Mi viaje a Gambia en 10 imágenes - El rincón de Sele

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Mi viaje a Gambia en 10 imágenes

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Si me pidieran que resumiera en una frase mi experiencia en Gambia diría que “en aquellas tierras hallé sonrisas por encima de adversidades antológicas, tradiciones vestidas con los colores más llamativos y escenarios de naturaleza extraordinarios”. Sería algo así como si me hubiese encontrado con un pedacito de África amable para el viajero, un ejemplo de cómo el turismo revierte en las comunidades y la constatación de que en el país más pequeño del continente negro hay mucho que ver y hacer. Reconozco que no sabía demasiado sobre Gambia antes de emprender este viaje. Ahora que he regresado puedo asegurar que es una de las mejores sorpresas que me he llevado en mi vida viajera y que es un destino que merece la pena conocer.

Mujer y niño en un poblado de Gambia

Mi intención es mostraros mi viaje a Gambia en diez fotografías con la que poder compartir sensaciones y explicar lo que puede dar de sí venir a este diminuto país de África occidental.

A Gambia la miramos en el mapa como una frontera extraña y alargada que se inmiscuye en territorio senegalés. En realidad ha sido así desde hace siglos cuando los colonizadores aprovecharon el cauce del río Gambia, que da nombre al más pequeño de los países del África continental, para el comercio de esclavos hacia el nuevo continente descubierto al otro lado del Atlántico. En realidad tanto el río como el Océano son las claves sobre las que se sustenta este país he tenido la suerte de visitar. Ellos son la vida de los gambianos, gente luchadora y amable que trata de ir dando pasos para avanzar en los difíciles tiempos que corren.

Mapa de Gambia

Hay datos que inquietan especialmente sobre Gambia como estar en los últimos puestos del índice de desarrollo humano y las grandes carencias que tiene que soportar su población. Por eso cuando se viaja hasta allí se está echando un cable a la comunidad de forma directa o indirecta. Ejemplos de ONGs como Milcamins Solidari encabezados por Mercé Salomó nos hablan del trabajo que queda por delante y las formas de ayudar para levantar esos índices tan negativos. Nos encontramos, por tanto, un modelo de turismo solidario que está cada vez más en boga por fortuna de su gente.

Pero también se hace mucho escogiendo a Gambia como destino viajero, ya que potenciar la industria turística termina siendo bueno para todo el país. Y es que además no faltan motivos para disfrutar de una estancia allí y, de paso, aportar un granito de arena. Todo suma siempre.

Voy a hablar mucho sobre este país en el blog, pero para demostrar que me ha marcado y puede hacerlo con vosotros también, ¿qué tal si empiezo con unas fotografías con la que convenceros de que merece la pena emprender un viaje a Gambia? Hoy la cosa irá de imágenes que traten de valer más que mil palabras…

Una tarde cualquiera en el Mercado de Tanji

Mercado de Tanji (Gambia)

Tanji es una villa de pescadores que probablemente represente lo mejor del país… la gente, las costumbres que hacen convierten a la rutina en algo superlativo. Cuando llegué por la tarde, que es cuando los barcos se devuelven a la costa con el pescado capturado, encontré la playa de Tanji llena a rebosar. Decenas de embarcaciones se aproximan a la orilla, aparecen entonces quienes sacan de las mismas todo el pescado, quienes persiguen a éstos por si se les cae alguna pieza, vendedores permanentes y ocasionales con sus barreños preparados. Cada tarde se juntan fácilmente varios miles de personas venidas de la capital y de los pueblos de alrededor.

El espectáculo se tiñe de color humano, de autenticidad sin peros ni matices. No me equivocaría si dijeste que Tanji, por sí solo, justifica un viaje a Gambia. Es el paraíso de los amantes de la fotografía, de quienes vienen buscando sentir África… Puesto en pie sobre la arena, observando todo a mi alrededor, me emocioné con semejante carga de escenas que se sucedían constantemente.

