Barcelona 2010: La familia viajera sigue creciendo

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Barcelona 2010: La familia viajera sigue creciendo

 

Primero Madrid, luego Cambridge…y por último Barcelona. Las sedes de los distintos Encuentros que en el último año se están organizando para que los viajeros del Foro Lonely Planet nos reunamos se han ido moviendo hasta ir a parar este último fin de semana a la Ciudad Condal. Este ha sido un motivo como cualquier otro para saludar a quienes han pasado de ser nicks a amigos con nombres y apellidos, de conocer otros muchos compañeros de mochila inquieta y, sobre todo, de pasarnos las horas hablando de viajes, desplegando los mapas y recorriendo el mundo una y otra vez. Reir, soñar, disfrutar, compartir y…viajar juntos. En eso precisamente consisten estos «Encuentros» que llegaron en octubre de 2009 para quedarse y ver cómo aumenta «la familia» poco a poco. He tenido la suerte de asistir con Rebeca a las tres citas que se han organizado hasta ahora, y si de algo estoy seguro es que cuando haya una cuarta, allí estaré sin falta. Barcelona, al igual que las anteriores, ha sido un verdadero éxito de convocatoria, de ilusiones, de diversiones y de un aprendizaje de conocimientos ajenos que sirven de impulso para continuar soñando.

Este fin de semana además ha tenido otras connotaciones muy especiales, ya que han sido varios los lectores de esta web que se han acercado a donde estábamos para que pudiésemos conocernos e intercambiar palabras e impresiones. Me ha encantado poner cara a la gente y sentir esa cercanía por parte de todos ellos. Es una forma de trasladar el código binario de ceros y unos al código de las personas de carne y hueso. Al fin y al cabo es lo que somos.

Y por si fuera poco, en el marco de un excepcional Día de Sant Jordi tuve la oportunidad y la suerte de acercarme junto a algunos amigos a compartir cerca de dos horas con el gran viajero Jorge Sánchez que, como much0s sabéis, es una de las personas que más admiro. Ese tiempo que Jorge nos dedicó no se me va a olvidar nunca. Por su generosidad, por su simpatía y por ser uno de los máximos impulsores de que iniciara años atrás lo que él denomina»el camino del viajero». Fue un verdadero orgullo.

En Barcelona más que a un Encuentro terminé asistiendo a una Clase Magistral en el que uno sólo podía aprender de cada palabra.

Viernes 23 de abril de 2010: UN FELIZ SANT JORDI EN COMPAÑÍA DE BUENA GENTE

Corre, corre!! Que nos vamos a Barcelona!! – gritaban los espíritus revoltosos que moran en mi mente y perturban la rutina cuando me marchaba de la oficina para conducir raudo y veloz hasta el Aeropuerto de Madrid Barajas donde había quedado con Rebeca. Llevaba mucho tiempo esperando que llegara el día. He podido estar más de quince veces en Barcelona, pero esta vez era especial. Y es que no son muchas las oportunidades que se tienen de conocer en persona a un ídolo, de compartir mesa y mantel con apasionados de los viajes como tú, y de mirar fijamente a los ojos que alguna se han paseado por narraciones y relatos de numerosas aventuras por el mundo. Si a eso le unimos a que Primavera, Sant Jordi y Barcelona son una combinación perfecta, ¿cómo no iba a estar loco por ir para allá? Un puente aéreo con Vueling nos transportó en apenas una hora de Madrid a la ciudad catalana. El objetivo era estar como tarde a las seis en el puesto de libros que Jorge Sánchez pone cada día 23 de abril en la Rambla de Cataluña para poder compartir con él un buen rato y por fín poder conocernos personalmente. Así que a la carrera (literal como puede confirmar Rebeca, testigo de todo acontecimiento en el fin de semana) abandonamos la nueva Terminal 1 del Aeropuerto del Prat en un autobús (AeroBus A1; Precio 5€) que necesita 30 minutos aproximadamente en cubrir el espacio que hay con el centro neurálgico de Barcelona, Plaza Cataluña.

No hizo falta llegar hasta la última parada, ya que el alojamiento reservado una semana antes en internet (Pension Miami) lo teníamos muy próximo a Plaza Universidad, que no está nada lejos de la de Cataluña. Por 35€/persona/día dispondríamos de la habitación de los pitufos en los que una mochila en el suelo se convertía en un obstáculo difícil de vencer. Eso fue justo lo que hicimos en cuanto llegamos, tirar la mochila y encontrarnos con Floren (Florencio Moreno Anega, de Fmanega por el mundo, con más de cien países a sus espaldas) en el Bar Estudiantil, justo enfrente del edificio de la Universidad. Tanto él y yo habíamos ido hablando en este tiempo con Jorge Sánchez sobre la posibilidad de vernos el día de Sant Jordi aprovechando que íbamos a coincidir en la ciudad. Y a eso íbamos. Así que ya tres (Floren, Rebe y yo) iniciamos la marcha para incorporar a un nuevo miembro a la expedición, Blai, un chico de 17 años con un buen bagaje viajero y que se puede decir que es uno de los mayores seguidores de esta página. Este catalán de Granollers, autor del blog Una Vida en Mil Viatges, ganó por sorteo el premio de un regalo que traje de Camboya (la figura de un elefante) después de participar en el concurso que monté una semana antes para adivinar el destino al que vamos a viajar este verano. Fue para mí un placer entregarle este pequeño detalle junto al stand de Jorge Sánchez. Espero que lo guarde con mucho cariño, el mismo con el que yo se lo llevé en persona.

