Qué ver y hacer en Sierra de Gata - El rincón de Sele

Blog

Sierra de Gata, el paraíso encontrado

Print Friendly, PDF & Email

En el noroeste de la provincia de Cáceres, separada de Portugal por una mera línea imaginaria, vive agazapada y silenciosa Sierra de Gata, uno de los últimos paraísos de esa Extremadura que emociona y sorprende a partes iguales. Las Hurdes o los prados salmantinos son también linde de un rincón cacereño en el que aún se perciben los efectos de su prolongado aislamiento geográfico. En este universo de montaña, bosques, olivos y castañares el color verde intenso acuna los valles de la comarca. Y pueblos con encanto medieval vestidos de pizarra, barro, granito o con los entramados de madera aireando su vejez, se escapan del silencio con un habla peculiar que se escucha dentro y fuera de las paredes de las casas. Aquí todavía se escucha A Fala, lengua que mezcla desde tiempos de la Reconquista el galaico-portugués con el astur-leonés, fruto de esa bendita impermeabilización cultural y de una férrea identidad.

Casa de Robledillo de Gata (Sierra de Gata, Extremadura)

Muchas veces se dice eso de que Extremadura es la gran desconocida de España. En ese caso me apresuro a asegurar que Sierra de Gata sería algo así como «la desconocida de la gran desconocida», ese paraíso perdido… y encontrado en el que formalizar un paréntesis de autenticidad donde poder escapar cuando lo necesitamos. 

Una ruta en Sierra de Gata con mucho que ver y hacer

Para todo hay una primera vez. Y, por supuesto, para Sierra de Gata también. Una vez empezamos a serpentear con el coche por sus curvas de asfalto no podía creerme lo que veían mis ojos. ¿Pero cómo es posible que nunca hubiera sabido nada de estos bosques, de estos pueblecitos encantadores y atalayas vigilantes? –  era la pregunta que rondaba mi cabeza cuando nos íbamos acercando a Trevejo, una aldea minúscula de apenas dos decenas de habitantes en la que el tiempo permanece detenido junto a las ruinas desafiantes de su castillo. Allí precisamente estableceríamos nuestra base en este viaje. Trevejo, apenas una calle que barranquea sinuosamente por su alfombra de piedra convertida en un mirador privilegiado de esta sierra, se trata de un emplazamiento idílico que regala silencio, paisajes y pocos (aunque muy buenos) vecinos que se ocupan de convertir al forastero en serragatino en cuanto pone sus pies en el considerado uno de los pueblos medievales más encantadores de Extremadura.

Vistas de la aldea de Trevejo desde su castillo en ruinas (Sierra de Gata, Cáceres)

Sierra de Gata, la desconocida

Cabe destacar que no existe demasiada información sobre Sierra de Gata ni que tampoco se promociona como se merece (en realidad todo me parecería poco). Todavía carece de la dinamización turística de otras comarcas cacereñas como La Vera o el valle del Jerte. La turistización de la zona es mínima y, aunque posee buenas comunicaciones que evitan el aislamiento por carretera de tantos años o buenos alojamientos rurales, aún uno se da cuenta de que apenas está dando sus primeros pasos. Algo que, aunque suene raro, a quienes nos gusta viajar nos atrae muchísimo. Se trata de la ansiada sensación de rondar territorio casi virgen, dotado con la sencillez y humildad de quien lleva poco tiempo presentándose al mundo. En ese sentido Sierra de Gata (al igual que la comarca de Las Hurdes) se va abriendo paulatinamente sin prescindir un ápice de su particularidad cultural (no sólo lingüística) y esa pureza de la que gozan las regiones poco transitadas de nuestra geografía.

