Maravillas del extrarradio de Madrid (Tesoros de barrio)
Muchas veces tendemos a creer que las ciudades que visitamos son sólo su centro histórico, pero la mayoría se sorprendería de los tesoros que guardan para sí los barrios periféricos. Un ejemplo es Madrid, donde existe la sensación de que alrededor del kilómetro cero está prácticamente todo lo que merece la pena ir a ver. Pero, ¿qué sucede con los barrios dentro del área metropolitana? De los distritos como Carabanchel, Hortaleza, Ciudad Lineal, Vallecas, Barajas, Canillejas o Vicálvaro sólo parece importar su mera función residencial, pero no sería justo obviar que en ellos existe también un patrimonio histórico, artístico o cultural digno de visitar. Grandes y pequeñas maravillas del extrarradio de Madrid que, salvo escasas excepciones, no aparecen en las guías o recomendaciones que se le dan a los viajeros o a los propios ciudadanos quienes, quizás por no estar dentro de la almendra central, no les otorguen la importancia que requieren. Y es que la capital no sólo tiene que ver con Gran Vía, Preciados, Sol, el eje Prado-Recoletos, Salamanca, Castellana o el barrio de las letras. Hay vida, y mucha historia, más allá de la M-30. A veces tan a la vista que pasamos por ellos sin advertir que tenemos en nuestros barrios auténticas joyas que no hay que dejar de valorar.
Durante unos días he sido un paseante más por Madrid, pero centrando la búsqueda en esos barrios que no quedan cerca del centro, ni viven del turismo. Lugares dentro del área metropolitana que no se ven iluminados por los focos y el trasiego de la Gran Vía pero que por sí solos forman parte de una admirable colección de maravillas de extrarradio. Como una plaza mayor con cuatro siglos de Historia que no se trata de la que todos conocemos, un solitario castillo medieval, un campanario mudéjar del siglo XIII, un parque de insólitas características, un camposanto único en su especie o incluso una iglesia ortodoxa de cúpulas doradas que uno esperaría encontrar en una calle de Moscú. Son muchas, más de las que podríais imaginar. Y os están esperando. ¿Me acompañáis a conocerlas?
El extrarradio de Madrid, ese olvidado
En Madrid siempre me ha parecido asombroso el sentimiento de pertenencia que se tiene a los distintos barrios. Y lo digo con conocimiento de causa tras nacer en Carabanchel y pasar la mayor parte de mi vida en Aluche. Muchas veces al ser preguntados de dónde somos, decimos antes «de Aluche», «de Carabanchel», «de Vallecas», «de Usera» o «de San Blas» que de Madrid. Y no significa en absoluto que no nos sintamos orgullosos de la ciudad. Somos tan «gatos» como un residente de la calle Segovia o de la Cava Baja. Pero lo hacemos por inercia, por el cariño a las calles que nos vieron crecer. Además de madrileños nos puede el barrio, como si dentro de la gran ciudad estuviese nuestro pueblo chico con esas calles de ladrillo en las que hemos aprendido a ser lo que somos, los parques en los que hemos jugado de niños (y después a ser mayores), la panadería donde todavía nos llaman por nuestro nombre y, en definitiva, esos senderos conocidos de un hogar que va mucho más allá de la casa particular.
Debo reconocer que me apetecía mucho escribir sobre este tema. Es fácil encontrarse en la red cientos de artículos sobre qué ver en Madrid en uno, dos o tres días basados en el centro, portadas de guías con el hermoso edificio Metrópolis de fondo. Las redes sociales Facebook, Twitter e Instagram están están plagadas de atardeceres en el Templo de Debod. Lugares y motivos más que suficientes para disfrutar de la que para mí es una de las ciudades más fascinantes y abiertas del mundo. Pero los barrios son también «de aquí, de Madrid» y en muchas ocasiones representan a los grandes olvidados. Sobre todo cuando cuentan con poderosas razones para gritar fuerte y sorprender incluso a los propios madrileños que ignoran el patrimonio que tienen a su alrededor.
A lo largo de esta recopilación cruzaremos un foso para entrar a un vetusto castillo, escucharemos rezar en otras lenguas, nos subiremos a un silo en el que se almacenaba grano y que ahora permite disfrutar de sus vistas. Presentaremos nuestros respetos al arquitecto del monasterio del Escorial, quien también trabajó en un célebre barrio obrero, nos iremos aun asador en una plaza porticada del siglo XVI, llamaremos a las puertas de un gran palacio, haremos turismo de cementerios, contemplaremos una hermosísima floración al final del invierno y, por supuesto, protestaremos por esos lugares que debían ser de todos los madrileños y no se protegen lo suficiente.
