Los pueblos más bonitos de Madrid - El rincón de Sele

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Los pueblos más bonitos de Madrid

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Si es cierto que a veces los árboles no nos permiten ver el bosque, se puede extrapolar este dicho a que los edificios altos y la velocidad con la que se vive en una gran ciudad como Madrid en ocasiones parecen tapar otros lugares fantásticos. Rincones los cuales no se caracterizan por su densidad de población o el crecimiento urbanístico en vertical. La Comunidad de Madrid está plagada de localidades tranquilas y también hermosas, de pueblos con encanto donde no sólo se exhala otro ritmo sino la belleza con que a estos lugares fue capaz de cincelar el paso del tiempo. Los hay narradores de historias de reyes y nobles desde la Edad Media, otros levantados con humildad y tesón para hospedar a las familias de los campesinos. También quienes se volvieron ilustrados de repente para entrar a una nueva era o aquellos que decidieron guardar su alma en grandes plazas porticadas o en el retablo barroco de su iglesia parroquial. Sea con color en las fachadas o de lajas de pizarra convertidas en pared, con vistas a la montaña o en la vega de un río, con castillo, atalaya o campanario mudéjar de ladrillo. Los hay de todas las clases.

Los pueblos más bonitos de Madrid

¿Cuáles son los pueblos más bonitos de Madrid? He aquí una selección de 16 pueblos encantadores que merecen una visita en la Comunidad de Madrid. Lugares y buenas razones para escaparse desde la capital o justificar una estancia más prolongada. Porque no todo queda en la Gran Vía o el Museo del Prado y, de vez en cuando, viene bien un respiro.

NO TE LO PIERDAS: 52 escapadas a menos de dos horas de Madrid (para una mañana, un día entero o un fin de semana).

LOS 17 PUEBLOS MÁS BONITOS QUE VER EN MADRID

A veces a los propios madrileños resultamos huraños con lo nuestro. No en pocas ocasiones se comete el descaro o desapego de desconocer o no saber apreciar las maravillas que nos quedan en la palma de la mano. ¡Como si Madrid sólo fuese la ciudad! Al contrario, en Madrid además de largas avenidas, los neones de Callao y un asfalto siempre caliente, hay otros rincones excepcionales a pocos minutos donde perderse y oxigenarse. El encanto, en este caso, se mide en cuencos de pequeño tamaño, concretamente en sus pueblos. Por lo que espero desquitarme hoy con este listado donde selecciono los pueblos más hermosos y atractivos que visitar en Madrid. Un post tanto para turistas primerizos u ocasionales en la capital, pero también pensado para los propios madrileños y madrileñas.

Plaza Mayor de Torrelaguna, uno de los pueblos más bonitos de Madrid

No puedo obviar que, como en otras selecciones de este tipo, los textos se basan en la opinión absolutamente personal y subjetiva de quien lo escribe. Es decir, de mí mismo. Por tanto, pido disculpas si mis opiniones o gustos no alcanzan o entusiasman a quienes los leen. Si mi mejor amigo me preguntara qué pueblos son para mí los más bonitos de Madrid sería simple y llanamente lo que le respondería. Quizás con otras palabras (soltando algún taco) pero con el mismo sentido. Guiándome tan sólo a través de vivencias y sensaciones. Y, estando convencido de que el lector pueda echar en falta algún municipio en la presente selección, creo que todos los mencionados son merecedores de aparecer en este post. Añado, además, que no existe un orden de mayor o menor encanto sino que me he remitido esta vez al azar por el que me lleven mis manos al teclado para darle sitio a estas localidades que, si no están todas las que son, seguro son todas las que están. Agradeceré, en todo caso, encontrarme con nuevas propuestas, nombres e ideas en los comentarios que se pueden depositar al final de este artículo. *NOTA: Me lo ha comentado mucha gente que si falta El Pardo, pero es que El Pardo no es un pueblo sino un barrio de Madrid (pero, por si acaso, aquí tienes una guía práctica)

Sele en Chinchón, uno de los pueblos más bonitos de Madrid

Ahora sí, no me extiendo más y procedo con una selección de los pueblos más bonitos de Madrid, acompañados siempre de unas breves notas explicativas así como algunas imágenes que representen a cada uno de los mismos.

