La Tossa de Montbui, la colina de los tesoros medievales de l’Anoia
A uno 627 metros de altura sobre el nivel del mar se yergue una colina redonda y frondosa que vigila la vasta cuenca del Ódena. Las vistas son magistrales, incluso en los días claros permiten contemplar la silueta aún a distancia del mítico Pedraforca. Las piedras de un viejo castillo, con su magistral torre sometida por los rigores de los tiempos, recuerdan su glorioso pasado medieval. Sin duda este refugio en la cordillera de Miralles–Queralt dentro del municipio de Santa Margarida de Montbui, a un paso de Igualada, explica muchas de las historias y leyendas de los castillos y atalayas de frontera que en la comarca de l’Anoia formaron una férrea red cuya intención no era otra que separar el mundo cristiano y el musulmán, la Marca Hispánica y Al-Andalus. De ahí que ésta sea tierra de castillos. Y en la Tossa precisamente sobrevive el espíritu de una época tan convulsa como apasionante.
Le acompaña al castillo de La Tossa de Montbui uno de los primeros ejemplos de románico en la península ibérica como es la iglesia Santa María. Juntos componen un excelente dueto medieval a tan sólo una hora de la ciudad de Barcelona. Y además se esconden bajo un paraguas de viento y el conocimiento de unos pocos que saben que en este lugar se halla la colina de los tesoros medievales de l’Anoia.
La Tossa de Montbui, el medievo vive arriba
Tras dejar atrás Igualada y Santa Margarida de Montbui no hay nada más cierto que la reina es la Tossa. Así es y ha sido durante más de mil años. Se calcula que fue en el año 987 cuando el obispo Froiano de Vic ordenaba la construcción tanto del castillo como de una iglesia sobre esta imponente y estratégica colina. Una potente sequía atrasó el final de las obras y es sabido que en 1032 fue consagrada la iglesia de Santa María de Gràcia en tiempos de la repoblación de la comarca por parte del obispo, abad y conde Oliba, impulsor de revitalización de esta y otras comarcas catalanas durante el inicio del nuevo milenio. Aquellos eran tiempos difíciles y las escaramuzas árabes que atemorizaban a la población cristiana llevó a levantar en l’Anoia un sistema definitivo de fortificaciones de frontera que mantuvieran la paz en el territorio. De ese modo, además del castell de la Tossa de Montbui, nacieron otros como el de Claramunt, Tous, Piera, Vilademàger, Òdena, Queralt, Jorbá o Castellfollit, y un largo etcétera. Sólo con el dato de que diez siglos después se pueden visitar, o de manera guiada, concertada o libre, en torno a veinticuatro castillos de casi medio centenar de fortalezas, hace que l’Anoia esté considerada como uno de los territorios esenciales de la provincia de Barcelona para los amantes de la Edad Media (que no somos pocos precisamente).
Durante una escapada por algunas comarcas del interior de Barcelona como Osona, Bages o la propia Anoia, fuimos con el foco muy puesto hacia castillos, pueblos bonitos y románico. Y no sé si la casualidad o el azar nos llevó a uno de los mejores emplazamientos románicos de la ruta, porque lo del interior de la iglesia de Santa María de la Tossa es para ponerle una nota muy alta.
¿DÓNDE SE ENCUENTRA LA TOSSA DE MONTBUI?
La colina con su castillo y ermita romántica se sitúa a unos 60 kilómetros al oeste de la ciudad de Barcelona. Los municipios más próximos son Santa Margarida de Montbui (a la que pertenece) e Igualada. Para llegar a la cima, ya que no hay transporte público que suba a este rincón histórico, hay que tomar la pequeña carretera BV-2204 en el kilómetro 54,4 de la carretera C-37 que une Valls con Igualada. También hay quien se hace esta ruta a pie o en bicicleta, sobre todo gente del entorno, aunque la pendiente no es poca cosa precisamente.
Iglesia de Santa María de la Tossa de Montbui
¡Atención! ¡Más de mil años nos contemplan! Una pequeña ermita frente a la torre del castillo de la Tossa de Montbui donde uno de los únicos añadidos visibles tiene que ver con una espadaña con campanas se trata del tesoro más valioso que se yergue sobre la colina. Muy por encima, en cuanto a valor se refiere, del propio castillo. Y no porque éste desmerezca en absoluto. Pero pocas veces se puede decir tan alto y claro que se está visitando un templo edificado en un románico tan primitivo y en semejante estado de conservación. Los expertos en arte medieval prefieren hablar de primitivo más que de prerrománico en el caso de esta pequeña y solitaria iglesia de l’Anoia, pero lo dejamos a gusto del consumidor, en este caso el visitante que llega a esta solitaria joya altomedieval.