Haciendo la entrega a Blai del elefantito traído de Camboya

JORGE SÁNCHEZ, AVENTURA E ÍMPETU

Pero antes de ese momento, en el que ya habíamos hablado largo y tendido con Jorge, hubo que recorrer a contracorriente la Rambla de Cataluña para ir a buscar al autor de «La Vuelta al Mundo en mil y un días» que, según sus indicaciones, estaba a la altura del número 105. Algo que fue más difícil de lo que puede parecer porque no cabía un alfiler entre stands de libros y rosas. En Sant Jordi es tradición que los hombres regalen una rosa a las mujeres y que reciban un libro por parte de ellas. Esto es parte de una tradición muy antigua y en Cataluña es una institución que incluso se está empezando a exportar al resto de España. No hay que olvidar que el día 23 es el Día Internacional del Libro en el que se conmemora el fallecimiento de Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Las letras cobran protagonismo y tanto Barcelona como muchas ciudades catalanas se echan a la calle con sus mejores galas. Las Ramblas, Plaza Cataluña y la Rambla de Cataluña eran verdaderos hormigueros donde no se podía un paso. ¿Encontraríamos a Jorge Sánchez entre tanta gente?

Nuestra actividad casi detectivesca dio sus frutos después de repasar con la mirada muchos tenderetes. De repente ahí estaba el gran viajero, el mismo que cuenta en su pasaporte con los sellos de todos y cada uno de los países del mundo reconocidos por la ONU sin olvidar a decenas de territorios que están en el limbo. Sobre su mesa algunos ejemplares de los muchos libros que ha publicado en su vida viajera (16 nada más y nada menos), los cuales se venden en muchas librerías especializadas (entre ellas Altair y De Viaje) y en su página personal (www.jorgesanchez.es). Para mí Jorge Sánchez es un referente por su valentía, por su incuestionable determinación, por buscar con ímpetu sus sueños, por querer hacer de su vida un libro de aventuras y por su sabiduría y cultura aprendida a base de leer y escuchar a los demás. Y desde que lo conocí en Barcelona lo es además por su sencillez, su humildad, su simpatía y su inmensa generosidad. Porque nos recibió verdaderamente con los brazos abiertos, interesándose por nuestras historias y relatánonos con afán las suyas propias con las hormigas carnívoras de Costa de Marfil, la cárcel de Afganistán donde pasó verdaderas penurias, su paso por templos y monasterios o sus nuevos retos en islas inaccesibles que muchos no sabríamos ni ubicar en un mapa.

Con Jorge Sánchez en su stand de la Rambla de Cataluña

Jorge además demostró estar informado de los viajes que he podido realizar últimamente y conocer bastante bien El rincón de Sele, algo que me enorgullece. Al igual que de los avatares por el mundo de Floren con su familia, con quien le une esa pasión por los primeros exploradores españoles que se navegaron sin saber qué se iban a encontrar. De hecho el propio Jorge Sánchez erigió una placa en la Isla de Nendo (Islas Salomón) en honor al Navegante español Álvaro de Mendaña. Al fin y al cabo creo que los Exploradores y Aventureros de siglos pasados son los mismos profesores para ambos. Con Floren me había visto en persona en dos ocasiones más, pero son muchas las veces que nos hemos escrito y, sobre todo, leído. Su blog es sencillamente fantástico. Por ello me alegré inmensamente de tener una fotografía con estos dos grandes viajeros de quienes sólo se puede aprender.

Con menudos dos viajeros… Floren y Jorge Sánchez. Se nos acaba el mapa del mundo…

Y en estas llegaron varios amigos más como Rubén (buen lector) y Jorge, que viven en Hospitalet y a quienes había hecho una rutilla por Madrid de fin de semana (Partido del Real Madrid en el Bernabéu incluído) o como Toni Moreno (www.toniporelmundo.com) con su novia Laura y un colega con el que ha compartido varios viajes. Toni es el chico barcelonés que acertó a la primera que Rebeca y yo íbamos a viajar a Indonesia en julio y que, por tanto, se ganó el premio de una Fotografía de la web que él mismo había escogido (y que le entregaría por la noche en la cena con los amigos del Foro Lonely Planet). Sin comerlo ni beberlo tenía juntos a los dos ganadores del juego de la web que había montado apenas una semana antes. Y mientras Jorge Sánchez nos obsequiaba de algunos de los ejemplares que había guardado para nosotros. Entre todos los que allí éramos perdimos la cuenta de lo que nos regaló. A mí me cayeron dos libros que ya he empezado a devorar: «Mi viaje a los Archipiélagos del Pacífico» (un apasionante recorrido por 30 islas de los Mares del Sur siguiendo la estela de los Navegantes españoles del Siglo XVI) y el recién salido del horno «Un viaje iniciático a Europa» (donde con 18 años salió de la España de Franco y aprendió a viajar, pero sin interrailes y fronteras de plastilina). Ambos me los dedicó con calificativos amables y deseos que espero cumplir más pronto que tarde. Fue todo un honor que este gran viajero y mejor persona tuviese ese gran detalle con las personas que habíamos ido a verle. Sé que no es lo mismo, pero yo le obsequié con una camiseta del Rincón de Sele que me prometió llevarse a sus próximas aventuras en islas perdidas de la mano de Dios. Si algo tengo claro es que la ranita de ojos rojos va a viajar de lo lindo.


La dedicatoria de la izquierda dice: «Para el gran viajero Sele, con el objetivo de inspirarle a realizar una vuelta al mundo«. La dedicatoria de la derecha reza lo siguiente: «Para Sele, el viajero más entusiasta que haya conocido jamás«.