Paisaje en Sierra de Gata (Extremadura)

Durante un fin de semana en Sierra de Gata, aunque da para unos días más, planteamos llevar a cabo una ruta por lo mejor de esta comarca extremeña de la que reconozco sabía muy poco. Varias lecturas y sabios consejos hicieron que pudiésemos aprovechar el tiempo en la zona lo máximo posible, tanto de forma independiente como con alguna que otra excursión organizada en la que venía bien un 4×4 y el conocimiento de la gente local (para ello tuve la suerte de conocer a Jose de MiSierradeGata.com, que personifica el alma de esta tierra), sobre todo de cara a explotar el inmenso valor naturalista y ornitológico de la comarca. Existen localizaciones excelentes para observar planear buitres, águilas reales, alimoches, azores e incluso la difícil cigüeña negra, e ir con alguien que controle del tema ayuda mucho. Dado mi creciente interés por el mundo de las aves esa fue otra motivación por la que me apetecía tanto una escapada a Sierra de Gata.

En el verano de 2016, poco después de este viaje, la comarca sufrió uno de los peores incendios de su historia. Más de 8.000 hectáreas fueron calcinadas por el fuego. Corresponden a un 6% de toda la Sierra de Gata por lo que, aunque fue extremadamente dañino, no hay motivo para dejar de ir a conocer la zona porque sigue siendo un auténtico paraíso.

En busca de los cinco pueblos más bonitos de Sierra de Gata

Una de los razones esenciales de nuestra visita a Sierra de Gata era, por supuesto, disfrutar de la presencia de hermosos y pintorescos pueblos que han conservado su esencia hasta día de hoy. En ellos repasaríamos lo mejor de la arquitectura de la zona, probaríamos los productos de la tierra, buscaríamos alguna de sus muchas piscinas naturales para aliviar los rigores del estío y, por supuesto, escucharíamos el habla (o a fala) local de la mano de los lugareños que nos enseñarían algunas palabras de este auténtico milagro. Motivos más que suficientes para exprimir al máximo esta apetecible escapada por la comarca.

Fachada típica de la Sierra de Gata (Extremadura)

Si bien hay muchos pueblos en Sierra de Gata, cinco de ellos fueron declarados «Bien de interés cultural» por la riqueza de su conjunto histórico-artístico, lo que nos puso las cosas fáciles a la hora de escoger qué localidades visitar. Esta lista de lugares recomendables y que no conviene pasar por alto en una visita a la zona es la siguiente: Trevejo, San Martín de Trevejo, Hoyos, Gata y Robledillo.

TREVEJO

Sin ninguna duda es una base excelente para comprender el significado de Sierra de Gata. Este pequeña aldea medieval de poco más de una veintena de habitantes se termina encontrando con un castillo levantado por los árabes, reconstruido posteriormente y volado con explosivos por las tropas napoleónicas a comienzos del siglo XIX. Si existe un lugar que aglutine todas las bondades de la comarca es Trevejo, sólo accesible por la carretera que nace en Villamiel y con unas vistas magníficas en 360 grados.

Trevejo (Sierra de Gata, Extremadura)

Una hilera estrecha de casas de piedra antecede a la colina donde se yerguen las últimas piedras del que fuera un imponente castillo. Uno de sus torreones se ha utilizado como espadaña de la parroquia de San Juan Bautista. Si nos fijamos todavía quedan marcas de los que fueron antiquísimos lugares de enterramiento en las propias rocas. Una vez subimos a lo que queda del castillo, con el blasón de uno de sus muchos dueños sobre las paredes, advertimos unas panorámicas sinuosas donde el verde serrano se torna anaranjado con los rayos de sol del atardecer. Sin duda estamos ante el mejor momento para subir al castillo de Trevejo. Aunque cuando llega la noche, la ronda al castillo también permite ver las estrellas como si nuestros ojos fuesen telescopios.

Castillo de Trevejo (Sierra de Gata, Extremadura)

¡CONSEJO PRÁCTICO! Trevejo es un lugar magnífico para acurrucarse para dormir, despertar con su luz y marchar de nuevo por los valles de la Sierra de Gata a la que vigila día y noche. De ahí que nos hospedásemos en los Apartamentos rurales A Fala, el único alojamiento del pueblo, que cumple todos los requisitos para vivir una experiencia de turismo rural de calidad a buen precio con un espacio bien equipado y repleto de detalles. Actualmente hay dos apartamentos dentro de una casa de piedra, a partir de los 100€ el fin de semana, con salón, cocina y una cama con dosel muy cómoda (y romántica). La verdad que es un sitio de capricho ideal como campamento base de una escapada a la comarca.

