Érase una ciudad a una torre pegada… érase una torre superlativa. Es cierto que París no es Cyrano de Bergerac, pero ambos poseen un apéndice sin el cual no serían lo mismo. No concibo postal de la ciudad del Sena sin la aguja de la Torre Eiffel apuntalando un cielo clásicamente anubarrado, ni viaje al corazón de Francia sin verme deslumbrado una sola noche por sus hierros elevados a más de 300 metros de altura. Por supuesto que París es más, qué digo, muchísimo más que este hermoso armatoste que invade todas las instantáneas de los turistas. Pero es harto irremediable que la persigamos con la mirada, que busquemos su mejor perfil con la cámara de fotos para traerla con nosotros y, a ser posible, inmortalizarnos con ella. Aunque a veces he llegado a pensar que es ella, la Torre Eiffel, la que nos persigue allá donde vayamos.

En las muchas veces que he viajado a París he tratado de buscar los mejores ángulos para hacer fotos de la Torre Eiffel, esos lados en los que parece posar eufórica y exhuberante. Y creo que los he encontrado…

La Torre Eiffel, un monumento que fue muy criticado

Al poco de que levantaran la Torre Eiffel en el Campo de Marte con motivo de la Exposición Universal de París de 1889 muchos pensaron que se cometía una tropelía arquitectónica contra la ciudad. Hubo quienes aseguraron sobre la misma que era  «una torre absolutamente ridícula que domina a París como una gigantesca chimenea de fábrica». Las críticas fueron feroces, sobre todo al principio. Otra frase para la Historia fue: «Por veinte años tendremos a la vista la odiosa sombra de la detestable columna de hierro y tornillos que se extiende como una mancha de tinta por toda la ciudad».

¿Quién podría pensar entonces que aquella «detestable columna de hierro» que habían rechazado otras ciudades, como por ejemplo Barcelona, sería algo más que un icono? De una forma u otra los gustos cambian poco a poco y lo que, al principio, uno ve feo termina tomándole cariño, considerándole parte de su propia vida. Eso ha sucedido siempre con el Arte, con un público costoso de decantarse por las vanguardias o modernidades de turno. El gusto, como las modas, necesitan tiempo e incluso irse educando. Si algo es bueno, sea clásico o moderno, termina siendo aceptado de buen grado. Al menos eso es lo que nos ha enseñado la Historia. Sea como fuere la torre es el monumento más visitado del mundo, con diferencia. Más de 7 millones de personas al año explican semejante atración o pasión.

Sé de gente (y no poca precisamente) que no le gusta la Torre Eiffel, quizás porque se esperaban otra cosa o porque haberla visto tantas veces en el cine y la televisión puede restarle algo de encanto. Yo os voy a reconocer que a mí me encanta, que la primera vez que la tuve al frente me sentí dichoso por ello. Y que, en cada ocasión que tengo la fortuna de viajar a París, la busco en cada rincón, en cada calle o en cada edificio. O junto al Sena donde luce esplendorosa haga Sol o lluevan chuzos de punta.

¿Dónde tomar las mejores fotografías de la Torre Eiffel?

Ahora bien, ¿desde qué lugares salen las mejores fotos de la Torre Eiffel? Son muchos, no cabe duda, tratándose de un monumento tan grande. Pero hay cinco ángulos desde los cuales las imágenes que obtengamos de la misma son todo un acierto. ¿Os lo cuento? Allá voy…

Desde los Jardines de Trocadero

En la Plaza de Trocadero, más concretamente subiendo los escalones del Palacio de Chaillot hasta llegar a una explanada, se logra tener una mirada frente a frente a la Torre Eiffel y al Campo de Marte. Es uno de los ángulos predilectos para tomar fotografías o vídeos del símbolo parisino por antonomasia. De hecho los reporteros o corresponsales que hacen conexiones en directo desde París suelen ubicarse en este punto exacto con sus equipos de grabación.

Es donde colocan una pista de patinaje sobre hielo durante el invierno. Y justo debajo, donde hay una fuente, se coloca uno de los mejores mercados navideños que hay en París. Sea como fuere es una parte muy bonita para pasear y desde la se puede llegar caminando rápidamente hasta el Arco del Triunfo. Exactamente el próximo ángulo del que voy a hablar.

