Santo Tomé y Príncipe, viaje al último paraíso - El rincón de Sele

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Santo Tomé y Príncipe, viaje al último paraíso

Cada vez resulta más difícil encontrar rincones en nuestro planeta que hagan sentir a sus visitantes que son pioneros en un territorio casi inalterable, que hayan sabido mantener su espíritu así como sus emblemas naturales y humanos y, lo más importante, que deparen una sorpresa mayúscula nada más llegar. Desconocía qué me iba a encontrar cuando pisé por primera vez el suelo de Santo Tomé y Príncipe, un país isleño anclado en el Golfo de Guinea, sin apenas haber leído nada sobre él salvo algunos fragmentos dispersos sobre su posición como antigua colonia portuguesa en África, el valor de sus plantaciones de cacao y sus peculiaridades medioambientales con la supervivencia de buena parte de su selva primigenia y la presencia de múltiples especies endémicas tanto en su flora como en su fauna.

Sele en la isla de Príncipe (Viaje a Santo Tomé y Príncipe)

En realidad no sabía nada de Santo Tomé y Príncipe. Y quizás eso me llevó a recuperar sensaciones perdidas. Porque no todos los días se puede decir que uno está convencido de haber hallado su lugar en el mundo, de haber podido vivir un formidable viaje al último paraíso

Santo Tomé y Príncipe a vuelapluma

Hoy permitidme que más que consejos prácticos y recomendar lugares concretos que ver en Santo Tomé y Príncipe (que, por supuesto, lo haré en estos días), me pierda en sensaciones, en esas imágenes que tengo clavadas en la retina y puedo contemplar con nitidez cerrando los ojos. Decir, a vuelapluma, lo que me pasa por la cabeza tras un torbellino de experiencias en un pedacito del Edén en el oeste de África, es lo que más me apetece ahora mismo.

Roça Paciencia en la isla de Príncipe (Viaje a Santo Tomé y Príncipe)

No puedo evitar que se me escape una sonrisa nada tímida mientras rememoro dándole al teclado unos días inmejorables en el que probablemente esté considerado uno de los países más desconocidos del mundo. No es para menos. La literatura de viaje ha pasado siempre de largo estas islas. Me bastaba con ver y la cara de mis amigos y familiares cuando les decía que me marchaba a Santo Tomé y Príncipe. Era todo un poema. Incluso en gente que había tenido la suerte de viajar mucho a lo largo de su vida y no podía tan siquiera situar el país en el mapa.

Mapa de situación de Santo Tomé y Príncipe

InformaciónYa está disponible en este cuaderno de bitácora la guía actualizada de lugares increíbles que ver en Santo Tomé y Príncipe. Una recopilación minuciosa de todos los rincones que visitamos en este país así como unos cuantos que nos quedaron en el tintero y que dan para un segundo viaje. Igualmente una lista de 30 preguntas y respuestas repleta de consejos prácticos para viajar a Santo Tomé y Príncipe con la información necesaria para conocer mejor el destino y marcarse un viaje tanto por libre como organizado.

Cuando en Pangea me propusieron participar en una prospección para descubrir este destino llamado Santo Tomé y Príncipe, estudiar opciones de turismo sostenible y poder armar alguna ruta por las islas no pude alegrarme más por este reto. Una vez he regresado del pequeño país africano (Sólo Seychelles cuenta con una superficie inferior), de ir contando batallitas e instantes en las redes sociales (con más feedbacks que en ningún viaje) y de revisar una pila de gigas en fotografías, puedo decir que he tenido pocas experiencias tan gratificantes como Santo Tomé y Príncipe. Que no existe apenas mácula en un destino privilegiado que, además, desea cambiar lo mínimo su forma de ser. Porque dando pasitos muy cortos puede considerarse a estas islas un ejemplo de sostenibilidad y ecoturismo. Y de que es posible no perder sus virtudes y valores para continuar siendo ese paraíso con el que muchos soñamos.

Playa en Isla de Rolas (Santo Tomé y Príncipe)

¿Que me ha sorprendido de Santo Tomé y Príncipe?

Cuando se conoce poco de un lugar concreto y se aparcan las expectativas para un mejor momento, el viaje pasa a ser un folio en blanco con todo por escribir. La ausencia de prejuicios o idea preconcebida alguna me ha ayudado sobremanera a descubrir Santo Tomé y Príncipe. A diferencia de otras veces que postulo planes y la literatura se ocupa de construir buena parte de la estructura que soporta un viaje, he tenido la suerte de dejar que fuera el destino el que me sorprendiera, el que dictara qué debía hacer o saber en cada instante. Creo que todos los miembros de esta aventura en el reino del cacao hemos sentido algo parecido. Con las vendas de los ojos quitadas fuimos añadiendo adjetivos a lo que se iba desplegando a nuestro alrededor.