Buitrago del Lozoya, el recinto amurallado mejor conservado de Madrid

En el meandro más pronunciado del río Lozoya surge una villa histórica protegida por esbeltas murallas almenadas. Buitrago del Lozoya es, de largo, el pueblo de mayor monumentalidad de Sierra Norte. Su conjunto histórico-artístico se explica por contar con el conjunto amurallado mejor preservado de cuantos existen en la Comunidad de Madrid, los delirios de grandeza de la poderosa familia Mendoza (Marqueses de Santillana y Duques del Infantado) y la suerte del barbero de Picasso, quien legó al municipio una fabulosa recopilación de obras de arte que el genio malagueño tuvo a bien regalarle.

Buitrago del Lozoya (Madrid)

Hacer el camino de ronda por las viejas murallas, aprender sobre artillería medieval, practicar piragüismo en el Lozoya a su paso por el río (desde el embalse de Puentes Viejas es ideal), rendir cuentas a la colección del barbero de Picasso o subir al campanario mudéjar de la iglesia de Santa María del Castillo (atención a sus techos neomudéjares) son algunas ideas sobre qué ver y hacer en Buitrago del Lozoya en una escapada perfecta para medio día. Lugar perfecto para, más tarde, seguir haciendo planes por la Sierra Norte de Madrid como, por ejemplo, completar la ruta de los pueblos negros o de pizarra que hay en esta parte de la región.

VISITA GUIADA: En caso de querer realizar una visita guiada por parte de una persona experta en la historia de Buitrago, se ofrecen varias salidas semanales (de hora y media) donde se recorren y explican los lugares principales de la localidad, la mayoría explicados en este artículo. Se debe reservar online con antelación.

Chinchón, un pueblo que se explica desde una plaza

Una de las rutas preferidas de los ciudadanos y ciudadanas de Madrid para pasar el día y saborear los parabienes de la arquitectura popular es Chinchón. Desde su gran plaza, levantada como un coso taurino con los graderíos situados en los propios balcones de madera de las casas pintados en verde, se acaricia la gloria. No sé qué sucede que en Chinchón el cielo siempre se muestra azul, con un sol clavándose en la arena de un improvisado albero donde los visitantes no entienden de horas para el aperitivo.

Plaza Mayor de Chinchón, entre los pueblos más bonitos de Madrid

Pueblo con castillo desde donde se divisa la comarca de Las Vegas y también Madrid a lo lejos. Que huele a tetas de novicia y pelotas de fraile (no confundirse, son productos típicos de la repostería local), al mejor anís y a la humareda de los asados recién hechos en el Mesón Quiñones (Las cuevas del murciélago) y otras muchas tabernas de una visita que jamás defrauda y de la que siempre se aprende.

Visita Guiada: Reserva una visita guiada gratis por los mejores rincones de Chinchón con una guía local que te cuente historia y un montón de curiosidades.

Nuevo Baztán, utopía de una nueva España

A comienzos del siglo XVIII el navarro Juan de Goyeneche fundó su propia ciudad desde cero. La llamó Nuevo Baztán en recuerdo a su hogar en el valle del Baztán. Planteada para albergar fábricas y empoderar de industria (vidrios, paños, jabones, etc.) una España que debía modernizarse, contó para ello con uno de los mejores arquitectos de la época, José de Churriguera. Brotó entonces una población de nueva planta destinada a crecer de manera exponencial y ordenada siempre que fuese necesario.

Palacio de Goyeneche en Nuevo Baztán (Madrid)

Este enclave del sureste de la Comunidad Autónoma de Madrid (es parte de La Alcarria madrileña) se muestra en cuadrícula  y líneas rectas desde la iglesia y el espectacular palacio de Goyeneche. El barroco castizo proyectado por Churriguera se aprecia en el palacio y la iglesia, pero también en la plaza de fiestas y hasta en los gruesos muros de las viviendas de los capataces, artesanos y campesinos quienes formaron parte de una utopía que duró apenas décadas y que se mantiene en un pueblo vivo pero apartado de todo. Resulta curioso, pero muchos madrileños desconocen su existencia. Y no saben lo que se pierden.

