Resumen de un 2018 de grandes viajes y sueños cumplidos
Es muy probable que ya os encontréis en ese momento de hartazgo ante los múltiples resúmenes del año y recuerdos de un mes a mes en el que han pasado demasiadas cosas. De hecho, soy consciente de que quizás este pasar balance y visualizar los mejores momentos viajeros de 2018 lo vaya a leer poco más que mis allegados más próximos. O ni siquiera. Pero pienso que para abrir una nueva etapa conviene cerrar la anterior. Y me resulta incluso terapéutico poder analizar de una manera más fría, con el testigo de un repiqueo de teclado, todo lo que ha supuesto un año que se cierra y, de ese modo, enfrentarme a los nuevos retos que están por venir. Por lo que, si sois de las personas que me van a acompañar en esta travesía temporal (son sólo doce meses), sentaros como si estuvierais en vuestra casa. De hecho este rincón viajero espero os resulte lo más acogedor y cálido posible. Pasad al fondo, que hay mucho sitio todavía. Y dejad hueco, no vaya a ser que seamos más de los que pensamos.
2018 ha sido un año en el que he podido cumplir muchos sueños. Como vaticiné el año anterior, han sido quizás menos viajes pero muy grandes viajes. Objetivos marcados a fuego en mi lista de propósitos y que pude llevar a cabo de la mejor manera posible. Como recorrer el Tíbet y admirar emocionado el Everest o el Palacio de Potala, descubrir Santo Tomé y Príncipe, destino del que apenas sabía nada y se ha convertido en un paraíso africano al que agarrarme con todas mis fuerzas, observar en libertad al oso polar en el archipiélago de Svalbard o al felino más amenazado del planeta, el lince ibérico, en una búsqueda insaciable por Sierra Morena. Un 2018 en el que he podido cerrar cuentas pendientes retornando a Islandia para conducir por el norte que años antes me había cerrado el paso con un fortísimo temporal o conociendo mejor mi país en tierras cacereñas, manchegas, andaluzas, castellanas, catalanas o gallegas donde he podido realizar hermosos proyectos. Y, por supuesto, pasar un año completo con ese pequeñín llamado Unai que ha llenado la vida de su madre, así como mía, de eso a lo que llaman felicidad y que he conocido gracias a él.
Sin más dilación, aquí va un repaso de lo que ha sido una vida viajera en El rincón de Sele durante 2018. Mes a mes, viaje a viaje. ¡Allá vamos!
ENERO: Nuestra tradición de cargar pilas en un balneario
Lo de escaparnos en plan pareja a un balneario para empezar el año con buen pie se ha convertido ya en un clásico. Somos muy fans de los balnearios de Castilla Termal, por lo que en esta ocasión repetimos en el Balneario de Burgo de Osma, que ocupa una antigua universidad del siglo XVI edificada en estilo plateresco. Pasamos un par de días fabulosos de desconexión y desintoxicación post-navideña muy a remojo, echando las siestas que Unai no nos suele permitir normalmente y aprovechando para recorrer los alrededores. Para esta ocasión el objetivo no era otro que visitar Calatañazor, uno de los pueblos medievales más bonitos y mejor conservados no sólo de la provincia de Soria sino de toda España. Ya conocíamos bien El Burgo de Osma, el castillo de Gormaz, considerada la fortaleza califal más grande de Europa, así como la comarca de Tierras de Berlanga, una zona de la que ya he hablado largo y tendido en este blog y que siempre recomiendo para una escapada diferente.
Febrero: Érase un paraíso llamado Santo Tomé y Príncipe
El mes de febrero de 2018 fue un mes muy importante para mí tanto personal como profesionalmente. Alcancé un acuerdo con Pangea The Travel Store para poder llevar a cabo un proyecto de largo recorrido que estaba deseando emprender, y es poder realizar de manera ocasional uno o varios viajes junto con los lectores y personas que siguen este blog. Pero además enfocándonos a viajes realmente especiales, de los de una vez en la vida. Más bien expediciones a lugares poco conocidos o en los que nos espere un gran reto. Ideamos una expedición a la península de Kamchatka para verano (lamentablemente no pudo salir en 2018 pero se va a hacer sí o sí en agosto de 2019) y además tuve la posibilidad de hacer una prospección de cero a uno de los destinos menos visitados del mundo como es Santo Tomé y Príncipe, un archipiélago que fuera colonia portuguesa hasta 1975 en pleno Golfo de Guinea. Y uno de los últimos paraísos africanos en los que el turismo es apenas una anécdota y con mucho por descubrir.
