La tecnología que viene en aviones y aeropuertos

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La tecnología que viene en aviones de pasajeros y aeropuertos

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Hace tiempo que algunos que crecimos viendo las aventuras de Marty McFly dejamos de imaginar ese futuro lejano y que nunca llega de coches voladores y calzado deportivo que se abrocha solo. La aparición de internet se ha ocupado desde el principio de dibujar el futuro cada día. Y el corto y medio plazo se han vuelto la mar de interesantes. En lo que nos ocupa a nosotros, los viajes y el turismo, sobra decir que se han visto impactados enormemente por las nuevas tecnologías que nos afectan a la hora de reservar, de informarnos sobre un destino, de realizar trámites online que antes eran un engorro y de comunicarnos con los demás estando de viaje. No sé si somos o seremos capaces de asimilar todos los cambios que estamos teniendo en muy poco tiempo. Como poder compartir con tus amigos una foto tomada cinco segundos antes y en alta resolución desde la otra punta del planeta (incluso cuando sobrevuelas Zimbabwe), o tener una videoconferencia con tus padres sentados en el salón de casa mientras tú estás tomándote algo, por ejemplo, en una izakaya de Tokyo (y además gratis). O entrar a un avión sin haber necesitado imprimir un solo papel. No nos engañemos, no hace tanto que podemos hacer eso.

Robot Spencer en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol

Recientemente estuve en un evento de innovación y tecnología aplicable a las compañías aéreas y espacios aeroportuarios y se pusieron sobre la mesa elementos como la realidad aumentada o virtual, la robótica, la biometría y los asientos inteligentes y configurables con un smartphone. Elementos de un futuro más inmediato de lo que nos podamos imaginar. 

Las nuevas tecnologías que nos acompañarán (más pronto que tarde) a la hora de subirnos a un avión

A finales del pasado mes de septiembre tuve la ocasión de participar en un encuentro con prensa de viajes en el que el Director de Innovación a bordo de Air France y KLM, Peter Verheijde, nos contó cuáles eran los últimos desarrollos tecnológicos que se irían aplicando en los aviones y aeropuertos para mejorar la experiencia del usuario. Con cierto entusiasmo nos habló de trabajos que ya se han testeado y veremos de manera inmediata (o casi) así como de investigaciones que se están llevando a cabo en estos momentos y que cambiarán la manera de vivir un aeropuerto o volar de un lugar a otro. Y más pronto que tarde.

Reloj con la tarjeta de embarque

Decía Verheide que «los desarrollos tecnológicos tendrán un enorme impacto en la experiencia de viaje tanto a bordo como en tierra», mientras relataba todo eso que está por aparecer o que, directamente, ya está aquí sin que haya vuelta atrás. Como, por ejemplo:

Realidad virtual antes y durante el viaje

Para hablar de la realidad virtual no es necesario utilizar los verbos en tiempo futuro. Porque ya estamos sumergidos en la vorágine de los vídeos 360º. Pero, ¿qué aplicaciones puede tener para un futuro pasajero de aerolínea? Muchas, incluso antes de tener que poner los pies en el aeropuerto. Por ejemplo, en las agencias de viajes podrán mostrar a sus clientes cómo es el avión con el que se van a viajar a París o a Quito, cómo será su asiento en turista o su cabina en el caso de viajar en business. Lo mismo con la habitación del hotel en el que pasarán sus vacaciones o incluso lo que verán cuando estén en el centro de la Plaza Roja de Moscú. ¿Para qué una foto de catálogo si puedes sentir que estás en ese mismo lugar?

Catedral de San Basilio en la Plaza Roja de Moscú

Las agencias y departamentos comerciales de compañías turísticas (y no sólo aéreas) tienen en la realidad virtual un tesoro que si lo saben aprovechar pueden sacar mucho partido. Se trata de una herramienta de inspiración y venta excepcional.

Pero, ¿y durante el vuelo? Verheide nos habló de la realidad virtual como una posibilidad cercana que utilizar a bordo. Un complemento más que válido que complementaría (y mejoraría) de manera muy potente el sistema actual de entretenimiento en los aviones. ¿Os imagináis ver una película con las gafas VR? ¡Sería un cine en toda regla!

Realidad aumentada

Pokemon Go le ha mostrado a mucha gente una aplicación lúdica de la realidad aumentada. Pero en un aeropuerto el smartphone (o unas gafas) puede ser una guía perfecta para ir a nuestra puerta de embarque, encontrar los baños, saber los minutos que nos llevará ir a un lugar determinado de la terminal o conocer las ofertas del Duty Free mediante indicaciones plasmadas en la pantalla. Por supuesto que esta función la van a aprovechar a base de bien los comercios para mostrarnos publicidad enfocada a nuestros (supuestos) gustos y y usos diarios. ¿Recordáis la película de Minority Report cuando al protagonista le salían anuncios y hologramas mientras caminaba? Me temo que no estamos tan lejos de hacerlo realidad. Y reconozco que esa parte del futuro no la llevaría con demasiada entereza.

