Persiguiendo a Monsieur Chat por los tejados de Orleans - El rincón de Sele

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Persiguiendo a Monsieur Chat por los tejados de Orleans

A veces el Señor Don gato no está sentadito en su tejado sin más como dice la canción. Monsieur Chat o M. Chat, nacido en Francia, corretea, salta, vuela y, sobre todo, muestra su ancha sonrisa al mundo. Y es que no es un gato cualquiera… es un símbolo que busca contrarrestar los días grises, las malas noticias y la desunión de los pueblos. Por lo menos esa es la intención del joven artista franco-suizo, Thoma Vuille, que durante más de trece años, la mayor parte de los mismos conservando su anonimato, ha estado dibujando gatos sonrientes (entre un tono amarillento y anaranjado) para ponerle otra cara a la realidad. Comenzó en Orleans, subiéndose a tejadillos y chimeneas, a desplegar su mensaje en este graffiti hecho con pintura acrílica, pero siguió por Blois y Tours hasta llegar a la ciudad de París, donde tiene decenas de M. Chat en los lugares más insospechados. Incluso su obra ha llegado a otros países del mundo, encontrándose en Nueva York, Londres, Sarajevo, Ámsterdam o a orillas del Lago Neuchatel en Suiza. Hoy en día es un ejemplo del arte urbano con significado que busca ser una especie protegida… Quizás porque nunca está de más asomarse a la ventana y encontrarse con que alguien te devuelve una sonrisa.

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

Conocimos la historia de Monsieur Chat y Thoma Vuille viajando a Orleans, donde se forjó este mito gatuno.  Y nos llamó tanto la atención que tratamos de perseguir al minino amarillo por los tejados de la ciudad. Y lo encontramos…

¿QUIÉN ES MONSIEUR CHAT? ¿QUIÉN ES THOMA VUILLE?

Nunca el bueno de Thoma Vuille se hubiera podido imaginar en 1997, con veinte años cumplidos, cuando por fín pudo entró a estudiar Bellas Artes en Orleans, que allí podría dar vida a una imagen destinada a ser un símbolo. Cuentan que una vez vio dibujar un enorme gato en una hoja de papel a una niña pakistaní que vivía en un barrio degradado de la ciudad. Era un gato enorme y gordo en la que destacaba, por encima de todo, su sonrisa. Le recordó al gato de Cheshire que aparece en «Alicia en el país de las maravillas» y nunca más se le quitó de la cabeza. Tanto que años más tarde, en 2000, apareció el primero de ellos en un tejado de Orleans. Vuille le había dado una figura, un color entre el amarillo y el naranja, y una sonrisa siempre plena que pronto sería reconocible y respetada por los graffiteros de la ciudad. No así por los ciudadanos que veían en aquel gato una auténtica gamberrada de un jovenzuelo con la cabeza poco amueblada.

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

Con el anonimato, las alturas y la noche por montera, el intrépido Thoma Vuille se jugaba el tipo por balcones y azoteas, y utilizando su pintura acrílica le daba una capa de color al gris de la ciudad. Empezó a haber gatos y más gatos, estratégicamente ubicados, y con un mensaje o una intención en cada uno de ellos. El objetivo, contagiar de optimismo y entusiasmo a una gente apagada y desperanzada por las noticias, por el devenir triste de cada arrondisement o distrito no sólo de Orleans sino de una Francia que bien conocía cómo latía.

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

En París se multiplicaron las apariciones de Monsieur Chat a partir de los atentados del 11 de Septiembre. En aquel período de miedo a las nuevas guerras que estaban por venir la sonrisa del gato travieso de Vuille hacía más falta que nunca. Y entonces aquel dibujo fue tomado por los parisinos y otras ciudades como un icono que contrarrestara la decepción e indefinición en unos años en los que el mundo ciertamente había cambiado para siempre. Se empezó a ver en cartelones y máscaras en manifestaciones y revueltas de todo tipo. En ese momento M. Chat era una celebridad pero nadie sabía absolutamente nada sobre su creador. Quizás porque las Leyes francesas con respecto a escribir o dibujar en las paredes era para no quitarse la careta y dejar las cosas como estaban.

Hasta que en la primavera de 2007 en Orleans fue detenido por la policía un tipo haciendo un Monsieur Chat sobre un tejado de Orleans. Las leyes estaban totalmente en su contra y se montó bastante revuelo con el motivo de si debía pagar por lo que había hecho o, por el contrario, había que premiar el optimismo de este nuevo concepto de arte callejero. La opinión pública, aunque divivida en dos facciones, no veía con buenos ojos que el autor hasta entonces anónimo de M. Chat tuviese que pagar una tremenda multa y, lo que era peor, 3 años de cárcel. Entonces fue cuando el Alcalde de la ciudad se posicionó a favor de Vuille con una condición, que pagara 300€ de forma simbólica, borrara su último gato de la fachada donde lo había pintado (lo cubrió de color blanco) y saliese de su anonimato. De esta forma Thoma Vuille, que en ese momento pasó a ser popular, abandonaba la clandestinidad y era considerado no un vándalo sino un artista.