La pequeña ermita consagrada a Santa María de Gràcia muestra en su interior una planta formada por tres naves rematadas en un altar con tres ábsides semicirculares cuya irregularidad se observa tanto en el recorrido imperfecto de la bóveda como en los remates exteriores que delatan la bisoñez o inexperiencia de los constructores en esta muestra tan temprana del románico en Cataluña.
La sencillez es la razón de ser de este románico tan incipiente, el cual coquetea con el estilo lombardo, apenas roto en algunas de las columnas, el arco del portal y una espadaña de doble arcada inexistente en los primeros siglos de vida de este monumento de gran belleza. Sin más ornamentos que un crucifijo en el lateral, una capilla anexionada a posteriori y, por supuesto, una talla románica presidiendo el altar que corresponde a la Virgen de Gracia, la veneradísima Mare de Déu de Gràcia cuya data nos lleva nada menos que al siglo XIII.
Castillo de la Tossa de Montbui
Como he comentado anteriormente, L’Anoia es un territorio repleto de castillos. Y aunque su encantador castell no puede clasificarse como uno de los mejor conservados de la zona, sí se trata de un lugar sumamente emblemático y de ciertas peculiaridades. Restos esparcidos de gruesas murallas que aprovecharon la verticalidad de la colina hacen recordar que tuvo tiempos mejores. Sólo en la parte de mayor elevación, sobresale un edificio cuadrangular caracterizado por la redondez de sus ángulos. Apenas sobrevive una almena de las muchas que llegaron a coronar esta gran torre. Sus dimensiones, sin ser demasiado imponentes dejan un grosor de pared de algo más de dos metros, lo que habla de la gran fortaleza que se proyectó en La Tossa pero que al dejar de ser frontera con el Al-Andalus perdió su principal cometido y, por tanto, fue sumida en una lenta pero e inevitable decadencia que con las guerras de los siglos XIX y XX terminaron de desdibujar este monumento medieval.
El interior del castillo de Montbui (o de la Tossa de Montbui) guarda un pequeño museo con aperos de labranza y demás utensilios del campo como parte del valor etnográfico de la comarca catalana.
¿CÓMO SE PUEDE VISITAR EL CASTILLO Y LA IGLESIA DE LA TOSSA DE MONTBUI?
Los horarios de visita son muy limitados. Ambos edificios abren los domingos por la mañana de 10:30 a 13:30. Y el segundo domingo de cada mes se lleva a cabo una visita guiada a las 12:00 del mediodía que incluye la iglesia de Santa María de Gracia, la Torre de Defensa y algunas localizaciones de la colina como el Salto de la Doncella, donde las vistas son excelentes. Es posible concertar visitas particulares (individuales y grupales) en otros días de la semana, aunque para ello hay que contactar con la Fundación La Tossa en el teléfono 653653167.
La colina da más de sí que las ruinas del propio castillo o la iglesia románica. Hay restos de un pozo, una cisterna medieval, así como las maravillosas vistas que permite disfrutar el Salto de la Doncella junto a otros miradores. En las visitas guiadas, además, te explican la vegetación de la zona y un montón de particularidades que tienen que ver con la historia del lugar.
Aquello fue un apetitoso aperitivo de lo mucho que tienen la comarca de l’Anoia para descubrir. Y, aunque en pocas horas cambiaríamos de zona, nos dejó marcharnos con la miel en los labios y el dulzor de esos lugares que piden un irremediable regreso.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
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2 Respuestas a “La Tossa de Montbui, la colina de los tesoros medievales de l’Anoia”
Para futuros visitantes, quería destacar este castillo como punto de partida de excursiones para todo tipo de público. Se puede pasear hasta el mirador de les Onze, con unas tremendas vistas de la montaña desde su zona más despoblada. O también hacer una ruta circular hasta l’Alzina Milenària, esos sólo son dos ejemplos de pequeñas rutas aptas para niños y mayores.
Gran post, por cierto.
Muchas gracias por tu aportación, Miquel 😉
Un fuerte abrazo,
Sele