Resumen de un año 2021 donde seguimos viajando
Siempre me gusta que mi último post del año sirva para hacer balance. Un clásico de este blog que incluso me sirve a mí mismo para recordar todo lo que he hecho en estos doce meses. En cuanto a viajes, por supuesto, que de eso trata El rincón de Sele. En 2021 hemos seguido viajando y narrándolo como acostumbramos a hacer desde hace nada menos que quince años. Y eso no es poco en estos tiempos que corren. Tras un invierno un tanto complicado de pandemia, aún sin vacunas, casi toda España estaba encerrada en sus propias comunidades y municipios, aunque la primavera empezó a aflojar la soga y el verano en particular llegó a ser incluso bastante normal. Sin contar el invierno actual, en el que estamos en otro paréntesis (espero sea ya el último), ha sido un año donde han surgido nuevas experiencias y hemos ido retomando la actividad viajera con cada vez un mayo ritmo.
Suecia, Albania, Egipto o México, así como múltiples escapadas de carácter nacional han protagonizado algunas de las aventuras de este año donde aprendimos, o al menos eso intentamos algunos, a convivir con una situación de pandemia en la que todos nos hemos tenido que reinventar de algún modo.
Enero: De cierre perimetral
No poder salir ni de tu propia provincia fue una máxima que duró demasiado tiempo. Tras las navidades llegó una de las olas más devastadoras de la pandemia. Pero en el fondo había una esperanza a la que todos nos aferrábamos, las vacunas. Vacunas que caían a cuentagotas. Tanto que en nuestro caso (hablo de Rebeca y de mí) tendríamos que esperar hasta finales del mes de julio para tener puestas las dos dosis.
Por otro lado llegó Filomena, una nevada que no habían visto ni nuestros abuelos y la cual, sin haberlo imaginado, nos trajo Laponia a Madrid. Y, a pesar de los desperfectos ocasionados, fue una experiencia alucinante poder ver la ciudad de esa manera.
Pero en cuanto a viajes se refiere, cero patatero. Aunque empezamos a prever cosas para el mes siguiente.
Febrero y marzo: Laponia Sueca
Empezamos a retomar los viajes de autor. Aprovechando que la Comunidad de Madrid sí estaba abierta y se podía viajar al extranjero (allá donde no hubiera restricciones) tratamos de sacar adelante un viaje a Laponia Sueca para finales de febrero. Y fueron tantos los que deseaban venirse a disfrutar de un invierno en Laponia Sueca y cazar auroras boreales, que finalmente hicimos dos viajes seguidos. Por lo que volver a viajar supuso un soplo de energía brutal.
No sólo fue un viaje donde tuvimos la suerte de ver auroras boreales de una intensidad muy elevada, sino también subirnos a un trineo de perros, a una moto de nieve, hincharnos a ver alces y paisajes mayúsculos de algunos de los parques nacionales más importantes y salvajes de Escandinavia. Pero, en definitiva, viajar… volver a sentir. En un país como Suecia, además, donde la pandemia la han vivido de otro modo y cuyas medidas eran tan laxas que era como trasladarse en el tiempo a 2019, antes de que el maldito virus irrumpiera en nuestras vidas.
Aquí podéis leer un resumen de ambos viajes invernales a Laponia Sueca que, como veréis, dieron mucho de sí.
Abril: Andar por casa
Abril no tuvo grandes viajes. Como mucho escapadas cercanas dentro de la propia Comunidad Autónoma de Madrid. Uno de los mejores días, sino el mejor, de todo el mes, fue cuando marché con mi hijo Unai a Manzanares El Real para ver el cortejo del Somormujo lavanco en el embalse de Santillana. Un ave acuática realmente elegante que se danzan en pareja con sus mejores galas para suerte de quienes les observamos y fotografiamos al otro lado. ¡Además debo decir que Unai se lo pasó realmente bien mirando con los prismáticos!
No cabe duda de que Manzanares El Real se trata de uno de los pueblos más bonitos de Madrid. Y cada vez que tengo la ocasión de acercarme a esta parte de la Sierra de Guadarrama, las cosas se dan muy bien.
Mayo: Luz en el túnel y primera vez en Albania
Fin del Estado de Alarma y de los malditos confinamientos perimetrales. Libertad de movimiento que nunca se nos tuvo que arrebatar, puesto que personalmente nunca me pareció una medida efectiva. Así que volvimos a hacernos unas cuantas escapadas cercanas pero, si tengo que destacar algo en este mes de mayo es, sin duda, el haber podido viajar por primera vez a Albania. El país de las águilas se me venía resistiendo desde hace mucho tiempo y debo decir que me entusiasmó. Sobre todo los parajes naturales del norte (Lago Koman y Alpes albaneses), las ciudades de carácter otomano (Gijorkaster o Berat) y las ruinas grecorromanas de Butrinto, casi en la frontera con Grecia. Un país variopinto Albania, repleto de particularidades que lo hacen completamente diferente a otros, incluso dentro de la propia península balcánica.
