Navidad cada día...

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Navidad cada día…

Vamos a hacer un ejercicio juntos. Nos vamos a ir a un día cualquiera de una Navidad cualquiera, pudiera ser esta misma. Empecemos a quitarle toda clase de envoltorios y artificios de anuncio de televisión. Apagamos las luces, escondemos en el armario los árboles decorados hasta arriba, los belenes, nos olvidamos de los carteles de Rebajas, de los paquetes que ocultamos en los rincones más insospechados de la casa. Apagamos también la radio donde dan el Sorteo de la Lotería y, por supuesto, la tele, donde Raphael vuelve a cantar el tamborilero, y las pajaritas y lentejuelas hacen acto de presencia. Tampoco hay cabalgatas de Reyes ni Papás Noeles que valgan. Ni si quiera resuenan villancicos en cada esquina. Nos quedamos pensando. Probablemente la parafernalia ya no esté pero en nuestra mente aparece lo más importante de todo, nuestra gente, llámese familia, novio, novia, amigos y amigas del alma, incluso las mascotas que revolotean por el hogar y tan felices nos hacen. He aquí lo que es la verdadera Navidad, compartir con tus seres queridos, con cualquier alma de la que estés enamorado (en todos los sentidos del término), un tiempo que después recordaremos para toda la vida. Ellos son mi Navidad cada día, la estrella que ilumina el cielo que veo por encima, y debo estar lo suficientemente lúcido para no olvidar que los tengo a mi lado y que son mi gran suerte, mi gran lotería.

Christmas de El rincón de Sele 2012

A veces tengo miedo de olvidarme de lo verdaderamente importante, de quienes me quieren con mis pocas virtudes y mis muchos defectos, y a quienes yo quiero con locura. No deseo que eso ocurra, por eso quiero vivir la Navidad cada día…

Muchas veces nos quejamos (yo me incluyo el primero) de lo que no tenemos, de dónde no podemos ir o lo que no podemos comprar. Por mi parte no tengo ni derecho ni justificación para no sonreir todos los días. Toda mi familia está cerca y me apoya. Salvo mis abuelos y mi pequeño Lucas, que ya se fueron lejos, todos están a mi lado. Despierto cada día con una chica que me hace sentir especial, tengo al lado a la mejor madre del mundo, la que siempre ha confiado en mí y ha estado conmigo pasara lo que pasara, un padre que me ha inculcado las ganas de averiguar más allá de mis narices, una hermana que me ha dado unos sobrinos guapísimos y con la que no voy a negar que me he reído mucho en mi infancia… En realidad no puedo quejarme ni de mi familia política. Sin comerlo ni beberlo tengo unos suegros que me tratan como a un hijo e incluso una nueva abuela para mí.

Con mi padre, mi hermana y mis sobrinos

Con Rebeca y con mi madre en Washington

Y vaya, tengo amigos… muchos amigos, en quienes puedo confiar y con quienes he vivido grandes momentos. Lo mejor de todo es que no dejan de aparecer más gracias a este invento de internet que me ha traído de carne y hueso a gente con la que he compartido incluso viajes por el mundo y buenas horas de conversación. Eso de hablar en alto de una pasión como viajar hace que aparezcan personas con las que da gusto aprender cosas nuevas.

Con los amiguetes en Bath (Inglaterra)

Me siento afortunado puesto que es mucha gente la que no puede disfrutar de los suyos por culpa de los males que golpean a nuestro mundo constantemente. Las guerras, el hambre, la enfermedad, el egoísmo y las pocas ganas de comprenderse los unos a los otros, enturbian lo que debía ser una existencia maravillosa en un cuento que sólo se vive una vez.

Cuando viajo, y no hace falta irme demasiado lejos, paseo entre injusticias y zancadillas, entre ausencias y fantasmas. Veo sonrisas pero también aprecio lágrimas, muchas lágrimas. Igualmente aprendo que no es necesario rodearnos de mil avalorios cuando de verdad la felicidad está en las cosas pequeñas y en la gente que nos rodea. He visto reir de verdad en lugares paupérrimos, sin la décima parte de los recursos de los que muchos disponemos. Esa gente es pobre materialmente pero tiene una riqueza de espíritu que muchos ni si quiera soñarían. Y es que, ¿para qué demonios sirve estar rodeado de cosas si no nos detenemos a compartirlas con los demás? ¿De qué sirve un coche con asientos de cuero si no tenemos quien se siente a nuestro lado?

Niños en la Franja del Caprivi (Namibia)

Debemos aferrarnos a nuestro corazón y tener un gesto con quienes de verdad tenemos pasión. No podemos dejarlos escapar, que huyan o lloren en silencio. Hace mucho tiempo supe que la única bandera que amo de verdad es la luz que me permite mirar a mi familia a los ojos y que no me olvide de que soy el chico con más suerte del mundo por tenerlos a mi lado.

Con Rebeca en el Castillo de Neuschwanstein

Por ello no hacen falta fechas. O no, quizás si hacen falta. Nunca decimos suficientemente lo que nos queremos y lo que nos necesitamos. Toda excusa es poca para celebrar todo esto. Pero olvidémonos de lo artificial, de lo que de verdad no interesa. Me he propuesto a mí mismo vivir la Navidad cada día.

Con mi madre en Nueva York

Con mi hermana y mis sobrinos

Dedicado a quienes me hacéis sentir especial… todos y cada uno de los días del año.

Sele

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