San Antonio en la isla de Príncipe (Viaje a Santo Tomé y Príncipe)

Un destino seguro y que recibe al visitante con una sonrisa

De Santo Tomé y Príncipe podría destacar muchas cosas. Quizás lo primero que desee poner en valor es lo seguro y a gusto que me he sentido en todo momento. Lamentablemente en muchos países africanos es cada vez más complicado ir caminando tranquilamente con las cámaras fotográficas, los móviles y la tranquilidad de que no va a suceder nada que enturbie la experiencia. Todo lo contrario a estas islas donde los índices de delincuencia son bastante inferiores incluso a los de visitadísimos destinos europeos. Aquí si vas por una ciudad o pueblo nadie te importuna o te pide absolutamente nada. Los niños salen de todas partes con el único objetivo de que juegues con ellos, incluso de verse reflejados en la pantalla de tu cámara fotográfica. Y los adultos de que les cuentes de dónde vienes y de hacerte sentir bienvenido en una tierra a la que los noticieros del planeta pueden pasarse años sin tan siquiera mencionarla.

Mujer de Santo Tomé y Príncipe

Santo Tomé y Príncipe es alegría pura, un miedos fuera, la ingenuidad de sentirse en el centro del mundo (se mece en aguas atlánticas entre el meridiano cero y la línea del Ecuador) y no haber recibido más influencias extranjeras que las de su pasado como colonia portuguesa hasta 1975 y el desembarco durante siglos de esclavos venidos de Angola, Gabón, Cabo Verde y otros rincones del oeste africano. El presente y el futuro lo viven con una sonrisa que no falta cuando los niños se bañan en el río o los pescadores vuelven con sus canoas llenas de pescado tras una travesía repleta de olas.

Niño en Praia Pesqueira (Santo Tomé y Príncipe)

En efecto la gente constituye la mejor llave con la que abrir de par en par un viaje a las islas de Santo Tomé y Príncipe. Ellos son, en corta y larga distancia, los mejores embajadores que logran hacerte sentir seguro y, además, parte de su mundo. Además les encanta que les tomes fotografías. Pocos sitios me he encontrado con gente tan predispuesta a ser retratada. Y cuando te encuentras en un sitio que es fotogenia pura, pues es inevitable disfrutar del mero hecho de tomar fotos con semejante actitud positiva.

Sele en Santo Tomé y Príncipe

Paisajes al más puro estilo Parque Jurásico

Múltiples erupciones volcánicas fueron las causantes de crear este universo isleño situado frente a las costas de Gabón (en el caso de Santo Tome) y Guinea Ecuatorial (en el caso de Príncipe). El basalto es elemento primordial en las islas, aunque su situación geográfica hizo que fuese el verde selva el que se apropiara por completo del territorio. Su distancia de más de 200 km frente a las costas de la África continental favorecieron su aislamiento, de ahí que posea más de una veintena de especies animales endémicas (y muchas más en su flora). De hecho no se tiene constancia de la llegada de los humanos hasta su descubrimiento por parte de navegantes portugueses en el último tercio del siglo XV.

Paisajes de la isla de Príncipe (Viaje a Santo Tomé y Príncipe)

Tanto Santo Tomé como Príncipe guardan una importante proporción de bosque ecuatorial primario, buena parte del mismo protegido dentro de los límites del Parque Natural Ôbo, que se reparte en ambas islas. De ahí que uno puede describir fácilmente a los paisajes de las islas como jurásicos. Las montañas flanqueadas elegantemente por la niebla (algunas de más de 2000 metros), las chimeneas volcánicas (Cão Grande y Cão Pequeño, así como las que sobresalen en el sur de la isla de Príncipe) y un tapiz extremadamente frondoso le lleva el viajero rápidamente a tararear la canción de John Williams y creerse en Isla Nublar, aunque sin feroces tiranosaurios. De hecho confieso de que los miembros de este viaje lo hicimos. Y no en pocas ocasiones.

Vistas del Cao Grande en Santo Tomé y Príncipe

En un reducido espacio es posible disfrutar de un collage de paisajes que dejan con la boca abierta. Las vistas, por ejemplo, desde Oké Daniel en Príncipe, son de las que cuestan lágrimas de emoción (sin duda, uno de los mejores miradores de la isla de Príncipe). Cuando me refiero hasta la saciedad de que Santo Tomé y Príncipe esconden el último paraíso, os aseguro que lo digo con conocimiento de causa. ¡Si hasta Santo Tomé tiene su propia Calzada del gigante que nada tiene que envidiar a la norirlandesa!

