Ruta con lo mejor que ver en Islas Lofoten (Guía de viaje)
Érase en el norte de Noruega, al otro lado de la línea del Círculo Polar Ártico, un compendio de paisajes resplandecientes emergiendo por encima del océano y dejando un reguero de picos nevados los cuales parecen clavarse en el cielo. El sol, cuando se digna a aparecer, no lo hace con la función de calentar sino de terminar de pintar la escena. Se trata de las islas Lofoten, el archipiélago elegido para abandonar su lienzo y convertir en real un universo de ensueño. Como una representación poética del invierno ártico, aunque cada estación del año tenga su aquel en este lugar, los parajes que atesora se alzan como guardianes etéreos de naturaleza en vena mientras se invocan todos y cada uno de los dioses de la mitología nórdica. Conectar con las Lofoten a través de un viaje conlleva un perseguir una ruta en la cual se intercalan carreteras paisajísticas, fiordos, acantilados, secaderos de bacalao, coquetas cabañas de pescadores y senderos iluminados por las mágicas luces del norte.
Con ese aire impregnado de salitre, bacalao seco y humo de las chimeneas, las Islas Lofoten nunca defraudan. Al contrario, son capaces de ponerle letra a la canción de uno de los viajes de tu vida. Sea bajo la luz pálida un atardecer invernal o del sol de medianoche, bajo el manto de la aurora, la nieve o el verdín en los tejados de los rorbuer, son imposibles de comparar con nada que se le ponga delante. Y, de mi enésima andadura por este bellísimo archipiélago noruego, esta vez en invierno, vengo a traeros una ruta con lo mejor que ver en Islas Lofoten acompañada de consejos para sacarle el máximo partido a un viaje a este tesoro ártico.
ISLAS LOFOTEN, EPOPEYA NÓRDICA EN EL ÁRTICO
No soy sospechoso de la pasión que profeso a los lugares iluminados por la luz del Ártico. Siento que allí, columpiándose sobre esa línea imaginaria que me empeño acariciar en los mapas, el mundo se parece un poquito más a lo que siempre he creído. A un ideal, posiblemente exagerado, tampoco lo niego, donde la conexión con la naturaleza pareciera algo más perfecta, al menos gozando de un mayor equilibrio dentro de la convivencia necesaria entre la humanidad y el entorno. He viajado en numerosas ocasiones a la región, en diferentes épocas del año, aunque dada mi predilección por los paisajes invernales en los últimos años he tendido a subirme a ese periodo del calendario donde los atardeceres se alargan hasta retar a la noche para que produzca más auroras boreales en un combate a mano abierta entre fenómenos celestes, la oportunidad, la paciencia y la suerte. Bendito invierno… ¿Quién me lo iba a decir?
Como parte de los viajes de autor que llevo a cabo con las personas que leen este cuaderno de bitácora donde se juntan auténticos entusiastas de la aventura, planteamos una ruta a finales del invierno a las Islas Lofoten. Durante el último mes apenas había nevado en el archipiélago, pero tuvimos el privilegio de que una gran nevada nos pintara en unas horas las islas de blanco dejándoles la pátina perfecta para contemplarlas y disfrutarlas en el instante, a mi juicio, de máximo esplendor visual y fotográficamente hablando. No sólo pude, por tanto, volver a rincones ya conocidos de antemano sino también verlos de otra manera y descubrir lugares nuevos así como llevar a cabo actividades extraordinarias como la navegación en zodiac para observar en posición de caza a las águilas marinas más grandes de Europa.
¿Dónde están las islas Lofoten? Consideraciones
Las Islas Lofoten se sitúan en el extremo noroeste de Noruega, ubicadas entre las latitudes 67° y 68°. Este archipiélago se extiende a lo largo de aproximadamente 150 kilómetros de norte a sur y comprende un elevadísimo número de islas e islotes, aunque solo una parte de ellas están habitadas de manera permanente. Las principales islas incluyen Austvågøy, Vestvågøy, Flakstadøy y Moskenesøy, mientras que la ciudad más grande y dotada de mayores servicios se llama Svolvær . La distancia entre islas resulta mínima en ocasiones, por lo que desde lejos parece un largo e ininterrumpido muro de montañas pero, una vez in situ uno se da cuenta de que hay una red de fiordos y puentes que las conectan con minuciosidad.
En cuanto al clima, las Islas Lofoten experimentan un clima oceánico templado, influenciado por la corriente del Golfo. Los inviernos se caracterizan por una mayor suavidad en comparación con otras áreas del mundo a la misma latitud, gracias a la influencia de las corrientes cálidas, pero aún así pueden ser fríos y con nevadas frecuentes. Los veranos son frescos y agradables, con temperaturas promedio que oscilan entre los 10°C y los 15°C.
