Somiedo, el país de los osos, la niebla y las brañas - El rincón de Sele

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Somiedo, el país de los osos, la niebla y las brañas

Érase un país, pero sin banderas. Un país con rey, pero sin corona. En el reino del oso pardo las cosas no se miden por dinastías sino por camadas. El eco del berrear de los ciervos recorre cada otoño sus cuatro valles rebotando en las aldeas. El único sonido artificial que interfiere de vez en cuando es el de la cámara fotográfica tratando de congelar instantes inverosímiles. Que no corresponden a Alaska, a Canadá o a la taiga rusa. Suceden en Asturias, en un concejo formado por montañas puntiagudas, roquedos donde saltan los rebecos, bosques impenetrables y esa niebla que se encarga de ponerle filtros magistrales al paisaje. Un capricho de la cordillera cantábrica donde osos, lobos, ciervos, corzos, rebecos, gatos monteses, jabalíes y una variedad ingente de aves fijaron su residencia hace decenas de miles de años. Hoy todos ellos, y muchos más, continúan aquí en ese límite invisible entre lo salvaje y el paisaje humano. De praderías y arboledas, de teitos y canchales, de la vida a todo color.

Somiedo con niebla

En el país de los osos, la niebla y las brañas la buena sintonía de los lugareños explica ese acuerdo tácito para que los grandes plantígrados se deslicen con sigilo pero sin cobardía ni miedo a ser vistos. Son, con toda seguridad, los protagonistas de una gran historia. La de un territorio donde no sólo no se fueron sino, más bien, extendieron su estirpe. Somiedo es su trono, un lugar de una reconquista por parte de la especie que llevará tiempo. Esa es su (y nuestra) gran esperanza.

Así es el Parque Natural de Somiedo

Todo un concejo llamado a ser Parque Natural. Y además Reserva de la Biosfera por parte de la UNESCO. No sólo sus bosques y lagos. También las praderas y parroquias pequeñas (Pola de Somiedo, que sería la más grande, cuenta con escasos doscientos habitantes). Semejante entramado de montañas en formación, riscos sobrevolados diariamente por los buitres y las águilas, se halla en plena cordillera cantábrica dentro del macizo asturiano.

Buitres en Somiedo

Viniendo de León, concretamente de Babia, atravesar el Puerto se convierte en una declaración de intenciones. Cambia el paisaje y también el clima. El descenso a La Pola, base recurrente para explorar la zona, se convierte en un divertimento donde se aprecia un aumento de la frondosidad y, por supuesto, la humedad. En realidad esos paisajes no se hacen solos. Hace falta agua. De ahí que la lluvia y las nieblas enmarañando lo mismo valles que cúspides sean aliados necesarios para esta especie de conjunción de todos los astros que hacen que Somiedo sea, o al menos yo lo veo así, uno de los rincones más rocambolescamente hermosos en territorio astur, en España y, aquí va mi órdago, de todo el mundo.

Somiedo (Asturias)

Puede sonar exagerado, es cierto, pero en Somiedo hay ingredientes de platos verdaderamente suculentos. Una pizca de Patagonia condimentada con un poquito de Alaska y de las Highlands escocesas. Eso sí, es 100% Asturias. Sin ella no hay receta que valga. La de las madreñas en días de lluvia, un perolo humeante de fabes, queso de cabra sobre la mesa y la eliminación del pretérito perfecto compuesto en los verbos. La de «ye» en vez de «es» y los pronombres al final. La de la buena gente capaz de dulcificarte cualquier sinsabor. Esa Asturias.

Valle del Lago (Somiedo, Asturias)

Cuando salir a ver osos es Somiedo se convierte en la excusa perfecta

Somiedo merece la pena por muchas cosas, pero de seguro la más destacada es la referente a la presencia de uno de los emblemas de la fauna ibérica, el oso pardo cantábrico. De cuantos habitan en la cordillera cantábrica oriental se calcula que algo más de una tercera parte se encuentren en este territorio. Y eso significa superar el centenar de osos, por lo que se puede afirmar que no existe en España lugar con semejante densidad (Y en Europa muy pocos). Un indicador de la excelente preservación del hábitat en esta parte de Asturias donde existe un pacto tácito entre todas las partes a las que les puede afectar su presencia para que sea posible este fenómeno. Hace décadas el oso pardo dejó de ser visto como una alimaña a la que hacer desaparecer como fuera para convertirse en todo lo contrario, el emblema orgulloso de un pueblo. De ahí que cuando en los años ochenta la especie estaba al borde de la extinción en la Península Ibérica, desde este lugar de Asturias se iniciara un crecimiento poblacional sin reintroducciones aleatorias de países extranjeros (como sí sucede en los Pirineos) que nos ha llevado a cifras que a quienes amamos la naturaleza pueden hacernos albergar algo de esperanza.

