Por las tierras rojas de Dongchuan, la paleta perdida de Dios
Érase un lugar de tintes tan remotos que podríamos decir sin equivocarnos que forma parte de esa China profunda y desconocida que no aparece tan siquiera en las guías de viaje. Al sur del país, dentro de la provincia multiétnica de Yunnan y en un límite casi invisible con Sichuan, se encuadra un curioso y onírico paisaje rural definido por campos de cultivo y diminutas aldeas al que muchos se refieren con el nombre metafórico de «la paleta perdida de Dios», puesto que allí andan esparcidos los colores del arco iris en colinas, laderas y bancales. En las denominadas Tierras Rojas de Dongchuan, con un suelo agreste de componentes ferruginosos, conviven juntas, pero no revueltas, las predominantes tonalidades rojizas con otras verdes, naranjas o amarillas. Todo ello en un marco de silencio, bancos de niebla y el paso a cámara lenta de un carro tirado por bueyes en un escenario que se maneja en otros tiempos.
Durante varios días me dejé llevar por la inercia de mi cámara de fotos y mis primeras lecciones de chino mandarín para disfrutar sin prisa pero sin pausa de las Tierras Rojas de Dongchuan, uno de los paisajes más inverosímiles a los que he asistido en toda mi vida.
Dongchuan, un descubrimiento desde la ventanilla de un avión
Dongchuan siempre fue un mapa en blanco en los mapas de Asia o incluso de la propia China. No tiene ni grandes ciudades, ni un solo monumento de medio pelo. No cuenta con la aldea más bonita del país ni de la propia provincia de Yunnan o con uno de esos fotogénicos puentes en forma de dragón. No tiene budas gigantes como Leshan, canales como Suzhou, ni rocas kársticas como Guilin. Ni siquiera este territorio ha formado parte jamás de una red de rutas de mercancías. Por aquí nunca se dejaron caer las legendarias caravanas de la seda, el té o los caballos. Y, obviamente, su existencia nunca fue narrada en libros de viajes ni de Marco Polo ni de nadie.
Se cuenta que allá por los años noventa un fotógrafo sobrevoló esta zona en un avión de pasajeros y se quedó tan impresionado de los colores que pudo apreciar desde su ventanilla que no se le quitó de la cabeza la composición fotográfica de un entorno semejante. Sabía que era un rincón «anónimo» que formaba parte de la China rural y se ocupó de investigar con empeño para encontrarlo. A pesar de la escasa o nula información entonces supo que lo que había divisado desde el avión se hallaba a unos 40 kilómetros de Kunming. Viajó hasta allí, a pesar del estado de las carreteras, y se perdió durante semanas en la región para darle sentido a su trabajo fotográfico. Entonces no había ni hoteles ni nada que se le pareciera (ahora empieza a haberlos, pero de características muy modestas). La única infraestructura tenía que ver con los senderos por los que se movían los agricultores y los pastores de cabras, vacas o bueyes.
Sus trabajos fotográficos empezaron a situar en el mapa a la región, suscitando cierto interés por una breve facción de incipiente turismo local chino. Hoy día con internet la viralización de unos paisajes maravillosos que se asemejan a un puzzle de colores, hace que Dongchuan ya no sea una hoja en blanco sino un mapa a todo color que, aunque no forma aún parte de las rutas turísticas de China, ha colocado entre los suyos a un territorio que parece la plasmación real de un cuadro impresionista.
Las tierras rojas de Dongchuan son un paisaje rural de otro planeta
Hoy día al área de Dongchuan 东川区 se llega en un viaje de pocas horas desde Kunming en coche o autobús, aunque moverse por allí es harina de otro costal. Afortunadamente para la ocasión tenía como guía a Edith López de Yunnan Viajes, cuyo dominio del chino mandarín fue capaz de abrir todas las puertas de un territorio donde los extranjeros sentimos eso de la incomunicación al más puro estilo Lost in translation. Esta zona de mayoría étnica Han aislada durante tantos siglos es una pervivencia de la China rural no acostumbrada los visitantes. ¡Y mucho menos foráneos! Por lo que unas nociones de chino mandarín ayudan bastante a levantar esa muralla que nos separa por el simple miedo a no entenderse. Cierto es que los aldeanos de esta región son sureños en cuanto al carácter y resulta más sencillo de lo previsible encontrarse las puertas abiertas de las casas para hacer de ésta una visita que va más allá del rigor que sí es usual en otros sitios del país ya muy turistizados.