Mapa de los tesoros de barrio
He procedido a ordenar todos «las maravillas del extrarradio» de Madrid en un mapa tipo Google maps para ayudar a la localización de las mismas. Conviene aclarar que me para la ocasión me he centrado en el área metropolitana de Madrid, en los distritos que forman parte del municipio al otro lado de la M-30 y que, por tanto, no entran aquí ciudades tipo Móstoles, Alcorcón, Leganés, Aranjuez o Alcalá de Henares, algo que da no para uno sino para varios artículos.
UN PASEO POR LAS MARAVILLAS DEL EXTRARRADIO DE MADRID
Un castillo del siglo XV en la Alameda de Osuna (Distrito de Barajas)
¿Un castillo medieval a un par de kilómetros del aeropuerto de Barajas? ¿Pero cómo es posible? Dicen que fue Diego Hurtado de Mendoza, uno de los nobles más importantes de la corte de los Reyes Católicos, aunque con anterioridad había sido partidario de Juana «la Beltraneja» para la sucesión en el trono, quien mandó levantar a mediados del siglo XV un castillo en la pequeña aldea de La Alameda, muy cerca de Barajas y parte del mismo señorío. En aquella época aquella zona era un robledal donde se daban muy buenas condiciones para la caza. Cuando el castillo pasó a manos de la familia Zapata fue remodelado en 1575 para adecuarse a las tendencias renacentistas de la época, sobre todo de la mano de Francisco Zapata y Cisneros, mayordomo de Felipe II, quien le nombrara I Conde de Barajas y señor de La Alameda. Por este castillo ajardinado pernoctaron reinas como Margarita de Austria o el III Duque de Alba. Todo antes de que lo falleciera en sus mazmorras el Gran Duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón y Velasco, acusado de deslealtad a la Corona y fuese comprado por su viuda, así como los terrenos adyacentes (donde se ubica actualmente el Parque del Capricho). Fue ahí cuando nació la relación entre el Ducado de Osuna y esta aldea, que por todos es conocida como La Alameda de Osuna.
Tras un incendio a finales del XVII le vino una debacle constante al castillo, cuyas piedras fueron utilizados por los vecinos de los alrededores para levantar sus casas, convirtiéndose aquella ruina según la documentación de la época en «abrigo de malhechores y refugio de perversidades». También, ya en el siglo XIX, la propia Duquesa de Osuna ordenó utilizar material del castillo para su palacio y jardines del Capricho. Hoy su estado de conservación no es el mejor pero se ha adecuado para su visita alrededor del viejo foso. Incluso a su lado puede verse un nido de ametralladoras de la Guerra Civil (muy cerca estaba el búnker de El Capricho, donde tenía el centro de operaciones el General Miaja, en la retaguardia del frente del Jarama). En todo caso el castillo de la Alameda (también conocido como castillo de Barajas o de los Zapata) constituye uno de los pocos vestigios supervivientes en Madrid del siglo XX. De hecho se trata del único castillo visitable dentro del término municipal. También está el de Viñuelas, pero es de titularidad privada.
Dirección: Calle Antonio Sancha número 1 (Estaciones de metro más próximas «Alameda de Osuna» y «El Capricho» en Línea 5). Las instalaciones abren sábados, domingos y festivos. Del 1 de abril al 15 de junio y del 15 al 30 de septiembre lo hace de 10:00 a 21:00 horas, entre octubre y marzo de 10:00 a 18:00 y del 16 de junio al 15 de septiembre de 10:00 a 20:00 horas. El acceso es totalmente gratuito. Más información en www.madrid.es/castilloalameda
El Parque de El Capricho (Alameda de Osuna, Distrito de Barajas)
La excepción que confirma la regla. Quizás se trate del lugar más valorado y apreciado del extrarradio de Madrid por parte de los visitantes. El parque de El Capricho no necesita publicidad, aunque sí que abran sus puertas también entre semana y no únicamente sábados, domingos y festivos. Y es que estos jardines, así como el palacio, fueron mandados construir entre 1787 y 1839 por la Duquesa de Osuna, Doña María Josefa de la Soledad Alfonso-Pimentel y Téllez-Girón, una mujer admirable e ilustrada quien fuera mecenas de Goya, entre otros, y fuese parte de la Real Sociedad Económica Matritense, algo reservado en exclusiva a los hombres. En una superficie de aproximadamente catorce hectáreas recreó su visión del mundo, convirtiendo a sus jardines en todo «un capricho» con árboles coloridos, avenidas repletas de estatuas, estanques para ser navegados en suntuosas embarcaciones y construcciones decorativas como «la casa del labrador». Cuando fue nombrado «jardín histórico» durante la II República nadie imaginó que en la Guerra Civil sería utilizado para situar refugios antiaéreos, donde destaca el búnker de la Posición Jaca que albergaba el Cuartel General del Ejército Republicano del Centro, comandado por el General Miaja. Por fortuna El Capricho quedó prácticamente intacto y hoy se puede visitar, tanto los jardines como el búnker, aunque éste último con reserva previa y una larga así como desesperante lista de espera.