Esos locos bajitos…

Con los niños en un poblado de Gambia

Si hay alguien que pueda darnos una verdadera lección en África esos son los niños. En Gambia, sobre todo en los poblados, cuando ven a un extranjero no se lanzan a pedir nada material sino que juegues con ellos, que les hagas fotos, que les hables en tu extraño idioma o les subas a hombros o a caballito. Nunca he visto una sonrisa más sincera que la de aquellos niños que viven en la pobreza pero que saben ser felices con lo que tienen. Son pocos los que no deben dejar la escuela para trabajar, o quienes tienen juguetes. Nada comparado con nuestras infancias felices llenas de regalos en cada cumpleaños, santos y Reyes Magos. Pero ellos, sin videoconsolas y, a veces, sin tristes pelotas de fútbol, son capaces de regalar su risa, de gritar de alegría y de no conocer la palabra aburrimiento.

Los manglares de Makasutu

Los manglares de Makasutu (Gambia)

Si de algo no carece Gambia es de Naturaleza. La mayor parte de la misma tiene que ver con el curso del Río Gambia, columna vertebral de este país. Durante casi 200 km predomina el agua salada y muy cerca de la desembocadura del Gambia hay una gran extensión de manglares circundados por charchas y bosques de palma. Uno de los más interesantes es Makasutu, que además posee algunos lodges de gran categoría que se adecúan al espacio en el que están. Recorrer esta zona en canoa, por la mañana temprano o por la tarde, permitirá el avistamiento de aves y ver saltar a más de un babuíno. Los vimos a decenas…

Un cocodrilo nos observa desde su escondite

Cocodrilo en Gambia

Próximo a Banjul, a unos pasos de una zona de casas muy modestas, hay una charca conocida como Katschi-Kali habitada por decenas de cocodrilos. A priori parece una atracción turística, pero en realidad esta charca con tan fieros reptiles tiene una larga tradición para los pobladores locales. Muy cerca, en un baobab se realizaban ceremonias de circuncisión que tenían que ver con el paso de ser niño a hombre. Y las mujeres que se bañaran en la misma (ahora vale utilizar el agua) se quedaban embarazadas por influjo divino. Eso sí, antes debían tener la suerte de ser respetadas por acechantes cocodrilos.

Los hombres del bosque…

El hombre del bosque (Gambia)

A las afueras de Banjul, en un traslado hacia un lugar donde íbamos a comeratravesamos una zona de campo. Desde lo lejos empezó a venir hacia nuestro transporte un grupo de personas que acompañaban a otras dos que llevaban extraños trajes de color naranja y rojo respectivamente. Ambos portaban un cuchillo curvo en cada mano y realizaban bailes exagerados y aspavientos hacia las personas que iban con ellos. Incrédulos estábamos presenciando una Danza Kankurang en la que participaban «los hombres del bosque». Esta es una tradición ancestral de la etnia mandinga de cara a los ritos de iniciación que se tiene con los jóvenes circuncidados que han realizado su aprendizaje en la selva. Es una costumbre que poco a poco se ha ido perdiendo pero que aún puede verse en ciertas zonas de Gambia y Senegal. No es una «turistada» ni nada parecido. De hecho, los bailarines enfundados en trajes tintados realizados con corcho de árbol y máscaras monstruosas, se escondieron al vernos. Son rituales a los que es muy difícil tener acceso. Por unos minutos pudimos ver algunos de los bailes de aquellos «hombres del bosque», algo que jamás me hubiera podido imaginar y que dice mucho sobre cómo se mantienen la cultura en este país en su mayoría musulmán pero con presencia de tradiciones puramente animistas.