Atención Osos (señal de carretera en Somiedo, Asturias)

Los avistamientos de osos en Somiedo se suceden de una manera muy recurrente. Buena parte del año es posible realizar tareas de rastreo y observación, aunque realmente difícil durante el invierno dado que la mayor parte de los mismos hibernan (si bien en ocasiones veces las madres con cachorros jóvenes no lo hacen). Los meses dorados son ya avanzada la primavera (abril y mayo) así como en verano (desde mediados de julio a mediados de septiembre) cuando las necesidades de alimentación les obliga a apartarse algo más de los bosques y bajar a comer. Es entonces cuando puede suceder ese momento mágico de verles atravesando una pradera, un canchal, o incluso subidos a un árbol para devorar sus frutos. Raras veces se alimentan de carne, más por atracción a la carroña que por su instinto cazador.

Huella de oso pardo (macho)

A diferencia de países europeos con población de osos como pueda ser Suecia, Rumanía o Eslovenia, no hay que contratar «hides» donde permanecer ocultos durante horas a la espera de su llegada. En Somiedo hay diversidad de puntos de observación al aire libre y abiertos al público (por supuesto gratuitos). El mirador del Príncipe en La Peral o una explanada de hierba en Gúa son quizás los más famosos, aunque eso conlleva una presencia elevada durante la temporada alta de fotógrafos con teleobjetivos tremebundos. Y telescopios de a más de 3000€ la unidad donde si aparece el oso, algo que sucede muy frecuentemente (sobre todo en los últimos años) aunque sea unos segundos, le llegan a ver hasta cómo mastica.

Intentando ver osos en Somiedo utilizando un telescopio

Pero conviene asumir varias cosas. La primera, salvo si es mucha la suerte (y la suerte hay que buscarla de manera persistente) y se ven osos, que no sucede cada día, suele ser en una posición lejana. Todo puede pasar, por supuesto, pero lo más normal es que los avistamientos provengan de ayuda óptica, sean teleobjetivos o prismáticos. Otra cosa son los encuentros fortuitos de lo que saben no pocos lugareños, sobre todo pastores.

La segunda, que aunque el campo de visión desde distintos puntos, sea en La Peral, el Gúa o en el collado de Aguino (excepcional en tiempos de berrea, por cierto) sea lo suficientemente amplio, conviene contar con algún guía profesional con experiencia en el asunto. Porque puede haber un oso comiendo de un avellano en la ladera de enfrente… ¡Y no verlo! Siempre vienen bien para este caso miradas entrenadas en distinguir puntos minúsculos en el horizonte. De ese modo la probabilidad de éxito puede multiplicarse.

Oso en Somiedo

Así fue nuestra experiencia con los osos en Somiedo (en el marco de dos viajes de autor con los lectores de este blog)

Hacía mucho tiempo deseaba conocer Somiedo y poder observar lo que ya había visto en Alaska o Kamchatka pero en mi propio país. Y no sólo por la espectacular película documental «Cantábrico: en los dominios del oso pardo», que reconozco en algo ayudó a semejante empeño, sino porque siempre he creído que mirar la naturaleza a los ojos, sea a un kilómetro o a diez mil, resulta tremendamente excitante. Suceden cosas extraordinarias mucho más cerca de lo que imaginamos. Y que haya osos surcando los bosques y praderas de Somiedo parece suficiente acicate como para animarse a viajar a este destino e intentar, al menos, el propósito de verlos. En consonancia con los viajes de autor que llevo tiempo liderando a través de Pangea pensé que sería buena idea, sobre todo en un año como 2020 con buena parte de las fronteras cerradas, poder llevar a cabo un viaje con los seguidores y seguidoras de este blog. Y nos pusimos manos a la obra para estar en las mejores manos y cerrar con detalle no una sino dos pequeñas escapadas al Parque Natural de Somiedo en el mes de septiembre, ya al final de la temporada, con el objeto de compartir con más personas uno de los fenómenos de fauna salvaje más impactantes de nuestro planeta. Iríamos Roberto López y yo de la mano de un guía de montaña experto en la cordillera cantábrica y que tiene en su curriculum decenas de avistamientos durante los últimos años (Antonio Paz, un auténtico genio).

