Una de las razones por la que nos animamos a emprender una aventura en Alaska a bordo de una autocaravana era tener la posibilidad de ver y fotografiar osos salvajes en libertad. En pocos lugares del mundo hay una densidad semejante de osos pardos y a principios de verano, cuando los salmones están preparando su última remontada al río en el que nacieron con el objeto de desovar, los osos bajan de las montañas para alimentarse lo suficiente y así soportar un largo invierno de hibernación. En Lake Clark National Park, al norte de Katmai, estos grandes grizzlies de costa, bajan desde principios de junio a la playa para desenterrar moluscos y así hacer más llevadera la espera de los primeros salmones de la temporada. Y allí fue precisamente donde aterrizamos con una pequeña avioneta, en una lengua de arena con marea baja, para poder salir al encuentro de un buen número de osos y vivir nuestra mejor experiencia en Alaska.

Durante varias horas pudimos acercarnos a una decena osos aproximadamente para poderlos filmar a una distancia tan mínima como inusual. Algunos con sus crías, otros enormes machos solitarios. Pero todos ellos con un mismo fin, la supervivencia. Al respecto nos gustaría mostraros un vídeo resumen de lo sucedido aquel día. Os aseguro que os va a encantar… 

Con los grandes osos de Lake Clark

Todo comenzó en el pequeño aeródromo de Homer, a orillas de la bahía de Kachemak. Allí despegaríamos con la avioneta pilotada por Martin de Scenic Bear Viewing para sobrevolar Lake Clark y divisar a vista de pájaro una de las áreas más salvajes y deshabitadas de Alaska. Nos sorprendería un universo de grandes montañas y volcanes, profundísimos bosques, inmensos glaciares así como playas kilométricas que daban a la Ensenada de Cook. Una de ellas, junto a Salmon Creek, se convertiría en nuestra base de la expedición. Y es que pocos minutos tardaríamos en toparnos con la primera familia de osos. Esto ya lo relaté hace algún tiempo en el artículo «Al encuentro de los osos en Alaska», pero en este caso creo que no hay nada mejor que las imágenes (un gran trabajo de edición del amigo Chavetas, a quien tengo que darle las gracias) para poder meteros en nuestra piel y ver lo que vimos nosotros. ¿Os apetece? No me extiendo más. ¡Dentro vídeo!

¿Qué os ha parecido? ¿Repetiríais esta experiencia? A mediados del mes de junio, que fue cuando tuvo lugar esta expedición, los salmones aún no habían comenzado su remontada fluvial. Es a partir de julio (mediados hasta septiembre) cuando éstos se sitúan estratégicamente en ríos y cascadas para comer todo lo que les llegue a la boca (literal). Entonces el mejor sitio para encontrarlos y fotografiarlos es Brook Falls, un área de cataratas del Katmai National Park, y al que se llega también en avioneta.

Alaska, colección de maravillas naturales

Sin duda el listón se puso muy alto con esta experiencia nada más llegar a Alaska. Pero aún quedaban varios miles de millas e innumerables lugares y momentos que vivir en este apasionante roadtrip en autocaravana. Como, por ejemplo, asomarnos a frentes glaciares en los fiordos de Kenai (desde Seward) y en Prince William Sound (desde Valdez), contemplar el vuelo de las águilas calvas, descontar millas en las autopistas Glenn o Richardson, visitar la ciudad fantasma de McCarthy y las viejas minas de Kennicott, fotografiar la cima despejada del Monte Denali (la montaña más alta de Norteamérica), conocer mejor la historia de Chris McCandless en el que fue su punto de partida en Healy, disfrutar de las termas de Chena River y, por supuesto, saber que cada noche dormiríamos en medio de la nada en nuestra caravana con tamaño de autobús de colegio.

No volveríamos a ver más osos, salvo si descontamos una madre con dos crías en Denali que estaban, al menos, a un kilómetro de nosotros. Pero habíamos tenido ración suficiente en Lake Clark, ¿no os parece?

Sele

+ En Twitter @elrincondesele

+ Canal Facebook

+ Canal Instagram @elrincondesele