Las dos horas que estuvimos con Jorge Sánchez se nos pasaron veloces como el aleteo de un colibrí. Fue visto y no visto. Pero es tan fácil perderse en hablar de viajes que cuando uno menos se lo espera hay que aterrizar al mundo real de nuevo. Creo que el sentimiento fue común entre los que allí estábamos. Aquel encuentro fue como viajar sin movernos de Barcelona. Todo un placer y un orgullo conocer en persona a quien llevas siguiendo y admirando muchos años.

20:00 HORAS: QUEDA INAUGURADO OFICIALMENTE EL III ENCUENTRO DE VIAJEROS DEL FORO LONELY PLANET

A las ocho de la tarde era la hora estipulada para encontrarnos los miembros del foro Lonely Planet enfrente del Bar Estudiantil, un clásico entre clásicos de la Plaza Universidad de Barcelona. Los que habíamos ido a ver a Jorge Sánchez llegamos un pelín más tarde y ya había gente esperándonos (Blai, Rubén y Jorge se marcharon antes). Sería Eva (la mítica Chipiclin en el foro y organizadora del Encuentro) la que nos recibiera con un fuerte abrazo. Detrás suyo había gente que no conocía en persona pero sí virtualmente como a Héctor Arenos (Los viajes de Héctor y Yolanda), que comenzamos nuestros blogs más o menos a la vez y quienes ya habíamos intercambiado no sólo enlaces sino información y hasta bromas con nuestros equipos de fútbol (él culé y yo madridista). O a Enric (Ginger) con sus comentarios desternillantes en el foro, que acudió con Marta (un cielo!). Y qué decir de Isabel (alias Tsukilina, autora del blog Los Diarios de a bordo), quienes nos leemos a cada post que publicamos (vino con su chico, Xavier). A quienes sí conocíamos Rebeca y yo del primer Encuentro forero en Madrid era a Gema (Gemeso) y a su marido Jordi, recién llegados de Esparraguera, un pueblo de la provincia de Barcelona. Sentado en el Bar estudiantil había, además, una persona que no era miembro del foro, pero sí lector del Rincón de Sele, y que se acercó a compartir la tarde-noche con nosotros, Xavi Jiménez, un buen tipo que también ha viajado mucho y que contactó conmigo días antes en cuanto se enteró que iba a estar en Barcelona. Si sumamos a los Floren, Rebeca, Toni, Laura, el amigo de los dos y a un servidor seríamos en ese momento quince personas. Y serían unos cuantos más los que aparecieran más tarde… y para el sábado ya había perdido la cuenta. Enric (Ginger) había traído para «no despistarnos» con los nombes y caras, unas tarjetas identificativas, que comenzó a repartir a los primeros asistentes del foro ese viernes. Todas ellas muy acertadas y definidoras de personalidades y gustos.

Atravesamos el Barrio del Raval, que es uno de los preferidos de Eva, quien nos explicó algunos detalles del mismo. Este barrio, del que se habla últimamente mucho en los medios por el aumento de la prostitución en la zona, es la más que probable cuna de la Rumba catalana, ya que aquí nació Peret. Y un gran viajero y mejor escritor, Terenci Moix, cuyas cenizas reposan desde hace años en el Eterno Valle de los Reyes de Luxor (Egipto). Creo que para los barceloneses significa lo mismo que para los madrileños el barrio de Lavapiés, donde conviven desde hace mucho tiempo más de un centenerde nacionalidades. En el Raval hay sobre todo una amplísima población pakistaní. Hay quien incluso bromea y lo llama Ravalistán.

Desde ahí entramos a Las Ramblas, que particularmente lo considero uno de los bulevares más hermosos y con más vida de los que tenemos en España (sino el que más!), que se recogía de los últimos coletazos de Sant Jordi en compañía de turistas que llevaban rato soltándose con el alcohol (en sus países de origen sólo lo beben en la intimidad). Poco después de Liceo giramos en la Calle Carme para buscar algún sitio donde poder cenar algo, aunque la dificultad de que hubiera plazas para todos los que éramos era bastante grande. Finalmente apretándonos un poco logramos «instalarnos» para varias horas en el Restaurante Paulatinamente (C/ Carme, 6) donde, a pesar del marrón de ser tantos y no contar con reserva previa, nos atendieron fenomenal. Y eso que la familia creció durante la noche, ya que de los quince que estábamos pasaríamos a ser diecisiete cuando llegó otra lectora de la web (Antonia) con su marido (Ismael), quienes me habían pedido ayuda sobre Japón la semana anterior. Hablando con ella se animó a pasarse donde estuviéramos el viernes y así fue de hecho. Y poco después apareció una pareja a la que le guardo especial cariño, Xosé y Noe, de Gerona, quienes ya vinieron a la «Kedada» de Madrid y quienes lograron un reto que les propuse en la Papúa indonesia y que en las próximas fechas os contaré más detenidamente (Porque merece un post especial).

