El instante viajero XIX: Viajar con ella
Generalmente en esta sección titulada El instante viajero trato de congelar momentos, y diseccionar escenas o lugares asombrosos. Hoy, prefiero dedicar la imagen y las palabras a una breve reflexión que tenía ganas de hacer sobre alguien que me hace feliz cada día. Y sí, hoy me he levantado sentimental. En la fotografía que podéis ver más arriba aparece mi mujer, Rebeca, subiendo un pequeño cerro en Armenia para poder disfrutar de la mejores vistas del monasterio de Khor Virap y el Monte Ararat. Este viaje a Armenia que hicimos juntos el último verano (y cuya ruta continuó después en Georgia) nos llevó a conocer lugares legendarios a los que ambos llevábamos mucho tiempo queriendo ir. Para mí este momento, este instante congelado, trata más bien del «quién» que de el «qué». Porque la persona que sube alegre por las piedras es la misma con la que querría estar viajando siempre, la única capaz de dibujarme una sonrisa en esas ocasiones en las reír sea quizás la última de mis apetencias. Y porque recorrer el mundo con ella me enseñó que, al final, lo más bonito de esto a lo que llamamos viajar, es precisamente compartirlo con quien deseas estar toda la vida.
Cuando conocí a Rebeca, hace ya unos cuantos años, había estado en muy pocos países. Siempre le contaba mis aventuras y, aunque tenía (y sigue teniendo) un miedo horroroso a subirse a un avión, nunca se lo pensó dos veces a la hora de venir a conocer esos lugares de los que le hablaba y que se convirtieron en sueños comunes. Pero su fobia a volar nunca ha estado por delante de su deseo de hacer cosas, de visitar lugares nuevos. Y, sobre todo, de hacerlo juntos.
Siempre he admirado de ella la inquebrantable generosidad con la que tantas veces pone por delante a los demás que a sí misma. Pero también me encanta que sea tan determinada ante lo que se propone, tenga una gran fuerza de voluntad y que pase con nota cualquier obstáculo que se le presente. Ni un solo día me ha faltado su cariño y la sensación de sentirme totalmente protegido a su lado. Y si algo me inquieta es no saber si todos los días he estado a la altura de las circunstancias. Porque para mí es un cielo azul sobre las nubes de cualquier tormenta y una sonrisa siempre a tiempo. Es ella, mi viajera. La persona con la que el mundo me parece aún más apasionante…
Sele
+ En Twitter @elrincondesele
* Podéis ver aquí más fotografías correspondientes a la sección El Instante viajero.
12 Respuestas a “El instante viajero XIX: Viajar con ella”
Guauuuu!!! Precioso post, lágrimas en mis ojos por la emoción que trasmites en tus palabras!!! Qué gran placer encontrar viajeros así:-)
Muchas gracias por tus palabras a ti también, Menchu 😉
Da gusto ler post como estes…transmiten amor e felicidade.!seguir asi!
Muchas gracias Juventina!!
Preciosas palabras, os deseo muchos viajes juntos pues cuando encuentras a tu perfecta compañera, ésta se convierte en la mejor compañera de viajes que puedes tener, y a su lado todos los sitios son aún más hermosos de los que son.
Muchas gracias!! Está claro que lo mejor de todo esto está en compartirlo.
Cómo me gusta el Sele más personal, muchas gracias por compartirlo 🙂
Y cómo me gusta verte a ti por aquí, Manuel.
Feliz año de corazón!!
Sele
Esa es la magia de viajar: compartir esos momentos con la o las personas que quieres. Bonita reflexión. Comparto que viajar es maravilloso con amigos, familiares, solo etc… pero hay viajes en pareja que creo que marcan un antes y un después en la misma: esa complicidad, esas miradas, esa ilusión al llegar al destino… momentos mágicos.
Me ha gustado leerte porque me has recordado algunos viajes que hacía tiempo que no rememoraba.
Un abrazo
Gracias Helga,
Atesorar momentos vividos por el uno y por el otro es parte de la salsa de viajar… y de una relación en pareja.
Seguiremos haciéndolo con la misma ilusión.
Mil gracias por dejar tu reflexión y que 2017 sea un año muy feliz para ti.
Sele
¡¡Qué post más romántico!! Os deseo lo mejor y que sigáis compartiendo muchos momentos como los que nos cuentas.
[…] que reconocer que mi mujer, Rebeca, me ayudó mucho a recuperar el espíritu navideño ante el paso de los años. Y que ver su mirada […]