Durante un par de días anduvimos por la zona, parando en aldeas que no aparecen en los mapas y que los vecinos conocen por el punto kilométrico en la que se encuentran o incluso por un detalle del territorio sea una montaña o un terraplén. Llevar vehículo (y alguien que hable chino) resultó esencial para vivir aún más una región viralizada en internet por las fotografías asombrosas realizadas in situ y que poca gente sabe concretamente dónde fueron tomadas.
Postales de Donchuan
Me gustaría mostraros algunas que tuve la suerte de hacer yo con una cámara normalita (incluso con el móvil) para qué veáis que no exagero cuando digo que las Tierras Rojas de Dongchuan están entre los mejores paisajes que he conocido en mis viajes:
Pasarela al paraíso
Dada la creciente fama de las Tierras Rojas de Dongchuan están empezando a mejorar las infraestructuras en la zona. Se va a convertir en un lugar para hacer safaris fotográficos que no buscan animales sino escenarios que inmortalizar, así que han ido instalando pasarelas de madera para no quedarse únicamente con los miradores y mejorar la experiencia del visitante.
Un cuadro impresionista
Hay escenarios que un cuadro impresionista. Un puzzle que parecla los colores en una solitaria y apartada aldea rodeada de bancales, nubes y montañas. Un auténtico paraíso para los fotografos y amantes de los paisajes.
La despensa de Yunnan
La tierra de montañas, valles y llanuras está completamente ondulada por los campos de tierras ferruginosas en las que se cultiva la patata y muchos tipos de verduras y hortalizas. Dongchuan es el granero de Yunnan y de buena parte de China.
Senderos de Dongchuan
Además de las rutas en coche la de las Tierras Rojas de Dongchuan se ha destapado como un destino para hacer trekking. Sus caminos, algunos asfaltados pero en su mayoría embarrados, llevan a aldeas y miradores espontáneos donde disfrutar de los paisajes cultivados. Raro es cuando no se vuelve a la habitación de la guesthouse (hay pocos hoteles) sin los pantalones teñidos de rojo.
La sonrisa del campesino
Este campesino octogenario transporta unas maderas para cortarlas y poder alimentar la hoguera de su casa. Tras él, aunque no se ven en la imagen, van unas veinte cabras. Lo hace todos y cada uno de los días de su vida. Es campesino y pastor desde que tiene uso de razón. No se imagina la vida de otra forma. Y sonríe cuando ve la cámara de fotos, pero no le importa en absoluto que se le retrate (algo común en esta zona donde no rehuyen las cámaras).
Pies diminutos como signo de distinción
En las aldeas sin nombre de Dongchuan todavía quedan ancianas a las que de niñas les vendaban los pies para tenerlos pequeños y así cumplir una tradición que ya no se sigue en China. Pero que durante mucho tiempo se vio como un signo de distinción en las mujeres del país.
La entrañable abuela
Una de las abuelitas con pies pequeños de una aldea de Dongchuan se pone coqueta para recibirnos en casa. No podéis imaginaros su preocupación cuando se dio cuenta que había perdido un pendiente. Comentaba todo el tiempo que si hubiera sabido de nuestra presencia antes se hubiese vestido mejor para la ocasión.
Conversación, té y estufa
Los locales son especialmente hospitalarios con los foráneos que se acercan a visitar las Tierras Rojas de Dongchuan. Son pocos los que lo hacen todavía y quizás eso provoca que no tengan la sensación de que no vienen turistas sino visitantes o gentes de paso a las que honran con una buena conversación, una estufa para secarse de la lluvia y un té calentito.
Donde el color es lo que importa
La ruta por las Tierras Rojas de Dongchuan la dicta la intuición y las ganas de detenerse en cualquier mínimo apartado en la carretera para disfrutar de las tierras de cultivo a todo color. No tuvimos suerte con la luz, ya que estuvo nublado casi todo el tiempo, pero parábamos con el coche cada cinco minutos. ¡Avanzar es complicadísimo!
Al sur de las nubes
Yunnan significa «país al sur de las nubes», nombre que le dio un emperador chino cuando para él las nubes y el mal tiempo estaban siempre sobra la provincia de Sichuan, al norte de ésta y cuya capital es Chengdú (la casa de los osos panda). Tras las montañas nubladas de la foto se encuentra, en efecto, Sichuan. Dongchuan es prácticamente fronteriza con esta provincia.
