Otavalo en día de mercado I

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Otavalo en día de mercado I

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A escasas dos horas de Quito se encuentra la localidad de Otavalo, célebre por acoger el que probablemente sea el mejor de los mercados tradicionales en Sudamérica. Cada sábado se reúne la comunidad indígena venida de distintos pueblos de la zona para venir a comprar, a vender e incluso a hacer trueque de distintos productos que requieren para su día a día. En un mercado se puede ver y sentir lo que es una ciudad, una región e incluso un país. Pero en el de Otavalo se ve reflajado el alma de los países andinos, de antiguas culturas que sobreviven a todo por medio de costumbres y una forma de vida que se resigna a cambiar. Las cosas funcionan a la antigua usanza y por ello no quise perderme un sábado en este interesante pueblo ecuatoriano para ver dos mercados diferentes pero que tienen lugar a un escaso kilómetro de distancia el uno del otro. En primer lugar (por ser más temprano) el Mercado de Animales de las afueras, una inmensa e improvisada feria de ganado a la antigua usanza. Y en segundo lugar, todos los demás productos, desde artesanía a alimentos, expuestos en el propio Otavalo cuyas calles pasan a ser un genuino centro comercial en el que no cabe un alfiler.

Otavalo, negociando por unos cuys

En este artículo, el primero de los dos que tendrán que ver con Otavalo, os pretendo a mostrar el Mercado de Animales que comienza cada sábado a las seis de la mañana y termina cuando no queda nada que comprar. Un lugar de los que uno piensa que ya no existen pero que en esta población se mantiene inalterable desde hace siglos.

EL MERCADO DE ANIMALES DE OTAVALO

Llegué a Otavalo la noche del viernes para asegurarme estar temprano en su peculiar feria ganadera. Apenas unos minutos pasadas las seis accedí a una inmensa explanada que ya estaba repleta de gente y, por supuesto, de animales. La gente, ataviada con el atuendo tradicional de su comunidad, acude normalmente a este mercado con tres objetivos diferenciados como puede ser realizar una adquisición, vender un animal procedente de su granja o quizás intercambiarlo por otro u otros.

A priori es muy chocante para quienes estamos acostumbrados a saltarnos todos estos pasos y compramos directamente los jamones, chorizos o filetes de ternera en el supermercado de turno. El del mercado de animales es el paso previo de quien quiere llevarse «su alimento vivo» o quizás criarlo para bien sacrificarlo después o venderlo más adelante a mejor precio. No sólo hay que tener en cuenta el shock visual, que es constante, sino también el auditivo, ya que los chillidos de los cerdos se clavan en el oído como alfileres. Si a esto le mezclamos el piar de pollitos, gallos y gallinas, el graznido de pavos y ocas o el mujido de las vacas y terneros asistimos a un auténtico concierto difícil de digerir en los primeros minutos.

Unos ofrecen, otros demandan… y ambas partes están condenadas a entenderse. Hay quien iba con sus cochinos como el que va a sacar al perro a pasear. Dependiendo del peso de cada ejemplar pedían un precio distinto. Así como los más pequeños salían a la venta a partir de 25 dólares, los había grandes y ya criados por 200 $. Después el comprador lo palpa, le mira los ojos y la boca para comprobar que este sano, y si llega a un acuerdo con el vendedor, se lo acabará llevando con un cordel bajo la inevitable resistencia del chancho (de esa forma se le llama a los cerdos en América Latina).

Otra cosa son los polluelos, igualmente más baratos cuanto más pequeños sean. Normalmente los pollos más pequeños los demandan para crianza. Los compradores se los llevan en bolsas de tela o plástico como si fuesen patatas o limones. Y después a otra cosa.

Otro tipo de género muy solicitado es el cuy, más conocido para el común por la denominación de cobaya o conejillo de indias. El cuy se come, normalmente horneado, y está considerado en países como Perú o Ecuador como un auténtico manjar. Para una estética europea la cobaya se la ve exclusivamente como una mascota. Pero len los países andinos la suerte de este roedor es terminar en el plato de un caprichoso comensal que rebañará hasta los huesecillos. Por tanto esta parte también llama poderosamente la atención a quienes vamos a este mercado como meros observadores.