Para acceder a las Islas Lofoten, existen varias opciones. La forma más común es tomar un vuelo hacia el aeropuerto de Svolvær, ubicado en Austvågøy, que ofrece conexiones con varias ciudades de Noruega continental, así como con algunos destinos internacionales. Otra opción es viajar en ferry desde ciudades como Bodø o Moskenes en el continente noruego, ya que éstos operan con cierta regularidad y ofrecen una forma pintoresca y entretenida de llegar a las islas (pudiéndose entrar con los vehículos a los mismos). Igualmente están conectadas con otro archipiélago cuya visita nunca es desdeñable como es Islas Vesterålen (y que merece la pena combinar con las Lofoten dentro de un mismo viaje si es que se cuenta con días para ello), por lo que el aeropuerto de Evenes o la propia ciudad de Narvik son puertas de entrada más que apetecibles.
La fantástica red de carreteras en las Lofoten conecta todas las principales ciudades y pueblos, lo que facilita la movilidad y permite poderse detener en miradores (o, en todo caso, apartaderos) desde donde disfrutar de unas panorámicas increíbles y, cómo no, de la fotografía pues, insisto, pocos rincones del mundo pueden retar a los paisajes de este archipiélago.
Ruta por los mejores lugares que ver en Islas Lofoten durante un viaje
Muchas de las imágenes que aparecen en el reportaje fueron tomadas durante mi último viaje en invierno, por lo que resulta evidente la razón de esa capa de nieve en algunos de los lugares mencionados. Si bien, se trata de un destino donde puede nevar en invierno, no siempre lo he encontrado tan cubierto como en la última ocasión, lo cual para mí fue un acicate. Pero retomo lo comentado anteriormente, merece la pena en todos y cada uno de los meses del año que se elijan. Al final de la primavera y en pleno verano, con la complicidad del Sol de medianoche, resplandece de un verdor hermosísimo que combina a la perfección con los típicos rorbuer – cabañas de pescadores sobre pilotes que aportan su toque de humanidad a este prodigio de la naturaleza escandinava.
Para un gran viaje a las Islas Lofoten seleccionaría estos lugares que visitar o a los que asomarse de manera indiscutible. Van seleccionados de sur a norte, empezando por la pequeña Å (indicados por orden de explicación en el mapa que aparece a continuación).
Quizás no estén todos los que son, pero estoy convencido de que son todos los que están. Así que, si piensas viajar a este destino de Noruega, toma buena nota, que los rincones que menciono a continuación te los puedes perder de ninguna manera:
Å, mucho más que un nombre corto
En el extremo sur de las pintorescas Islas Lofoten, justo donde termina la carretera E-10 que vertebra el archipiélago, se encuentra el pueblo costero de Å (pronúnciese «O»). Una diminuta aldea de pescadores asentado al final de la isla de Moskenes (Moskenesøya) entre un angosto fiordo de aguas cristalinas y rodeado de grandes montañas el cual observa directamente al océano. Emplazamiento elegido por los pescadores para alojarse durante largas temporadas en pequeños rorbuer, muchos de los cuales se han reformado para uso turístico, por lo que suele ser un sitio habitual para alojarse en esas encantadoras cabañas de color rojo y vivir una experiencia 100% Lofoten, como no podía ser de otra manera.
En Å, la población con el nombre más corto del mundo, nos alojamos precisamente en el último viaje a las islas. Y fue donde nos sorprendió una ventisca de nieve que nos pintó de blanco tanto la aldea como el muelle y las montañas de alrededor. Un lugar ideal para hospedarse dentro de la isla de Moskenes y salir a explorar poblaciones próximas como Reine, Sakrisøy o Hamnøy sin olvidarse, como no podía ser menos, de rendirle una interesante visita Museo del pueblo pesquero (Norwegian Fishing Village Museum) con varios edificios centenarios donde conocer de cerca esos antiguos modos de vida en las islas los cuales no quedan tan lejos en el tiempo.
EL RORBU, LA ESENCIA DE LAS ISLAS LOFOTEN
Rorbu significa literalmente «pequeña casa de remos» (plural: rorbuer). Se entiende, entonces, como una tradicional cabaña de pescadores típica de las regiones costeras de Noruega, especialmente en áreas como las Islas Lofoten y otras áreas de la provincia de Nordland. Estas cabañas cuentan con una larga historia que se remonta a cientos de años atrás, cuando los pescadores necesitaban alojamientos temporales cerca de sus zonas de pesca y les eran alquiladas durante determinados periodos.
Los rorbuer están construidas en madera, con techos bien inclinados para evitar que la nieve se acumule y paredes exteriores pintadas de rojo, un color tradicional en la arquitectura noruega, pues era el color más fácil de conseguir, por tanto, el más económico (aunque también las hay de color amarillo e incluso blancas, pero son menos). Originalmente, estas cabañas fueron diseñadas para ser simples y funcionales, con una sola habitación que servía como espacio habitable y área de trabajo para los pescadores.