Una plaza mayor con más de cuatrocientos años junto al aeropuerto (Barajas)
El distrito de Barajas (en el que se incluye el barrio de Alameda de Osuna) es una auténtica caja de sorpresas. En Barajas pueblo, junto a la iglesia de San Pedro, cuyo torreón se suele ver desde los aviones que despegan del aeropuerto (las pistas están a un kilómetro escaso), hay una plaza mayor porticada erigida en 1616 bajo el reinado de Felipe III. Es como un oasis de historia en el corazón de una villa absolutamente maltratada por los diseños arquitectónicos de dudoso gusto de buena parte del siglo XX. Salvo por el hecho de que en esta gran plaza rectangular exista una rotonda por la que aún circulen los vehículos (peatonalizarlo por completo es una reivindicación histórica en Barajas), uno siente que se encuentra en el centro de un pueblo castellano de la época de los Austrias. Con sus galerías soportadas por columnas de piedra, techos atravesados por vigas de madera e incluso la posibilidad de comer en asadores o tomarse algo en alguna de sus tabernas.
Los soportales de la Plaza Mayor de Barajas son una de esas maravillas de extrarradio que más me sorprendieron. Si bien el día que se cierre al tráfico y sea sólo de los peatones, mucha más gente apreciará este espacio histórico y público con más de cuatro siglos de antigüedad. Barajas es mucho más que el apellido de un aeropuerto internacional.
La «catedral» de Vallecas: Las huellas de Juan de Herrera y Ventura Rodríguez
¡Qué callado se lo tiene Vallecas! Resulta que tiene catedral y no nos habían dicho nada. Porque la parroquia de San Pedro ad Vincula no merece otra clasificación que esa a tenor de su impresionante fachada. Pero, ¿cómo tanta grandiosidad? La villa de Vallecas lleva siglos habitada y recibiendo olas de gentes venidas de aquí y allá (eran famosos sus tahoneros franceses) y, aunque es parte de la ciudad de Madrid desde 1950, ha visto cómo en su templo principal están las huellas de algunos de los mejores arquitectos de la Historia de España. San Pedro ad Vincula, cuyo origen era gótico mudéjar, cambió por completo cuando en el año 1600 el mismísimo Juan de Herrera se encargó de su nuevo diseño. No olvidemos que Herrera era el arquitecto al que Felipe II confió el Monasterio de El Escorial y está considerado como uno de los mayores exponentes del renacimiento en España. Pero a esta fachada herreriana se le adosó en 1775 un campanario atribuido a Ventura Rodríguez (quien diseñó la Casa de Correos de Madrid, las Fuentes de Cibeles y Neptuno, llevó a cabo la reforma de la Basílica del Pilar de Zaragoza, etc.). Es decir, dos de los arquitectos más ilustres de los siglos XVII y XVIII fueron artífices de esta iglesia que no es catedral propiamente dicha pero que si tuviera que serlo no pasaría nada. Al menos en Madrid muchos dejaríamos de pensar, de forma equívoca o no, que nuestra «querida Almudena» es la catedral más fea de España.
En el interior de esta iglesia en la que fue bautizado Juan Malasaña, uno de los héroes populares que se enfrentaron al ejército invasor de Napoleón pereciendo el 2 de mayo de 1808, se puede disfrutar en el Altar Mayor de la obra de Francisco Ricci, La liberación de San Pedro, pintada en 1669. De Ricci hay obras en lugares emblemáticos de Madrid, aunque una de las más famosas es el Auto de fe en la Plaza Mayor de Madrid que se expone en el Museo del Prado. Vallecas es toda una ilustre con muchas historias por contar.
