Hay lugares que sólo evocarlos permiten esbozar casi sin querer una sonrisa ingenua, normalmente acompañada de una mirada soñadora. Hasta hace poco una de mis obsesiones se llamaba Bagan, tierra de templos en la antigua Birmania (oficialmente Myanmar desde hace unos cuantos años). En una llanura inmensa de selva árida donde no mucho tiempo atrás moraban tigres y elefantes surgen algo más de dos mil construcciones religiosas que forman parte de un reino en parte olvidado. Lo que Angkor es a Camboya, Bagan es a Myanmar. Toda una delicia de la arqueología que estos días me ha permitido volver a ser niño y a seguir soñando con ser por unas horas un tal Indiana Jones.

Me ilusiona compartir esta postal viajera recién salida de Myanmar. Se trata de una de las muchas estampas que he traído de Bagan y que he
empezado a revisar en un marco excepcional llamado Lago Inle. Un instante de un viaje a uno de esos destinos que están empezando a reinventarse
a sí mismos pero que aún gozan de la autenticidad y pureza que los hace únicos y muy especiales. 

BAGAN, TODO UN OBJETIVO EN BIRMANIA

Visitar Bagan es todo un imperativo cuando se trata de preparar un viaje a Myanmar. Para el nuestro por supuesto que lo ha sido. Y no os
imagináis la emoción que sentimos cuando apenas con las primeras luces del alba empezamos a vislumbrar un buen número de siluetas puntiagudas
emergiendo por encima de los árboles. Por mucho que hubiésemos leído de los templos de Bagan no habíamos sido conscientes hasta ese momento de
lo que de verdad tenía este sitio. Porque no era uno, ni diez ni cien. Ni tan siquiera mil. La visión de conjunto que uno advierte subido a una
estupa (o mucho mejor, a un globo aerostático) es difícil de comparar con muy pocos lugares en el mundo.

Hemos disfrutado de esta zona tres días completos tras haber pasado antes por Bangkok, Yangón y Bago. Y, sin duda, se ha tratado (hablo en
pasado porque recién acabamos de llegar al Lago Inle) de uno de esos momentos viajeros que no podremos olvidar nunca. Pero la aventura continúa
y son muchas las cosas que os tengo que contar en cuanto regrese. Estoy tomando nota de las particularidades de Myanmar, un destino asiático
inusual si lo comparamos con Tailandia, Camboya o Vietnam, para despues explicar al detalle en este blog y poder echar un cable a quienes tengan
pensado venirse por aquí.

UNA POSTAL… DE MUCHAS YA ENVIADAS

Como os dije cuando marchaba para acá, iba a mandar postales físicas (utilizando la app Mi Post@al de Correos) a los primeros que me las
pidieran. Pues tengo que decir que la mayoría de las mismas ya han salido para los buzones de quienes las querían. E incluso a alguno les ha
llegado ya su postal de Bangkok, donde pasamos las primeras jornadas de nuestro viaje asiático (Eso sí, hay quien falta por mandarme la
dirección donde desea que se la envíe).

Myanmar nos está regalando momentos únicos. Y ojo, no todo es perfecto. Como cualquier viaje las cosas vienen cargadas de imprevistos y momentos
de los que aprender (el alojamiento es la gran cruz de este país). Lo que tengo cada vez más claro que hay algo más bello incluso que Bagan en
Myanmar. Y esa es la gente. Ahí es el verdadero secreto de quien un día se llamó Birmania y está quitándose lastre de encima para convertirse en
uno de los destinos asiáticos más apetecibles.
En realidad no hay mejor postal que una sonrisa…
¡Seguiremos informando! Saludos desde el gran Lago Inle.
Sele
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