Hace algunos meses tuve la ocasión de viajar a Santo Tomé y Príncipe, un pequeño archipiélago africano situado en el corazón del Golfo de Guinea, que camina sobre la línea ecuatorial y posee casi en la yema de sus dedos el meridiano cero. Es decir, un lugar clavado en el mismísimo centro del mapamundi y sus muchas lineas imaginarias. Pero a la vez tan desconocido que cada año aparece sin falta en la lista de los países menos visitados del planeta. Lo más curioso es que, en realidad, lo tiene prácticamente todo para tratarse de uno de los destinos más increíbles y apetecibles que nos podamos imaginar. Una puerta amable (y segura) al África negra, un territorio poco trillado y aún por descubrir, selvas vírgenes e impenetrables, playas de postal, un paraíso para los amantes de la fauna y la flora más exótica, plantaciones de cacao y café y la sana intención de crecer a través de un turismo sostenible y ecológico en la que los protagonistas sean los paisajes y la gente estupenda que habita las islas. Y es que debo reconocer que la que fuera colonia portuguesa hasta los años setenta ha sido, para mí, una de las más gratas sorpresas que me he llevado viajando.
Sobre Santo Tomé y Príncipe voy a tener la oportunidad de hablar durante este mes de octubre tanto en Barcelona (4 de octubre) como en Madrid (9 de octubre) en las tiendas de Pangea. Allí propondré un recorrido con el que conocer juntos uno de los secretos mejor guardados en el continente africano. ¿Me acompañas? Leer artículo completo ➜