La Finca de Vista Alegre, el Retiro y Real Sitio que un día fue (Distrito de Carabanchel)
Carabanchel, sin saberlo, es uno de los distritos que más sorpresas esconde en su vasto callejero. Los Carabancheles (Bajo y Alto) no nacieron de manera espontánea hace unos años con el crecimiento desmesurado de la capital. ¡En absoluto! Fueron pueblos (anexionados a Madrid en 1948) donde los escritos de siglos pasados hablaban de su «aire limpio» (qué paradoja, hoy día en Carabanchel la calidad del aire no es precisamente su fuerte). Se han hallado restos arqueológicos de tiempos inmemoriales y existe la hipótesis de que la enigmática ciudad romano de Miacum pudiera haber estado en esta zona, próximo a la ermita de La Antigua. Pero a esta iglesia, a la que me referiré más adelante, no vamos ahora. Sino a la Finca de Vistalegre, el Palacio con enormes jardines que mandó construir en 1802 la Reina Maria Cristina de Borbón, la cuarta esposa de Fernando VII, como residencia de verano. Su hija y futura reina, Isabel II, también hizo uso de este Real Sitio al otro lado del Manzanares. A mediados del XIX la finca o también llamada Quinta de Vista Alegre fue comprada por el Marqués de Salamanca, quien realizó algunos añadidos a este territorio poco más pequeño que el Parque de El Retiro. Los descendientes del marqués, tras su muerte, lo vendieron al Estado. Y ahí comenzaron los problemas que lo llevaron a un incesante deterioro.
Quizás la dejadez, los desmanes y la incompetencia de unos y otros durante el siglo XX (y lo que llevamos de XXI) privaron a los ciudadanos del que podría ser uno de los mejores parques o conjuntos históricos de Madrid. El complejo se valló y se parceló, se levantaron distintas instituciones públicas (algunas aprovechando la arquitectura de entonces, pero otras desentonando completamente con el entorno). En las no modestas 45 hectáreas que ocupa la vieja quinta, hay infinidad de construcciones históricas y múltiples especies de árboles con más de 200 años de antigüedad. Los vecinos siempre han demandado que se restauraran estas instalaciones para ser un elemento cultural y de ocio con libre acceso a la que fuera una de las fincas de recreo más impresionantes de Madrid. Este mismo año la Comunidad de Madrid se comprometía a hacer lo propio con 11 hectáreas, pero hasta que no lo vean mis ojos no lo creeré.
Una iglesia ortodoxa rusa en la Gran Vía de Hortaleza (Distrito de Hortaleza)
¿Pero dónde estamos? ¿Es esto un barrio de las afueras de Moscú? ¿Es una de las iglesias ortodoxas de San Petersburgo? Nadie podría imaginar que en pleno barrio de Hortaleza existe un hermosísimo templo ruso dedicado a María Magdalena. Con sus características cúpulas de cebolla doradas, muros completamente blancos y un interior sencillo con los clásicos iconos ortodoxos y una enorme lámpara circular colgando del techo. La iglesia es de moderna construcción, aunque respetando los cánones de este tipo de templos, y además de poderse visitar, uno puede apuntarse a estudiar ruso, puesto que adyacente a la misma está la Casa Rusia donde se imparten lecciones para estudiar el idioma así como la difusión de la cultura de este país. Un lugar pintoresco y tremendamente fotogénico.
La mezquita más grande de España, ínfulas de mármol al borde de la M-30 (Barrio de San Pascual, Distrito de Ciudad Lineal)
A orillas de la M-30 el Centro Cultural Islámico de Madrid es, a su vez, la mezquita más grande construida en España (en tiempos modernos, se entiende que no en la época del Califato de Córdoba). Una construcción en mármol de Almería que lleva en la ciudad desde 1992 y que posee, nada menos, que 2000 metros cuadrados y además de sala de rezos (con distribuciones distintas para hombres y mujeres), cuenta con escuela, una amplia biblioteca, salas de exposiciones, museo, auditorio y hasta un restaurante de cocina árabe. Dicen que para el interior de la mezquita se inspiraron en la mismísima Alhambra de Granada y sus característicos arcos de herradura. Para los rezos, sobre todo los que tienen lugar en viernes, llegan feligreses de toda la ciudad. Sin duda un viaje lejano junto a la carretera de circunvalación… y el tanatorio.