Oso pardo en Asturias

Es obvio que el objetivo no es tan sencillo como pueda parecer. Aquello no es precisamente un zoológico y los osos, por muchos que haya en Somiedo, son esquivos y no están ahí para posar sino para sobrevivir dentro de un hábitat que les resulta idóneo. Por lo que se debe contar con múltiples factores como estar en el sitio exacto en el momento en que las cosas sucedan: la climatología, la paciencia, los medios ópticos, el conocimiento del medio, la experiencia en avistamientos (un ojo entrenado vale por mil) y, sobre todas las cosas, la suerte.

Realizamos dos viajes, uno a primeros de septiembre y otro a finales. En un año con el otoño algo adelantado, llegamos en el tiempo en que el oso pardo se alimentaba sobre todo de avellanos y otros frutos. Así como cuando está a punto de echarse al bosque a buscar otro tipo de comida. Y en ambos contamos con los factores mencionados con anterioridad. Pero añadiendo un nuevo ingrediente, el entusiasmo, la motivación y la aportación de las personas que vinieron con nosotros. De repente el clima o la niebla no fueron un problema sino dignos aliados de un frenesí visual, que es una manera de explicar Somiedo en sí mismo. La voluntad ayudó. Vaya si lo hizo. Y vimos osos en ambos viajes, aunque de manera diferente.

Roberto López tomando fotos en Somiedo (Tras la huella del oso pardo)

1º Avistamiento de osos pardos en Somiedo (Sábado 5 de septiembre de 2020).

Sucedió en Gúa. En esta pequeña parroquia se yergue una explanada, más bien un solar de hierba y tierra, donde se colocan los visitantes y camarógrafos esperando el momento mágico. Durante el verano de 2020 había sido todo un éxito, incluso por delante del mirador del Príncipe en La Peral. Además la niebla no era demasiado espesa y los días anteriores anticiparon a nuestro guía, Antonio, que debíamos poner todo el empeño en esta sitio. La experiencia y la intuición nos llevaron por buen camino. Si bien la intentona del viernes tarde quedó en agua de borrajas, la del sábado, pasadas por muy poco las nueve de la mañana, nos llevó a una emocionante primera vez con los osos. De pronto alguien dio la voz de alarma, una hembra con sus dos crías sacudía un avellano en el flanco de un canchal. Estaban lejos, pero los prismáticos y, sobre todo, los telescopios, ayudaron a observar con nitidez una escena conmovedora de esta madre y sus cachorros.

Observando el oso pardo en Gúa (Somiedo)

Una vez los localizamos estuvimos siguiendo sus pasos durante unos cuantos minutos. De vez en cuando les veíamos zarandear los avellanos, poniéndose de pie si era preciso, e incluso corriendo de un extremo a otro del canchal. Después desaparecieron por unos instantes para salir al otro lado de una tupida arboleda y seguir alimentándose de otros frutos. Nos deleitaron un rato algo más largo. Estos supervivientes del último invierno y una primavera anómala de confinamiento humano, eran completamente ajenos a los muchos ojos que les mirábamos con la emoción de unos niños que ven animales salvajes por primera vez. Porque no importa las veces que suceda. Muchos nos seguimos poniendo nerviosos cuando la naturaleza permite contemplar en vivo y en directo sus creaciones más hermosas.

Hembra de oso pardo en Somiedo (Asturias)

No volvieron a aparecer esa mañana, pero a la tarde, ya a última hora y con la luz tan menguada que se volvía inútil la cámara fotográfica, otra hembra, esta vez en solitario, apareció corriendo por una ladera. Mucho más cercana a la explanada que en el anterior avistamiento, quedando prácticamente al frente. La noche se convirtió en su cobijo. Y los testigos que allí estuvimos, nos conformamos con esos segundos de carrera, aunque hubiésemos implorado por vivir algo así con una luz más adecuada para continuar con el mero placer de la observación de fauna.