Boca del infierno en la isla de Santo Tomé (Viaje a Santo Tomé y Príncipe)

Playas de postal, sin trampa ni cartón

Santo Tomé y Príncipe guardan para sí playas de las que cuesta imaginar que sigan existiendo todavía. Muchas veces hablamos de destinos con «playas de postal» con arena blanca y palmeras, pero detrás a muy pocos metros hay hoteles, edificios, chiringuitos… Nada tiene que ver con lo que se ve en las islas de Santo Tomé y Príncipe (incluso en la isla de Rolas), donde estas playas de aguas turquesas y palmeras sólo tienen detrás árboles y montañas. Nada más. Además el crecimiento sostenible de las islas provoca que no se estén levantando edificios impersonales sino pequeños ecolodges que no alteran un ápice el paisaje. Y eso es digno de alabanza.

Sundy Praia (Isla de Príncipe)

Praia Banana, Praia Macaco, Praia Grande o Praia Boi son ejemplos en Príncipe de playas accesibles tras una caminata por el bosque o una aproximación en barco. En Santo Tomé me quedé entusiasmado con Praia Jalé, donde desova el mayor número de tortugas del país, así como con Praia Micondó entre São João dos Angolares y Ribeira Alfonso. Por supuesto las calas estilo «Piratas del Caribe» que atesora la isla de Rolas son de las que dejan con la boca abierta. Con muchas ganas me quedé de disfrutar de las playas del oeste de la isla grande (Santo Tomé), donde no existe comunicación (ni se la espera) por carretera. Buena parte de las mismas son solamente accesibles con una embarcación.

Imagen aérea del norte de Príncipe

Al norte de Santo Tomé, además, se da la particularidad de que los baobabs crecen junto a la playa, algo que pudimos comprobar en los aledaños de Lagoa Azul, muy cerca de Morro Peixe (entrañable aldea de pescadores).

Faro y baobab en Lagoa Azul (Isla de Santo Tomé en Santo Tomé y Príncipe)

Un destino ideal para tortugas, ballenas… y ornitólogos

La existencia de semejante número de playas salvajes donde la presencia del ser humano resulta una mera anécdota (no vimos una sola con más de cinco o seis bañistas a la vez) es directamente proporcional a la llegada de tortugas marinas a las costas del país con el objeto de desovar. De hecho entre los meses de noviembre y marzo acuden a poner sus huevos cuatro especies diferentes de tortugas como son la verde, la olivácea, la carey y la laúd (la más grande que existe y que los isleños denominan tartaruga ambulancia). A partir de enero/febrero ya empiezan a eclosionar los huevos de los distintos nidos. Dada la tradición de «cazar tortugas» (cada vez menor, eso sí) se realizan diversas patrullas con el objeto de salvaguardar el momento del desove así como de facilitar la llegada al mar de las crías de tortuga cuando rompen el cascarón. Es posible unirse a una de estas patrullas, así como de probar suerte en solitario (aunque siempre manteniendo la distancia y utilizando únicamente luces rojas que no perturban a estos animales). En nuestro caso tuvimos fortuna de ver el momento en el que las crías corrían hacia el mar. Es realmente emocionante observar cómo se dirigen hacia su propia libertad, aún a sabiendas de los peligros que correrán (y que se considera que con suerte sobreviva una de un centenar).

Crías de tortuga marina dirigiéndose al oceáno nada más romper el cascarón (Praia Grande, Príncipe)

Entre julio y octubre las protagonistas ganan en envergadura a las tortugas. Y es que Santo Tomé y Príncipe es un destino donde es posible ver a las ballenas y delfines a una cercanía insólita de la costa. Los lugareños nos hablaron incluso de miradores o playas desde las cuales es posible observar el salto de los cetáceos que atraviesan esta parte del Atlántico. Son usuales, por tanto, las actividades en barco en busca de baleias e golfinhos (ballenas y delfines en portugués) en Santo Tomé, Príncipe e incluso Rolas. Las probabilidades de éxito, sobre todo en los meses de verano, son bastante elevadas.

Canoa en la isla de Santo Tomé

Pero la peculiaridad y riqueza de estas islas pasa por la gran cantidad y variedad de aves que entre el mar y la montaña se dejan ver. Este país es perfecto para «pajareros» que buscan fotografiar especies únicas (sólo presentes en estas islas). Una de las más fotogénicas es el Martín Pescador de Príncipe, aunque también los fotogénicos loros grises sobrevuelan los cielos de las islas. Pero es sólo la punta del iceberg. Se calculan decenas de tipos de pájaros en este archipiélago donde Darwin hubiese disfrutado de lo lindo. Como en Galápagos hubiera podido establecer aquí su teoría de la evolución de las especies. Santo Tomé y Príncipe es igualmente un paréntesis en el océano donde la adaptación ha sido la clave para la supervivencia.