Habitacion de Apartamentos A Fala (Trevejo, Sierra de Gata)

SAN MARTÍN DE TREVEJO

En el corazón de Sierra de Gata probablemente el pueblo con mayor carácter se trate de San Martín de Trevejo. Sus calles son un compendio con lo mejor de la arquitectura rural de la comarca. Muchos de sus edificios exhiben orgullosos sus entramados de madera por fuera, en un alarde que demuestra que vejez y buena conservación van de la mano. No cabe duda de que tiene mérito. Y más en un país en el que siempre ha habido costumbre tirar casas viejas, aunque sean históricas, para hacer otras nuevas a gusto del dueño sin que prevaleciese un mínimo de criterio estético (de eso convendría haber aprendido de los franceses). En ese sentido Sierra de Gata es todavía un valedor de la armonía urbana, aunque sea con casonas rústicas que ya han cumplido de sobra los quinientos años. Pero es que también quedan algunos palacetes nobles esparcidos por toda la población.

Casas típicas de San Martín de Trevejo en Sierra de Gata (Extremadura)

Siguiendo improvisadamente varias calles partidas por un reguero en el que todavía fluye agua llegamos a una Plaza Mayor porticada de recio carácter. El palacio del Comendador es quizás su edificio más señorial. Sorprende la profundidad del pórtico del ayuntamiento, capaz de resguardar a varias decenas de vecinos en caso de que se ponga a llover.

Plaza de San Martín de Trevejo (Extremadura)

Una vez dejamos la plaza nos planteamos un reto (y lo hago también con el lector y futuro visitante de Sierra de Gata). Tomamos la Calle del Caño y a mitad de camino un grupo de ancianos nos cuenta que hay tozones (las vigas de madera de las casas que sobresalen en horizontal) con caras esculpidas desde la Edad Media. Y en esa misma calle está uno de los mejores ejemplos. Esto en nuestro caso nos llevó a vivir una de las experiencias más memorables de este viaje a Sierra de Gata. Terminamos hablando mañegu (la variante del habla serragatino que hay en la localidad) o, mejor dicho, tratando de comprender esta lengua de mano de los lugareños que fueron realmente amables con nosotros para sacar a la luz este tesoro lingüístico cuya supervivencia es un absoluto milagro.

Escuchando hablar mañegu a los ancianos de San Martín de Trevejo (Extremadura)

Sele con un habitante de San Martín de Trevejo (Extremadura)

Encontramos los tozones con caras, por supuesto, pero la casualidad nos llevó a ver una cría de pájaro que se había caído de su nido clavado en la fachada de esta casa. Al final el dueño nos metió a su casa para buscar una escalera de mano y salvar al animalito. Fue entonces cuando empezaron a aparecer vecinos. Tuvimos una charla tan agradable que nos ofrecieron una conversación en su habla (o A Fala) materna, el mañegu. Y sí captamos esa mezcla de palabras gallegas y portuguesas con vocablos astures. Al parecer en Valverde del Fresno se habla otra variante muy parecida, el valverdeiru, mientras que en Eljás a este habla se le conoce como lagarteiru. En San Martín, por ejemplo, las calles vienen en castellano y en mañegu, y algunas tiendas tienen los carteles en el habla local.

Tienda de San Martín de Trevejo (Extremadura)

Tras fotografiar las caras en los tozones (y que emplazo a que el visitante las busque e interprete) de la casa de aquel señor que nos ayudó a salvar al pajarito tomamos la Calle de la Guardia Civil, la de la Ciudad (muy pintoresca) y bajamos por la Calle del Hospital (de las más bonitas del pueblo). Las últimas horas de la tarde dieron para hacer muchas fotos y, más en verano, cuando la brisa de la sierra expulsaba definitivamente a la canícula devora-sombras del mediodía. Definitivamente no queríamos irnos y, de hecho, regresamos un día más tarde. ¡Había que probar una de las mejores cocinas de Sierra de Gata! (Atención que os lo cuento aquí abajo).