La Quinta de los Molinos y la floración de los almendros (Barrio de Salvador, distrito de San Blas-Canillejas)
Lo de la Quinta de los Molinos, junto a uno de los límites más extremos de la Calle Alcalá (metro Suanzes), es una auténtica proeza. Me refiero a su existencia. Porque más de veinte hectáreas de jardines, con numerosísimas especies, estanques, un palacete y auténtico mar de almendros, en una de las zonas de Madrid con el suelo más caro, parece un auténtico milagro que no se sucumbiera al urbanismo rancio de los ochenta para llenarlo de edificios sin alma. La que fuera una de las propiedades del conde de Torre Arias, fue regalada en los años veinte al arquitecto e ingeniero alicantino, César Cort, quien también fue concejal del Ayuntamiento de Madrid y profesor de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura. Allí recreó su propio jardín o, más bien, su propio bosque, dotándole de construcciones ornamentales (puentes, fuentes, etc.) así como un complejo sistema de circulación del agua mientras fue ampliando la extensión de la finca hasta tocar la calle Alcalá. Tras el fallecimiento de Cort en 1978 sus herederos llegaron a un acuerdo con el Ayuntamiento en el que la finca pasa a ser patrimonio municipal. Desde entonces comenzó su restauración y se incluyó a la Quinta de los Molinos dentro del catálogo de Parques y Jardines históricos de especial protección. También se acordó destinar una pequeña parte a viviendas, quizás el peaje que se pagó para que este lugar fuese para siempre de todos los madrileños.
Es uno de los pocos ejemplos de arquitectura prerracionalista de comienzos del siglo XX y su palacio, ahora convertido en un centro para la infancia y la adolescencia, es una gran muestra de ello. Así como la torre del reloj, el viejo invernadero y los senderos de un extensísimo jardín. Un lugar recomendable para todo el año, pero, sobre todo, cuando florecen los almendros para anunciar la primavera y la Quinta de los molinos se convierte en un jardín a todo color. Es entonces cuando llegan los aficionados a la fotografía para captar una de las floraciones más espectaculares que se pueden ver hoy día en la capital de España.
La ermita de Santa María la Antigua, el primer templo mudéjar de Madrid (Distrito de Carabanchel)
En los campos de los Carabancheles fue labrador San Isidro. Algunos de sus milagros tuvieron lugar, según reza la leyenda, sobre el terreno en el que se erige la iglesia de Santa María la Antigua, de la que se tienen referencias desde el siglo XIII (anteriormente su advocación era a María Magdalena). A medio camino entre el cementerio y los terrenos baldíos y muertos de risa de la vieja cárcel de Carabanchel (prisa se dieron en demoler un buen pedazo de la historia de nuestro país para después no hacer nada) se puede encontrar hoy día el ejemplo de mayor antigüedad de románico mudéjar en todo Madrid. Y, aunque el descuido que ha permitido que vándalos e ignorantes mancillen su puerta arqueada con sucios graffitis, esta estructura de ladrillo impone cierto respeto. Pocos saben, vecinos de Carabanchel incluidos, que durante siglos se llevaron a cabo a este lugar peregrinaciones por parte de las personas devotas de San Isidro, sabedores de que aquí venía a orar, labrar y dar de beber a sus bueyes. O del valor de su grueso ábside y su torreón completamente rectangular.
En el interior destaca un hermoso artesonado mudéjar, aunque tras distintas reformas se pudieron obtener algunos ejemplos de murales de la época medieval (así como un vetusto pozo y algunos objetos de la época romana y visigoda) que indica que su interior estuvo completamente dotado de valiosos frescos góticos. Lamentablemente los horarios de apertura del templo son escasos, pero si se tiene ocasión de visitarlo, es una buena excusa para sacarla de un incomprensible olvido.
El Pardo, Monte y Palacio a orillas del Manzanares (Distrito Fuencarral-El Pardo)
Un monte atravesado por el curso del Manzanares donde se escucha la berrea del ciervo cada otoño y viven también gamos, jabalíes y otras muchas especies. Un corredor de naturaleza entre la sierra de Guadarrama y Madrid. Apenas un cuarto de hora en coche separan a El Pardo de barrios como Montecarmelo por el norte o Moncloa por el este. Aquí se encuentra uno de los Reales Sitios como es el Palacio Real de El Pardo, mandado construir por Carlos V en el siglo XVI para sus monterías y utilizado por los demás monarcas españoles (Carlos III fue su mayor entusiasta, ya que residía aquí varios meses al año), aunque es conocido por el gran público por haber sido la residencia de Franco hasta su muerte en 1975. Hoy día el palacio se puede visitar (conviene aprovechar que muchas tardes se accede de manera gratuita) y es una muestra de distintos estilos artísticos desde su construcción hasta el siglo XX (cada morador aportó su toque). Aún hoy día sigue siendo utilizado para hospedar autoridades gubernamentales de distintos países y organizar eventos oficiales.