Olmeda de las Fuentes, pueblo de pioneros y pintores

A escasos cinco kilómetros de Nuevo Baztán merece la pena detenerse en el pueblo que hasta los años cincuenta se llamaba Olmeda de la Cebolla. Ahora es Olmeda de las Fuentes y, tanto su emplazamiento con sus casas encaramadas a una colina con vistas al magnífico paisaje alcarreño, como la armonía arquitectónica presente calle a calle, convierten a esta localidad madrileña casi limítrofe con la provincia de Guadalajara, en una apetitosa idea. Las casas de paredes blancos y vigas de madera oscurecidas sobresaliendo junto a puertas y ventanas, junto a un mar de tejados rojos, se integran a la perfección en este paisaje de luz e inspiración, la misma que buscaron tantos pintores y pintoras que esquivaron el trasiego de la capital de España para retirarse en este tranquilo y hermoso pueblo de La Alcarria Madrileña.

Olmeda de las Fuentes (Madrid)

Pasear por Olmeda de las Fuentes siguiendo las rutas que proponen en el edificio municipal sito en la Plaza de la Villa nos permite conocer mejor la historia del pueblo así como de su habitante más ilustre, Pedro Páez, el primer europeo en descubrir y describir las fuentes del Nilo Azul allá por el año 1618 (siglo y medio antes de que se lo atribuyera el británico James Bruce). Aquí nació el esta especie de «Livingstone español» y siguiendo varios hitos en las calles y emplazamientos principales de la localidad se puede disfrutar de la arquitectura y el paisaje que envuelve a Olmeda mientras se aprende de la vida de este personaje que el añorado periodista Javier Reverte nos colmó de detalles en el libro «Dios, el diablo y la aventura», sacando a la luz las hazañas de este humilde misionero que asesoró al mismísimo emperador de Etiopía y llegó donde otros aún no lo habían hecho.

A partir de los años 60, pintores, escultores y ceramistas comenzaron a asentarse en este enclave rural, atraídos por la luminosidad única del lugar y la tranquilidad que ofrecía para crear. Hoy en día, existe la conocida como ruta de los pintores, que ofrece a los visitantes la oportunidad de conocer algunas de las casas y estudios de estos artistas, saber más sobre sus obras, y pasear por las calles que han inspirado a tantas creaciones.

Manzanares El Real, el castillo de los Mendoza

Un pueblo de postal. Con su castillo medieval, quizás el más destacado, inspirador y accesible de Madrid, y al fondo los canchales de granito de La Pedriza en plena Sierra de Guadarrama. De frente el embalse de Santillana y aves acuáticas chapoteando en este sugerente rincón serrano donde no sólo se modifica el tiempo sino también el modo de respirar. No se puede pedir más.

Castillo de los Mendoza en Manzanares El Real (Madrid)

El castillo gótico de los Mendoza, convenientemente musealizado (reservar entrada + guía experto para la visita), vertebra un municipio localizado en un inmejorable emplazamiento desde el cual salir a descubrir a pie el Parque Nacional de Guadarrama o bajar a comer a uno de los restaurantes de la plaza Manzanares El Real resurge cada fin de semana como una buena idea.

INTERESANTE: En el embalse de Santillana hay una de las colonias más importantes de somormujos lavancos. Hace algún tiempo fotografié su cortejo nupcial y aquí tenéis el resultado. Es un lugar excepcional para quienes les gusten las aves.

San Lorenzo de El Escorial, la vida ante un Patrimonio Mundial

Todo un Patrimonio de la Humanidad a espaldas del Monte Abantos que viste con la rectitud de los primeros Austrias la etapa más regia de la Sierra de Guadarrama. El monasterio de San Lorenzo de El Escorial nació del deseo de un gran monarca, Felipe II, con el que poder celebrar la victoria de San Quintín (en el día de San Lorenzo de 1557) y honrar la memoria de sus padres, sus descendientes y la suya propia con la construcción más prodigiosa del siglo XVII que tuvieran las Españas. No sería sólo un monasterio. Sería además palacio, basílica, panteón y la mejor pinacoteca de la época.

Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid)

Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera pusieron las mimbres de un monumento imprescindible desde el cual surgieron nuevas construcciones y casas, ya en tiempos de los borbones. Hoy día todo el pueblo, y quienes llegan hasta él, disfrutan del rigor arquitectónico y sobriedad que visten a San Lorenzo de El Escorial. Observarlo desde la silla de piedra con la que Felipe II siguió las obras es admirar una panorámica soberbia y difícilmente superable en la Comunidad de Madrid.

Visita Guiada: Reserva una visita guiada al monasterio de El Escorial con una guía oficial local (y entrada incluida) que te cuente historia y un montón de curiosidades, misterios y leyendas.

Patones de Arriba, el reino de pizarra

Encaramado a una montaña el pueblo de Patones de Arriba vive próximo a la cuenca del Jarama y espaldas del embalse del Atazar. Tan escondido que ni las tropas francesas lograron poner sus pies en él en una de las muchas incursiones que realizaron por la zona. Ese es uno de los valores de Patones de Arriba, su aparente aislamiento salvable hoy día con una serpenteante carretera comarcal en constante pendiente. Pero también ser uno de los pocos pueblos negros de Madrid, es decir, una muestra de aquellas localidades serranas levantadas con la pizarra como material principal de construcción. En Patones, en el cual incluso hubo rey y el cual llegó a estar abandonado bastantes años, se da una interesante muestra de arquitectura negra y popular que se advierte en callejones, casas protegidas por la oscura pizarra y ocasionales enredaderas.

Patones de Arriba (Uno de los pueblos más bonitos que ver en Madrid)

Una escapada a la vertiente más meridional de la Sierra Norte que se puede complementar con una caminata por el Pontón de la Oliva (llegar a Las Cárcavas es un buen objetivo), la senda de Genaro o excepcionales vistas en el mirador del Embalse del Atazar, un discurso casi marítimo en pleno centro de la Península Ibérica.

Torrelaguna, cuna de Cisneros

Ni diez minutos en coche separan a la aldea serrana de Patones de la villa de Torrelaguna, uno de esos lugares que no suelen formar parte de las recomendaciones de las guías de viaje. Pero, aunque pase desapercibido para la mayoría, quien sube a pie por la Calle del Cardenal Cisneros hasta una plaza mayor con tintes épicos y una iglesia que bien pudiera ser catedral, se da cuenta de que este personaje histórico de semejante relevancia, quien vivió entre los siglos XV y XVI, tuvo a bien nacer en Torrelaguna. Quién sabe si eso explica la nobleza de esta villa que fuera protegida por murallas y obsequiada con ciertos dones que otras jamás tuvieron.

Torrelaguna, pueblo de la Sierra Norte y entre los más atractivos que visitar en la Comunidad de Madrid

La propia Santa María Magdalena, iglesia que emprende el vuelo con sus alas góticas en una plaza mayúscula, es uno de los reclamos de un municipio cargado de Historia, de restos de muralla, conventos, casas solariegas y el recuerdo siempre presente del gran Cardenal. Que no es de Alcalá de Henares donde fundó universidad sino un torrelagunense ilustre. Aunque, casi nunca, se diga.

Puedes leer un artículo a fondo sobre qué ver y hacer en Torrelaguna, la cuna de Cisneros, y sacarle el mayor partido a este bonito pueblo.

Colmenar de Oreja, érase una plaza porticada, unas chulas y un vaso de limoncillo

La existencia de Chinchón puede ser quizás la sombra más alargada que reciba Colmenar de Oreja, pues son cinco kilómetros los que se cuentan entre ambos. Quien se anima a extender su viaje se puede encontrar una de las plazas porticadas más espléndidas de la Comunidad de Madrid, bajo la cual discurre un antiguo y enigmático túnel subterráneo. A la vista, Santa María la Mayor, en la cual aprovechando haber sido corte temporal de Enrique IV, se clavó en la puerta un alegato a favor de Juana la Beltraneja. Tras los soportales aguardan tabernas donde se sirven pozas, patatas chulas cocinadas con mucho aceite y aún más tiento, vinos de alguna de las bodegas de la zona (la comarca de Las Vegas es prolífica en dar excelentes caldos) y limoncillo, un digestivo realizado con la maceración de la cáscara de limón.