En la actualidad muchos rorbuer han sido restaurados y renovados para proporcionar comodidades a los visitantes, aunque aún conservan su encanto y carácter tradicional. Estas casitas suelen estar equipadas con dormitorios (las camas son muy estrechas), cocina, baño y áreas de descanso, con servicios necesarios hoy día como calefacción y conexión a internet. Alojarse en un rorbu pasa a ser parte esencial de un viaje a las islas Lofoten.
Reine, el pueblo maravilla de las Islas Lofoten
Si se debe escoger un lugar o un palco que se nos grabe en la mente después de nuestro viaje a Islas Lofoten, tenemos que irnos a Reine, la maravilla viviente de este archipiélago ártico. Situado en la isla de Moskenes, Reine se mide por rorbuer y otras construcciones en color rojo, bajo un marco de montañas escarpadas que se reflejan en las tranquilas aguas del fiordo, creando una vista más que digna. Desde el puente que hay por encima del pueblo se aprecian las casas de madera alineadas a lo largo de la costa. No detenerse aquí no pasa por la imaginación de nadie. Y es que, cada rincón de Reine parece una obra maestra de la arquitectura tradicional noruega, donde la belleza natural se entrelaza con la vida cotidiana que ejercen habitantes y paseantes.
Ya para nota, si la visibilidad es buena y las condiciones lo permiten, pues no se trata de un camino súper fácil precisamente, existe la posibilidad de hacer el Reinebringen, una caminata de aproximadamente hora y media subiendo esta emblemática montaña desde la cual las vistas de Reine, los fiordos circundantes y otras montañas se muestran esplendorosas en una panorámica sin igual que compensa cualquier esfuerzo físico. El desnivel es de poco más de 400 metros pero el sendero no es tampoco un paseo. Y menos en invierno cuando te hundes en la nieve y no sabes bien lo que estás pisando.
Å y Reine están separados por tan sólo 9 kilómetros. Y de Reine a nuestro próximo destino, Sakrisøy, hay apenas 4 km.
Sakrisøy, la pequeña aldea de rorbuer amarillos
Sin abandonar el fiordo de Reine, entre la localidad del mismo nombre y Hamnøy, accedemos a través de un puente a una isla minúscula llamada Sakrisøya donde las idílicas cabañas de pescadores no fueron pintadas con el característico color rojo sino que son completamente amarillas, con puertas y contraventanas, eso sí, completamente blancas. La aldea que ocupa dicha isla se denomina Sakrisøy y merece de manera indiscutible una parada. Bien para tomar fotos donde combinar la belleza del entorno con esa hilera de casitas amarillas o también para detenerse en Anitas Seafood, una institución en la zona desde finales del siglo XIX, hoy convertida en un restaurante y tienda de delicatessen gastronómicas donde, como no podía ser menos, tanto el bacalao como el salmón de la mejor calidad son preparados con el máximo esmero. Ya sólo acceder al local es toda una experiencia, por lo que sentarse a la mesa es el súmmum de experiencias culinarias en el archipiélago de las Lofoten. Un consejo, la sopa de pescado no falla. ¡Y el salmón ahumado todavía lo estoy saboreando!
Justo al lado del secadero de bacalao hay una casa muy emblemática que se ha convertido en una de las postales más fotogénicas de la región. ¡Pero hay que colocarse bien para captar tanto la vivienda como la montaña afilada que tiene justo detrás!
Y si cruzamos el puente hacia la siguiente isla (Olenilsøya) y nos detenemos en el primer muelle que veamos, las instantáneas de los rorbuer amarillos de Sakrisøy quedan perfectos ante la cámara. Las islas Lofoten dan para hacer clic sin parar porque todas las fotos quedan arrebatadoras.
Hamnøy, la mejor postal de las islas Lofoten
Apenas un kilómetro y medio desde Sakrisøy queda la que para mí es la postal que define por sí sola a las islas Lofoten. Se trata de Hamnøy, una antigua aldea de pescadores. Y, puedes decir… ¡Otra más! Pero no, en absoluto. Te darás cuenta cuando te asomes desde el puente que se utiliza para llegar a él (hay zona de aparcamiento antes y después de cruzarlo) y compruebes que aglutina en una sola imagen todo lo que representa al archipiélago. Un idilio perfecto, y diría que bucólico, entre las montañas, el fiordo, el océano y los coquetos y encantadores rorbuer de madera pintados de rojo. Lo dicho, un lugar de cuento extremadamente inspirador.
En uno de mis viajes a Lofoten pude pernoctar precisamente en una de estas cabañas típicas (Eliassen Rorbuer) y, como no podía ser menos, guardo un recuerdo magnífico de la experiencia. Acostarte y levantarte con semejantes vistas me parece un abuso. ¿Quién va a querer regresar otra vez a su casa después de estar ahí?
Playa Ramberg, arena blanca y fina en territorio ártico
Las islas Lofoten cuentan con numerosas playas de arena blanca y fina que contrastan con el azul turquesa de las aguas que las bañan. Situada en la isla de Flakstadøya, Rambergstranda, la playa de Ramberg, se presenta como un pequeño paraíso costero en medio del frío Ártico noruego.