Aprovechando que febrero es más escaso en lluvias en las islas aprovechamos para recorrerlas a fondo y conocer uno de esos países que te erizan la piel de emoción desde el primer momento. Santo Tomé y Príncipe se mide en factores como su naturaleza virgen y su biodiversidad (un auténtico paraíso de la avifauna), playas de escándalo, haciendas de cacao y, por supuesto, su gente amable que recibe a los escasos visitantes que tiene con una sonrisa. Es, además, uno de los países más seguros de África y un destino excepcional para los amantes de los paisajes jurásicos y las tortugas marinas (anidan cuatro especies distintas), de esos lugares en los que se percibe realmente su autenticidad.
Meses después, tras este viaje del que escribiría una guía de lugares y otra de consejos prácticos para quien deseen conocer el país africano, pude plantear con Pangea hacer un viaje con un grupo reducido a las islas. Pusimos la fecha del 23 de febrero de 2019 y ya puedo anunciar que ha sido un éxito rotundo de acogida y que sólo quedan tres plazas libres a día de hoy. Así que ya es seguro que unos cuantos amigos y amigas del blog junto a un servidor saldremos a disfrutar de Santo Tomé y Príncipe. ¡Aún estáis a tiempo de apuntaros!
Marzo: De Almagro a Bilbao
Marzo fue un mes tranquilo en cuanto a viajes pero de muchísimo trabajo de encerrarse en casa a escribir. Fui además invitado para ser uno de los ponentes en Bilbao durante el ciclo de charlas Bidaiarien Txokoa – Rincón de la Gente Viajera para contar el viaje a Alaska en autocaravana. Tratándose de uno de los eventos viajeros más longevos en España debo reconocer que fue un orgullo y halagar su excelente organización y difusión. Aprovechando que estaba en Bilbao, fui a grabar en los estudios de Radio Euskadi (EITB) con el gran Roge Blasco una entrevista viajera para uno de los programas de viajes más seguidos de la radio, Levando Anclas.
Con Unai nos hicimos una mini-escapada por tierras ciudarrealenses. La protagonista de la misma fue Almagro, uno de los pueblos más hermosos de Castilla-La Mancha y donde pudimos estrenar la mochila de porteo con un bebé que ganaba peso por días.
Abril: Tíbet entrando por tierra en el tren de las nubes
Entrar al Tíbet por tierra en un largo viaje desde China supuso uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Llegar a Lhasa y caminar hasta el Palacio de Potala no es algo que se haga todos los días. Poder viajar al Tíbet siempre había sido uno de los sueños de mi vida. Fue una aventura que compartí con mi compañero y amigo Isaac, del blog de Chavetas, en la que durante algo más de dos semanas pudimos transitar por China (pernoctando incluso en un templo budista zen), tomar el tren de las nubes y hacer un recorrido fabuloso por la Región Autónoma del Tíbet entre la ciudad de Lhasa y el Campo Base Norte del Everest, la montaña más elevada de la Tierra.
Pudimos visitar la capital tibetana y tantos monasterios de los que se hace difícil llevar la cuenta. Acampar junto al lago sagrado Yamdrok donde pastaban decenas de yaks peludos y retar a la altura a medida íbamos avanzando. Todo para llegar bien aclimatados con las mejores energías para saludar a la cara norte de Su Majestad el Monte Everest. Nunca o muy pocas veces he podido sentir la energía de un lugar tanto como en aquella montaña que se volvió completamente naranja durante el atardecer. Es difícil de explicar. No como el frío que pasamos en el campo base, a pesar de ir tapados como el que va a la Antártida. Eso sí que podría explicarlo bien. Vocabulario hay para ello.