Retablo de la iglesia de Colmenar de Oreja

Colmenar de Oreja no ostenta la fama de su vecina Chinchón. Pero ni falta que le hace. Precisamente su autenticidad radica en seguir siendo la misma que siempre fue.

La Hiruela, el último pueblo negro

Cuando se asciende en coche el Puerto de La Hiruela, en uno de los extremos nororientales de la Sierra del Rincón, se comprende que esta zona sea Reserva de la Biosfera por la UNESCO. ¡Qué espectáculo! Llegar a La Hiruela pueblo es hacerlo al último confín, a 105 kilómetros de la Puerta del Sol. Y, con ello, a uno de los pueblos de arquitectura negra o de pizarra más formidables de cuantos atesora la Comunidad de Madrid. Parece un milagro que pervivan lugares así, de auténtico cuento.

Fachada de una casa de La Hiruela (Madrid)

En La Hiruela, quizás el pueblo mejor conservado de la Sierra del Rincón, hay una y mil escapadas rurales al mismo tiempo. Desde el momento en que se buscan los viejos molinos harineros, un peral con centurias engrosando su tronco y se baja por la calle Pilón o la de «Enmedio», se respira otro aire. En realidad, otra vida. La Hiruela es una de las maravillas de Madrid. Y quien ha estado alguna vez, bien lo sabe.

Real Cortijo de San Isidro

Hay quien se pregunta cómo en esta selección de los pueblos más bonitos de Madrid no aparecen la villa de Aranjuez. Por supuesto que no, Aranjuez no se trata de un pueblo sino de un municipio con una entidad muchísimo mayor y alrededor de sesenta mil habitantes a sus espaldas como para incluirlo en un listado enfocado a localidades de menor tamaño (lo mismo sucede con Alcalá de Henares, que es toda una ciudad). Pero sí goza de todo el sentido y rigor incluir a una pedanía que forma parte de Aranjuez, el Real Cortijo de San Isidro, a cinco kilómetros del Palacio Real y el Jardín de la Isla. Que levante la mano quien no ha escuchado jamás oír de esta localidad. No son pocas las personas que lo hacen, no, pues se trata de un auténtico desconocido, aunque no exento de interés.

Real Cortijo de San Isidro (Pedanía de Aranjuez)

El Real Cortijo de San Isidro se entiende como una antigua explotación agrícola que el rey Carlos III mandó fundar sobre los antiguos terrenos del antiguo pueblo de Villafranca. En este llano nació, por ejemplo, la Real Bodega, destinada a proveer de vinos y aceites a la Casa Real, algo que se consiguió durante alrededor dos siglos desde 1782. A pesar de las desamortizaciones y el desinterés de los nuevos tiempos, esta idea fructificó en pueblo que ahora cuenta con más de seiscientos habitantes censados. Donde se puede visitar su ermita neoclásica y, por supuesto, los túneles donde se custodian los vinos elaborados desde antiguo en la ya mencionada Real Bodega.

Cercedilla, entramado urbano en la Sierra de Guadarrama

Un pueblo madrileño que de sólo mencionarlo nos traslada a los grandes hitos del esquí, al tren de naturaleza, a los paisajes de los siete picos y las mañanas de nieve y caldo caliente en el Puerto de Navacerrada. Foco de segundas residencias y visitantes asiduos al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, conserva su amable carácter serrano y los brazos siempre abiertos. Los restos de una antigua calzada romana (Vía Antonina) forman parte de su legado, así como su ferrocarril cuyos orígenes se remontan al finales del siglo XIX.

Imagen de Cercedilla

Cercedilla es un formidable vaticinio de grandes propuestas de turismo y ocio en plena naturaleza. Basado, sobre todo, en su posición estratégica e inmejorable para caminar, hacer deporte y, por supuesto, caer en las mieles de la gastronomía de la zona que se aprovecha de las buenas carnes de la sierra.

