Qué ver en Manresa (7 pistas para visitar la ciudad) - El rincón de Sele

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7 pistas para descubrir Manresa (Qué ver y hacer en la ciudad)

Cuando el río Cardener está a punto de fusionarse con el Llobregat surge una ciudad entre los cerros a la que un día cualquiera de 1522 llegó Ignacio de Loyola, uno de los santos más importantes e influyentes de la cristiandad. Desde una oscura y áspera cueva a la que se retiró a meditar, sus ojos podían ver Manresa y su viejo puente mientras escribía los Ejercicios espirituales. Hoy día, a pesar de un hecho tan reseñable, resulta inseparable la imagen de Manresa bajo la industrialización vivida durante los siglos XIX y XX, sobre todo en el ámbito textil. Y que pasara a ser una de las ciudades clave para comprender la comarca de Bages, la provincia de Barcelona e incluso Cataluña. Pero la equivocación de los prejuicios de hoy está en obviar que cuando San Ignacio llegó, ya contemplaba una ciudad portentosa con un rico pasado medieval y un excelso patrimonio histórico-artístico. Si a eso se le añaden los buenos tiempos tras su alegría económica gracias a las fábricas, queda además una colección realmente reseñable de modernismo apreciable en innumerables edificios de este municipio situado a una hora de Barcelona.

Seu de Manresa (Bages, Barcelona)

Si no conoces todavía la ciudad sobre el Cardener, te invito a que la descubras a través de una serie de pistas que pueden dar pie a una escapada más que recomendable a la capital del Bages. Te aseguro, que si las sigues, no vas a poder evitar que Manresa te fascine tanto como a mí. 

¿Qué ver en Manresa? 7 pistas para descubrir lo mejor de la ciudad

Que Manresa merece una escapada no lo digo yo, lo dicen esta serie de lugares o razones que hablan por sí solos. El núcleo de población principal en la comarca del Bages, de la que ya propusimos una ruta fascinante, al que se llega realmente fácil desde Barcelona (sea en coche propio, alquilado, en tren o autobús) demuestra estar muy fuerte turísticamente hablando, pudiendo mirar frente a frente a otras maravillas de la Cataluña central. ¿Que no lo tienes claro? Toma nota de estas siete claves y verás cómo terminas dándome la razón…

1. Cruza el puente viejo (o el nuevo) para llegar a la ciudad

Nada menos que ocho arcos de medio punto que disminuyen de tamaño proporcionalmente a medida se alejan del que se encuentra en el centro sostienen este puente con la clásica estructura de «lomo de asno» (con ascenso y descenso) por el que durante siglos se salvaba el río Cardener. Dicen que hubo uno romano anterior del medieval que sobrevivió hasta 1939 cuando fue destruido en la Guerra Civil española. Afortunadamente fue reconstruido sobre sus antiguos pilares a principios de los años sesenta para seguir siendo uno de los emblemas más reconocibles de Manresa y la mejor entrada posible a la ciudad catalana. Todavía uno puede imaginarse a San Ignacio de Loyola caminando por su empedrado en 1522 con los pies descalzos y vestido con harapos de mendigo (se cuenta que era la tela de un saco ajustada con un cordel). Entonces pasaría desapercibido porque nadie hubiera podido intuir que se trataba del huésped más ilustre con el que contaría la ciudad.

Vista panorámica de Manresa con el puente viejo y la Seu al fondo

Sabías quéExiste una leyenda sobre el puente viejo de Manresa que cuenta que hace mucho tiempo los diablos causaron estragos en la ciudad, hechizando y, por tanto, endemoniando a todas las personas que cruzaban el río Cardener. Los cónsules de Manresa, atemorizados por esta situación, reclamaron una y otra vez las reliquias de San Valentín custodiadas por los monjes en el monasterio de San Benito de Bages. Y, aunque éstos no eran muy proclives a sacar de allí los restos de este santo, accedieron a la desesperada petición de los cónsules. Cuando recibieron las reliquias las colocaron ipso facto bajo el puente. Entonces todos los diablos desaparecieron para siempre. Aunque los cónsules no cumplieron su palabra de devolvérselas a los monjes tras cumplir su cometido, dado el excelente resultado de la misión. Pero pronto desaparecerían de allí para ser halladas en unas zarzas próximas al monasterio. Así que si cruzas el pont vell, ten cuidado, a ver si ha sobrevivido algún diablo…