¡CONSEJO PARA COMER EN SAN MARTÍN DE TREVEJO! En la Plaza Mayor, bajo el pórtico se esconde uno de esos restaurantes que ofrecen en sus platos los mejores productos de la tierra. En el Restaurante Os Arcus uno sale pesando dos kilos más que con los que ha entrado. Pero os aseguro que el alma lo agradecerá de por vida. Nos pusieron un menú consistente en ensalada de naranja con aceite, pimentón y ajitos, ideal para refrescarse en verano y combinar sabores. De principal unos judiones exquisitos con el perolo en la mesa hasta que le dejamos vacío (¡Como Dios manda!). De carne fuimos sobre seguro con el secreto ibérico. Y quesadilla como postre y remate final. Todo ello en un edificio del siglo XVI, un trato excelente por parte de Mili y su equipo, así como la seguridad de que si volvemos algún día a Sierra de Gata, terminaremos abrazando a la vida en los manteles de Os Arcus (Teléfono para reservar mesa 927 51 32 04).

Judiones del Restaurante Os Arcus (San Martín de Trevejo)

HOYOS

Tomamos la carretera de doble sentido EX-205 que vertebra Sierra de Gata de este a oeste y nos detenemos en otra de esas localidades esenciales para comprender la comarca, y no sólo por ser su capital administrativa. Hoyos cuenta con un casco histórico hermoso y muy compacto, con un buen número de casonas señoriales que se vanaglorian de su origen nobiliario por medio de blasones en piedra gobernando las fachadas. Aquí el entramado de madera como en San Martín de Trevejo es algo más reducido. La materia prima en este pueblo fue, sobre todo, la piedra con la que se pulieron ricos palacetes, algunos de los cuales conservan lindas ventanas geminadas así como pequeños balcones medievales.

Casona en Gata (Extremadura)

De todas las casas de Hoyos quizás sea la del Deán la más suntuosa e impresionante, con canalones oxidados con forma de dragón. Aunque nos basta con callejear para ver más mansiones de este tipo. Cabe destacar que Hoyos sirvió durante siglos como residencia veraniega de los obispos de Coria, lo que explica la riqueza palaciega en el municipio, uno de los más elegantes en toda la Sierra de Gata.

Calle de Gata (Sierra de Gata, Extremadura)

GATA

La Catóbriga en tiempos romanos surgió gracias a la calzada que comunicaba Coria con Ciudad Rodrigo. Conquistada por los árabes como Almenara y recuperada tras la Reconquista fue siempre una población valiente y leal. Primero a la Orden de Alcántara, una de las órdenes de caballeros más importantes de la península ibérica, y después a Carlos I de España, el gran Emperador de los Austrias, quien dejó llevar a la villa de Gata su escudo de armas gracias al apoyo incondicional recibido por ésta en la Guerra de las Comunidades. Se sabe además que Gata fue una de las poblaciones más beligerantes con las tropas napoleónicas francesas, por lo que su fama de valientes y corajudos la llevan merecida.

Precisamente el símbolo de Gata es la Fuente del Chorro, con un blasón imperial en un excelente estado de conservación. El escudo del emperador es una de las postales más reconocibles de este pueblo de algo más de 1500 habitantes en cuya Plaza de la Constitución hay más bares que en muchas ciudades del mundo. Gata es monumentalidad, por supuesto, pero también buen comer. En época de setas los bares preparan gran variedad de platos con un protagonista evidente. Y éstos se llenan hasta arriba.

Fuente del Chorro en Sierra de Gata

Otro clásico de Gata es subir a la torre de la Almenara, de origen musulmán, y desde cuyas ruinas se puede disfrutar de una de las mejores panorámicas de la comarca, aunque conviene no subir caminando en pleno verano cuando el calor aprieta. El otoño es un momento excepcional para comprobar la mezcla de colores que se da en la Sierra de Gata, donde lucha el verde de los pinares con el amarilleo de los castañares.

