
9 abril 2012
Bailando con las ballenas en el Estrecho de Magallanes
Cuando se escucha por primera vez el soplo de una ballena puede parecer un sonido tosco y rugoso fuera del mar, o quizás, la más hermosa y genuina de las melodías que uno puede alcanzar a apreciar en su vida. Y si son tres, cuatro o incluso seis soplos los que se producen en un mismo instante, rompiendo la quietud de un agua mecida por islas tan vírgenes como inhóspitas, nace una canción irrepetible, tan llena de fuerza que jamás…