Hembra de oso pardo (Somiedo, Asturias)

2º avistamiento de uno oso pardo en Somiedo (Sábado 26 de septiembre de 2020).

Tres semanas después de la primera vez, regresamos al Parque Natural de Somiedo con otro pequeño grupo de viajeros. La previsión del tiempo era tan mala que pensábamos que se iba a tirar todo el fin de semana jarreando. Pero, como suele suceder en no pocas ocasiones con el norte de España, la meteorología no fue del todo certera, lo que ahuyentó a los visitantes del parque. Muy pocos nos quedaríamos esos días, nada que ver con la vez anterior, pero puedo asegurar que lo aprovechamos a base de bien. Además se trataba de un viaje que coincidía con la berrea del ciervo (en época de celo de las hembras los machos braman sin cesar mientras van formando sus harenes), lo que suponía un aliciente más. El otoño se había adelantado, algo que se plasmaba en las copas de los árboles, que hacían intuir un continuo amarillamiento que les hace desprenderse del verdor de la primavera y el verano. Por un lado la postal del paisaje era arrebatadora (esta estación del año en esta zona es probablemente la que más le hace lucir). Pero por otro las posibilidades de ver osos pardos en Somiedo era notablemente inferior, puesto que ya se habían agotado sus principales fuentes de alimentación fuera del bosque. Y la tendencia pasaba por no salir de él. Aunque la posibilidad siempre estaba ahí.

Cievos en Somiedo (Asturias) durante la berrea

En esta ocasión Antonio, nuestro genio de los parajes cantábricos, tuvo que volcar su trabajo en recopilar testimonios sobre avistamientos en los cuatro valles de Somiedo. Y en dejarse llevar por la experiencia de otros años, así como en la intuición, algo de lo que no va falto precisamente. No sería tan fácil pero haríamos todo lo posible. Algo le decía que en el collado de Aguino, apenas a cinco minutos de La Pola, el mejor mirador para disfrutar de la berrea del ciervo, podíamos tener la oportunidad de ver oso.

Al collado de Aguino hay que subir siempre, con osos o sin osos. Da lo mismo. Constituye un punto privilegiado para contemplar el principal valle del concejo. Si se coincide con la berrea, como era el caso (suele iniciarse en septiembre con las primeras lluvias al final del verano), la obligatoriedad se convierte en máxima. De hecho desde dicho mirador escuchamos la berrea y localizamos/fotografiamos varios ciervos, sobre todo machos que parecían estar ejerciendo el gobierno de sus dominios. Las puntas de sus gruesas cornamentas delataban múltiples luchas sin cuartel por lograr el objetivo de contar con su propio harén. Algo que ganan y defienden sin importar las consecuencias. No es un trono fácil de arrebatar.

Ciervo en época de berrea en Somiedo

El sábado por la mañana salimos muy temprano, apenas unos minutos antes del amanecer. Las primeras luces del día así como las últimas resultan óptimas para los avistamientos de fauna. La actividad nocturna es ley, no importa si es en Somiedo o en el Serengueti. Mientras observábamos varios grupos de ciervos, incluso algunos machos huyendo de otros más grandes, volvió a sonar una voz de alarma. Alguien llegó corriendo para avisarnos que había visto un oso con su telescopio. Durante unos minutos de tensión y preguntas, apuntamos hacia una zona donde parecía que había sucedido el avistamiento. Y los prismáticos nos dieron la razón.  «¡¡Es un macho!! ¡¡Allí en la pradería!! »  – fue la voz de alarma. En efecto, se trataba de un gran ejemplar de pelaje casi negruzco (suele ser mucho más oscuro que el de las hembras) que se perdía entre los arbustos.

Buscando al oso pardo en Somiedo

Muy pronto se perdió en la foresta, pero con tantos ojos apuntando al mismo área no tardamos en dar las buenas noticias de que se dejaba ver de nuevo. En esta ocasión su aparición se caracterizó por una extrema fugacidad, aunque la justa para que quienes no tuvieron la oportunidad de contemplarlo la primera vez, pudieran hacerlo. Este ejemplar solitario de gran tamaño nos quiso regalar un alboroto emocional que pocos o ninguno olvidaremos.