Junio: Segovia en globo
Uno de los momentos que más recordaré de cuantos viví en el mes de junio fue la inmensa suerte que tuve de admirar la ciudad de Segovia desde un globo. Un vuelo memorable sobre una ciudad Patrimonio de la Humanidad que había visitado decenas de veces. Pero nunca de esta manera. Y es que poder contemplar el acueducto, el alcázar, las murallas o la catedral de esta manera se convierte en un privilegio más accesible de lo que podamos imaginar.
Julio: Alcarreando con doble dosis
Aunque suene a broma, para julio fui invitado a ser partícipe del Festival Accesible de Globos de Segovia, un fin de semana donde la ciudad castellana se convierte en la capital internacional del globo aerostático. Y por supuesto que volé. Por segunda vez en apenas unas semanas de diferencia. Pero a diferencia de lo sucedido en el mes anterior, en esta ocasión compartimos vuelo con alrededor de una veintena de globos.
Algo que no he contado nunca por aquí es que desde no hace demasiado tiempo tenemos una casita muy chiquitita en La Alcarria Baja, en pleno campo y muy cerca del embalse de Entrepeñas. Así que nos pasamos el verano yendo y viniendo a respirar aire puro en la que siempre defenderé es una de las provincias más bellas (y desconocidas) de España… GUADALAJARA. Y no sólo por su gran cantidad de pueblos pintorescos (he aquí una selección de los pueblos más bonitos de Guadalajara) sino porque geológica y paisajísticamente es un portento. Aunque hay quien sigue pasando de largo por la A2 pensando que no hay nada. Afortunadamente el redescubrimiento al mundo de Brihuega y sus maravillosos campos de lavanda que florecen a mediados del mes de julio, ha hecho que muchos visitantes empiecen a moverse algo más por la provincia y darse cuenta de que da para más de una escapada espectacular.
En julio además nos vacunamos de las dos dosis. Un paso más para acabar con esta mierda de pandemia. Pido perdón, pero no se me ocurre otra cosa mejor para definir lo que nos ha tocado vivir.
Agosto: De La Alcarria a la Cordillera Cantábrica
Descanso vacacional en familia y recibiendo a amigos en «la casita». Haciendo escapadas de otros lugares de la provincia, así como a Cuenca o también a Zaragoza y a Daroca en Aragón. Lo necesitábamos. Y lo disfrutamos a lo grande.
Para finales de mes organicé un viaje de autor a dos núcleos de la Cordillera Cantábrica muy destinado a la fauna salvaje: Riaño (León) y Somiedo (Asturias) donde pudimos observar un total de seis osos pardos en libertad, gatos monteses, rebecos, cabras montesas, ciervos, etc. Se nos escapó el lobo, aunque lo tuvimos realmente cerca. Además de buscar animales disfrutamos de los paisajes grotescos de la montaña de Riaño y de los valles verdes e infinitos de Somiedo, uno de mis lugares preferidos de todo el mundo. Y comimos. ¡Vaya si comimos!
Septiembre: Minas de Riotinto y el legado de los ingleses en Huelva
Inicio del curso escolar, lo que significa sobre todo una cosa, que vuelve el festival de los mocos y la tos con mi hijo Unai. Pero además de eso llegaron nuevas experiencias. Recibí el encargo de varios artículos sobre una zona en la cual me empeñé a investigar a fondo: Minas de Riotinto en Huelva, siguiendo no sólo los paisajes marcianos vertebrados por un río tan rojo que impresiona, sino también el legado que dejaron los británicos en la provincia, que no fue poco precisamente.
Además septiembre es sinónimo de la berrea del ciervo. Y eso es algo que, si puedo, no me lo pierdo por nada del mundo. En España además hay numerosos lugares extraordinarios para ir a ver y escuchar la berrea. El que más cerca me pilla de casa es el Monte de El Pardo, donde con suerte se puede coincidir al atardecer con los sonidos provocados por los ciervos macho y la conocida como ronca del gamo (bastante impactante también el ruido que originan estos veloces herbívoros).
Octubre: Egipto en dahabeya
Volver a Egipto es sinónimo de felicidad plena. Este país me apasiona tanto que lo he visitado en cuatro ocasiones. Para esta última me llevé a unos cuantos viajeros y viajeras conmigo para realizar un recorrido apasionante por el Nilo en dahabeya, el tipo de embarcación a vela con la que se trasladaba Agatha Christie y algunos gerifaltes británicos durante la época colonial británica. Pero antes hicimos por tierra el largo tramo entre El Cairo y Luxor para divisar conjuntos arqueológicos en los que aún no había estado, como por ejemplo, la pirámide de Meidum, la tumba de Petosiris en Tuna el-Gebel o la misteriosa ciudad de Tell-el Amarna creada de la nada por el faraón Akhenatón.