El rostro de la inocencia

Niña en la playa de Tanji (Gambia)

Durante todos los días que estuve en Gambia observé muchos rostros cargados de verdad y de inocencia. Muchas de esas miradas eran de niños, que son mayores antes de tiempo, aunque también encontré ojos cándidos en jóvenes y gente mayor que ha tenido una vida durísima. Mi primera impresión sobre los gambianos es de que se trata de buena gente, bastante afectuosa y que quiere salir hacia delante. Aunque los hay que huyen de las fotos como de la peste, encontré un porcentaje muy elevado que quería saber de dónde era y verse reflejado en mi cámara. Creo que basta con ser natural, como ellos, y no mirarlos desde fuera y con distancia. Muchos rostros inocentes que capté durante aquellos días los obtuve con una sonrisa como regalo. Hay que tener una actitud cercana y ser viajeros respetuosos, más que nunca. De esa forma se abrirá un prisma diferente delante de tí y empezarás a saborear «esa África amable»…

La humanidad de los animales salvajes

Mona con su cría en el Bijalo National Park (Gambia)

En Gambia no halle a los Big Five que puede haber en cualquier país del Sur de África como Botswana o Namibia dado que es un país pequeño en el que se ha notado, aún más si cabe, la presencia intrusiva del hombre. Aún así hay muchísimas especies de mamíferos que se dejan ver no sólo en los parques o reservas naturales, que son muchas, sino también en el día a día. Un claro ejemplo de esto son los monos, que los hay de varios tipos y que en un lugar como Bijilo Forest Park (estupendo Parque Natural próximo a Serekunda) se encuentran por decenas. Muchas veces ves a las hembras con sus crías abrazadas como cualquier madre con su bebé. Siempre me ha gustado observar «rasgos de humanidad» en los que son considerados «salvajes». Y eso es realmente fácil en cualquier lugar de naturaleza en Gambia…

Gambia, todo un refugio para las aves

Garza en Gambia

Se considera a Gambia como un auténtico «paraíso ornitológico», algo que atrae a gente apasionada por los pájaros y que gusta de observarlos y clasificarlos. De hecho, siendo un país tan pequeño, se calcula que hay cerca de seiscientas especies de avifauna que se pueden ver dentro de este territorio, una cifra real y nada exagerada. De hecho durante los días que estuve en Gambia pude fotografiar numerosos tipos de aves no sólo en las reservas sino también dentro de los jardines del alojamiento en el que estaba. Una garza estuvo a punto de comerse mi desayuno, con eso lo digo todo. Los expertos aseguran que es uno de los mejores lugares del mundo para observar y estudiar las aves. Y de esto puedo dar fe…

La belleza de la humildad

Joven gambiana en Tanji Fish Market

Me encanta levantar la cabeza y admirar la belleza de la sencillez, de la humildad que son capaces de reflejar algunos rostros. Y en Gambia me encantó este aspecto, poder captar las facciones más hermosas de quienes me fui encontrando por el camino.

Tanji en una mañana cualquiera

Mercado de pescadores en Tanji (Gambia)

La primera foto que mostré fue sobre una tarde cualquiera en Tanji, nada más arribar los botes con el pescado recién capturado. Lo mejor de este lugar es que también «en una mañana cualquiera» el ambiente y el colorido es asombroso. Se prepara un mercado de verduras todos los días del año que convierte a este en mi escenario predilecto en Gambia. Suena exagerado pero merece la pena venir aquí no una sino más veces, y en distintos horarios.

En estos días de eterno regreso al día a día ha habido mucha gente que me ha preguntado si recomiendo viajar a Gambia. Creo que las imágenes hablan por sí solas y que no puedo decir que sí más veces. Y, sobre todo, teniendo conexión directa desde Barcelona con la aerolínea Vueling sin la necesidad de visados, permisos ni rollos burocráticos. Además no es que nosotros viajemos a Gambia sino que Gambia viaja hasta nosotros. Y como suele ocurrir con África… jamás te desprenderás de aquellos escenarios, de aquella gente con la que te has encontrado. De una forma u otra siempre formarán parte de tí.

Sele

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