El menú del restaurante se componía de pequeños platos a precios relativamente bajos y realmente exquisitos. Elaborados y con una presentación muy cuidada hasta el último detalle. Yo comí, además de sushi, un magret de pato que estaba para chuparse los dedos. Entre platillos, bebidas, postres y demás creo que tocamos a unos 16 euros por persona. Y además habíamos solventado el problema del espacio que acarreaba ser un grupo tan numeroso. Pero sobre todo, lo pasamos fenomenal con las andanzas de todos y cada uno de nosotros, con Héctor a mi lado al que vi que le gustaba dar a la sin hueso y con el que creo congenié bastante, con Enric sin parar de gastar bromas, con Evita erigiéndose como camarera por primera vez. Delante tenía a Toni y Laura, que me parecieron unas personas fantásticas y con quienes espero seguir manteniendo el contacto. Isabel, experta en Japón, le contaba a Antonia que junio es época de monzones y que se acostumbrase a la lluvia, mientras yo le animaba diciendo que no es para tanto. Xavi se encontraba como en su casa y trató con todo el mundo. Floren protegía bien los regalos de Jorge Sánchez mientras disfrutaba del humor de Enric. Y Noe y Xosé eran fusilados por Rebeca y por mí con preguntas sobre Indonesia, de donde habían vuelto hacía pocas semanas. Todo era un toma daca de información viajera, una guía sonora de viajes que disfrutamos de la noche «paulatinamente».

Aproveché además para entregar la Fotografía escogida por Toni y por Laura que habían ganado por ser los más rápidos en adivinar que nos íbamos a Indonesia en el mes de julio. Se llevaron una sentida ovación del público asistente. Poco déspués se marcharon, ya que el sábado se marchaban a pasar el fin de semana a un pueblo de Gerona y había que madrugar. No sé porqué me da que nos volveremos a ver más veces.

Pagamos y fuimos saliendo del Restaurante, no sin antes hacernos unas fotos de rigor entre amigos. Si uno se trae la cámara es para algo y no para tenerla guardada.

Aún había ganas de más, por lo que bajamos las Ramblas casi por completo hasta la altura del Museo de Cera para entrar a El Bosc de les Fades (El bosque de las Hadas), un bar al que no le falta la magia. Árboles, gnomos…digno de Alicia en el País de las maravillas. Lamentablemente cerraban justo cuando llegamos por lo que no hubo tiempo para tomarnos nada. Pero sí de disfrutar de este rincón escondido que se me había pasado por alto en mis anteriores incursiones a Barcelona. En esta parte se incorporó como el Guadiana, que aparece y desaparece, Germán, el irónico y socarrón autor del blog El Último Bazar: El Retorno del Iconoclasta. Un viajero como la copa de un pino, gran conocedor del Continente Asiático, que huye de los convencionalismos para dedicarse a su pasión que no pasa precisamente por quedarse tirado en el sofá viendo la televisión.

Donde no fallamos fue en la Plaza Real, también accesible desde las Ramblas, cuyas terrazas al aire libre estaban a tope y donde sí que cayó esa última de todos y cada uno de nosotros antes de marcharnos a nuestros hoteles o casas en el caso de los barceloneses. Hizo una noche fabulosa, pero ni la mitad de buena de la que nos esperaba el sábado.

Al final nos dieron más de las dos, momento en el que cada mochuelo volvió a su olivo…

SÁBADO 24 DE ABRIL: BARCELONA SE ENFUNDÓ LA MOCHILA

Hora de la convocatoria: 11.00 AM; Lugar: Fuente de Canaletas; Asistentes presentados: 23 adultos y 5 niños pequeños. Antes de acudir a semejante jaleo y tomar fuerzas apreciamos que era absolutamente necesario desayunar un buen bocadillo de jamón ibérico con tomate untado en el pan (el clásico Pa amb Tomaca). Preparados, listos…ya!

¡Madre mía, qué de gente había! Era difícil echar cuentas y a más de uno no le conocía de nada. Pero para eso son estas reuniones, para conocer gente nueva. Con el gran Héctor, por ejemplo, venía su mujer Yolanda y sus pequeños Izan y Joel (que no tenía aún un mes de vida), protagonistas indiscutibles de su blog y quienes no habían estado el viernes noche. Otra novedad era José Naranja, un chico altísimo que vestía de naranja (evidentemente) y que se trajo al pequeño Flexi, un muñeco-oso, que junto a él se ha dado la vuelta al mundo durante prácticamente un año. Con él acudió Anita (Chickcrazy), espíritu emergido del Ganges, buena amiga viajera y asistente tanto en el primer Encuentro de Madrid como a la Exposición/Charla que ofrecí en Olías del Rey el pasado febrero. Y volviendo a los papás y las mamás, Robert y Ana, con su pequeño Ethan y que siendo venteañeros demuestran que la paternidad/maternidad y el ser viajero no están reñidos. El mismo ejemplo de la barcelonesa con alias Rab que vino con su marido y sus dos pequeños. Carme, veterana de la primera «kedada» madrileña, completó el quinteto infantil con su hijo Martí, menos revoltoso que sus espectaculares rizos de herencia africana. Carmen (alias Jeronimo en el foro) y su marido Manel acudían por primera vez a un Encuentro del foro. Rebeca y yo no coincidiremos con ellos en Indonesia por apenas una semana. Gema dejó a Jordi en casa y se vino con su hermana melliza, que no quiso perderse el evento. Y no podría olvidarme de otra pareja muy pero que muy viajera como son Loli (alias Overseas) y su marido chileno Paolo. El resto de los asistentes ya vinieron el viernes como Floren, Xosé, Noelia, Isabel, Xavi Jiménez, Enric, Marta o la superorganizadora Eva (Chipiclin) que, para no variar costumbres, se retrasó un ratito. Pero tenía excusa, que venía cargada de regalitos para todos.

¿Qué regalitos? Pues unos obsequios de Geoplaneta a los asistentes al III Encuentro celebrado en siete meses muy acordes a nuestra visita: Un pequeño libreto con dos cuentos de Carlos Ruiz Zafón, autor de la Sombra del Viento, cuya ruta íbamos a realizar a las 19:00 horas. Y un CD con música tibetana de Chöying Drolma, ideal para cerrar los ojos, relajarse y observar con la mente la Cordillera del Himalaya. Un buen detalle muy de agradecer.