Horcajuelo de la Sierra, una sorpresa en la Sierra del Rincón

Si se accede a Montejo de la Sierra se inicia una buena andadura por los pueblos de pizarra de la Sierra del Rincón. Pero para hallar el discurso más coherente de la arquitectura negra propio de la comarca Sierra Norte de Madrid conviene no dar la vuelta y avanzar un par de kilómetros más. Aparece en un entorno sin mácula Horcajuelo de la Sierra, cuya armonía derivada de las lajas de pizarra y los portones bajos de madera se entreve desde el primer momento. La fachada circular de su museo etnológico o la antigua fragua son un reclamo al que añadir la iglesia de San Nicolás de Bari, de entre las destacadas de la zona (junto a las de San Pedro en Montejo o la de Prádena del Rincón), aunque su reclamo más próximo es el Hayedo de Montejo, de inmenso valor ecológico pues se trata del hayedo más meridional de Europa. Y una de las razones por las que la Sierra del Rincón fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO.

Horcajuelo de la Sierra, uno de los pueblos más auténticos de la Sierra del Rincón (Madrid)

Quien esté buscando un pueblo bonito, diminuto, tranquilo y acogedor en la Comunidad de Madrid, en Horcajuelo de la Sierra verá satisfechos sus deseos.

Navalcarnero y la plaza de casas de colores

Ubicada entre los cursos de los ríos Guadarrama y Alberche, en los límites más meridionales de la Comunidad de Madrid con la provincia de Toledo por la Autovía de Extremadura (A-5), surge Navalcarnero. Localidad histórica ligada desde su fundación con la ciudad de Segovia (a la cual perteneció), la cual fue escogida para la boda real entre Felipe IV y Mariana de Austria en 1649. Posee una portentosa Plaza Mayor porticada por tres de sus cuatro lados conocida como Plaza de Segovia debido a su pasado. En la cual las fachadas de las casas están pintadas de distintos colores, siendo una buena muestra de la arquitectura popular castellana.

Plaza de Segovia en Navalcarnero, uno de los pueblos más bonitos que visitar en Madrid

Navalcarnero se muestra orgulloso de su plaza. Pero también de sus vinos con Denominación de Origen. Y de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, catalogada como Bien de Interés Cultural. Corresponde a sus visitantes con un agradable paseo por la calle del Real desde la Plaza de Segovia hasta la, también transitada, Plaza del teatro. Buen amiga de los asadores, las terrazas todo el año y los amantes del enoturismo que se entusiasman con una visita a las antigua galerías subterráneas tanto en el Museo del Vino como en el Centro de Interpretación Turística de la villa de Navalcarnero, dos de las razones por las que venirse a pasar unas horas a la localidad.

Talamanca de Jarama, un plató de películas de época

El valle del Jarama se muestra generoso al sur de la ya mencionada Torrelaguna, donde surge una población demasiado modesta en cuanto a menciones y epítetos recibidos para el patrimonio histórico y cultural del que podría presumir. Son numerosos tramos los que se conservan de una gran muralla medieval que llegó a tener más de 1300 metros. Puentes de piedra llevan hasta ella y viejas atalayas de origen árabe protegen el emplazamiento. En Talamanca de Jarama existe buena muestra del románico, aunque basado eminentemente en dos ábsides. Románico puro el de San Juan Bautista. En cambio el Morabito, también llamado ábside de los milagros, es un resto prodigioso del mudéjar hecho por completo de ladrillo (y es la única parte se conserva de la antigua iglesia).

El ábside de los milagros en Talamanca del Jarama (Pueblos más bonitos de Madrid)

Pero es, probablemente, una antigua granja perteneciente al monasterio de El Paular (Rascafría) la que ha llevado a Talamanca de Jarama a ser un estudio de cine y televisión con más de un centenar de películas en su haber. Y tantas series o anuncios de televisión que se ha perdido la cuenta. La Cartuja, como se le conoce, mantiene todas sus instalaciones (bodega, capilla, claustro, cocinas, patio, cuadras, etcétera) constituyendo una representación fidedigna del siglo XVII en tierras castellanas. Para algunos es, además, un auténtico viaje en el tiempo.

La Cartuja en Talamanca del Jarama (Madrid)

Así que quien desee buscar los escenarios del Capitán Alatriste, el Ministerio del Tiempo, Águila Roja, Los fantasmas de Goya, Ay Carmela o infinidad de películas de terror de Paul Naschy (o incluso Conan el Bárbaro), en la vieja cartuja de Talamanca de Jarama encontrará la solución. Lo bueno sería ya si los visitantes de a pie que no estamos dentro del cine pudiésemos visitarlo alguna vez (al parecer sólo se abre durante el Festival Talamanca de Cine).

