuto tras ver cómo unos extraños nos observaban «escondidos» en los matorrales.

Cuando nos damos cuenta de que el tren para ir a Dinamarca se mete en un barco…

– Nuestra visita a Christiania, un barrio de Copenhague fuera de la Ley. Y una imagen, una madre comprando droga en un tenderete junto a su hijo pequeño…

– Despertar en el suelo de un andén en Helsingor llenísimo de gente que nos sorteaba como podía y que nos miraba como si fuésemos indigentes.

– Cocinarnos una fabada asturiana en la Estación de Hamburgo ante la mirada curiosa de los alemanes. La mejor que he comido nunca.

– La entrada repentina de un perro anti-droga a nuestro autobús minutos después de cruzar la frontera entre Suecia y Noruega.

– El trayecto en tren de Oslo a Bergen, posiblemente el mejor que haya hecho hasta ahora.

– Durmiendo a la intempérie al lado de un lago en Eidsvoll (Noruega) tan tapado con el saco de dormir que recibí el momentáneo apodo de Tutankhamon… Esa noche siempre fue recordada como la del «pedo gaviota».

– Un crucero por las Islas Lofoten y los fiordos del norte noruego en el barco Hurtigruten. El momento en el que el Barco penetra por el Trollfjorden dejándonos a todos con la boca abierta.

– La noche con sol de Nordkapp.

– En la ciudad noruega de Narvik el hambre apretaba tanto y los bolsillos estaban tan vacíos que tuvimos nuestro «momento mendigo» recibiendo las sobras de los platos de pizza de unos apenados comensales que se habían reunido en un restaurante. Y las aprovechamos como si fueran un manjar.

– Cargando más de 1000 kilómetros con unos cuernos de Reno antes de que los mandara por correo desde Estocolmo.

– La tremenda fiesta que supuso el Love Parade de Berlín…

– Nuestro encuentro con la plantilla del Real Madrid en su stage de pretemporada en Nyon (Suiza)

– Durmiendo en una de las playas de la Costa Azul…y asombrándonos de los muchos coches deportivos y yates millonarios del Principado de Mónaco.

LaponaHilderod 2

Son tantas cosas las que sucedieron que soy consciente de que bastantes se han quedado en el tintero, aunque por mucho tiempo que pase seguiremos recordándolas con nostalgia sentados en cualquiera de los bancos del barrio. Sólo nosotros sabemos lo novatos que éramos y la especial ilusión que con que lo hicimos.

Siguiendo con la historia debo decir que muchos momentos mágicos los vivimos en el Hurtigruten, que es un barco que recorre la costa noruega de sur a norte (ver itinerario realizado). Nosotros lo tomamos en la anodina ciudad de Bodo, una de las puertas al Círculo Polar Ártico, y pasamos aquí tres días fantásticos. Eso sí, íbamos sin camarote, por lo que dormíamos donde podíamos (piscina infantil de bolitas incluida). Pero los paisajes, entre los que destaca el Trollfjorden, uno de los Fiordos más espectaculares del país, hicieron que todo valiera la pena. Cruzarlo con una sopa hirviendo en la mano fue algo simplemente mítico.

Kalipo, Saúl, Sele, Bernon, Chema y Mutiu en el Hurtigruten en el mismo momento en que atravesaba el Trollfjorden

Aunque no menos míticas son las Islas Lofoten, las cuales también tuvimos ocasión de disfrutar gracias a nuestra meditada a la vez que acertada decisión de subirnos a ese barco. Lugar habitado en su mayor parte por pescadores, goza de una belleza natural salpicada por unas condiciones meteorológicas adversas todo el año. Sus casitas rojas de madera son seña de identidad de este lejano Archipiélago de puntiagudas montañas.

De derecha a izquierda: Chema, Saúl, Mutiu, Kalipo y yo (Islas Lofoten, Noruega)

Otra parte esencial del viaje la vivimos en Berlín, donde se celebraba el Love Parade, un megafestival de música electrónica que tiene lugar desde 1989 en las calles de la ciudad. A la edición de 2001 asistió casi un millón de personas bajo el lema «Join the Love Republic». Cientos de altavoces y de escenarios improvisados forman discotecas en Plazas, parkings y avenidas. Aunque el punto central de reunión se ubica en el Ángel de la Victoria, columna conmemorativa que reina en la interminable Avenida del 17 de Junio.
Es allí donde dan vueltas las caravanas y carruajes con la música a todo volumen para gozo de los asistentes, que con atuendos extravagantes, no dejan de bailar. La multitud llenaba la totalidad de una Avenida kilométrica, que llega hasta la emblemática Puerta de Brandenburgo. Fue el año en que el tema «On the move» de Barthez se escuchó hasta la saciedad y en que Safri Duo marcó el ritmo en Europa con su Bongo Song. Es por eso que ambas canciones me transportan a esas alocadas noches de 2001 en que los seis nos lo pasamos mejor imposible.

El Love Parade berlinés desató la faceta erótico-festiva de los asistentes

Un agradecimiento final para Chema, Kalipo, Mutiu, Bernon y Saúl con los que compartí un mes completamente diferente que jamás se me olvidará. Años después seguimos hablando con un respeto reverencial de un viaje que nos abrió los ojos a todos. Que marcó un comienzo esperanzador y que supuso la base de nuestra locura viajera. Son ya muchos países y muchas historias qué contar. Y quien sabe qué hubiera pasado si no nos hubiésemos subido a ese tren de Chamartín un viernes a las tres de la tarde…

Sele

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