Realidad aumentada en una escena de la película Minority Report

Biometría en los aeropuertos

Hay que reconocer que para los pasajeros los aeropuertos son cada vez más incómodos (por no decir insoportables). Las medidas de seguridad y los controles se acentúan de manera constante (aunque son comprensibles dada la situación actual) y no estaría mal hacerlos más ágiles sin perder eficacia. Para ello el aeropuerto de Aruba (en las Antillas holandesas) ha lanzado una prueba utilizando la biometría. Nada más llegar a la terminal de salidas el pasajero que lo desee puede darse de alta en un servicio conocido como «Happy Flow» en que apenas en unos segundos se escanea su pasaporte, su tarjeta de embarque y se le realiza una fotografía de cara. A partir de ese momento, incluido para subirse al avión, ya no tiene que mostrar ningún documento puesto que se le aplica la tecnología de reconocimiento facial que identifica a una persona determinada de la que se tienen de manera instantánea los datos de su pasaporte y su lugar de destino.

Reconocimiento facial en aeropuertos

Es un procedimiento que necesita de apenas un minuto al llegar al aeropuerto y que agiliza en buena medida el movimiento de personas en el aeropuerto. En estos momentos funciona en Aruba pero la tecnología de reconocimiento facial la veremos muy pronto en otros aeródromos civiles.

El robot guía

Si hablamos de futuro no podemos olvidarnos de la robótica. ¿Os imagináis durante una escala un robot que acompañe a los pasajeros de un avión que llega tarde hasta su puerta de conexión? ¿O que te diga dónde reclamar un vuelo cancelado o qué hacer si has perdido tu avión? En la primavera de 2016 un robot al que se le llamó Spencer fue probado, y con muy buenos resultados, en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol para facilitar el tránsito de los pasajeros en conexión.

Robot Spencer en el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol

Durante este testeo el bueno de Spencer se ocupó de escanear las tarjetas de embarque de los pasajeros y de ese modo llevarles a la puerta correcta. Estaba completamente preparado para sortear obstáculos, ajustar su velocidad a la del grupo al que guiaba e ir ofreciendo información puntual sobre la distancia/tiempo requeridos para llegar a su destino.

Robot Spencer

El uso de robots será una tendencia dentro de unos cuantos años, aunque todavía nos encontramos en una fase experimental. Aunque cuando queramos darnos cuenta estaremos preguntando a una máquina como si habláramos con el oráculo. Tiempo al tiempo.

El smartphone es nuestra llave. ¿Asientos inteligentes?

Hoy día podemos facturar con el móvil a través de aplicaciones gratuitas. Y llevar nuestra tarjeta de embarque en la pantalla con un código QR. Pero la idea es que además podamos obtener con antelación, y de manera totalmente electrónica, la etiqueta de nuestro equipaje. Y que se pueda averiguar en todo momento dónde se encuentra el mismo, olvidándonos de historias de maletas extraviadas. Es decir, se pretende que nuestro smartphone sea un mostrador más de facturación.

Eligiendo asiento en el smartphone

Nuestros teléfonos móviles utilizarán unas apps cada vez más prácticas y sofisticadas con las que customizar, aún más si cabe, la experiencia de usuario antes y también durante el vuelo. Es entonces cuando surge la idea del smart seat o asiento inteligente en el que la conectividad y personalización sea su máximo estandarte. Se pretende que con un smartphone se pueda controlar el confort de un asiento (luminosidad, reclinamiento, etc.) y que dicha configuración se guarde para siguientes vuelos con una compañía determinada. O algo tan difícil y tan fácil a la vez de que si durante un vuelo te has quedado a medias en una película concreta puedas continuar donde la dejaste después de hacer escala.

Smart Seat en un avión

Pero, ¿estamos preparados?

El futuro tiene ya escritas muchas páginas, con más o menos certeza, pero debemos tener los pies en el suelo. Y más cuando aún un buen número de compañías aéreas no tienen implementado un servicio wifi en muchos de sus vuelos, u otras que sí lo tienen siguen dando bandazos con precios desmesurados y una velocidad excesivamente lenta que frustra la experiencia del usuario. Para hacer cosas con internet es necesario ofrecer conexión constante y suficientemente potente para hacer todo lo que se pretende. Aún da la sensación de que vamos demasiado despacio en ciertas cosas y queremos correr en otras. Mientras sea ridícula todavía la oferta de vuelos de corta distancia con conexión a internet y no esté en el 100% de la larga distancia, estaremos hablaremos de más.

Pantalla táctil en un avión

Por otro lado es esencial no olvidarse que por mucho que la tecnología esté para ayudarnos, el mejor servicio de atención al cliente sigue necesitando, y más que nunca, a gente real y no virtual. Las personas de carne y hueso no tienen (ni deben tener) sustitutos a la hora de ofrecer un sinfín soluciones a los clientes, ponerse en su piel y regalarles una sonrisa o una palabra de ánimo cuando la necesitan. Aún nos gusta sentir eso de que nos escuchen y nos comprendan. Y a día de hoy el código binario no ha llegado a ese punto.

Gente esperando cola en el aeropuerto

La tecnología está aquí, nos atrapa con su inmediatez y nos promete que la película va a cambiar antes de que nos demos cuenta. Pero en realidad ya ha cambiado hace mucho tiempo. Sobre todo para quienes recordamos con nitidez haber comprado billetes de avión en una oficina de un centro comercial, olvidarnos de eso de llamar a casa desde el extranjero porque era poco menos que hipotecarla, y perdernos por las calles como Dios manda sin un San Google Maps que le pusiera remedio a un cartel en chino mandarín.

Sele en Macao (China)

El futuro es hoy. De hecho está sucediendo ahora mismo. Alguien está construyendo el mañana mientras tú estás leyendo este artículo.

Sele

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