Resumen de un 2014 de viajes... y mucho amor - El rincón de Sele

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Resumen de un 2014 de viajes… y mucho amor

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Beso en la boda de Sele y Rebeca

No sabéis la pena que me da despedir este año en el que enorme vivencias han marcado todas y cada una de las hojas del calendario. La diferencia estriba, entre otras cosas, en que en uno de los dedos que aporrean el teclado para escribir estas palabras hay puesto un anillo con un nombre y una fecha marcada. El nombre es Rebeca y la fecha el 13 de septiembre de 2014, el día exacto en que los dos nos dimos el sí quiero para convertirnos en marido y mujer. Casi nada, ¿verdad? Realmente este año nació con la boda en la mente (y en el corazón) para el final del verano, aunque el antes, durante y después ha estado bien cargado de viajes y de momentos dignos de enmarcar. ¿Por dónde empezar? 

ENERO: El largo camino nevado en el Pirineo francés

Una vez pasamos las fiestas navideñas no tardó en llegar el primer viaje del año. Sería a Saint-Lary, Francia, una de las estaciones de esquí más importantes tanto de los pirineos como de Europa. Aunque en esta escapada me las apañaría para hacer de todo menos esquiar. Raquetas de nieve en el Valle de Badet, seguir la arquitectura medieval de montaña en lugares congelados en el tiempo, probar la mejor gastronomía local, buscar los reflejos del Lac de l´Oule o mirar a los ojos al precioso mastín del pirineo. Por eso de esta experiencia escribí un reportaje titulado Escapada de invierno a Saint-Lary sin ponerme los esquís. Y es que reconozco que a mis 34 años no he esquiado en mi vida ni tengo intención por el momento.

Sele caminando con raquetas de nieve en el Valle de Badet (Saint Lary, Piriineo francés)

FEBRERO: El Périgord, de segways en Madrid, castillos de Guadalajara y conferencia sobre Uzbekistán

El segundo mes del año, a pesar de ser el más corto, estuvo muy pero que muy animado. No hubo semana sin viaje o escapada, e incluso también tuve la oportunidad impartir una conferencia sobre Uzbekistán y la ruta de la seda en la enorme sala que tiene El Corte inglés de Callao (Madrid) en su novena planta. Como siempre fue un placer departir sobre viajes con gente que ama viajar.

Si el primer viaje del año había sido en Francia, el siguiente también tenía como protagonista al país vecino. Salimos en coche desde Madrid y nos plantamos en Burdeos para recorrer la Aquitania. Siguiendo los viñedos a orillas del Dordoña nos iríamos a perder a la región histórica del Périgord, que probablemente se trate de uno de los lugares con más castillos por metro cuadrado (se dice que su número supera el millar). Para mí el del Burdeos y el Périgord ha sido uno de los mejores viajes en coche que he tenido la ocasión de realizar en Europa. A pesar de hacerlo en temporada baja, aún en mitad del invierno, todo salió a pedir de boca. Pueblos como Issigeac, Sarlat, Beynac, La Roque y muchos otros nos recibieron en su escenario de auténtico cuento de hadas.

Sele en La Roque Gageac (Périgord, Francia)

Ya de vuelta a nuestra ciudad, Madrid, aprovechamos para hacer un recorrido particular sin utilizar el coche, el metro o el autobús. Ni si quiera lo hicimos a pie. Nuestro medio de transporte fue el segway, con el que desplazarse siempre es divertido. Y más cuando se remata la faena en Casa Botín, el considerado como restaurante más antiguo de todo el mundo. Irse de segways por Madrid fue un placer local que me encantó saborear.

Rebeca montando en segway por Madrid

Cuando el invierno aprieta y las bonanzas primaverales o veraniegas quedan aún lejanas siempre apetecen las escapadas. Los fines de semana son la justificación perfecta para saltar de una semana a la otra con alegría. A finales de febrero nos dimos un buen homenaje en un hotel rural en el pueblecito de Abánades (Hotel Los Ánades), que utilizamos de base para hacer una bonita ruta por los castillos de la provincia de Guadalajara y relajarnos en una habitación de película. Fue uno de esos paréntesis que gusta hacer varias veces al año y olvidarnos de todo por un rato.

