Lloran las norias en la ciudad rebelde de Hama
Las revueltas en Siria y la represión despropocionada por parte del régimen y su ejército hacia los disidentes que hay en el país de Oriente Medio son noticia cada día en los medios de comunicación. La denominada primavera árabe de 2011 sangra con fuerza en la ciudad rebelde de Hama, en la que las multitudinarias manifestaciones han sido pisoteadas por los tanques y los francotiradores que disparan a discrección a cualquiera que se ponga por delante. Van cientos de muertos en unas pocas semanas. Bashar al Assad lleva el mismo camino de su padre, que en 1982 asesinó a más de veinticinco mil personas en lo que se conoció como «La Masacre de Hama». Las bombas hundieron y siguen hundiendo una ciudad que simboliza el inconformismo de una población herida. En Hama, las norias gigantes que remueven las aguas desde hace casi tres milenios, lloran desconsoladamente esparciendo sus lágrimas en el Río Orontes y gimen con estruendo por otra gran injusticia a la que el mundo a vuelto a dar la espalda una vez más.
Hace cinco años tuve la ocasión y la suerte de visitar la ciudad de Hama dentro de un viaje que me llevó por países como Turquía, Siria, Líbano, Jordania o Egipto. La bíblica Hamath, antiquísima capital de un Reino Cananeo en tiempos del Rey David, vio pasar a los egipcios, asirios, fenicios, romanos y árabes durante su larga y agitada Historia. Quienes nunca se marcharon fueron las norias, que llevan crujiendo más tiempo del que nadie puede recordar y que son el mayor reclamo turístico de una Hama que pide auxilio.
LAS NORIAS DE HAMA
La repetidamente castigada Hama, de la que hoy sigue saliendo humo de los edificios y cuyos habitantes tienen miedo a la dureza del ejército sirio mandado por al Assad, ha visto morir no sólo a su gente así como a muchos monumentos emblemáticos que, arrasados, son tan sólo un recuerdo. La ciudad que yo pude ver tiempo atrás, apenas conservaba un reducto de su casco histórico, sobre todo a orillas del Orontes. Antes había mezquitas antiquísimas, palacios, alguna que otra sinagoga, pero sufrieron tantos daños estructurales que las que no son ruinas son puras reconstrucciones.
Curioso cartel propagandístico del sanguinario Hafez al Assad, responsable de la masacre de 1982 en Hama
Pero aún así Hama siempre ha maravillado a los viajeros que se han detenido a mirarla probablemente antes o después de ir al fabuloso castillo cruzado de Crac de los caballeros. Un ambiente agradable, la sonrisa típicamente siria, extrema hospitalidad hacia el extranjero (este país es exageradamente atento con los forasteros)… Simplemente había algo que la hacía (y la hace) ser un lugar indispensable en este país que nunca dudaré en recomendar. A mí personalmente, al igual que a los amigos con los que pude pasar allí unas horas, me encantó, no se puedo negar que fuera. ¿Sería por el hechizo estruendoso de las norias?
De izquierda a derecha: Chema, Pilar, Alicia, Kalipo, Sele y nuestro conductor sirio Yasser
Antiguamente, antes incluso de los tiempos de Roma, se ideó una manera de aprovechar mejor el caudal del Río Orontes, que cruzaba Hamath partiendo del Líbano central y esparciendo sus aguas al Mediterráneo por el Golfo de İskenderun (sudeste de Turquía). Una manera de conseguir este aprovechamiento era trasladar parte de sus aguas a distintos canales que pudieran servir para irrigar todas aquellas tierras. Entonces crearon enormes norias que recogían agua en sus amplísimos cajetines para depositarla a una serie de canales artificiales, con pequeños pero eficaces acueductos de por medio.
Una de las diecisiete norias supervivientes en Hama
Se tiene noción histórica de la presencia de norias en la zona desde el siglo V antes de Cristo gracias a unos dibujos e inscripciones encontrados en las Ruinas de Apamea, pero podrían venir incluso de mucho tiempo antes. Las civilizaciones que pasaron por Hama, que fueron muchas, respetaron este modelo de irrigación e incluso fueron construyendo más y mayores norias. Se cuenta que pudo haber más de treinta, aunque ahora sobreviven diecisiete, que no son pocas precisamente. La mayor parte de ellas proceden de los siglos XIV y XV.