Desde lo alto del Arco del Triunfo

Cuando me preguntan si merece la pena subir al Arco del Triunfo siempre contesto de forma afirmativa. De hecho siempre recomiendo esta subida incluso por delante de la propia Torre Eiffel. La razón es muy simple. Desde la Torre Eiffel no se ve la Torre Eiffel. Y desde el Arco del Triunfo se puede contemplar en toda su magnitud, así como el centro de París. Obviamente las alturas no son tan grandes pero sí las suficientes para aprovechar los arreones que le podamos dar a la cámara de fotos.

Si miramos hacia los Campos Elíseos hay que dirigirse hacia nuestra derecha para poder inmortalizar la torre Eiffel. Y da igual la hora del día a la que sea. La luz siempre acaba ayudándonos a encontrar una instantánea diferente y no menos hermosa.

Desde las espaldas del Sacre Coeur en el barrio de Montmartre

Tengo que confesar que este ángulo es mi favorito. No es desde las escalinatas de la Basílica del Sagrado Corazón, más conocida por su nombre en francés Sacre Coeur. Quien ha estado en París sabe que desde las escaleras más románticas de la «ciudad del amor» hay unas vistas fabulosas, pero en las que no se encuentra la Torre Eiffel. Para ello deberemos dar la vuelta a la colina donde se eleva el templo religioso más importante de Montmartre. Justo en ese punto obtenemos una preciosa visión de la obra del ingeniero galo.

Y por la noche la visión de la torre Eiffel es mayúscula. En el Barrio de Montmartre uno siempre da en el clavo si sale a «cazar» fotográficamente hablando al monumento parisino más popular.

Desde la entrada al Jardín de Tullerías por Plaza de la Concordia

Algo muy típico en París es bajar Campos Elíseos desde el Arco del Triunfo hasta la Plaza de la Concordia. En ese intermedio entre Concordia y la entrada al Jardín de Tullerías (que si seguimos nos lleva al Louvre) nos deja un bonito ángulo desde donde se aprecia la Torre Eiffel emergiendo tras unos edificios que quedan a orillas del Río Sena. Tullerías, del que hubo un palacio que sirvió como residencia de monarcas franceses y hasta del Emperador Napoleón Bonaparte, que a finales del XIX fuera arrasado por un incendio, es otro de esos lugares de París que me apasionan. Su hilera de estatuillas me recuerda a la Plaza de Oriente en Madrid.

Uno de los mejores momentos para fotografiar la torre Eiffel desde este lugar es cuando el Sol está a punto de ocultarse y el cielo parisino nos deja un nostálgico destello de un día que se vuelve a ir.

Desde el Campo de Marte (y cuanto más cerca mejor)

Para el final he dejado lo más evidente. ¿De dónde son el 99% de las fotos que se hacen de la Torre Eiffel? Por supuesto que desde el Campo de Marte, en cualquiera de sus 780 metros de recorrido lineal. Casi siempre que he ido a ver la torre he comenzando la caminata desde la estación de metro École Militaire. A partir de ahí es el monumento el que lo domina todo. Y cada metro que uno va avanzando la visión de la estructura de hierro de 330 metros es aún mejor. A mitad de camino tenemos la foto perfecta para hacerse en familia, con tu pareja o incluso esa individual que luego acaba siendo un bonito perfil en Facebook o Twitter.

Y prácticamente junto a la base, no precisamente debajo del todo, me gusta especialmente la imagen que se puede obtener del símbolo parisino por antonomasia.

Una de las últimas veces en que viajé a París tuve la suerte de hospedarme cerca del monumento, por lo que terminó siendo un faro que tenía presente a todas horas. Por eso digo que la gran dama de hierro de París es, con seguridad, quien termina persiguiendo a los viajeros.

Seguro que vosotros podríais aportar más ideas y otros ángulos desde donde captar las mejores fotos de la Torre Eiffel. Estos han sido los míos y espero os gusten.

Sele