Sele y Rebeca en Torija (Guadalajara)

MARZO: Tras las huellas del Conde Almásy (El Paciente inglés) en el desierto de Egipto

Uno de los grandes viajes del año tuvo lugar en marzo. Fui convocado por el Ministerio de Turismo de Egipto para formar parte de una expedición única e irrepetible con arqueólogos, biólogos, geógrafos y gente de medios de prestigio como National Geographic. Se trataba del mayor convoy enviado al desierto Líbico de Egipto (Sáhara oriental) desde la II Guerra Mundial, para conmemorar el 80 aniversario del monumento de piedra que László Almásy, más conocido en el cine como El Paciente inglés, puso al príncipe Kamal el Din tras su muerte después de haber descubierto para el mundo y documentado la inhóspita meseta de Gilf el Kebir. Casi nada. Una aventura de arqueología y geografía de mapas casi en blanco en la que durante quince días de desconexión total (no había ni cobertura ni mucho menos internet) nos arrimamos a la triple frontera entre Egipto, Sudán y Libia, una porción de desierto que miles de años antes era pura sabana africana en la que vivía el hombre prehistórico cazador de los animales que podríamos encontrarnos hoy en día en Kenia, Tanzania o Sudáfrica.

Expedición Kamal en el desierto Líbico de Egipto

El rastro de estos habitantes que pintaban en las cuevas animales, las huellas de sus manos y pies, así como extraños personajes que parecen estar nadando en pleno desierto, fue uno de nuestros cometidos. El propio Almásy nos había dado la pista de esta sequía veloz del Sáhara descubriendo la cueva de los nadadores en 1933 en la bautizada como Wadi Sura, que viene a significar Valle de las imágenes. A partir de ahí aparecieron decenas de cuevas con este tipo de mensajes, siendo la más destacada la hallada en pleno siglo XXI, la cueva de las bestias, considerada la Capilla Sixtina del desierto del Sáhara.

Sele en la Cueva de las Bestias (Egipto)

Con auténticos expertos en la materia surcamos el desierto Líbico de Egipto en 4×4 durmiendo en tiendas de campaña que colocábamos de forma improvisada cuando llegaba la tarde. Aquella fue una de las mejores aventuras no sólo del año sino de toda mi vida. Gilf el Kebir, Jebel Uweinat, el Gran Mar de Dunas, el Desierto Blanco, así como los restos de la II Guerra Mundial intactos en la arena están en mi cabeza como si hubiese estado allí ayer mismo. Ser recibidos como héroes a los pies de las pirámides (a pesar de no habernos podido duchar en dos semanas) no es algo que suceda todos los días. Toda la información de esta aventura la tenéis en el reportaje titulado El Sáhara más inédito en el Egipto de los desiertos y los diarios que escribía en mi tienda antes de dormir.

Sele en Jebel Uweinat (Egipto)

Curiosamente antes que con Egipto, marzo comenzó con una breve escapada a Sevilla en el que aprendí muchas cosas sobre la ciudad andaluza. Para eso de ir aclimatándose…a no estar en casa bajo ningún concepto.

Giralda de Sevilla

ABRIL: Escapadas a Valencia y Valladolid

Con la semana santa de por medio y después de haber estado «desaparecido» en Egipto por unas semanas abril me lo tomé con más tranquilidad. Sobre todo por todo lo que se venía encima en mayo y con una boda que se acercaba cada vez más. Primero fue en Valencia donde pasé unos días en los que aproveché a conocer La Albufera y parques como Bioparc, repasando minuciosamente, eso sí, las pícaras estatuas de la lonja de la seda, clasificadas como XXX a pesar de su origen medieval.

Albufera de Valencia

Apenas una semana después pasé cuatro días recorriendo lugares magníficos de la provincia de Valladolid como Urueña, la única villa del libro de España, Tiedra y su coqueto castillo o Medina de Rioseco y el cauce del Canal de Castilla, por poner varios ejemplos. La de Valladolid es una de mis escapadas perfectas para hacer carretera, manta y no dejar de indagar en su rica historia y su gran patrimonio.

Sele en el castillo de Tiedra (Valladolid)

MAYO: Crucero gastronómico, mi primera vez en Malasia y aventura en Guatemala

Uno de los meses más intensos del año fue mayo. Sólo pasé por mi casa para cambiarme de ropa y marchar al aeropuerto. Empezamos Rebeca y yo con un crucero de los de la antigua usanza, con paradas largas, puertos menores y ciertos lujos gastronómicos en el nuevo barco Costa neoRiviera. Mediterráneo puro con paradas en Salerno, los viñedos toscanos con Bolgheri como protagonista, una ruta fantástica en las Langas, considerado el corazón piamontés (con visitas a Barolo y Alba capitales del vino y la trufa blanca respectivamente en esta parte de Italia) y fin de fiesta en la Riviera francesa más elitista con visitas a Saint-Tropez y Port Grimaud. Nos lo tomamos con mucha calma, un viaje perfecto para dos enamorados a punto de casarse.