Sobrevolamos el Valle de los Reyes y otros templos del oeste de la antigua Tebas en globo, accedimos a la extraordinaria tumba de Seti I y accedimos a lugares como El Kab o Gebel el Silsila con nuestra dahabeya, que a diferencia de los grandes barcos de crucero, puede atracar en embarcaderos más pequeños.
Se puede leer un resumen aquí de todo lo que vimos en el viaje a Egipto en dahabeya. Y aprovecho a lanzar una advertencia. En octubre de 2022 volveré a organizar un viaje similar. Y en la misma dahabeya. El que avisa no es traidor…
Sin terminar octubre inicié otro viaje, pero como mayoritariamente tuvo lugar en noviembre, hablaré sobre él en dicho mes.
Noviembre: Exploración a Chiapas (Especial Día de Muertos)
Uno de los sueños viajeros más grandes que he tenido siempre ha sido poder vivir el Día de Muertos en México. Pero todo llega. El 29 de octubre volamos a México para asistir a esta celebración. Concretamente en el Estado de Chiapas, que combina a la perfección el sentido del Día de Muertos «más conocido e internacional» con el de las etnias minoritarias (descendientes de los mayas) tzotziles y tzetzales. Así que pasamos de los desfiles de Katrinas y de maquillarnos de calaveritas para la ocasión en San Cristóbal de las Casas a asistir a cementerios en pueblos indígenas donde celebran con toda clase de ornamentos y música la llegada de las almas a la Tierra.
Pero además de todo lo relacionado con el Día de Muertos y de pasear por ciudades de carácter colonial como la propia San Cristóbal, visitamos conjuntos arqueológicos mayas (Como Toniná, Palenque y muchos otros) y nos adentramos en la Selva Lacandona, ya en la frontera con Guatemala.
No será mi último Día de Muertos en México. Queda dicho.
A mi regreso tuve la ocasión de realizar una escapada más de andar por casa, la Ruta del vino de Valdepeñas donde la cosa no sólo va de bodegas sino también de pueblos bonitos y un delicioso patrimonio histórico y cultural. Ciudad Real, otra provincia repleta de tesoros aún por descubrir.
Diciembre: Volver a Gijón y tímidas navidades
Mi manera de inaugurar el mes de diciembre fue volver a Gijón. ¡Una ciudad de la que me gusta todo! Gijón se mueve, renace, se readapta…Y yo con ella. Esta vez para conocer parte de su patrimonio industrial (Me gustó mucho la Ciudadela de Celestino Solar) así como saborear nuevos rincones gastronómicos. Revisitando buenos amigos, aprendiendo algo de cocina y volviendo a todos aquellos sitios en los que, en más de un momento de mi vida, he sido feliz.
Llegó entonces el invierno. Y la Navidad. Pero con ella la variante Ómicron dándole una nueva fase a la pandemia y al alarmismo del que tanto gozan partidos políticos y medios de comunicación amantes del clickbait y de reventar las audiencias a costa de lo que sea. Muchos casos pero en su mayoría leves. Nos ha rozado en numerosas ocasiones este mes, pero aún no hemos caído. Parece un momento complicado pero esta vez sí que creo que esto se acaba, por mucho que haya quien se sienta a gusto con esta situación de parones, restricciones y miedos infundados. Y todo ello gracias a la ciencia. La única que nos sacará de este embrollo. Del que, por supuesto, no salimos mejores…
El rincón de Sele en cifras
Poco a poco el blog fue remontando, sobre todo a partir de la primavera. Ha cerrado con más de millón y medio de visitantes que han aportado alrededor de dos millones de visitas (y dos millones trescientas mil páginas vistas). Un 35% más que en el pandémico 2020 pero aún un 15% inferior a los datos de 2019. Con muchos destinos del mundo aún cerrados y gran cantidad de restricciones no puedo sentirme más que satisfecho por saber que sois todavía muchas las personas que pasáis por aquí en algún momento, ya sea para descubrir lugares nuevos como para preparar vuestros viajes.
15 años juntos. Son muchos, ¿verdad?
¿Qué nos espera en cuanto a viajes en 2022?
En estos momentos me planteo 2022 como un año muy ambicioso en cuanto a viajes se refiere. Cierto es que estos momentos no invitan a ello, pero sí tengo la sensación que llevaremos a cabo unas cuantas aventuras. Y muchos de ellos juntos, los cuales iré subiendo al apartado VIAJES DE AUTOR dentro de este blog. De nuevo Laponia, regreso al Baikal en invierno (aún quedan plazas), Costa de Marfil en mayo (también quedan plazas) y muchos otros que iré anunciando poco a poco.
Seguimos adelante, que es lo importante. Y espero que juntos.
¡FELIZ AÑO 2022!
Sele
+ En Twitter @elrincondesele