Existe la posibilidad de visitar también la casita del Príncipe, mandada erigir por Carlos III para su hijo (el futuro Carlos IV) y levantada por Juan de Villanueva, arquitecto del Museo del Prado, y que en esta residencia principesca plasmó parte de el estilo con la que proveyó a la pinacoteca. Aunque la mejor parte está en pasear a orillas del Manzanares o ir sin rumbo fijo por un bosque de encinas y pinos donde se pierde fácilmente la noción de hallarse en plena ciudad de Madrid. Para más inri, es uno de los mejores lugares de la Comunidad, probablemente el mejor, para escuchar la berrea del ciervo a finales de verano y comienzos del otoño (Te recomiendo leer «Un minuto en el Monte de El Pardo» que da cuenta de una sucesión de escenas de naturaleza salvaje que uno no creería tener tan cerca).
Puede serte de utilidad para preparar una visita esta guía práctica con lugares esenciales que ver en El Pardo. Monumentos, jardines, senderos y buenos sitios para comer y aprovechar al máximo la experiencia en este Real Sitio.
Un silo para almacenar grano en plena ciudad (Distrito de Hortaleza)
Hace algunos años, cuando me trasladé a vivir a Hortaleza, me llamó la atención que en mitad del barrio, rodeado de edificios, hubiese un silo, esos lugares altos que se ven en muchos pueblos y que se utilizan para almacenar grano. ¿Cómo era posible que eso estuviera allí? Dentro de un modesto parque conocido como Huerta de la Salud, porque funcionó como tal durante todo el siglo XIX y XX después de haber pertenecido antes a los amplios dominios de los Duques de Frías, que gozaban aquí de una quinta espectacular según atestiguan diversos documentos de archivo conservados hoy día. De todo lo que hubo en esta tierra de huertas, de ahí lo de que esta parte de Madrid reciba el nombre de «Hortaleza» sobrevive, por tanto, un viejo silo que durante décadas ha permanecido abandonado. En el verano de 2018 tras limpiarlo y acondicionarlo a base de bien, se puede visitar (gratis), subir hasta la última planta acristalada para disfrutar de las vistas de la zona (así como de las montañas de la sierra, las cuatro torres, etc.) y, además, recorrer los distintos espacios habilitados en los que se organiza exposiciones (en la actualidad hay una fotográfica sobre el distrito).
Patrimonio de barrio que permite a la gente acercarse a la historia del lugar en el que viven. Lo sorprendente es que muchos hortelinos (así es el gentilicio de este distrito) lo están descubriendo por primera vez. Nunca es tarde para hacerlo, no cabe duda.
Santa María la Antigua, la iglesia de Vicálvaro que luchó por tener su retablo barroco (Distrito de Vicálvaro)
El barrio de Vicálvaro cuenta con un solo monumento, si obviamos la ermita de Nuestra Señora de la Soledad del Campo junto al cementerio. Y no es otro que su iglesia parroquial, Santa María de la Antigua, edificada allá el siglo XVI sobre una construcción anterior de estilo mudéjar. Una iglesia de ladrillo castellano, tan sobria como grandilocuente, con un torreón sobre el que se posan las cigüeñas buena parte del año y un interior extenso de tres naves. Toda ella inmiscuida en el corazón de una barriada que antes fue pueblo y que se anexionó a Madrid en 1951. En los alrededores del templo no queda un ápice de lo que fue antigüamente, por lo que Santa María la Antigua se ha quedado sola en su propósito. Bueno, sola no exactamente. Ha sido la gente de Vicálvaro, los vecinos, quienes durante muchos años lucharon para devolverle a la iglesia el retablo barroco que ocupaba su altar mayor hasta que en plena Guerra Civil el interior quedara completamente devastado. Gracias a la asociación Vicus Albus y la plataforma «Pro-retablo» se consiguieron fondos para que La Antigua tuviera lo que le venía faltando desde 1936. Tiempo después se ha logrado lo mismo con un gran órgano de tubos. Todo gracias a la devoción popular.
El cementerio de los ingleses (Distrito de Carabanchel)
Año 1854. La presencia cada vez mayor de familias de origen británico y, sobre todo, de religión protestante, se encontró con la tradición española de no permitir dar sepultura en sus cementerios a gente extranjera que no profesaran el catolicismo. Qué hacer con esos cadáveres se convirtió en un problema, ya que en la época no existían como ahora las repatriaciones con avión. Trasladar un cadáver a otro país era entonces una auténtica quimera. Se intentó, por tanto, levantar un camposanto especial para estos casos en los terrenos que el ministro británico en la capital de España, Lord Bute, había adquirido junto a la actual Plaza de Colón. Pero, obviamente, la propuesta fue denegada (¿Os imagináis un cementerio en Colón, entre la Biblioteca Nacional y el Museo de Cera?). Así que años más tarde se llegó a un acuerdo con el Gobierno británico para la cesión de algo menos de una hectárea en Carabanchel, suficientemente lejos del trasiego de la ciudad. Hubo una petición expresa, que los enterramientos fuesen realizados «sin culto, ritual, pompa, ni publicidad», aunque la prensa londinense de la época contara que en uno de éstos participó en el traslado «una carroza fúnebre tirada por cuatro caballos y ocho carruajes», lo que se traduce en que no debió haber un control excesivo.