LA RAMBLA A CONTRACORRIENTE. ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!

Bajar la Rambla desde Canaletas hasta el puerto un sábado por la mañana posterior a un día festivo y con una temperatura superior a 20 grados con 28 personas (carritos de bebé incluidos) es como tratar de escalar el Himalaya con chanclas. Una misión imposible. O casi. Porque logramos remar a contracorriente sin que nadie se nos perdiera ni tuviéramos que revivir la escena del abuelo de la Gran Familia buscando a Chencho. Barcelona se había echado a la calle y los mil millones de turistas venidos por tierra, mar y aire invadían los pocos espacios libres que quedaban de acera. Aunque si hemos sobrevivido a las ciudades de la India o al metro de Tokyo en hora punta, no había rambla que se nos resistiera.

Pasamos al interior del Mercado de la Boqueria, el más tradicional y famoso de Barcelona, donde bajo un diseño P1140208vanguardista se esconden decenas de puestos en los que se puede encontrar de todo, desde la más extraña fruta tropical (Floren se las sabía todas) hasta la carne del animal más extraño. Es una conjunción perfecta de arte y alimentación. Y hoy en día todo un símbolo de las Ramblas, como por ejemplo el Teatro del Liceo o los dragones y farolas que se acomodan junto a vetustos edificios acostumbrados al ese río de gente que desemboca en el puerto. Otros monumentos son los kioskos de periódicos o de venta de animales domésticos, pero no me podría olvidar de los artistas que trabajan como mimos y que hacen que el bulevar se convierta en una especie de parque de atracciones. Desde un dragón, a un descabezado, pasando por Ronaldinho y por un señor leyendo el periódico en un váter. Todo es posible en las Ramblas, incluso la resurreción del desaparecido Marcel Marceau.

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Isabel, como apasionada a Japón que es, había preparado un truco aprendido allí que los campesinos utilizan desde hace siglos para rogar a los Dioses de la Naturaleza el buen tiempo en unas fechas determinadas. Este conjuro no consiste en más en colgar una muñeca de trapo o papel junto a la ventana a la que se conoce como Teru Teru y esperar a ver qué pasa. Veníamos de semanas de lluvia y ese sábado nos hizo un tiempo espectacular, probablemente el mejor desde que comenzara el año. No quería imaginarme el tránsito de toda la tropa con frío y lluvia. Por tanto, premio para el Teru Teru y para su inductora quasi-nipona.

QUE CRISTÓBAL COLÓN NOS AMPARE!

Dos horas fueron las invertidas en bajar las Ramblas y en poder asomarnos al agua del mar bajo la mirada penetrante de Cristóbal Colón que continuaba buscando las Américas. De milagro no se tiró desde los 60 metros de altura que tiene su columna para venirse con nosotros a charlar sin parar. Si Colón hubiera nacido cinco siglos después llevaría mochila y navegaría por internet más que por carabela. Y sería tan enfermo como muchos de los presentes del Encuentro, que nos contaría de arriba a abajo sus últimos viajes y anotaría en un moleskine direcciones y datos prácticos para hacer una ruta lo más adecuada posible. Lamentablemente el insigne navegante no se bajó con nosotros, pero como homenaje Enric (Ginger), Marta y yo, que estábamos dale que dale con el embrujo de África y lo maravillosa que es Tanzania, nos hicimos una foto bajo la sombra de su columna sin pensar siquiera que probablemente seamos hijos de ese espíritu inquieto que desea adentrarse en lugares desconocidos.

Seguimos la estela de Colón en el Paseo que lleva su nombre y que va bordeando el Puerto. Parecían las aceras de la angelina Venice Beach sin vigilantes de la playa (la de la Barceloneta queda algo más lejos) pero sí con gente de toda condición que ofrecía tanto color como brisa el Mediterráneo. Esta parte de la ciudad es fabulosa para pasear, aunque no para consumir ya que aquí los precios están puestos pensando en el «guiri» de turno que se baja del barco de crucero con los bolsillos llenos. El día de puro verano que estábamos teniendo era el máximo responsable de que después de seis meses de nubes, aguas y fríos, la gente se olvidara de abrigos y bufandas para lucir sus carnes todavía pálidas. Creo que como el Sol no hay nada para alegrar los ánimos y eso era evidente con nuestros parlanchines foreros a quienes no se les iba la sonrisa de los labios.

A esto que sentados en una de las barandillas de piedra del Paseo de Colón, haciendo un descanso, aparecieron otros dos viajeros. Ángel, que ha experimentado el sabor de una vuelta al mundo y que conoció precisamente en su recorrido a José Naranja, y Olga, su esposa venida de la lejana Rusia que también fue partícipe de que el tour mundial fuera más que prolífico. Ambos compartieron mesa y mantel con nosotros en Madrid en el mes de octubre y desde entonces no había vuelto a saber de ellos. Creo que se reservan para ocasiones especiales y esta lo era. Momento ideal para una nueva foto. La familia seguía creciendo…