Rebeca y Sele en Saint-Tropez (Francia)

Del Mediterráneo salté en solitario a Malasia con sólo un día de por medio. Nunca había estado en el país asiático y me estrené con la ajetreada Kuala Lumpur y la incansable silueta de Torres Petronas, así como las Batu Caves, un pedacito del alma hindú que nunca se ha perdido en tierras malasias. Aunque en cierto modo el interés de este viaje estaba en la isla de Borneo y la porción septentrional correspondiente al Estado de Malasia. La naturaleza salvaje aún presente en la reserva de orangutanes de Sepilok era de mi total interés, después de haber visitado a sus hermanos indonesios de Tanjung Puting unos años antes. Mi encuentro con los orangutanes fue muy especial, aunque una de las partes más fascinantes de este viaje fue poder surcar las aguas del río Kinabatangan, una especie de Amazonas isleño en el que se puede observar una riquísima fauna en libertad. Monos narigudos, cocodrilos, elefantes pigmeos y numerosas especies de aves se dejaron retratar en los diversos safaris fotográficos que pude llevar a cabo en esta parte del Borneo más auténtico y salvaje.

Orangután en Sepilok (Borneo, Malasia)

Y de Malasia a Guatemala haciendo escala en Madrid. De las selvas asiáticas a las selvas en que se desarrolló la civilización maya. ¡Cuántas ganas le tenía a Guatemala! Sólo conocía las ruinas mayas de Tikal, pero esta vez pude profundizar en el país y enamorarme de los reflejos del Lago Atitlán, seguir el rastro del Quetzal en las tierras altas de Verapaces, esperar a los piratas en el fortín de San Felipe de Lara junto al Lago Izábal en la vertiente caribeña del país o conocer de fondo el Departamento de Quetzaltenango con un poso maya aún muy evidente y muy vivo. Y por fin pude corroborar que Antigua Guatemala se trata de una de las ciudades coloniales más bellas de América Latina.

Sele en el Lago Atitlán (Guatemala)

JUNIO: Cantabria, tierruca querida…

Siempre he dicho que no hay nada más verde que el verde de Cantabria. Por sí sola merece ser un color en sí mismo. Guardo entrañables recuerdos de mi primera vez en Cantabria, pero la segunda no le anduvo a la zaga. Quizás porque los Picos de Europa son mucho más de lo que me habían contado. Sin duda el teleférico de Fuente Dé y el sendero al Hotel de Áliva es uno de los mejores recorridos paisajísticos que se pueden hacer hoy día no sólo en España sino en el continente europeo. También probé con la espeleología en las profundidades de Cueva Coventosa o me enamoré de los despertares en el corazón del Valle de Liébana.

Sele en Cueva Coventosa (Cantabria)

Ese mismo mes impartí una conferencia sobre la Expedición en el desierto de Egipto en El Corte Inglés de Callao (Madrid).

Charla en El Corte inglés de Callao (Madrid)

JULIO: El veranito madrileño

Justo como sucediera en el año 2013 me quedé en Madrid escribiendo buena parte del día y relajándome en la piscina de mi barrio con los amiguetes de toda la vida. Después de haberme pasado viajando todo el semestre encontré aquí un punto de inflexión perfecto para estar con la familia y los amigos, amén de trabajar muchos de los relatos de mis últimas experiencias por el mundo. Me gusta el verano en Madrid, quizás porque la ciudad se vacía y uno la disfruta mucho más. Se hace más íntima… más tuya.

AGOSTO: En busca de unas vacaciones como las de antes

No acostumbro a tomar vacaciones en agosto pero las circunstancias y la inminente boda en septiembre así lo requirieron. Dado que estaba siendo un año bastante intenso Rebeca y yo decidimos tomárnoslo con mucha calma y no irnos demasiado lejos. Queríamos unas vacaciones como las de antes, de playa, casa rural, chiringuito y tapeo antes de la comida. Así que nos escapamos primero a la romántica y acogedora Casa de Cucu en Navaluenga para pasar mi cumpleaños y bañarnos las veces que hiciera falta en el río Alberche junto al puente románico. Ya desde allí nos marcharíamos unos días a mi Galicia querida en ese hotel de cuyo nombre no quiero acordarme que se esconde tras unos pinares en plenas Rías Baixas donde he tenido la suerte de veranear 16 años de mi vida. Sólo allí soy capaz de lograr que se detenga el tiempo del todo. Tiene una energía muy especial y muchos, pero que muchos recuerdos bonitos.