ROBLEDILLO DE GATA

Robledillo, quizás por su situación aislada, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura serrana de la comarca. Esta pintoresca localidad que mantiene su trazado desde la Edad Media es un mapa deshilachado lleno de pasadizos y corredores estrechos en los que las casas típicas se dan, además de sombra, la la mano con las de justo enfrente. Se compone de grandes baluartes de pizarra, adobe y entramado, de muros ocres que ofrecen una tonalidad con la que se puede definir Robledillo. Y entre medias cuenta con bodegas y hasta un museo del aceite (No hay que olvidar que Sierra de Gata es tierra de almazaras), por lo que se puede decir que lo tiene todo.

Robledillo de Gata (Sierra de Gata, Extremadura)

El excepcional estado de conservación de Robledillo de Gata hace que sea un lugar turístico, quizás el más exitoso de todos los pueblos en la comarca, aunque su posición sea la más lejana. La Parroquia de La Asunción, a priori sobria pero con un valiosísimo artesonado mudéjar, es otro de esos edificios dignos de conocer aunque el secreto está en perderse, en buscar ángulos perfectos para la foto, detalles de uno de los pueblos más hermosos no sólo de Extremadura sino de toda España.

Robledillo de Gata (Sierra de Gata, Cáceres)

Robledillo, así como Gata, Hoyos, Trevejo o San Martín, son los cinco pueblos inscritos como Bien de interés cultural. Todos ellos son de imprescindible visita, aunque si el tiempo nos apremiara y tuviésemos que elegir tres, es probable que la elección que tomaría sería la del eje San Martín de Trevejo-Trevejo-Robledillo. ¡Merecen mucho la pena!

Sele en Robledillo (Sierra de Gata, Cáceres)

Bosques y aves de Sierra de Gata en 4×4

Si el sábado lo dedicamos buena parte a descubrir los pueblos más bellos, el domingo por la mañana fue perfecto para penetrar en el bosque o buscar las mejores panorámicas desde las que hacer avistamiento de aves. Para ello no bastaba nuestro coche, así que recurrimos a los servicios de Jose, de la empresa turística MiSierradeGata.com, que ofrece desde hace años la versión 100% natural de esta comarca extremeña. En un todoterreno tan fuerte como un tanque y con la carrocería llena de barro (como debe ser) arrancamos en Descargamaría (justo a un paso de Robledillo) una ruta por el interior de los frondosos bosques en los que los pinares crecen a gran velocidad (tras un incendio hace 20 años se ha recuperado completamente la zona para volver a ser tal cual era). Pero lo bueno de ir con Jose es que uno ve más allá de lo que los ojos tienen delante. Como, por ejemplo, cuando hallamos con él un puente medieval al que trataban de esconder densas enredaderas, o los restos de las minas de oro que horadaron tanto los romanos como los serragatinos en plena posguerra española.

Puente medieval en Sierra de Gata (Extremadura)

Para Jose no existen los arbustos o los árboles, existen los nombres científicos y las propiedades curativas de hasta el último fruto del bosque. Él demuestra cómo la sencillez y humildad no está reñida en absoluto con la sabiduría y la cultura, con aproximar al visitante como nadie los conocimientos que se pueden leer en la naturaleza y para los que a muchos nos faltan «gafas de ver». Por eso merece la pena tratar de ir algo más allá en las rutas por Sierra de Gata y dejarse llevar también por la gente local.

Equipo con el todoterreno de MisierradeGata

Especialmente bonita es la subida al «Chorro de los Ángeles» desde Robledillo. Aunque hablamos ya de traspasar la frontera invisible con Las Hurdes. Éste se trata de una pequeña caída de agua en un entorno rocoso en la que la presencia de aves es bastante numerosa, sobre todo de buitres leonados y negros, aunque también se dejan ver otras especies. Llevamos con nosotros buenos prismáticos y, sobre todo, al gran Jose que era capaz de diferenciar las especies de aves por muy lejos que estuvieran. Y para más inri tuvimos la inmensa suerte de que por encima nuestro estuviese planeando la cigüeña negra, una de las especies más complicadas de ver. A diferencia de su hermana blanca, ésta es tan tímida como escurridiza. En mi caso fue la primera vez que pude disfrutar por fin del vuelo de la peculiar cigüeña negra. Y no eran pocas las veces en que había salido a buscarla…

Sele observando buitres leonados en El Chorrito (Robledillo, Sierra de Gata)

Cigüeña negra (Sierra de Gata, Extremadura)

No nos limitamos a ver el Chorro desde el mirador sino que nos acercamos a pie hasta un filo desde el cual las vistas eran aún mejores. Una gran cantidad de buitres leonados, incluidas sus crías, vigilaban desde los cortantes. Aquel es su reino, un paraje de naturaleza pura donde la vistosidad se mide también con los ruidos del bosque, el sonido del agua y el aleteo de buitres y alimoches que planean unidos en busca de carroña.