Fueron muchos los momentos increíbles vividos durante un viaje al Tíbet que no olvidaremos jamás. Como aquella última kora que hicimos en Shigatse cuando creíamos que todo había terminado, pasear entre libros centenarios en Sakya o esa primera vez en Potala bajo un cielo completamente azul.
Mayo: Rumbo al norte (Islandia y Svalbard)
Sólo puede empezar mayo en día 1 y, por tanto, en el aniversario en el que Rebeca y yo comenzamos a estar juntos. Este año era especial, ya que hemos cumplido nuestro décimo aniversario como pareja, y para ello dejamos al niño con sus abuelos para marcharnos a Segovia a un buen hotel y celebrar como se merecen esos años de amor y complicidad.
Muchos que me leéis conocéis de sobra que Islandia está entre mis países preferidos. Y que en mi primera vez haciendo la ruta circular por el país, el norte de la isla me jugó una mala pasada con un temporal de nieve que me impidió disfrutar de esa zona. Más bien lo que pude hacer es escapar de ella tras quedarme atrapado con el coche en más de una ocasión. Así que en mayo de 2018 pude quitarme esa espinita y poder conocer en profundidad el norte de Islandia, añadiendo la región de los fiordos del oeste así como la prolífica península de Snaefellsnes,
Fue un viaje en solitario, una continuación de lo que tuve que interrumpir años antes, en el que descubrí que Latrabjarg es otro de mis lugares en el mundo, que Myvatn por sí solo es una lección de vulcanología y que me sigo mareando en los barcos pequeños, aunque me acompañen en el trayecto las ballenas jorobadas de Husavík. Y que perder el abrigo en el autobús de ida cuando marchas al norte de Islandia no es, bajo ningún concepto, una manera afortunada de comenzar un viaje…
A mi regreso, ya cuando le quedaban apenas unos días a mayo, volví a viajar al norte, pero en esta ocasión mucho más arriba. Tan arriba que la línea del Círculo Polar Ártico quedaba a más de mil kilómetros al sur. Sólo podía ser en el archipiélago noruego de Svalbard, donde jugueteando entre el paralelo 80º pude sumarme a una navegación en un mar de hielo para buscar al depredador terrestre más grande de nuestro planeta, el oso polar. Y aunque la misión era difícil porque no es como ir al zoo, pudimos ver varios osos. Y morsas, focas, renos, zorros árticos, miles de aves, alguna que otra ballena que habitan un paraíso polar donde viven poco más de dos mil personas en la capital (Longyearbyen), hay ciudades rusas abandonadas (Pyramiden) y se prohibe a la gente morirse (literal), puesto que sus cuerpos no se descomponen en el permafrost y existe el riesgo de que se propaguen virus.
En aquel barco donde la desconexión era total (no hubo cobertura en toda una semana) tuve la ocasión de conocer gente excelente (Diego, Alejandro y mis compadres colombianos) y que faltara poco para que se me quedara en los ojos la marca de los prismáticos.
Para 2019 ha sido imposible organizar un viaje con lectores a Svalbard por falta de plazas en los barcos, pero haré lo imposible para que podamos formar un pequeño grupo y salir a buscar al oso polar a su hábitat natural en uno de los espacios más increíbles del Ártico. ¡Prometido queda! 2020…
Junio: Regresando de Svalbard y escapadas a Las Palmas y la Sierra del Segura.
El viaje a Svalbard se alargó hasta la primera semana de junio. Pero no tuve casi tiempo para asimilarlo porque enseguida me marché a sus antípodas en cuanto a climatología se refiere. Concretamente a Las Palmas de Gran Canaria, donde estar a veintintantos grados es una constante, hacer snorkeling en su playa urbana (Las Canteras) un regalo y visitar los barrios de Vegueta y Triana una travesía por el tiempo. Aprendí mucho en la ciudad de Galdós y Alfredo Kraus donde atracó Cristóbal Colón en su primer viaje a América y los dragos y cactus conviven en el jardín botánico más grande de España. ¡Y me puse las botas con el gofio y papas arrugadas con mojo picón!