Los visitantes al que fuera un punto de encuentro para pescadores y marineros, quienes encontraban paz y refugio en sus aguas tranquilas y su costa protegida, son recibidos por una extensión de arena suave y fina en una curva donde el agua rompe ligeramente en la orilla, creando un suave murmullo que invita a la tranquilidad y la contemplación. Si se situase en latitudes más bajas, daría para un buen baño, pero las temperaturas no suelen ser propicias más que para valientes para quienes la hipotermia les suena, más bien, a filósofo griego.
Durante la primavera y el verano parece un pedacito del Caribe al otro lado del Círculo Polar Ártico. Pero en invierno, si la nieve se apodera del litoral, no hay a quien engañe pero seguro sí quien se anime a dar un paseo reconfortante por lasu orilla blanquecina donde el contraste con el agua resulta ciertamente asombroso.
Senderismo con vistas a la playa de las ballenas (Kvalvika Beach)
Para quienes no se conforman con la playa de Ramberg y les apetece realizar una caminata y admirar otra también magnífica pero mucho más solitaria, debo decir que llegar a la playa escondida de Kvalvika, también conocida como «la playa de las ballenas», en la isla de Moskenes, se ha convertido en una de las rutas de senderismo favoritas para aquellos que visitan las Islas Lofoten. Una bellísima estampa espera a los excursionistas al otro lado de la montaña. El nivel necesario para esta caminata, que dura un poco más de tres horas en total (con un recorrido de 4 km en total), es de medio a medio-bajo. El comienzo del ascenso está en el estacionamiento de la carretera 986, en dirección a Fredvang (unos 2 km antes, hay una señal que indica el inicio del sendero a Kvalvika). Tuve la oportunidad de realizar esta caminata en plena primavera (ya que el camino estaba libre de nieve en ese momento, de lo contrario hubiera sido muy difícil).
Iglesia de Flakstad
Aunque a la iglesia de Vagan, próxima a Svolvær, se le coloque el sobrenombre de «la catedral de las Lofoten», para mí no existe en todo el archipiélago una iglesia más icónica que la de Flakstad. Una pequeña joya arquitectónica que simboliza con su humildad la historia y la tradición cultural de esta remota región noruega. Situada en el pintoresco pueblo de Flakstad, en la isla de Flakstadøya, esta iglesia de madera roja con torreón alzado con un tejado en pico sobre una pequeña cúpula de cebolla, se alza orgullosa contra el telón de fondo de las montañas escarpadas y el mar azul profundo, creando una imagen digna de admiración. Aunque casi siempre la encontramos cerrada, bien merece la pena una parada para contemplar esta estructura levantada en 1780 y con capacidad para alrededor de trescientos feligreses.
La iglesia evangélica luterana de Flakstad se erige donde hubo con anterioridad un templo cristiano del siglo XIII, tal como indican documentos históricos de la época y algunos elementos, como la pila bautismal, datados en la Edad Media, y y que fueron incorporados para el desarrollo de la liturgia en este edificio. Cabe destacar que vientos huracanados derribaron su torre en 1874, pero que ésta fue repuesta de nuevo allá por 1938, quedándose la forma que podemos ver hoy día.
Nusfjord, idílico pueblo de pescadores en la isla de Flakstad
Sin salir de la isla de Flakstad (Flakstadøya), una carretera hacia el sur nos lleva hasta otro de los pueblos de pescadores con mayor encanto de las islas Lofoten junto a los anteriormente mencionados de Reine, Hammøy, Sakrysøy y Å o, del que comentaré un poco más adelante, Henningsvær (Para mí el sexteto de pueblos imprescindibles y de postal en toda la región). Nusfjord, atesora una larga colección de construcciones y elementos utilizados por los pescadores de bacalao y salmón que tras faenar en aguas noruegas, venían aquí con lo traído desde el mar, se hospedaban en los rorbuer junto al puerto y atraían, por tanto, a compradores que se afanaban de buen pescado así como de aceite de hígado de bacalao, que por entonces se prodigaba como la estrella del Omega 3 que todos los niños y niñas del mundo debían tomar a pesar de su peculiar sabor.
En Nusfjord ya no viven pescadores, lamentablemente, sino que se ha convertido en un lugar turístico en el cual se puede pasear, acceder a edificios de antaño y entender el modo de vida de los siglos XIX y XX en una aldea típica de las Lofoten. Las construcciones son originales y se hallan en un estado de conservación excelente. También hay alojamientos (dentro del complejo Nusfjord Arctic Resort) y un buen sitio para comer, aunque nadie espere precios populares como el Restaurante Karoline, el cual se debe reservar con antelación en https://nusfjord-booking.munu.shop/.
Para acceder al pueblo hay que pagar una especie de entrada o tasa de 100 coronas noruegas, que equivalen aproximadamente a 10€. Lo que ya nos indica que en Nusfjord vamos a visitar un museo al aire libre donde conocer la vida y costumbres en esta zona del Ártico. Un lugar sumamente fotogénico y que, a pesar de dicha tasa, no la quitaría bajo ningún concepto de toda ruta a las islas Lofoten que se precie.
