¿Aún no sabes dónde vas a viajar en verano? ¿Sigues dándole vueltas y el tiempo se te echa encima? En las últimas semanas he podido recibir decenas de e-mails sobre la misma cuestión. Realmente son muchas personas todavía las que no acaban de decidirse por el viaje de que van a realizar este verano. Voy a intentar aportar algo, a ver si con unas cuantas ideas le ponemos solución al asunto.

¿Dónde viajar este verano? Para ayudar a esos indecisos e indecisas he seleccionado unos cuantos destinos, unos más complejos y otros más de andar por casa, para armarse una de esas grandes experiencias que recordar toda la vida. 

IDEAS PARA VIAJAR EN VERANO

Ante todo debo dejar claro que cuando hablo de viajar en verano me refiero al verano europeo que toca los meses de junio, julio, agosto y casi todo septiembre. Sobre todo de cara a evitar o tener en cuenta ciertos destinos donde la climatología no es la mejor en esta época. Como veréis, en esta selección de diez lugares hay para todo. Unos más caros y lejanos, otros más a mano, donde caben distintas horquillas de presupuesto y teniendo en cuenta de que el tiempo se nos echa realmente encima.

La costa alentejana en coche (o en camper)

¡El Alentejo está de moda! Mientras que la parte interior de la región en verano es un auténtico horno, la costa tiene recursos suficientes para atraer a gente que huye de las playas masificadas de otras partes de la península. A lo largo de casi doscientos kilómetros recibiendo la brisa atlántica se puede trazar una ruta por la costa del Alentejo en coche o en camper (que ahora se ven mucho por Portugal) para quedarse a dormir con vistas al mar. Troia, Comporta, Vilanova de Milfontes, la ruta vicentina, la Sines de Vasco de Gama, un sinfín de ruinas romanas, lagunas como San Andrés ideal para fotografiar aves marinas, el curioso puerto palafítico de Carrasqueira, los delfines que remontan el río Sado en busca de alimento y un largo etcétera de propuestas para quien busque costa, pero sin edificios matando la playa y la sensación de que aún quedan lugares veraniegos como los de antes.

La vuelta a Islandia en dos semanas

La estrella de los últimos veranos es Islandia, y de manera indiscutible. Y no lo digo sólo porque sea el destino más buscado en este blog en 2015, 2016 y 2017 (en 2018 sigue en el primer puesto), lo que me ayuda a hacerme una idea, sino porque sus cifras de visitantes hablan por sí solas. Prácticamente se duplican de un año para el otro. Quién sabe si por tratarse de uno de los escenarios más impactantes de Juego de Tronos, si por la peli de «La vida secreta de Walter Mitty», la cantidad de noticias vertidas en torno a la erupción del volcán Eyjafjallajökull o por el papel de su selección de fútbol en los últimos campeonatos. Yo creo, más bien, que el boca a boca ha hecho mucho para relatar de primera mano uno de los roadtrips más alucinantes que se pueden hacer actualmente en Europa. Porque no todos los días se puede dar la vuelta a una isla con inmensidad de volcanes, glaciares, icebergs, fumarolas y bandadas de frailecillos revoloteando por los acantilados.

El verano en Islandia lo es de luz prácticamente las 24 horas. Un periodo en que la nieve da una tregua para colorear los campos y montañas de verde fosforito y se abren muchas de las carreteras que han permanecido cerradas durante casi todo el invierno. La ruta circular en Islandia (la mítica ring road) utilizando coche o autocaravana es una manera excelente de recorrer el país. Para hacerla se necesitan en torno a 10-15 días, aunque se puede reducir si nos centramos en la parte sur de Islandia, por ejemplo, donde hay una amalgama espectacular de cascadas, glaciares, aldeas vikingas como Keldur, la reina de todas las visitas, la laguna Jökulsárlón en la que flotan icebergs y témpanos de hielo que llegan incluso a la playa. Si tenemos menos tiempo (algo menos de una semana) una opción interesante es poner de base Reikiavik, la capital, y hacer excursiones de ida y vuelta desde allí.

Rías Baixas, entre hórreos, albariños y playas de postal

Cuando comenté antes que daría destinos de andar por casa, lo decía de manera literal. Porque si hay un lugar que se convierte en mi casa cada verano es la zona de Sanxenxo y Portonovo en Rías Baixas (Galicia). En un modesto hotel al que ya iban mis abuelos y mis tías (y de cuyo nombre no quiero acordarme) paso los veranos desde que tenía quince años. Y conozco buena parte de las rías de Arousa, Vigo y Pontevedra tras mucho tiempo recorriéndolas en coche, en barco o a pie. Así que, quizás me falte objetividad para decir que para mí el verano es sinónimo de Galicia, de sus hermosas Rías Baixas.