Regresamos de Galicia a Madrid para cambiar una maleta por la otra y recoger a dos buenos amigos que nos acompañarían en el próximo plan. Teníamos un roadtrip por delante muy interesante. Habíamos conseguido un apartamento en Cannes durante una semana larga y nos decantamos por recorrer intensamente la Provenza / Costa Azul. Con ésta sería la cuarta vez que pisara Francia en lo que llevábamos de año. Y, como siempre, no decepcionó la experiencia en la que descubrimos rincones magníficos más allá de Niza o Cannes como, por ejemplo, Éze, Saint-Paul-de-Vence, Gourdon, Grasse, Arlés, Antibes o Menton, sin olvidar del glamour de Mónaco en una noche de verano.  Y, aunque se escapaba de Provenza, también le dimos debida cuenta a Nimes y su fabuloso anfiteatro romano.

En Grasse (Costa Azul, Francia)

De Francia a una boda en Salamanca, que no era la nuestra. A partir de aquí descontamos días y semanas para el gran acontencimiento…

SEPTIEMBRE: Nuestra boda… y luna de miel

Todo llega… Tras esperar desde noviembre del año anterior en la pedida de mano en Lisboa, la boda, nuestra boda, estaba aquí. Era el día que demostraba que el amor era el mejor viaje de todos. A tres meses pasados del enlace tengo que reconocer que el recuerdo que nos ha quedado a ambos ha sido maravilloso. Estuvo toda nuestra familia, nuestros mejores amigos, en un día de sol precioso en la sierra de Madrid. Lo disfrutamos muchísimo, nos emocionamos, nos reímos… y lloramos de felicidad. Yo aún lo hago cuando miro a los ojos azules de mi ya esposa que se convirtió definitivamente en mi princesa de cuento (aunque lo era desde el día que nos conocimos).

Boda de Sele y Rebe

Y si la boda estuvo bien, las consecuencias fueron ya de aúpa. Nos quedaban tres semanas de luna de miel en las que aprovechamos a recorrer Vietnam y Luang Prabang (Laos) a nuestro ritmo, dándole un toque romántico a uno de esos viajes que se hacen una vez en la vida (o al menos se intenta que así sea). Tanto Laos como Vietnam eran dos países que no conocíamos y que nos encantó vivir en un momento tan especial. Lo bueno del Sudeste Asiático es que puedes permitirte ciertos lujos que en otros continentes son más complicados si no se viaja con un un elevado presupuesto. Escogimos con mucho mimo los hoteles de Vietnam y Luang Prabang, así como el crucero de 3 días por la Bahía de Halong, uno de los destinos de naturaleza más asombrosos del planeta y que teníamos apuntado como imprescindible.

Sele y Rebeca en Hoi An (Vietnam)

Vietnam lo recorrimos de sur a norte o, lo que es lo mismo, de Hanoi a Ho Chi Minh (Saigón) parando en rincones maravillosos como Tam Coc, Hoa Lu, Hué, Hoi An, My Son y un largo ectétera. Entre medias saltamos al país vecino para ver una de esas ciudades en las que resiste el budismo más puro en algunos de los mejores templos de la vieja Indochina. Luang Prabang se convirtió en una de nuestras ciudades favoritas y no descartamos regresar y quedarnos más tiempo en este emplazamiento privilegiado a orillas del río Mekong.

OCTUBRE: ¡¡Agarrarse que vienen curvas!! Más Vietnam, escapada al Alentejo y remate en islas Galápagos

La luna de miel llevó hasta primeros de octubre, en los que todavía seguíamos caminando por el sur de Vietnam. Nada más regresar y con tres días de por medio tenía otro viaje de por medio, mucho más corto. Durante cuatro días y alquilando coche en Lisboa realicé una ruta preciosa por la costa del Alentejo hasta terminar en la frontera con España salpicada de imponentes castillos medievales. Beja, Monsaraz, Moura o Serpa, por ejemplo, fueron los protagonistas de mi región preferida de Portugal.