La iglesia de Buksnes en estilo dragón
Situada en el pueblo de Gravdal, en la isla de Vestvågøya, no goza de la fama de la de Flakstad y en muchas ocasiones se escapa de los itinerarios marcados. Pero bien viene escaparse de la inercia de la carretera E10 y desviarse tan sólo unos minutos para dedicarle una breve visita así como unas fotos a esta iglesia de madera roja edificada en 1905 (aunque ha habido en el mismo lugar distintos templos cristianos desde la Edad Media) en «estilo dragón» (Dragestil), un movimiento romántico nacional presente en Noruega durante finales del siglo XIX y principios del XX donde muchos arquitectos y artistas se inspiraron en la imaginería vikinga. Algo más que evidente si nos situamos frente a la fachada de la iglesia de Buksnes, uno de los emblemas del dragestil.
Playa Haukland
Ubicada en la isla de Vestvågøya, esta playa pintoresca es otra de esas joyitas para aquellos que buscan experimentar lo mejor de la naturaleza noruega en lo que a su litoral se refiere.
Playa Haukland o, en noruego, Hauklandstranda, ofrece un paisaje de postal en cada dirección. Los colores cambiantes del cielo ártico, desde los tonos rosados del amanecer hasta los dorados del atardecer, pintan un telón de fondo impresionante para esta playa de ensueño. Y ya con nieve es otro poema visual.
Parada panorámica próxima a Playa Unstad (Ideal para fotografiar un buen atardecer)
Unstad Beach, ubicada también en la isla de Vestvågøya en las Islas Lofoten, es otra de esas perlas escondidas bien conocida en la región por ser una de las Mecas del los amantes del surf, puesto que esta playa ofrece olas perfectas y aguas cristalinas rodeadas por impresionantes montañas escarpadas. Allí fuimos a un intento de ver auroras boreales en una de las pocas noches despejadas que hallamos en la última ocasión.
Pero mi recomendación no viene por esta playa, que es una más de muchas entre las que atesoran las Lofoten (aunque eso de ver surfear en aguas árticas tiene su aquel) sino porque apenas a 2’5 km de llegar a ella hay un apartadero (en google maps tiene las coordenadas 68.252624298531, 13.631683615477996, aunque más fácil resulta buscarlo como «Viewpoint Sortland & Steinsfjorden») con unas vistas fabulosas de las montañas y un fiordo desde donde muchos fotógrafos expertos apuestan para venir a inmortalizar el atardecer durante todo el año (así como el Sol de medianoche en verano). La espectacularidad del sitio y la luminosidad a última hora de la tarde, sin duda, lo merecen.
Museo vikingo (Lofotr Viking Museum)
El Museo Vikingo de las Lofoten se ubica en Borg, concretamente en el corazón de la isla de Vestvågøya, el cual está junto a la carretera principal (E10). Una interesante muestra que permite adentrarse a través de la arqueología y distintas exhibiciones de objetos o recreaciones, hacia una experiencia inmersiva e informativa para todos los amantes del complejo universo de los vikingos.
El punto principal del Museo Vikingo Lofotr se observa en la reconstrucción a escala real de una casa comunal de la era vikinga, basada en los restos arqueológicos encontrados precisamente en este sitio de la supuesta casa del cacique, datada en torno al año 500 después de Cristo. Semejante estructura de madera, que se extiende a lo largo de más de 83 metros, ofrece a los visitantes la oportunidad única de caminar por las estancias de auténtica estructura vikinga, pudiendo sumergirse en en la vida cotidiana de la región hace más de mil años.
Además de la impresionante casa, el museo alberga una impresionante colección de artefactos (algunos originales, otros réplicas exactas) y exhibiciones interactivas que revelan los secretos de la cultura vikinga. Desde herramientas y armas hasta objetos de arte y joyas, incluso un drakkar (barco) reconstruido con fidelidad al original. Cada pieza cuenta una historia fascinante sobre la vida, la sociedad y las creencias de este pueblo legendario.
El Museo Vikingo Lofotr también ofrece una variedad de actividades y eventos educativos para visitantes de todas las edades. Desde talleres de artesanía vikinga hasta demostraciones de combate y recreaciones históricas.