Más adelante nos encontramos a las cabras, las vacas e incluso las llamas. Dado que tenía curiosidad por ver qué precios se movían en el mercado estuve hablando con los propietarios para ver qué pedían por sus animales. Por ejemplo una vaca joven venía a costar casi 300 dólares, mientras que una llama con su cría estaba a la venta por tan sólo 200 dólares. Alguno incluso quería que me llevase una llamita a casa, aunque me temo que no me la iban a dejar meter en el avión como equipaje de mano…

ESCENAS HUMANAS EN LA FERIA DE GANADO

Y, aunque los animales parecen los únicos protagonistas de este curioso mercado ganadero, es en realidad el gentío de los pueblos quienes daban todo el colorido y la pasión al incesante trasiego. Las mujeres vestían sus ropas típicas descubriendo bien su cuello para dejar a la vista los muchos colgantes dorados que gustan de exhibir. Pero si algo suele destacar de las mujeres indígenas de Otavalo y alrededores es una larga y trabajada trenza expuesta como un absoluto símbolo identificativo. Algunas acompañan este decorado cabellero con un sombrero completado con una pluma de pavo real u otro ave.

Muchos hombres otavaleños también llevan imponentes trenzados con los que mantienen su conexión con el grupo. Hoy día los más jóvenes se han modernizado, pero todavía hay una destacable presencia de largas cabelleras. Es, de una forma u otra, una manera de formar parte de la tradición del pueblo indígena.

Es, por tanto, el desfile de hombres, mujeres y niños, lo que hace aún más especial la visita a este mercado. Caminar junto a ellos es participar en este evento social y observar costumbres que, aunque algunos lo crean, no se han terminado.

POSTALES DEL MERCADO DE ANIMALES DE OTAVALO

A continuación podréis ver una pequeña selección de imágenes que narran por sí solas el mercado de animales de Otavalo. Son gestos, miradas y, sobre todo, el aroma auténtico de las comunidades indígenas a este lado de la República del Ecuador. Un día de mercado corriente para ellos pero tremendamente pintoresco para la mayoría de nosotros.

DENTRO VÍDEO!

Ahora sólo hace falta que las imágenes cobren movimiento. Y eso sólo es posible a través de un vídeo con el que poder recorrer mejor esta original feria semanal de ganado de Otavalo.

El Mercado de animales de Otavalo (Ecuador) from Sele on Vimeo.

CÓMO LLEGUÉ A OTAVALO DESDE QUITO

Y he aquí una pequeña ración de información práctica explicando cómo llegué a Otavalo desde la hermosa capital de Ecuador, Quito, de la cual tengo muchas cosas que contar porque me ha sorprendido enormemente. Aunque es cierto que este apartado no va a caracterizarse precisamente por su extensión, ya que ir a Otavalo me resultó demasiado sencillo. Y barato…

Hay dos Estaciones de autobuses (también llamadas Terminales terrestres) principales en Quito. Al sur Quitumbe, de la cual salen todos los buses que van de Quito para abajo. Al norte Carcelén, que hace lo propio pero hacia arriba. Dado que Otavalo está a unos 110 kilómetros al norte de Quito es precisamente Carcelén donde hay que tomar el transporte para llegar. De las muchas compañías que durante sus trayectos pasan por Otavalo sólo hay dos que se detengan en el centro de la ciudad: Transportes Otavalo y Los Lagos. Por tanto conviene escoger una de ellas para viajar a Otavalo y no tener que caminar más de la cuenta. En ambas los precios son los mismos: 2 dólares (a añadir 0,20$ de tasa). Y la duración varía entre las dos y las tres horas en función del tráfico (voraz por las tardes y más los viernes, que es cuando más gente va a Otavalo).

Yo viajé en Los Lagos, aunque tuve suerte de no invertir mucho tiempo en esperar a subirme al autobús, ya que había gente para ocupar cinco buses de seguido. Tardamos un poco más de dos horas en llegar porque coincidimos con un accidente de tráfico cuando estábamos realmente cerca de nuestro destino. Como suele ser costumbre en este viaje en el 99% de las veces no llevaba nada reservado puesto que es fácil conseguir algo sobre la marcha, y más en sitios no demasiado grandes en los que puedes recorrer varias calles a pie mirando habitaciones y preguntando precios. Me alojé finalmente en el Hostal Samana ( Calle Roca 12-8, a escasos cinco minutos caminando desde la terminal de Los Lagos/Otavalo) por 9 dólares (habitación individual limpia con baño privado, wifi y TV por cable). Un buen precio, aunque en la media de los muchos hostales que posee esta ciudad. Recomiendan reservar con antelación para los días de mercado pero en mi caso no problema alguno. Creo que la oferta es bastante grande y la calidad del alojamiento económico es muy a tener en cuenta.

LA AVENTURA DEL MERCADO CONTINÚA…

El próximo jueves os llevaré al otro mercado de Otavalo, de hecho al principal. Juntos daremos una vuelta por las calles de un pueblo convertido cada sábado en un auténtico bazar. Todo el colorido posible dentro de un ir y venir de gente en una rutina que no hace más que mostrar la autenticidad de este rinconcito del Ecuador al que merece la pena viajar.

Sele

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* Ya sabes que puedes seguir todos los pasos de este viaje en MOCHILERO EN AMÉRICA

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