Una de las zonas más hermosas de Hama
Sin duda para mí Hama fue uno de los lugares que más huella me dejaron en aquel viaje a Oriente Medio de 2006
Estas gigantescas e impresionantes norias poseen un diámetro de veinte metros. Sólo una de ellas es capaz de trasladar nada menos que cien litros de agua por minuto a través de sus grandes colectores de madera. Son verdaderas obras de ingeniería del pasado que dieron prosperidad a unos habitantes que vivían mayoritariamente de los campos de regadío que ellos mismos cultivaban. Gran parte de la supervivencia de Hama se debe precisamente a estos ruedones de madera.
20 m. de diámetro para una noria que no se detiene nunca
Lo mejor de todo es que continúan funcionando, siguen moviéndose. Uno de los recuerdos más imborrables para todos los que hemos viajado a Hama alguna vez es el ruido que producen dichas norias. Es algo así como un crujido repetido y fuerte, que parece un angustiado gemido, y que impresiona poderosamente. Las vueltas que dan todas y cada una de las norias vienen acompañadas de ese sonido penetrante que hace llorar a la madera con su constante fricción. Es algo digno de ver y, sobre todo, de escuchar.
HOY LAS NORIAS LLORAN DE PENA
Hama siempre ha sido la china del zapato de la saga de dictadores Assad. Siempre hay una Tiannanmen o una Tahrir Square en cada país. En Siria el corazón rebelde vive en Hama y se hace más fuerte cuanto mayor sean las afrentas sufridas. Allí nadie ha olvidado todavía cuando papaíto y tío Assad cometieron una barbarie asesinando a más de veinticinco mil personas en el año 82. Muchos vieron morir a su gente entonces, en un asedio sin cuartel. Hoy, casi tres décadas después, es el hijo, Bashar al Assad, quien trata de cerrar las bocas de quienes piden cambios a gritos.
Un vídeo que muestra lo sucedido hace 29 años:
La manifestación del pasado 1 de julio juntó a 400.000 personas sacó de sus casillas al dictador sirio y se comprometió a que fuera como fuera, Hama no volvería a ser un símbolo de resistencia al poder establecido. El virus de la histórica primavera árabe que ya ha sacudido los cimientos de Argelia, Túnez, Líbano o Yemen, por poner unos pocos ejemplos, ha brotado en Hama y es muy probable que se contagie al resto del país. Por eso la fuerza de los ataques que tienen como objeto reprimir las revueltas es mayor aquí. El pasado 1 de agosto, inicio del Ramadán, se sitió la ciudad con toda la fuerza de los tanques y los mercenarios enviados para apretar el gatillo y segar todas las vidas que pudieran. En Hama ya se habla de «la Masacre del Ramadán» y eso que el ejército no deja entrar a prensa que no sea fiel al régimen, por lo que todavía es difícil cuantificar los daños.
Un vídeo del pasado 1 de agosto:
Son más de tres meses los que lleva Bashar al Assad sofocando revueltas a golpe de bombas, balas y gases nocivos. Y la Comunidad Internacional aún no ha sido capaz de emitir una declaración de condena, dando la espalda a la gente que vive atemorizada. Nadie hace nada, simplemente se deja pasar el tiempo para ver si la fruta podrida se cae sola.
A pesar de la represión incesante, las norias de Hama siguen dando vueltas como lo han hecho siempre. Pero esta vez el ruido que generan no se debe al simple crujir de la madera sino a que son sollozos los que desgarran su alma. Gritan, lloran de pena, piden auxilio. No quieren que una vez más se les vuelva a dar la espalda.
Giran y giran… no dejan de girar. Porque no hay quien silencie a un pueblo ni quien detenga un movimiento que iniciaron hace miles de años.
Ójala todo el mundo escuche sus lamentos…
Sele
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PD: No te pierdas el reportaje «Lugares que estamos perdiendo en Siria con la guerra»
13 Respuestas a “Lloran las norias en la ciudad rebelde de Hama”
Sele, me ha gustado mucho este artículo. Por una parte, he podido conocer la historia de estas norias que casi desconocía por completo, pero lo más importante, también he podido saber algo más sobre lo que está pasando en Siria (y en muchos otros países árabes).
Ya sabes que estos artículos me gustan mucho, y sobre todo, dan mucha vida al blog. Espero que sigas así, descubriéndonos de vez en cuando lugares que tanto te han gustado y que por suerte o por desgracia, hoy son noticia.