Allí fueron sepultadas algunas familias ilustres y conocidas de Madrid en el siglo XIX y principios del XX. Apellidos todavía hoy reconocibles como Loewe (moda de lujo) o Lhardy (quienes impulsaron el negocio de uno de los mejores restaurantes de la capital), se unen a los Parish, benefactores del Circo Price tras la muerte de su creador, Boetticher (¿Os suena la fábrica de ascensores de Villaverde?) o los banqueros Bauer (los únicos en tener un panteón) o algunos miembros de la dinastía Bagrationi, herederos de la monarquía georgiana, una de las más antiguas de Europa. En este cementerio también fue enterrado Charles Clifford, uno de los fotógrafos de mayor prestigio del XIX o Ekkehard Tertsch (cuya tumba tiene forma de pirámide), diplomático austriaco al servicio de los nazis, aunque acusado en su momento de ser uno de los participantes de la Operación Valkiria contra Hitler, padre del periodista Hermann Tertsch. No sólo hay protestantes sino que con el tiempo se abrió a otras confesiones religiosas, no sólo cristianas, sino también al Islam o al judaísmo.
A pesar del cierto abandono que vivió el cementerio durante décadas, parece vivir en la actualidad días mejores y permite su acceso tres días a la semana durante unas horas (martes, jueves y sábados).
Castillo y Soto de Viñuelas, el paraíso de unos pocos
Tenía dudas sobre si incluir o no en este artículo la zona del Soto de Viñuelas, una porción de bosque y prados que la prensa en ocasiones ha definido como «la Doñana de Madrid» que ocupa nada menos que 4000 hectáreas de terreno (Como si reuniéramos 4000 campos de fútbol, para hacernos una idea) con la incorporación, además, de un castillo medieval. Mucha gente cree que este lugar verde pertenece al municipio de Tres Cantos dada su cercanía (también es limítrofe con San Sebastián de los Reyes, Alcobendas y el Monte de El Pardo), pero en realidad se trata un territorio que está dentro de la municipalidad de Madrid. Aunque su interior hoy día sea un reino de taifas inaccesible a los ciudadanos de a pie. Al castillo de Carlos V sólo se accede si te casas, vas de boda, a un evento o, peor aún, de montería. Y es que en este «edén a un latido de Madrid» (título utilizado en el detallado artículo que publicó El País el 16 de enero de 2014) se caza de todo. Jabalíes, ciervos de siete puntas, gamos, liebres, perdices… Y además en cantidades desmesuradas a tenor de los reportajes observados con cierta aversión y, por qué no decirlo, repugnancia, en que los cazadores se fotografían vanagloriándose a ellos mismos con decenas de «trofeos» agolpados y manchados de sangre en el suelo.
Dado que no se puede acceder al Soto de Viñuelas he rescatado este vídeo del programa de Telemadrid «Madrid desde el cielo» donde podemos darnos cuenta de la grandiosidad del lugar (A partir del minuto 1)
El Soto de Viñuelas es una maravilla natural. Y el castillo de Viñuelas un testigo histórico de excepción. De hecho es el único castillo que tiene Madrid (municipio) además del de Barajas, ya mencionado suficientemente al comienzo de este escrito. Pero lamentablemente no es de los madrileños y madrileñas que, en su mayoría, desconocen incluso la existencia de este lugar y lo que se lleva a cabo dentro de él. A pesar de que ha habido intentos durante muchos años por adquirir esta inmensa finca, nunca se ha llevado la causa a buen puerto. Quién sabe si algún día en este rincón de naturaleza excelsa en plena Cuenca Alta del Manzanares y a escasos 15 km al norte de las torres de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid se dejen de escuchar disparos y sus instalaciones no formen únicamente parte de los catálogos de boda de familias acomodadas. Ese es, al menos, mi deseo.
¿Qué más maravillas de extrarradio faltan en este artículo?