Los horarios difieren según las distintas épocas del año. Abren normalmente a diario de 10:00 a 17:00, aunque en invierno cierran lunes y domingos, mientras que de mediados de junio hasta mediados de agosto amplían el horario dejándolo de lunes a domingo de 10:00 a 19:00 horas. El precio también varía, siendo la tasa normal 180 coronas noruegas (18€ aprox) y subiendo a 225 (22€) en junio, julio y agosto. (Datos de 2024). Consultar información actualizada en www.lofotr.no/en/lofotr-vikingmuseum
Henningsvær, un pueblo marinero con secaderos de bacalao y el campo de fútbol más pintoresco de Europa
Una serie de islotes enlazados por puentes y carretera (desde las últimas décadas) situados al sureste de la isla grande de Austvågøya componen la aldea de pescadores de Henningsvær. Con apenas 500 habitantes, se ha convertido en otro de los lugares más destacados que ver en Islas Lofoten. La entrada ya promete, viendo múltiples kayaks navegando en sus aguas o con las estructuras de madera utilizadas como secaderos de bacalao que le dan fama al pueblo. Porque esa es la esencia de Henningsvær, la pesca y el bacalao. A diferencia de Nusfjord, por ejemplo, esta localidad aún está muy viva y se mezclan lugareños con turistas en este municipio encantador y fotogénico al que vienen a parar, también, aficionados a la escalada, pues bien es sabido que las Lofoten son otro de esos imanes de turismo activo para quienes el suelo se les queda muy corto y necesitan las paredes de roca para soltar adrenalina por los cuatro costados. Y Henningsvær se ha convertido en el punto de encuentro predilecto de aficionados de la materia venidos de todas partes del mundo.
Otro rinconcito que merece la pena ser mencionado es el campo de fútbol de Henningsvær, justo al sur del pueblo sobre un islote rocoso y junto a los armazones de madera donde secan el bacalao. Porque se trata de uno de los «estadios» (abro y cierro comillas, entiéndase la ironía) más singulares y pintorescos del mundo. Enclavado entre el mar y las montañas de Lofoten, se fusiona de manera armoniosa con el entorno natural. Hasta el punto de que muchos digan que se trata de un campo de fútbol flotante y se hayan grabado numerosos spots y videoclips. También hay que decir, si me permitís que desinfle el globo, que como mejor se ve es a vista de pájaro, por lo que si no eres un dron ni tienes capacidad de volar, tampoco te parecerá un lugar para dejarte boquiabierto. Aunque, si cuando estés allí, tienes un balón o una pelota, da igual que sea de playa o elaborada con papel albal como antaño muchos hacíamos en el colegio, siempre será divertido dar unos toques en el majestuoso «estadio» sito en Henningsvær.
SECADEROS DE BACALAO, ICONO DE LAS LOFOTEN
Los secaderos de bacalao de las Islas Lofoten son una parte integral de la historia y la cultura de esta región del norte de Noruega. Durante siglos, el bacalao ha sido una importante fuente de alimento y comercio en esta área. Hoy día se exporta a casi todo el mundo. De ahí que los secaderos sean una parte crucial de su proceso de preparación antes de comercializarse.
Estos secaderos, conocidos localmente como «hjell», se explican como estructuras de madera construidas en la costa, cerca del mar. Cuentan con distintas formas, pero básicamente se trata de una sucesión de estantes de madera colocados en ángulo para permitir la correcta circulación del aire. El proceso de secado del bacalao en los hjell, en realidad, es bastante simple. Y es que nada más capturar el bacalao en alta mar, se limpia y se cuelga en dichos estantes de madera para que se seque al aire libre.
El clima frío y ventoso de las Islas Lofoten, junto con la brisa del mar, proporciona condiciones idóneas para un proceso que puede durar varias semanas, durante las cuales el pescado pierde la mayor parte de su humedad, pero, a su vez, conserva tanto su sabor como el valor nutricional del mismo.
Estos secaderos que podemos ver a lo largo y ancho de las islas Lofoten, aunque son especialmente famosos los de Henningsvær, no son únicamente una parte funcional del proceso de preparación del bacalao, sino que también han cruzado la línea para convertirse en auténticos símbolos del archipiélago. Su imagen se ha utilizado en numerosas postales y obras de arte que representan la belleza y la tradición de esta región noruega. Por no hablar de que fotografiar un secadero, con o sin bacalao, en una noche de auroras boreales, permite gozar de lo lindo a los amantes de la buena fotografía.
¿Y cuándo podemos ver bacalao en los secaderos? Pues, teniendo en cuenta que el bacalao se captura en alta mar durante el invierno y principios de la primavera, cuando la temporada de pesca está en su punto máximo, se debe saber que el pescado se lleva a los secaderos en estos meses y que entre febrero hasta bien entrado abril podremos ver los estantes llenos.
Iglesia de Vagan, la catedral de las Lofoten
La Iglesia de Vågan, popularmente mencionada como «la catedral de las Islas Lofoten», constituye otro de esos hitos que marcar en el mapa de la región. Ubicada en el centro de la ciudad de Kabelvåg (se ve desde la carretera principal) en la isla de Austvågøya, y apenas a 5 km de la ciudad de Svolvær, esta iglesia está vista como un valioso símbolo cultural y religioso para los habitantes del archipiélago noruego. Lo de catedral viene porque se trata del edificio de madera más grande no sólo de las Lofoten sino de todo el norte del país. Aunque sus orígenes se remontan a la Edad Media, por donde han pasado otros templos religiosos, el edificio actual data de 1898 y tiene una capacidad para albergar en torno a 1200 fieles. En estilo neogótico, es imposible no fijarse cuando se pasa por delante. Si se desea parar en ella, hay un aparcamiento de grandes dimensiones, pero hay que pagar por acceder (40 coronas noruegas, aprox 4€) cuando está abierta, que es normalmente en sábados y domingos.