Martín Pescador en Santo Tome y Príncipe

Roças, flores… y mucho cacao

En la que fuera una colonia portuguesa hasta 1975 son típicas las plantaciones (llamadas roças) de aquella época. Y aunque muchas de estas viejas haciendas quedaron abandonadas o fueron convertidas en viviendas para los locales, otras se han mantenido para seguir cultivando cacao y otros productos. El chocolate está muy unido a la idiosincrasia de las islas. Y es que durante finales del siglo XIX y principios del XX Santo Tomé y Príncipe fue exportador número 1º de cacao en todo el mundo. Las condiciones para su cultivo son idóneas, así como con el café, de ahí que este enclave luso en África permaneció amarrado a manos portuguesas durante tanto tiempo.

Árbol de cacao en una plantación de Santo Tomé y Príncipe

En Príncipe Roça Paciencia es un ejemplo de plantación (que se puede visitar) con hierbas medicinales y aromáticas. En Santo Tomé Monte Café (más enfocado por altura al café que al cacao) es un buen ejemplo de «ciudad» dentro de la isla donde además continúa involucrada una comunidad muy numerosa que vive en las instalaciones. Más cerca del sur, en São João dos Angolares la reconversión de la Roça São João en pousada y restaurante donde sirven auténtica cocina de autor con vistas al mar, así como un espacio de arte moderno, nos dejó entrever que el crecimiento de las islas va por muy buen camino.

Roça Sao Joao en la isla de Santo Tomé

Hoteles y ecolodges de ensueño

La presencia de alojamiento en Santo Tomé y Príncipe, sin ser elevada (aunque cada vez mayor), ofrece múltiples posibilidades al viajero. Desde humildes residenciales a lodges que ofrecen puro lujo africano (Como Sundy Praia o Bom Bom en isla Príncipe) u hoteles ideales para parejas o familias (mi favorito el Omali Lodge próximo al aeropuerto de Santo Tomé). Algunos en edificios estilo colonial (Roça Sundy o Roça Belomonte en Príncipe y la ya mencionada Roça São João en Santo Tomé) y otros en edificios más modernos con estándares internacionales como los edificios de Pestana (En Santo Tomé).

Habitación de lujo en el resort Sundy Praia de Príncipe

El único alojamiento de isla Rolas es un Pestana con amplias y confortables estructuras de madera. Ideal para pasar, al menos, una noche.

Al sur de la isla de Santo Tomé hay espacio para establecimientos de turismo ecológico como Jalé Ecolodge (sólo tres habitaciones en una playa donde desovan las tortugas) o, también cerca, Praia Inhame Eco Lodge. 

Me sorprendió encontrar unos estándares superiores a muchos países africanos y ver que hay un buen número de alojamientos preparados para familias. Y con opciones para todos los presupuestos.

Tumbonas en Bom Bom (Príncipe)

El sábado 24 de marzo de 2018 me entrevistaron en Paralelo 20 de Radio Marca para hablar sobre este destino. Si quieres escuchar mi intervención con Santo Tomé y Príncipe como protagonista, puedes descargarte el audio aquí.

Queda tanto por ver…

Me marché de Santo Tomé y Príncipe con la sensación de que el diminuto tamaño de las islas no corresponde, ni mucho menos, a la gran cantidad de atractivos de los que disponen. Muchos ni tan siquiera aparecen en las guías y, por tanto, quedará una segunda o una tercera vez para seguir descubriendo esta maravilla. Penetrar más profundamente en el Ôbo tanto en Santo Tomé como en Príncipe, ir en época de ballenas, hacer el «desconocido» oeste de la isla grande o desembarcar en las Tinhosas (con miles de aves marinas anidando en las rocas) serían algunos de los motivos para regresar..

Cascada de San Nicolau en Santo Tomé (Santo Tomé y Príncipe)

Siento que no le dije adiós a las islas sino hasta luego. Y los miembros de la Expedición Pangea (Daniel, Roberto, Alfonso y Fernando, 100% waksanitos) a quienes les dedico este escrito, os aseguro que piensan lo mismo que yo. Ahora vamos a darle vueltas y más vueltas al destino. Porque esta aventura al último paraíso no ha hecho más que comenzar.

¿TE VIENES CONMIGO A SANTO TOMÉ Y PRÍNCPE?

 

Un año más tarde pude regresar en dos ocasiones a las islas junto a once lectores de El rincón de Sele (leer resumen con los mejores momentos). Se agotaron las plazas enseguida para ambos, pero ya tenemos otro para la primera julio de 2020 (aún no está abierto el período de reservas). Seremos sólo 12 personas. ¿Te apuntas?. Mándame tu correo y te escribiré en cuanto esté todo cerrado.

 

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Equipo de la Expedición Pangea a Santo Tomé y Príncipe

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