El Chorrito (Robledillo, Sierra de Gata)

De ese modo pasamos una mañana muy prolífica en la que cambiamos la arquitectura rural y el empedrado de los pueblos por el polvo de un camino que atraviesa las montañas y se oculta en el bosque frondoso que tapiza una de las zonas que forman parte de la conocida como «España húmeda».

Buitre leonado en Sierra de Gata (Extremadura)

El placer de refrescarse en idílicas piscinas naturales

Está muy bien eso de visitar pueblos medievales pintorescos, observar rapaces y carroñeras, caminar por el bosque o condimentar platos con buen aceite y pimentón. Pero cuando llega el verano uno de los mejores atractivos de Sierra de Gata es la gran cantidad de baños de interior que posee. No hay pueblo sin sus piscinas naturales y, algunas de ellas son dignas para pasar el día, refrescarse a base de bien y olvidarse de los rigores de un estío que aprieta durante las horas centrales del día.

Piscina natural de Jevero (Acebo, Sierra de Gata)

Basta con preguntar a los lugareños sobre las piscinas naturales más cercanas de donde nos encontremos (todas vienen señalizadas además), pero voy a recomendaros dos de ellas que son de matrícula de honor. La primera y más grande, la de Acebo, concretamente la de Jevero, donde hay una gran extensión y una profundidad perfecta para no limitarse a nadar y poder saltar desde la orilla sin miedo a chocar con el fondo. Tiene mucha sombra y césped donde extender la toalla, el agua está muy limpia y por mucha gente que haya nunca está hasta los topes como para sentirse el más mínimo agobio.

Sele y Rebeca en la piscina natural de Jevero (Acebo, Sierra de Gata)

La segunda piscina que recomiendo es la de Descargamaría. No se caracteriza por un tamaño imponente pero sí por un entorno realmente idílico con una pequeña cascada al final en la que disfrutar gratis de un hidromasaje en cuello, hombros y espalda. Suena bien, ¿verdad?

El paraíso nos espera… en Sierra de Gata

Y eso es todo lo que ofreció el fin de semana en que descubrimos que Sierra de Gata es una de las mejores sorpresas que nos hemos llevado últimamente en nuestras escapadas por España. Una comarca destinada a ser uno de los últimos paraísos de nuestro país donde los lugareños se convierten en embajadores de excepción (los serragatinos son amables, dicharacheros y extremadamente hospitalarios), los paisajes dejan con la boca abierta y transitar por la Edad Media todavía es posible.

Sele e Sierra de Gata (Extremadura)

Es un destino para ir de manera individual, en pareja, familia y, por supuesto, con amigos. Una parte la hicimos solos, pero otra contamos con la compañía siempre agradable de Alicia y Víctor, amigos desde hace bastantes años quienes también narran sus aventuras en un blog que os recomiendo (El mundo a tus pies) y que, os aseguro, se quedaron tan sorprendidos como nosotros.

Sele, Rebeca, Alicia y Víctor en San Martín de Trevejo (Sierra de Gata, Extremadura)

Maravillosa Sierra de Gata, paraíso encontrado…

Sele

+ En Twitter @elrincondesele

+ Canal Facebook

+ Instagram @elrincondesele

PD: Vecina de Sierra de Gata es la comarca de Las Hurdes, de la cual también preparamos una pequeña guía. No te pierdas más artículos escapadas por el país en la sección a RINCONES DE ESPAÑA.

29 Respuestas a “Sierra de Gata, el paraíso encontrado”

  • Deja un comentario