 

Demonios medievales

Pero Manresa, además de este puente cuenta con otro incluso más espectacular al que se le dice todavía eso de nuevo (nou en catalán). Pero que de nuevo no tiene nada, puesto que fue erigido en el siglo XIV siguiendo los diseños de Berenger de Montagut, el arquitecto de la «Seu» (Colegiata-Basílica) para el que todavía se considera uno de los puentes más largos de Cataluña y cuyo propósito era poder cruzar el Cardener en el antiguo Camino Real entre Manresa y Lérida. Por supuesto cobrando un impuesto por entrar a la ciudad (el portazgo).

2. Accede a la cueva de San Ignacio, el Escorial de los jesuítas

En el monasterio de Montserrat fue donde Ignacio de Loyola en 1522 abandonó su traje militar frente a la Moreneta para vestir con andrajos y peregrinar descalzo (al principio pensó en llegar a Jerusalén). El lugar en el que se detendría nada menos que diez meses fue Manresa. A las afueras de la ciudad vieja, se refugió en una especie de abrigo en la roca donde no sólo se dedicó a meditar o ayunar hasta un extremo, sino además a escribir una de las obras cumbre del catolicismo y que daría enjundia a la Compañía de Jesús, nacida en 1534 bajo los preceptos del propio San Ignacio (canonizado en 1622 por el Papa Gregorio XV). Los «Ejercicios espirituales» nacieron, por tanto, en una cueva o coveta de Manresa que miraba hacia Montserrat y, por tanto, la razón de ser de miles de peregrinos que desde entonces fueron siguiendo los pasos del santo en el conocido como «Camino ignaciano». Un viaje desde la casa en la que nació en la guipuzcoana Azpeitia y terminando, por supuesto, en su coveta manresana.

Cueva de San Ignacio de Loyola en Manresa (Barcelona)

Hoy de la cueva de San Ignacio queda poco de entonces porque el santuario fue aumentando de tamaño de manera constante y siendo embellecido por las distintas premisas artísticas surgidas a través de los siglos. Ya se sabe que los jesuítas siempre fueron a lo grande y que se hable del Escorial de la Compañía de Jesús no debería causarnos extrañeza. Destaca en la cueva original el precioso retablo de alabastro que la preside, con varias escenas de la vida del santo (aunque con una manera algo particular de torcer su cuello), así como las cruces que la tradición cuenta que éste grabó en la pared. Pero para llegar hasta este punto hay que entrar por la iglesia, admirando su rica fachada barroca sigue las líneas de múltiples templos jesuítas tanto en España como en América.

Fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús en Manresa (Cueva de San Ignacio)

El interior de ésta, muy del XIX, no es demasiado destacable, aunque sí el vestíbulo que la une con la cueva, donde se aprecia la mano del arquitecto Martí Coronas, que lo recargó hasta componer un espacio realmente único.

Vestíbulo que precede a la cueva de San Ignacio en Manresa

HORARIOS DE VISITA DE LA CUEVA DE SAN IGNACIO EN MANRESA

 

  • Del 1 de octubre al 28 de febrero: Martes a sábado de 10:00 a 13:00 horas y de 15:00 a 18 horas. Los domingos y días de precepto de 10:00 a 12:00 horas (a las 12 es la Eucaristía).
  • Del 1 de marzo al 30 de septiembre: De martes a sábado de 10:00 a 13:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas. Domingos y días de precepto es, al igual que en invierno, de 10 a 12:00.

NOTA: Todos los sábados del año de 11.00 a 12.15 hay una visita guiada. No requiere reserva previa.