No volveríamos a ver el oso, si bien lo intentaríamos en otros puntos donde pudiéramos tener la oportunidad de que el difícil encuentro fuese más próximo en cuanto a distancia. Pero el mero hecho de intentarlo, esa tensión acumulada y que te hace ver plantígrados en una roca o en un tronco quebrado, fue la razón de que nos embarcásemos en otra aventura que por cercana no deja de garantizar cierto asombro. Y, aunque no lo hubiésemos visto nunca, el hecho de encontrarnos en el hogar de este superviviente de más de doscientos kilogramos de peso, nos hubiese permitido regresar a casa igualmente con una sonrisa.

Buscando al oso pardo en el Parque Nacional de Somiedo

La Casa del oso en Pola de Somiedo

En la localidad de Pola de Somiedo, más conocida como La Pola, se sitúa una de las casas del oso que la Fundación Oso Pardo tiene en España. En un edificio de cesión municipal con su propio hórreo reinventado el «Centro de Interpretación Somiedo y el Oso» muestra la relación a lo largo del tiempo de esta especie con los humanos con quienes comparte territorio desde hace miles de años. Un proceso algo tortuoso hasta llegar al momento actual de aceptación, convivencia y respeto, lo que ha provocado su expansión a otras zonas de la cordillera cantábrica (en el sector occidental, la unión con la población occidental sigue siendo un gran reto). Somiedo es un modelo que ha favorecido el aumento poblacional y en este centro se aportan razones. También permite aprender sobre el comportamiento del oso pardo cantábrico a lo largo de su vida, lo que viene bien para comprender y contextualizar correctamente lo que se ha venido a ver (si es que la observar osos pasa por ser el motivo principal de la visita al parque).

Sele y Roberto en la Casa del Oso de Somiedo (Asturias)

Nota práctica: El Centro de Interpretación Somiedo y el oso se encuentra en la calle Flórez Estrada y el acceso al mismo se reserva de manera telefónica 648 97 49 36 y 942 23 49 00 (con la crisis sanitaria del coronavirus se han reducido aforos y horarios).

Otras razones para visitar Somiedo (aunque no se vea uno solo oso)

Por supuesto que la de ver osos, uno de los cinco grandes de la fauna en España, supuso para nosotros (y para muchos de sus visitantes) un potente imán para ir hasta Somiedo. Pero no la única razón del viaje. Conocer esta parte de Asturias posee numerosas variables de un enorme valor que requeriría incluso de una larga estancia. Y por la que a día de hoy nos planteamos regresar nuevamente el próximo año. ¿Qué por qué Somiedo? Se me ocurren tantas cosas…

Paisaje de niebla en Somiedo

Somiedo cuenta con algunos de los mejores paisajes de la Cordillera Cantábrica

Si alguien acude en busca de un auténtico baño de naturaleza, en el Parque Natural de Somiedo se va a sumergir de la cabeza a los pies. Desde que te acuestas hasta que te levantes, no importa donde se ubique tu alojamiento, todo a tu alrededor serán montañas de picos juguetones, praderas con un verdor refulgente y, si además se pone en «modo niebla», la epicidad en cuanto paisajes se refiere es todo un hecho. Basta comenzar a bajar el Puerto de Somiedo para darse cuenta de ello. La gloria en 360º. No existe mácula en estas maravillas.

Arcoíris en Somiedo (Asturias)

Además del natural, el paisaje cultural y etnográfico de Somiedo se convierte en una gran baza para los visitantes

A lo largo y ancho de todo el concejo de Somiedo se aprecia esa conexión del hombre con la naturaleza. El ser humano lleva habitando estos paisajes desde hace miles de años y la función agrícola y, sobre todo, ganadera se aprecia más allá de las aldeas. Muy características son las brañas, los lugares donde se acudía con ovejas, cabras y vacas durante la época veraniega para aprovechar los buenos pastos en altura. Refugio pastoril donde se concentraban teitos (conocidos como pallozas en Los Ancares leoneses, por ejemplo), construcciones de una sola planta en granito o pizarra, normalmente semicirculares (aunque los hay circulares), que son herederos de la tradición celta. En los mismos convivían personas y animales. Aunque la mayoría de los mismos se han borrado de los mapas, Somiedo es un lugar excepcional para observar este tipo de viviendas que apenas encontraron evolución en más de dos mil años.