Ya con el comienzo del verano, en pleno Mundial de fútbol, continué con mi propósito de “desfacer tópicos manchegos” marchando a las albaceteñas Sierras del Segura y Alcaraz y haciendo un recorrido en coche de cuatro días. El corazón verde de Albacete aguarda a los visitantes con los escenarios de Amanece que no es poco, castillos como el de Yeste, pinturas rupestres de gran valor como las de Nerpio y lugares sorprendentes como Liétor, con la Ermita de Belén y sus pinturas del interior o la lúgubre cripta con las momias de varios monjes carmelitas y feligreses que fueron enterrados bajo el templo.
Julio: Vacaciones en familia (Andalucía y Galicia)
Tras unos meses frenéticos tenía unas ganas tremendas de irme de vacaciones con mi familia. Pero nada de destinos lejanos. Deseaba unas vacaciones de las de toda la vida, como las que hacía con mis padres cuando era pequeño. Playa, paseo, siesta, restarurante, heladito… . Además con Unai a punto de cumplir el primer año no me hacía más ilusión que verle hacer y vivir cosas por primera vez como bañarse en el mar. Así que planteamos un doble viaje. Primero a las playas del sur, concretamente en Mijas Costa, donde alquilamos un apartamento para disfrutar de la brisa mediterránea, el pescaíto frito y aprovechar a hacer turismo. Anduvimos por el pueblo de Mijas, precioso, y conocimos Fuengirola y Marbella, entre otros lugares de la zona. Pero, sobre todo, disfrutamos de nuestro hijo. ¡Hay que ver lo que espabilan los niños pequeños durante las vacaciones!
De Málaga, parada breve en Madrid y rumbo a las Rías Bajas en Galicia. El entorno de Sanxenxo forma parte de mi vida desde los 15 años y estaba deseando compartir todos los lugares que conozco con el pequeño Unai, quien seguro seguirá la senda de su padre.
Así fueron las primeras vacaciones con Unai. Las recordaré toda la vida porque fueron realmente fantásticas.
Agosto: Dormir en un Fuerte fronterizo y las momias de Quinto
En agosto seguimos con unas vacaciones más de andar por casa. Pero hicimos un par de escapadas interesantes. La primera fue en Aldea del Obispo, un pueblo de la frontera salmantina con Portugal , donde se encuentra el Real Fuerte de la Concepción, una fortaleza defensiva abaluartada en forma de estrella (estilo Vauban) de entre los siglos XVII y XVIII, situada a pocos kilómetros de su enemiga portuguesa de Almeida. Y aunque nunca fue utilizada para atacar o defenderse de Portugal, si tuvo un papel importante en la guerra de la independencia contra los franceses. Hoy día esta asombrosa fortaleza es un precioso hotel histórico, el cual aprovechamos no sólo para descansar y disfrutar de sus centenarias instalaciones sino también para organizarnos un recorrido en coche por las fortalezas y aldeas históricas de esta línea fronteriza entre Salamanca y Portugal. Almeida, Castelo Rodrigo, Castelo Mendo o Pinhel en el país vecino o Aldea del Obispo, el arte rupestre (Y Patrimonio UNESCO) de Siega Verde o Ciudad Rodrigo en España. Creo que quedó algo realmente interesante. Y que intentaremos repetir.
A mediados de agosto marchamos a Zaragoza para pasar un fin de semana en familia. Siempre me ha gustado esta ciudad, pero tenía pendiente visitar el Palacio de la Aljafería, una de las maravillas que los musulmanes nos dejaron en España y con unos arcos sólo comparables a los de la Alhambra o la Mezquita de Córdoba. Y aprovechando que el Ebro pasa por Zaragoza nos trasladamos hasta el pueblo de Quinto, el cual en 2018 a abierto al público el primer museo de momias de España. En el subsuelo de la iglesia de la localidad fueron hallados numerosos cuerpos en un estado de conservación excelente. La mayoría de los siglos XVIII y momificados de manera natural, es decir, no hecho a propósito sino debido a las condiciones ambientales (e incluso físicas de los cuerpos) del lugar escogido para su enterramiento. Una visita que para los amantes de estos temas resulta realmente recomendable. Además pude charlar detenidamente con Mercedes González, quien lideró este ambicioso proyecto y que preside el Instituto de Estudios Científicos en Momias.