Imagen de Thoma Vuille, autor de Monsieur Chat (M. Chat)

Hoy día la obra de Vuille se expone en museos y galerías de arte, se lucha por proteger a M. Chat en ciudades donde su sonrisa se multiplica por decenas e incluso se ha cotizado tener un minino amarrillo en una fachada. De vez en cuando se puede encontrar su huella, aún plasmada sin permiso fuera del territorio francés, en ciudades como Nueva York o Sarajevo e incluso en países como Ghana o Japón. Y es que en este caso se ha vivido un cambio de percepción de lo que podía ser una pintada sin más a una expresión de felicidad y optimismo reflejado en una nueva forma de arte.

EN ORLEANS BUSCAMOS LOS TRES PIES AL GATO… A MONSIEUR CHAT

En la propia Orleans se ha dado un paso más allá para reivindicar la figura tanto de Vuille como, sobre todo, del gato convertido en mito. Y la intención es de auspiciar posibles visitas guiadas y mostrar al turismo algunos lugares en los que se encuentra M. Chat (registrados en torno a 60). Durante nuestro viaje conocimos a la joven Stéphanie, quien sabía de muchos de los rincones en los que estaba pintado M. Chat y nos ayudó a perseguir por la ciudad a la sonrisa por antonomasia.

Al poco de salir de la Estación Central nos encontramos con un par de ejemplos en Bd de Verdun, el primero nítido con sus características alas que años después de su invención le quiso añadir a su mascota acrílica el bueno de Thoma Vuille. Este caso nos indica que hay que agudizar la vista y fijarse muy bien porque puede haber un M. Chat en cualquier parte. Y reconozco que si no hubiera conocido la historia previamente no me hubiese dado ni cuenta.

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

Cerca ya de Bd Verdun prácticamente donde se abre la Rue de la Repúblique nos encontramos la silueta del gato pero totalmente relleno de color blanco. Aquella “huella” resulta ser el lugar en el que Thoma Vuille fue pillado in fraganti por la policía en el año 2007, que a la postre resultó el principio del fin de su anonimato. Él mismo tuvo que pintar por encima de su propia obra como una de las condiciones para no ser encarcelado.

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

Caminado por Rue de la Repúblique llegamos a la siempre ajetreada Plaza Martroi, con la estatua de Juana de Arco levantada en el centro de la misma. Si hacemos un 360 grados por tejadillos y azoteas localizamos un Monsieur Chat que se escaparía furtivamente a cualquier mirada no entrenada para cazar los gatitos sonrientes de Vuille. No tan nítida como otras trata de no desprenderse de su característico color amarillo-anaranjado que le reclaman los rigores de un clima ventoso y lluvioso que no conoce la piedad con el arte urbano.

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

En la Plaza Charles de Gaulle hay más gatos… y si empezamos a callejear vamos sintiendo esa invasión paralela y animada en una ciudad con mucho que ver y recorrer. Lo que parecía al principio algo complicado empezó a convertirse en un juego. A eso se le llama en sentido literal estar como el gato y el ratón o buscar los tres pies al gato. Rue des Carmes, Rue de Bourgogne, la propia Avenida Juana de Arco e incluso abriéndose hueco sobre las chimeneas con tal de gozar de las mejores vistas de la espléndida Catedral de la Santa Cruz. Gato listo, sin duda…

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

Existen mapas como este de http://monsieurchat.free.fr/Menu/Carte.php con el registro de gatos no sólo en Orleans sino en todo el mundo, pero el mejor reto es encontrarlo por uno mismo, estar ojo avizor y mientras se disfruta de los entramados de madera de los callejones medievales de la ciudad ir tratando de captar los lugares en los que se encuentra el famoso M. Chat. Así que por mi parte os he dado el señuelo, por lo que en vosotros está encontrar a nuestro amigo aquí, en París o, quién sabe si en tu ciudad (me han dado un chivatazo sobre una huella que dejó Vuille en Madrid y que aún no está registrada…)

Foto de Monsieur Chat (M. Chat) en Orleans

En días grises que se empeñan en robarnos el color de la vida existe siempre una señal que nos incita a reir, a ser optimistas por Naturaleza y a no conformarnos con lo que nos ponen en el plato cada día. La actualidad bien merece un Monsieur Chat que inunde nuestros pasos de crítica y, sobre todo, de alegría. Yo por si acaso me comprometo a buscarle por todos los tejados de mi vida.

¡Que no nos coma la lengua el gato!

Sele

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PD: Podéis saber muchas más cosas sobre este viaje en la Guía práctica del Valle del Loira.

Guía práctica de un viaje a los castillos del Loira

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