Rascafría, una de las mejores escapadas serranas de Madrid

Hablaba hace un instante de la granja de Talamanca, perteneciente a El Paular de Rascafría. Pues allí nos vamos, a la primera Cartuja levantada en el reino de Castilla. En Rascafría suceden muchas cosas. Demasiadas. No sólo le acompañan las cumbres de la Sierra de Guadarrama, las motas de nieve de Peñalara o el monasterio ya mencionado de El Paular. Rascafría por sí solo es un pueblo agradable y acogedor, con aroma a asador, los rumores del Lozoya esparciendo frescura y el inicio y fin de una red incontable de senderos donde salir a caminar en cualquier época del año. Da igual si en el Bosque finlandés con su cabaña de madera y su muelle propio de la región de los lagos del país escandinavo. O en Las Presillas y sus piscinas naturales, gélidas eso sí. O en las cascadas del Purgatorio. Cada escapada a Rascafría aguarda imponentes experiencias fuera y dentro de su casco urbano bien avenido. Y si es con los chocolates de San Lázaro, pues mucho mejor.

Monasterio de El Paular desde el puente del perdón en Rascafría (Madrid)

Además. ¿Cómo iba a obviar a Rascafría si mi boda civil fue en su ayuntamiento? (Aunque el convite lo celebramos dos días después en Robledo de Chavela).

San Martín de Valdeiglesias, entre el castillo de la Coracera y las aguas del Pantano de San Juan

Después de San Martín de Valdeiglesias ya sólo nos quedan Ávila y los toros de Guisando. En este lugar termina también Madrid, pero arranca una leyenda del siglo XV con el castillo de la Coracera, residencia de Don Álvaro de Luna y hospedaje de la recién nombrada heredera al trono de Castilla, Isabel de Trastámara (futura Isabel la Católica), como uno de los iconos más reconocibles de la localidad. Quizás este se trate del castillo mejor conservado de cuentos hay en Madrid junto al ya mencionado de Manzanares El Real.

La iglesia de San Martín y su red de ermitas son parte del rico patrimonio histórico y cultural de esta localidad donde el agua goza protagonismo más allá de los ríos Alberche y Cofio, amén de sus canchos de granito característicos. El embalse de San Juan trae uno de esos baños de interior donde los madrileños a veces acudimos para redimirnos de no tener playa. San Martín de Valdeiglesias también es tierra de vinos, la cual nutre de ricos caldos la Denominación de Origen Vinos de Madrid.

NO TE LO PIERDAS: 52 escapadas a menos de dos horas de Madrid (para una mañana, un día entero o un fin de semana).

¿Qué otros pueblos de Madrid merecen la pena aparecer entre los más destacados para visitar?

Prádena del Rincón, Montejo de la Sierra, Villarejo de Salvanés, Madarcos, Braojos están también entre los pueblos más bonitos que ver en Madrid porque han mantenido su singularidad y algunos de ellos guardan importante patrimonio histórico en su casco viejo. Me vienen a la mente también Navacerrada, Puebla de la Sierra, El Berrueco, Villa del Prado o incluso Batres.

Sele en Talamanca del Jarama, uno de los pueblos más bonitos que ver en Madrid

Ahora os toca a los lectores de este cuaderno de bitácora compartir vuestros pueblos preferidos de Madrid, a ser posible de manera razonada. ¿Cuáles faltan en este listado? ¿Echáis algunos de menos? ¿Os sobran otros? Soy todo ojos…

NO ES UN PUEBLO DE MADRID, PERO CASI: EL PARDO

Mucha gente cree que El Pardo es un pueblo, pero realmente está considerado oficialmente como un barrio más de la ciudad Madrid, a pesar de sus poco más de tres mil habitantes y de ser un bosque inmenso que ocupa un 25% de la totalidad del municipio. Aún así merece la pena ser tenido en cuenta y, por ello, incorporo aquí una breve guía con los mejores lugares que ver en El Pardo durante una escapada (monumentos, senderos de naturaleza, restaurantes, aparcamiento, hechos históricos, etc.).

Sele

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