3. Admira las vidrieras de la preciosa Seu gótica de Manresa

Manresa no tiene catedral propiamente dicha. Pero sólo le falta la denominación exacta para serlo. Su Seu, que es realmente una colegiata-basílica, se levantó con ese objetivo. Pero nunca llegó el obispo al que esperaron para obtener semejante honor. Incluso tuvo preparado su palacio episcopal a los pies del que, sin duda, se trata de uno de los ejemplos más bellos que ha dejado el gótico en Cataluña. Coronando el cerro principal sobre el que se siempre se sostuvo la ciudad vieja, parece observar con cierta altivez la inmensa llanura a este lado de la comarca de Bages. Y lo que desde fuera parece sobriedad, dentro es una maravilla en la que detenerse a cada paso.

Seu de Manresa con los tímpanos gótico (izquierda) y románico (derecha) a la vista

La Colegiata Basílica de Santa María de la Aurora se sostiene sobre lo que antes había sido una iglesia románica (aunque hubo más templos sobre los que se fue edificando encima), de la cual quedan algunos elementos como el tímpano de uno de los accesos o un pequeño claustro en el interior. Pero una vez se accede a la nave central (tiene otras dos más pequeñas en los laterales) uno se queda sin epítetos para describir de manera conveniente o justa cómo la luz traspasa las inmensas vidrieras policromadas añadiendo infinitas tonalidades cromáticas a un azul que parece inclinarse como gran protagonista.

Interior de la Seu de Manresa (Barcelona)

La Seu de Manresa tiene la impronta de Berenger de Montagut, el mismo arquitecto que diseñara el puente nuevo, pero conocido, sobre todo, por ser el maestro que edificó Santa María del Mar en Barcelona (La catedral del Mar), con la que guarda no pocas similitudes. Incluso cuenta con una caleidoscópica torre del baptisterio, cuyas vidrieras nos trasladan a un periodo más «modernista».

Seu de Manresa (Bages, Barcelona)

Además de la luz cabe destacar una de las obras pictóricas más importantes del gótico, como es el Retablo del Espíritu Santo, donde el pintor catalán Pere Serra dejó en 1394 para la posteridad nada menos que veintidós pasajes bíblicos en la considerada como la obra cumbre de este estilo en Cataluña.

El retablo del Espíritu Santo de Pere Serra en el interior de la Seu de Manresa

4. Viaja a la Edad Media de Manresa a través del Carrer del Balç

Manresa tiene su particular máquina del tiempo. ¿No me crees? Pues basta con caminar por una calle medieval que no ha cambiado en siglos como es Carrer del Balç para navegar por las entrañas de la ciudad catalana en tiempos del rey Pedro III el Ceremonioso. Posee su propio Centro de Interpretación para ayudar a comprender mejor este viaje. Pero no representa el único vestigio del medievo manresano. Además del Carrer del Balç, Manresa conviene pasarse por el Porxe del Botí o la Baixada del Jueus (Bajada de los judíos, que hace referencia a la antigua judería que tuvo la ciudad). O localizar los distintos tramos que han sobrevivido de la muralla que en el siglo XIV protegía este importante núcleo urbano (En el portal de Sobrerroca se puede observar una de las dos torres que flanqueaban la entrada del Camino Real de Barcelona) porque realmente son muchos los restos que se conservan de entonces y con los que hacerse una composición de lugar.

Carrer del Balçs en Manresa (Qué ver en Manresa)

5. Haz una ruta por la Manresa modernista

Los amantes del arte modernista tienen en Manresa una parada indiscutible. Son numerosísimas las propuestas en este estilo que fueron añadiéndose a la ciudad a medida fue creciendo. Y es que tras el derribo de las murallas a principios del siglo XIX nacería una clave como es el Passeig Pere III, que lideraría un imparable ensanche de Manresa. A lo largo de un par de kilómetros, entre la Plaza Sant Domènec y la Carretera de Vic surgen a uno y a otro lado numerosos edificios modernistas que son un claro reflejo de los gustos de la época por parte de la burguesía catalana que se había hecho rica gracias a la buena salud de la actividad industrial a orillas de los ríos Cardener y Llobregat.