ESPERO QUE ESTÉIS HABLANDO EN SIRIO…

El gran Iconoclasta de nombre Germán apareció un minuto después de la foto, como si hubiera intuído el despropósito inmortalizador sostenido por cámara y trípode. Abandonó su bazar por un rato para unirse a nosotros a una buena hora…la de comer. Dicen que el estómago lleno agudiza el ingenio . Y el de los ya más de treinta que éramos estaba llevándonos al límite del más absoluto de los despropósitos. No había tiempo para más reflexiones. Era una mera cuestión de supervivencia. Nada que Carmen y Manel no solucionaran con una llamada rápida en la que consiguieron ipso facto un restaurante sirio con sitio para todos. En la Calle del Comercio (Carrer del Comerç) número 29 tenía las puertas abiertas para nosotros el Restaurante Ugarit Born, de la cadena de restaurantes Ugarit, que está presente en varios puntos de Barcelona y que sus críticas en internet son inmejorables. Parecía estar al gusto de todos y yo, personalmente, me relamía por probar de nuevo la excelente gastronomía del Medio Oriente y sobre todo ese hummus (puré de garbanzos para untar) digno de estar en los altares de la cocina mundial (Soy de los que piensa que en la sencillez está la exquisitez). Cuando llegamos teníamos la mesa lista y despachamos la carta rápida con shawarma, falafel, hummus y otras salsas que quitaban el sentido. El precio medio por persona fue de 17 euros, por lo que pienso que la elección fue un verdadero acierto.

El personal parecía estar satisfecho y hasta los bebés (quedaban cuatro en ese momento ya que Carme se había llevado a su cachorro) se portaron como verdaderos angelitos. Ninguno lloró, ni se quejó, ni dejó de comerse la papilla (Joel, el bebé de un mes, aún no estaba ni para esos trotes gastronómicos). Creo que han salido con alma de viajeros y cuando muchos de nosotros estemos calvos (algunos se han adelantado) ellos estarán sellando sus pasaportes con el orgullo de haber contado con unos padres que les inculcaron una pasión y una forma de mirar a los demás con los ojos y, sobre todo, las orejas bien abiertas.

Quienes llegaron a la sobremesa fueron los tarraconenses Maria Teresa (Dakar, cuyo blog se titula Apuntes de Viajes), Josep Maria y su hija Patricia, que repetían después de lo de Madrid. Y a Cambridge no vinieron porque les anularon sus vuelos por culpa de la huelga de controladores franceses. A esta familia a la que le tengo un gran aprecio la conocí personalmente a la salida de uno de los templos de Nikko en Japón. Desde entonces hemos mantenido el contacto y además solemos tener bastante atino con la elección de nuestros destinos. Si no vamos al mismo sitio lo hacemos muy cerca. No me extrañaría coincidir con ellos de nuevo en algún remoto lugar del mundo. Por mi parte sería un enorme placer.

Fuimos pasando por caja uno a uno, aunque a los camareros del bar les dio por hacer mal los cálculos, o lo que no creo en absoluto, uno de nosotros se marchara sin pagar. Resolver este misterio puede llevar a los de CSI a Barcelona en cualquier momento. En el momento en que eso suceda informaremos de inmediato.

CALLEJEANDO POR LAS MÁS ESTRECHAS Y HERMOSAS ENTRAÑAS DE BARCELONA

Tras el sirio unos se marcharon y otros se quedaron. Aunque todos ellos quedaron emplazados a las 19:00 horas frente al Hard Rock de Plaza Cataluña para iniciar la ruta de «La Sombra del viento» que Eva se había ocupado de conseguirnos desde un mes antes. Pero teniendo aún algo más de dos horas por delante nos fuimos a vagabundear por las más angostas calles del tradicional barrio del Borne para ir alcanzando poco a poco el corazón gótico de una ciudad asombrosa para pasear y no quitar ojo de mil detalles dibujados en una puerta, sujetos a una ventana o enroscados en una farola. A medida que fuimos subiendo se nos iba haciendo menos complicado imaginar a esa Barcelona del medievo porque sencillamente sus edificios y monumentos son cada vez más cercanos a esa época llena de luces y sombras. Tras las invisibles murallas de la vieja Barcino se agrupan tesoros que aún permanecen en pie y que son incluso de mucho tiempo antes, como el sorprendente Templo de Augusto, escondido en un patio vecinal al que se accede por una de las callejuelas que parten de la Plaza Sant Jaume. Tantas veces he paseado por esas calles y gracias a Germán, como buen conocedor de su ciudad que es, pude descubrir otro rincón con encanto.

El centro más antiguo de Barcelona invoca al viajero a ir desenmascarando los rasgos de otras épocas y perder la noción del tiempo frente a las maravillas arquitectónicas que esperan ser encontradas.

Un té helado sirvió para aliviar la marcha y acudir Rebeca y yo raudos al hotel a cambiarnos de ropa para la excursión y la cena, en las que no había separación y pausa. Con el calor que había hecho mi pobre camiseta del Rincón de Sele no estaba para muchos más trotes. Además este hecho la salvó de una muerte casi segura… (ya sabréis más adelante por qué). Así que venía bien esa breve incursión a nuestra liliputiense habitación de la Pensión Miami.

TRAS LA SOMBRA DEL VIENTO

19:00 horas todos puntuales en Plaza Cataluña para dar inicio al tour a través de las letras del maravilloso libro de Carlos Ruiz Zafón, «La Sombra del viento». Este es un best seller de los que cuando lo terminas dices…¡Vaya, qué bonito! Toda la historia está recreada en Barcelona y hay agencias turísticas como ConeixerBCN que llevan a cabo una ruta por la ciudad condal en plena postguerra que Zafón se imaginó para elaborar su novela. Eva se puso en contacto con ellos para cerrar un itinerario antes de irnos a cenar y por 10€ por persona disfrutamos de dos horas y media por los lugares que aparecen mencionados en el libro y donde sus personajes cobran vida propia. Daba igual que lo hubieras leído o no, porque en realidad constituye otro modo de conocer Barcelona, escenario de muchas obras literarias y cinematográficas.