Un fuerte abrazo, amigo!
Blai.
Parece mentira que, en los tiempos que corren, aún existan estos personajes sin escrúpulos que no dudan en matar personas como si fuesen fichas de parchís.
Sólo un pequeño apunte: la ONU emitió la semana pasada (o a prinicipios de ésta) un comunicado de condena a la represión de las manifestaciones, pero creo que el tipejo este ya ha aprovechado a limpiarse sus gentiles posaderas con ella. Es lo que tiene el papel mojado, que rasca menos. No sé cómo se tendrá que actuar, pero eso no se puede dejar así, viéndolas venir sin mover una ceja.
Esperemos que muy pronto las norias de Hama dejen de llorar sus muertos y sólo se quejen de sus propios achaques de ancianas.
«No hay muerto que no me duela,
no hay un bando ganador,
no hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela.»
Jorge Drexler: Milonga del moro judío
Hola Sele,
Varias veces estuvimos a punto de ir a Siria, la última el verano pasado.
La situación es muy compleja en el país y tiene muy mala solución, al estar el ejército posicionado con el dictador, la única esperanza es la presión internacional…mientras las norias seguirán dando vueltas, mientras lloran.
Un abrazo.
Hola!
Como véis, el mundo sigue dando la espalda a Siria y no hay día en el que no vengan noticias malas desde allí. Me da mucha pena, ya que en este país encontré la gente más amable y hospitalaria que uno puede echarse a la cara. Sólo espero que sean fuertes y que salgan de esta injusticia tan grande.
+ Víctor «merlín»: Sé que Siria es uno de esos países a los que tenéis más ganas. Habéis estado a puntito de ir ya unas cuantas veces. Recuerdo que me lo contaste. El día que vayas, que veas rodas a estas norias tan ruidosas… será una buena señal. Sobre todo para el pueblo sirio. Será que las cosas están empezando a marchar. Un abrazo!!
+ Fernández: No veas lo que te gustaría ese viaje. Pero cuando conoces a la gente, te resulta más doloroso ver cómo están ahora. Un abrazo, amigo!
+ Blai: Me alegra que te haya gustado el artículo. Como ves voy alternando textos de mayor y menor profundidaz, escribiendo de lo que veo preciso en ese momento. De lo que me pide el cuerpo. Bueno, amigo, me imagino que estarás recuperando algún kilo dejado en la India, que te hace falta jeje Ciao!!
Pasad un buen puente de la Paloma, que nosotros ayer ya estrenamos en las Fiestas con los amigos de Molaviajar, Misviajesporahi y Mi Patria son mis Zapatos.
Como siempre un placer quedar con buena gente,
Saludosss
Sele
He enlazado tu blog a mi blog para denunciar la actual situación de Siria. Ojalá que pronto acabe la represión de los pueblos, en Siria y en todos los lugares en los que la hay.
Gracias por tu labor de divulgación y saludos
Gracias Carmen por colocar el enlace! Te he dejado un mensaje en tu blog,
Saludos,
Sele
Genial entrada Sele, una forma de conocer Siria y de paso hacer crítica social al estado actual de ese país.
Saludos!!!!
Muy lúcida y valiente aproximación a la realidad del país que padece al carnicero Assad. El hecho de que visitemos países y los disfrutemos no debe significar que cerremos los ojos cuando la libertad está entre rejas y no se respetan mínimamente los derechos humanos.
¿Por qué a Assad la comunidad internacional no lo trata con el mismo rasero que a Gadafi? Espero que algún día, más pronto que tarde, el dictador de Siria pague por los crímenes cometidos contra sus súbditos.
Buenas!!
Ricardo, completamente de acuerdo contigo. A ver si se acaba la complacencia a personajillos tan dañinos como Assad.
José Carlos, Siria, cuando la cosa se calme un poco, es un país que no te puedes perder. Es una gente admirable y tiene cosas para ver que no pararías…
Saludos!!
Sele
Yo estuve en Siria un año antes de la guerra la gente encantadora pero ya se notaba el ambiente bastante enrarecido así que cuando miró la tele me da mucho dolor.
Es una tristeza constante. Si estuviste allí es imposible no acordarse de lo maravillosa que era esta gente. Ójala pare ya esta barbarie.
Un saludo,
Sele
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