Teito en La Peral (Somiedo, Asturias)

Precisamente por los teitos (elaborados con escoba) son parte junto a los hórreos (antiguamente también teitados) de un valioso patrimonio etnográfico. Tema sobre el cual se puede investigar en dos interesantes ecomuseos como «La Casa» en la localidad de Veigas o «Los oficios y la trashumancia» en Caunedo. El primero dedicado a contar cómo eran los teitos por dentro y la vida en el hogar, mientras que el segundo pone el foco en la actividad desarrollada en el concejo (con oficios como madreñeiro, carpinteiro, goxeiro, ferreiro y canteiro, entre otras) así como las rutas que se hacían con el ganado, no sólo dentro de la propia Somiedo sino también hacia otros núcleos de España.

Un paraíso para los amantes del trekking

Si algo tiene Somiedo son senderos. Y para todos los niveles. La clásica es la de los lagos de Somiedo (14 km, nivel físico medio) pero hay tantas posibilidades como ganas de caminar. Aquí algunas ideas:

  • Ruta del Valle del Lago (Lineal, 6 km).
  • Ruta de la Braña de Mumián (bien idea y vuelta desde Llamardal o continuando hasta El Coto de Buena Madre, 6`5 km).
  • Ruta de las brañas de Saliencia (Lineal, 8km).
  • Ruta de La Peral – Villar de Vildas (Lineal, 13 km).

Ruta Valle del Lago (Somiedo)

Uno de los mejores lugares de España para disfrutar de la berrea del ciervo

En el mes de septiembre, tras las primeras lluvias, los ciervos machos berrean para atraer a las hembras, formar su harén y arrebatarle el suyo a otros machos a los que consideran más débiles y no dudan en expulsar (la lucha de astas es un espectáculo). El sonido que emiten se escucha a kilómetros, incluso desde la habitación del hotel o la casa rural. Aunque, no cabe duda, de que el mejor punto no sólo para escuchar a primera hora de la mañana o de la tarde (aunque su eco resuena toda la noche), sino también para ver a estos grandes herbívoros en acción, es el collado de Aguino, muy cerca de la Pola de Somiedo cuando se va camino de Perlunes.

Ciervo berreando en Somiedo

Gastronomía casera… y abundante

Hablar de comer en todo Asturias es un delirio. Pues Somiedo no iba a ser la excepción. Me quedo con los fogones del restaurante del Hotel Castillo del Alba en el centro de Pola de Somiedo (hacen un pote de berzas escandaloso). Y con la terraza de El D’Iban de Somiedo donde las vistas son tan espectaculares como sus productos. Lugares donde repetiría una y mil veces. La Casona de Lolo en la localidad de Caunedo es una recomendación de un buen conocedor de la zona, que asegura que en pocos sitios ha comido igual. Habrá que hacerle caso.

Fabada asturiana en el restaurante del hotel Castillo de Alba (Pola de Somiedo)

Somiedo… volveré (y prometo que no lo haré solo)

Terminó la temporada del oso en 2020 que, a pesar de los pesares ha sido de los mejores que se recuerdan en cuanto a avistamientos del oso pardo cantábrico. Pero 2021, del 23 al 27 de agosto, nos traerá un nuevo viaje a Somiedo del que puedes formar parte. Un viaje de autor, buscando no sólo ver al mamífero más impresionante que habita este territorio, sino también disfrutando esos paisajes que parecen de otro mundo. Pero que están en Asturias.

Sele en Somiedo

Advierto que seremos muy pocos. Quien desee formar parte de una nueva salida a Somiedo, así como a Riaño (León) y así también tratar de ver el lobo (planteada para 5 días/4noches) sólo tiene que escribirme y le mantendré informado/a puntualmente de fecha, condiciones, ruta, objetivos, etc.

Grupo del primer viaje de autor a Somiedo

Viajes de autor (Viaja con Sele)

El que avisa, no es traidor. Yo con lugares como Somiedo no me sale bromear.

Sele

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PD: El oso forma parte del elenco de los Big Five o cinco grandes de la fauna ibérica. Este y otros destinos nacionales en la sección RINCONES DE ESPAÑA.

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