Septiembre: La guardería y sus consecuencias
Septiembre fue un mes complejo para hacer planes. Unai empezó a ir a la guardería y requirió de un proceso de adaptación en el que cada día ir ampliando horario. No fue fácil, le costó, aunque con el tiempo se le fue viendo más contento (si bien lo de llorar en la puerta cuando le dejo lo sigue haciendo, se ve que en estos temas ha salido a su padre). Pero todos los padres saben que cuando los niños empiezan a ir a la guardería hay una premisa inequívoca, que enferma cada dos por tres. Aún hoy es complicado que pasen dos semanas sin ponerse malo. Así que lógico que el foco en esta nueva etapa esté puesto en él y en acompañarle cuando está sano o cuando está con fiebre.
Octubre: De ruta por las provincia de Barcelona y de Cáceres
Viajar por tierras catalanas también se está empezando a convertir en un clásico. Para octubre volé a Barcelona para emprender una ruta en coche por los pueblos de interior de la provincia. Los objetivos fueron Osona, el Bages y l’Anoia en menor medida. Tres comarcas barcelonesas en plena Cataluña central donde los paisajes no pueden ser más fantásticos (Los riscos de Tavertet me dejaron de piedra). Y donde la Edad Media salta en pueblitos adorables, monasterios o castillos. De hecho cumplí algo que quería hacer desde mucho tiempo atrás, que es poder pasar una noche en el Parador de Cardona, uno de los castillos señoriales más imponentes e importantes de la Cataluña del medievo. Y me quedé gratamente sorprendido con Manresa y sus muchos rincones históricos.
Al igual que el año anterior también regresé a la provincia de Cáceres. Si entonces fueron Las Hurdes, en esta ocasión, el turno fue para las comarcas de Tierras de Granadilla, Valle del Ambroz (con Hervás a la cabeza) y Valle del Alagón (con la monumental Coria destacando en primer plano). Una ruta en coche de cuatro días conociendo excelentes escenarios culturales, castillos, pueblos bonitos y tradiciones como la de las carantoñas en Acehúche, una festividad con disfraces y máscaras que representan a bestias y cuya antigüedad se le supone incluso anterior a la llegada del cristianismo a la península ibérica (eso sí, se adaptó para los festejos por San Sebastián). ¡De hecho tuve la oportunidad y el inmenso honor de vestirme de carantoña!
Noviembre: Un viaje a Flandes con muchas novedades
Otra de regresos. La octava vez en Bélgica, aunque centrado en su mitad flamenca, me llevó a tachar deudas pendientes y salirme del clásico Gante-Brujas-Amberes, que he repetido un montón de veces. En esta ocasión mi base fue la universitaria Lovaina, con uno de los edificio góticos más maravillosos de Europa en su gran plaza del mercado y rincones que pude recorrer tanto a pie como en bicicleta. Dentro del Brabante flamenco también pude visitar los flamantes castillos de Gaasbeek y Beersel, dos de los mejores ejemplos de la región de Flandes y además en mitad de los paisajes que encandilaron e inspiraron a los genios de la pintura de los siglos XV, XVI y XVII.
Pero, sin lugar a dudas, el descubrimiento de mi enésimo viaje a Flandes fue Lier, la ciudad en la que se casaron Juana de Castilla (alias Juana la Loca) con el borgoñón Felipe el Hermoso. El desencadenante de un cambio de rumbo en la Historia no sólo de España sino de Europa. A medio camino entre Amberes y Malinas, la ciudad de Lier posee todo lo mejor de las grandes ciudades flamencas pero en un espacio más reducido. Y, lo mejor de todo, es una auténtica desconocida para el turismo, por lo que se puede disfrutar prácticamente a solas de los reflejos de los canales, los arcos góticos de San Gumaro, su torre del reloj o su imponente Grote Markt. Punto y seguido (no final) a una ruta en la que vengo persiguiendo las huellas de Carlos V y los españoles en la vieja Flandes.