Sele en Vila Nova de Milfontes (Alentejo, Portugal)

Para la mitad de octubre volé hasta Ecuador con mi buen amigo Isacc para regresar a lugares como Quito u Otavalo y saltar a uno de los grandes sueños de mi vida: Islas Galápagos. Debo confesar que se se trata de uno de los lugares más TOP que he visitado y visitaré en toda mi vida. Jamás hasta entonces había sido testigo de semejante comunión con la naturaleza. La variada fauna de Galápagos, que pudimos ver y fotografiar casi por completo, se ha olvidado de temer al hombre y ha evolucionado de manera particular para adaptarse a las circunstancias de este archipiélago volcánico tal y como nos contó Charles Darwin hace ya más de siglo y medio. El aislamiento de las islas provoca que todo funcione de distinta manera, como si nunca hubiésemos puesto las manos en ellas. Hay miles de tortugas gigantes en libertad e ir a la playa no es lo que uno acostumbra, ya que aquí se comparte la arena con los simpáticos leones marinos. Todavía debo desgranar en este blog muchas de las vivencias que traje conmigo de Galápagos, porque dan para mucho. Ya lo veréis…

Sele fotografiando una tortuga gigante de Galápagos

NOVIEMBRE: Escribir, escribir y escribir

Con semejante intensidad del verano a esta parte tocaba parar, al menos un mes. Tenía mucho trabajo por delante, no sólo en este blog sino también en los medios en los que colaboro desde hace tiempo. Y había muchos temas por delante de los que seguir escribiendo, así que se puede decir que noviembre fue un mes muy normal, de esos en los que me encierro en mi «despacho» (la habitación del ordenador de toda la vida) y escribo, edito fotos, preparo vídeos, propuestas, etcétera. Es algo que también hago en los períodos más viajeros, aunque aquí puedo tomármelo de distinta forma y hacerlo todo más reposado.

DICIEMBRE: Sudáfrica fue la guinda al pastel de 2014

Y llegó diciembre, el último mes de un año 2014 para no olvidar. Habían pasado demasiadas cosas, casi todas ellas buenas, pero aún quedaba rematar faena. ¿Y cómo? Viajando, por supuesto. Formé parte de la conocida como #AventuraÁfrica en compañía de grandes amigos viajeros como Paco Nadal, Pau García Solbes y José Luis Sarralde con los que me trasladé a Sudáfrica. Como su propio nombre indica fue toda una aventura en la que hubo de todo, safari en el Kruger con gran éxito de avistamientos, Ciudad del Cabo por tierra, en helicópero e incluso parapente, cara a cara con el tiburón blanco en las aguas gélidas de Gansbaai, cata de vinos en el valle de Franshhoek, el Falcon Crest sudafricano, o el homenaje a Vasco de Gama, Bartolomé Dias y otros navegantes portugueses en el conocido como Cabo de Buena Esperanza que abrió la puerta a una nueva pero difícil ruta del comercio de especias con India.

Leona en el Parque Kruger de Sudáfrica

No se me ocurre mejor manera de cerrar un año fantástico en lo personal y en lo profesional. Todavía sigo dedicándome con todo mi afán a escribir en este blog, continúo como coordinador de contenidos y redactor en Cadena SER Viajes y Los 40 viajes, empecé una nueva colaboración con LAN escribiendo sobre Destino Sudamérica mes a mes, y he podido llevar múltiples proyectos que me han aportado nuevas experiencias. El camino que tomé hace ya unos años, separándome de una vida de corbata que me asfixiaba, sigue su rumbo. Con baches, por supuesto, pero si fuera todo una línea recta no sería tan divertido, ¿no creéis?

Feliz año 2015… Seguiremos juntos por noveno año consecutivo

No quería despedirme sin daros las gracias un año más por seguir ahí, por ser parte de esta familia viajera que en 2015 va a cumplir nada menos que 9 años. Os llevo conmigo en cada viaje y mucho, o más bien todo lo que escribo, lo hago pensando en vosotros, los que estáis al otro lado de la pantalla del ordenador (o de la tablet y el teléfono móvil). Este año el blog ha llegado a tener prácticamente 700.000 visitas totales con medio millón de usuarios únicos y millón y medio de páginas vistas (crecimiento estimado de un 26%). Somos cada vez más en este recorrido por el mundo al que aún le queda mucho camino por delante. Y no pienso soltar la mochila siempre que sigáis a mi lado…

Christmas El rincón de Sele 2014

¡Feliz 2015 a todos! ¡Que vuestros sueños se hagan realidad!

Sele

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 * Leer resumen de 2013, 2012, 2011, 2010 y 2009.

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