¿Sabes todo lo que puede dar de sí esta zona? Una colección de playas estupendas, muchas de ellas manteniendo su esencia y sin «horrores urbanísticos» decorándolas, pueblos encantadores como Combarro, el casco histórico de Cambados, la cuna del Albariño, los rincones más inéditos de las Cíes, Ons, Sálvora o la isla de Arosa (esta comunicada por un puente), los monasterios de Poio o Armenteira, el mercado da pedra en Vigo, el sendero entre las rocas de San Vicente do Mar o las torres vikingas de Catoira. Si a todo esto le sumamos un clima privilegiado, lo bien que se come (una mariscada en O Grove es LEY) y que aún sus precios no son los del Mediterráneo, tenemos un resultado difícil de batir.

Yo este año vuelvo a las Rías Baixas. ¡Este año, vuelvo a Galicia!

Indonesia, escapando del monzón en el continente asiático

Uno de los problemas cuando salimos de Europa en verano a otros continentes es que nos topamos directamente con la época de lluvias en el Sudeste Asiático o con el invierno sudamericano. Sin duda los meses en que más llueve en las Tailandia, Vietnam, Camboya, Singapur, Laos, Myanmar, Filipinas, Malasia y compañía son junio, julio, agosto y septiembre. Pero hay una bendita excepción. Y se llama Indonesia, que al estar en latitudes algo más bajas (salvo algunas islas y norte de Sumatra), esquiva los efectos de los monzones en esta zona del mundo. De hecho nuestro verano coincide con la época seca (aunque teniendo un clima tropical no significa que no llueva, ni mucho menos) de este país. Un conglomerado de más de 17.000 islas que se explica por medio de una inmensa diversidad cultural.

En Indonesia caben todo tipo de viajeros. Solitarios con mochila, grupos de amigos, parejas de todas las edades que quieren darse un buen capricho e ir a buenos hoteles, improvisadores natos, amantes de la naturaleza, buceadores, surfistas, fotógrafos, antropólogos, visitadores profesionales de monumentos y templos del mundo… ¡Lo tiene todo! La mítica isla de Borneo con los últimos orangutanes, la estupa más grande del mundo en Borobudur, templos «angkorianos» en Prambanan, volcanes como el Bromo o los que se ven en Lombok, Java o Flores, la cultura balinesa y sus deliciosos arrozales, las tradiciones en Sulawesi, los paraísos bajo el mar en Molucas o en la bahía de Labuanbajo, los legendarios dragones de Komodo, las etnias de la isla de Papúa…

Ruta por el corazón del Cáucaso en Armenia y Georgia

En el extremo oriente europeo, acariciando meridianos más propios de Asia, se encuentra otra de esas cunas del mundo, un rincón pionero capaz de viajar a los confines más insólitos de la Historia. Al compás de la cordillera del Cáucaso cuelgan Georgia y Armenia, los primeros países del mundo en adoptar el cristianismo como religión oficial y, los cuales, conservan monasterios e iglesias de más de 1500 años de antigüedad. Países caucásicos muy diferentes entre sí pero con costumbres curiosamente mediterráneas, más ligadas a la Península Ibérica de lo que cabría imaginar.

En Armenia, a la sombra de la cima nevada del Monte Ararat (eso sí, éste en territorio turco), se da una colección maravillosa de monasterios y complejos arqueológicos donde la tradición religiosa sigue latente. Un espectro de cañones, valles floridos y diminutas muestras del cristianimo más antiguo ante una civilización que desea salir del olvido y reivindicarse por todo lo alto. Cruces de piedra (Khachkars) talladas a golpe de fe que permanecen clavadas en la tierra como testigos de una larga Historia (las de Noraduz junto al lago Sevan son dignas de ver) son emblemas vivos de uno de esos países que visitar, al menos, una vez en la vida.

Georgia, completamente integrado en la barrera del Cáucaso, es un país alegre, que celebra cada momento frente a una mesa repleta de comida (y si es con khinkalis o khachapuris mejor que mejor) y brindando con el que dicen es el vino más antiguo del planeta (en la región de Kakheti hay cientos de bodega y tradición enoturística). Fue el segundo país en aceptar el cristianismo como religión oficial, aunque aquí la tradición es la ortodoxa rusa. Al igual que Armenia atesora iglesias y monasterios enclavados en los lugares más extraños y fotogénicos posibles, así como tres pequeñas (o no tan pequeñas) Capadocias como Vardzia, Davit Gareja y Uplistsikhe. Pone los pies en remojo en la animada Batumi (que da al Mar Negro) y se pierde en las torres de piedra de la remota Svaneti, en pleno Cáucaso. Personalmente creo que es es y será la revelación europea en los próximos años. Y en verano la temperatura es excelente.