La guía turística, que le tocó lidiar con toros bravos, nos fue llevando por muchos puntos, entre los que me gustaría destacar:

– Calle de Santa Ana: Donde Daniel Santpere, el protagonista, vive y trabaja con su padre. Aquí hay una iglesia construida en estilo románico que da nombre a la calle y la cual visitamos.

– Puerta del Ángel: La vía comercial y peatonal más importante del centro de Barcelona donde se alza uno de mis edificios favoritos de la ciudad que desde hace años pertenece al Corte Inglés. Can Jorba posee una de las fachadas con más personalidad de la ciudad. Lo de Puerta del Ángel (Portal de´l Àngel en catalán) hace referencia a una de las entradas a la ciudad medieval desde la muralla.

– Els Quatre Gats: Una cervecería con más de cien años de historia por la que han pasado artistas como Picasso (que diseñó su carta), Dalí o el mismísimo Federico García Lorca. Este local fue levantado en estilo neogótico por el arquitecto Puig i Cadafalch. Una verdadera obra de arte.

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– Calle Canuda y el Ateneo barcelonés: Poder entrar al edificio del Ateneo fue toda una experiencia, pero colarnos en su antigua biblioteca un verdadero placer para los sentidos.

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– Plaza del Pi: Medievo puro con un mercado de alimentación que daba sabor a la Plaza en la que se encuentran juntos una iglesia del Siglo XV (Santa María del Pi) con el rosetón gótico más grande de los que se han hecho jamás y la antigua y misteriosa sede de la Congregación de la Purísima Sangre, que se ocupaba de acompañar a los reos a su lecho de muerte.

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– Plaza de San Felipe Neri: Probablemente la plaza más evocadora de Barcelona, la cual aún contiene restos de metralla de las bombas caídas en la Guerra Civil. Aquí Zafón sitúa la vivienda de Nuria Monfort, personaje clave en el libro.

Fueron muchos más los lugares que visitamos en todo el tiempo que nos dedicó la paciente guía, pero entre que unos iban más rezagados, otros aportaban unas gotas de humor a las explicaciones y a otros les daba por ir escuchando a ratos en la radio qué es lo que hacía su equipo de fútbol, la mujer se mereció sobradamente el aplauso que le rendimos al final en la Calle del Arco del Teatro, donde todavía yace el espíritu del Cementerio de los Libros Olvidados.

Si no habéis leído la novela de Carlos Ruiz Zafón no sé a qué esperáis. No conozco a nadie que no le haya gustado. Y eso debe ser por algo.

CENA PARA TODA UNA LEGIÓN

Dar de cenar a treinta y bastantes no es fácil, aunque menos es encontrar un sitio en pleno centro de Barcelona e ir manejando una lista hasta el último momento. Creo que ambas tareas fueron compensadas en una velada que también fue en la Calle Carme, pero no en el mismo lugar de la noche anterior, sino en el Restaurante DosTrece, ubicado en el número 40. Pagaríamos 25€ por el menú para grupos y de esa forma cenaríamos en una mesa que de tan larga que era parecía no tener fin. Por todo lo que se hablaba allí se convirtió en un improvisado vagón de tren en el que todos comentaban la ruta que iban a hacer próximamente. Yo que tenía a Manel y Carmen delante traté el tema de Indonesia una vez más, Loli y Paolo incidieron en su próxima aventura en Siria y Jordania, y así en cada grupo. Todo era hablar de viajes, aunque no faltó esa pizca de cotilleo que a veces adereza todas las salsas. Al fin y al cabo ya nos íbamos conociendo más. Se estaba dando otro paso en el conocimiento del otro y esa cena fue la muestra.

Cierto es que una camarera derramó salsa de pollo sobre mi espalda en un polo que ni el quitamanchas ni la lavadora han conseguido eliminar. O que para algunos la comida servida no fue la mejor del mundo precisamente. Pero por mi parte puedo decir que me encantó poder estar con toda aquella gente que tiene verdadera obsesión por viajar y que ama este mundo como pocos. Compartir andanzas con todos ellos siempre aporta nuevas ideas y nuevos sueños. Y con eso me quedo.


Tampoco puedo olvidarme de las tres últimas incorporaciones del día: Lorena (Loromita), que a todos nos trajo flores de papel que ella misma había hecho. Además de buena viajera es muy aficionada a la papiroflexia. Y tiene muy buena conversación. Con suerte la tuvimos Rebeca y yo a nuestro lado. O Antonio y Trini (blog Antonio y Trini por el mundo), dos profes que no paran quietos nunca y que tienen en mente un proyecto viajero muy interesante en 4×4.

La cosa llegó hasta la madrugada como el día anterior, pero la mayoría ya estábamos algo cansados y decidimos regresar al hotel a falta de otro día más en Barcelona. Se quedaron tomando la última Floren, Carme, Lorena y Germán. Este último se había saltado el episodio de la cena para pasar directamente al copeo. Me hubiera quedado con ellos, pero en vez de ir caminando al hotel hubiera tenido que llevarnos la ambulancia (¡¡Madre mía qué exagerado soy!!)

Muchos nos dijimos adiós y hasta la próxima. Y es que no seríamos tanta tropa el domingo como el sábado, pero sí se aprovecharía la estancia en Barcelona hasta el último instante.