Cal Jorbá en Manresa

La plaza dedicada a Santo Domingo (Sant Domènec) sirve como tránsito entre dos mundos, la Manresa histórica y el crecimiento de los siglos XIX y XX. Buenos ejemplos del nuevo estilo son visibles en la Casa Torrents (más conocida como la Buresa), o en Cal Jorba, uno de los pocos (y mejores) ejemplos existentes en Art Decó de Cataluña.

La Buresa en Manresa (Arte modernista)

Ya en Pere III esperan la Casa Lluvià, la Casa Gabernet Espanyol, el Casal Regionalista o incluso el casino en el número 27 de esta emblemática avenida. Aunque éste ya no tenga que ver con el juego desde hace varias décadas. De hecho su actividad tiene unos tintes más culturales que lúdicos gracias a la biblioteca pública y el centro cultural que guarda en su interior. Probablemente sea la joya modernista, a mí gusto, más destacada de Manrsea junto a la Buresa.

Casino-biblioteca de Manresa (Qué ver en Manresa, ruta modernista)

6. Desconecta caminando por el Parc de la Sèquia (una antigua acequia medieval convertida en ruta natural)

Ante una prolongada sequía que hubo en la comarca de Bages durante la mitad del siglo XIV los consejeros de la ciudad hicieron la petición al rey Pedro III el Ceremonioso para poder canalizar parte de las aguas del río Llobregat (que se une con el Cardener a unos 5 km). Sus demandas fueron escuchadas y poco después se realizó una acequia (en catalán sèquia) que llevaría el agua no sólo a Manresa sino a otras localidades vecinas.  Por supuesto que este elemento que ya funcionaba en 1383 mantiene buena parte de sus funciones a lo largo de aproximadamente 26 kilómetros. Y desde el Parc de l’Agulla hasta el municipio de Balsareny se puede seguir a pie o en bicicleta la conocida como ruta medieval del agua o camí de la sèquia. Un encuentro donde la fusión de la Historia con la naturaleza es clave y motivo para muchos manresanos y turistas de disfrutar de otra vertiente de la ciudad.


Vídeo del Canal Youtube estartittv

Para quienes sólo quieran ver un poco del camino lo ideal es ir al Parc de l’Agulla y disfrutar de la calma en su lago artificial (de los años setenta) donde además se dejan ver numerosas aves acuáticas.

7. No te pierdas los alrededores de Manresa… Viaja a la comarca del Bages

Hay mucho que ver en Manresa, por supuesto, pero sólo se trata de un condimento dulce más de una de las comarcas históricas más interesantes de Barcelona como es el Bages. El Plà de Bages es una zona muy rica en viñedos y olivares, con excelentes propuestas enoturísticas (muy recomendable ir a Abadal en Santa Maria de Horta de Avinyó), aunque quizás la visita estrella (para mí lo fue) es la del Monasterio de Sant Benet de Bages en Sant Fruitós de Bages, apenas a un cuarto de hora de Manresa. Una joya del románico con un claustro delicioso y sencillo que refleja mucho de los saberes de la época.

Monasterio de Sant Benet de Bages

En cuanto a naturaleza, obviando por supuesto el archiconocido macizo de Montserrat que tiene suficientemente entidad por sí mismo, conviene no olvidarse del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. Su entorno fusiona parajes indiscutibles con un patrimonio histórico y cultural extraordinario. Las localidades de Mura o Talamanca ofrecen a los visitantes buenas razones para dar un giro radical al tiempo y al espacio. En el entorno de la primera, llamada a ser uno de los pueblos históricos más bellos de la provincia de Barcelona, destaca la presencia de balmas, que son viviendas antiquísimas que se aprovechan de los abrigos rocosos de la montaña. Quizás la más conocida es la masía Puig de la Balma, que aguanta entre los riscos desde el siglo XII y ha sido escenario de películas premiadas como Pa negre (9 Premios Goya en 2010). Además funciona como hotel en una de las propuestas de alojamiento más singulares de la comarca.

El Puig de la Balma (Mura, comarca del Bages, Barcelona)

En definitiva, que hay motivos más que suficientes a tan sólo una hora de Barcelona para desconectar de la realidad para conectar consigo mismo. Y quién sabe, Manresa o algún rinconcito del Bages, pueden ser una elección más que acertada.

Sele

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