Un safari móvil en Botswana

Kenia y Tanzania son las auténticas estrellas en el mundo de los safaris en África. Pero, ¿y si nos vamos hasta el sur de África? En Botswana el número de turistas es mucho menor y un safari móvil en los principales parques naturales del país puede ser una idea excelente para auténticos apasionados del mundo animal. Imagínate, acampando dentro de los parques y reservas, «desapareciendo» del mundo completamente durante unos cuantos días y viendo escenas increíbles de naturaleza. Quién sabe si como ésta que nos encontramos nosotros cuando fuimos testigos de cómo nueve leones cazaban un búfalo frente a nuestras narices. O viviendo una serie de momentazos difíciles de describrir. Todo es posible.

Auroras boreales en Groenlandia… ¿en agosto?

Una aventura en Groenlandia es más que una aventura. No todos los días se tiene la posibilidad de caminar por glaciares o acampar frente a los mismos (incluso sobrevolarlos en helicóptero), sortear icebergs en kayak o en lancha, perseguir las huellas de los primeros vikingos que llegaron a América (cuatro siglos antes de que lo hiciera Cristóbal Colón) e irse a dormir escuchando el rugido de una cascada mientras un grupo grande de caribúes se dejan ver en la distancia. Pero es que además Groenlandia deja ver en sus cielos las auroras boreales mucho antes que en otros destinos árticos. De hecho a finales de agosto este fenómeno es visible en el sur de Groenlandia, donde las noches llegan antes y permiten vislumbrar las famosas luces verdes.

Alaska en autocaravana

Un roadtrip en la última frontera como viaje de verano no suena nada mal. Junio, julio y agosto son meses perfectos para recorrer Alaska, puesto que en el resto del año los termómetros bajan hasta romperse. El estío es temporada de salmón, y por tanto, de osos pardos de festín en festín. E ideal para hacer senderismo por los parques naturales o ponerse frente a los muros glaciares en barco y ver saltar a las ballenas y a un montón de animales. Alaska es el paraíso de la fauna salvaje, con un número bastante elevado que especies que ver y fotografiar. Todo ello es posible al modo alaskeño, es decir, con la casa a cuestas. La autocaravana se convierte en el santo y seña de una aventura sobre ruedas por carreteras que se pierden en profundos bosques o que persiguen el hielo de los glaciares en valles propios de una película de dinosaurios.

Playas de Montenegro

Al sur de Croacia, Montenegro se erige como un destino costero en el que disfrutar de la brisa y las aguas claras del Adriático. De un litoral de casi 300 kilómetros, 72 son de playa. Algunas tan bellas que para muchos están entre las mejores de Europa. Budva (con Kraljičina plaža como destacada), Sveti Stefan o la reconocida Bečićka plaža son algunos de los emplazamientos de sol y playa con mayor solera en el pequeño país balcánico que declaró su independencia en 2006.

Ruta por las Repúblicas Bálticas: Estonia, Letonia y Lituania

Tres pequeños países bañados por las aguas del Mar Báltico. Estonia, Letonia y Lituania son tres pequeñas perlas europeas que hasta la caída de la URSS no se abrieron al turismo. Ahora, sin fronteras ni papeleos, constituyen otro de esos viajes para hacer en coche que es capaz de reunir experiencias en ciudades hermosas (Tallinn, Riga y Vilna lo son), recorrer parques naturales (donde todavía hay bastante muestra de fauna), islas privilegiadas estonias, testimonios de fe y resistencia en la colina de las cruces lituana y playas de arena fina en el itsmo de Curlandia. O castillos para los que se requiere portar un farol de los de antes (en Cēsis) o que se reflejan en un lago (Trakai) de manera idílica.

Y de comodín: EXPEDICIÓN KAMCHATKA

Prometí diez destinos recomendados para este verano. Pero permíteme un último consejo. Para los amantes de los lugares insólitos y muy poco trillados he preparado un viaje de autor (es decir, se puede apuntar gente) nada menos que a la Península de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia. ¿Y por qué Kamchatka? Lo tiene todo. Se trata de un tipo «Alaska» en versión siberiana, con una treintena de volcanes activos, cuevas de hielo, bosques impenetrables y una cantidad de fauna salvaje desmesurada (Hay miles de osos pardos en este territorio). Un viaje en camiones 6×6, acampando en la falda de los volcanes, haciendo travesías por mar para ver ballenas o leones marinos, en un río o incluso en helicóptero para ir a ver osos. Para mí, por tanto, es UN DESTINAZO para este verano. Quedan muy pocas plazas. Si te apuntas (única salida 9 de agosto, dos semanas de viaje) te aseguro vas a vivir una de las mejores aventuras de tu vida.

¿Lo has decidido ya? ¿Dónde te vas de viaje este verano? ¡Cuéntamelo dejando un comentario más abajo!

¡¡Feliz verano!!

Sele

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