DOMINGO 25 DE ABRIL: CHURROS, CATEDRAL DEL MAR, CASA BATLLÓ…Y COMIDA CHINA

12:00 del mediodía. Fuente de Canaletas de nuevo. Había más gente de la que pensaba de antemano, aunque ni mucho menos los treinta y tantos del día anterior. El día radiante, esplendoroso. Se notaba a la legua que el teru teru de Isabel funcionó a la pereccción. A pesar de ser mediodía nos fuimos a re-desayunar a la Granja Dulcinea (Calle Petritxol número 2) donde nos sirvieron chocolate con churros y melindros. Este es uno de los sitios típicos para hacerlo, aunque a esas horas seguro que habría mucho turista alemán terminando de comer.

El día nos lo tomamos con mucha calma. Ya no había prisa alguna por nada sino para seguir de cháchara y absorber los rayos de Sol de Barcelona en la Plaza de la Catedral gótica por la que caminamos a cámara lenta. El principal templo religioso de la ciudad ya lo había visitado muchas veces, pero no así la Iglesia de Santa María del Mar, extraoficialmente conocida como «La Catedral del Mar» desde que el catalán Ildefondo Falcones diera título a una de las novelas más leídas de los últimos años. Este edificio religioso situado en el barrio de la Ribera se construyó a finales del Siglo XIV y es otra de esas sorpresas monumentales de la Barcelona medieval que no parece terminarse nunca. Por fortuna para los que nos entusiasma el arte.

Como barco a punto de zarpar, Santa María del Mar sería el último episodio antes de que otros dos amigos, Noe y Xosé, se volvieran a Gerona despidiéndose con grandes abrazos de todos nosotros. Isabel también nos diría adiós muy pronto. Antes era justo tomar una nueva foto de familia a las puertas de tan hermoso monumento extendiendo nuestros brazos al aire.

Los que restábamos en lo que ya eran de por sí los últimos coletazos de «La Kedada» seguimos de turismo por Barcelona, entre palacios medievales como el que alberga el Museo Picasso, o edificios modernistas que dejan la boca abierta como el Palau de la Música Catalana. Un orfeón con todas las letras capaz de trasladar al que lo observa a un mundo difícil de concebir en los albores del Siglo XX.

Dejaríamos al mayor de los genios del modernismo para el final. Antes, ya que eran más de las tres de la tarde, nos fuimos a comer a un Restaurante chino de la Via Laietana de Barcelona, donde nos salvó de la quema un menú de 10€ por persona. Allí aún tendríamos tiempo para que se uniera a nosotros otro amigo del Rincón de Sele desde hace ya años, Xavi (este más joven que el primero y de apellido Martínez), al que después de mucho hablar con él pude conocer en persona y compartir con él las que eran nuestras últimas horas en Barcelona. Recuerdo que siempre me encantaron las historias y detalles que me contaba de su viaje a Uzbekistán, uno de los países que más me atraen y donde espero ir algún día. Con Xavi se cerraba el círculo de lectores y participantes de la web que se habían querido acercar a charlar durante esta corta pero intensa estancia en la capital catalana. Esa había sido una de mis mayores satisfacciones del fin de semana.

LA CASA BATLLÓ, GAUDÍ EN ESTADO PURO Y LA DESPEDIDA PERFECTA

Eva estaba completamente segura de que la Casa Batlló, en pleno Paseo de Gracia, una de las obras más conocidas del arquitecto Antonio Gaudí, estaría abierta un domingo por la tarde. Y no falló. Las razones de que abran todos los días de la semana no parece que sean pura filantropía sino 17´80 eurazos a razón de cada visitante (hay descuentos para estudiantes, residentes en Cataluña y portadores de un billete de Vueling). De tantas veces que había pasado por delante, jamás había entrado, por lo que Rebeca y yo rascamos nuestros últimos euros para entrar con Eva, una apasionada de Gaudí, a conocer las particularidades de este edificio proyectado para ser utilizado por un millonario de la industria textil llamado José Batlló. Cierto que es mucho dinero lo que cuesta visitar este lugar pero es que es realmente asombroso.

Caminar por sus pasillos y subir sus escaleras es hacerlo por un cuento lleno de fantasía donde las lámparas y puertas se derriten, las paredes y techos se retuercen y los colores se diluyen para crear otros nuevos. Gaudí era un auténtico genio y lo demuestra en este laberinto que parece de todo menos un hogar de una familia acomodada de principios del Siglo XX. La Casa Batlló proporciona un viaje a dimensiones lejanas en los que el tiempo se funde con los azulejos del patio o con las torres multicolor que nacen en la azotea.

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Había sido una buena idea dejar para el final este exponente modernista inscrito en el Patrimonio de la Humanidad con toda justicia. Barcelona está de enhorabuena por haber sido la cuna de uno de los más talentosos arquitectos que han existido jamás. Un adelantado a su tiempo que nació antes por pura casualidad. Y que como muchos genios, fue original hasta para morirse…atropellado por un tranvía.

Creo que mejor forma de terminar un viaje de fin de semana a Barcelona no lo hay. Ya quedábamos los últimos del Encuentro, pero a las siete menos cuarto llegó el momento en que nos teníamos que marchar Rebeca y yo al aeropuerto, justo después de ir a recoger nuestras mochilas. Hubo quien apurara más y finiquitara el domingo mucho más tarde. De seguro que nos hubieramos quedado con ellos ere rato de más. O posiblemente a dormir otro día en esa Barcelona a la que siempre vuelvo y nunca me canso.

Como nunca me cansaré de conocer a buena gente con un corazón que palpita por las mismas razones, el deseo de recorrer el mundo…

FIN

* Podéis ver un pase fotográfico al completo de la kedada haciendo clic aquí.
 

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