Diciembre: En busca del lince ibérico por Sierra de Andújar y las grullas en Tablas de Daimiel
Para cerrar el año viajé al sur de España, concretamente a la provincia de Jaén para recorrer la Sierra de Andújar, considerado como uno de los lugares con mayor densidad de lince ibérico del país (el otro es, por supuesto, Doñana). La idea era pasar allí varios días (mi base fue Baños de la Encina) y salir con expertos conocedores de la zona cada amanece para seguir las huellas del lince y, quien sabe, si poderlo avistar, no regresando hasta que se hiciera de noche. Un rastreo en toda regla. Viviéndolo de igual manera que si fuera ir a ver tigres a la India, osos polares a Svalbard o leopardos a Botswana. Hablamos del felino más amenazado del planeta, con poco más de seiscientos ejemplares viviendo en libertad (hace algo más de una década quedaban en torno a noventa) y uno de los animales más bellos así como escurridizos de todo el mundo.
El objetivo se consiguió y, de hecho, llegamos a ver a tres linces (padre, madre y cría de ocho meses) a una distancia considerable (que salvamos con el super tele que llevábamos) durante algo más de dos horas seguidas. Un auténtico momentazo que disfruté como si hubiera visto al mismísimo leopardo de las nieves…
De subida a casa me detuve en Daimiel (previo paso por el imponente castillo de Calatrava la Nueva), dado que diciembre es un mes excelente para ver las grullas que residen durante el invierno en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. En estos humedales buscamos un sitio (dentro de un hide) para aguardar al atardecer y presenciar la llegada a los dormideros de miles de grullas, así como gansos y otras aves invernantes.
Y de regreso me topé con la Navidad, con la fiesta de la guardería de Unai, al que disfrazamos de elfo, y el inicio de unas fiestas que sólo soy capaz de concebir en familia.
El blog y los viajes de autor
El año pasado a estas alturas tenía a punto de caramelo un propósito como comandar expediciones o viajes, los conocidos como viajes de autor, donde proponer destinos apetecibles (pero no usuales) y poder incorporar a viajeros y viajeras para salidas muy concretas. Se intentó Kamchatka pero no se pudo (en 2019 sale seguro porque ya estamos teniendo demandas previas a la confirmación de fechas) y después Santo Tomé y Príncipe (tenemos grupo y salimos el 23 de febrero de 2019). Así que ya es un hecho. Este año es el definitivo para poder fructificar la que considero que es y será “una pata” esencial en el mundo que hemos creado entre todos en El rincón de Sele.
Por lo que respecta a este blog, cabe decir que ha sumado unas cifras bastante similares a las del año anterior con más de 2.300.000 visitas, 1.800.000 usuarios y más de 3.000.000 de páginas vistas. El crecimiento esta vez ha sido más mesurado con apenas un 1% más de visitantes, pero hoy día mantenerse no es, ni mucho menos, una mala noticia cuando los contenidos de viajes se multiplican.
Para 2019 aguardan múltiples destinos y reportajes asociados. Ya tengo un viaje cerrado con Isaac (Chavetas) que tras hacer juntos Irán, Galápagos, Botswana, Lofoten, Alaska o Tíbet… os aseguro que va a ser muy especial. Y completamente diferente a los anteriores. Así que atención porque os va a gustar.
En los “debes” tengo que recordar que no he cumplido con mi propósito de escribir mi primer libro (no encuentro el tiempo ni la chispa), por lo que vuelvo a poner este tema en la mochila de las cosas pendientes y me impongo una autocolleja.
Ahora sí, cierro este resumen anual dando las gracias a todas las personas que habéis entrado al Rincón de Sele en estos meses. Porque, al fin y al cabo, un blog así se construye gracias a vosotr@s.
¡Feliz año 2019!
Sele
+ En Twitter @elrincondesele