Manos calientes
Este anciano calienta sus manos en el fuego. Fuera hace frío. Y la humedad también es excesiva. Nos permite entrar en su casa, dejando abiertas todas sus puertas y continúa haciendo su vida. Además de fotografiar paisajes Dongchuan es una región perfecta para inmortalizar escenas de la vida rural cargadas de sencillez y autenticidad.
¿Cuándo viajar a las Tierras Rojas de Donchuan? Mejor época para la fotografía
Si bien en realidad todas las estaciones del año son especiales para visitar y fotografiar Dongchuan, los meses más recomendables para recorrer y contemplar las tierras rojas en su máxima magnitud son los meses de mayo y junio, así como de septiembre a diciembre. En los meses invernales es posible, además, disfrutar de estos escenarios con el matiz de la nieve, pero puede ser complicado transitar por los distintos puntos y que el estado de las carreteras y senderos no sea precisamente el mejor. Pero he visto reportajes realizados en esta época y las fotografías son increíbles.
¿Cómo llegar a Dongchuan? ¿Qué tal es la infraestructura hotelera?
Lo primero, antes de llegar a Dongchuan hay que hacerlo a China. En mi caso para este viaje por Sichuan y Yunnan fui desde Madrid hasta Chengdú haciendo escala en Ámsterdam con la compañía holandesa KLM. El billete de ida y vuelta me costó apenas 600€, incluyendo el vuelo local de Chengdú a Kunming, que es la verdadera puerta de entrada a la provincia de Yunnan. El vuelo intercontinental lo hice con un moderno y confortable Boeing 787 Dreamliner, en la Champions League de los aviones de larga distancia.
Una vez en Kunming fuimos a las Tierras Rojas de Dongchuan en un vehículo de Yunnan Viajes (www.yunnanviajes.com), única agencia española especializada en este destino. Tardamos casi tres horas. De lo contrario hay que llegar en bus a una aldea de la zona y tardar casi el doble. Aunque el problema no es llegar a la región, que además es enorme, sino moverse por ella.
Quien espere hoteles de cinco estrellas en las Tierras Rojas de Dongchuan, casi mejor que sueñe con la confortabilidad de los alojamientos de Kunming y otras ciudades de Yunnan como Lijiang, Shangri-La, Jianshui y otros. Porque a día de hoy (aunque en China hablar de hoy es decir minutos y segundos) lo que se estilan son los hoteles locales o, más bien, casas de huéspedes de una o dos estrellas. Pero es alojamiento al fin y al cabo. Se puede dormir bien y caliente (benditos los calentadores de cama que ponen en los hospedajes), y comer en sitios locales eligiendo de una nevera acristalada (aunque si vas con alguien que hable chino, mejor aún). En un lugar tan desconocido y rural, mejor que siga siendo así. ¡El mero hecho de estar allí es dar un salto en el tiempo!
Éste es sólo uno de los muchos paraísos que aguardan en Yunnan
La provincia de Yunnan, con la mitad de las etnias minoritarias presentes en China, es una de las zonas más sorprendentes del gran país asiático. Con una superficie algo mayor a la de países como Alemania o Japón, lleva al visitante a un conglomerado de paisajes únicos, de elevadas montañas o arrozales superlativos. Que posee rincones Patrimonio de la Humanidad UNESCO, ciudades milenarias que formaron parte durante mucho tiempo de la ruta del té y los caballos con el Tibet y la sensación de hallarse en la provincia más variopinta del territorio chino.
Si os interesa esta zona os recomiendo leer: Guía de un viaje a Yunnan, el secreto mejor guardado de China, con un montón de información sobre una provincia que merece la pena descubrir.
El de las tierras rojas de Dongchuan es uno sólo de los muchos rincones recónditos y poco trillados que nos esperan en un país fascinante.
Espero volver pronto para seguir descubriendo lugares tan asombrosos como éste.
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
3 Respuestas a “Por las tierras rojas de Dongchuan, la paleta perdida de Dios”
Es la mejor información que he encontrado. Sería fabuloso encontrar pequeños mapas para quienes viajan en motocicleta o auto.
[…] ejemplos muy diversos pueden ser los arrozales de Yuanyang, las tierras rojas de Dongchuan y el encuentro con el Tibet más allá de Shangri-La. No tienen nada que ver, pero no es tanta la […]
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