Se organizan numerosos conciertos de música clásica en el templo, por lo que nunca está de más informarse en su web oficial www.lofotkatedralen.no.
Svolvær, el mejor punto de partida
Por Svolvær, la ciudad de mayor tamaño y población de las islas Lofoten, se pasa sí o sí. Más de una vez, incluso, cuando se hace un viaje tipo roadtrip en la región. Y es que Svolvær, con casi 5000 habitantes, goza de multitud de servicios (hoteles, restaurantes, gasolineras, tiendas, museos, etc.) que hacen que muchos la elijan como punto de partida a su viaje o, al menos, como uno de los sitios donde alojarse y utilizar de base para explorar el archipiélago. Sin obviar, por supuesto, cierto encanto donde se produce una mezcla fascinante de tradición y modernidad. Con antiguas casas de pescadores de colores llamativos seguidos de galerías de arte, boutiques de diseño y ese ambiente vibrante que tienen los cruces de caminos donde transeúntes de toda procedencia y condición se juntan junto al puerto marítimo.
Cierto es que en un viaje a las islas Lofoten siempre prefiero los lugares con poca población. Soy más de cabaña solitaria que de gran hotel, eso es verdad. Pero Svolvær guarda no pocos motivos para meterla en ruta, puesto que desde aquí se puede llevar a cabo una de las actividades que no puedo dejar de recomendar, como es la del safari de águilas marinas en barca y acceder a uno de los rincones más arrebatadores de toda la región como es Trollfjorden (Fiordo del Trol). Navegar y presenciar en vivo cómo pescan los pigargos europeos, que son las águilas de mayor tamaño no sólo en Noruega sino en todo el continente, es de esas cosas que te dejan con la boca abierta.
Una excursión que ofrecen múltiples agencias locales y que vale cada corona noruega que se paga por ello. Te dan toda la ropa necesaria para mitigar el viento gélido (aunque no te parezca que hace mucho frío, tómala porque no sobra absolutamente nada, ni las gafas) y se pueden ver muy de cerca las águilas en posición de caza. Aunque incluso no hubiera estas aves, la excursión merecería la pena por los paisajes donde se transita así como la posibilidad de acceder al estrechísimo Trollfjorden, una de las joyas naturales que aconsejo visitar en islas Lofoten. De hecho, quien prefiera hacerlo en un barco más cómodos y de manera más pausada, también se es posible, si bien conviene reservar esta actividad con cierta antelación.
Otro de los atractivos de Svolvær sería el Museo de la II Guerra Mundial (Lofoten Krigsminnemuseum). Este Museo situado en el número 3 de la calle Fiskergata, permite transportarnos a la Noruega ocupada por los alemanes durante los años 1940-1945. Aquí, encontrarás una impresionante colección privada de artefactos militares y civiles que ilustran esta época. Fue fundado en 1996 por el apasionado coleccionista William Hakvaag, quien ha dedicado décadas a reunir y exhibir este material. Su dedicación y pasión por preservar esta parte crucial de la historia se reflejan en la riqueza y autenticidad de la colección que ahora se presenta en este museo. Destaca por tener la mayor exhibición de uniformes de la Segunda Guerra Mundial en todo el país, muchos de ellos provenientes de la Alemania nazi. También posee lienzos pintados por el mismísimo Hitler y un bolso de Eva Braun. A través de estos objetos, el museo ofrece una ventana única hacia el pasado, permitiendo a los visitantes comprender mejor los eventos y las experiencias de aquellos tiempos.
Por último, una recomendación culinaria de uno de los pocos restaurantes de la localidad que no cierran cuando otros estamos pensando en merendar (es de los pocos que aguantan hasta las 23:00, que en Noruega eso es muchísimo). Se trata de Bacalao, en la calle Torget número 23, donde probar algunas de las delicias gastronómicas noruegas bajo un ambiente cálido y confortable.
TOMA NOTA PARA HACER FOTOS «MUY LOFOTEN» EN ESTA CIUDAD
El Puente Svinøy (Svinøybrua en noruego) es un puente de carretera en ménsula en la ciudad de Svolvær. Esta estructura se encarga de conectar la pequeña isla de Svinøya con la «isla principal» de Austvågøya, en el centro de la ciudad de Svolvær. Pues bien, me parece un punto magnífico para tomar fotos de algunos rorbuer con las montañas de fondo.
Mirador de mirador de Austnesfjorden
Este bonito mirador se encuentra en la isla de Austvågøya, apenas a 8 km al este de Svolvær por la E10. Para poder obtener unas vistas maravillosas del fiordo y pequeños islotes, se debe dejar el vehículo en un área de estacionamiento (equipado hasta con baños) y tomar un cortísimo sendero escalonado de un par de minutos que conduce directamente al mirador.