Estas son sólo algunas pinceladas que nos indican que no debemos olvidar esos lugares estupendos que esconden múltiples barrios de Madrid esquivados por los folletos turísticos. Con éstos he podido realizar un recorrido bastante intenso y no descarto volverlo a hacer de nuevo (y las veces que haga falta) para seguir incorporando maravillas. Y un poco de memoria.
Pero no quiero que ésto se quede aquí. Me gustaría que entre tod@s me echaseis una mano y me dijerais qué lugares merecen formar parte de esta recopilación de tesoros del extrarradio de Madrid. Y, de ese modo, poco a poco, ir incorporando nuevas maravillas. Que el artículo continúe vive y lo alimentemos poco a poco. Todo lo que sea dar visibilidad a determinados barrios siempre será un placer. Palabra de un madrileño de Aluche.
¡Gracias por acompañarme en este viaje dentro de mi ciudad!
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
9 Respuestas a “Maravillas del extrarradio de Madrid (Tesoros de barrio)”
Me encanta, información muy detallada e interesante.
Muchas gracias Mari Carmen!
Muy buena tu publicación….
Yo que soy Carabanchelero antes que Madrileño añadiría el cementerio de S.Isidro y la Ermita de S.Isidro o del Santo -Calle Ermita del Santo 72- ….con su peculiar y tradicional Fuente (cuya agua has de beber el 15 de Mayo) (Sólo abren este lugar- la fuente- en las fiestas de S.Isidro).
Ahora creo que hacen visitas guiadas al cementerio por el módico precio de 8€ donde te cuentan batallitas de los allí enterrados. https://cementeriodesanisidro.com/visitas-guiadas/ .
Un saludo Sele.
Hola Luis,
Del cementerio de San Isidro ya escribí hace algún tiempo y me encanta https://www.elrincondesele.com/reportaje-fotografico-del-cementerio-de-san-isidro-madrid/ Pero he tratado de buscar destinos no tan conocidos (y menos cerca del centro) y por eso he hablado del cementerio británico de Carabanchel, que para muchos es una auténtica sorpresa. Sin duda recomiendo el de San Isidro, que nada le tiene que envidiar a Recoleta o Pere-Lachaise.
Un abrazo!
Sele
La verdad es que apetece irse unos días por Madrid a conocer algunos de estos lugares, siempre que vamos lo hacemos sin tiempo y como gran ciudad que es tiene mucho que ver. Por cierto en Málaga también tenemos un cementerio inglés y es precioso. ¿Lo conoces?
Hola!
Sí leí algo sobre el de Málaga. Pero me da que ese le tenéis algo más fichado que el de aquí, que no lo conoce casi nadie. Está en un sitio que no te lo esperas.
Muchas gracias por tu comentario!
Sele
Un recorrido por la historia de los «hotelitos» y casas bajas de las barriadas ( antes pueblos) de Madrid, daría buena cuenta del origen de villas que tienen estos barrios y distritos de Madrid, y que aún conservan en buena parte, en peor o mejor estado. Algo que debería de tener protección para salvaguardar la identidad que tuvieron, y que sólo conservaremos en algunos casos a través de fotografías, y con una gran historia detrás en algunos casos.
En Puente de Vallecas por ejemplo, tuvo casa de recreo Alberto Aguilera. O los merenderos repartidos fuera del recorrido actual de la M30…Creo que uno de esos merenderos es uno que queda entre el parque de El Capricho, y el Parque Juan Carlos I…
Parque Torre Arias, Lagunas de Ambroz :importante humedal espontáneo por nivel freático en explotación minera ( proyecto ya con protección antiurbanizable pero sin habilitar , entre San Blas y Vicálvaro ) , Vega y Huerta del Manzanares y Esclusas aun en pie del Real Canal del Manzanares entre Villaverde y Villa de Vallecas, Poblado Carpetano de la Gavia, Vías Pecuarias dentro de la Ciudad de Madrid, Cuevas Yesíferas de la Guerra Civil en Villa de Vallecas, Huerta de Mena en Hortaleza ( con triste destino si nadie hace nada para impedirlo), etc…
Un post muy interés donde hemos descubierto algunos lugares que desconocíamos. Hace poco descubrir la Finca del Conde de Oca, muy cerca del Pardo y prácticamente desconocido, como muchos de los lugares que nos cuentas y que sin duda merece la pena una visita.
Como a ti la curiosidad me lleva a buscar tantos sitios en Madrid cargados de historia o simplemente curiosidad. Sugiero hacer un recorrido por los restos de la Guerra Civil , bunkeres, incluso un altar con obuses en la Casa de Campo .Restos de jna triste historia. Gracias