Una vez alcanzado el objetivo, recibirás el obsequio de unas vistas muy hermosas del fiordo de Austnesfjorden y las majestuosas montañas que lo rodean. Es un lugar perfecto para capturar la belleza natural de las Islas Lofoten en tus ojos (y en tu cámara). ¿Y si vienen las auroras boreales? Nunca se sabe, pero sería poesía pura.
¿SON LAS ISLAS LOFOTEN UN BUEN DESTINO PARA VER AURORAS BOREALES?
El archipiélago de las Lofoten así como sus vecinas las Vesterålen son, por supuesto, lugares dentro del arco imaginario del Círculo Polar Ártico, lo que significa que se encuentran en una posición privilegiada para presenciar auroras boreales con regularidad durante la temporada adecuada, que suele ser desde septiembre hasta principios o mediados de abril. Asimismo, gran parte de las islas están escasamente pobladas y carecen de contaminación lumínica, por lo que existen las condiciones óptimas para la observación de las auroras boreales. Pero, aún así, no se trata de la zona de Escandinavia, ni tan siquiera del norte de Noruega, con más noches de visibilidad de las luces del norte. Y esto se debe a tener un clima un tanto complicado y al gran número de jornadas durante el otoño y el invierno donde las nubes se apoderan de los cielos de la región. Por supuesto, que hay muchas noches a lo largo de estos meses donde se juntan los dos ingredientes básicos, consistentes en la actividad geomagnética que provoca que haya auroras así como en los cielos despejados tanto por completo como a medias. Y, cuando sucede, probablemente no exista un lugar en el mundo mejor para contemplar, fotografiar y, en definitiva, disfrutar de este fenómeno tan especial.
Quizás sea mejor el área de Tromsø y Alta, en la propia Noruega. Así como, mi favorito, el Parque Nacional de Abisko y otras regiones de Laponia Sueca donde el invierno nos regala un mayor número de noches despejadas donde se observen las auroras boreales.
Lo dicho, no significa que las Lofoten no sean idóneas para ver auroras boreales. ¡Porque lo son! Pero nunca intentaría centrar las expectativas de un viaje a estas islas basándome tan sólo en la aurora boreal. ¿Tenemos a lo largo de una semana ciertas probabilidades que podamos disfrutar de ellas? ¡Claro que sí! Pero esta zona de Noruega me parece tan increíble, tan inmensamente bella, que me centraría en los paisajes, las montañas, los rorbuer y otros elementos de la región y dejaría a las auroras boreales como la guinda del pastel. Una guinda que no siempre depende de nosotros sino de que aparezcan, que estemos en el lugar oportuno y al cielo no le de por cubrirse.
Aquí te dejo una serie de consejos para ver y fotografiar auroras boreales, que ayudará a complementar todo esto que acabo de comentar.
Y así, mientras el sol tenue se hunde en el horizonte y la luna ilumina el camino de regreso a casa, las Islas Lofoten dejan una huella imborrable en el corazón de aquellas personas que aman poner en práctica el verbo viajar, una sensación de haber tocado lo divino y de haber sido parte de algo único. Que cada recuerdo, cada suspiro y cada destello de luz perduren en el alma, como un faro con luces del norte que nos guíe en la oscuridad.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
PD: Tienes para leer aquí todos los artículos donde aparece Noruega en este blog.
4 Respuestas a “Ruta con lo mejor que ver en Islas Lofoten (Guía de viaje)”
Una vez más recurriendo a tu fantástico blog; vamos a combinar viaje a Lofoten con Svalbard, ¿es necesario comprar sim para Svalbard? ¡Muchas gracias!
Hola Gema,
No tienes que comprar sim o esim para Svalbard. Eso sí, fuera de Longyearbyen no hay cobertura.
Suerte en tu viaje!
Sele
Hola! fantástico reportaje. Estabamos pensando en visitar las islas la ultima semana de octubre o primera de noviembre. Dónde sería más adecuado alojarse como centro de operaciones pero principalmente para ver las mejores auroras?Crees que en esa época habría problema en viajar en coche desde Tromso hasta las islas Lofoten?
Gracias!
Hola Eva,
Encantado de saludarte. No tendréis problemas en moveros por allí. Está todo muy preparado y limpian bien las carreteras.
Yo pillaría dos bases, una en Svolvaer o alrededores y otra en uno de los pueblos bonitos del sur, tipo Å, Reine o Hammnoy. Lo de las auroras dependerá de la actividad y donde despeje esa noche. Y ojo, que Tromso es donde yo las vi por primera vez. Nada más llegar, salid a zonas sin contaminación lumínica. Porque puede suceder…
Ya me contarás, ¿vale? Disfruta mucho y pásate por aquí cuando regreses de tu viaje.
Un saludo!
Sele